Suelo
pensar regularmente ¿Cómo puedo evangelizar cotidianamente? Y llego a estas
conclusiones[1].
Primero,
debemos comenzar orando a Dios, para que él en su providencia nos provea de
oportunidades para hablarles del evangelio a las personas. Es increíble que
muchas veces no hacemos esto y aun así Dios en su misericordia nos da
oportunidades para predicar.
Segundo, debemos salir preparados y dispuestos a
que tengamos oportunidades para hablar del evangelio. Es interesante que muchas
veces oramos pero no salimos preparados ni dispuestos a que esas oraciones se
contestaran. Pero si pensamos
detenidamente nos daremos cuenta que en nuestro día a día tenemos miles de
posibilidades para hablar del evangelio. Pensemos por ejemplo que la mayoría de
nosotros viaja en metro o en micro hacia el lugar de trabajo y siempre de
alguna u otra forma hay personas que nos hablan de algo, entonces allí es donde
nosotros debemos saber cómo llevar la conversación al evangelio. Sé que algunos
dirán que la gente ya no se comunica o “vive su mundo”, es cierto, hay bastante
de eso, pero si oramos a Dios debemos pensar que Dios abrirá una opción para
hablar del evangelio.
Tercero, guíe la conversación al evangelio. Como
cristianos debemos aprender a hacer eso. Si las personas hablan de los ovnis o
de la situación del país, debemos aprender a como guiar la conversación al
evangelio. A mí me ha sucedido varias veces que la gente hace comentarios como
“Que esta malo el país”, “hay tanta delincuencia en él” y desde allí partimos
hablando con la pregunta ¿Y a qué crees que se debe eso? Y poco a poco voy
hacia el evangelio. O personas dicen “Yo creo en los ovnis” “no puede ser que
estemos solos” (a veces pregunto en base a que esa creencia) a los que yo les
digo que creo en los ovnis pero no en el sentido de las películas (refiriéndome a Jesús como alguien que no es
este planeta, por tanto extraterrestre). La verdad es que hay muchas maneras de
guiar las conversaciones al evangelio.
Cuarto, sea paciente. El evangelizar en muchos sentidos requiere
paciencia, ya que en algunos casos más que hablar tenemos que escuchar la
historia de las personas para luego llevarlos al evangelio. Debemos ser
paciente para escuchar y buscar sabiamente la oportunidad para introducir su
problema al verdadero problema del ser humano: la separación con Dios.
Quinto, Sea valiente. Hay personas que
parecen ser “eternamente pacientes” y solamente se dedican a escuchar las
historias de las personas pero jamás les hablan del evangelio. El problema con
eso es que en el fondo hay miedo de hablarles a las personas del evangelio. Ante
eso debemos orar a Dios, ya que él “no nos ha dado un espíritu de temor, sino
de poder, amor y dominio propio” (2 Tim 1:7).
Todo esto lo escribo porque a 9 años de cristiano, veo la tendencia de muchos de nosotros
a evitar la predicación del evangelio de forma cotidiana y reducirla al
“pastor” o la “predicación al aire libre” (que yo creo que es una especie de
evitar el predicar relacionalmente con las personas y responder a las preguntas
que ellos nos hacen) que Dios nos ayude a ser fiel al mandato de ir por todo el
mundo (Mt 28:18-20), predicando el evangelio.
[1]
Estas reflexiones suponen que las personas que predican el evangelio, conocen
el mensaje del evangelio. Este comentario parece obvio, pero es evidente que muchas
personas no comprenden en realidad el mensaje del evangelio.
0 comentarios:
Publicar un comentario