La
doctrina de los mormones[1]
Los
mormones creen en una revelación continua y en un canon diferente que los
cristianos[2]:
“Los Santos de los Últimos Días no presentan
tal credo como un código completo de su fe, porque aceptan el principio de la
revelación continua como característica esencial de su creencia”
“Los libros que por el voto de la
Iglesia se han adoptado como guías autorizadas de fe y doctrina son cuatro: la
Biblia, el Libro de Mormón, Doctrinas y Convenios y la Perla de Gran Precio”
Según
los mormones José Smith es un profeta verdadero por las siguientes razones[3]:
1.
Se han cumplido las profecías antiguas en la restauración del evangelio y el
restablecimiento de la Iglesia sobre la tierra, por conducto de él.
2.
Por ordenación y nombramiento directos, de las manos de aquellos que tuvieron
la potestad en dispensaciones anteriores, recibió la autoridad para oficiar en
las varias ordenanzas del Santo Sacerdocio.
3.
En los resultados de su ministerio queda demostrado que poseía el poder de la
verdadera profecía y otros dones espirituales.
4.
Las doctrinas que proclamó son verdaderas y se conforman a las Escrituras.
Para los mormones las profecías antiguas
que se cumplen en José Smith son (Apo 14:6; Mal 4; Eze 37:16; Efe 1:10; Hech
3:19-21) José Smith tendría la autoridad dada por los ángeles y el habría
cumplido varias profecías respecto a los mormones y a Estados Unidos (Dt 18:22)
Artículo 1.-—Creemos en Dios el Eterno
Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo[4]
“Aceptamos a estos tres
Personajes como el concilio supremo de gobierno en los cielos. El Padre y el
hijo tienen cuerpos de carne y hueso y el Espíritu Santo es un personaje de
espíritu. Adoramos al Padre en el nombre del Hijo, quien es el Mediador
entre Dios y el hombre, siendo el suyo el único nombre mediante el cual el
hombre puede ser salvo. Aceptarnos a Jesús como el Unigénito del Padre en la carne, aunque
todos somos su linaje en el espíritu y por consiguiente sus hijos[5]”
Los mormones sostienen que la idea de la unidad en la misma
sustancia del Dios trino es una apostasía y que esa unidad es una unidad en
propósito.
“La Trinidad es un tipo de unidad en los
atributos, poderes y propósitos de sus miembros. Mientras estuvo en la tierra,
y al manifestarse a sus siervos nefitas, Jesús repetidas veces testificó de la
unidad que existía entre él y el Padre, y entre ellos dos y el Espíritu Santo.
No puede razonablemente interpretarse lo anterior en el sentido de que el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno en substancia y persona, ni que los nombres representan el
mismo individuo en diferentes aspectos[6]”
Escribiendo
sobre el concilio de Nicea (325) dicen[7]:
“Sería
difícil concebir mayor número de contradicciones y falta de concordancia
expresadas en tan pocas palabras. La Iglesia de Inglaterra enseña en la
actualidad el siguiente concepto ortodoxo de Dios: "No hay sino un Dios
viviente y verdadero, sempiterno, sin cuerpo, partes o pasiones; de infinito
poder, sabiduría y bondad." La inmaterialidad de Dios, que estas
declaraciones de fe sectaria afirman, se opone directamente a las Escrituras; y
las revelaciones de la persona y atributos de Dios, cual se ha mostrado por los
pasajes ya citados, la refutan por completo.
Nosotros afirmamos que negar la materialidad de la persona de Dios es
negar a Dios; porque una cosa sin partes carece de cuerpo, y un cuerpo
inmaterial no puede existir. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días proclama que el Dios incomprensible, falto de "cuerpo, partes
o pasiones", es algo imposible de existir; y sostiene su creencia en el
Dios viviente y verdadero de las Escrituras y las revelaciones, y a él rinde
homenaje”
Artículo 2 Creemos que los hombres
serán castigados por sus propios pecados, y no por la transgresión de Adán[8].
“La
Iglesia enseña como doctrina estrictamente ceñida a las Escrituras, que entre
los derechos inalienables que su Padre divino le ha conferido, el hombre ha
heredado la libertad de escoger el bien o el mal en la vida; de obedecer o
desobedecer los mandamientos del Señor, según su elección”
Los mormones creen que el hombre pecó
delante de Dios basado en su libre albedrio y aun hoy en día puede hacer uso de
él. Hablan de que el pecado es el violar la ley de Dios y que el castigo por el
pecado sea eterno.
“Se
debe considerar como uno de los resultados más perniciosos del erróneo concepto
de las Escrituras la falsa doctrina de que el castigo que se va a imponer a las
almas pecadoras es sin fin, que cada condena por el pecado es de duración
interminable. No es sino un dogma de sectarios errados y desautorizados; y, a
la vez, contrario a las Escrituras, irrazonable y repugnante para el que ama la
merced y honra la justicia. Es cierto que las Escrituras hablan de fuegos sin
fin, condenación eterna y la venganza del fuego eterno como rasgos
característicos del juicio preparado para los inicuos; sin embargo, en ninguno
de estos casos se puede justificar la conclusión de que el pecador individual
tendrá que padecer la ira de la justicia ofendida para siempre jamás. El
castigo es suficientemente severo en cualquier caso sin el horror adicional y
supremo de una continuación interminable. La justicia debe quedar satisfecha;
pero cuando se pague el "último cuadrante", se abrirán las puertas de
la prisión y el cautivo quedará libre. Pero la prisión permanece, y la ley que
dicta el castigo por las ofensas no se ha de revocar”
Artículo 3 Creemos que por la
Expiación de Cristo todo el género humano puede salvarse, mediante la
obediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio[9].
La
Extensión de la Expiación es universal, y aplicase igual a todos los descendientes
de Adán. Hasta el incrédulo, el pagano y el niño que muere antes de llegar a la
edad de responsabilidad, todos son redimidos de las consecuencias individuales
de la caída por el sacrificio personal del Salvador
El
Efecto Individual de la Expiación le permite a toda alma, sin excepción, lograr
la absolución del efecto de los pecados personales, por la mediación de Cristo;
pero tal intercesión salvadora ha de invocarse por su esfuerzo individual,
manifestado en la fe, el arrepentimiento y obras continuas de justicia.
Artículo 4 Creemos que los primeros
principios y ordenanzas del evangelio son, primero: Fe en el Señor Jesucristo;
segundo: Arrepentimiento; tercero: Bautismo por inmersión para la remisión de
pecados; cuarto: Imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo[10].
Los mormones
sostienen que para ser salvo es necesario tener fe, arrepentirse, bautizarse
por inmersión y haber recibido el bautismo del Espíritu Santo. La fe se ve como
un don divino y el arrepentimiento debe ser sincero.
“A
pesar de estar al alcance de todos los que diligentemente se esfuerzan para
obtenerla, la fe, no obstante, es un don divino. Como corresponde a tan
preciosa perla, sólo se da a aquellos que por su sinceridad demuestran que la
merecen, y en quienes hay indicaciones de que se someterán a sus dictados”
“El
arrepentimiento, para merecer ese nombre, debe comprender algo más que una
simple admisión personal de estar en error; no consiste en lamentaciones y
confesiones verbales, sino en reconocer de todo corazón la culpabilidad. Esto
ocasiona el horror hacia el pecado y una determinación resuelta de desagraviar
lo pasado y obrar mejor en lo futuro”
“El
arrepentimiento es un medio para obtener perdón, y por tanto, es uno de los
dones más grandes de Dios para el hombre. No se puede obtener pidiéndolo
indiferentemente; no se puede encontrar al lado del camino; sin embargo, se
imparte con liberalidad ilimitada a aquellos cuyas obras lo justifican. Es
decir, todos los que se preparan para el arrepentimiento serán guiados por la
influencia humilladora y ablandante del Santo Espíritu hasta poseer de hecho
este gran don”
El bautismo para los mormones debe ser
por inmersión y solo para adultos. Además el bautismo es necesario para
salvación y existe también el bautismo por los muertos.
“En
la teología de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el
bautismo de agua es el tercer principio y la primera ordenanza esencial del
evangelio. El bautismo es la puerta que conduce al redil de Cristo, el portal de
la Iglesia, el rito establecido de naturalización en el reino de Dios.
Debidamente se requiere de aquel que aspira a ser admitido en la Iglesia, una
vez que ha obtenido y profesado la fe en el Señor Jesucristo y se ha
arrepentido sinceramente de sus pecados, que presente evidencia de esta
santificación espiritual por medio de una ordenanza exterior, autorizadamente
prescrita como señal o símbolo de su nueva profesión. Esta ordenanza iniciadora
es el bautismo en el agua, al que debe seguir el bautismo más elevado del
Espíritu Santo; y como resultado de este acto de obediencia, se otorga la
remisión de los pecados”
“Las
observaciones que se han hecho respecto del objeto del bautismo se aplican con
la misma fuerza a la proposición de que el bautismo es necesario para la
salvación; pues como la remisión de pecados constituye un objeto especial del
bautismo, y en vista de que no se podrá salvar en el reino de Dios el alma que
tenga pecados no remitidos, claro es que el bautismo es esencial para la
salvación”
“De
otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera
los muertos resucitan? ¿Por qué pues se bautizan por los muertos?—1 Cor. 15:29.
Se enviará a Elias el Profeta en los últimos días para convertir el corazón de
los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres—Mal. 4:5;
también 3 Nefi 25:5, 6; P. de G. P., pág. 49; D. y C. sec. 2. La misión de
Elias el Profeta encierra el servicio vicario de los vivos a favor de los
muertos.—D. y C. 27:9. Ha venido Elias y entregado su comisión—D. y C.
110:13-16. El bautismo por los muertos es una ordenanza de la Casa del Señor;
de ahí, la necesidad de Templos—D. y C. 124:28-31, 36, 39. Se instituyó esta
ordenanza antes de la fundación del mundo— versículo 33. Se debe llevar un registro
de los bautismos por los muertos— D. y C. 127:6; 128:1-7. Instrucciones
respecto al bautismo por los muertos—D. y C. 128:15-18. Entre su muerte y
resurrección Cristo predicó a los muertos. También fue y predicó a los
espíritus encarcelados—1 Ped. 8.:18-20; también 4:6; a esto se le había
preordinado— véase Isa. 24:22. Por cuanto el bautismo es esencial para la
salvación del hombre y es una ordenanza relacionada con la vida mortal, se debe
administrar vicariamente a favor de los muertos”
“Cuando
el Salvador le declaró a Nicodemo la necesidad del bautismo, no se refirió al
nacimiento de agua solamente, ya que éste quedaría incompleto sin la influencia
vivificante del Espíritu. "Nacer del agua y del Espíritu", es el
requisito necesario que debe cumplir aquel que quiere ganar la entrada al reino
de Dios. Muchos de los pasajes de las Escrituras que se citan para comprobar el
propósito y la necesidad del bautismo muestran que el bautismo del Espíritu
Santo y la ordenanza prescrita de inmersión en el agua están estrechamente
ligados”
“Como
ya se ha indicado, el oficio especial del Espíritu Santo es iluminar y
ennoblecer la mente, purificar y santificar el alma, persuadir a obras buenas y
revelar las cosas de Dios. Pero además de estas bendiciones generales, se han
prometido ciertas gracias particulares que se relacionan con los dones del
Espíritu Santo. El Salvador dijo: "Estas señales seguirán a los que
creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán."
“Los
dones del Espíritu se reparten, de acuerdo con la sabiduría de Dios, para la
salvación de sus hijos. San Pablo los explica de esta manera: "Acerca de
los dones espirituales, no quiero, hermanos, que ignoréis. Empero hay repartimiento de dones; mas el
mismo Espíritu es ... A cada uno le es dada manifestación del Espíritu para
provecho. Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de
sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por
el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros; y a
otro, profecía; y a otro, discreción de espíritus; y a otro, géneros de
lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Mas todas estas cosas obra uno y
el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere."
“La
palabra directa del Señor a los santos de esta dispensación les da
instrucciones de no permitir que nadie participe del sacramento, si está en
pecado, sino hasta que se haya reconciliado; no obstante, se manda a los santos
ejercitar abundante caridad hacia sus hermanos errantes, no desechándolos de
las asambleas, pero sí prohibiéndoles el sacramento En nuestro sistema de organización
eclesiástica, los oficiales locales de la Iglesia tienen la responsabilidad de
administrar el sacramento, y le es requerido a la gente conservarse digna de
participar de los sagrados emblemas.
“No
hay en las Escrituras autorización para dar el sacramento a los que no son
miembros, con todos sus derechos, de la Iglesia de Jesucristo. El administró la
ordenanza a los apóstoles sobre el continente oriental, y hay constancia de que
ellos lo daban únicamente a los que habían tomado sobre sí el nombre de Cristo.
Entre los de su redil occidental, Cristo instituyó la ley de que sólo los que
efectivamente fueran miembros de su Iglesia deberían participar. Cuando
prometió delegar a uno de ellos el poder para oficiar en el sacramento, el
Señor especificó que aquel que fuese escogido lo daría a los de su Iglesia, a
todos aquellos que creyesen y se bautizaran en su nombre Solamente los que de esta manera
se habían bautizado eran conocidos como la Iglesia de Cristo Continuando
sus instrucciones a sus discípulos, respecto del sacramento, el Salvador dijo:
"Siempre haréis esto por todos los que se arrepienten y se bautizan en mi
nombre."
Artículo 5 Creemos que el hombre debe
ser llamado de Dios, por profecía y la imposición de manas, por aquellos que
tienen la autoridad para predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas[11].
“La
Ordenación de los Hombres Para el Ministerio, sancionada por antecedente
bíblico e instituida por revelación directa de la voluntad de Dios, ha de
efectuarse, mediante el don de profecía y la imposición de manos, por aquellos
que tienen la autoridad. Por profecía se entiende el derecho de recibir y el
poder para interpretar las manifestaciones de la voluntad divina. En varios de
los casos ya citados, se ha visto que se acostumbraba la imposición de manos
como parte de la ordenanza; no obstante, las Escrituras refieren numerosas
ocasiones en que se confirieron oficios del Sacerdocio sin especificar la
imposición de manos u otros detalles. No ofrecen justificación estos casos para
concluir que se omitió la imposición de manos; y a la luz de la revelación
moderna, se aclara que la imposición de manos usualmente acompañaba esta
ordenación, así como la confirmación de bendiciones y el don del Espíritu
Santo”
“Nosotros
afirmamos que la autoridad para oficiar en el nombre de Dios está obrando en la
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la actualidad, y que
este poder o comisión fue conferido por ordenación a los primeros oficiales de
la Iglesia por aquellos que habían tenido el mismo poder en dispensaciones
anteriores. Las Escrituras indican que se iba a retirar de la tierra la
autoridad del Santo Sacerdocio al morir los antiguos apóstoles, y que por
necesidad tendría que ser restaurada del cielo antes que pudiera ser restablecida
la Iglesia”
“Nadie
puede oficiar en ninguna de las ordenanzas de la Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días, si no le han conferido un orden u oficio particular
del Sacerdocio aquellos que poseen la autoridad requerida. De manera que,
ningún hombre recibe el Sacerdocio sino de uno que ya tiene dicho Sacerdocio; y
éste debe haberlo recibido de otros que previamente fueron comisionados. Así,
cada uno de los portadores del Sacerdocio en estos días puede seguir la línea
de su autoridad hasta llegar al profeta José Smith, quien recibió su ordenación
de los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, a los cuales el Señor Jesucristo había
ordenado. Según las Escrituras, es evidente que los hombres que Dios llama a la
autoridad del ministerio sobre la tierra, pudieron haber sido escogidos a dicho
nombramiento aun antes de tomar sobre sí cuerpos mortales. Muy propiamente se
puede considerar este asunto en relación con el tema presente, y su estudio nos
conduce a los sujetos que siguen”
Artículo 6 Creemos en la misma
organización que existió en la Iglesia primitiva, esta es, apóstoles, profetas,
pastores, maestros, evangelistas, etc[12].
“Desde
el período que inmediatamente siguió el ministerio de los antiguos apóstoles, y
hasta el siglo xix, ninguna organización había afirmado tener revelación
directa de Dios; por cierto, los que profesan ser ministros del evangelio han
enseñado y declarado por siglos que esos dones de Dios han cesado, que los días
de los milagros han pasado y que la época actual no tiene más guía que lo
pasado. Dando a la historia una interpretación natural, es muy patente que ha
habido una desviación muy grande del camino de la salvación que el Salvador
prescribió, una apostasía general de la Iglesia de Cristo”
“La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días reconoce dos órdenes de
Sacerdocio: El menor, que es llamado el Aarónico, y el mayor, conocido como el
orden de Melquisedec. El Sacerdocio
Aarónico se llama así por Aarón, quien fué dado por boca a Moisés, para obrar
bajo su dirección, a fin de llevar a cabo los fines de Dios respecto de Israel.
Por esta razón a veces le dicen el Sacerdocio Menor; pero aunque menor, no es
ni pequeño ni insignificante. Mientras Israel viajaba por el desierto, Aarón y
sus hijos fueron llamados por profecía y nombrados para los deberes del oficio
de sacerdote”
“El
Sacerdocio de Melquisedec lleva el nombre del rey de Salem, un gran sumo
sacerdote.' Antes de la época de dicho rey, "se llamaba el Santo
Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios. Mas por respeto o reverencia al
nombre del ser Supremo, ellos, la Iglesia en los días antiguos, para evitar la
tan frecuente repetición del nombre de Dios, le dieron a ese sacerdocio el
nombre de Melquisedec." Este Sacerdocio tiene el derecho de presidir todos
los oficios de la Iglesia. Sus funciones especiales consisten en la
administración de cosas espirituales, y comprende las llaves de todas las
bendiciones espirituales de la Iglesia, el derecho de "ver manifestados
los cielos (hablando de los que tienen este sacerdocio) comunicarse con la
asamblea general y la Iglesia del Primogénito, y gozar de la comunión y la
presencia de Dios el Padre y de Jesús, el mediador del nuevo convenio".
Los oficios especiales del Sacerdocio de Melquisedec son: Apóstol, patriarca o
evangelista, sumo sacerdote, setenta y élder o anciano. Las revelaciones de
Dios han señalado los deberes de cada uno de estos llamamientos; y esta misma
alta autoridad ha dirigido el nombramiento de oficiales administrativos, escogidos
de entre aquellos que son nombrados a los varios oficios de estos dos
Sacerdocios.'
“El
oficio de Diácono es el primero o el menor en el Sacerdocio de Aarón. Los
deberes de este llamamiento son principalmente de carácter temporal, y tienen
que ver con el cuidado de las casas de oración, la comodidad de los presentes y
prestar servicio a los miembros de la Iglesia conforme a las instrucciones del
obispo. Sin embargo, el diácono puede ser llamado en todas las cosas para
ayudarle al maestro en sus deberes. Doce diáconos forman un quorum, al cual
presiden un presidente y dos consejeros, escogidos de entre los del grupo”
“Los
Maestros son oficiales locales cuya función es asociarse con los santos para
exhortarlos en cuanto a sus deberes, y fortalecer a la Iglesia por medio de su
ministerio constante. Deben ver que no haya iniquidad en la Iglesia ni que los
miembros abriguen malos sentimientos unos contra otros, sino que observen la
ley de Dios respecto de sus deberes en la Iglesia. Pueden dirigir los servicios
a falta de algún presbítero u otro oficial mayor. Tanto los maestros como los
diáconos pueden predicar la palabra de Dios cuando propiamente se les indique,
pero no tienen el poder para oficiar independientemente en ninguna ordenanza
espiritual, como bautizar, administrar la Santa Cena o imponer las mano. Veinticuatro
maestros, incluyendo un presidente y dos consejeros, constituyen un quórum.
“Los
Presbíteros son comisionados para predicar, enseñar, exponer las Escrituras,
bautizar, administrar la Santa Cena y visitar las casas de los miembros para
exhortarlos a ser diligentes. Debidamente nombrado, el presbítero puede ordenar
diáconos, maestros y otros presbíteros; y puede ser llamado para ayudarle al
élder en su obra. Un quórum de presbíteros consta de cuarenta y ocho miembros,
y se halla bajo la presidencia personal de un obispo”
“Los
Élderes o ancianos están facultados para oficiar en cualquiera de los deberes
de los oficios menores del Sacerdocio, o en todos ellos; además, pueden ordenar
otros élderes, confirmar miembros de la Iglesia a aquellos que han sido
bautizados debidamente, y conferirles el Espíritu Santo. Los élderes tienen la
autoridad para bendecir a los niños en la Iglesia y hacerse cargo de los
servicios, dirigiéndolos conforme a los dictados del Espíritu Santo. El élder
puede oficiar en lugar del sumo sacerdote si éste no estuviere presente.
Noventa y seis élderes integran un quorum, y tres de ellos constituyen la
presidencia del cuerpo”
“Los
Setenta son principalmente élderes viajantes, ordenados especialmente para
promulgar el evangelio entre las naciones de la tierra, "primeramente a
los gentiles, y también a los judíos". Deben obrar bajo la dirección de
los apóstoles en esta obra particular. Un quorum completo se compone de setenta
miembros, entre ellos siete presidentes”
“Los
Sumos Sacerdotes son ordenados y facultados para oficiar en todas las
ordenanzas y bendiciones de la Iglesia, cuando son nombrados o de alguna otra
manera autorizados para ello. Pueden viajar como lo hacen los setenta, llevando
el evangelio a las naciones, pero no tienen esa responsabilidad especial. Su
llamamiento particular consiste en presidir y servir en un lugar fijo. Los
sumos sacerdotes de cualquiera de las estacas de la Iglesia pueden organizarse
en un quorum, y éste no tiene límites en cuanto a su número. Tres de los
miembros, un presidente y dos consejeros, presiden este quórum”
“Los
Patriarcas o Evangelistas se encargan de la responsabilidad de bendecir a los
miembros de la Iglesia, aunque por supuesto, tienen la autoridad para oficiar también
en otras ordenanzas. Hay un "Patriarca para la Iglesia" conocido
oficialmente como el Patriarca Presidente, cuya jurisdicción es general en toda
la organización. Este tiene las llaves del oficio patriarcal, y las ejercita
para que aquel "a quien él bendijere sea bendito, y a quien maldijere sea
maldito; para que lo que ligare en la tierra sea ligado en los cielos, y lo que
soltare en la tierra quede suelto en los cielos".
“Los
Apóstoles son llamados para ser testigos especiales del nombre de Cristo en
todo el mundo. Están facultados para edificar y organizar las ramas de la
Iglesia, y pueden oficiar en cualquiera de las sagradas ordenanzas, o en todas.
Deben viajar entre los miembros para poner en orden los asuntos de la Iglesia
dondequiera que fueren, pero con particularidad donde no hubiere una
organización local completa. Están autorizados para ordenar patriarcas y otros
oficiales del Sacerdocio bajo la inspiración del Espíritu de Dios. En todo su
ministerio han de obrar bajo la dirección de la Primera Presidencia de la
Iglesia. Doce Apóstoles, debidamente ordenados, constituyen el Quórum o Consejo
de los Doce”
El
Quórum de los Doce Apóstoles.—Doce hombres nombrados
al apostolado, debidamente organizados, constituyen el Quórum de los Doce
Apóstoles, también llamado el Consejo de los Doce. El Señor los ha llamado
"los doce consejeros viajantes". Estos forman el Sumo Consejo
Administrativo Viajante y ofician bajo la dirección de la Primera Presidencia
en todas partes del mundo. Forman un quórum cuyas decisiones unánimes son de
igual valor y poder que las de la Primera Presidencia de la Iglesia. Cuando
queda desorganizada la Primera Presidencia, debido a la muerte o inhabilidad
del Presidente, la autoridad administrativa inmediatamente recae en el Quórum
de los Doce Apóstoles, por medio de quienes se hace el nombramiento del
siguiente Presidente.
El
Quórum Administrativo de Setenta. — El primer quórum de
Setenta integra un cuerpo cuyas decisiones unánimes serían tan válidas como las
de los Doce Apóstoles en los asuntos que fuesen debidamente presentados a los
Setenta para su decisión oficial. En la obra de la Iglesia puede haber
necesidad de muchos quórumes de setentas. Cada quorum tiene siete presidentes.
Sin embargo, los siete presidentes del Primer Quórum de Setenta presiden a
todos los demás quórumes y sus presidentes.
El
Obispado General, en su organización actual, se compone del Obispo General de
la Iglesia y dos consejeros. La jurisdicción de este cuerpo se extiende a los
deberes de todos los demás obispos de la Iglesia, y a todas las actividades y
organizaciones que corresponden al Sacerdocio de Aarón. El representante
viviente de mayor edad entre los hijos de Aarón tiene derecho a esta
presidencia, si es que en todo sentido llena los requisitos y es digno. Sin
embargo, primeramente debe ser nombrado y ordenado por la Primera Presidencia
de la Iglesia. Si fuere hallado y ordenado tal descendiente directo de Aarón,
podrá obrar sin consejeros, salvo cuando tuviere que juzgar a uno de los
Presidentes del Sumo Sacerdocio; y en este caso le han de ayudar doce sumos
sacerdotes. Pero no habiendo un descendiente directo de Aarón debidamente
calificado, la Primera Presidencia puede llamar y ordenar a un Sumo Sacerdote
del Sacerdocio de Melquisedec para el oficio de Obispo General; y lo ayudarán
como consejeros otros dos sumos sacerdotes debidamente ordenados y nombrados.
Las
Organizaciones Locales del Sacerdocio.— Donde los miembros se
han radicado permanentemente, se organizan Estacas de Sión. Cada estaca
comprende un número de barrios o ramas. Para cada estaca se nombra una
Presidencia de la Estaca, la cual consta de un presidente y dos consejeros
quienes son sumos sacerdotes designados para este oficio. En sus funciones
judiciales, la Presidencia de la Estaca cuenta con la ayuda de un Sumo Consejo
Residente constituido por doce sumos sacerdotes escogidos y ordenados para ese
oficio. La Presidencia de la Estaca preside este consejo y juntos forman el
tribunal judiciario más alto de la estaca.
“Los
presidentes de las estacas y los obispos de los barrios son los pastores del
rebaño. Son análogos sus deberes y aquellos que tenían los pastores en
dispensaciones anteriores. Los sumos sacerdotes y los élderes de cada estaca se
organizan en quórumes, como ya se ha explicado, aquéllos sin límite en cuanto a
número, éstos en uno o más quórumes de noventa y seis miembros cada uno.
También se nombran patriarcas para obrar en su oficio entre los miembros de la
estaca.
Artículo 7.Creemos en el don de
lenguas, profecía, revelación, visiones, sanidades, interpretación de lenguas,
etc[13].
“Escuchad
las palabras de este profeta, dirigidas a "vosotros que negáis las
revelaciones de Dios y decís que ya han cesado, que no hay revelaciones, ni
profecías, ni dones, ni sanidades, ni hablar en lenguas, ni interpretación de
lenguas. He aquí, os digo que aquel que niega estas cosas, no conoce el
evangelio de Cristo; sí, no ha leído las Escrituras; y si las ha leído, no las
comprende. Pues ¿no leemos que Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre, y que
en él no hay variación, ni sombra de cambio? Empero si os habéis imaginado un
dios variable, y en quien hay sombra de cambio, entonces os habéis imaginado un
dios que no es un Dios de milagros. Pero he aquí que yo os mostraré un Dios de
milagros, sí, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob; y es el
mismo Dios que creó los cielos y la tierra, y todas las cosas que hay en ellos"
Los
Dones Espirituales en la Iglesia Hoy Día “Los Santos de los
Últimos Días afirman tener dentro de la Iglesia todos los dones que como
señales se ha prometido que heredará el creyente. Llaman la atención a los
intachables testimonios de miles que han sido bendecidos con manifestaciones
directas y personales de poder celestial: los que en otro tiempo estuvieron
ciegos, sordos, mudos, cojos y achacosos; a los que por medio de un dominio
extraordinario de otros idiomas han demostrado tener el don, cuando en el
cumplimiento de sus deberes como predicadores de la palabra de Dios se ha
precisado; a los muchos que han tenido comunicación personal con seres
celestiales: a otros cuyas palabras proféticas han hallado rápida justificación
en un cumplimiento literal, y por último, a la Iglesia misma, cuyo desarrollo
ha sido dirigido por la voz de Dios y manifestado por el don de revelación”
Artículo 8. Creemos que la Biblia es
la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente también creemos que
el Libro de Mormón es la palabra de Dios[14].
“La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días acepta la Santa Biblia
como el principal de sus libros canónicos, el primero entre los libros que han
sido proclamados como sus normas escritas en cuanto a fe y doctrina. En el
respeto y santidad con que estiman la Biblia, los Santos de los Últimos Días
profesan lo mismo que las denominaciones cristianas en general, pero se
distinguen de ellas en que también admiten como auténticas y santas otras
Escrituras que concuerdan con la Biblia y sirven para apoyar y hacer resaltar
sus hechos y doctrinas”
“Los
Santos de los Últimos Días aceptan los antecedentes históricos y demás datos
sobre los cuales la fe cristiana de hoy se basa, en lo que respecta a la
autenticidad de los anales bíblicos, tan incondicionalmente como los miembros
de cualquier otra secta; y en cuanto a literalidad de interpretación, esta Iglesia
probablemente sobresale. No obstante, tratándose de una traducción errónea,
cosa que puede suceder como resultado de la incapacidad humana, la Iglesia
anuncia una excepción; y ni aun en esta medida de precaución somos los únicos,
porque los que están versados en materias bíblicas generalmente admiten la
existencia de errores, tanto en la traducción como en la transcripción del
texto. Los Santos de los Últimos Días creen que los escritos originales son la
palabra de Dios al hombre, y consideran igualmente auténticas las traducciones
de dichos escritos hasta donde se han traducido correctamente. La Biblia
declara ser una traducción efectuada mediante la sabiduría del hombre; se ha
buscado a los más doctos para su preparación, y sin embargo, no se ha publicado
una sola versión en la que se admita no haber errores. Con todo, el
investigador imparcial tiene más motivo para maravillarse de la escasez de
errores que de su existencia”
“El
Libro de Mormón es un documento histórico divinamente inspirado, escrito por
los profetas de los antiguos pueblos que por el espacio de algunos siglos antes
y después de la venida de Cristo habitaron el continente americano. Esta
Escritura se ha traducido en esta generación mediante el don de Dios y por
nombramiento especial de él. El traductor autorizado e inspirado de estas
Sagradas Escrituras es José Smith, por medio de quien han llegado al mundo en
un lenguaje moderno”
“Según consta en la portada, hallamos
en el Libro de Mormón las historias de dos naciones que florecieron en América.
Estos pueblos nacieron de colonias pequeñas que bajo dirección divina llegaron
aquí del continente oriental. Convenientemente nos referiremos a ellos como
nefitas y jareditas”
“La
Nación Nefita fué la última, y desde el punto de la copiosidad de sus anales,
la más importante. Los progenitores de este pueblo salieron de Jerusalén en el
año 600 antes de Cristo bajo la dirección de Lehi, un profeta judío de la tribu
de Manasés. Cuando partió de Jerusalén, su familia se componía de Saríah, su
esposa, y sus hijos Laman, Lemuel, Sam y Nefi. Más adelante se habla de hijas,
pero de que si nacieron antes o después del éxodo de la familia, nada se dice.
Además de la propia familia de Lehi, acompañaban a esta colonia Zoram e Ismael,
este último un israelita de la tribu de Efraín. Ismael y su familia se unieron
a la compañía de Lehi en el desierto, y sus descendientes fueron contados entre
los de la nación de que estamos tratando. Parece que la com-pañía viajó hacia
el sudeste, siguiendo la costa del mar Rojo; entonces, alterando su curso hacia
el este, atravesó la península árabe y allí, a orillas del mar de Omán,
construyeron y abastecieron un barco en el cual se lanzaron al mar,
encomendándose a la divina providencia. Se cree que viajaron hacia el Este,
cruzando el océano Indico, después el Pacífico, llegando por fin a la costa
occidental de América donde desembarcaron más o menos en el año 590 antes de
Cristo. El libro no da detalles suficientes del sitio donde desembarcaron para
justificar conclusiones definitivas”
“El
pueblo se estableció en lo que para ellos era la tierra prometida; nacieron
muchos hijos, y en unas cuantas generaciones una posteridad numerosa habitaba
el país. Después de la muerte de Lehi ocurrió una división. Unos aceptaron como
director a Nefi, quien había sido debidamente nombrado al oficio profético,
mientras que los demás proclamaron jefe a Laman, el mayor de los hijos de Lehi.
Desde entonces estos pueblos divididos se llamaron nefitas y lamanitas,
respectivamente. Había ocasiones en que se observaba una apariencia de
relaciones amistosas entre unos y otros, pero generalmente estaban en pugna, y
los lamanitas manifestaban un odio y hostilidad implacable hacia sus hermanos
nefitas. Los nefitas impulsaron las artes de la civilización, construyendo grandes
ciudades y estableciendo comunidades muy prósperas; sin embargo, con frecuencia
caían en transgresión, y el Señor, para castigarlos, permitía que sus enemigos
hereditarios triunfaran sobre ellos. Tradicional-mente se cree que se
extendieron hacia el Norte, ocupando una región considerable de Centro América,
después de lo cual se esparcieron hacia el Este y el Norte hasta llegar a lo
que en la actualidad es parte de los Estados Unidos. Los lamanitas, aun cuando
aumentaron en número, sufrieron el anatema del desagrado de Dios; su cutis se
tornó obscuro, su espíritu se descarrió, se olvidaron del Dios de sus padres,
se entregaron a una vida salvaje y nómada y degeneraron en el estado caído en
que encontraron a los indios de América—sus descendientes directos—aquellos que
volvieron a descubrir el continente occidental en una época posterior. Las
últimas batallas entre nefitas y lamanitas se libraron alrededor del Cerro de
Cumora, en lo que hoy es el Estado de Nueva York, de las cuales resultó la
destrucción de los nefitas como nación, unos 400 años después de Cristo. El
último representante nefita fué Moroni, quien, huyendo de un lugar a otro para
preservar su vida, diariamente esperando
morir a manos de los lamanitas victoriosos, escribió la última parte del Libro
de Mormón y escondió la historia en el Cerro de Cumora. Este mismo Moroni, como
ser resucitado, fué quien entregó los anales a José Smith en la dispensación
actual.
Los
Santos de los Últimos Días basan su creencia en la autenticidad del libro en
las siguientes pruebas:
1.
La concordancia general del Libro de Mormón y la Biblia en toda materia
análoga.
2.
El cumplimiento de profecías antiguas realizado en la publicación del Libro de
Mormón.
3.
La estricta concordancia y correspondencia del Libro de Mormón en sí mismo.
4.
La verdad patente de las profecías que contiene.
5.
El testimonio corroborativo que ofrecen la arqueología y la etnología.
Artículo 9. Creernos todo lo que Dios
ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos
grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios[15].
“Las
Escrituras terminantemente afirman el hecho de que desde Adán hasta Juan el
Revelador, Dios dirigió los asuntos de su pueblo por medio de comunicaciones
personales que daba a sus siervos comisionados. A medida que con el tiempo iba
creciendo la palabra escrita—la recopilación de revelaciones dadas
anteriormente—se iba convirtiendo en ley para el pueblo; pero en ningún caso se
consideró suficiente”
“A
la luz del conocimiento que tenemos sobre la revelación continua, como
característica esencial de la Iglesia, es tan razonable esperar nueva
revelación en la actualidad como creer en la realidad de este don durante los
días antiguos. "Sin profecía el pueblo será disipado", se
afirmó en la antigüedad; y sería propio incluir la revelación, ya que este don
suele manifestarse por medio de sueños, visiones y profecías. A pesar del
abundante y sumamente explícito testimonio de las Escrituras, las así llamadas
sectas cristianas del día casi sin excepción declaran que la revelación directa
cesó con los apóstoles o aun antes de ellos; que son innecesarias más
comunicaciones de los cielos, y que el esperar esas cosas no concuerda con las
Escrituras. Por asumir semejante actitud, las sectas discordantes del día no
hacen más que seguir el camino que los incrédulos recorrieron en los días
antiguos. Los judíos apóstatas rechazaron al Salvador porque vino a ellos con
una revelación nueva. ¿Acaso no tenían a Moisés y a los profetas para que los
guiaran? ¿qué más necesitaban? Públicamente se jactaban de ser "discípulos
de Moisés", y añadían: "Nosotros sabemos que a Moisés habló Dios: mas
éste no sabemos de dónde es."
“En
vista del hecho comprobado de que la revelación entre Dios y el hombre siempre
ha sido y es una de las características de la Iglesia de Jesucristo, es
razonable esperar confiadamente que se recibirán otros mensajes del cielo, aun
hasta el fin de la probación del hombre sobre la tierra. La Iglesia tan
verdaderamente se funda, y seguirá fundándose, sobre la roca de revelación como
en el día en que Cristo pronunció su bendición profética sobre Pedro, quien por
medio de este don de Dios pudo testificar de la divinidad de su Señor. La
revelación moderna, igual que la antigua, con bastante claridad predice las aún
futuras manifestaciones de Dios por medio de esta forma indicada. El canon de
las Escrituras todavía se halla abierto; quedan por agregarse muchas líneas,
muchos preceptos; aún están por venir a la Iglesia y ser declaradas al mundo
revelaciones que excederán en importancia y gloriosa plenitud todas las que se
han conocido”
Artículo 10. Creemos en la
congregación literal del pueblo de Israel y en la restauración de las diez
tribus; que Sión será edificada sobre
este continente (de América); que Cristo reinará personalmente sobre la tierra;
que la tierra será renovada y recibirá su gloria paradisíaca[16].
“En
la historia grabada por la división de la casa de Israel que salió de Jerusalén
y llegó al continente occidental aproximadamente en el año 600 antes de J. C,
repetidas veces se hace referencia a las dispersiones que ya se habían
verificado, y a la continuación del esparcimiento que para los escritores del
Libro de Mormón era aún futuro. Durante el viaje hacia la costa, y mientras se
hallaba acampado con su compañía en el valle de Lemuel, en las inmediaciones
del mar Rojo, el profeta Lehi declaró lo que por revelación había llegado a
saber tocante a la futura "caída de los judíos en la incredulidad",
la crucifixión del Mesías y la dispersión de ese pueblo "por toda la
superficie de la tierra" Comparó
la casa de Israel a un olivo cuyas ramas iban a ser desgajadas y esparcidas; y
vió en el éxodo y lejano viaje de su colonia un episodio incidental en el curso
general de la dispersión. Nefi, hijo de Lehi, también vió en visión el
esparcimiento del pueblo del convenio, y sobre este punto añadió su testimonio
al de su padre el profeta. También vió que la descendencia de sus hermanos,
conocida posteriormente como lamanitas, sería castigada por su incredulidad; y
que estaba destinada a ser vencida por los gentiles y ser dispersada ante
ellos. En esa visión profética de las
edades también vió que salían libros sagrados, además de los que hasta entonces
se conocían, "para convencer a los gentiles y al resto de la posteridad de
mis hermanos, y también a los judíos que se hallaban esparcidos sobre toda la
superficie de la tierra".
“El
Cristo resucitado, durante su ministerio entre los nefitas en este hemisferio,
habló particularmente de "las otras tribus de la casa de Israel, que el
Padre ha conducido fuera del país"; y dijo además que eran "otras
ovejas que no son de esta tierra, ni de la tierra de Jerusalén, ni ninguna de
las partes del país inmediato donde he estado para ejercer mi ministerio".
Cristo reveló el mandamiento que su Padre le había dado de manifestarse a
ellas. El lugar en donde actualmente se hallan las Tribus Perdidas no ha sido
revelado”
“Para
concluir dignamente nuestra selección de profecías bíblicas, reflexionemos las
palabras que Jesús de Nazaret pronunció cuando vivió entre los hombres: "Y
enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los
cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro."
“Profecías
del Libro de Mormón.—El tema del recogimiento de Israel
captó la atención de muchos profetas cuyas enseñanzas se encuentran en el Libro
de Mormón; y no es poca la revelación directa sobre este asunto que se halla
escrita entre las páginas de dicho libro. Ya nos hemos referido a las palabras
de Lehi en el valle de Lemuel, cuando este profeta y patriarca comparó la casa
de Israel a un olivo cuyas ramas iban a ser desgajadas y esparcidas. Vamos ahora
a agregar su profecía de la subsiguiente restitución de las ramas. Enseñó que
"después que la casa de Israel fuese esparcida, sería de nuevo recogida; o
por último, después que los gentiles hubiesen recibido la plenitud del
evangelio, las ramas naturales del olivo o los restos de la casa de Israel
serían injertados o llegarían al conocimiento del verdadero Mesías, su Señor y
Redentor".
Es evidente, pues, que el plan del
recogimiento abarca: 1. La congregación del pueblo de Israel en la tierra de
Sión, de entre todas las naciones de la tierra. 2. El regreso de los judíos a
Jerusalén. 3. La restauración de las
Tribus Perdidas.
Artículo 11 Nosotros reclamamos el
derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia
conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: adoren cómo,
dónde o lo que deseen[17].
“Los
Santos de los Últimos Días declaran que se adhieren incondicionalmente a los
principios de libertad y tolerancia religiosas. Afirman que la libertad de
adorar a Dios conforme a los dictados de la conciencia es uno de los derechos
inherentes e inalienables de la humanidad. Los inspirados fraguadores de la
constitución norteamericana proclamaron al mundo, como verdad patente, que el
común patrimonio del género humano le otorga a todo individuo el derecho a la vida,
la libertad y la felicidad”
“Las
doctrinas de la Iglesia explícitamente definen la relación entre la probación
mortal y el estado futuro, y en igual manera enseñan la responsabilidad
individual y el libre albedrío del hombre. La Iglesia afirma que en vista de la
responsabilidad que todo hombre tiene, como director de su propio curso, el
individuo debe estar, y está libre para escoger en todas las cosas: desde la
vida que conduce a la mansión celestial, hasta la carrera que no es sino la
entrada a las miserias de la perdición. La libertad de adorar o de negarse a
adorar es un derecho dado por Dios, y toda alma tendrá que someterse a las
consecuencias de su elección”
Artículo 12. Creemos en estar sujetos
a los reyes, presidentes, gobernadores y magistrados; en obedecer, honrar y
sostener la ley[18].
“La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días hace enfática
declaración de su creencia y preceptos relativos al deber de sus miembros hacia
las leyes del país en que viven, y sostiene su posición por la autoridad de
revelaciones precisas, tanto de épocas antiguas como modernas. Por otra parte,
el pueblo tiene la confianza de que al llegarse a saber por completo la
historia verdadera de su origen y progreso, como cuerpo establecido de
adoradores religiosos, el mundo en general vindicará y elogiará la lealtad de
la Iglesia y la devoción patriótica de sus miembros, como hoy lo hacen los
contados investigadores imparciales que han estudiado con propósito sincero la
historia de esta notable organización”
“Un
Ejemplo de esta suspensión de la ley divina se ve en la decisión de la Iglesia
tocante al asunto del matrimonio plural. Se estableció esta práctica como
consecuencia de una revelación directa; y el sentimiento de muchos de
aquellos que la obedecieron fue que les había sido mandado divinamente que así
lo hicieran. Durante diez años, después de haberse introducido el matrimonio
plural en Utah como práctica de la Iglesia, no hubo ninguna ley que se opusiera
a la práctica. Sin embargo, empezando en 1862, se establecieron estatutos
federales que declaraban ilícita la práctica y estipulaban las sanciones
correspondientes. La Iglesia dijo que estas leyes eran anticonstitucionales y
consiguientemente nulas, pues violaban la disposición de la Constitución
Nacional que prohibía que el gobierno decretara leyes respecto del
establecimiento de cualquiera religión o el libre ejercicio de ella. Se apeló
repetidas veces a la Corte Suprema, y por fin se dictó un fallo que declaró
estas leyes constitucionales y por lo mismo, vigentes. De modo que por conducto
de su presidente, la Iglesia cesó la práctica del matrimonio plural, y anunció
su intención de ello al mundo, solemnemente fijando la responsabilidad del
cambio sobre la nación cuyas leyes habían hecho forzosa la renunciación. La
Iglesia, reunida en conferencia, ha aprobado y confirmado este hecho por voto
oficial”
Artículo 13 Creemos en ser honrados,
verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer bien a todos los hombres;
en verdad, podemos decir que seguimos la admonición de Pablo: Todo lo creemos,
todo lo esperamos; hemos sufrido muchas cosas, y esperamos poder sufrir todas
las cosas. Si hay algo virtuoso, bello, o de buena reputación o digno de
alabanza, a esto aspiramos[19].
La
Amplitud de Nuestra Fe debe llamar la atención de todo el que sinceramente
investiga los principios que la Iglesia enseña, y más todavía del que
imparcialmente observa los resultados que se manifiestan en el modo de vivir
típico de los Santos de los Últimos Días. Dentro de los límites de la Iglesia
hay lugar para toda la verdad, para todo lo que es loable, virtuoso, agradable
o de buena reputación.
La
ley de los diezmos, que la Iglesia actualmente observa, es, después de todo,
solamente una ley menor dada por el Señor como consecuencia de las debilidades,
envidia, codicia y avaricia humanas que impidieron a los santos aceptar los
principios más elevados, conforme a los cuales el Señor quería que viviesen.
El
matrimonio, en la estimación de los Santos de los Últimos Días, ha sido
decretado por Dios, y tiene como fin ser una relación eterna de los sexos. Para
esta gente no representa simplemente un contrato temporal cuya eficacia
terminará con la existencia mortal de los contrayentes, sino un convenio
solemne que ha de continuar más allá de la tumba. La ordenanza completa del
matrimonio requiere que el hombre y la mujer hagan convenio de fidelidad mutua
no solamente "hasta que la muerte os separe," sino "por tiempo y
por toda la eternidad".
El
Día de Reposo. — La Iglesia acepta el domingo como el
día de reposo cristiano y proclama la santidad de ese día. Admitimos sin
argumento que bajo la ley mosaica se había designado y se observaba el séptimo
día como el día santo, y que el cambio de sábado a domingo fué una
particularidad de la administración apostólica que siguió al ministerio
personal de Jesucristo. De mayor importancia que la designación de este o aquel
día de la semana, es la realidad del día de reposo semanario que debe
observarse como día de especial y particular devoción en el servicio del Señor
Como
predicarle a los mormones[20]
“Digo a todo el mundo, reciban la
verdad, no importa quién se las presente. Tomen la Biblia, comparen la religión
de los Santos de los Últimos días con ella, y vean si resistirá la prueba”
Brigham Young. Segundo presidente de los mormones.
El primer fundamento de los mormones es
que José Smith es un verdadero profeta (Dt 18:22). Pero una cosa
interesante de la vida de Smith es que el pidió sabiduría a Dios (basado en
Santiago 1:5) cuando no era creyente ¿Cómo Dios le va dar sabiduría a un
inconverso?
1)
El supuesto cumplimiento de las profecías en José Smith son malas interpretaciones
de las Escrituras (Apo 14:6; Mal 4; Eze 37:16; Efe 1:10; Hechos 3:19-21) 2) José
Smith profetizo cosas que no sucedieron: A) “grandes juicio viniendo sobre la
tierra… en esta generación”. B) La ciudad de la nueva Jerusalén y su templo era
edificada en su generación”. 3) José
Smith torció las Escrituras y promovió la falsa doctrina como la poligamia. En
conclusión podemos decir que José Smith es un falso profeta que enseña otro
evangelio (Gal 1:8-9)
En el articulo 1
declaran que Dios Padre tiene cuerpo humano basado en varios pasajes (Gen 3:8; Exo
6:6; 33:20, 22-23; 34:5) pero las
Escrituras nos dice que Dios es Espíritu (Jn 4:24) y un espíritu no tiene
carnes ni huesos (Luc 24:39) Por tanto cuando la Biblia habla de Dios con
“manos” “pies” “ojos” etc. son antropomorfismos. Esta palabra proviene del
griego “antropos” que significa “hombre” y “monphe” que significa “forma[21]”. Esto quiere decir que
la Biblia nos habla en este lenguaje para explicarnos de manera humana lo que
Dios hace. El rechazo que ellos hacen a la declaración del concilio del Nicea
también los aleja de una visión ortodoxa de la trinidad.
En el articulo 2 rechazan
contienen un mal entendimiento del libre albedrio y además promueven la falsa doctrina
del aniquilacionismo. Las Escrituras nos enseñan que tenemos un libre albedrio
pero guiado por nuestra naturaleza (Rom 3:10-18) y que la condenación es eterna (Mt 25:46)
En el artículo 3 se
expresa la idea de la muerte de Jesús por todos los hombres (incluyendo Judas)
y su poca efectividad para salvarlos. Pero las Escrituras nos muestran que
Cristo murió y salvo eficazmente a sus escogidos (Jn 6:37,44)
En el articulo 4
ponen a la fe y el arrepentimiento como algo que el ser humano y Dios realizan
juntos (sinergismo) además creen que el bautismo es necesario para la
salvación, tanto el de los vivos como de los muertos (Mt 16:16; Hechos 2:38; 1
Cor 15:29) Pero las Escrituras enseñan que la salvación es solamente por la
obra de Cristo (Rom 3:20; 5:1; Efe 2:8-9; Tito 3:5)
En el artículo 5
afirman que solo aquellos que tengan la autoridad de Dios directa (como José
Smith) son quienes pueden predicar y administrar las ordenanzas. Esto supone la
idea de la “restauración de la iglesia” lo cual viene después de la apostasía
de la iglesia. Según ellos la apostasía haría que el cristianismo se desvié
completamente de la doctrina de los apóstoles (Hch 20:29,30; 2 Tes 2:3,4; 2 Tim
3:1-5) y luego ellos traerían la “restauración” profetizada. Esta idea
considera que Dios permitió que dejará de existir su iglesia por 20 siglos y
que no hubo ninguna persona salva.
En el artículo 6 se
habla de dos tipos de sacerdocios (Aarónico y Melquisedec) El sacerdocio de
Aarónico lo basan en los siguientes textos (Num 23:13; Mal 3;3; Heb 5:4; 7:11)
El sacerdocio de Melquisedec (no encontré versículos) Toda esta interpretación
mormona se hace por una mala interpretación de Hebreos 7 donde el autor hace
una comparación entre los sacerdocios aarónico y de Melquisedec y dice que el
sacerdocio de Melquisedec reemplazo al de Aarón porque Cristo es el sumo
sacerdote. También afirman la existencia de apóstoles en la actualidad[22]. El termino apóstol
aparece 81 veces en el Nuevo testamento y su sentido básico es “enviado”. En el
sentido estricto se usa para los doce apóstoles (Mc 3:13; Hch 1:2) que fueron
enseñados por Jesús y mandados directamente por él (Mt 10:1; 28:19-20) Además
ellos 12 van a ser quienes van a juzgar a Israel (Mt 19:28; Luc 22:30) es por
eso que era “necesario” escoger un reemplazo para Judas (Hechos 1:21-22) Basado
en este fundamento es que la iglesia perseveró en la “doctrina de los
apóstoles” (Hechos 2:42) y edificaba sobre el fundamentos de los apóstoles y
profetas” (Efe 2:20) y defendía la fe una vez dada a los santos (Judas 3) Finalmente
el nombre de los 12 apóstoles estarán sobre los cimientos del muro de la nueva
Jerusalén (Apo 21:12-14)
En el artículo 7
sostienen la existencia de lenguas, profecías, revelación, visiones, sanidades
al igual que el primer siglo. Este artículo está conectado con el anterior
porque si no existen más apóstoles ni profetas en el sentido del Antiguo o
Nuevo testamento no puede haber más revelación y el canon de las Escrituras
está terminado (Dt 4.2; 12:32; Prov 30:6; Apo 22:19) Por supuesto alguno podría
argumentar que estos pasajes son solo para esos libros, pero las preguntas que
seguirían son ¿Entonces porque las Escrituras nos mandan a perseverar, defender
y guardar la fe una vez dada a los santos? ¿Si no hay apóstoles quien está
autorizado para darnos una revelación? ¿Si la revelación actual se contradice
con las Escrituras a quien debemos creerle? Respecto al tema de los dones la
iglesia cristiana está dividida entre los cesacionistas[23] y continuistas.[24] Pero de todas maneras
ambos creen que no hay revelación de igual manera que los apóstoles y lo único
que puede existir es iluminación del Espíritu para entender más profundamente
las Escrituras.
En el artículo 8
dicen que aceptan la Biblia y el libro del mormón como la palabra de Dios. La
Biblia afirma una y otra vez ser la palabra de Dios. La frase “así dice el Señor
aparece 3,808 en el Antiguo testamento y los apóstoles citaron 295 veces las
palabras del Antiguo testamento y explicaron su significado en Cristo[25]. Todos los cristianos
afirmamos que la Biblia no tiene errores en sus manuscritos originales pero que
las traducciones tienen errores. Jesús prometió revelar toda la verdad a los
apóstoles (Jn 14:26; 16:13; 2 Pedro 1:3) y el “misterio” fue revelado a ellos
(Rom 16:25-26; Efe 3:9-10) ¿Se puede afirmar lo mismo del libro del mormón? El
libro del mormón afirma que hay profecías en la Biblia sobre su existencia. 1)
Gen 49:22-26 dicen que se refiere una profecía respecto a la emigración de los
Israelitas a América. Pero este pasaje se refiere a los beneficios materiales
que los hijos de Jacob iban a experimentar en la tierra prometida. 2) Salmos
85:11 dicen que la “justicia” allí se refiere al libro del mormón. El Salmo
recuerda lo que Dios ha hecho con su pueblo (la bondad, la prueba y la futura
restauración) pero no tiene ninguna relación con un supuesto “libro” a futuro.
Además si “justicia” significa el libro del mormón ¿Qué significa verdad? 3) Isaías
29:4; 11. El contexto de este pasaje trata de que Dios va a destruir la ciudad
(Ariel) y que la condición espiritual es tan mala que no podían leer lo que
Dios haría. 4) Ezequiel 37:15-20 El contexto de este pasaje es la cautividad en
Babilonia y habla de la restauración que Dios hará en la tierra de palestina
uniendo a la tribus. Nuevamente no hay nada en el texto que se refiera a un
supuesto libro. Por tanto podemos concluir que las supuestas profecías bíblicas
sobre el libro del mormón son malas interpretaciones. A diferencia de la Biblia
el libro del mormón si contiene errores. Dice que Jesús nació en Jerusalén
(Alma 7:10) inventa ideas sobre la Cena del Señor (Nefi 18:1-9) El libro del
mormón habla de que el Espíritu Santo vino a las Américas antes de la venida de
Cristo (Jn 7:39; 16:7; Hechos 1:8) el
libro del mormón ataca la suficiencia de la Biblia (Nefi 29:6) Establecieron la
iglesia antes de Jesús (Mosiah 18:17) tenían el nombre cristiano antes de la
venida de Cristo (Alma 46:15) El libro del mormón habla de plantas y animales
que no existían en aquella época en América como Maíz y Cebada (Mosiah 7:22)
granos frutos, cabras, caballos (Enos 1:21) vaca, buey cabra (1 Nefi 18:25)
Acero (Eter 7:9) Cemento (Helaman 3:11) A la luz de todo esto podemos concluir
que el libro del mormón es un libro falso.
En el artículo 9
sostiene que la revelación continúa en el día de hoy y que la Biblia no es
suficiente. Esta afirmación es problemática porque 1) Habría que afirmar que
hay apóstoles hoy en día. 2) Habría que sostener un canon abierto. 3) La
doctrina podría cambiar en cualquier momento con alguna revelación. Sin embargo
las Escrituras nos alientan perseverar de los apóstoles (Hechos 2:42) examinarlo todo (1 Tes 5:21) a que las
Escrituras nos capacitan (2 Tim 3:16-17) y que tenemos la palabra profética más
segura (2 Pedro 1:19-21)
En el artículo 10
sostienen la restauración del pueblo de Israel (las 10 tribus) y el regreso
personal de Jesús. Los mormones toman las profecías que hablaban de la
dispersión de Israel (Dt 28:63-65) y dicen que en esa época del rey Sedequías Nefi
recibió una visita de Dios que le hablaba de la destrucción de Jerusalén y el y
su familia salieron rumbo a las Américas. Por tanto el “recogimiento” como lo
llaman los mormones es parte del propósito de la “restauración” que ellos
predican. En la iglesia cristiana hay dos posiciones respecto a la
restauración. 1) La restauración literal de Israel (Rom 11; Dispenacionalismo o
milenio) 2) La restauración simbólica del Israel Espiritual (Efe 2:14; Gal 6:16)
pero sin duda ninguno de ellos tiene que ver con la doctrina de la restauración
que los mormones sostienen.
[1] La
doctrina de la salvación. Bruce R. McConkie (3 tomos). James E. Talmage.
Artículos de Fe.
[2]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Página 9
[3]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Página 12-13
[4]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Página 17-24
[5] La
doctrina de la salvación. Bruce R. McConkie. Volumen 1. Página 3.
[6]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 20-21
[7]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 23.
[8]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 25- 32.
[9]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 33- 40
[10]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Capítulos 5 y 9 Páginas 41-71
[11]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Capítulos 10. Páginas 72-78
[12]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Capítulos 10. Páginas 79-85
[13]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 86-92
[14]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Capitulo 13, 14 y 15. Páginas 93-114
[15]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 115- 120
[16] James E. Talmage. Artículos de Fe. Capítulos
17-21. Páginas 121- 150
[17]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 151-157
[18]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 158-163
[19]
James E. Talmage. Artículos de Fe. Páginas 164-173
[20]Algunos argumentos son sacados de estos libros: Bill H. Reeves. Notas para el debate sobre
el mormonismo. Jerald y Sandra Tanner. El mundo cambiante del mormonismo.
Vicente Jara y Jorge Nuñez. Los mormones ¿De verdad sabes quiénes son?
[21] http://www.miapic.com/antropoformismo-dios-se-relaciona-con-nosotros-en-terminos-humanos
[22]
Augustus Nicodemus. Apóstoles. La verdad bíblica sobre el apostolado.
[23]
Un ejemplo John Macarthur. Fuego extraño.
[24]
Un ejemplo Michael Brown. Fuego autentico.
[25] https://sdejesucristo.org/asi-dice-dios-gracia/