Desde la caída del mundo en pecado es que han
existido las contiendas, los conflictos y los pleitos entre todos los seres
humanos y esto es porque dentro de nosotros habita el pecado y tratamos de
hacer justicia o injusticia con nuestras propias manos. Desde el comienzo de la
Biblia podemos ver ejemplos de esto cuando pensamos en que Dios tuvo que juzgar
con el diluvio a la tierra debido a que ella estaba llena de violencia
pecaminosa que surgía de las contiendas entre seres humanos (Gen 6:13) o tal
vez recordemos cuando la hija de Jacob llamada Dina fue violada y sus hermanos
se vengaron por eso asesinando a todos los hombres de esa ciudad (Gen 34)
Es por eso que en el Antiguo testamento fue
instaurado por Dios jueces para juzgar las contiendas entre el pueblo de Israel
para poder hacer justicia. Se instauraron jueces que investigaban el caso y
testigos los cuales daban testimonio de la inocencia o culpabilidad de la
persona que finalmente experimentaba el juicio o la liberación dependiendo del
caso (Éxodo 18:13-27; Deuteronomio 16:18-20; 17:6-13) La tradición judía
mantuvo esta postura incluso hasta prohibiéndole a los judíos acudir a los
tribunales no judíos para resolver sus casos.[1]
Pero por otro lado tenemos a una iglesia de cultura judía-gentil pero que en su
mayoría era gentil y por tanto traía de trasfondo toda una práctica en donde
los conflictos se resolvían en estos tribunales. La cultura grecorromana era
conocida por llevar los pleitos a tribunales públicos en donde tenían todo un
sistema diseñado para poder resolver estos conflictos. Lo primero que se hacía
era tratar de resolver el problema entre ellos pero sino se lograba entonces
cada uno escogía a una persona que lo representara y ambos escogían a un
tercero que fuera imparcial para tratar de llegar a una solución. Si el
problema persistía entonces acudían a un tribunal llamado los Cuarenta. En este
tribunal se presentaba el caso a un árbitro que juzgaba el caso. Esta persona
debía ser un ateniense de 70 años, Si aun así no se resolvía el caso entonces
se llevaba a un jurado el cual finalmente decidía el caso[2].
Como puede verse el caso era totalmente público y como los cristianos estaban
presentando estos casos a estos tribunales entonces la “nueva fe” estaba siendo
totalmente ridiculizada por las personas que los veían.
Los santos van a
juzgar todo 1 Corintios 6:1-3
La iglesia de Corinto se creía
espiritualmente superior pero tenían un sin número de problemas que mostraban
realmente su condición espiritual. Como hemos visto hasta ahora ellos tenían
divisiones, pleitos, celos, arrogancia, orgullo, confianza en la sabiduría
humana, partidismos (1 Cor 1-4) y ademas no podían ver como el pecado mismo
estaba en la iglesia sin hacer nada al respecto (1 Cor 5:1-13) Pero a eso se
añade que los pleitos que ellos tenían no solamente quedaban en la iglesia sino
que se llevaban a los tribunales públicos en donde Pablo se mostraba
sorprendido que ellos fueran tan poco sabios para resolverlo entre ellos. El
problema era que un cristiano había defraudado a otro cristiano sobre algo
material y para resolverlo habían acudido a un tribunal público que se situaba
en el centro del mercado[3]
(Hechos 18:12-17)
Ahora para ser claro al respecto esto no
quiere decir que Pablo se opusiera a los tribunales públicos romanos que
existían en la actualidad ya que Jesús mismo prometió que nos enfrentaríamos a
eso por causa del evangelio (Mt 10:18) y el cómo Pablo tuvieron que estar en
esos tribunales romanos (Mt 27:1-2; Hch 24:1) El problema para Pablo es que los
Corintios se creyeran tan sabios pero a la vez fueran tan insensatos que no
pudieran resolver sus problemas internamente como iglesias y tuvieran que
recurrir a los tribunales públicos de los romanos donde se evidenciaba su
propia incapacidad para resolver los problemas. La iglesia en Corinto se estaba
comportando igual que los incrédulos los cuales cuando tenían un conflicto
simplemente iban al tribunal público para resolver y donde no se siempre encontraban
justicia pero estaban ignorando el proceso que la misma iglesia tiene para
resolver los conflictos entre ellos (Mt 18:15-22)
Para que los Corintios se dieran cuenta de lo
absurdo de su actitud les hace preguntas en los versículos 2 y 3 para pudieran
reflexionar al respecto. La primera
pregunta es ¿Acaso no saben ustedes
que los santos juzgaran el mundo? (RVC; LBLA) ¿Acaso no saben que los creyentes
juzgaran el mundo? (NVI) ¿No se dan cuenta de que algún día nosotros, los
creyentes, juzgaremos el mundo? (NTV)
Una de las cosas interesantes de estas
preguntas que vendrán es que ya desde el principio ponen en evidencia que los
Corintios creían saber algunas cosas pero en verdad no sabían nada por eso
Pablo les pregunta dos veces ¿Acaso no saben? Ahora sabemos que el Señor cuando
regrese va a juzgar el mundo (Jn 5:22; Hechos 17:31) pero también las
Escrituras nos dicen que junto con el Señor nosotros vamos a participar en este
juicio al mundo. Daniel 7:22; Mateo 19:28; Apocalipsis 2:26-27
“Hasta
que vino el Anciano entrado en años y dicto sentencia en favor de los santos
del Altísimo; y llegado el momento, los santos recibieron el reino”
“Jesús
les dijo: De cierto les digo que cuando todo sea hecho nuevo y el Hijo del
Hombre ocupe el trono de su gloria, también ustedes, los que me han seguido.
Ocuparan doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel”
“Al que
salga vencedor y cumpla hasta el final con lo que yo mando le daré autoridad
sobre las naciones, la misma que he recibido de mi Padre. Y gobernara las
naciones con el cetro de hierro, y las despedazara como a un vaso de alfarero”
Lo que Pablo está afirmando es lo que las
Escrituras nos dicen respecto a que nosotros vamos a participar con Cristo
sobre el juicio del mundo por tanto si vamos participar de este juicio de todo
el mundo ¿Cómo es posible que no puedan juzgar adecuadamente las cosas pequeñas
de esta vida? Pablo hace un razonamiento de mayor a menor, si vamos a
participar en un juicio tan impresionante como el del juicio del mundo
¿Entonces como no podemos estar capacitados para juzgar conflictos entre
hermanos de la iglesia?
La segunda pregunta que está en verso 3 es: ¿No saben ustedes que
nosotros juzgaremos a los ángeles? (RVC; LBLA) ¿No saben que aun a los ángeles
los juzgaremos? (NVI) ¿No se dan cuenta de que juzgaremos a los ángeles? (NTV)
Esta afirmación de Pablo no parece tener ninguna
evidencia directa en las Escrituras pero se puede deducir a través de otros
pasajes que como cristianos vamos a participar de este juicio a los ángeles. Lo primero que debemos recordar es que los ángeles
caídos serán juzgados. 2 Pedro 2:4. Judas 6
“Es un
hecho que Dios no perdono a los ángeles que pecaron, sino que los arrojo al
infierno y los lanzo a oscuras prisiones, donde se les vigila para llevarlos a
juicio”
“Incluso
a los ángeles que no cuidaron su dignidad, sino que abandonaron su propia mansión,
los ha retenido para siempre en prisiones oscuras, para el juicio del gran día”
En estos pasajes vemos que la Escritura nos
habla de los ángeles caídos que serán juzgados por Dios. Lo segundo es que los ángeles actúan para servir a los hombres. Si
uno analiza la historia de la salvación viendo la participación de los ángeles
vera como ellos ministraron a Abraham (Gen 18) Jacob (Gen 32) Moisés (Exo 3)
Daniel (Dan 10:12-14) María (Lc 1) Jesús (Mt 4) Pablo (Hch 27:23) Pedro (Hch
12:6-8), Juan (Apo 22:8) El libro de Hebreos resume su trabajo Hebreos 1:14
“¿Y acaso
no son todos ellos espíritus ministradores, enviados para servir a quienes
serán herederos de la salvación?
La Biblia nos dice que los hombres somos “un
poco menor que los ángeles” (Sal 8:5) ¿Entonces cómo vamos a juzgarlos a ellos?
La respuesta se puede dar diciendo que vamos a juzgar solamente a los ángeles caídos
o que vamos a juzgar a todos los ángeles en base de que tenemos autoridad en
Cristo y por tanto será superior a la de los ángeles. Pero cualquiera sea la
respuesta sabemos que vamos a juzgar a estos seres lo cual debe hacer que
pensemos lo increíble que es que participemos en estas cosas santas. La lógica
de Pablo es mayor a menor así que les dice si van a participar de este sublime
juicio ¿Cómo no pueden resolver de los conflictos que hay entre ustedes en esta
iglesia? ¿Si van a juzgar a los ángeles como no van poder resolver un conflicto
entre seres humanos? De estos versículos podemos extraer una enseñanza bastante
clara y practica que el Apóstol Pablo nos está diciendo.
Debemos juzgar las cosas de adentro de la iglesia. Pablo había terminado su exposición del capítulo anterior
haciendo una comparación entre juzgar a los de afuera y a los de adentro. Por
tanto es evidente que nos llama juzgar lo de adentro de la iglesia (1 Cor 5:12)
Es cierto que hay un tipo de juicio que Jesucristo condena y es el juicio
hipócrita y superficial basado en la apariencia como lo hacían los fariseos (Mt
7:1-6) Pero eso no significa que no debemos juzgar las cosas a la luz de la
palabra de Dios. Como cristianos estamos llamados a “juzgar” las cosas, o sea a
“determinar si el comportamiento de alguien es contrario a la ley[4].”
En otras palabras debemos determinar si las enseñanzas o acciones de las
personas que se dicen ser cristianas son conforme a la que la Escritura dice.
Observemos las veces que las Escrituras nos llaman a hacer eso. En primer lugar debemos juzgar si las enseñanzas
a las que nos exponemos están basadas en las Escrituras. Hechos 17:10-11; 1
Corintios 14:29
“Esa
misma noche, los hermanos enviaron a Pablo y Silas hasta Berea. Y cuando estos
llegaron allá, entraron en la sinagoga de los judíos. Estos eran más nobles que
los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con mucha atención y todos los
días examinaban las Escrituras para ver si era cierto lo que se les anunciaba”
“De la
misma manera, que hablen dos y hasta tres profetas, y que los demás juzguen lo
dicho”
Esto quiere decir que si escucho una
enseñanza por internet, leo un libro antiguo o actual, o escuchan mis sermones
deben ser examinados por las Escrituras. Es una obligación que todos tenemos
delante de Dios. La única manera de poder ver si hay falsos maestros entre
nosotros es hacer este ejercicio de juzgar lo que se nos enseña. En segundo lugar debemos juzgar la forma de
vivir de nuestros hermanos si es o no conforme a las Escrituras. 1
Tesalonicenses 5:11 Hebreos 10:25
“Por lo
tanto, anímense y edifíquense unos a otros, como en efecto ya lo hacen”
“No
dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos
a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca”
Esto no significa que debemos estar buscando
en cada detalle de nuestros hermanos para encontrar alguna falta sino que
buscamos animarnos mutuamente en la fe en los momentos de dificultad y ademas
si alguno de nosotros peca estamos allí para decirles en amor que debe
arrepentirse. Nuestra actitud debe ser la humildad, la mansedumbre y la
misericordia pero a la vez la firmeza contra el pecado de mi hermano. En tercer lugar debemos juzgar la forma de
vivir de aquellos que aspiran ser ancianos o diáconos de la iglesia. 1
Timoteo 3:1-2, 8
“Esta es
la palabra fiel: Si alguno anhela ser obispo, desea una buena obra. Pero es
necesario que el obispo sea irreprensible y que tenga una sola esposa; que sea
sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar”
“De igual
manera, los diáconos deben ser honestos y sin doblez, no demasiado afectos al
vino ni codiciosos de ganancias deshonestas”
Para que alguien llegue a ser ordenado
oficial de la iglesia debe ser analizado por mucho cuidado por los miembros de
la iglesia para poder ver si realmente esta persona tiene los requisitos que
las Escrituras señalan. Por tanto los miembros de la iglesia deben juzgar la
vida de la persona que aspira a ser anciano o diacono. Como cristianos estamos
llamados a examinarlo todo. 1 Tesalonicenses 5:21
“Examínenlo
todo; retengan lo bueno”
En la actualidad tenemos dos tendencias
dentro de la iglesia. Por un lado el juicio superficial e hipócrita que los
mismos fariseos tenían. Es esa clase de hermanos que pecan porque dicen “Yo
digo la verdad siempre” y simplemente dice las cosas sin sabiduría y termina
dañando a los demás. O sea clase de hermanos que pecan especulando sobre los
demás y haciendo juicios sin ninguna evidencia que respalde sus conclusiones y
finalmente se terminan en murmuraciones. Por el otro lado tenemos a esos
hermanos que tienden a decir “si veo algo raro solo voy a orar al Señor pero no
juzgare a nadie” y termina haciendo el mismo daño que el lado opuesto que hace
juicios pecaminosos porque finalmente está dañando a la iglesia de Dios. El
juzgar de forma bíblica es hacerlo con humildad, mansedumbre y temor delante
del Señor. ¿Estamos como cristianos ejercitando el juicio que el Señor nos
llama hacer? ¿Hacemos el trabajo de analizar cada enseñanza a la cual somos expuestos
o perezosamente solo recibimos el alimento? ¿Estamos preocupados por animar y
cuidar a nuestros hermanos o simplemente nos preocupamos egoístamente de
nuestras “cosas”? ¿Estamos preocupados por quienes aspiran a ser ancianos y
diáconos de la iglesia para que sean conforme a la Biblia o no nos preocupamos
por eso?
No hay santos capacitados
ni sabios para juzgar 1 Corintios 6:4-6
Pablo sigue en estos versículos confrontando
a los Corintios por medio de preguntas para que reflexionen en su forma de actuar.
Pablo les dice que si hacen juicios en la iglesia porque ponen a personas tan
pocas capacitadas para ese trabajo. El verso 4 es un verso difícil que entre
los comentaristas existen diferentes opiniones a lo que se refiere por tanto
existen 3 posibles interpretaciones[5].
La discusión tiene que ver con que significa la frase “gente de poca estima” (RVC)
La primera es la que interpreta la
gente poca estima con personas gentiles, o sea personas no creyentes que fueron
puestos como juez en la iglesia de Corinto. Esta postura la sigue la Biblia NTV
cuando traduce esta frase “¿Por qué
acuden a jueces que son de afuera y son respetados por la iglesia?” (NTV)
La segunda es la que interpreta la
gente de poca estima como la gente pobre, de poca reputación o capacitad para
manejar los asuntos de la iglesia.
La tercera es la que interpreta la
gente de poca estima como una ironía del apóstol Pablo para mostrarle con eso
lo poco sabio que realmente eran ellos como iglesia.
Todas las posturas tienen objeciones que se
pueden hacer pero yo sigo la interpretación que cree que se está refiriendo a
la segunda postura, o sea que ellos habían elegido a personas de poca
reputación o capacidad (no necesariamente pobre) para actuar como jueces en los
conflictos que habían y habían demostrado que no eran personas sabias. Creo que
esto corresponde con las traducciones que hace mi versión bíblica como la NVI Y
LBLA.
“¿Cómo
entonces ponen como jueces a gente de poca estima en la iglesia? (RVC) ¿Cómo es
que nombran como jueces a lo que no cuenta para nada en la iglesia? (NVI) ¿Por
qué ponéis por jueces a los que nada son en la iglesia? (LBLA)
Entonces Pablo les estaría diciendo que ya
que ellos se creen capaces de juzgar las cosas que pasan entre ellos ¿Cómo es
que ponen a los menos capacitados para juzgar las cosas? ¿Cómo es que escogen a
los de menor reputación para juzgar las cosas? ¡Eso demuestra que ustedes no
son capaces para nada!
En el verso 5 les dice algo directamente para
avergonzarlos como iglesia. Recordemos que Pablo en otras ocasiones les decía
algunas cosas para no avergonzarlos (1 Cor 4:14) pero en esta ocasión y en
otras ocasiones (1 Cor 15:34) si lo hace para avergonzarlos.
¿Acaso no
hay entre ustedes siquiera uno que sea sabio y que pueda servir de juez entre
los hermanos? (RVC) ¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como
para juzgar un pleito entre creyentes? (NVI) ¿Acaso no hay entre vosotros algún
sabio que pueda juzgar entre sus hermanos? (LBLA) “¿No hay nadie en toda la
iglesia con suficiente sabiduría para decidir sobre esos temas? (NTV)
Esto era realmente vergonzoso para la iglesia
de Corinto porque ellos mismos habían dejado claro que ellos eran una iglesia
que tenía la suficiente sabiduría y se podría jactar de ese conocimiento y
sabiduría que poseían. Pero en realidad eran tan ciegos que no podían ver su
falta de sabiduría. Esto era tan vergonzoso e indignante que Pablo dice en el
versículo 6 que no solo hay conflicto entre ellos lo cual ya es pecaminoso sino
que ademas lo hacen frente a los incrédulos. Esto produce tropiezos para las
personas y burlas al evangelio. 1 Corintios 10:32; 1 Timoteo 6:1
“No sean
motivo de tropiezo para los judíos ni para los no judíos, ni para la iglesia de
Dios”
“Todos
los que están sujetos a esclavitud, consideren a sus amos dignos de todo honor,
para que no sea blasfemado el nombre de Dios ni la doctrina”
Entonces lo que Pablo pregunta es ¿Dónde
entonces esta la supuesta sabiduría que tienen? ¿Dónde están los hermanos
capacitados para juzgar? ¿Dónde están los hermanos sabios para ayudar en los
conflictos que existen? Lo que estas preguntas habían demostrado a los
Corintios y también nos enseña a nosotros es que no podemos simplemente afirmar
que tenemos sabiduría sino que necesitamos
la sabiduría de Dios para juzgar todas las cosas.
El problemas es que los Corintios habían
confiado no en el evangelio sino en las filosofías retoricas de la época y no
en la sabiduría de la cruz (1 Cor 1:18-31) Es por eso que no podrían resolver
los problemas de manera adecuada porque en verdad no estaban buscando la
sabiduría en Dios. Las Escrituras nos dicen reiteramente que la sabiduría está
en Dios. Proverbios 1:7; Colosenses 2:3
“El
principio de la sabiduría es el temor al Señor; los necios desprecian la
sabiduría y la enseñanza”
“En quien
se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”
Como cristianos sabemos que necesitamos
buscar la sabiduría divina que no es algo natural en nosotros. Me imagino que
todos nos asombramos cuando hombres y mujeres de Dios dan respuestas muy sabias
a preguntas que a nosotros nos parecen muy complicadas. Eso no es porque ellos
sean sabios en sí mismos sino porque se han dedicado a buscar esa sabiduría con
todo el corazón. Es por eso que el Apóstol Santiago nos dice que busquemos
sabiduría. Santiago 1:5
“Si
alguno de ustedes requiere sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues
Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche”
Nunca me ha dejado de asombrar el cómo
Salomón solicito esa sabiduría y Dios le respondió inmediatamente dándoles
sabiduría para resolver un caso que parecía imposible de resolver (1 Rey
3:16-28) Y eso es lo que en ocasiones puede pasar. Por ejemplo he conocido
durante mi vida personas que enseñan la Biblia muy bien y se muestran muy
correctas al principio pero cuando vamos llegando al corazón de su vida me
encuentro con que hay una separación total entre lo que predica y lo que vive.
¡Para llegar a algo así se requiere discernimiento! O en otras ocasiones algún
hermano me ha exhortado en alguna práctica pecaminosa que llevo a cabo o yo he
tenido que confrontar a un hermano con pecado y para eso necesitado sabiduría
de Dios para hacerlo con firmeza y gracia a la vez. Gálatas 6:1
“Hermanos,
si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales,
restáurenlo con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también
tú seas tentado”
Una vez estuve involucrado en un conflicto
entre dos hermanos piadosos y tuve que orar por bastante sabiduría a Dios para
poder ver quien realmente está mintiendo. También he conocido a muchos hermanos
que aspiran a ser ancianos o diáconos pero que al ir acercándose a su vida
vamos viendo que tienes varios problemas como que no hay devoción diaria, no
hay guía familiar, o no hay capacidad de enseñar. Para poder ver todas esas
cosas se necesita la sabiduría de Dios y para encontrar esa sabiduría de Dios
debemos pedirla fervientemente en oración y debemos buscarla fervientemente en
el estudio de su palabra. En el Antiguo testamento cuando se buscaba jueces se
buscaba a hombres sabios para juzgar (Exo 18:21-22; 2 Cro 19:5) y ciertamente
todos aspiramos a que existan hombres así en nuestras iglesias pero debemos tener
claro que hay uno solo completamente sabio, completamente competente para
juzgar, completamente confiable en sus palabras y ese es Jesucristo.
[1]
William Hendriksen. 1
Corintios. Página 160.
[2]
William Barclay. 1 Corintios. Página 23.
[3]
Gordon Fee. La primera
epistola a los Corintios. Página 203.
[4]
https://dle.rae.es/juzgar
[5]
Gordon Fee. La primera
epístola a los Corintios. Página 209. Gary Shogren. 1 Corintios. Página 153
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