Donald Whitney es profesor del Seminario
Bautista del Sur en donde imparte la clase de espiritualidad bíblica y autor de
varios libros sobre el tema de las disciplinas espirituales pero hay uno en
particular llamado “Disciplinas espirituales para la vida cristiana” en donde
aborda este tema con mayor detalle[1].
En ese libro el define las disciplinas espirituales de la siguiente manera[2]:
“Las disciplinas espirituales son aquellas prácticas que se
encuentran en las Escrituras y que promueven el crecimiento espiritual entre
los que creen en el evangelio de Jesucristo. Son los hábitos de devoción y
cristianismo experiencial que el pueblo de Dios ha practicado desde los tiempos
bíblicos”
En ese libro el
argumenta que las disciplinas espirituales son fundamentales para el
crecimiento espiritual y que todos los hombres y mujeres que Dios ha usado en
la historia de la iglesia han practicado la mayoría de estas disciplinas
espirituales que son la lectura bíblica, el estudio, la memorización, la
meditación, la oración, el ayuno, la adoración familiar, etc. Sin embargo en la
actualidad entre los cristianos hay dos extremos sobre este tema que deben
rechazarse como anti bíblicos. El primero es el que enfatiza la gracia como
algo contrario a estas disciplinas espirituales y piensa que exigir que
practiquemos esto es “legalismo”. Por tanto cuando alguien les dice a los
hermanos que deben leer la Biblia o memorizar las Escrituras eso sería algo
legalista. Por supuesto esto hace preguntarse ¿Y cómo ellos crecerán
espiritualmente? El segundo es el que enfatiza tanto estas disciplinas
espirituales que cree que el llevar a cabo estas prácticas te hará más
aceptable ante Dios. Por lo que estos hermanos se sienten más aceptados con
Dios al practicar esto y tienden a mirar con malos ojos a aquellos que lo
practican. Estos dos extremos tienen un mal entendimiento sobre la gracia de
Dios. Como creyentes hemos sido salvados por la gracia de Dios pero esa misma
gracia nos motiva para practicar estas disciplinas espirituales y así disfrutar
de Dios y crecer espiritualmente. Pablo le escribió a Timoteo. 2 Timoteo 2:1
“Tu pues hijo mío, esfuérzate en la gracia que tenemos en Cristo
Jesús”
Y Pablo quiere
mostrarnos a través de estos versículos que leímos que la disciplina es
importante para crecer, avanzar y expandir el evangelio. En el mundo grecorromano el primer evento deportivo de
importancia eran los juegos olímpicos que se realizaban en la ciudad de Olimpia
y el segundo evento deportivo de importancia eran los juegos ístmicos los
cuales se llevaban a cabo a unos 16 kilómetros de Corinto. Los juegos se
celebraban uno de cada dos años, atrayendo a numerosos atletas y espectadores
de todas partes del mundo. Durante el año y medio que Pablo paso en Corinto
(50-52) los juegos se celebraron en la primera del año 51 por tanto es probable
que Pablo haya presenciado toda la actividad deportiva[3].
Para aquellos que participaban en los juegos se les exigía tener un periodo de
10 meses de estricta disciplina deportiva para prepararse para cuando llegara
el momento de participar. Aquellos que no se sometían a este periodo de
estricta disciplina quedaban descalificados.[4]
Entonces Pablo teniendo todo este conocimiento de los juegos ístmicos y las
disciplinas de las carreras como del boxeo va a ocupar estas dos ilustraciones
para aplicarlas a la vida cristiana.
Corre y lucha en
el evangelio. 1 Corintios 9:24-25
La primera ilustración que usa el Apóstol
Pablo es la de un competidor o atleta que corre y lucha en la competencia en
los versículos 24 y 25 ¿Acaso no saben ustedes que aunque todos
corren en el estadio, solamente uno se lleva el premio? Corran, pues, de tal
manera que lo obtengan. Todos los que luchan, se abstienen de todo. Ellos lo
hacen para recibir una corona corruptible; pero nosotros, para recibir una
corona incorruptible. (RVC; LBLA) ¿No saben que en una carrera todos los
corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo
que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos
lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por
uno que dura para siempre (NVI)
La idea de Pablo aquí no es establecer que
hay una competencia entre cristianos y que el mejor cristiano es el que gana el
premio. No hay que olvidar que Pablo está tomando una imagen de la época para
ilustrar la vida cristiana por tanto no debemos tomar cada detalle de la imagen
para tratar de darle un significado sino que hay que entender la idea principal
que Pablo quiere trasmitir con esta imagen que es la disciplina que el atleta
tenia al entrenarse y correr de tal forma que logre el premio. La idea de Pablo
según el contexto aquí es que él se disciplina de tal manera que está dispuesto
a renunciar sus derechos (1 Cor 9:15) y a su libertad cristiana con tal de
llegar a otros con el evangelio (1 Cor 9: 19) Pablo usa esta misma idea de la
disciplina como atleta en dos ocasiones. Filipenses 3:13-14; 2 Timoteo 2:5
“Hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa si hago: me olvido
ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que esta
adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús!
“y
tampoco el que lucha como atleta es coronado, sino lucha legítimamente”
Como podemos ver todo esto está relacionado
con la disciplina del atleta. Aquel que es cristiano debe disciplinarse como
atleta en su vida espiritual porque no hay otra manera de crecer
espiritualmente. El verso 25 nos agrega la idea de que ellos se disciplinan y
abstienen de todo para ganar el premio. Los competidores que ganaban en el
mundo antiguo recibían una guirnalda de pino y el reconocimiento de todas las
personas. Pablo hace un contraste entre la corona corruptible que ellos
recibían en el momento y la corona incorruptible que los cristianos recibiremos
por la eternidad. Esta idea de la corona Pablo la usa en otras ocasiones
también. 1 Pedro 5:4; Apocalipsis 2:10
“Así,
cuando se manifieste el Príncipe de los pastores, ustedes recibirán la corona
incorruptible de gloria”
“No
tengas miedo de los que vas a sufrir, pues el diablo pondrá a prueba a algunos
de ustedes y los echara a la cárcel, y allí tendrán que sufrir durante diez
días. Tú se fiel hasta la muerte, y yo te hare la corona de la vida”
Con esto Pablo nos quiere hacer pensar que
todo reconocimiento o premio en este mundo es corruptible porque es mundo es
pasajero, corruptible y perecedero en cambio todo el reconocimiento o premio
que recibamos por Dios es eterno, incorruptible e imperecedero (1 Pedro 1:3-5) Imagino
que todos conocemos de nombre al menos al jamaicano Usain Bolt pero si no lo
conoce les cuento que es un atleta que se hizo famoso cuando en varias
competiciones (Pekin 2008 y Berlin 2009) rompió el record de los 100 metros y
los 200 metros para transformarse en el hombre más rápido de la tierra de esta
categoría y llegar a ser conocido como el “relámpago[5]”.
Para llegar a convertirse en ese atleta mundial que rompe records y establece
nuevas marcas él tuvo que pasar por entrenamiento muy estrictos. Un diario
escribió sobre su entrenamiento lo siguiente[6]:
“Pero
nada fue gratis para el jamaiquino. Durante muchos años ha tenido que someterse
a sacrificios para llegar a lo que es en la actualidad. Bolt fue capaz de
renunciar a sus parejas sentimentales para tener más tiempo de preparación,
también dejo su comida favorita para alimentarse sanamente e incluso llego a
odiar el entrenamiento, pero como cito a Muhamanad Ali en una de sus
publicaciones en Instagram, “Prefiero sufrir ahora y ser recordado como un
campeón por toda la vida”
Como podemos ver este atleta ha estado años
sacrificándose, ha abandonado placeres mundanos como “parejas sentimentales” o
comidas que a él le gusta para poder ser el mejor. Todo esto lo ha hecho para obtener
el reconocimiento de los hombres a través de las medallas ¿Acaso los cristianos
no deberíamos buscar disciplinarnos de esta misma manera pero con el deseo de
honrar al Señor pues nuestra herencia o medallas son eternas? Por tanto como
cristianos debemos disciplinarnos en sacrificarnos abandonando todo lo que
interfiera en nuestro crecimiento espiritual. Lo primero en lo cual deberíamos disciplinarnos es el búsqueda de Dios.
John Piper en su libro “Cuando no deseo a Dios” comenta el pasaje de
Jeremías 2:13 y escribe:
“Dios se
muestra a sí mismo como una fuente de montaña de agua fresca, limpia y de vida.
La manera de glorificar una fuente como esa es disfrutando el agua y alabando
el agua y mantenerse regresando por más agua, y fortalecerse para el amor con
el agua, y nunca, nunca, nunca preferir otra agua en el mundo que es a agua[7]”
Cuando comenzamos nuestra vida cristiana
estamos deseosos de beber de esa agua vida que es Jesucristo pero luego debido
al pecado de nuestro corazón, la frialdad y negligencia de practicar los medios
de gracia como la oración, la lectura bíblica, el congregarse, el ayuno etc.
tendemos a comenzar buscar nuestra satisfacción en otras cosas en vez que de
Dios. Y por tanto gastamos nuestro tiempo y esfuerzo en tratar de satisfacer
nuestra alma en otras cosas que no son necesariamente malas pero se convierten
en un sustituto de Dios. Por ejemplo dime ¿Qué es lo que más te emociona? ¿Qué
es lo que más capta tu atención? ¿En qué es lo que gastas la mayor parte de
tiempo? ¿Qué es lo que más te impresiona? ¿Qué es lo que más te cautiva? ¿Es la
respuesta a todas estas preguntas: Cristo, su evangelio, su reino, su palabra o
es otra cosa? Eso demuestra cómo está tu alma delante de Dios.
Lo segundo es que deberíamos disciplinarnos en la abnegación de
nuestra voluntad. La persona abnegada es la persona
que se sacrifica o renuncia a sus deseos o interés[8]
y por tanto un cristiano abnegado es un cristiano que renuncia a si mismo con
el fin de glorificar más a Dios. A través de los siglos los cristianos han
considerado que “abnegación” o “mortificación” como una disciplina fundamental
en la vida cristiana. Por ejemplo Juan Calvino en un libro llamado ¿Cómo debe
vivir un cristiano? Escribió sobre esto[9]:
“Este es
el gran progreso de la vida cristiana: que prácticamente nos olvidemos de
nosotros mismos; que en todos los ámbitos estimemos nuestros asuntos como menos
importantes; y que fielmente nos esforcemos por dedicar nuestras energías a
Dios y sus mandamientos, porque cuando las Escrituras nos mandan que desestimemos
nuestros propios interese eliminan de nuestra alma el deseo de poseer cosas
para nosotros mismos, el amor al poder y la ansia de alabanza de la gente”
Por naturaleza todos nosotros pensamos en
nosotros mismos todo el tiempo y queremos que se haga nuestra voluntad en todas
las cosas ¿Sino porque se enoja continuamente cuando las cosas no salen como
usted quiere? Es porque por naturaleza queremos hacer nuestra voluntad. Sin
embargo nuestro Señor Jesucristo nos enseñó que el seguimiento de Jesucristo
tiene que ver con negarnos a nosotros mismos (Mt 16:24) e incluso el oro “Pero
que no sea como yo quiero, sino como lo quieres tu” (Mt 26:39; 40) ¿Que tanto
renuncias a ti mismo cuando estas en conflicto con algo que pide Dios y algo
que tú quieres? ¿Qué tanto renuncias en tus oraciones a que se “haga tu
voluntad y no la mía”? ¿Estás dispuesto a renunciar a todo lo que el Señor te
pide y confiar en su cuidado amoroso?
Lo tercero es que necesitamos disciplinarnos en la mortificación de nuestros
pecados. John Owen en su clásico libro “Victoria sobre el pecado y la
tentación” dice que la mortificación es una expresión metafórica tomada del
hacer morir a cualquier cosa viviente. El escribió[10]:
“¡Mortifica
el pecado! ¡Hazlo tu dedicación diaria! Mantente en ello mientras vivas y no
omitas esta obra ni un día. ¡Mata el pecado o el pecado te matara a ti!”
La única manera de matar el pecado en ti es
disciplinarnos en disfrutar de Dios, es disciplinarnos en la negación o
abnegación de nosotros mismos y en ir constantemente en la lectura bíblica y la
oración al Señor entonces el pecado no tendrá poder sobre nosotros. ¿Mortificas
tu pecado cada día? ¿Buscas al Señor en su palabra y oración cada día? ¿Es esto
algo esencial para ti? La práctica de estas disciplinas son las que Dios usa
para que como cristianos podamos crecer en el Señor.
Pablo corre y
lucha en el evangelio 1 Corintios 9:26-27
Pablo les dice a los Corintios que deben
disciplinarse no porque sea para el algo teórico sino que el mismo lleva un
estilo de vida disciplinado que lo muestra con su vida. Pablo nos dice en los versos 26 y 27 de estilo de vida
disciplinado. “Así que yo corro y lucho,
pero no sin una meta definida; no lo hago como si estuviera golpeando el
viento; más bien, golpeo mi cuerpo y lo someto a servidumbre, no sea que
después de haber predicado a otros yo mismo quede eliminado” (RVC; LBLA) “Así
que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al
aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber
predicado a otros, yo mismo quede descalificado” (NVI)
En estos versículos Pablo usa dos
ilustraciones. La primera es la del
atleta pero aplicada así mismo que nos dice que el “corre…no sin una meta definida”. La segunda es la del boxeador aplicada a si mismo que dice que “lucho… “no lo hace como si estuviera
golpeando al viento”… “golpea su cuerpo y lo somete a servidumbre”. El
boxeo era una de las principales competencias en los juegos griegos; los
boxeadores usaban guantas de cuero que cubrían la mayor parte del antebrazo
excepto los dedos, era un deporte violento. Luchar contra la sombra o “golpear
al aire” era preparación insuficiente para una competencia de boxeo; el
boxeador tenía que disciplinar su cuerpo mejor que eso para ganar y no ser
descalificado[11]. Uno de los boxeadores
más famosos de Chile es Martin Vargas el cual se caracterizaba por derrotar a
sus contrincantes por “nocaut”[12].
Esto era así porque el sabia donde golpear para derrotar a sus contrincantes de
la misma manera Pablo se refiere a que no golpea de forma alocada sino que
golpea con precisión poder derrotar a su contrincante que en este caso sería su
propio pecado.
Con estas dos ilustraciones Pablo quiere
mostrarnos que él se disciplina como un atleta y un boxeador pero que el corre
con una meta definida, el golpea de manera precisa. Como cristianos sabemos que
el propósito definido por el cual debemos correr y golpear es la gloria de
Dios. Si analizamos la vida de Pablo sin duda observaremos que el vivió una
vida disciplinada para la gloria de Dios. El corrió esta carrera cristiana con
el fin de buscar la gloria de Dios y abandonar toda gloria personal con el fin
de predicar el evangelio. Por ejemplo el predico el evangelio a pesar de la
gran oposición y persecución que enfrento constantemente. 1 Tesalonicenses
2:1-2
“Hermanos
míos, ustedes mismos saben que nuestra visita a ustedes no fue en vano. También
saben que, a pesar de haber sufrido y de ser maltratados en Filipos, Dios nos
dio el valor necesario para anunciarles el evangelio aun en medio de grandes
peligros”
El aborrecía el propio pecado de su corazón
con el que luchaba. Romanos 7:18-19
“Yo sé
que en mí, esto es, es mi naturaleza humana, no habita el bien: porque el
desear el bien esta en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que
quiero, sino el mal que no quiero”
Él estaba dispuesto a someterse (o golpear su
cuerpo) a la voluntad de Dios. 2 Corintios 12:8-9
“Tres
veces le he rogado al Señor que me lo quite, pero él me ha dicho: Con mi gracia
tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por
eso, con mucho gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de
Dios repose en mi”
Como podemos ver la disciplina era parte del
Apóstol Pablo en su vida con Cristo y eso trajo sus frutos en todo el trabajo
que hizo para la expansión del reino de Dios en la tierra plantando iglesias y
sufriendo por el evangelio. Esta misma marca la vemos en otros hombres de Dios
los cuales han determinado en su vida tener un solo objetivo que es la gloria
de Dios y la salvación de los hombres por medio de los evangelios. Los
cristianos a través de los siglos no han considerado “legalista” a quienes se
proponen con ciertas convicciones agradar lo más que puedan a Dios mientras
vivan. Uno de ellos es Jonathan Edwards el cual escribió 70 resoluciones
(convicciones) por las cuales se esforzaría en cumplir durante su vida[13].
28. Estoy
resuelto a estudiar las Escrituras tan firmemente, constantemente y con
frecuencia, al punto de que pueda encontrar y plenamente percibir, que estoy
creciendo en el conocimiento de ella.
30. Estoy
resuelto, a hacer todo lo posible cada semana para ser llevado más alto en la
religión (vida cristiana), y también en un más alto ejercicio de la gracia, de
lo que fue la semana anterior.
43. Estoy
resuelto de aquí en adelante, hasta que me muera, a nunca actuar como si fuera
mi propio dueño, sino entera y completamente soy de Dios porque será agradable
ser hallado así.
Otro de ellos es John Wesley el cual escribió
un reglamento para pastores que aun podría aplicarse para todo creyente[14].
1. Sean diligentes. Nunca permanezcan inactivos no tampoco activos en cosas
frívolas. Nunca pierdan el tiempo. No pasen más tiempo en ningún lugar del que
sea estrictamente necesario.
9. Sean siervos de otros. No se avergüencen de nada más que del pecado. No se avergüencen
de ir a buscar leña (si el tiempo lo permite), ni de sacar agua, ni de limpiar
el barro de sus propios zapatos, ni los de su prójimo.
11. Sean sosegados y apacibles en su salvación. No tienen nada de hacer más
que salvar almas. Por lo tanto, gasten y sean gastados en la obra. Y vayan
siempre no solo a aquellos que los quieren, sino a aquellos que más los
necesiten.
Si Pablo se disciplino en su vida cristiana a
pesar de toda la gracia que Dios le había otorgado ¿Por qué nosotros no lo
haríamos? Si hermanos piadosos a través de la historia del cristianismo se
disciplinaron para poder creer en la gracia de Dios ¿Por qué no lo haríamos
nosotros? Nuestra cultura tiende a tomar las disciplinas espirituales como algo
pesado, molesto o desagradable y por supuesto algo de eso tiene porque nos
sacan de nuestra comodidad pero luego comprendemos lo beneficioso y liberador
que es tener estas disciplinas espirituales. Por tanto la pregunta es ¿Estas
practicando una vida cristiana disciplinada? ¿Qué estás haciendo para creer en
la lectura bíblica y en la oración? ¿Qué estás haciendo para creer en la
evangelización? ¿Cómo estas usando tu trabajo para la gloria de Dios? ¿Cómo
estas usando tu matrimonio para la gloria de Dios? ¿Cómo estas usando tus
estudios para la gloria de Dios? Es seguro que todos vemos nuestro pecado
cuando nos damos cuenta de lo perezosos que somos en cuanto a la obra de Dios o
lo incapaces que nos sentimos de no vivir vidas disciplinadas delante de Dios. Pero
estas disciplinas deben vivirse en la gracia de Dios, si has fallado en llevar
una vida disciplinada puedes arrepentirse y seguir los consejos que nos da el
autor de Hebreos 12:1-2
“Por lo
tanto también nosotros, que tenemos tan gran nube de testigos a nuestro
alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el
autor y consumador de la fe, quien por su gozo que le esperaba sufrió la cruz,
y menosprecio el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios”
[1]
https://www.sbts.edu/academics/faculty/donald-s-whitney/
[2]
Donald S. Whitney. Disciplinas espirituales para la vida cristiana. Página 5.
[3]
William Hendriksen. 1 de Corintios. Página 276
[4]
Craig Keener. Comentario Cultural del Nuevo testamento. Página 470. Editorial
Mundo Hispano.
[5]
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bolt.htm
[6]
https://www.publimetro.cl/cl/grafico-chile/2015/08/24/entrenamiento-usain-bolt-hombre-mas-rapido-mundo.html
[7]
John Piper. Cuando no deseo a
Dios. Página 35.
[8]
https://dle.rae.es/abnegado
[9]
Juan Calvino ¿Cómo debe vivir un cristiano? Pagina. 18.
[10]
John Owen. Victoria sobre el pecado y la tentación. Página 62 y 66. Editorial
teología para vivir.
[11]
Craig Keener. Comentario cultural del nuevo testamento. Página 470. Editorial
mundo hispano.
[12]
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-95969.html
[13]
Jonathan Edwards. El verdadero avivamiento. Página 115, 117. Editorial teología
para vivir.
[14]
J. C. Ryle. Grandes líderes del siglo XVIII. Páginas 142-143. Editorial
teología para vivir.
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