Pensar el mundo a través de las Escrituras...

lunes, 30 de abril de 2018

Efesios 5:21-33 Matrimonios llenos del Espíritu Santo


Para el Señor el matrimonio es algo muy importante, es por eso que desde el principio de la humanidad el creo el matrimonio para el esposo amará a su esposa y su esposa sea la ayuda idónea de su esposo (Gen 2:21-25) de allí es que proviene la famosa frase del puritano Matthew Henry:

“La mujer fue hecha de una costilla del costado de Adán: no fue hecha de su cabeza para gobernar sobre él, ni de sus pies para ser pisoteada por él; sino de su costado para ser igual a él, bajo su brazo para ser protegida y cerca de su corazón para ser amada[1]

Cuando estaban ambos estaban en el jardín del Edén la relación matrimonial no tenia ningún problema porque no había pecado en sus vidas. Pero después del pecado los problemas en el matrimonio han estado presentes siempre en la humanidad. Esto lo podemos ver en todas las Escrituras cuando Lamec toma dos mujeres (Gen 4:19) Abram tiene dos mujeres y peca desconfiando de Dios (Gen 16:1-3) Jacob tiene dos mujeres (Gen 29:15-30) Judá fornica con Tamar (Gen 38) David fornica (2 Sam 11) Salomón se desvía por las muchas mujeres (1 Rey 11). Por tanto cuando llegamos al matrimonio nos vamos a ver enfrentados con diversos problemas que para poder solucionarlos vamos a tener que admitir dos cosas esenciales: Somos pecadores (Y lo veremos con claridad en el matrimonio) y la Biblia es la palabra de Dios y nos provee la solución.

El principal problema que tenemos los seres humanos es que somos pecadores y uno de los pecados evidentes en el matrimonio es el egoísmo. Un ejemplo de esto lo vemos en la época de Jesús donde se estaba discutiendo respecto al matrimonio (Marcos 10:1-12)

“Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía. Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle, si era lícito al marido repudiar a su mujer. El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla. Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo, y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”.
Fijémonos que el fondo de la discusión era el egoísmo pecaminoso de los fariseos por separarse, pero Jesús aclaró que lo que Dios ha juntado el hombre no debe separarlo. El año pasado en nuestro país se registro que en la última década el número de divorcios ha crecido considerablemente. Incluso hubo 10 casos matrimoniales los cuales se separaron después de solo un año de estar casados.  Cuando se les pregunto a los “expertos” sobre las razones ellos dijeron lo siguiente:

“Hoy las parejas se organizan de una manera bastante más superficial y los valores que a veces las juntan son transitorios y no permanentes y, cambiando el valor, puede cambiar la posibilidad de estar juntos. Sienten afinidad y a veces se casan con cierta precipitación, en la fase de delirio, donde está muy metida la fantasía, la pasión, la impulsividad, y después se dan cuenta que era una locura, y como está la posibilidad de sincerar esto, con este dispositivo del divorcio, se pueden separar al año siguiente. Y se ve un poco raro, pero no terrible"

"En el imaginario de la juventud actual, la gente se puede separar y tener una oportunidad con otra pareja, y los hijos no se ven tan afectados si la pareja se separa bien. Hay mucha más claridad y transparencia en el tema de la pareja" 

Lo que el “experto” nos dice que estas prácticas son normales. El nos está diciendo que la razón de la separación de los matrimonios jóvenes es que “los valores que tienen son superficiales” y luego de dejarse llevar por la locura: o sea lo que se llama “amor” se dan cuenta de su error. Pero según el “experto” dice que esto no afecta a nadie si la pareja se “separa bien”. Esto por supuesto es absurdo ante la realidad de lo que provoca que los matrimonios se separen y los daños que los niños reciben por esto. Pero por un momento vamos a suponer que la “separación no hace daño” y que los “niños no salen dañados” ¿Cuál sería el problema? El problema sería que esto seguiría siendo un pecado aborrecible para Dios. El divorcio es tan terrible porque ofende a Dios. Porque Dios creó al matrimonio para que viviera toda la vida juntos.

La iglesia y el matrimonio

En la iglesia cristiana evangélica los matrimonios se han visto enfrentados a las tentaciones del mundo y por tanto a abandonar la convicción bíblica respecto al matrimonio. Es lamentable pero cierto que dentro de las congregaciones cristianas hay casi la misma cantidad de divorcios que en el mundo. ¿Por qué sucede esto? Puede haber diversos factores, pero el principal es que los matrimonios cristianos no han tomado en serio las disciplinas espirituales ni la obediencia a los mandamientos del Señor. ¿Cuáles esas disciplinas y esos mandatos? Pablo nos ha estado mostrando estas disciplina y mandato explicándonos que es ser lleno del Espíritu (Efe 5:18-21) vimos que nos dice esencialmente 3 cosas. Hablar y cantar canticos espirituales. Dar gracias al Señor y someternos unos a otros. Por tanto la pregunta es ¿Cuánto tiempo dedicamos a practicar esto como matrimonio? Generalmente me encuentro que con los matrimonios cristianos se puede conversar de todas las cosas, hablan de su trabajo, problemas, vacaciones, entretenciones, etc. Lo cual está bien, pero muy pocas veces están pensando en sus prácticas espirituales como matrimonio. ¿Cuánto tiempo dedican a estudiar la Escritura juntos? ¿Cuánto tiempo dedican a la oración juntos? ¿Cuánto tiempo dedican a agradecer al Señor juntos? ¿Cuánto tiempo dedican a pensar en temas espirituales juntos? ¿Cuánto tiempo conversan de cómo están sus vidas espirituales? Todas estas cosas son esenciales para que el matrimonio este nutrido de la gracia del Señor en sus vidas. Al no estar enfocado en esto, los matrimonios cristianos sin darse cuenta, funcionan igual que los matrimonios del mundo, ya que no tienen ninguna practica espiritual. Este es el mejor tiempo que pueden tener como matrimonio.

Cristo el centro del matrimonio (Efe 5:22-27)

Gran parte de las ideologías modernas se han caracterizado por poner al hombre y sus necesidades en el centro de todo, es común escuchar protestas por “mis derechos”. En el caso del matrimonio ha sido lo mismo, pues cuando se discuten los problema de matrimonio generalmente ambos apuntan hacia sus necesidades “es que el no me escucha” “es que ella no es me respeta”, ambos están centrados en sí mismo y no pueden ver ni reconocer su corazón pecaminoso. El principal problema en el matrimonio va a ser tu pecado, nuestra tendencia pecaminosa al egoísmo, a pensar en mí mismo y en mis necesidades. Pablo escribe cual debe ser nuestra actitud en el matrimonio

“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” 1 Cor 7:3-4

La lógica aquí es que el deber conyugal debe cumplirse porque la mujer ya no es dueña de su cuerpo, así como tampoco el hombre es dueño de su cuerpo, ya no son individuos separados que se preocupan solamente de sus necesidades egoístas, sino que son siervos el uno del otro para preocuparse de las necesidades del otro. Por supuesto las necesidades que tienen no son solamente sexuales, sino que tienen que ver con toda la integralidad de la persona que Dios ha creado ambos tienen necesidades físicas, emocionales y espirituales. Y ambos deben estar preocupados por el otro.

Ahora si nos fijamos en los mandatos que Pablo dio a las esposas y esposos veremos que tiene que ver exactamente con esto. A las esposas se les dice que deben “someterse a sus maridos” (Efe 5:22) y que deben “respetar a su marido” (Efe 5:33) si una esposa ve que su marido no es lo suficientemente amoroso con ella va simplemente razonar ¿Por qué debo someterme a un hombre así? ¿Por qué debo respetar a un hombre así? Más aun la filosofía feminista que ronda nuestras iglesias le estará diciendo constantemente que ella debe ser independiente que no tiene porque someterse a su marido. Pero ¿Cuál debe ser la motivación para que la mujer se sujete y respete a su marido? La razón fundamental debe ser Cristo, pues fíjense que Pablo argumenta que debe sujetarse a su marido como al Señor (Efe 5:22)

Si realmente quieres ser una mujer que agrade al Señor debes sujetarse y respetar a tu marido ¿Por qué? Porque Cristo el centro de tu vida, porque Cristo lo es todo para ti. Cuando una esposa no puede sujetarse a su marido es porque en realidad no se está deleitando en Cristo como el centro de su vida. Ella se queja constantemente y reclama por todas sus necesidades siempre sean satisfechas por su marido. Pero el problema es que no todas las necesidades serán satisfechas por el marido por el simple hecho de que el marido es el guía espiritual, pero no es Dios. Solamente en Cristo podemos encontrar nuestra plena y total satisfacción de todas las cosas.

En el caso del hombre Pablo nos dice que debe “amar a su esposa y entregarse por ella” (Efe 5:25) Si una esposa no se somete a él ni lo respeta el hombre va a razonar ¿Por qué voy a amar a una mujer así? Va a intentar que la esposa se someta por medio de decir que él es la cabeza y que debe someterse, probablemente no sea sensible ni sabio a la hora de decir esas palabras. La filosofía del machismo le dirá que debe pasar más tiempos con amigos antes de estar con su esposa y que necesita momentos de “relajo” para liberarse de la tensión que le provoca su esposa. Pensará ¿Cómo puedo amar a una mujer así? Pero Pablo dice que debe amar a su esposa como Cristo amo a la iglesia. Esto no significa que va a ser fácil, la iglesia del Señor en muchas ocasiones no hace la voluntad de Dios, es rebelde y se aleja del Señor sin embargo Cristo la sigue amando. La razón de porque no amamos a nuestra esposa es porque somos egoístas pensando en que ella debe satisfacer todas nuestras necesidades, pero ellas no son Dios, ellas no van a lograr eso, solo Cristo es quien nos da la plenitud de vida en su presencia. ¿Por qué debemos amarla? Porque Cristo es el centro de nuestra vida y nos manda hacerlo. Lo hacemos para la gloria de Dios.
Además Pablo nos muestra que el estándar del hombre es mucho más amplio porque se le manda a “santificar a su esposa” por medio de la palabra de Dios para presentarla sin mancha ni arruga. Los esposos debemos ser los guías espirituales de nuestra esposa.

La unidad en el matrimonio (Efe 5:28-31)

Estos versos que siguen son dados para el esposo y nos ponen tres ejemplos que aluden a cómo debe cuidar a su esposa. En primer lugar, nos dice que los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. Este principio es simple, Jesús dijo “ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22.39) todos los seres humanos por naturaleza nos amamos a nosotros mismos. Todos nosotros nos sustentamos y cuidamos en lo más básico. Pablo usa la palabra “sustentar” (Gr. Ektrefo) que proviene del verbo “trefo” que significa “criar, alimentar, nutrir.[2]” Por tanto esto diría que el esposo alimenta y nutre a su esposa. Esto nos muestra que el hombre es el sustentador de la mujer y no al revés. Cuando el hombre pecó fue a él y no a Eva que se le dijo:

“Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” Génesis 3:17-19
Con esto la Biblia no está diciendo que las esposas no puedan trabajar fuera del hogar, pero si nos dice que la principal trabajo de la esposa esta dentro del hogar con sus hijos. La mujer virtuosa dedicaba la mayoría de su energía en la crianza de los hijos y en el hogar (Proverbios 31:10-31) Pero el hombre no solamente trae el sustento material, sino que el también debe traer el sustento espiritual para su familia. El es la cabeza que debe velar por cada día alimentar a su familia con el maná celestial en el desierto de este mundo. Dios da llamado al hombre a ser el sustentador integral del hogar.
La otra palabra que usa Pablo para el esposo es que el debe “cuidar” a su esposa. La palabra “cuidar” viene del verbo “Thalpo” que significa calentar, suavizar por calor, mantenerse caliente como las aves cubriendo a sus pollelos[3]. Esta es una imagen muy tierna que alude que el esposo debe cuidar con ternura a su esposa. Un esposo bíblico no es un hombre áspero con su esposa, sino que alguien cariñoso que provee el cuidado amoroso constante para su esposa. Por tanto nosotros como esposos debemos sustentar y cuidar a nuestras esposas como a nosotros mismos. Pero si en realidad vamos hacerlo como Cristo debemos hacerlo mucho mejor si fuéramos nosotros mismos.

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” Filipenses 2:5-8
En segundo lugar, nos dice que el esposo debe amar a su esposa porque ella es miembro del cuerpo de Cristo. Todo creyente al conocer al Señor es parte del cuerpo universal de Cristo y Cristo es la cabeza de la iglesia (Efe 1:22-23; 4:14-15) eso hace que cada creyente sea miembro del cuerpo de Cristo y por tanto dañar a un miembro del cuerpo es dañar a Cristo mismo. Por eso Jesús advirtió sobre quien haga tropezar a algunos de los pequeños:

“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.!!Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero !!ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!” Mateo 18:6-7
Esta es una dura advertencia de cómo los esposos debemos a tratar a nuestras esposas, porque hacerle daños a ellas es hacerle daño a Cristo y el Señor va a juzgar a aquel que ponga tropiezo para ellas.
En tercer lugar, nos muestra la unidad del matrimonio que existe entre esposo y esposa. Pablo refuerza todo lo que ha venido desarrollando citando Génesis 2:24 en donde se expresa la unidad que debe existir en el matrimonio. Hay 3 palabras claves en este pasaje. La primera palabra es “dejar” (Heb “Azab) significa básicamente salir de algo o dejar en el sentido de abandonar[4].  Por tanto esto significa que el hombre deja o abandona a sus padres para ahora unirse a una relación mucho más profunda con su esposa. Las Escrituras nos dice que debemos honrar siempre a nuestros padres (Éxodo 20:12) pero cuando nos casamos nuestra principal responsabilidad es nuestro cónyuge. Lo ideal dentro de las Escrituras es que nosotros al casarnos ya no dependamos de nuestros padres en ningún sentido económico para que esto no cree problemas de relaciones.
La segunda palabra es “unirá” (Heb Dabac) significa asirse, adherirse, apegarse.[5]Esta es una palabra que se emplea para expresar la fusión de dos sustancias con pegamento o cemento, o cual indica el carácter permanente de la unión.  Cuando un hombre se une en matrimonio con una mujer es para toda la vida porque ese es el propósito de Dios para el matrimonio. Esto significa que la mayor intimidad que un hombre puede tener es con su esposa. Una esposa es una compañera, una amiga, una consejera, una ayuda para el hombre. ¿Consideras de esa manera a tu esposa?
La tercera palabra es “carne” (Heb Basar) se usa en muchos sentidos en la Biblia[6] pero en este contexto habla de la total unidad de partes que constituyen un todo. Esto quiere decir que dos personas se han unido de una forma tan profunda e intima que son vistas como una sola persona. Por tanto la unidad entre ambos es física, emocional y espiritual. Es por eso que cuando se daña a uno de los cónyuges duele tanto porque son en realidad una sola carne.

El misterio del matrimonio (Efe 5:32)

Cuando uno observa esta unidad  entre el esposo y la esposa en el matrimonio no puede dejar de asombrarse por el plan soberano y sabio del Señor. Pero Pablo quiere apuntar a algo mucho más profundo. El quiere hablarnos del misterio respecto a Cristo y la iglesia. La palabra “misterio” (Gr mustérion) significa algo que no puede ser conocido por los medios naturales. En su sentido ordinario, un misterio significa un conocimiento retenido; su significado bíblico es verdad revelada[7]. Pablo usa 6 veces esta palabra en la carta de Efesios (Efe 1:9; 3:3, 4, 5, 9; 5:32; 6:19)
Desde el Antiguo testamento vemos este lenguaje matrimonial entre Dios y su pueblo:
“Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado” Isaías 54:5
“No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová” Jeremías 31:32
Pero en el Nuevo testamento es donde nos explica con mayor claridad que Cristo es el esposo de la esposa; la iglesia. Por tanto la iglesia siendo la esposa anhela su venida.
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”  Apocalipsis 19:7-8
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” Apocalipsis 22:17
Todo esto nos responde una pregunta bastante esencial y profunda ¿Qué representa el matrimonio para los cristianos? El matrimonio para los cristianos representa el misterio de la unión que existe entre Cristo y la iglesia. Los matrimonios cristianos no somos el fin en mismo,  sino que nosotros representamos esta maravillosa unión entre Cristo y la iglesia.
El gran matrimonio entre Cristo la redención total.
Cuando Dios creó el mundo había un matrimonio perfecto entre él y su creación, pero la caída produjo un gran divorcio, un divorcio que iba fracturar toda la creación. Un divorcio que como todo divorcio iba a estar lleno de dramas, dolores, lágrimas y sufrimiento, pero este gran divorcio tenía un gran final. Ese gran final tiene que ver con el gran matrimonio que existirá cuando Cristo regrese. Toda la creación se encuentra en la angustia de la separación, pero solo Dios puede sanarla con el matrimonio final de la redención. El libro de Apocalipsis nos relata de este gran matrimonio mundial donde el Señor redime todo para su gloria.

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” Apocalipsis 21:1-4








[1] https://gustadadios.com/2013/03/08/hecha-de-su-costado/
[2] Diccionario Vine pagina 871.
[3] Diccionario Vine. Página 224.
[4] Diccionario Vine Pagina 1.
[5] Concordancia Strong Pagina 28.
[6] Diccionario Vine. Página 48.
[7] Diccionario Vine. Página 561.

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jueves, 26 de abril de 2018

Esposos llenos del Espiritu Efesios 5:25-31


Stuart Scott es pastor y profesor de consejería del Seminario Bautista del Sur[1] el cual escribió un libro llamado “El esposo ejemplar, una perspectiva bíblica[2].” En este libro el comienza relatando su testimonio que lo llevo a escribir el libro.[3] El relata que un momento crucial para su matrimonio fue una discusión que tuvo con su esposa Zondra. Habían tenido una difícil semana con sus dos hijos y de pronto se vieron envuelto en una discusión en la que su esposa le dijo que “él era un egoísta”. Entonces él pensó ¿Cómo es posible que ella pienso eso de mí? Pues él era pastor, había pasado por la universidad y el seminario bíblico y estaba estudiando respecto al matrimonio. Y le respondió ¿Cómo tu puedes decirme eso? A lo que ella respondió:

“Tú solo pareces preocuparte exclusivamente por tus propios deseos, circunstancias e intereses. Ahora que tenemos niños, ya no puedo enfocarme completamente en ti. La verdad es, tú actúas como si no te importaran mis circunstancias. ¿Te das cuenta de que ya no hablamos acerca de lo que me importa a mí? La mayoría de las veces, tú no estás dispuesto a sacrificarte aun en la manera más pequeña por otros, a menos que no te cueste nada o sirva tus intereses. Y encima de eso ¿te das cuenta que recientemente si yo tengo que pedir tu ayuda en lo que sea, tu reacción muestra  tu impaciencia? En verdad creo que la preocupación e interés debe estar en ambas partes”

Ante esa declaración el intento justificarse pensando que ella estaba equivocada pues ¿Cómo podía hablarse así a quien era su proveedor? ¿Cómo podía hablarle así a quien era su protector? ¿Cómo podía juzgarlo a él siendo que él era tan buen esposo para ella?  Y entonces el comenzó a informar a Zondra de todo lo “bueno que era él para ella”.  Por la gracia de Dios, Stuart reconoce algo que como pecadores nos cuesta mucho reconocer que estamos cegados por el orgullo y nuestras “buenas obras” con las cuales creemos que podemos justificarnos.

Esta es la típica pelea donde una esposa esta diciéndole a su esposo que es un egoísta y él está buscando excusas para decir que en verdad no es tan malo como ella lo describe.
Si nosotros queremos tener iglesias bíblicas, necesitamos tener matrimonios sólidos matrimonios bíblicos y para eso debemos comprender que ser creyente no tiene que ver con nuestras actitudes solamente en las reuniones dominicales sino en cómo vivimos nuestra vida espiritual en la vida cotidiana del matrimonio. Pablo nos ha introducido en lo que es ser “Lleno del Espíritu Santo” (Efe 5:21) nos ha dicho que no debemos embriagarnos con vino sino estar llenos del Espíritu. El estar lleno del Espíritu Santo tiene que ver con tener una vida controlada por el Espíritu. Es una vida de comunión constante con el Señor.  Los frutos de esa vida llena del Espíritu produce el hablar de la palabra constantemente, el alabar al Señor constantemente, el agradecer al Señor constantemente y el someterse unos a otros al Señor constantemente. ¿Estás viviendo una vida así? Y luego nos introduce al matrimonio donde nos va mostrando como es un matrimonio lleno del Espíritu Santo. En primer lugar nos muestra que una esposa llena del Espíritu se sujeta a su marido porque entiende que ese el orden divino que él ha establecido y además sabe que esto refleja a Cristo el cual se sometió a su padre (Efe 5:21-24) y ahora en segundo lugar nos va a mostrar cómo es un esposo lleno del Espíritu Santo.

El esposo amoroso (v 25)

Era común decirles a las esposas que debían someterse a sus maridos, pero lo que no era común era el mandato que Pablo escribe aquí. Es un mandato bastante simple pero profundo a la vez, los esposos deben amar a su esposa. La palabra para “amar” aquí es “Agapao” que viene de “ágape” y que constituye la palabra característica esencial del cristianismo. Esta palabra se usa para describir la naturaleza de Dios (1 Juan 4:8) el amor de Dios hacia su hijo (Jn 17:26) el amor de Dios al mundo en general (Jn 3:16) el amor de Dios por sus escogidos (Jn 14:21) el amor que los creyentes deben tenerse entre sí[4] (Jn 13:34) En la carta de efesios esta palabra se usa 8 veces. Cristo nos mostro su gran amor al salvarnos (Efe 2:8) se nos llama a andar en amor (Efe 5:2) y la gracia de Dios está con quienes aman al Señor (Efe 6:24) Por lo que es evidente que el amor es algo muy importante en el cristianismo.

Al igual que las esposas, los esposos son pecadores que van buscar excusas para justificarse y no querer amar a sus esposas como Cristo manda. Ellos dirán como Adán en la caída “la mujer que me diste” (Gen 3:12) y no van a querer asumir su responsabilidad respecto a lo que ha mandado el Señor. La definición del amor en las Escrituras es contraria a la definición que el mundo tiene respecto al “amor”. 1 Corintios 13:4-7 nos define el amor.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”
El contexto de estos versos no están hablando del amor entre un matrimonio sino corrigiendo la visión egoísta de los dones que tenían los corintios. Por tanto, Pablo corrige esa idea y nos define que es el amor. Esta definición puede aplicarse con claridad al matrimonio. En la Biblia NVI y NTV la primera característica de amor se traduce como “El amor es paciente y bondadoso” (1 Cor 13:4) Esta es una de las primeras características que muestra el amor bíblico de un esposo por la esposa, paciencia y la bondad.
Por ejemplo has tenido un día de mucho trabajo y llegas a tu casa donde pretendes descansar  y resulta que tu esposa se siente mal y quiere hablar de lo malo de su día, tu casa no está ordenada, la comida no está preparada y los niños anda por allí dando vueltas ¿Qué es lo sientes? Impaciencia. Probablemente vas a querer reaccionar con impaciencia, pero debes tener paciencia y responder con bondad ¿Por qué? Porque Dios nos manda a amar de esa manera. El amar es sufrir teniendo paciencia y sufriendo por cosas que en ocasiones no son agradables, esto es realmente amar.
La segunda característica del amor bíblico es que no es envidioso, jactancioso ni orgulloso (1 Cor 13:4) La envidia es la tristeza por no poseer el bien ajeno,[5] la jactancia[6] y orgullo[7] están muy conectados con la idea de sentirse superior al otro. ¿En que puede afectar esto en el matrimonio? En mucho puede afectar. Por ejemplo un esposo envidioso puede llegar a la irracionalidad de envidiar a su esposa. Un esposo jactancioso u orgulloso generalmente no va admitir que se equivoca, no va admitir que su esposa puede cosas mejor que él. En ocasiones no va a tratar a su esposa como igual heredera de la gracia.
“Vosotros, maridos igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” 1 Pedro 3:7
Este mandato de Pedro existe porque se sabe que los esposos en ocasiones pueden relacionarse con sus esposas de una manera poca sabia. Especialmente un marido jactancioso u orgulloso va a tratar a su esposa con muy poca sabiduría. Aunque las esposas son igual espiritualmente a los hombres, ellas son un vaso más débil en otras áreas y por tanto van a necesitar la protección, la provisión y la fortaleza de parte de su esposo. Por tanto debes preguntarte ¿estás siendo sabio en la relación con tu esposa, estas incentivando la intimidad y el compañerismo con tu esposa? ¿Las estas considerando como coheredera de la gracia en la relación matrimonial?
La tercera característica del amor bíblico es que no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita ni guarda rencor. En este pasaje las otras versiones son mucho más claro traduciendo “ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas” (NTV) “No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor” (NVI)
Esta característica la podríamos resumir como que el verdadero amor sacrificial no le hace daño en ningún sentido a su esposa. El no busca ser ofensivo con su esposa con palabras hirientes, tampoco guarda un registro de las veces que ha sido ofendido para sacarlo eso en cara, tampoco la trata con dureza todo el tiempo. Una de las formas en las cuales un esposo le puede hacer daño a su esposa es siendo “insensible” con ella.
“Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas” Colosenses 3:19
Esta palabra se traduce mejor como “dejar de ser ásperos” o “no tengan el habito de ser áspero”. Por tanto el llamado al marido es no hacerle ningún daño a su esposa porque esto muestra que el marido esta amando realmente sin egoísmos a su esposa. El irritarse, el guardar rencor con la esposa es no amar verdaderamente como el Señor no pide.
La cuarta característica del amor sacrificial que no se goza de la injusticia sino de la verdad. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa (NTV)  El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad (NVI). Esto nos dice que un esposo tratar justamente a su esposa y hablar con la verdad frente a ella. Nosotros como cristianos aborrecemos la maldad y amamos la verdad porque somos hijos de Dios. Por ejemplo jamás debes mentirle a tu esposa, mentir es un pecado aborrecible a Dios que merece el infierno, pero además al mentirle a tu esposa es practicar maldad y comienza a socavar la relación.
Finalmente se nos dice que el amor todo lo sufre, cree, espera, soporta.  El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia (NTV) Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (NVI) Yo creo que cuando los estándares bíblicos del amor se mantienen un matrimonio jamás va a fracasar. Cuando un matrimonio se basa en otras definiciones del amor son llevados al desastre. La razón es sencilla, los matrimonios que no están basados en el amor sacrificial están basados en el egoísmo y por tanto el egoísmo los va a destruir. Por eso el llamado del esposo es amar a su esposa COMO CRISTO AMO A LA IGLESIA. Esto quiere decir, con sacrificio, con pasión, con fervor, hasta que el Señor regrese. No hay un estándar más alto que este, pues Cristo siendo el Señor de toda la creación manifestó su infinito amor en la cruz del calvario.
El esposo entregado (V25)
Pablo nos dice que Jesucristo amo a la iglesia “entregándose por ella”. Por tanto, el estándar que se le exige al marido no es solamente ser un esposo amoroso, sino que además ser un esposo entregado. La palabra “entregado” (Gr. Paradidomi) significa rendirse, ceder, trasmitir[8] en esta misma carta se usa una vez más aparte de estos pasajes (Efe 4:19) En el libro de Romanos se usa en el sentido de ser entregados a la doctrina (Rom 6:17) y en el sentido de que Dios entrego a su hijo en la cruz[9] (Rom 8:32) Pero ¿Cómo se entregó Cristo por su iglesia y como se debe entregar el esposo a su esposa?
En primer lugar, Cristo se entregó servicialmente a su iglesia. Mateo 20:25-28
“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.  Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”
Jesucristo siendo el rey de gloria, el Señor y cabeza de iglesia se hizo hombre y vivió entre los hombres para servir a su iglesia. El lavo los pies a los discípulos para mostrarle de forma práctica como debían servirse unos a otros (Jn 13:13-15) la muestra del servicio de Cristo fue evidente durante todo su ministerio. Ahora si Cristo es el mayor ejemplo de servicio para nosotros, un esposo que es cabeza de su mujer no tendrá problemas con servir a su esposa.
En el primer siglo este mandato era algo impresionante para los hombres, pues en general se consideraba a la esposa como servidora del hombre. En nuestra cultura chilena también ha prevalecido esa mentalidad de que la esposa es servidora y que el esposo es quien llega golpeando la mesa para recibir su alimento. Ciertamente esa mentalidad ha ido cambiando un poco, pero también tenemos que advertir que esto no significa que no hayan roles asignados por Dios para el hombre y la mujer en donde deben servir. Sino que el mandato tiene que ver con que el hombre tiene una actitud de servicio. Por ejemplo llegas a tu casa después de tu trabajo y tu esposa ha intentado organizar cosas durante el día y no ha logrado saber cómo organizar ciertas cosas ¿Qué debes hacer tu? Sentarte con ella y servirle ayudándole en ese problema de organización, esa es una actitud de servidor.
En segundo lugar, Cristo se entrego constantemente a su iglesia. Los discípulos del Señor no siempre hicieron lo que él les decía, en ocasiones se mostraban con poca fe (Mt 8:26), no entendían (Mc 8:17) discutían por poder (Luc 22:24) lo abandonaron (Mc 14:50) y negaron (Mc 14:66-72) ¿Qué hizo Jesús ante eso? El simplemente los perdono y siguió entregándose por su iglesia. Los esposos que somos pecadores, tenemos esposas que son pecadoras y que por tanto en ocasiones van a mostrar poca fe, no van a entender las razones de las cosas que les decimos, no van a reclamar por cosas que no entendemos. Por tanto ¿Qué debemos hacer? Decir ¿“Señor es que tu no conoces a mi esposa”? ¿No sabes no terrible que es? Pero acaso nosotros como iglesia no somos igual de rebeldes contra el Señor y sin embargo el constantemente intercede por nosotros. ¿Se imaginan si Dios ya no nos soportará más? Miremos el ejemplo de Oseas 11:1-8
Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida. No volverá a tierra de Egipto, sino que el asirio mismo será su rey, porque no se quisieron convertir. Caerá espada sobre sus ciudades, y consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos. Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer. ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.
En tercer lugar, Cristo se entrego hasta la muerte a su iglesia. Jesucristo puso como estándar de su discipulado la negación de sí mismo hasta la muerte.

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” Mateo 16:24-25
Jesucristo le enseño esto a los discípulos (Mc 8:34-35; Luc 9:23-24) porque el cumpliría esto literalmente por amor a su pueblo (Juan 12:24-26) Por tanto cuando los hombres entramos al matrimonio debemos ser conscientes que entramos a un proceso de morir continuamente. No entramos al matrimonio para satisfacer nuestras necesidades, sino que entramos para aprender a amar a nuestra esposa. Al igual que Jesucristo nosotros debemos entregarnos por ella hasta la muerte.

El esposo que santifica a su esposa (26-27)
Cristo murió por la iglesia y se entrego por ella para que el propósito de ella fuera santificarse. La palabra santo (Gr. Jagios) significa fundamentalmente “separado” y por ello en su sentido moral y espiritual separado del pecado y consagrado para Dios.[10] En la misma carta de Efesios se le llama “separados” a los cristianos (Efe 1:2) y se nos dice que ellos han sido predestinados en Cristo para ser santos (Efe 1:4 separados o consagrados) Dios ha constituido pastores maestros para perfeccionar a los santos (Efe 4:12) y debemos vivir con santos (Efe 5:3) Por tanto lo que hace Cristo al salvarnos es santificarnos constantemente para que en su segunda venida su amada iglesia sea presentada por él “sin mancha ni arruga”. Pero ¿Cómo nos santifica Cristo ahora? Cristo nos está santificando por medio de su palabra. El Espíritu Santo actúa por medio de su palabra.

“Santificarlos en tu verdad, tu palabra es verdad” Juan 17:17

Es probable que toda esta figura que usa el apóstol Pablo en este pasaje se refiera al lavamiento prenupcial que se hacía en la época. Después de este lavamiento la novia era perfumaba, ungida y adornada con vestimentas nupciales. En el judaísmo, la ceremonia de bodas también llego a ser llamada la “santificación de la novia”, o a sea estar separada para el marido. Después de la preparación de la novia el siguiente paso en un casamiento judío era la salida de la novia de su casa paterna hacia la del novio. Esta era una presentación “gloriosa” (“radiante, resplandeciente”) de la novia frente al novio[11].

Pablo se está refiriendo con esto al día final cuando la iglesia sea presentada de forma gloriosa, sin mancha ni arruga, delante del Novio (Jesús). Pero ¿Qué relación tiene esto con el esposo? La relación que tiene es que al esposo se le ha dado encomendado la gloriosa tarea de santificar a su esposa. ¿Y qué herramientas el debe usar para cumplir con esta tarea? En primer lugar, el debe ser un esposo piadoso. Una esposa sabe eso, las esposas ven a sus maridos y observan si realmente nosotros somos piadosos. Un hombre piadoso se disciplina en la piedad.

“Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” 1 Timoteo 4:7-8
Un esposo piadoso ve la oración como prioridad porque su Señor lo veía así (Mar 6:46; Luc 5:16; 22:41; Jn 17:1-26) y ve el estudio de la palabra como prioridad porque el Señor lo mando (Jn 5:39) es por eso que yo siempre he mantenido la opinión que todo hombre debe estudiar en un seminario o si tiene la disciplina de estudiar solo las Escrituras lo haga. Pero no se trata solo de orar y estudiar, sino que además debe obedecer las Escrituras.
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” Santiago 1:22
Podrás leer y escuchar constantemente estas palabras, pero si no las obedecerás realmente no serás mejor que un fariseo hipócrita. Por tanto el esposo debe orar, leer y obedecer las Escrituras para ser un ejemplo de santificación para su esposa.
En segundo lugar, el debe ser quien guie espiritualmente la adoración familiar. La herramienta de santificación para la esposa es la palabra de Dios. Por lo que el esposo debe estar preparado en las Escrituras. El esposo no solamente debe vivir su vida espiritual a solas, sino que debe hacerlo de forma familiar. El bautista Arthur Pink escribió lo siguiente respecto a la adoración familiar.

“Un antiguo escritor bien dijo: “Una familia sin oración es como una casa sin techo, abierta y expuesta a todas las tormentas del Cielo.” Todas nuestras comodidades domésticas y las misericordias temporales que tenemos proceden del amor y la bondad del Señor, y lo mejor que podemos hacer para corresponderle es reconocer con agradecimiento, juntos, su bondad para con nosotros como familia. Las excusas para no cumplir este sagrado deber son inútiles y carecen de valor. ¿De qué nos valdrá decir, cuando rindamos cuentas ante Dios por la mayordomía de nuestra familia, que no teníamos tiempo ya que trabajábamos sin parar desde la mañana hasta la noche? Cuanto más urgentes son nuestros deberes temporales, más grande es nuestra necesidad de buscar socorro espiritual. Tampoco sirve que el cristiano alegue que no es competente para realizar semejante tarea: los dones y talentos se desarrollan con el uso y no con descuidarlos[12]

Esto es algo que a los hombres cristianos de nuestra generación no se les dice pero cuando llegue el día final no será la escuela dominical, la escuela, el jardín infantil, los pastores, la esposa, la responsable de nuestras familias sino que lo seremos nosotros. Un hombre que realmente provee a su familia no es simplemente quien provee lo físico, sino que también provee lo espiritual. Nosotros como hombres tenemos la sagrada obligación de presentar a nuestras esposas “sin mancha ni arruga” en el día final y solo podremos hacerlo en la gracia del Señor.


[1] http://www.sbts.edu/academics/faculty/stuart-w-scott/
[2] https://www.amazon.com/El-Esposo-Ejemplar-P-2nd/dp/192898035X
[3]Dr. Stuart Scott. El esposo ejemplar. Página 1-2
[4] Diccionario Vine. Página 49.
[5] http://dle.rae.es/srv/fetch?id=FshfxXQ
[6] http://dle.rae.es/srv/fetch?id=MHxrhFV
[7] http://dle.rae.es/srv/fetch?id=RCAtZVD
[8] Diccionario Strong. Página 63.
[9] Diccionario Vine. Página 330.
[10] Diccionario Vine. Página 812.
[11] Comentario del Contexto Cultural. Craig Keener. Pagina 548.
[12] http://www.chapellibrary.org/files/archive/pdf-spanish/fwo2s.pdf

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