Dietrich
Bonhoeffer fue un teólogo alemán asesinado durante el contexto de la segunda
guerra mundial y que es conocido por haber escrito pocos libros pero muy
profundos sobre algunos temas. Uno de ellos es el libro “Vida en comunidad” en
el cual explica lo que significa vivir en comunidad. Cuando habla de “La
comunidad de la mesa” escribe[1]:
“Cada vez que los creyentes comparten la
mesa, confiesan que Jesús está presente en medio de ellos como su Señor y su
Dios. Y no es que se ceda la tendencia enfermiza de espiritualizar los dones
temporales, sino que los creyentes reconocen a Jesucristo como autor de esos
dones, y además, como el mismo don supremo, el verdadero pan de vida, que nos
invita al banquete gozoso en el reino de Dios. De este modo, la comunidad de
mesa cotidiana vincula a los cristianos con su Señor y les une entre si de una
forma especial. Reconocen que es Jesucristo quien parte el pan, se les abren
los ojos de su fe”
El
vivir en comunión como cristianos tiene la idea de poner a Jesucristo en el
centro de toda comunión. Y aunque los Corintios vivían en comunidad dentro de
esa iglesia había muchos pecados los cuales tenían que corregirse como el culto
por ejemplo. Pablo ha estado hablando en este capítulo 11 acerca del culto del
Señor y comenzó felicitándolos porque habían mantenido algunas cosas que él les
había trasmitido (1 Cor 11:2) Luego hablo del origen o procedencia de Cristo,
del hombre y la mujer y que finalmente todo proviene del Dios creador. En este
contexto habla de que los que hacemos en el culto público es muy importante. El
hombre no debe cubrirse la cabeza porque en aquella cultura significaba actuar
como los sacerdotes paganos. Por otro lado las mujeres deben cubrirse la cabeza
porque en esa cultura el andar con la cabeza descubierta o tener el pelo corto
o rapado significaba actuar como las mujeres paganas. Toda esta reflexión
seguramente habría causado mucha discusión de la tal el Apóstol Pablo pretende
no involucrarse (1 Cor 11:16)
Pero
luego en la segunda parte de este capítulo 11 Pablo nos los felicita en como
celebran la cena del Señor (1 Cor 11:17) La razón es porque se ha causado
muchas divisiones entre ellos que ha revelado quienes son verdaderamente
creyentes y quienes no (1 Cor 11:18-19) Pero el conflicto más grande se debe a
como los hermanos que son ricos tratan a los hermanos que son pobres siguiendo
el patrón de las comidas grecorromanas en donde solo las personas ricas se
juntaban a comer excluyendo a los hermanos pobres (1 Cor 11:20-22) Esto no
reflejaba en ningún sentido como el Señor instituyo la cena del nuevo pacto en
donde habían personas de distintos trasfondo sociales y económicos
Examinarse
a sí mismos 1 Corintios 11:27-29
Pablo comienza
en estos versículos con el “Así que”
mostrando una especie de conclusión respecto a lo que había dicho en como
celebrar la Cena del Señor entre los diversos hermanos en la iglesia. Verso 27
Así que cualquiera que
coma este pan o beba esta copa del Señor de manera indigna, será culpado del
cuerpo y de la sangre del Señor (RVC)
Por lo tanto, cualquiera
que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna será culpable de
pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor (NVI)
De manera que
el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del
cuerpo y de la sangre del Señor (LBLA)
Pablo habla que cualquiera que coma el pan y la copa de forma
“indigna”. ¿A qué se refiere con indigna? Comer de manera indigna se
refiere a comer de forma no consciente de la situación social que está
dividiendo a la iglesia en Corinto.[2] O sea si los hermanos
ricos se acercan a comer a la cena del Señor sin considerar o arrepentirse del
pecado que ellos les están haciendo a sus hermanos está comiendo la cena de una
forma indigna. Por tanto quien come así la Cena del Señor será “culpable del cuerpo y la sangre del Señor”
(RVC) “Sera culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor” (NVI;
LBLA) ¿A que refiere con ser culpable del cuerpo? Hay algunos comentaristas
dicen que aquí se podría referir a que “profana la cena del Señor de tal forma
que es como si mismo asesinara a Cristo[3]” pero la forma más general
de entenderla que aquel que participa de la cena del Señor y la profana se hace
responsable de la muerte de Jesucristo[4]. Por tanto aquellos que se
acercan a la Cena practicando el pecado contra sus hermanos es como si fueran
igual como aquellos que lo asesinaron a Jesucristo. Hebreos 10:26-31
“Si
con toda intención pecamos después de haber recibido el conocimiento de la verdad,
ya no queda más sacrificio por los pecados sino una terrible expectativa del juicio y del fuego ardiente que
devorará a los enemigos de Dios. Cualquiera que
desobedece la ley de Moisés, muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres
testigos que declaren en su contra. ¿Y
qué mayor castigo piensan ustedes que merece el que pisotea al Hijo de Dios y
considera impura la sangre del pacto, en la cual fue santificado, e
insulta al Espíritu de la gracia? Bien sabemos que
el Señor ha dicho: «Mía es la venganza, yo pagaré», y también: «El Señor
juzgará a su pueblo». ¡Horrenda cosa es caer en
las manos del Dios vivo!”
El
autor de hebreos nos recuerda lo terrible que es ser culpable pisotear la obra
de Cristo. Pablo les está diciendo a los hermanos Corinto ¿Saben lo grave que
es hallado culpable de la sangre y el cuerpo de Cristo? ¿Se dan cuenta de lo
que están haciendo? Versos 28-29.
Por
tanto, cada uno de ustedes debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y
de beber de la copa. Porque el que come y bebe
de manera indigna, y sin discernir el cuerpo del Señor, come y bebe para su
propio castigo (RVC)
Así
que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la
copa. Porque el que come y bebe sin discernir el
cuerpo[d] come y bebe su propia condena (NVI)
Por
tanto, examínese cada uno[l] a sí mismo, y entonces coma del pan y beba
de la copa. Porque el que come y bebe
sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. (LBLA)
Por tanto lo que Pablo nos dice que cuando
alguien se acerque a la mesa se “examine” o “discierna” el cuerpo antes de
participar de la cena porque de lo contrario come y bebe “para su propio castigo” “para su propia condena” (NVI) “come y bebe
juicio para sí” (LBLA) ¿A qué se refiere con examinarse y discernir el
cuerpo? La primera alternativa es hacer una introspección de nuestro propio
corazón antes de participar de la cena. Salmos 26:2; 139:23-24
“¡Ponme a
prueba, Señor! ¡Examíname! ¡Escudriña mis anhelos y mis pensamientos!
“Señor
examina y reconoce mi corazón; pon a prueba cada uno de mis pensamientos. Así
veras si voy por mal camino, y me guiaras por el camino eterno”
Aunque ciertamente hay algo de esto en el sentido
de examinarse y discernir[5] es
mucho más que eso. Se trataría más bien de examinar la situación en la cual
estoy participando. ¿Puedo examinar y discernir que estoy participando en una
situación injusta donde se permite oprimir al pobre o donde yo mismo lo estoy
haciendo? Este es un examen no solo referente a Dios sino referente en como
trato a mi prójimo antes de participar en la Cena del Señor[6]
que proclama el evangelio donde hay personas de todo estrato social, sexo y
cultura. Así como Pablo llama a los Corintios a examinarse y discernir también
nos llama a nosotros a hacer lo mismo antes de participar en la Cena del Señor.
En primer
lugar examina tu relación con Cristo. Hermano
(a) ¿Cómo estás viviendo tu fe cristiana? ¿Estas usando toda tu energía,
tiempo, dinero, vida para conocer más a Dios y predicar el evangelio? ¿Cómo
está tu comunión con Dios? ¿Cuáles son tus prioridades en tus oraciones: tus
peticiones o reino de Dios y su justicia? ¿Cómo te acercas a la mesa del Señor?
¿Practicando algún pecado? ¿Frio e indiferente? ¿Te das cuenta lo que evidencia
este nuevo pacto que el triunfo sobre el pecado y la muerte? Salmos 42:1-2
“Como ciervo que brama por las corrientes
de agua, así mi alma clama por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de ti, Dios de la
vida; ¿Cuándo vendré a presentarme ante ti, mi Dios?”
En segundo
lugar examina tu relación con los hermanos. Hermano (a) ¿Cómo están tus relaciones con tus hermanos? ¿Hay preocupación
por los pobres y necesitados de la iglesia? ¿Están en tus oraciones tus
hermanos? Mateo 25:34-46
“y
entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y
hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me
dieron de beber; fui forastero, y me recibieron; estuve
desnudo, y me cubrieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y
vinieron a visitarme.” Entonces
los justos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de
comer; o con sed, y te dimos de beber? ¿Y cuándo
te vimos forastero, y te recibimos; o desnudo, y te cubrimos? ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y
te visitamos?” Y el Rey les responderá: “De cierto
les digo que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos más pequeños, por mí
lo hicieron.” Entonces dirá también a los de la
izquierda: “¡Apártense de mí, malditos! ¡Vayan al fuego eterno, preparado para
el diablo y sus ángeles! Porque tuve hambre, y no
me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; fui forastero, y no me recibieron; estuve desnudo, y no me
cubrieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no me visitaron.” Ellos, a su vez, le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre,
o con sed, o forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?” Y él les responderá: “De cierto les digo que todo lo que no hicieron
por uno de estos más pequeños, tampoco por mí lo hicieron.” Entonces éstos irán al castigo eterno, y los justos irán a la vida
eterna.»
Una de las marcas de ser un verdadero creyente es
el amor por Dios y por los hermanos. Aquellos que decimos amar a Dios pero no
amamos a los hermanos no podemos decir que amamos a Dios (1 Juan 4:20)
La
disciplina de Dios a su pueblo 1 Corintios 11:30-32
Sabemos
que antes de que Pablo escribiera esta carta ya habían muchos cristianos
generalmente ricos que estaban pecando contra sus hermanos pobres por tanto
muchos de ellos estaban sufriendo las consecuencias de ese actuar. Versos 30-32
Por eso hay
entre ustedes muchos enfermos y debilitados, y muchos han muerto. Si
nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; pero
si somos juzgados por el Señor, somos disciplinados por él, para que no seamos
condenados con el mundo (RVC)
Por eso hay
entre ustedes muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto. Si
nos examináramos a nosotros mismos, no se nos juzgaría; pero, si nos juzga
el Señor, nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo (NVI)
Por eso hay
entre ustedes muchos enfermos y debilitados, y muchos han muerto. Si
nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; pero si somos juzgados por el Señor, somos disciplinados por él,
para que no seamos condenados con el mundo (LBLA)
Podemos ver que Pablo dice que dentro de la iglesia en
Corinto hay “enfermos, debilitados y
muertos” debido a que han sido juzgados por Dios o disciplinados por él.
Podemos ver en estos pasajes tres cosas. En
primer lugar Dios juzga o disciplina a su pueblo. Hebreos 12: 5-11
“y ya han
olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige: «Hijo mío, no
menosprecies la disciplina del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda;
porque el Señor disciplina al que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.
»Si ustedes soportan la disciplina, Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay
algún hijo a quien su padre no discipline? Pero si a
ustedes se les deja sin la disciplina que todo el mundo recibe, entonces ya no
son hijos legítimos, sino ilegítimos. Por otra parte,
tuvimos padres terrenales, los cuales nos disciplinaban, y los respetábamos.
¿Por qué no mejor obedecer al Padre de los espíritus, y así vivir? La
verdad es que nuestros padres terrenales nos disciplinaban por poco tiempo, y
como mejor les parecía, pero Dios lo hace para nuestro beneficio y para que
participemos de su santidad. Claro que ninguna disciplina nos pone alegres
al momento de recibirla, sino más bien tristes; pero después de ser ejercitados
en ella, nos produce un fruto apacible de justicia”
Aquellos que somos hijos de Dios
experimentamos la disciplina de Dios porque eso nos ayuda a crecer en la fe. La
disciplina en las Escrituras es una expresión de amor de Dios y muchas veces es
un elemento purificador de nuestra vida espiritual (1 Pedro 1:7)
En segundo
lugar en las Escrituras podemos ver que Dios juzga a las personas con
enfermedades, debilidades o la muerte. Podemos ver varios ejemplos de esto. Hechos 5:5, 10-11; 2
Corintios 12:7-9
“Al oír Ananías estas
palabras, cayó muerto. Y a todos los que se enteraron les entró mucho miedo… Al instante, ella cayó muerta a los pies de Pedro, y cuando entraron
los jóvenes y la hallaron muerta, la sacaron y la sepultaron junto a su marido. Esto hizo que toda la iglesia y todos los que supieron esto se
llenaran de mucho miedo”
“Y para que
no me exaltara demasiado por la grandeza de las revelaciones, se me clavó un
aguijón en el cuerpo, un mensajero de Satanás, para que me abofetee y no deje
que yo me enaltezca. Tres veces le he rogado al Señor que
me lo quite, pero él me ha dicho: «Con mi gracia
tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por
eso, con mucho gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de
Cristo repose en mí. Por eso, por amor a Cristo me
gozo en las debilidades, en las afrentas, en las necesidades, en las
persecuciones y en las angustias; porque mi debilidad es mi fuerza”
Desde el Antiguo pacto hasta el Nuevo pacto Dios ha juzgado a
su pueblo cuando practica el pecado y eso significa que Dios aún puede juzgar
de esta manera nuestras vidas.
En tercer
lugar no toda enfermedades, debilidad o muerte es causa del juicio de Dios. Los amigos de Job, como los discípulos de Jesús razonaron
de esta manera y Dios corrigió esta idea. Juan 9:1-3
Al
pasar, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: «Rabí, ¿quién pecó, para que éste
haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres?» Jesús
respondió: «No pecó él, ni tampoco sus padres. Más bien, fue para que las obras
de Dios se manifiesten en él.
Por tanto aunque Dios juzga a su pueblo debemos ser muy
cuidadoso para hacer afirmaciones sobre que toda enfermedad, debilidad o muerte
es consecuencia del juicio de Dios. Más bien debemos recordar que hay dolor,
sufrimiento y muerte porque vivimos en un mundo caído (Gen 3) Estos versículos
nos enseñan dos cosas.
En primer
lugar que Dios nos disciplina por nuestros pecados. Hay que hacer una distinción importante respecto a la
disciplina de Dios. Lo primero es que Dios disciplina comúnmente a través de su
iglesia. Esto lo podemos ver en la misma carta en donde Pablo llamo a la
iglesia a expulsar a esa persona que se decía cristiana y estaba viviendo como
pagano (1 Cor 5) En otras palabras Pablo estaba llamando a la iglesia a
disciplinar a aquellas personas. Durante mi vida cristiana he conocido a varios
que han experimentado la disciplina de la iglesia y que Dios ha usado para que
vuelvan a sus caminos en arrepentimiento. Lo segundo es que Dios juzga o
disciplina en ocasiones de forma directa como nos señala en estos versículos. John
Flavel fue un importante puritano que escribió un libro llamado “El misterio de
la providencia” en donde relata como el obispo Basilio o San Basilio fue
afligido durante un largo tiempo con un violento dolor de cabeza el cual lo
mantenía débil y fue usado por Dios para librarlo de la lujuria.[7] ¿Te das cuenta que Dios puede usar tus debilidades para sus
gloria? ¿Te das cuenta que Dios puede usar tus enfermedades para su gloria? ¿Te
das cuenta que Dios puede usar tu muerte para su gloria? Entonces ¿Estás
dispuesto a aceptar su disciplina?
En segundo
lugar hay algunas enfermedades, debilidades o muertes que pueden ser parte del
juicio de Dios. Cuando la
pandemia comenzó John Piper escribió un libro “Coronavirus y Cristo” en donde
afirmaba que Dios usaba esta pandemia para varias cosas como ver lo terrible
que es el pecado, despertando nuestro anhelo por la segunda venida, la
oportunidad de predicar, el valor infinito de Cristo. Pero una de las cosas por
las que más se le critico fue porque el afirmaba que Dios estaba usando esta
pandemia para “enviar juicios divinos específicos”. Pero si uno observa
versículos como el que vimos podemos fácilmente ver Dios si juzga
específicamente algunas cosas pecaminosas. No sabemos porque unas si y otras
no, pero si sabemos que juzga algunas cosas. Tampoco podemos afirmar que toda
enfermedad, debilidad o muerte son juicio de Dios pero podríamos afirmar que si
hay algunos juicios que si vienen de parte de Dios. Si estas en pecado ¿No
temes al juicio de Dios? Si no has pecado contra tu hermano ¿No temes al juicio
de Dios? Si otros hermanos te han dañado y aun no perdonas ¿No temes al juicio
de Dios? Si estás pasando por alguna prueba y te quejas de Dios ¿No temes al
juicio de Dios?
La
respuesta a la práctica pecaminosa 1 Corintios 11:33-34
Después
que Pablo da las advertencias respecto a cómo acercarse a la mesa del Señor y
la necesidad de examinarse a la luz de todo el contexto ahora el apóstol da una
respuesta directa a lo que estaba pasando en la iglesia de Corinto. Versos 33-34.
“Así
que, hermanos míos, cuando se reúnan a comer, espérense unos a otros. Si alguno tiene hambre, que coma en su casa,
para que sus reuniones no se hagan acreedoras al castigo. Lo demás lo pondré en
orden cuando vaya a verlos” (RVC)
“Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a
otros. Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, para
que las reuniones de ustedes no resulten dignas de condenación. Los demás
asuntos los arreglaré cuando los visite. (NVI)
“Así que,
hermanos míos, cuando os reunáis para comer, esperaos unos a otros. Si alguno tiene hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para
juicio. Los demás asuntos los arreglaré cuando vaya” (LBLA)
Como ya sabemos los hermanos ricos en Corinto no
estaban esperando a sus hermanos pobres o si es que había alguno no compartían
nada con ellos sino que ellos comían y bebían hasta el punto de embriagarse. Por
tanto Pablo les dice que cuando se reúnan como iglesia deben esperarse uno a
otros. Si algún hermano rico llega con hambre al lugar es mejor que coma
primero en su casa y cuando estén en comunión con todos los hermanos compartan
con ellos. No sabemos que otros asuntos Pablo tenían que arreglar en la iglesia
de Corinto pero cuando fuera a verlos iba a arreglarlo. Lo que el Apóstol les
está diciendo en otras palabras es “Si
han estado pecando contra sus hermanos arrepiéntanse de ello y vuelvan a
practicar la voluntad de Dios”. Y esto es lo maravilloso del evangelio es
que si el Espíritu Santo te ha dado convicción de pecado y te niegas a
arrepentirse serás juzgado por el Dios santo pero si te arrepientes encontraras
“paz con Dios” y vas a experimentar un gozo que ningún pecado puede darte. ¿Qué
harás pecador? ¿Qué harás hermano? ¿Seguirás en pecado para ser destruido o
podrás toda tu confianza y esperanza en el Salvador?
[1] Dietrich Bonhoeffer. Vida en
comunidad. Página 60.
[2]
Craig Keener. Comentario cultural del Nuevo testamento. Página 476
[3]William
Hendriksen. Comentario de 1 de Corintios. Página 353
[4]
Gordon Fee. Epístola de 1 de Corintios. Página 478
[5]
Gordon Fee. Primera epístola a los Corintios no cree que se refiera a una
introspección personal. Página 479. Por otro lado Wiliam Hendriksen y Gary
Shogren cree que la idea si está el texto pero no es lo principal.
[6]
Gordon Fee. La primera epístola a los Corintios. Página 479
[7]
John Flavel. La providencia de Dios. Página 186. Editorial Teología para vivir.
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