El
evangelio de Mateo fue escrito antes del año 70 por “Leví” quien fue un
publicano que siguió a Cristo y luego fue conocido por Mateo[1] (Mt 9:9; Lc 5:27-28) El
llegaría a ser parte de los doce discípulos escogidos por Cristo para ser sus
apóstoles (Mt 10:3; Mc 3:18; Lc 6:15; Hch 1:13) El evangelio de Mateo está
construido a partir de 5 grandes discursos: El primer discurso Mt 5-7; el segundo
discurso Mt 10; El tercer discurso Mt 13; El cuarto discurso Mt 18; El quinto
discurso Mt 23-25. Estos discursos terminan aludiendo a que Jesús termina de
hablar.
“Cuando Jesús termino de hablar” (Mt
7:28) “Cuando Jesús termino de dar instrucciones a sus doce discípulos” (Mt
11:1) “Cuando Jesús termino de exponer estas parábolas” (Mt 13:53) “Cuando
Jesús termino de decir esto” (Mt 19:1) “Cuando Jesús termino de decir todo
esto” (Mt 26:1)
El
evangelio de Mateo es dirigido a audiencia mayoritariamente judía pues esto se
puede ver que el evangelista usa muchas citas del antiguo testamento para
demostrar cómo estas se cumplen en Cristo. Por ejemplo cuando José está
inquieto y reflexivo respecto al embarazo de María el Señor en sueños le dice
que eso ha acontecido para que se cumpliera lo que Dios había revelado en
Isaías 7:14 (Mt 1:22-23) Cuando Herodes quería matar a Jesucristo y fue a
consultar a los principales sacerdotes respecto a donde iba a nacer la
respuesta de ellos fue citar la profecía que estaba en el libro de Miqueas 5:2
(Mt 2:6) La frase “Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el Señor por
el profeta” se repite varias veces a través del evangelio (Mt 2:15,17; 4:14;
8:17; 12:18) además de eso habían términos que como el “Hijo de David” (Mt 1:1;
9:27; 12:23; 15:22; 20:30) o “el reino de los cielos” (Mt 5:3) que aludían
claramente a la promesa del Mesías que vendría.
Por
tanto podemos decir que el propósito del evangelio primordial de Mateo es
demostrar que Jesucristo es el Mesías prometido, el hijo de David del cual el
Antiguo testamento profetizaba. Esto se puede ver con claridad cuando
analizamos brevemente como se presenta a Jesús en los primeros 4 capítulos
anteriores a este capítulo que acabamos de leer. El capítulo 1 comienza
mostrando cual es el origen de Jesucristo (Mt 1:1-17) ya que para los judíos
era muy importante saber la procedencia de la persona, Mateo nos mostraría que
la descendencia de Jesucristo viene de David. En el capítulo 2 se habla de
Jesucristo como el “Rey de los judíos” (Mt 2:2) y cuando lo encuentran le traen
regalos y lo adoran (Mt 2:11) haciendo una clara alusión al reinado del mesías.
En el capítulo 3 Juan el Bautista se presenta como la persona que prepara el
camino para la llegada de quien iba a bautizar con Espíritu Santo y fuego (Mt
3:11) En el capítulo 4 pasa la prueba en el desierto (Mt 4:11) y luego comienza
a anunciar el arrepentimiento y la llegada del reino de Dios.
Esto
nos muestra que el evangelio de Mateo prepara el ministerio del Mesías Rey
Jesús de una manera extraordinaria mostrándonos la descendencia de rey
(genealogía) El nacimiento del rey y su adoración (el nacimiento) la
confirmación del rey (Bautismo) y la preparación del rey (Tentación) para luego
comenzar anunciar la llegada mediante el anuncio del reinado de Dios. Mateo
4:17
“Desde entonces Jesús comenzó a
predicar, y decía “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”
Luego
de comenzar el anuncio del reino de Dios Jesús iba a reclutar a sus primeros 4 discípulos: Pedro y Andrés
(Mt 4:18-20) Jacobo y Juan (Mt 4:21-22) Esto se iban a convertir en los
discípulos más cercanos en su ministerio, pues ellos estarían en momentos
importantes como la transfiguración (Mt 17:1 Pedro, Jacobo y Juan) y en el
Getsemaní (Mt 26:36 Pedro y los dos hijos de Zebedeo) El evangelio de Juan es
quien nos da más detalles de los comienzos del ministerio se Jesús antes que se
dedicará a predicar que volviera a predicar a Galilea (Jn 1:19- 4:45) Jesucristo
se dedicó a predicar el evangelio por todo lugar, enseñando en las sinagogas y
sanando las enfermedades y dolencias del pueblo (Mt 4:23) Esto haría que
inevitablemente él se haga famoso en todos lados por la obra que estaba
haciendo, por tanto mucha gente lo seguía (Mt 4:24-25)
Jesús sube al monte, se
sienta y sus discípulos se acercan para ser enseñados Mt 5:1-2
Podemos
imaginar que muchas personas estaban siguiendo a Jesús en ese momento y el sube
al monte y se sienta para comenzar a enseñar. Este es el primer discurso del
evangelio de Mateo de los 5 que tiene y se ha conocido tradicionalmente como
“El sermón del monte[2]”. Aunque la lectura de las
Escrituras se hacían de pie cuando los maestros judíos iban a enseñar
generalmente se sentaban para exponerlas, de allí la frase del apóstol Pablo
que aprendió a los “pies de Gamaliel” (RV60 Hch 22:3) porque los discípulos se
sentaban a los pies del maestro para aprender[3]. Una aparente
contradicción respecto existe entre el evangelio de Mateo donde se nos dice que
“Subió al monte” (Mt 5:1) y el evangelio de Lucas que nos dice que “se detuvo
en lugar llano” (Lc 6:17) ¿Cómo se resuelve esta aparente contradicción? Se
puede resolver pensando que Jesucristo dio su mensaje en una meseta que
consiste en ser un lugar alto (monte) que tiene a los pies un lugar llano o
puede ser que Jesús se detuvo en el lugar llano con los discípulos pero luego
subió al monte a enséñales[4]. Pero cualquiera sea la
opción que tomemos mostraría que no existe una contradicción. También hay
muchos comentaristas que ven paralelos entre el monte de Sinaí donde Moisés
recibió la ley de Dios entre truenos y relámpagos y por tanto el pueblo con
temor (Exo 19) y el contexto de Jesús el cual como nuevo Moisés da la ley del
reino en un contexto de amor. Creo que aunque hay un paralelismo debemos ser
cuidadosos en hacer contraste demasiado fuertes entre ley y gracia como pensar
en la idea de que Dios en el Antiguo testamento es un Dios airado y en el Nuevo
testamento es un Dios de amor.
El
Evangelio de Mateo nos registra “Y lo seguía mucha gente” (Mt 4:25) y esto para
Jesús no era un problema pues ellas se admiraban con la autoridad con que el
enseñaba (Mt 7:28-29) se asombraban y glorificaban a Dios cuando sanaba (Mt
9:8) Jesús tenia sanaba sus dolencias y tenía compasión de ellas (Mt 9:35-36)
pero ellas poco a poco iban a ir rechazando el mensaje de Jesús hasta que
finalmente iban a ser quienes apoyaran su crucifixión (Mt 27:25) Por tanto
aunque Jesús tenia misericordia de las multitudes el realmente había escogido a
discípulos quienes serían los receptores de todas sus enseñanzas y preparados
para servirle en el futuro.
El
Evangelio de Mateo no registra lo que sucede antes de que Jesucristo comience a
enseñar aquí, pero tenemos en el evangelio de Marcos (Mc 3:13-19) y el
evangelio de Lucas (Lc 6:13-16) que Jesús había pasado la noche orando antes de
escoger a los que serían sus 12 discípulos y luego los 12 apóstoles. Por tanto
cuando Mateo dice “sus discípulos se acercaron” se refería a los 12 discípulos
que el Señor ya había escogido. Aunque es probable que otras personas hayan
escuchado parte de estas enseñanzas, las enseñanzas del sermón del monte son
dirigidas específicamente a sus discípulos. Este es un punto importante a
reconocer porque tú puedes ser parte de la multitud que viene a Jesús con
diversos problemas y piensas que Jesús puede solucionártelo, tal vez problema
matrimonial, necesidad física, hambre, depresión, estrés, pero finalmente
cuando no encuentres la respuesta que estás buscando simplemente te unirás al
coro de “crucifíquenle”. Pero si eres realmente un discípulos del Señor,
escogido por el para salvación (Jn 15:16) entonces comprenderás que el primer
paso pasa es arrepentirte y creer en el evangelio. Si eres uno de los discípulos
del Señor estarás ansioso por querer recibir las enseñanzas del Rey Mesías
Jesucristo y escuchar lo que él tiene que decirnos por medio de este sermón del
monte. Si eres un discípulo de Cristo se sentarás a los pies juntos a todos los
discípulos de todos los siglos a escuchar las maravillosas enseñanzas sobre ser
“bienaventurado”, ser sal y luz del mundo, sobre amar la ley de Dios, sobre
examinar tu corazón el pecado de la ira, del pecado sexual, del divorcio, sobre
usar mal las palabras o el odiar a tu enemigo todas y cada una de estas
enseñanzas serán un deleite para aquel que ha sido regenerado y la diferencia
sustancial será entre aquel que “oye estas palabras y las pone en práctica” (Mt
7:24) y aquel que “oye estas palabras y nos las pone en práctica” (Mt 7:26)
Bienaventurados los pobres
en Espíritu Mateo 5:3
La
palabra “bienaventurado” (Makarios) se usa unas 50 veces en el Nuevo testamento
y es un concepto que proviene del Antiguo testamento.[5] Esta palabra se puede
traducir como dichosos o felices. La RVC usa los tres términos:
“Bienaventurado el hombre que no anda en
compañía de malvados” Salmos 1:1
“Bienaventurados son los que en él
confían! Salmos 2:12
“Dichoso aquél cuyo pecado es perdonado,
y cuya maldad queda absuelta. Dichoso aquél a quien el Señor ya no acusa de
impiedad, y en el no hay engaño” Salmos 32:1-2
¡Cuán felices son los que habitan en tu
templo! ¡Todo el tiempo te cantan alabanzas! ¡Cuán felices son los que hallan
fuerzas en ti, los que ponen su corazón en tus caminos! Salmos 84: 4-5
Algunas
traducciones traducen esta palabra como “Felices” y aunque no es incorrecto
traducirla así hay que tener cuidado con pensar que “felices” significa lo que
nosotros creemos que significa y no lo que la Biblia muestra que significa. Por
eso es que dos comentaristas advierten[6]:
“Makarios es un estado de existencia en
relación con Dios en el que la persona es “bendita” desde la perspectiva de
Dios, aun cuando no se sienta feliz o que no esté experimentando buena fortuna.
No significa que tal persona se le haya adjudicado una determinada bendición o
que se le exhorte a vivir una vida digna de ella; es más bien el reconocimiento
de que las personas aludidas son benditas. Los sentimientos negativos, la
ausencia de sentimientos o las situaciones adversas no pueden llevarse la
bendición de quienes existen en relación con Dios”.
“No obstante, es un error serio
interpretar makarios como “felices”. Porque la felicidad es un estado
subjetivo, en tanto que Jesús está haciendo un juicio objetivo sobre estas
personas. No está declarando como se sienten (felices), sino como Dios las considera
y lo que son por eso: “Bienaventuradas” o “benditas”
Por
tanto lo que nos quiere decir la palabra “bienaventurados” es que aquellos que
hemos creído en Cristo ya somos “dichosos o felices” por la obra de Cristo. Pero
esta no una palabra suelta sino que está unida en una frase que incluye “los
pobres en Espíritu”. Un problema que encontramos al interpretar esta
bienaventuranza es su paralelo en Lucas 6:20 donde dice “Bienaventurados ustedes los pobres, porque el reino de Dios les
pertenece” y donde pareciera decir que los bienaventurados son simplemente
los que son pobres materialmente. Por tanto el ejercicio que hay que hacer aquí
es comparar Escrituras con Escrituras. ¿Acaso son solo los pobres materialmente
bienaventurados y los ricos materialmente no lo son? No, pues también hay ricos
que son salvos (Mt 19:24) por tanto son bienaventurados los ricos que son
salvos también son bienaventurados para Dios. Entonces debemos ver que la enseñanza de Mateo
respecto a los pobres en espíritu es la que debe complementar la enseñanza de
Lucas sobre los pobres.
La
palabra “pobres” significa “agacharse o esconderse por temor[7]” como lo hacían comúnmente
los pordioseros de la época. Se puede usar en el sentido literal (Mt 11:5 “y a
los pobres se les anuncian las buenas noticias”) se usa para describir al
mendigo Lázaro (Lc 16:20) como en el sentido espiritual. Entonces según todas
estas definiciones podemos preguntarnos ¿Qué es ser “pobre de espíritu”? No hay
mejor explicación que las mismas Escrituras: Isaías 57:15; 66:2
“Porque así ha dicho el Alto y Sublime,
el que habita la eternidad, y cuyo nombre es santo: “Yo habito en las alturas,
en santidad, pero también doy vida a los de espíritu humilde y quebrantado, y a
los que quebrantados de corazón”
“Yo hice todo esto con mis propias
manos, y fue así como todo llego a existir. Yo pongo la mirada en los pobres y
humildes de espíritu, y en los que tiemblan al escuchar mi palabra”
El
ser pobre en espíritu es reconocer la miseria personal, reconocer que nada
podemos ofrecer a Dios, es la confesión consciente de lo indigno que somos
delante del Señor. Nos presentamos delante de Dios como Moisés diciendo “Y quién soy yo para ir ante el faraón y
sacar a Egipto a los hijos de Israel” (Ex 3:11) nos vemos a nosotros mismos
como Isaías un hombre de labios inmundos delante de Dios (Isa 6:5) nos
acercamos a Dios como el publicano diciendo “Dios mío ten misericordia de mí,
por soy un pecador” (Lc 18:13) Martin Llord Jones lo define así[8]:
“Esto, pues, quiere decir ser “pobre en
espíritu” Significa una ausencia total de orgullo, de seguridad en sí mismo.
Significa conciencia de que no es nada en la presencia de Dios. Nada, pues,
podemos hacer ni producir en nosotros mismos. Es esta conciencia abrumadora de
nuestra “nada” más completa cuando nos podemos delante de Dios. Esto es ser
“pobre en espíritu”. Quiero formularlo de la manera más vigorosa posible, y
para ello voy a servirme de términos bíblicos. Significa que si somos
verdaderos cristianos no debemos basarnos en nuestro nacimiento natural. No
debemos confiar en que pertenecemos a ciertas familias; no nos gloriaremos que
somos de tal o cual nación. No edificaremos sobre nuestro temperamento natural.
No dependeremos de la posición natural que alcanzamos en la vida, ni en poderes
que nos haya sido otorgado. No confiaremos en el dinero ni la riqueza que
podamos tener. No nos gloriaremos en la instrucción recibida, ni en la
universidad a la que hemos asistido…No confiaremos en ningún don como el de la
“personalidad”, o inteligencia o habilidad general o especial. No confiaremos
en nuestra propia conducta buena y moralidad”
Ahora
que ya sabemos que significa ser pobres en espíritu tal vez te podrías
preguntar y ¿Por qué el Señor puso esta bienaventuranza como la primera? Es
porque este la humillación, la humildad es la primera marca de alguien que es
nacido de nuevo. Los creyentes con sus corazones regenerados desean humillarse
ante su Señor Todopoderoso. Los fariseos se creían capaces de alcanzar el reino
de los cielos pero cuando a Jesús le preguntaron ¿Quién era el mayor en el
reino de los cielos? Él dice que aquellos que se vuelven como niños entraran en
el reino de los cielos (Mt 18:3-5) A los
fariseos les encantaba ser quienes ser exaltados y reconocidos delante de los
hombres pero Jesucristo dijo que aquellos que se “humillaran serian exaltados” (Mt 23:12) Por
ejemplo para el filósofo alemán Friedrich Nietzsche el cristianismo era una
religión de débiles y resentidos y por tanto el consideraba que los valores
como la humildad era un valor simplemente de personas débiles[9]. Para el mundo esto sigue
siendo así pues en las en la televisión, películas, diarios, revistas se valora
que seamos fuertes, capaces, inteligentes, exitosos, que todo el potencial o la
fuerza esta en nosotros. Pero Jesucristo nos mostró lo contrario en sus
enseñanzas. Mateo 20:25-27
“Entonces Jesús los llamó y les dijo:
Como ustedes saben los gobernantes de las naciones las dominan, y los poderosos
les imponen autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Más bien, aquel de
ustedes que quiera hacerse grande será su servidor; y aquel de ustedes que
quiera ser primero será su esclavo”
El
orgullo es una de las cosas que más persiste en el corazón de los seres humanos
debido a que somos pecadores. El comentario de las Bienaventuranzas de Thomas
Watson nos da algunos principios para determinar si somos o no humildes[10] El primer principio es
que aquel que es humilde ha renunciado totalmente a sí mismo. Es decir no está
satisfecho consigo mismo, aborrece su naturaleza pecaminosa y aborrece el no
vivir para la gloria de Dios. El famoso George Muller solía decir:
“Hubo un día en que morí…Morí a George
Muller, a sus opiniones, preferencias, gustos y voluntad; morí para todo el
mundo, su aprobación o censura; morí para la aprobación o las acusaciones de
incluso mis hermanos y amigos, y desde entonces solo tengo que mostrarme
aprobado por Dios[11]”
¿Has
renunciado totalmente a ti? ¿Aborreces el pecado que hay en ti? ¿Afirmas como
Pablo ya no vivo yo más Cristo vive en mí?
El
segundo principio es que cuando somos pobres en Espíritu solo nos asombramos
por quien es Cristo. Ya no nos enfocamos demasiado en el pecador que somos o en
que fallamos sino solo en quien es Cristo. Martin Llord Jones conto una vez de
un diacono que lo recibió en el aeropuerto para llevarlo a donde él iba
alojarse y que él no paraba de decirle que él no era nada y que no valía nada y
que era un pecador. Entonces lo que él hacia es que queriendo mostrarse como un
pecador que no valía nada finalmente estaba siendo alguien orgulloso de ser
“nada”[12]. Alguien pobre en
espíritu incluso ha renunciado a esa
tendencia que parece piadosa pero no lo es. Solo admira a Cristo y su gracia. ¿Está
más asombrado por su gracia en vez de tender a mirarte a ti como malvado pecador?
El
tercer principio es que cuando somos pobres en espíritu no nos vemos superiores
a lo demás y por tanto no hacemos nada por vanagloria o interés propio sino que
lo hacemos por los demás (Fil 2:3-4) Esto es porque comprendemos que lo
merecemos es la condenación eterna y por tanto creemos que todo lo que Dios nos
ha dado es un regalo y somos agradecimos por ello. ¿Estas agradecido a Cristo
por la situación que vives? ¿Por lo que te ha provisto hasta ahora? Un pobre en
espíritu es alguien agradecido que busca servirle al Señor de forma humilde y
sincera delante de su presencia.
El
cuarto principio es que debido a que nos vemos como personas en bancarrota
espiritual y no dependemos en nada de nuestras fuerzas, pasaremos mucho tiempo
en oración. Esta es de las verdades más aterradoras acerca del orgullo hacer
muchas cosas en la vida sin oración. ¿Por qué no dependes de la oración para
todo? Porque por naturaleza confías en tus capacidades, en tus fuerzas, en tu
inteligencia. Pero aquel que es pobre en espíritu esta tan quebrantado que
depende constantemente del Señor en oración y eso lo lleva a estar harto tiempo
en oración.
Porque de ellos es el reino
de los cielos Mateo 5:3
El
término del “reino de los cielos” era una idea que los judíos conocían en su
época y sabían que se refería al reinado mesiánico que estaba profetizado en
las Escrituras. Pero ellos creían que se
refería a un reinado político militar
que iba a destruir a los paganos para gobernar. Los distintos grupos religiosos
que existían en la época respondían de diversas maneras a la espera del reino
de Dios. Por ejemplo los fariseos creían que cumpliendo todas las leyes de
forma meticulosa haría que ellos sabrían con exactitud cuándo vendría el
mesías. Los saduceos no pensaban tanto en la venida del reino de Dios en el
futuro sino que enfocaban en el presente. Los esenios pensaban que la espera
del reino de Dios (o su manifestación) era mejor esperarlo separado de la
sociedad y por tanto se apartaban de todos creando su propia comunidad. Los
zelotes pensaban que el reino de Dios se manifestaría por medio de la violencia
destruyendo al opresor Roma.
[1]
Para ver una discusión sobre el autor, la procedencia, la fecha y los
destinatarios del evangelio ver Donald Carson y Douglas Moo. Introducción al
Nuevo Testamento. Páginas 82-103.
[2]
Este nombre dado por San Agustín ver Comentario de Mateo Mundo Hispano. Página
59.
[3]
Craig Keener. Comentario Cultural del Nuevo testamento. Página 48.
[4]
William Hendrinksen. Cometario de Mateo. Página 196
[5]
Comentario Mundo Hispano. Mateo. Página 61.
[6]
Comentario bíblico con aplicación NVI. Mateo. Michael J. Wilkins Página 200. El
Sermón del monte. John Stott. Página 34
[7]
Diccionario Vine. Página 543
[8] El
sermón del monte. Martin Llord Jones. Página 22.
[9] https://horebfoucauld.wordpress.com/2015/09/30/la-humildad-una-debilidad-noticias-y-comunicaciones-no-113/
[10]
Citado por John Macarthur. Comentario a Mateo. Páginas 200-202.
[12]
Sermón del Monte. Martin Llord Jones. Página 20.
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