Después de un buen
tiempo vuelvo a escribir en este blog. Durante el año 2022 comencé a escuchar a
muchos apologistas católicos romanos y a tomar en serio muchas de las
objeciones que ellos planteaban al protestantismo. Esto me hizo volver a leer
el catecismo de la iglesia católica romana y a tratar de analizar si sus
argumentos eran ciertos. Algunos protestantes que eran conocidos en las redes
sociales como Santiago Alarcón decidieron seguir el camino hacia el romanismo,
pero en mi caso más que ir a Roma me llevo a tener un interés mucho más
profundo por la teología histórica[1].
Estando en este camino descubrí lo que algunos teólogos protestantes llaman la
recuperación teológica[2].
Esto quiere decir redescubrir las obras de la teología medieval y patrística
para enriquecer la comprensión teológica actual. Por lo tanto, este año 2023 he
intentado leer dentro de mis posibilidades toda la literatura clásica sobre
este tema. Entonces lo que me gustaría hacer de ahora en adelante en este blog
es compartir parte de las cosas que he ido descubriendo en este caminar y
mostrar como todo ello enriquece mucho más la vida cristiana en general. En
esta primera entrada comenzare explicando él porque es importante la patrística
y cuál es la relevancia para estudiarla en la actualidad.
¿Qué es la patrística?
Me gustaría comenzar
advirtiendo dos cosas. En primer lugar, yo no soy ningún experto en teología
histórica sino más bien un lector autodidacta del tema. Por lo tanto, comparto
todo esto como un aprendiz que soy del tema y nada más que eso. En segundo
lugar, generalmente voy a ir citando libros de estudiosos sobre la patrística
de toda tradición cristiana (católica romana, ortodoxo o protestante) así que
nada lo que escriba es original, sino que simplemente me esforzare por darle
una aplicación actual a varias de las cosas que citare. Entonces comenzamos…
¿Qué
es la patrística?
El estudio de los Padres se llama patrología o
patrística. El término patrología fue creado en 1653 por el luterano Jean
Gerhard. Designa el estudio de las literaturas cristianas antiguas. El acento recae
sobre la historia literaria: biografía, obras, valoración crítica. Patrística
es en su origen un adjetivo que caracteriza la teología. Generalmente se
reserva el término para el estudio doctrinal y la historia de las ideas[3]
La Patrología es la parte de la historia de la
literatura cristiana que trata de los autores de la antigüedad que escribieron
sobre teología y temas de religión. Comprende tanto a los escritores ortodoxos
como a los heterodoxos, aunque se ocupe preferentemente de los primeros. La Patrología
se puede definir como la ciencia de los Padres de la Iglesia… La Patrología se
distingue de la Patrística. Esta última estudia el pensamiento teológico de los
Padres, dejando a un lado los elementos literarios e históricos. Es, pues, una
historia de las formulaciones dogmáticas a lo largo de los primeros años de la
era cristiana[4].
¿Quiénes
son parte de la patrística?
En sentido estricto se reserva generalmente el título
de "Padre de la Iglesia" a los escritores cristianos que responden a
las cuatro características siguientes:
Antigüedad: la época de los Padres, que los antiguos tendían a
prolongar hasta el siglo XV (de donde el nombre de patrología dado a
colecciones antiguas), hoy se cierra comúnmente en Occidente con Gregorio Magno
(t 604) o Isidoro de Sevilla (t 636), o a veces con Beda el Venerable (t 735).
En Oriente la frontera es más imprecisa. Ordinariamente se piensa que Juan
Damasceno (t 749) es el que cierra la era patrística. Sea lo que sea, es un
dato significativo la pertenencia a la época de los siete primeros concilios
ecuménicos (antes del Nicea I, en el 325, y hasta el Nicea II, en el 787).
Santidad de vida
Universalidad, o conformidad de su enseñanza con la de la Iglesia
universal
Aprobación de la
Iglesia que cita oficialmente su doctrina.
Algunos, que no cumplen satisfactoriamente estos criterios, como Tertuliano u
Orígenes, y que a veces son calificados como "escritores
eclesiásticos", están considerados, a pesar de todo, como Padres en razón
del valor de sus obras. Otros han sido reconocidos como poseedores de una
enseñanza eminentemente ejemplar para la Iglesia; éstos han recibido, igual que
otros posteriormente (como santa Teresa de Lisieux) el título de Doctores de la
Iglesia. Así Ambrosio, Jerónimo, Agustín y Gregorio Magno entre los Latinos,
Atanasio, Basilio, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo entre los Griegos.[5]
No quisiera entrar en
detalles sobre la distinción entre patrística y patrología sino más bien
“aplicar” lo que los estudiosos consideran requisitos para que un autor sea
considerado parte de los padres de la iglesia. La primera característica es la antigüedad. Como Carl Trueman ha
observado en varios de sus libros[6]
los cristianos actualmente tienen una cierta aversión a lo que es del pasado o
antiguo. La mayoría de teólogos y cristianos suponen que son más sabios o más
entendidos en la teología cristiana debido que poseen herramientas no tenían en
el pasado. Ahora hay algo cierto en eso de sostener que hoy en día tenemos
mejores herramientas técnicas para investigar y trabajar en el texto bíblico,
pero eso no significa que tengamos una mejor exegesis de las Escrituras. Por
ejemplo David Steinmetz escribió un artículo en donde sostiene que la exegesis
pre-critica es superior a la exegesis critica[7].
Quisiera sugerir una hipótesis alternativa. La teoría
medieval de los niveles de significado en el texto bíblico, con todos sus
indudables defectos, floreció porque es verdadera, mientras que la teoría
moderna de un significado único, con todas sus virtudes demostrables, es falsa.
Hasta que el método histórico crítico se vuelva crítico de sus propios
fundamentos teóricos y desarrolle una teoría hermenéutica adecuada a la
naturaleza del texto que está interpretando, permanecerá restringido -como
merece- al gremio y a la academia, donde la cuestión de la verdad puede ser
aplazada sin fin.
Es por eso que C. S
Lewis argumento en su prefacio al libro de Atanasio que era mucho mejor leer
libros antiguos en vez de nuevo porque los libros antiguos nos ayudan a
cuestionar nuestra época[8].
Lo mismo sucede con nuestra teología, el leer teología patrística o medieval
nos va a confrontar por nuestros supuestos filosóficos y teológicos a los
cuales somos ciegos muchas veces. ¿No será bueno dejar de basar nuestra
teología cristiana en los teólogos contemporáneos y empezar a leer a los
teólogos más antiguos que dieron forma a todos nuestros dogmas esenciales? Este
es el trabajo que teólogos como Matthew Barrett o Craig Carter están haciendo
en sus diversos libros.
La segunda característica es la santidad de vida. Por mucho tiempo he
tenido por ejemplo de vida santa a reformadores como Lutero, Calvino, Zwinglio
y también a los reformadores posteriores como Owen, Turretin, Baxter etc. Cada
uno de ellos son más santos (apartados) que otros en distintas áreas, pero al
fin y al cabo todos querían ser ofrenda de olor fragante para el Señor. Sin
embargo, hay muchas más vidas a las cuales podríamos imitar y estas estas en la
época de la patrística. Por ejemplo ¿Quién de nosotros podría ser como Ignacio
de Antioquia que decía cuando iba a morir que deseaba “ser trigo de Dios,
molido por los dientes de la fiera y convertido en pan puro de Cristo? ¿O quién
de nosotros tendría la valentía del anciano obispo de Policarpo para morir de
la manera en que el murió? ¿O quién de nosotros se esforzaría refutar a las
doctrinas herejes como lo hizo Ireneo de Lyon o Justino Mártir? ¿O quienes de
nosotros tendría la consagración san Antonio de Abad tuvo en el desierto? Cuando
uno lee sus obras no deja de asombrarse del manejo que tenían de las Escrituras
y la filosofía pagana. Pero además uno no puede dejar de asombrarse de la forma
santa en que ellos vivieron su fe cristiana. El nivel de consagración de ellos
es impresionante. Por lo que hay mucho de santidad que podremos imitar en estos
primeros cristianos y el estudiarnos nos ayudara a pensar el cómo enfrentar la
verdad en la cual vivimos.
La tercera característica es la universalidad. Una de las críticas que
más recibe el protestantismo por parte del catolicismo romano es su fragmentación
de tantas denominaciones diferentes. Por lo que se dice que el protestantismo
no es católico debido a esa misma división que tiene desde sus orígenes. Sin embargo,
eso no es lo que los reformadores pensaron de sí mismo, sino que ellos se consideraban
a sí mismo como católicos reformados. Esto lo ha demostrado muy claramente
Matthew Barrett en su libro “La reforma como renovación”.
Se podrían proporcionar muchos otros ejemplos, desde
la confesión hasta los catecismos, pero la complicada matriz de continuidad y
discontinuidad es evidente. El estudioso de la Reforma está en terreno seguro
para responder sí y no. La Reforma no fue, como algunos dicen, una renovación
aniquiladora, y mucho menos una revolución radical, prescindiendo de todo lo
anterior y sustituyéndolo por un sistema completamente nuevo de fe y práctica.
Un análisis mejor y más preciso dice que la Reforma ratificó una revisión pero
que creó una renovación, es decir, una renovación de los caminos antiguos,
patrísticos y medievales, más que un abandono total. “La Reforma comenzó como
una discusión entre los miembros católicos; continuó como una discusión entre
católicos y excatólicos hasta bien pasada la mitad del siglo”. Eso cambió
cuando los reformadores fueron condenados por Trento, pero incluso entonces
persistieron en su afirmación de que eran mucho más católicos que Roma. Pagina
136
Por tanto, la
universalidad de la fe o catolicidad de la fe no pertenece solo a la iglesia católica
romana o a la iglesia ortodoxa, sino que a toda la cristiandad. Incluso si uno
hace una revisión rápida de las diversas confesiones reformadas vera que la “catolicidad”
es una idea protestante y reformada. No hay nada nuevo bajo el sol. Por tanto,
lo que nos hace falta a los protestantes en la actualidad es recoger esta
catolicidad y aplicarla destacando a los autores de la época patrística y
medieval de los cuales tenemos una tremenda deuda en teología propia, cristología,
eclesiología, etc. ¿No nos haría bien salir de nuestras paredes teológicas y
abrirnos a descubrir y aprender de los desarrollos teológicos de estos teólogos
católicos?
La cuarta característica que la iglesia cite
oficialmente su doctrina. La mayoría de los protestantes actuales tiene una idea
de la sola Escritura que no se ajusta con lo que los protestantes históricos querían
decir con sola Escritura.
“Sola Scriptura se
confunde con demasiada facilidad hoy en día con nuda Scriptura, la opinión de que
no debemos tener "¡ningún credo más que la Biblia!" Los que entonan
este mantra creen que los credos, las confesiones, las voces de la tradición y
los que ocupan cargos eclesiásticos no tienen ninguna autoridad en la iglesia.
Pero esta no era la posición de los reformadores, ni debe equipararse con la
sola Scriptura. La Sola Scriptura reconoce que hay otras autoridades
importantes para el cristiano, autoridades que deben ser escuchadas y seguidas.
Pero sólo la Escritura es nuestra autoridad final. Es la autoridad que rige y
gobierna a todas las demás autoridades. Es la autoridad que tiene la última
palabra. Podríamos decir que mientras que la tradición de la iglesia y los
funcionarios de la iglesia juegan un papel ministerial, sólo la Escritura juega
un papel magistral. Esto significa que todas las demás autoridades deben ser
seguidas sólo en la medida en que se alineen con la Escritura, se sometan a la
Escritura, y sean consideradas como subordinadas a la Escritura, que es nuestra
única autoridad suprema[9]”
La sola Escritura no
significa que sea la única autoridad, sino que es la suprema autoridad lo cual
significa que el protestantismo también acepto a otras autoridades que
estuvieran bajo la Escritura que son la tradición de la iglesia y la ley
natural. No entrare en mayores detalles sobre esto, pero es evidente que el
protestantismo acepta la tradición de la iglesia cuando acepta 4 concilios ecuménicos
en sus propias confesiones. Por tanto, la tradición de la iglesia siempre ha
sido importante para el protestantismo, aunque no de igual manera que la
iglesia católica romana o los ortodoxos. Para nosotros debería ser muy
importante escuchar a la tradición cristiana cuando nombra a ciertos teólogos patrísticos
o medievales que destacaron en su teología. Aquí podemos pensar rápidamente en
los tres capadocios (Basilio de Cesarea; Gregorio de Nisa y Gregorio
Nacianceno) San Atanasio o San Agustín. Por tanto, por estas y otras razones más
que podríamos añadir resulta muy importante involucrarse en esta recuperación teológica
que nos ayudara a enriquecer nuestra espiritualidad, liturgia, vida cristiana y
a pensar de mejor manera los desafíos que tenemos en nuestra cultura.
[1] Las conversiones del
protestantismo al católico romano no son algo nuevo, pero parecen ir en aumento
últimamente. Un buen libro para pensar las razones sobre esto es este. https://davenantinstitute.org/why-do-protestants-convert?fbclid=IwAR1qH_Zv0UJyi0pUK6jEHbenD1svuOKAuxu3OuDmorHP2IiwQmR8hE0spUg
[2] Aquí estoy pensando en libros
y teólogos involucrados en este movimiento. https://www.thegospelcoalition.org/reviews/theology-retrieval-receiving/
[3] Adalbert G. Hamman. Para leer
los padres de la iglesia. Página 6.
[4] Juan Antonio Gil-Tamayo y
Jose Manuel Fidalgo. Patrología. Pagina 6.
[5] Adalbert G. Hamman. Para leer
los padres de la iglesia. Página 5. Juan Antonio Gil-Tamayo y Jose Manuel
Fidalgo. Patrología. Páginas 8 y 9 tiene enumera las mismas características
para ser considerado “padre de la iglesia”.
[6] Por ejemplo, desarrolla este
argumento en el “Imperativo Confesional” y tambien en el libro de “el origen y
el triunfo del yo moderno”.
[7] Tópicos de Teología pastoral.
Volumen 2. Página 18. Editorial Teología para vivir.
[8]
https://semperreformandaperu.org/2023/12/14/el-peligro-de-solo-leer-libros-modernos-de-teologia-por-c-s-lewis/
[9]
Matthew Barrett. God Word Alone. The authority of Scripture. Pagina 23.
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