Una
de las primeras falsas enseñanzas que escuche cuando recién me convertí en
Cristiano fue la idea de que lo declaras con tu boca tiene poder[1]. Por tanto yo podría
declarar que quería ciertas cosas y debido a que mi boca tenia poder eso podría
cumplirse si tenía “fe”. Esto podía llegar a extremos ridículos de no poder
decir que “estas enfermo” porque estas declarando enfermedad para tu vida. Ninguna
de estas enseñanzas tiene un sustento bíblico, pero esto no significa que
nuestras palabras no tengan ninguna importancia o no tengan ningún impacto
positivo o negativo según lo que decimos. Vivimos en una cultura llena de
información donde las personas no tocan conciencia del uso adecuado de sus
palabras, cada una de las personas puede decir lo que quiera en nombre de la
libertad de expresión, pero nosotros como cristianos debemos ser sabios en el
uso de estas palabras. El libro de Proverbios tiene mucho que decirnos a ser
sabios que debemos ser en el uso de nuestras palabras.
“En las muchas palabras no falta pecado;
más el que refrena sus labios es prudente” Proverbios 10:19
“Los labios del justo saben hablar lo
que agrada; más la boca de los impíos habla perversidades” Proverbios 10:32
“Hay hombres cuyas palabras son como
golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina” Proverbios 12:18
“Panal de miel son los dichos suaves;
suavidad al alma y medicina para los huesos” Proverbios 16:24
Como
podemos ver las Escrituras nos advierten del uso adecuado, sabio y prudente de
las palabras es por eso que se afirma radicalmente que “La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y el que la ama
comeré de sus frutos” (Proverbios 18:21) Las palabras que edifican traen
“vida” pero las palabras necias son pecaminosas y por tanto traen “muerte”.
Santiago 3:1-2 No os hagáis
maestros
El
apóstol Santiago retoma un tema que él había abordado en el capítulo 1 de esta
carta en donde había dicho que el hombre debe ser “pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” (1:19) y
que “Si alguno se cree religioso entre
vosotros y no refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, la religión del
tal es vana” (1:27) Pero ahora se va a dedicar a explicarlo de forma mucho
más detallada. El tema trata del poder que tienen las palabras, lo que decimos
puede ser usado para edificar o para destruir. Es por eso que el Apóstol
Santiago aborda en primer lugar aplicándolo a los maestros, pues ellos son
quienes más usan las palabras a la hora de enseñar y pastorear. El comienza
hablando en el tono pastoral que lo caracteriza al decir “hermanos míos” (Stgo
1:2; 19; 2:1; 14). El llamado es a que no todos se hagan maestros porque recibirán
mayor condenación. “No pretendan muchos
de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad”
(NVI) “no muchos deberían llegar a ser
maestros de la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera
más estricta” (NTV)
Recordemos
que Santiago está escribiendo a una comunidad judía en donde se valoran mucho
los maestros (Rabies) Un rabí era un persona sabia y respetada por la comunidad
por tanto había muchos que les gustaba ser llamados maestros solamente por vanagloria
(Mt 23:5-6) y probablemente muchos querían autonombrarse maestros en aquel
lugar para ser respetados y conocidos por todos. Pero Santiago advierte la
seriedad que significa ser maestros pues si los cristianos que no son maestros
van a ser juzgados por todo lo que dicen (Mt 12:26) imagínense los maestros.
Por tanto el autonombrarse maestros sin ser tener un llamado genuino del Señor
ni ser reconocido por una iglesia local que confirme ese llamado es totalmente
peligroso. Ya desde el Antiguo testamento podemos ver ejemplos de falsos
maestros que engañan al pueblo por medio de palabras mentirosa. Jeremías 14:14
“Me dijo entonces Jehová: Falsamente
profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni los mandé, ni les hablé;
visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón profetizan”
El
Apóstol Santiago da como advertencia que aquellos que son maestros falsos
(autonombrados) o verdaderos serán juzgados por todo lo que enseñan o afirman.
Y esto no es solamente las enseñanzas oficiales (pulpito) sino también con
todos los consejos o palabras que ellos den, por esto mismo es que posee tanta
seriedad la enseñanza. Pero la advertencia de Santiago va mucho más allá pues
nos dice que incluso no siendo falsos maestros que abiertamente decimos
palabras mentirosas de igual manera podemos ofender a nuestros hermanos. Un
verdadero maestro también puede ofender a las personas y la razón de ello es
porque simplemente somos pecadores y todos hemos ofendido a alguna persona con
nuestras palabras. Santiago nos dice que si nunca ha ofendido con sus palabras
entonces el sería un “varón perfecto” ¿Quiere decir esto que si alguien
controla su lengua sería totalmente perfecto? Algunos comentaristas optan por
creer que se refiere a una persona que puede llegar a estar sin pecado, pero
que esto no sucederá en esta vida. Otros piensan que se refiere a la madurez
espiritual que una persona puede adquirir cuando controla la lengua[2] (Stgo 1:4) Pero cualquiera
sea la opción que se tome la idea es que quien logrará controlar su cuerpo
podría controlar todo su cuerpo. Por el contexto de la carta sabemos que habían
muchas murmuraciones y juicios pecaminosos contra los hermanos (Stgo 4:11-12)
Por
tanto las preguntas que podemos hacer son ¿Usamos nuestras palabras para
prácticas pecaminosas como la murmuración y el juicio contra nuestros hermanos
o hacemos un uso sabio y adecuado de nuestras palabras para la
edificación del cuerpo de Cristo? ¿Somos personas de muchas palabras donde no
falta el pecado o somos sabios en el uso adecuado de nuestras palabras? ¿Somos
creyentes que dominamos nuestras palabras para hablar lo que agrada al Señor y
no usándolas para hablar perversidades? ¿Son nuestras palabras el reflejo de la
vida cristiana que trae edificación y medicina al hermano o son golpes de
espada que golpean al hermano hasta destruirlo? Sabemos que de la abundancia
del corazón habla la boca (Mt 12:34)
Santiago 3:3-5 Tres
ilustraciones de la lengua
El apóstol
Santiago ahora quiere ilustrar el uso de la lengua por medio de tres
ilustraciones: el freno de los caballos, el timón del barco y el fuego. Las dos
primeras son positivas y muestran como nosotros debemos controlar la lengua y
la tercera es negativa y muestra como se puede destruir por medio de la lengua.
La
primera ilustración de los caballos con riendas o frenos era muy usada en el
mundo del medio oriente y por tanto conocidas por la mayoría de las personas[3]. Aun para nosotros quienes
no hemos usado caballos es fácil de imaginar como el bocado o freno que se le
pone a un caballo va a dirigirlo. Pero ¿Qué pasaría si no tuviéramos un bocado
o un freno sobre el caballo? El caballo se volvería loco haciendo daño a quien
lo monta y probablemente a quienes están cerca. De la misma manera que si no
controlamos la lengua ella puede el bocado o freno podemos hacernos daño a
nosotros mismos y los demás hermanos. ¿Hay visto a esas personas que dicen yo
siempre digo lo pienso y no me importa lo que otros piensen sobre eso? Ese tipo
de personas son poco sabias y son como una yegua suelta que hablan sin pensar y
hacen daños a otras personas. Por tanto debemos ser como el Salmos 32:1 que
dice:
“Yo dije: Atenderé a mis caminos, para
no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esta
delante de mi”
La
segunda ilustración es la de los barcos (Naves). Se dice que los judíos siempre
le tuvieron respeto al mar porque ellos nunca fueron un pueblo marítimo[4]. Aunque esta nave o barca
es movida por los grandes y fuertes vientos y por el oleaje feroz del mar el
hombre puede dominar la nave por medio de un pequeño timón que puede dirigir la
dirección del barco. Cuando un barco en el mundo antiguo perdía el control era
casi imposible salvarse por lo que perdía toda esperanza de vivir como sucedió
con el naufragio de Pablo dirigiéndose a Roma (Hechos 27:13-20) Así mismo es
una lengua sin control, es como un barco descontrolado sin timón que va
directamente al naufragio, o sea a la destrucción y muerte.
La
tercera ilustración es la del fuego y es usada de forma negativa. Santiago
comienza diciendo que la lengua es un miembro muy pequeño y sin duda tenía
razón ya que mide aproximadamente 10 centímetros,[5] pero siendo tan pequeña
ella se jacta de grandes cosas “Hace
alarde de grandes hazañas” (NVI) “Que
pronuncia grandes discursos” (NTV) Es la lengua arrogante a lo que llevaba
a estos hermanos de esta iglesia a jactarse y mentir contra los demás (Stgo
3:14) Es la lengua arrogante la que llevada a los corintios a jactarse para
decir “Yo soy de Pablo” “Yo soy de
Apolos” (1 Cor 1:12) o para decir “Yo tengo estos dones” u “Yo tengo estos
otros” (1 Cor 12) Es la misma lengua la
que hoy día lleva a personas a decir “Yo estudie esto” “Yo estudie aquello”
Simplemente manifestando una vanagloria por lo que tienen o lo que son. El
apóstol Santiago nos dice que esta pequeña lengua puede encender enorme
incendio forestal. Seguramente todos recordamos el “gran incendio de
Valparaíso” ocurrido el 2014 el cual dejo 2.900 viviendas destruidas, 12.500
personas damnificadas y 15 personas fallecidas[6]. Este fue el incendio más
grande de la historia de Chile debido a la magnitud de su destrucción, pues así
mismo es la lengua cuando esta descontrolada. Ella comienza con una pequeña
chispa pero luego se expande como un gran fuego devorador que destruye todo. En
las Escrituras tenemos varios ejemplos de murmuración para poner en
cuestionamiento la integridad o autoridad de la persona. Por ejemplo tenemos el
caso María y Aarón que murmuran contra Moisés para cuestionar su integridad y
autoridad (Num 12:1) contra Jesús murmuraron que el había nacido en fornicación
para poder desacreditar su mensaje (Jn 8:41) así como también a Pablo lo
acusaban de aprovecharse de los creyentes y así desacreditar sus enseñanzas (1
Cor 9:3) Es por eso que las Escrituras
llaman a que contra toda persona, incluyendo los ancianos se deben presentar
dos o tres testigos (Mt 18:16; 1 Tim 5:19)
Jonathan
Leeman en su libro la disciplina de la iglesia[7] cuenta la historia de una
mujer llamada Ana que había sido parte de una iglesia sin membrecía por muchos
años y cuando el nuevo pastor llega ve la necesidad de establecer una membrecía
bíblica. Aunque toda la iglesia lo acepto sin problemas Ana y su marido no lo
aceptaron y comenzaron a acumular resentimiento. Entonces un día Ana vio al
nuevo pastor de la iglesia conversando y riendo con una mujer joven que no era
su esposa en el supermercado y por tanto dedujo que el pastor tenía una
aventura amorosa con esta mujer. Ana comenzó a esparcir el rumor hasta que
llego a los ancianos de la iglesia los cuales le preguntaron si tenía pruebas
de ello y ella dijo que no, entonces le pidieron que se arrepintiera del rumor
y pidiera perdón al pastor por este pecado a lo que ella no accedió y siguió
expandiendo el rumor. Debido a la
insistencia de Ana de murmuran con los hermanos sobre esto, finalmente ella fue
simplemente tratada como una falsa conversa y se le prohibió tomar la cena (ya
que no era miembro)
Casos
así vamos a enfrentar como iglesias donde la murmuración comienza sutilmente
pero luego se expande por toda la iglesia como un fuego. Vivimos en una cultura
donde el “chisme, la murmuración y el pelambre” son cotidianos pero nosotros
como cristianos no podemos permitirnos participar en esos pecados menos cuando
se trata de miembros de la iglesia a la cual pertenecemos. Si nosotros tenemos
alguna cosa que decirle a un hermano, ve y díselo cara a cara como ordena la
Escritura (Mt 18:16) hablar mal de una persona (sea hermano o no) es pecaminoso
ya es que es usar nuestra lengua como un fuego que destruye todo. Como
cristianos debemos incluso rechazar cuando una persona viene a murmurarnos
sobre otras personas si no hay hablando con aquella persona sobre el asunto.
¿Por qué hablar, murmurar o comentar sobre un hermano cuando uno puede
preguntárselo en persona? Tal práctica debe ser eliminada de nuestra vida.
“El que anda en chismes descubre lo
secreto; mas el espíritu fiel lo guarda todo” Proverbios 11: 13
Santiago
3:6-8 La destrucción de la lengua
El
apóstol Santiago ahora aplica la ilustración de la lengua como fuego y muestra
todo el daño y destrucción que puede producir. Después decirnos que es un fuego
nos dice que “un mundo de maldad” porque 1)
La lengua contamina nuestro ser. Lo que la lengua hace es que como es parte
de todos los miembros de nuestro cuerpo, contamina todo nuestro ser con lo que
afirma. Es por eso que Jesús afirmo que “Lo
que del hombre sale, eso contamina al hombre” (Marcos 7:20) Cuando te
mantienes murmurando, pelando o hablando mal del alguien simplemente estás
practicando el pecado y eso diría que tú no eres salvo porque un cristiano peca
pero no practica el pecado (1 Juan 1:6)
2) porque es una actitud del Satánica (del
infierno) Luego nos dice que “inflama
la rueda de la creación” que literalmente significa “el circulo de la
vida”, en otras palabras significa que la contaminación de este pecado no le
afecta solamente a el personal sino que se puede expandir por medio de las demás
personas y contaminarlas. Por ejemplo si una persona te comienza a decir que
tal persona es mentirosa, entonces tú ya no la vas a mirar con los mismos ojos
sino que vas a estar pensando que si realmente es mentirosa. Ese comentario que
aquella persona te dio (con o sin fundamento) ahora te ha contaminado a ti para
pensar mal. Además nos dice que la lengua pecaminosa es “inflamada por el
infierno” o sea que es “encendida o prendida por el fuego del infierno”. La
palabra infierno aquí es una traducción de la palabra griega “Gehenna” (o valle
de Hinon) que era el lugar de la época que se conocía como el vertedero donde
se quemaban los desperdicios y donde el fuego estaba prendido todo el tiempo.
Jesucristo lo uso varias veces como ilustraciones del infierno eterno (Mt
25:46). Lo que nos quiere decir Santiago es que usar nuestra lengua de esta
manera es una actitud Satánica. ¿Por qué? Porque cuando se murmura se miente
sobre la persona y Satanás es el padre de mentira (Jn 8:44) Satanás es quien
acusa a los escogidos de Dios delante del Padre de todas las cosas (Zac 3:1-2)
mientras que Jesucristo es nuestro abogado delante del Padre (Jn 2:1)
Santiago
como buen judío recuerda la creación del Señor en Génesis 1:26-28 y el mandato
de dominar la creación (sojuzgar, señorear) y nos dice que el hombre debe y
puede dominar a toda bestia, ave, serpientes o seres del mar. El hombre en gran
medida ha dominado durante la historia de la humanidad a toda la creación
sometiéndolas para sus propósitos. Pero hay algo que no ha podido dominar y
esto es su lengua. La lengua es un “mal que no puede dominarlo” es un veneno
mortal que hace daño. El salmo 140:3 describe a la lengua de los hombres como
una serpiente que contiene veneno ¡Así se malvado e incontrolable es la lengua
del pecador!
Lo
más impresionante de esto no es que el mundo le agrade estas prácticas ya que
el mundo está enceguecido con el dios de este mundo (2 Cor 4:4) lo más
impresionante es que cristianos les parezca interesante “disfrutar de esta práctica
viendo programas que se dedican a esto” ¿Cómo podríamos como hijos de Dios
participar en tales obras de la tinieblas? Más bien no deberíamos alejarnos de
aquellos programas que difunden tales cosas. Así como también en nuestros
trabajos es inevitable que se formen rumores de ciertas personas nosotros como
cristianos debemos evitar tales prácticas porque son Satánicas. Como cristianos
debemos aprender y entrenarnos en el uso sabio de nuestra lengua para evitar
estas prácticas. Nuevamente el libro de Proverbios nos provee de muchos
consejos sabios:
“El hipócrita con la boca daña a su
prójimo; Más los justos son librados con la sabiduría” Proverbios 11:9
“El que guarda su boca guarda su alma.
Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad” Proverbios 13:3
“Aun el necio, cuando calla, es contado
por sabio; el que cierra sus labios es entendido” Proverbios 17:28
Las
personas que afirman decir lo que piensan simplemente y hacen daño a su prójimo
son simplemente hipócritas. Como cristianos debemos guardar con sabiduría
nuestras palabras para no dañar al prójimo.
Santiago 3:9-12 La lengua
para bendición o maldición
El apóstol
Santiago hace que pensemos si acaso tiene sentido por un lado alabar al Señor y
por el otro lado maldecir a nuestros hermanos que han sido creados a imagen y
semejanza de Dios (Gen 1:27) Todas las personas tienen dignidad debido a que
poseen la imagen de Dios por tanto ¿Tiene acaso sentido decir que amo a Dios
sin embargo maldigo a mi prójimo? La
relación con Dios se refleja en el trato que le damos a los demás hombres, pero
específicamente a nuestros hermanos (1 Jn 3:10-11) Santiago nos dice que no es
posible que de la misma boca procedan bendición y maldición ¿Por qué? Porque
Jesús y los demás apóstoles nos enseñaron que así debe ser:
“Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen” Mateo 5:44
“Bendecid a los que os persiguen;
bendecid, y no maldigáis” Romanos 12:14
“No devolviendo mal por mal, ni
maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que
fuisteis llamados para que heredaseis bendición” 1 Pedro 3:9
Cuando
hablamos mal de los demás de forma pecaminosa los estamos maldiciendo porque
estamos denigrando a la persona.[8] Por tanto esto no es algo
que los cristianos debamos hacer. Para concluir Santiago provee 3 ilustraciones
con preguntas retoricas para que los judíos pensaran al respecto. El ejemplo
del agua dulce y amarga, el ejemplo si la higuera puede producir aceitunas o si
la vid puede producir higos obviamente tiene como respuesta que no. Es si nos
preguntaran ¿Puede un cristiano vivir practicando la murmuración? ¿Puede un
cristiano vivir practicando el chisme? ¿Puede un cristiano vivir juzgando a los
hermanos todo el tiempo? Las respuestas obvia es que no, un cristiano puede
caer en estos pecados, pero un cristiano no puede vivir todo el tiempo practicando
este tipo de pecados.
La gracia en la boca de
Jesús
Todos
alguna vez hemos murmurado sobre algo o alguien sin saber lo suficiente y hemos
pecado ante el Señor. La razón de eso es porque lo que decimos refleja el
corazón que nosotros tenemos, un corazón pecaminoso. Pero en cambio podemos
observar de forma profética como de nuestro Salvador Jesucristo solo brotaban
“palabras de gracia”. Salmos 45:2
“Eres el más hermoso de los hijos de los
hombres; la gracia se derramo en tus labios”
Las
palabras Jesucristo siempre estuvieron llenas de gracia porque el traía la
salvación por gracia y verdad (Jn 1:14) todos los que hemos pecado con palabras
vanas palabras arrepintámonos y volvamos al Señor de las palabras de vida.
[1] https://contralaapostasia.com/2013/04/19/declara-confiesa-en-positivo-esto-es-biblico/
[2]
Comentario Mundo Hispano de Santiago. Página 174. William Hendriksen Comentario
de Santiago. Página 94. Comentario NVI de Santiago. Página 212.
[3]
Craig Keener. Comentario Cultural del Nuevo testamento. Página 691
[4]
William Hendriksen. Comentario a Santiago. Pagina 96.
[5]
https://www.terra.com.br/vida-e-estilo/saude/salud-bucal/cuanto-mide-la-lengua-esa-y-otras-curiosidades,cb855d1b0a36c290e47cc65f744d0be4jsw5yfoz.html
[6]
http://www.foxnews.com/world/2014/04/13/forest-fire-destroys-at-least-150-homes-sparks-evacuations-in-chilean-city.html
[7]
Jonathan Leeman. La disciplina de la iglesia. Páginas 127-132.
[8] http://dle.rae.es/srv/fetch?id=O0XKKDz
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