Cosmovisión
cristina de la familia
En la
Biblia la familia es algo muy diferente a lo que nosotros entendemos hoy en día
por “familia tradicional” que se basa entre un hombre y una mujer que viven
separados de los padres con pocos hijos. Más bien esta concepción es moderna y
post revolución industrial. El Nuevo Diccionario Bíblico Certeza dice que
familia según la Biblia es:
“En el AT no existe un término que
corresponda exactamente al concepto actual de “familia” compuesta de padre,
madre e hijos. El que más se aproxima es “bayit” (casa) que originalmente
significaba el grupo de personas, y probablemente después llego aplicarse a la
vivienda. En la Biblia el termino podía usarse no solo para los que vivían bajo
el mismo techo (Ex 12:4) sino también para los grupos más numerosos como la
“casa de Israel” (Isa 5:7) expresión que incluía a toda la nación. Quizás un
equivalente más aproximado al vocablo “familia” en la actualidad se encuentre
en la frase la “casa del padre”. El término que con mayor frecuencia se traduce
como familia es “mishapa” que tenía más bien el significado de clan que el
termino más circunscrito “familia”.
“La palabra familia (gr. patria) como tal
se usa únicamente tres veces, si bien la idea relacionada de “casa” (gr oikos,
oikia) es más frecuente, patria (linaje, descendencia) Una familia podía ser
podía ser una tribu o incluso una nación. La familia se componía no solamente
del señor, amo, paterfamilia, su esposa, hijos y esclavos, sino también de
diversos dependientes, tales como sirvientes, empleados, y aun “clientes” que
voluntariamente se unían a la familia con fines de mutuo beneficio. Los
evangelios están llenos de alusiones a la familia y su carácter (Mt 21:33 ss)
La familia constituía un factor importante de crecimiento y estabilidad en la
iglesia. Ya entre los judíos la familia era el contexto de ejercicios
religiosos tales como la pascua, una comida sagrada semanal, las oraciones y la
instrucción. Lucas dice que en la iglesia de Jerusalén el “partimiento del pan”
se efectuaba en las casas (Hch 2:46)
El
gran diccionario enciclopédico de la Biblia dice que la familia bíblicamente
es:
“La familia del antiguo Medio Oriente fue
patriarcal en carácter y organización típica de una cultura agrícola. La
descendencia se trazaba solamente a través del padre “casa del padre” (Gen
12:1), comprendía a toda la familia: padre, madre, hijos, esposas de los hijos
y niños. Convivían bajo un mismo techo, en torno a un mismo patrimonio y bajo
la autoridad común del padre, considerado como la cabeza”… “La familia
israelita comprendía no solo a aquellos que se encontraban unidos por la sangre
y la cohabitación, sino también a los siervos, esclavas y concubinas (Gen 7:1:
46:-8-26: Ex 20:7) así como a los extranjeros residentes. Una familia podía
constituir un grupo numeroso, en cierto sentido parecido a un clan.
La cabeza de familia era en Israel el
responsable único del culto religioso (Jue 17:5) tenía el poder judicial (Gen
42:37) y debía asegurar el porvenir de los suyos. Esta posición del padre
correspondía a momentos de carencia de una autoridad superior eficaz. Sin
monarquía durante siglos, la sociedad hebrea se cimento en la obediencia a la
figura paterna (Ex 20:12; 21:15; Dt 5:16; Lv 19:3) La madre subordinada al
varón en tanto que mujer, tenía que ser respetada y honrada por los hijos igual
que el padre (Ex 20:12; Dt 5:16; Mt 15:4; Mc 7:10; 10:19; Lc 18:20; Efe 6:2) Si
el padre representaba el poder, el juicio y la autoridad, la madre
personificaba el amor, la lealtad, la devoción y la humildad. El primero era el
“mandamiento”, la segunda la “instrucción”, la “enseñanza” (Prov 1:8; 6:20;
10:1; Eclo 7:29) El prestigio de una padre de familia crecía con el número de
sus hijos. Los hermanos ejercían una influencia decisiva en la sociedad
israelita. De hecho, todos los miembros de la tribu eran designados “hermanos”,
cada uno de los cuales tenía la obligación de prestar ayuda y protección a los
otros… En la familia se educaba a los hijos y se les introdujo en el culto y en
el trabajo profesional (Dt 6:20; Sir 7:23 ss; 30: 1-30) La familia debía cuidar
de sus miembros ancianos y enfermos. Los libros sapienciales están llenos de
consejos en cuanto a las obligaciones de los hijos para con los padres (Prov
17:1; 19: 26; 20:20; 28:24; 31:10-31)
“En tiempos del NT la familia era
generalmente monógama, sometida a la indiscutible autoridad del padre. Los
Evangelios ofrecen la imagen de familias bien avenidas, unidas por lazos
emocionales y actitudes de bondad, en las que se provee de pan para los hijos y
se evidencia una gran angustia por la muerte de una hija única… A partir de los
valores del Reino asentados por Jesús, los apóstoles ofrecen reglas de
comportamiento general a las que tienen que someterse respectivamente los
padres y los hijos. Estas consisten en amor reciproco (Col 3:18 ss); La
sumisión de la mujer a su marido (Efe 5:21; 1 P 3:9), aunque no absoluta, sino
entendida siempre según la lógica del Reino, que relativiza todo modelo
familiar sin imponer ninguno. La Iglesia es la familia, o más exactamente, la
“casa de Dios (1 Tim 3:15; 1 Pe 4:17) que ya venía tipificada en el AT por la
“casa de Israel” como la gran familia divina (Heb 3:1-6) El cristianismo se
propago en el núcleo de la influencia de la familia antigua. Los principales
centro de la vida comunitario de las primeras iglesias cristianas fueron “casas”
cuyos responsables se habían convertido al Evangelio (Hch 11:24; 16:15; 31-34;
Flm 2) Gracias a la obra redentora de Cristo, el “hermano mayor” (Rom 8:29),
cada creyente, sin importar su nacionalidad, sexo o posición social, forma
parte de “la familia de Dios” (Efe 2:19”)
La
real academia española define a la Familia como 1. Grupo de personas
emparentadas entre sí que viven juntas. 2. Conjunto de ascendientes,
descendientes, colaterales y afines de un linaje. 3 Hijos o descendientes. 4.
Conjunto de personas que comparten alguna condición, opinión o tendencia. 5.
Conjunto de objetos que presentan características comunes que lo diferencian de
otros. 6. Cuerpo de una orden o de una comunidad religiosa. 7. Grupo de
personas relacionadas por amistad o trato. Como podemos ver la idea de familia
tiene varias acepciones que apuntan a la unidad biológica de la familia como
también a la relación entre ellos.
La Creación de la Familia
Así
como todas las cosas, Dios fue quien creo a la familia. Dios creo al hombre y
mujer a su imagen y semejanza con el propósito de administrar la creación y
tener hijos (Gen 1:26-28) Adán fue creado para ser el guía de este matrimonio
ya que a él se le dio el mandato y se le puso a trabajar en el jardín
poniéndole nombres a los animales (Gen 2:15-20) Pronto Adán se dio cuenta que él
no podía realizar este trabajo solo sino que necesitaba una ayuda para realizar
este trabajo. Dios creo a la mujer para que fuera su compañera y él se asombró
y lo celebro (Gen 2:20-23) Adán tendría que dejar a sus padres para unirse a su
mujer y su relación matrimonio monógamo, permanente y transparente (Gen 2:24-25)
En el
Nuevo testamento Jesús y los apóstoles iban a reafirmar que Dios había creado
el matrimonio para que sea monógamo y permanente (Mt 19:4-6; Mc 10:1-12; Luc
16:18; Efe 5:31) El matrimonio es algo tan importante para Dios que el uso la
ilustración del matrimonio para mostrar su amor y fidelidad a su pueblo
constantemente (Isa 54:4-7; Eze 16:7-16; Efe 5:33; Apo 19:7-9)
Debido
a que no había pecado en el momento de la creación podemos ver la familia
cumple los propósitos que Dios le había dado sin problemas. Primero, ambos
mantienen su relación con Dios de forma cotidiana. Segundo, ambos se respetan
mutuamente porque se reconocen como imagen de Dios. Tercero, ambos comprenden
cual es la misión que Dios le ha dado en este mundo que es administrar la
creación y fructificarse para la gloria de Dios. Cuarto, ambos mantienen una
relación estable, permanente y sincera sin tener conflicto con otras relaciones
(padres). El libro “Una teología de la familia” escribe:
“Tenemos que recuperar la convicción de
que el propósito de Dios para la familia y sus instrucciones para ella
constituyen un aspecto vital de la vida en la actualidad. Tenemos que confirmar
en nuestra generación que Dios creo a la familia como un elemento muy
importante en el cumplimiento de su propósito eterno. Primero, Dios creo a la
familia para dar estructura y orden a los seres humanos, los cuales hizo a su
imagen y semejanza. Segundo, la familia es la institución encargada de enseñar
y preparar a los hijos para las iglesias, comunidades, culturas y naciones.
Tercero, Dios creo a la familia con el fin de pasar el evangelio de una
generación a otra. Por último, Dios diseño a la familia para ser una
demostración viva de diversos aspectos de la gloria del evangelio y también
personificar las verdades bíblicas”
La Caída de la familia
La
primera familia se ve bajo el ataque de Satanás y desde aquella época Satanás
siempre ha atacado la familia ya que destruida la familia la sociedad se
desmorona. El ataque de Satanás se lleva a cabo cuando el hombre está ausente y
la mujer es protagonista. Satanás engaña a Eva con sus sutiles argumentos y la
logra persuadir que es bueno comer del fruto para luego darle a su marido (Gen
3:1-6) Inmediatamente después de comer del fruto sienten vergüenza y tratan de
esconderse de Dios (Gen 3:7-10). Ambos se culpan por el pecado y no confiesan
su pecado (Gen 3:11-13) Las consecuencias del pecado se ven reflejadas en la
serpiente, la mujer, el hombre y la tierra que ellos van habitar (Gen 3:14-20) Finalmente
son cubiertos por Dios y expulsados del Jardín (Gen 3:21-24) El libro “Una
teología de la familia” escribe:
“En el jardín del Edén, comenzaron los
primeros ataques del diablo contra la Palabra de Dios que afectaron directamente
a la institución del matrimonio y el fruto del matrimonio creado por Dios, a
saber, la familia. La serpiente convenció a una esposa de que Dios no era bueno
y menoscabo la Palabra. El marido no protegió a su esposa que era vulnerable y
el veneno mortal del pecado entro al mundo. Su fruto amargo apareció en la
primera generación de los hijos: el primer hijo mayor en la historia asesino al
primer hermano menor. Y el diablo sigue hasta hoy librando una guerra sin
tregua contra la familia...El diablo odia a la familia porque odia el evangelio
de Jesucristo. Un matrimonio estropeado proyecta un evangelio estropeado, un
marido sin amor y egoísta declara una fe sin amor y mentiras acerca del amor de
Cristo por la iglesia, una esposa no sumisa representa la falsedad de una
iglesia antinomiana, un hijo rebelde refleja a un hijo rebelde de Dios. El
diablo esta en misión, empeñado en destruir la gloria de Dios y su reino eterno
donde quiera que existe, por ello apunta al blanco más importante: el evangelio”
La
caída da a luz la muerte en un montón de distorsiones sobre la familia. Entre
el hombre y la mujer va haber un constante conflicto manifestado ya sea por
machismo del hombre o feminismo de la mujer. Tenemos esposos que tratan a sus
esposas como objetos y mujeres que no respetan a sus esposos. También tendremos
conflictos entre hermanos (Gen 4:1-8), poligamia (Gen 4:19), esterilidad (Gen
16:1) concubinas (Gen 16:1), violación (Gen 34:1-2) muerte al parir (Gen 35:16-18),
fornicación (Lv 18:20) sacrificio de niños (Lv 18:21) homosexualidad (Lv 18:22)
zoofilia (Lv 18:23) el divorcio (Dt 24:1-4)
Debido
a la caída los propósitos que Dios tenía con la familia se han distorsionado.
Ahora ya no tienen una relación directa con Dios. Tampoco se respetan el uno al
otro como imagen de Dios. Ya no cumplen el propósito de Dios de administrar la
creación (piensan en sí mismos) ni de fructificarse (los hijos no son
bendición). El matrimonio ya no es una relación estable, permanente (divorcio)
sincera (doble vida) y hay continuo conflicto con los suegros.
La redención de la Familia
Cuando
la familia conoce al evangelio y es salvado por Jesucristo ella comienza a ser
transformada por el Señor. Ambos comienzan una relación con Dios y son nuevas
criaturas en él (2 Cor 5:17) Pero también hay casos en los cuales solo uno de
los dos es creyente. En ese caso uno debe vivir con él o ella siempre que él o
ella quiera (1 Cor 7:12-16) Cuando ambos son cristianos entonces pueden poner
en prácticas los principios del evangelio para sus matrimonios. En palabras del
Apostol Pablo pueden practicar “una mutua sumisión, en el temor de Dios” (Efe
5:21) John Ángel James (1785-1859) fue conocido pastor de la época por sus
escritos. El escribió un texto que se llamó deberes
mutuos de esposos y esposas en donde enumera 6 deberes que se deben practicar
en el matrimonio.
El amor
“Si quieren preservar el amor, asegúrense
de aprender con la mayor exactitud, los gustos y desagrados el uno del otro, y
esforzarse por abstenerse de lo que sea fastidioso para el otro, por más
pequeño que sea… Si quieren preservar el amor, eviten con cuidado hacer
repetidamente la distinción entre lo que es mío y lo que es tuyo porque esto ha
sido la causa de todas las leyes, todas las demandas judiciales y todas las guerras
del mundo”
El respeto mutuo.
“Por lo tanto, en la conducta conyugal,
debe haber un respeto muy evidente e invariable, aun en lo pequeño. No hay que
andar buscando faltas ni examinar con un microscopio lo que no se puede
esconder, ni decir palabras duras de reproche, ni groserías de desprecio, ni
humillantes, ni de fría desidia. Tiene que haber cortesía sin ceremonias,
civilidad sin formalismos, atención sin esclavitud. En suma, debe existir la
ternura del amor, el apoyo de la estima y todo con buena educación”
El deseo mutuo.
“Lamento tener que decir que hay maridos
que parecen preferir la compañía de cualquiera que no sea su esposa. Se nota en
como usan sus horas libres. ¡Que pocas son dedicadas a la esposa! Las noches
antes de dormir son las horas más hogareñas del día. A estas, la esposa tiene
un derecho particular, ya está libre de sus numerosas obligaciones para poder
disfrutar de la lectura y la conversación. Es triste que cuando el esposo
prefiere pasar estas horas fuera de casa. Implica algo malo y predice algo peor”
La paciencia mutua.
“Hemos de contraer matrimonio recordando
que estamos por unirnos a una criatura caída…El afecto no prohíbe, sino en
realidad demanda que, mutuamente, nos señalemos las faltas. Pero esto debe
haberse con toda la mansedumbre de la sabiduría, junto con la ternura del amor,
que no sea solo aumentemos el mal que estamos tratando de corregir o lo
sustituyamos por uno peor”
La
ayuda mutua.
“Me ha dolido ver la esclavitud de algunas
esposas devotas, trabajadoras y maltratadas. Después de trabajar todo el día
sin parar para su joven y numerosa familia, han tenido que pasar las últimas
horas del día solitarias, mientras que sus esposos, en lugar de llegar a casa
para alegrarse con su compañía o para darles aunque fuera media hora de
respiro, anda en alguna fiesta o escuchando algún sermón. Y después, estas
desafortunadas mujeres han tenido que despertar y quedarse en vela toda la
noche para cuidar a su hijo que está enfermo o inquieto, mientras el hombre al
que aceptaron como compañero en las buenas y en las malas duerme al lado,
negándose a sacrificar, aunque sea una hora de descanso, para darle un poco de
reposos a sus esposas agotadas. Hasta las criaturas irracionales se avergüenzan
de hombres como estos porque es bien sabido que el pájaro macho se turna para
quedarse en el nido durante el periodo de incubación, a fin de darle tiempo a
la hembra para renovar sus fuerzas comiendo y descansando, y la acompaña en su
búsqueda de alimento y alimenta a los pichones cuando pian. Ningún hombre
debería pensar en casarse si no está preparado para compartir, hasta donde
pueda, la carga de las tareas domésticas de su esposa”
La solidaridad mutua.
“Tampoco es esta solidaridad un deber
exclusivo de la esposa, sino que lo es, de igual grado, del esposo. Es cierto
que este no puede brindarle a ella las mismas ayudas que ella a él, pero puede
hacer mucho y, lo que puede hacer, debe hacerlo…Maridos: Les insto a hacer uso
de toda la habilidad y ternura del amor, para bien de sus esposas, si se
encuentras débiles y enfermas. Estén junto a su lecho, hablen con ellas, oren
con ellas, esperen con ellas. En todas sus aflicciones, súfranlas ustedes
también”
La sujeción y el respeto de la
esposa
Cuando
ambos se someten al Señor entonces la esposa debe sujetarse a su marido y
respetarlo (Efe 5:22-24; Col 3:18; 1 Pedro 3:1-6) Richard Stelee (1629-1692)
fue un reconocido pastor puritano que escribió sobre el respeto que las esposas
debían tener con el esposo.
“El gran deber de toda esposa es respetar
a su propio esposo. Tiene también muchas otras obligaciones que son mutuas,
pero ella se caracteriza por esto. Esta es su calificación principal como
esposa. No importa cuanta sabiduría, erudición y gracia tenga ella, si no
respeta a su esposo, no puede ser buena esposa”
“Aun si su esposo es ignorante,
igualmente, ella debe valorar la excelencia de su posición, siendo que el
Espíritu Santo lo ha descrito como “imagen y gloria de Dios (1 Cor 11:7) sea
como sea que él se ve así mismo o como lo vean los demás, para su esposa es una
persona sin igual. Si lo estimo cuando lo acepto como esposo, debe seguir
estimándolo”
La
mujer virtuosa evidencia que tiene una sujeción y respeto por su marido (Prov
31:12, 23)
El amor y el sustento del
esposo
Por
otro lado el hombre tiene el llamado a amar, guiar y sustentar a su esposa de
manera integral (Efe 5:25-30; Col 3:19; 1 Pedro 3:7) William Gourge (1575-1653)
fue un poderoso predicador puritano el cual escribió acerca del llamado que
tiene los maridos a amar a sus esposas.
Pregunta ¿Cuál es la mejor manera que un
marido mantenga la autoridad? Respuesta: La directiva del apóstol a Timoteo de
mantener su autoridad, ha de aplicarse para este propósito, en primer lugar, al
marido (1 Tim 4:12) Así que la mejor manera como los maridos pueden mantener su
autoridad es siendo un ejemplo de amor, seriedad, piedad, honestidad, etc. Los
frutos de estas y otras gracias similares, demostradas por ellos delante de sus
esposas y sus familias, no pueden dejar de producir un respeto reverente y
consciente hacia él y, en consecuencia, podrán discernir con mayor claridad la
imagen de Dios brillando en sus rostros”
“Acerca de la opinión errada de los maridos
hacia sus esposas: Es contrario a los preceptos bíblicos lo que muchos piensan:
que, aparte de los lazos familiares, no hay ninguna diferencia entre una esposa
y una sirvienta, de modo que las esposas son tenidas como sirvientas de sus
maridos porque ellos requieren sujeción, temor y obediencia. Por eso muchas
veces sucede que las esposas son tratas apenas un poco mejor que las
sirvientas. Esto es soberbia, una conducta desmedidamente pagana y una
arrogancia tonta”
“Por ejemplo, si un hombre tiene una
esposa, no muy linda ni atractiva, con alguna deformación en el cuerpo, alguna
imperfección al hablar, en su vista, en sus gestos o en cualquier parte de su
cuerpo, pero tanto la ama que se deleita en ella como si fuera la mujer más
hermosa, y en todo sentido, la mujer más perfecta del mundo. Además, tanto la
estima, como tanto ardor la ama, con tanta ternura la trata, al punto que los
demás piensan que es un tonto. El afecto de un marido por su esposa no puede
ser demasiado grande, simple y cuando sea sincero, sobrio y decente”
“Los maridos deben amar a sus esposas, aun
cuando no hubiere en ellas nada que los mueva a amarlas, fuera del hecho de que
son sus esposas. Si, aunque no puedan esperar nada de ellas en el futuro. El
verdadero amor respeta al objeto que ama y considera el bien que le puede
hacer, en lugar de esperar el bien que pueden recibir del objeto de su amor
porque el amor no busca lo suyo (1 Cor 13:5) el amor de Cristo debiera impulsar
aún más a los esposos para hacer todo lo que esté en su poder, a fin de amarlas
sin reservas. Entonces, será cierto que viven con sus esposas sabiamente (1 Pe
3:7) y su amor se parecer al de Cristo: será gratuito”
Un
hombre que no ama a su esposa cuidándola en todo sentido no es un hombre
piadoso y jamás podría ser un ejemplo para la iglesia (1 Tim 3:2; Tito 1:6)