John. S. Kloppenborg es un investigador del Nuevo testamento y del mundo social del cristianismo primitivo el cual es reconocido por sus trabajos relacionados con el documento Q[1]. Pero además de eso ha escrito un libro sumamente interesante llamado “Christ S Associations: Connecting and Belonging in the Ancient City[2]” en el cual desarrolla algunas ideas iluminadoras para interpretar algunos pasajes del Nuevo testamento. La tesis general del libro es que en el mundo antiguo existían muchas asociaciones ya sea de artesanos o comerciantes y por tanto esos grupos te daban un sentido pertenecía e identidad en la ciudad. Así que por ejemplo cuando Pablo argumentaba que el había trabajado con sus manos en Tesalónica o Corinto lo que hay como trasfondo son estas asociaciones del mundo antiguo que dan pertenencia e identidad. 1 Corintios 4:12; 1 Tesalonicenses 2:9
Nos agotamos trabajando con nuestras propias manos.
Cuando nos ultrajan, bendecimos. Cuando somos perseguidos, lo soportamos.
Porque recuerdan, hermanos, nuestros trabajos y
fatigas, cómo, trabajando de día y de noche para no ser carga a
ninguno de ustedes, les proclamamos el evangelio de Dios.
De igual manera cuando escribe
en la carta a los filipenses decía que su ciudadanía está en los cielos el
trasfondo de esto era decir que su sentido de pertenecía no estaba solo en las
asociaciones de la ciudad que le daban un estatus, sino que estaba en
pertenecer “al camino”, que en otras palabras es que Pablo decía que aunque tiene
cierta relevancia pertenecer a estas asociaciones que dan estatus en la ciudadanía
es más importante pertenecer a Cristo. Filipenses 3:20
Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de
donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,
Además, estos grupos de
asociaciones de la ciudad se inscribían en un libro en donde al resaltar sus
nombres tendrían ciertos estatus en la ciudad y es por eso que la Biblia usa
algo similar cuando se habla de estar anotado o borrado del libro de la vida (Apo
3:5) Esto nos puede llevar a creer con bastante seguridad que siguiendo los mismos
patrones de la época los libros de la membresía de la iglesia deben haber existido,
aunque no se tenga una evidencia explicita en Escritura o en el mundo antiguo. Por
tanto, podemos decir que este es un muy buen libro para considerar a la hora de
interpretar el sentido de pertenencia en el mundo antiguo y para aplicarlo en la
actualidad.