John Senior (1923-1999)
fue un profesor católico romano que se desempeñó en varias universidades como
profesor de humanidades, pero llego a ser reconocido cuando en la universidad
de Kansas junto a dos colegas llamados Dennis Quinn y Franck Nelick realizaron
un programa conocido como “programa de humanidades integradas”. Este programa
tenía la característica que los 3 profesores conversaban acerca de la verdad,
la belleza y el bien citando literatura de todo tipo y los alumnos no debían
escribir nada sino solamente escuchar lo que ellos hablaban. Este programa fue
tan exitoso que mucha gente iba a querer inscribirse para poder participar y
termino con muchas conversiones al catolicismo romano[1].
Algunas de las ideas del exitoso programa de John Senior y sus colegas quedaron
plasmados en dos de sus libros que tenemos en español que se llaman: La muerte
de la cultura cristiana[2] y
la restauración de la cultura cristiana[3]. Estos
dos libros resumen gran parte de las ideas de John Senior y al leerlos uno
puede darse cuenta a que se refería Senior con la cultura cristiana y como ella
podría ser restaurada. Estos libros contienen muchas reflexiones profundas
sobre la cultura (¡Y una multitud de interesantes citas!) el cual nos haría muy
bien leer como protestantes. Sin embargo, lo que pretendo hacer en esta entrada
es solo reflexionar en un tema de los múltiples temas que examina John Senior
pues creo que su análisis de la perdida de la cultura en general nos podría
ayudar mucho como protestantes acerca de la crisis cultural que enfrentamos y
reflexionar sobre algunas soluciones. Observamos en primer lugar algunas citas
del libro de la muerte de la cultura cristiana.
La literatura es el buey de la cultura, su bestia de
carga. Sin ella no tenemos forma de transportar la cultura. Hoy en día todos
sufrimos penosamente de un amplio vacío que nos deja a merced del primer fraude
que se sale de los márgenes de nuestra especialidad, el cual, decorado con
frases extranjeras y gotas diseminadas de imágenes exóticas, se presenta a sí
mismo como el nuevo diluvio, y allí tenemos sobre las ruinas de la cultura real
el triunfo de la ignorancia, el nuevo barbarismo que se presenta como el eje
del hombre de confianza enciclopédica que engaña a la mayoría de la gente la
mayoría del tiempo y que muy frecuentemente, rodeado de tontos aduladores, se
engaña a sí mismo, añadiendo de ese modo una sinceridad desagradable a la
decadencia general. Pagina 75
La crisis en la educación es en realidad el resultado
de una devastación cultural general, y nada más que una genuina restauración
puede servir para lograr una mejora real. Esto no es cuestión de metodologías:
es un asunto profundamente filosófico, histórico, religioso y personal, que
llega hasta las raíces de nuestra civilización y de nosotros mismos.
Debilitados como estamos, debo decir a los profesores y padres: ¡Mirad! El
enemigo está a las puertas, estáis a punto de ser invadidos o en todo caso
sufriréis una serie de incursiones vandálicas de parte de las hordas bárbaras,
empujadas hacia las universidades desde los institutos de investigación y el
gobierno federal; y desde las universidades hacia las escuelas secundarias; y
todo el recorrido hasta la “guardería maternal”, la nursery y, si fuese
posible, el seno materno. Pagina 89
El primer paso tranquilo pero definitivo, en una
genuina reforma de la educación, es que los padres y los profesores deben leer.
Comenzando ellos mismos, cualquiera sea el lugar en que estén y el estado de su
propia desolación, deben leer. No los cien libros más grandes, o aquéllos que
creen que deben leer, sino cualquier buen libro que haya a mano; y comenzando
con él, llegar no sólo a quererlo, sino a conocerlo y amarlo, y entonces
directamente leer otro y otro. pagina 96
Para John Senior el
primer problema de la cultura es que hemos perdido el trasladar la cultura por
medio de los padres y educadores comprometidos con la lectura de la literatura
clásica. La literatura clásica tiene la característica de poder trasmitir esos
valores con la cual toda la cultura occidental fue permeada pero que ahora cada
parece más exiliada con una nueva cultura “barbárica”. Por tanto, un factor
importante para poder restaurar la cultura cristiana es volver a poner en
practica esta trasmisión de la cultura a través de la familia y los educadores
que tengan esta visión integral de la educación para la vida. Observemos ahora
algunas citas del libro de la restauración cristiana.
¿Y qué decir de la lectura en el hogar? Ya nadie lee.
El movimiento en favor de los «grandes clásicos» lanzado por la generación que
nos ha precedido no pudo alcanzar su cometido. No por culpa de los libros.
Ellos eran, como bien decía Matthew Arnold, “lo mejor que se ha pensado y
dicho”, pero del mismo modo que el vino se pierde en botellas agrietadas, los
libros se perdieron en espíritus que ya no sabían leer. Con otra comparación,
la semilla ha germinado, pero el terreno estaba agotado. La fecundidad de las
ideas de Platón, de Aristóteles, de san Agustín, de santo Tomás no se pueden manifestar
sino es en el terreno de una imaginación saturada de fábulas y de cuentos de
hadas, de historias y poemas, romances y aventuras -Grimm, Andersen, Stevenson,
Dickens, Scott, Dumas y tantos otros buenos libros. La tradición occidental,
que asimiló todo lo mejor del mundo greco-romano, nos ha dado una cultura en la
cual la fe se desarrolla sanamente. Desde la conversión de Constantino esta
cultura se transformó en cristiana. Las inteligencias y las voluntades germinan
en este terreno que es apto para todos los estudios literarios y científicos,
incluida la teología sin la cual todos lo demás son inhumanos y destructores.
El atleta inculto y el esteta decadente sufren los vicios opuestos a las
virtudes que Newman llama del gentleman. Cualquiera que estudie las letras o
las ciencias, desde un punto de vista especulativo o práctico, descubrirá que
un poco de cultura general significan un salto decisivo. Crecerá como una
planta desnutrida que, repentinamente, es fertilizada y regada. Pagina 22-23
Para concluir, los exhorto a hacer una experiencia:
lean, en voz alta si es posible, los buenos libros ingleses, desde los cuentos
de Mother Goose hasta la novelas de Jane Austen. No es necesario hacer una
lista: un clásico es una obra de la cual todo el mundo conoce el nombre. Y, por
la noche, reunidos en torno al piano, canten las canciones tradicionales. Sí,
la música alimenta el amor, y la música, en sentido amplio, es un signo
específico de la civilización humana. Si nos hemos cocinado en la olla familiar
de la imaginación cristiana, habremos aprendido por absorción a escuchar este
lenguaje, esta misteriosa música del Esposo. Comenzaremos a amarnos los unos a
los otros como Él nos ama. Y veremos finalmente, al término de esta noche
oscura, a la Estrella de la Esperanza que brilla al comienzo de la mañana.
Veremos porque amaremos -Ubi amor ibi oculus- pero solamente con su ayuda: Rosa
mystica, Turris Davidica, Domus aurea, Stella matutina... Estrella de la
mañana. Página 52.
Para John Senior la
restauración de la cultura cristiana tiene mucha relación con la lectura de los
grandes clásicos y que muchos de ellos podrían ser leídos en familia. Pero
¿Quiénes hacen eso en la actualidad? ¿Acaso los padres cristianos le ven una
importancia a eso? ¿No es mejor que los hijos solo aprendan la Biblia y el plan
de salvación? ¿Qué importancia tiene todo esto de leer los “grandes clásicos”?
Yo creo que hay muchos problemas de fondo que para que como protestantes entendamos
la importancia de esto, pero solo quiero señala dos en los cuales podríamos
pensar.
En primer lugar, tenemos el problema de la lectura. Es bien sabido los
lamentables porcentajes de baja lectura y comprensión que tenemos en nuestro
país. Esto no excluye del problema a los cristianos protestantes pues es muy
fácil de comprobar que al preguntarle a un protestante promedio ¿Qué estás
leyendo de la Biblia? Te va a responder que “algo de aquí” o “algo de allá”
pero con ninguna claridad lo cual es un indicativo de que no lee la Biblia de
forma sistemática. Así que si tenemos problemas con leer el libro vivo ¿Qué nos
hace pensar que leeremos otros libros? Hay muchas personas que a veces dicen
que les gustaría que sus hijos pudieran leer ¡Pero ellos mismos como padres ni
siquiera leen! Otros se excusan en cosas tan simples como “no me gusta leer” o
“me quedo dormido cuando leo” a lo cual me gustaría decirles que ojalá les
pasara lo mismo viendo películas o largas series de la cuales hablan con un
gran entusiasmo.
En segundo lugar, hemos perdido la ley natural. La ley natural fue algo
muy común en todas las tradiciones cristianas (romanas, ortodoxas y
protestantes) pero por razones que no puedo entrar ahora se perdió en el
protestantismo hasta el punto de verse como una doctrina que es contraria al
protestantismo. Sin embargo, esta doctrina es muy importante porque nos ayuda a
valorar la “verdad, belleza y bondad” que podemos encontrar en toda la creación
de Dios. Por ejemplo, en las Escrituras podemos encontrarnos a Pablo citando a
autores paganos porque sabía que “toda verdad es verdad de Dios” y que ella se
puede apreciar incluso en la literatura no cristiana. Si uno hace un breve
recorrido por la patrística, los teólogos medievales y los teólogos protestantes
clásicos podrá encontrar con relativa facilidad abundantes citas de Sócrates, Aristóteles,
Platón, Homero, Seneca, etc. La razón es porque los cristianos al creer en la
ley natural les permite ver lo que bueno, bello y verdadero que hay en literaturas
no cristianas. Es por eso que John Senior pudo cautivar a sus alumnos pues les
citaba filosofía, novelas, poesía, arte, música y les mostraba como todo esto conducía
a Dios, pero cuando no tienes la ley natural de tu lado simplemente te vuelves
dualista. Piensa por un momento ¿Cuántos cristianos leen novelas, poesía, filosofía?
¿No es acaso que muchos han sido enseñados que estas cosas son del “mundo”? Es
por esto que John Senior puede ser un buen referente a la hora no solo de
conocer la ley natural, sino que aplicar la ley natural a nuestros propios
contextos pues solo así podremos salir de la muerte de la cultura cristiana a
la restauración de la cultura cristiana.
[1] https://infovaticana.com/2018/04/16/john-senior-un-hombre-excepcional-que-toco-la-vida-de-muchos/
[2]
https://www.amazon.com/-/es/John-Senior/dp/8417407480
[3]
https://www.amazon.com/-/es/JOHN-SENIOR/dp/8417407081
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