El segundo libro traducido y publicado por la
Casa Bautista de Publicaciones en 1948 de Edgar Mullins fue “Axiomas de la
religión. Una nueva interpretación de la fe Bautista[1]”. Este libro es una serie
de discursos dados en la Sociedad Americana de Publicaciones Bautistas en San
Luis en 1905[2].
El libro está dividido en 17 capítulos y en varios de ellos trata principios
bautistas y como se aplican en el contexto actual.
El primer capítulo se llama “Una nueva prueba
para el Denominacionalismo” en donde Mullins reflexiona y se pregunta respecto
a los desafíos que las denominaciones se enfrentan en aquella época. Él dice que el primer desafío en la división
que se ha producido por los “ultra conservadores” y los “ultra progresistas” ya que ambos se
ven mutuamente como enemigos. El segundo desafío es preguntarse respecto a la
unidad entre las denominaciones, él se pregunta ¿Cuál será nuestra actitud con
respecto a la gran cuestión de la unidad cristiana? ¿Son libres las denominaciones
para eludir ese problema? El tercer desafío es “el cristianismo y la labor
social” para algunos preocuparse de estas cosas es “liberalismo teológico” y
para otros es un “deber de la iglesia”. El cuarto desafío son las misiones al extranjero
en donde se pregunta ¿Qué forma de cristianismo se adapta mejor al oriente? ¿Es
prudente procurar imponer nuestras formas occidentales a organizaciones
eclesiásticas del oriente o de cualquier otra cultura? El quinto desafío es el
que como bautistas enfrentamos ¿Cómo vamos a poder enfrentar todos estos
problemas y mantener la independencia entre nosotros? ¿Cómo los bautistas vamos
a responder al cristianismo anti-institucional que está creciendo? ¿Cómo los
“principios bautistas” van a responder a las nuevas problemáticas culturales
que enfrentamos? Mullins explica el propósito de su libro[3]:
El propósito de este libro es declarar
esto desde el punto de vista de los Bautistas. ¿Cuál es el mensaje distintivo
de los Bautistas para el mundo? ¿Hasta qué punto comprende nuestro sencillo
gobierno congregacional las cosas que son esenciales en el cristianismo del
Nuevo Testamento, y hasta dónde está adaptado al progreso presente y futuro del
evangelio en la tierra? La cuestión aquí no versa primariamente acerca del
bautismo ni de la Cena del Señor, ni aun acerca del gobierno eclesiástico, tal
como todos estos puntos han sido discutidos en el pasado. El objeto es, más
bien, presentar nuestro caso a la luz de principios primarios y universales y
mostrar la relación de las ordenanzas y del gobierno con estos principios.
Estos principios; por supuesto, están tomados del Nuevo Testamento. La base de
nuestra apología descansa en la autoridad
de las Escrituras. Creemos que cualquier forma que rompe con las Escrituras
como palabra revelada y autoritativa de Dios, no puede, servir mucho tiempo a
los intereses del reino divino en la tierra de un modo satisfactorio. Por lo
tanto, toda posición que adoptamos en las páginas siguientes, está directa o indirectamente
basada en la revelación de Dios en Cristo, como consta en las Escrituras del
Antiguo y Nuevo Testamento.
El
segundo capítulo se llama “El denominacionalismo en términos del reino de Dios”
en donde Mullins examina el denominacionalismo a la luz del reino de Dios. El
afirma que el reino de Dios tiene varios
puntos distintivos. El reino de Dios es un reino de una relación personal con
Dios, un reino de relaciones personales con otros, un reino de revelación de
Dios para con el hombre, un reino donde Cristo es el centro de la redención.
Por tanto Cristo siendo la palabra misma se encarnó y vino al mundo a anunciar
las buenas nuevas. La respuesta del hombre a este anuncio es la fe. Todos los
hombres que responden en fe ven la necesidad de tener comunión unos con otros y
esto es finalmente la iglesia.
El
tercer capítulo se llama “La significación histórica de los Bautistas” y trata
de responder a la pregunta de ¿Cómo contribuyen particularmente a la vida y al
pensamiento religioso la doctrina bautista? Mullins argumenta que a diferencia
de las demás denominaciones los bautistas tienen una historia consecuente pues
fueron los únicos que siempre defendieron a cualquier precio la separación de
la iglesia y el Estado y la libertad de cultos. Además señala que la doctrina
distintiva de los bautistas es la competencia del alma:
“El lector observará que lo que estamos
sustentando es, que la doctrina de la competencia del alma en religión bajo
Dios es la significación histórica de los Bautistas. Podemos reafirmar la
posición bautista en sus varias relaciones como sigue: La significación bíblica
de los Bautistas es el derecho de
interpretación y obediencia privadas a las Escrituras. Su significación
en relación con el individuo es la libertad del alma. Su significación
eclesiástica es una comunión de miembros regenerados y la igualdad y el
sacerdocio de los creyentes. Su_ significación política es la separación de la
Iglesia y -el Estado. Pero cómo comprendiendo todos los puntos arriba
expuestos, como una potencia exorbitante y agresiva en la historia cristiana,
como distinta de todas las demás y. separada enteramente asimismo de todas, la
doctrina de la competencia del alma en religión bajo Dios es la significación
histórica que caracteriza a los Bautistas[4]”
El
cuarto capítulo se llama “La competencia del alma en religión” en el cual busca
explicar y justificar esta doctrina que según él es distintivamente bautista.
Mullins argumenta que los católicos romanos no tienen este principio pues ellos
dependen en todo sentido de la iglesia, fuera de la iglesia no hay salvación.
Los protestantes por otro lado, aunque más cercanos, son inconsecuentes de
mantener este principio debido a las jerarquías eclesiásticas o al bautismo de
niños. Luego analiza la filosofía progreso humano y muestra que sin la
competencia del alma ningún progreso será suficiente para el hombre pues
excluye a Dios.
El
quinto capítulo se llama “Axioma de religión” en el cual comienza a exponer las
principales doctrinas bautistas. Mullins comienza diciendo que a los bautistas
se nos mal interpreta como creyentes que buscan poner cosas como el bautismo o
el sistema congregacional como algo esencial del cristianismo y por ende crear
división innecesario en el cuerpo de Cristo. Por tanto Mullins quiere mostrar
que los principios bautistas no provocan eso sino son “axiomas” algo evidente
por sí mismo y que cualquier creyente puede aceptar.
El
sexto capítulo se llama “Axioma teológico: El Dios santo y amoroso tiene
derecho a ser soberano”. En este capítulo explica como del carácter santo y
amoroso de Dios nos ayuda a entender correctamente lo que significa que Dios
sea soberano. Mullins afirma que la plenitud del entendimiento de la soberanía
se ve reflejada en la encarnación de Cristo y rechaza algunas ideas de
soberanía que existían en el pasado:
“Ahora bien, la elección divina de los
hombres para la salvación no es la cosa arbitraria y caprichosa que enseñaban
algunas de las más antiguas y extremas formas de la doctrina de la soberanía.
Es la sabiduría, la gracia y la habilidad infinitas procurando salvar al mundo
por el método que alcance al número mayor en el tiempo más corto[5]”
El
séptimo capítulo se llama “Axioma religioso: todos los hombres tienen igual
derecho de acceso a Dios”. Mullins argumenta que este es un principio
fundamental para el protestantismo pero que no siempre se ha sido consecuente
con él. Él afirma que la religión cristiana es individualista (no en el sentido
despectivo) en relación con Dios y a la vez comunitaria en la relación con los
hermanos. Luego hace una crítica a las doctrinas del luteranismo,
presbiterianismo y metodista por mantener el bautismo infantil alejándose de la
doctrina individualista del Nuevo testamento.
El octavo capítulo se llama “Axioma eclesiástico. Todos
los creyentes tienen derecho a iguales privilegios en la iglesia”. Mullins en
este capítulo se expone que el gobierno congregacional bautista es una
verdadera expresión del reino de Dios, en contraste con las otras formas de
gobierno.
“Concluimos, por lo tanto, que la
democracia pura en el gobierno eclesiástico es la única expresión
constitucional- la única expresión en la forma de organización eclesiástica- de
nuestros dos axiomas; el religioso o el derecho del alma para tratar
directamente con Dios, y el eclesiástico, o la igualdad de los creyentes en
privilegio espiritual en la iglesia. Así resulta que la cuestión del gobierno
eclesiástico es más que una cuestión de algunos pocos textos aislados de prueba
del Nuevo Testamento. La cuestión de la constitución de la iglesia entra esencialmente
en la constitución del reino de Dios[7]”
El
décimo capítulo se llama “El nutrimiento cristiano”. En este capítulo Mullins
responde a las objeciones de un tal “Dr Bushnell” el cual dice que los
Bautistas sostienen una doctrina individualista y por ende no bíblica.
El
undécimo capítulo se llama “El axioma religioso civil. Una iglesia libre en un
estado libre”. En este capítulo Mullins argumenta como los Bautistas desde el principio
de su historia y confesiones creyeron en la total separación de la iglesia y el
Estado. En cambio las otras denominaciones defendieron teorías como
Erastianismo[9]
y por tanto siempre dependieron del poder del Estado para llevar a cabo sus
misiones.
“Por este tenor son todos los credos
bautistas. Nunca en toda su historia, hasta donde la conocemos, han vacilado en
su doctrina de una Iglesia libre en un Estado libre. En ninguna parte de las
colonias americanas antes de la Revolución, salvo en Rhode Island y entre los
Bautistas de Virginia y unas cuantas grandes inteligencias, como Madison y
otros semejantes, se había arraigado este concepto novel de tan transcendentes
alcances. Los hombres en general consideraron la separación de la Iglesia y el
Estado como una doctrina anárquica y caótica y creyeron con sinceridad que su
aplicación práctica apagaría el sol de la religión en el cielo de las
esperanzas espirituales del hombre[10]”
El
duodécimo capítulo se llama “Axioma social. Ama a tu prójimo como a sí mismo”.
En este capítulo Mullins advierte la aparición de la “teología social” con el
fin de equilibrar el excesivo individualismo. Luego describe los males sociales
que enfrentamos como el divorcio, el lucro político, la explotación del
trabajo, etc y dice que los cristianos tenemos que enfrentar estos problemas
sociales.
“La separación de la
Iglesia y el Estado es la condición de la más alta eficiencia de la Iglesia
para preparar a los hombres para el servicio social. El no tener grillos que le
liguen a la intriga, a la política y a las fortunas variables del Estado hace
que esté libre para rendir al Estado el más grande servicio posible. Así puede
crear el carácter espiritual en hombres y mujeres, los cuales a su vez dirigen
el destino del orden social. La Iglesia es la dínamo cuya labor es cargar todos
los departamentos de la vida con justicia[11]”.
El décimo tercer capítulo se llama “Los bautistas y la
organización general” en donde se expone que para que todos los principios
bautistas actúen debe predominar el principio voluntario.
“Cuando Dios hubo
terminado la creación de los seres vivientes, mandó que cada uno se reprodujese
"según su especie." Los Bautistas bien pueden escuchar hoy este
mandato. Nuestra fuerza está en nuestra libertad y democracia. En éstas está
nuestra apelación al corazón universal de la raza. No podemos mezclar con
nuestra democracia el episcopado o el presbiterianismo sin debilitar
grandemente nuestra influencia sobre la humanidad y perder nuestro respeto
propio y bajar nuestro tono espiritual. Hemos de desarrollamos "según
nuestra especie." Si el camino parece largo y cuesta arriba y si nos
cansamos de vez en cuando, es porque la meta es alta y espiritual-la Ciudad que
tiene fundamentos, el Artifice y Hacedor d~ la cual es Dios[12]”
El décimo cuarto capítulo se llama “Los Bautistas y la
Unión cristiana” en donde Mullins muestra la preocupación que ha comenzado a
existir respecto a la unión cristiana e intenta formular alguna respuesta
bautista para enfrentar este problema.
El décimo quinto capítulo se llama “Cristianismo
Institucional y Anti-institucional”. Mullins habla del crecimiento de personas
que creen en un cristianismo sin iglesia institucionalizada como también otras
que están en iglesias institucionalizadas cuestionan la forma de la iglesia
tradicional. El afirma que los que defienden de “fraternidad ilimitada”
desconocen los rasgos distintivos de la iglesia.
El décimo sexto capítulo se llama “Los que los Bautistas
han contribuido a la civilización Americana”. Este capítulo fue un discurso
pronunciado en la Convención Bautista de Norte América por James-Town en marzo
de 1907 y trata sobre el aporte de los Bautista a Estados unidos[13]. James
afirma que todas las revoluciones que han existido son consecuencia de la
búsqueda de la libertad de los seres humanos. Sin embargo han sido los
Bautistas quienes han contribuido de una manera magistral con la idea de la
libertad en Estados Unidos.
“Ahora bien: mi tesis
es que los Bautistas han provisto el manojo de ideales religiosos al rededor
del cual los otros se han juntado y se le han rendido; que estos ideales han
impartido su peculiar gloria a ·nuestra organización temporal y política; que han
caído del cielo sobre las formas duras del poder terreno y las han glorificado
como un rayo del sol qué juega sobre el yelmo de Aquiles o como la luz del sol
dora y glorifica la cara oscura y pálida de la luna, • hasta que esto brilla
con poder capaz de guiar a su destino al viajero a quien le coge la noche. No
pretendo, por supuesto, que los Bautistas tengan el monopolio de estos ideales,
ni que en ningún sentido hayan dejado de existir otros algunos de ellos. Es más
cuestión de grados, y lo que mantengo es que ningún otro cuerpo religioso los
ha presentado adecuadamente y si lo han hecho los Bautistas[14]”
Según James la contribución a la civilización Americana
puede resumirse en 1) Fueron los que interpretaron correctamente la Reforma. 2)
Tuvieron una interpretación correcta de las Escrituras al excluir toda
jerarquía eclesiástica y el bautismo de infantes. 3) A pesar de la amplia
diversidad se ha mostrado una unidad sin comparación en pro del evangelio. 4)
Enfatizaron siempre la idea de la libertad. 5) Proveyeron analogías
espirituales para asuntos políticos.
El décimo séptimo capítulo se llama “Los bautistas y el
progreso del mundo”. Este capítulo muestra como todos estos principios juntos
son una cosmovisión bautista para el progreso del mundo.
“Ahora bien; nos
proponemos mostrar en lo que sigue, por los axiomas de religión, según quedan
expuestos, tomados junto con la verdad general de la competencia del alma en
religión bajo Dios, contienen los elementos esenciales de la civilización
moderna y son capaces de guiarla a los mejores y más elevados resultados. Primeramente
los consideraremos como una fuerza moral y religiosa; en segundo lugar, como
una fuerza intelectual; y en tercer lugar, como una fuerza social y política. En
todas estas esferas se verá que los axiomas de religión son el principal
promovedor de la civilización[15]”
El
libro de Mullins es recomendable por dos razones. La primera razón es porque es
un libro reflexivo que hace muchas preguntas que siguen siendo relevantes en
nuestro contexto postmoderno y nos puede ayudar a dar algunas respuestas a cómo
podemos enfrentar estos desafíos como denominación. La segunda razón es porque
es un libro que compara las doctrinas bautistas con las demás denominaciones y
nos permite ver cuáles son las implicancias de nuestras doctrinas bautistas en
comparación con la inconsecuencias de las otras denominaciones.
Pero
aunque es un libro recomendable esto no quiere decir que no tengo discrepancias
con su forma de “reinterpretar la fe bautista”. Una de las cosas con lo cual no
estoy de acuerdo es que su “reinterpretación de la fe bautista” realiza un
quiebre con la tradición Bautista Calvinista del Sur abriendo la puerta a un
sincretismo con el arminianismo en la confesión Fe y Mensaje Bautista[16]. Además es muy extraño que
en sus análisis haya tan poca referencias a las confesiones bautistas que
fueron la base de los Bautistas en Inglaterra y Estados Unidos[17]. Lamentablemente este
quiebre creado por Mullins fue el que los latinoamericanos heredamos como
teología y por tanto somos esclavos de un terrible minimalismo teológico del
cual se piensa que ser calvinista es contrario a ser Bautista.
Otra
de las cosas en las cuales no estoy de acuerdo con la “reinterpretación” de
Mullins es en poner como principio esencial bautista “la competencia del alma”.
Este principio fue inventado por él, pues hasta donde sé ningún bautista jamás
escribió un tratado sobre ello.
[1]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948.
[2]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 3.
[3]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Páginas 23.
[4]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 50.
[5]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 76
[6]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 111.
[7]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 117
[8]
Imagino que su referencia es al hipercalvinismo porque el calvinismo no niega
la libertad de la personas, ver punto 9 de la confesión de fe Bautista de
Londres de 1689.
[9]
Propuesta en Inglaterra por el anglicano Richard Hooker.
[10]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 169
[11] Edgar
Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 187
[12]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 197.
[13] Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa
Bautista de Publicaciones. Segunda Edición. 1948. Página 228
[14]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 230.
[15]
Edgar Mullins. Axiomas de la religión. Casa Bautista de Publicaciones. Segunda
Edición. 1948. Página 250
[16] Aquí
me refiero a la primera publicación del Fe y Mensaje Bautista de 1925. Luego de
eso fue revisada y adaptada en 1963 y en el 2000. Aquí se puede ver los
cambios. http://www.sbc.net/bfm2000/bfmcomparison.asp
[17]
Con estas confesiones me refiero específicamente a las confesiones Calvinistas
de Londres de 1644, 1689; La confesión de Filadelfia de 1792 y la confesión de
New Hampshire de 1833 que fueron la base de los Bautistas del Sur.
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