Estudiar
una confesión de fe es bastante beneficioso para los creyentes de la
congregación, ya que les ayuda a entender de forma sistematizada que es lo que
creen. Pero no solamente les ayuda a ellos, sino que también ayuda a quien
expone a profundizar más en lo que las Escrituras enseñan en algún tema en
particular. Esto ha sido lo que me ha sucedido cuando he llegado a la sección “Las
autoridades civiles” de la confesión
bautista de 1689. Sin duda nuestra
confesión es distinta a la visión que expone la confesión de fe de Westminster
respecto a las autoridades civiles. Por eso mismo es que el teólogo
presbiteriano Charles Hodge en su comentario a la confesión de Westminster
puede hacer comentarios como este:
“Porque como Gobernador providencial del
mundo, Dios usa del gobierno, como de un instrumento para promover los grandes
fines de la redención y para el establecimiento de su reino en este mundo[1]”
Sin
duda podemos afirmar que el gobierno ha sido providencia de Dios (parte del
decreto permisivo de Dios) pero afirmar que Dios ha usado el gobierno para
“promover los grandes fines de la redención y para el establecimiento de su
reino en el mundo” es desconocer lo que las Escrituras enseñan sobre el Estado.
Gran parte del problema de esta visión, que es popular entre el mundo
evangélico y reformado por igual, es porque solamente toman Romanos 13:1-5 y 1 Pedro
2:13-14 de forma aislada. Es sabido que para interpretar cualquier pasaje de
las Escrituras debemos tomar todo el consejo de Dios revelado en su santa
palabra. Entonces ¿Qué nos dice la Biblia sobre el Estado?. Para comenzar sería
bueno hacer una distinción entre “gobierno” y “Estado”. El gobierno son las
personas que dirigen una nación (Generalmente por un cierto tiempo) según una
Ley establecida. Por ejemplo en los primeros 7 libros de la Biblia vemos
distintos gobiernos en el pueblo de Israel. No hay un Estado centralizado que les
dice a los pueblos como deben guiarse en sus vidas. Simplemente ellos son
gobernados por la palabra de Dios, o sea por Dios. Este es por supuesto el caso
de Israel, ya que las otras tribus o “naciones” son gobernadas por las
supuestas leyes dadas por sus supuestos dioses. El Estado en cambio es un ente
abstracto, que tiene una visión de vida y por esa visión de vida gobierna a una
nación. Por tanto gobierno y nación no son lo mismo necesariamente, pero cualquier
manera, para no confundir, usaré el término intercambiablemente. En la Biblia
no existe un Estado centralizado que “gobierna” a las personas para el “bien público”.
Todo esto cambia cuando llegamos a 1 Samuel Capitulo 8, donde esta la primera
implementación del Estado. Conocemos la historia: El pueblo de Israel solicita
un rey para que los gobierne, abandonando así el gobierno que Dios para con
ellos. Pero Dios les dice cuales serian las consecuencias de escoger a un rey:
Samuel comunicó entonces el mensaje del Señor a la gente que le estaba pidiendo
un rey. 11 Les explicó:
—Esto es lo que hará el rey que va a ejercer
el poder sobre ustedes: Les quitará a sus hijos para que se hagan cargo de los
carros militares y de la caballería, y para que le abran paso al carro real. 12 Los hará comandantes y capitanes,
y los pondrá a labrar y a cosechar, y a fabricar armamentos y pertrechos. 13 También les quitará a sus hijas
para emplearlas como perfumistas, cocineras y panaderas. 14 Se apoderará de sus mejores
campos, viñedos y olivares, y se los dará a sus ministros, 15 y a ustedes les exigirá una
décima parte de sus cosechas y vendimias para entregársela a sus funcionarios y
ministros. 16 Además, les quitará sus criados y
criadas, y sus mejores bueyes y asnos, de manera que trabajen para él. 17 Les exigirá una décima parte de
sus rebaños, y ustedes mismos le servirán como esclavos. 18 Cuando llegue aquel día, clamarán
por causa del rey que hayan escogido, pero el Señor no les responderá.
El
rey o reyes que iba a tener el pueblo de Israel simplemente los oprimirían con
imposición militar, con trabajo extra, les robaría a sus hijas, les robaría sus
tierras, les cobraría altos impuestos para dárselas a los suyos, etc. En
sencillas palabras, la elección de un rey, le traería mucha opresión al pueblo
de Israel por medio del robo. ¿No es acaso esto lo que paso en los reinos del
norte y el sur? Los 20 reyes que tuvo el reino del norte no hubo ningún buen
rey y de los 20 que tuvo el sur, podríamos decir que solo 10 fueron “buenos”. O
sea de los 40 reyes que tuvo el reino dividido 30 fueron malos y tan solo 10
fueron tal “buenos”. Esto indica que el Estado en general en las Escrituras es
malo. Si pensamos en el Nuevo testamento la situación es peor, el Imperio
Romano era quien gobernaba en aquella época ¿Podríamos decir que fue un buen
Estado? A la luz de todo esto ¿Cómo podemos afirmar que el Estado existe para promover
los grandes fines de la redención y del reino de Dios en el mundo? Si pensamos
en los Estados del siglo XX la situación es aún peor, ya que los Estados
marxistas asesinaron a millones de personas, restringieron la libertad y la
libre expresión. El Estado sin duda ha sido instrumento de Dios, como todo en
la creación, pero han sido mayormente para juzgar al mundo y no para “promover” el reino de Dios.
Entonces
¿estaban locos Pablo y Pedro cuando escribieron estas palabras, pensando que
ellos estaban bajo el imperio del sanguinario Nerón? Pues no, no lo estaban.
Ellos escribieron estos mandatos para someterse al Estado no de forma absoluta,
sino de forma condicional. De la misma manera que el mandato a someterse de la
esposa al marido es condicional, ya que si el marido ordena algo que es
pecaminoso a la esposa, ella no debe someterse. Respecto al Estado es similar,
nosotros nos sometemos al Estado solamente cuando el Estado está promoviendo
algo que no es contrario a la voluntad de Dios. No podemos someternos a llamar
“matrimonio” a la unión entre homosexuales o a estar a favor del aborto. La
idea de algunos cristianos de someterse a todo lo que dice el Estado es una
mala interpretación de este pasaje. (Además de peligrosa) Por ejemplo hay
iglesias que creen que el 18 de Septiembre debe cantarse el himno nacional en
el culto porque “deben honrar a nuestras autoridades o nuestra nación” eso es
francamente un error. Otros dicen que si uno no participa de las votaciones de
nuestro país esta deshonrando a Dios (lo cual sería pecado). Otros cristianos
creen que tenemos que rendir cuenta al Estado por el dinero de nuestra iglesia
porque eso dice “la ley”. Todos estos ejemplos prácticos muestran como la
interpretación de Romanos 13, es torcido para decir que nosotros debemos
someternos a toda ordenanza del Estado. Por supuesto esto no significa que
debemos ser revolucionarios o armar una campaña contra el Estado, sino que
debemos ser sabios en este tema y someternos al Estado porque Dios lo ordena.
Pero también debemos ser cuidadosos en creer que esto significa someterse a
todo mandato del Estado de forma acrítica. Sin duda debemos cuestionar algunas
cosas que el Estado promueve y en nuestra libertad de conciencia debemos
determinar si someternos o no (como por ejemplo pagar altos impuestos que
sabemos que van para promover una visión falsa y satánica del matrimonio o del
sexo)
Ahora,
es importante preguntarse ¿Cuál es entonces el Rol del Estado en la Biblia? En
la Biblia vemos que el Estado debe tener una política reactiva o defensiva.
Esto quiere decir que el gobierno debe preocuparse de proteger la vida, la
propiedad y la libertad de las personas. En la Biblia tenemos ejemplos de estas
3 cosas. Las personas que le quitaban la vida a otros debían pagar con la suya
(Gen 9:6). El asesinato debe pagarse con pena de muerte (Ex 21:12) El robo en
la Biblia igual está claramente condenado, pues atenta contra la propiedad de
otro. Fíjense que dos de los 10 mandamientos están relacionados con ello. “No
robaras” (Ex 20:15) robar obviamente es atentar contra la propiedad privada de
otro. “No codiciaras la casa de tu prójimo ni su siervo, ni su criada, ni su
buey, ni su asno, ni cosa alguna de su prójimo” (Ex 20:17) codiciar, es el
deseo de querer adquirir lo del otro, ya sea por engaños o por la fuerza. Las
personas que le robaban a otros de su propiedad debían pagar con los robaban, o
sea restituir lo robado (Ex 22:1) La libertad de las personas igual es algo
común en las Escrituras. Hacer negocios (ningún Estado regulo a Abraham, Job) o
educar a sus hijos con plena libertad siempre y cuando sea según la voluntad de
Dios (Dt 6:6-9). ¿De dónde hemos sacado
que el Estado debe regular nuestros negocios, imponernos su curriculum (pagano)
en la educación de nuestros hijos, y darnos supuesta salud “publica y calidad”?
Todas estas ideas no están por ninguna parte en las Escrituras. ¿De dónde
provienen entonces? Proviene de la visión humanista del marxismo.
La mayoría
de los cristianos en Latinoamérica serian realmente sorprendidos si supieran
que la mayoría de las cosas que “creemos” sobre el Estado o las políticas públicas,
es una agenda pagana contraria a las Escrituras. La raíz del problema proviene de
pensar que necesitamos como cristianos un “Estado de Bienestar”. ¿Qué es un
Estado de bienestar? El estado de bienestar un estado que provee los servicios
en cumplimiento con los derechos sociales de una nación. Esta teoría supone que
los derechos sociales de los ciudadanos son el derecho a la alimentación, educación,
salud y vivienda. ¿Pero son estos “derechos sociales” algo que revela el Señor
en su palabra? Para nada. Es más el Estado de bienestar está basado en un supuesto
igualitarismo marxista utópico. El Estado de bienestar está basado en el robo
legalizado, le cual se lleva a cabo mediante altos impuestos a los ciudadanos.
Para que estos impuestos no se noten, ellos llevan distintos nombres “bienes raíces”,
“contribuciones”, “permisos”, “deberes”, “aranceles”, “multas”, “peajes”, “citaciones”,
etc. Estos nombres son solo eufemismos para ocultar lo que realmente son: un
robo. El Estado justifica este robo argumentando que él le provee cosas a las
ciudadanos como “salud pública”, “educación
gratis” “subsidios de casa”, etc. Pero
en el fondo lo único que se logra a través de este Estado de bienestar es crear
un grupo de burócratas que se enriquecen a costa de los altos impuestos de los
ciudadanos, y los servicios que producen
son muy malos, ¿Recuerdan lo que decía 1 Sam 8, no es acaso exactamente lo que
pasa hoy respecto al Estado? ¿Acaso no es algo evidente que el Estado roba nuestras cosas con altos impuestos? ¿Qué chileno puede decir sinceramente que
tenemos una salud, educación o casas de calidad? Generalmente nos damos cuenta
que lo provee el Estado es miserable. Ningún cristiano debería recibir tales “beneficios”
del Estado”, por el simple hecho de que provienen de dinero robado. El recibir
estas cosas del Estado es pecaminoso, por lo que ningún cristiano debería estar
involucrado en ello.
El Estado
para muchas personas es el verdadero salvador de sus vidas, el mesías que viene
a “liberarlos” de la injusticia del mundo. La agenda del Estado es el reino de
Dios para el mundo. Por eso mismo muchos adoran al Estado de forma a crítica sin
cuestionar sus mecanismos de adquirir el dinero para “proveer los servicios”
(Salud, educación, casas). Realmente es
sorprendente ver como muchos cristianos sin darse cuenta viven en una cultura
pecaminosa y adoran al Dios pagano de este siglo llamado “Estado de bienestar”.
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