Italo Calvino
(1923-1985) fue un periodista y escritor italiano principalmente de cuentos,
novelas y ensayos. Uno de sus libros póstumos se llama “Porque leer los
clásicos” que es una colección de ensayos de varios de los libros conocidos
como “clásicos”. El libro comienza dando 14 distintos tipos de definiciones
sobre lo que sería un libro clásico.
1. Los clásicos son esos libros de los cuales se suele
oír decir: «Estoy releyendo...» y nunca «Estoy leyendo...».
2. Se llama clásicos a los libros que constituyen una
riqueza para quien los ha leído y amado, pero que constituyen una riqueza no menor
para quien se reserva la suerte de leerlos por primera vez en las mejores
condiciones para saborearlos.
3. Los clásicos son libros que ejercen una influencia
particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden
en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o
individual.
4. Toda relectura de un clásico es una lectura de
descubrimiento como la primera.
5. Toda lectura de un clásico es en realidad una
relectura.
6. Un clásico es un libro que nunca termina de decir
lo que tiene que decir.
7. Los clásicos son esos libros que nos llegan
trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y
tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado
(o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres).
8. Un clásico es una obra que suscita un incesante
polvillo de discursos críticos, pero que la obra se sacude continuamente de encima.
9. Los clásicos son libros que cuanto más cree uno
conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al
leerlos de verdad.
10. Llámase clásico a un libro que se configura como
equivalente del universo, a semejanza de los antiguos talismanes.
11. Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente
y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con
él.
12. Un clásico es un libro que está antes que otros
clásicos; pero quien haya leído primero los otros y después lee aquél, reconoce
enseguida su lugar en la genealogía.
13. Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a
la categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese
ruido de fondo.
14. Es clásico lo que persiste como ruido de fondo
incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone.
En mis palabras yo
diría que los libros clásicos son los libros que permanecen vivos, relevantes y
vigentes a pesar de todos los cambios culturales que se vayan dando en el
tiempo, son a mi parecer; el oxígeno silencioso de la cultura. Pero como ha
dicho lamentablemente un historiador nuestra cultura es “ahistorica” y no
parece darle importancia en lo más mínimo a esto. Sin embargo, pienso que como
cristianos esto debería importarnos mucho. ¿Por qué? Porque la fe cristiana es
un pilar fundamental en los libros clásicos. La mayoría de los teólogos cristianos
han dialogado con los clásicos de la filosofía o literatura sin ningún problema
y ellos lo han citado, criticado o usado como ilustración en muchos de sus
escritos y sermones. Por ejemplo, esto se puede ver con relativa facilidad en
Justino Mártir, San Agustín, Tomas de Aquino o Juan Calvino. Las razones de
porque se ha perdido la práctica de leer los libros clásicos (cristianos o no
cristianos) ha hecho que el cristianismo actualmente se empobrezca pues mengua
la imaginación, la meditación y la reflexión teológica. No sé si en mi
generación esto sea algo que vaya a importar, pero por lo menos por mi parte he
emprendido ya hace un tiempo el proyecto personal de leer los clásicos
cristianos y no cristianos para poder usarlos como fuente de mi reflexión
cristiana. Si Dios me da vida y me lo permite estaré leyendo los libros
clásicos y extrayendo lecciones acerca de ellos. Esto quiere decir que hare una
“lectura cristiana” de los libros clásicos.
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