Pensar el mundo a través de las Escrituras...

viernes, 27 de febrero de 2015

La Iglesia como Dios manda

Si realmente como cristianos creemos que las Escrituras son nuestra única norma de fe y conducta, deberíamos examinar todas nuestras creencias a la luz de las Escrituras. En este caso, creo que necesario y urgente que analicemos como Dios nos muestra el gobierno de la iglesia. ¿Por qué es necesario y urgente? Lo es, porque si anhelamos que la iglesia sea bendecida por Dios y avance en este mundo, debemos guiarnos como el nos muestra en su Palabra. 

 La cabeza de la iglesia 

La cabeza de la iglesia no es ningún hombre o autoridad eclesial, la cabeza de la iglesia es Cristo mismo (Efe 1:22-23; 5:23, Col 1:18) el cuerpo de Cristo crece y se nutre solo cuando esta unido a la cabeza (Efe 4: 15 Col 2:19) Jesús es dueño de la iglesia ya que él la compro con su propia sangre (Hech 20:28) También se usa como metáfora la idea del noviazgo. La iglesia es la novia de Cristo (Mt 9:15; 25:1-13; Apo 19:7-10; 21:9)


 El cuerpo es la iglesia 

Siguiendo la metáfora del cuerpo que usa Pablo, las Escrituras nos enseñan que Cristo es la cabeza y la iglesia es su cuerpo (Efe 1:23; Col 1:18). En este cuerpo, hay variedad de miembros y estos distintos miembros tienen distintas funciones en el cuerpo, por tanto nadie del cuerpo puede verse como innecesario (1 Cor 12:1-31 Este pasaje nos enseña que hay variedad de dones, ministerios y funciones dentro del cuerpo de Cristo). Esta verdad nos dice varias cosas importantes. Lo primero que nos dice, es que todos somos sacerdotes delante de Dios (Esto se conoció en la época de la reforma como “el sacerdocio de todos los creyentes” 1 Pedro 2:8; Apocalipsis 1:5-6), esto es muy diferente a lo que sucedía en el Antiguo pacto, donde solamente algunas personas tenían el Espíritu de Dios (Gedeón Jueces 6:24-26; Samuel 1 Samuel 7:9; David 2 Samuel 6:13-17; Elías 1 Reyes 18:23). Ahora en el nuevo pacto, todos hemos recibido el Espíritu de Dios, por tanto todos tenemos libre acceso a Dios por medio de Jesucristo, (Hechos 2:16-18) esto nos convierte en sacerdotes (Pedro 2:8). Lo segundo que nos dice, es que al tener libre acceso a Dios, todos los cristianos tienen un llamado a algún ministerio en particular, donde deben desarrollar sus dones para la edificación del cuerpo. (No solamente el pastor es llamado al “ministerio”, todos los cristianos son llamados a algún ministerio en particular, la única diferencia es que el pastor es llamado al ministerio pastoral, pero ningún ministerio es más santo que otro, de eso se trataba el “sacerdocio de todos los creyentes). Por tanto, todo cristiano es miembro del cuerpo y tiene un llamado a un ministerio particular, donde debe desarrollar sus dones. La Biblia nos muestra una amplia variedad de ministerios en el cuerpo de Cristo donde los miembros se pueden desarrollar (Rom 12: 4-8, 1 Cor 12: 4-12). Los miembros de la iglesia deben crecer juntos, animarse, exhortarse (Rom 12: 9-21; Efe 4:1-6; Col 3: 9-13), y practicar la disciplina mutuamente (Mt 18: 15-18; 1 Cor 5: 9-13; 1 Tes 5: 14). Los miembros de la iglesia son quienes deben elegir en oración y basados en los principios bíblicos a los “oficiales” de la iglesia, o sea a los ancianos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9) y a los diaconos y diaconisas (1 Timoteo 3:8-13) 

 Los Apóstoles 

 Antes de abordar directamente el tema de ancianos y diáconos debemos preguntarnos ¿Existen apóstoles hoy en día? La palabra apóstol se puede usar en el sentido amplio y estrecho. En el sentido amplio se refiere a un mensajero o misionero pionero. Y en el sentido estrecho se refiere al oficio de “apóstol de Jesucristo”. Estos apóstoles tuvieron una autoridad única, ya que fundaron y gobernaron las iglesias nacientes y escribieron cartas inspiradas por Dios. Los requisitos del oficio del apóstol eran haber visto personalmente a Jesucristo resucitado, haber sido comisionados por Cristo directamente y haber escrito cartas inspiradas por Dios. Además, la Biblia nos muestra que los apóstoles de Jesucristo son tan únicos que sus nombres estarán inscritos en los cimientos de la ciudad celestial, la nueva Jerusalén (Apo 21:14) Lo que como cristianos debemos hacer es “edificarnos sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efe 2:20). Por lo tanto, es imposible que este oficio continúe el día de hoy. El oficio de apóstol de Jesucristo ha cesado. Quizás, podría usarse en el sentido amplio para los misioneros pioneros que fundan iglesias, pero para evitar confusión, es mejor no usar el término de “apóstol”.


Los Ancianos 

Hay algunas personas que les puede sonar extraño esto de que “los ancianos” deben gobernar, pero la Biblia lo enseña con claridad en las Escrituras. La idea de que los ancianos gobiernen, guíen y enseñen al pueblo no es algo nuevo, sino que viene desde el Antiguo testamento (Éxodo 3:16-18; 19:7-9; 24:1-14; Números 11:16-17; 2 Samuel 5:3; 17: 4,15; 1 Reyes 20:7). En la época de Jesús también existan los ancianos (Mateo 16:21; 21:23; 26:3, 47, 57; 27:1) y desde el comienzo del cristianismo, las iglesias siempre tuvieron un grupo de ancianos que gobernaban, guiaban y enseñan al pueblo. Desde el primer viaje de Pablo, constituyeron ancianos en cada iglesia (Hechos 14:22) las decisión del concilio de Jerusalén fue tomaba juntamente con los ancianos (Hechos 15:22) y cuando Pablo se despidió en su discurso en Mileto, hizo llamar a los ancianos (Hechos 20:17) para advertirles de la falsa doctrina y que debían apacentar el rebaño (Hechos 20:28). En este pasaje, se muestra que el anciano es tanto un supervisor (obispo) como un pastor del rebaño (iglesia). En las cartas de Pablo, tenemos que cuando se dirige a la iglesia en Filipos, habla de dos oficios: “Los obispos y diáconos” (Filipenses 1:1). En 1 Timoteo y en Tito Pablo describe cuales son los requisitos para los obispos y diáconos (1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9). En 1 Timoteo 5:17 se nos dice que los ancianos deben ser honrados por su trabajo, pero también nos muestra que hay 2 tipos de ancianos, los ancianos que gobiernan y los ancianos que predican y enseñan. Se nos dice que si alguno está enfermo, llame a los ancianos para lo unjan y oren por el enfermo (Santiago 5.14) como también que nos “acordemos de los pastores”, “considerando su conducta e imitando su fe” (Hebreos 13:7). Pedro llama a que los ancianos apacienten a la grey del Señor con cuidado y ejemplo (1 Pedro 5:1-4). Creo, que el testimonio bíblico es bastante claro que quieres gobiernan, guían, dirigen y enseñan en la iglesia son los ancianos. 

 Los Diáconos 

La palabra “diacono” es la traducción de la palabra griega “diákonos” que significa “servidor” . Los diáconos son la expresión esencial del cristianismo: el servicio (Mt 20: 25-28; Jn 13: 1-15). Pablo escribe en Filipenses 1:1 a los “obispos y diáconos”, por tanto estos dos ministerios eran reconocidos públicamente en la comunidad de creyentes. El posible origen de los diáconos se observa en Hechos 6: 1-7, donde hay un problema respecto a la distribución diaria de las viudas griegas. Esto provoca que los apóstoles tengan que buscar a personas que sirvan a las mesas. Estas personas deben ser de un testimonio intachable y llenos del Espíritu santo y de sabiduría (Hechos 6:3, 5). La principal tarea que harían esto 7 “diáconos” era servir a las mesas, o sea preocuparse de los pobres de la comunidad de creyentes. A diferencia de los ancianos, en el cuerpo de diáconos si pueden haber diaconisas (Rom 16:1 Febe ). Los requisitos para los diáconos y diaconisas están en 1 Timoteo 3:7-13. Por algunos de los requisitos que se piden de los diáconos y diaconisas, ellos no solamente pueden servir a las mesas, sino hacer algunas otras cosas. Como nos dice en 1 Timoteo 3:10 es recomendable primero ponerlos a prueba. Algunos diáconos pueden llegar a enseñar también (1 Tim 3:9 ) y algunos se pueden llegar a encargar de las finanzas (1 Tim 3:8). Las diaconisas no deben ser calumniadoras (1 Tim 3:11), sino fieles en todo, esto quizás se dice debido a los reiteradas visitas a los hermanos. Los diáconos deben ser ejemplos como esposo y padres (1 Tim 3:12) similar a lo que se le exige a los ancianos (1 Tim 3:2). En conclusión, los diáconos y diaconisas son los que sirven en todo sentido en la comunidad de creyentes, ya sea preocupándose por los pobres, visitando a los hermanos enfermos o encargándose de las finanzas. Ellos trabajan a la par con los ancianos.

Daniel Valladares 
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