Pensar el mundo a través de las Escrituras...

lunes, 25 de febrero de 2019

Bienaventurados los que lloran Mateo 5:4


En el mundo actual hay muchas cosas por las cuales podemos llorar y lamentarnos como cristianos. Si uno tan solo “googlea” podrá encontrarse en esta semana con tragedias como incendios en Asia en donde murieron 81 personas calcinadas[1] o en Canadá donde una familia perdió a sus 7 hijos en un incendio de su casa considerándose como más letal en la historia de su país[2] o tal vez podemos acercarnos lo suficiente a nuestro país y nuestra región donde dos personas murieron ahogadas en Laguna verde[3]. Estas tragedias hacen que nosotros permanezcamos en silencio y lloremos en compañía de quienes han sufrido. Además de estas tragedias también lloramos cuando vemos la rebeldía de este mundo contra el diseño de Dios promoviendo filosofías como la fornicación, el aborto, la homosexualidad y las injusticias que se comete contra el prójimo y termina destruyendo sus vidas.  

Pero también lloramos no solamente por las tragedias y el pecado que el mundo practica sino que también lloramos y nos lamentamos por el pecado que la iglesia práctica. Un informe de investigación masivo revelo una terrible verdad entre los Bautistas del Sur en donde se reportaron 700 víctimas de abuso sexual entre las iglesias bautistas del sur[4]. El articulo revelo dos patrones escalofriantes entre los bautistas del sur: 1) La realidad del abuso sexual cometido por pastores de las iglesias bautistas y 2) la poca voluntad de las iglesias por investigar las afirmaciones hechas por las victimas de tales abusos. Se han intentado dar muchas explicaciones de porque ha sucedido esto pero dos que veo claramente son 1) Los cristianos no estamos obedeciendo realmente lo que la Palabra de Dios no enseña sobre las consecuencias del pecado sexual. 2) El juicio de Dios ha llegado a la casa de Dios. 1 Pedro 4:17-18

“Ya es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si comienza primero por nosotros, ¿Cómo será el fin del os que no obedecen el evangelio? Además si el justo con dificultad se salva ¿en dónde quedarán el impío y el pecador?

¿Y qué de nuestra condición espiritual? ¿No deberíamos llorar también por nuestro propio pecado? ¿No deberíamos lamentarnos por no estar viviendo conforme a la voluntad de Dios? ¿No deberíamos regar con lágrimas que nuestros pecados estén delante de Dios? ¿No deberíamos llorar por todas estas situaciones? ¿Por ver como el mundo caído experimenta las consecuencias del pecado como las tragedias, muertes, hambre, miseria, etc.? ¿No debemos deberíamos llorar al ver al mundo rebelándose contra el diseño de Dios y morir en su intento de vivir en sus pecados? ¿No deberíamos llorar por la condición de la iglesia? ¿Por su poco testimonio al mundo? ¿Por qué el evangelio es blasfemado y la iglesia debilitada?

Bienaventurados los que lloran Mateo 5:4ª

Esta segunda bienaventuranza se trata de llorar y puede ser traducida como “dichosos los que lloran” (NVI) “Dios bendice a los que lloran” (NTV) “Dichosos los que sufren” (DHH) o “felices los infelices.[5]” Esto suena inmediatamente como una paradoja ya que para el mundo el ser “bienaventurado” “dichoso” o “feliz” no es quien llora sino quien ríe. Una de las cosas que el mundo intenta evitar de todas las formas posibles el dolor ya que según la filosofía de este mundo quien menos sufre es feliz. La idea del mundo siempre es olvídense de los problemas, denle la espalda, hagan todo lo posible por evitarlos y busquen lo que les cause satisfacción y placer porque solo eso los hará felices. Incluso en la pregunta del mal que se plantea ¿Por qué Dios permite el sufrimiento, el dolor, las dificultades, las tragedias, las injusticias? Esta de fondo la de idea que el sufrimiento, el dolor, las dificultades, las tragedias, injusticias y la muerte son siempre algo van a impedir mi felicidad plena. En la versión de Lucas de esta Bienaventuranza Jesús advirtió sobre esta actitud. Lucas 6:25

“Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque habrán de llorar y lamentarse”

Esto quiere decir que mientras nosotros estemos llorando por el mundo caído, el avance del pecado en nuestro mundo y la lucha que enfrentamos cada día en nuestros corazones el mundo va a estar celebrando por el avance del pecado aunque de igual manera va a tener que enfrentar los juicios temporales del pecado como por ejemplo el aumento de Sida en nuestros país[6]. Hay una cosa en la cual cristianos y  no cristianos vamos a llorar juntos que es la muerte, que llega por medio de accidentes, enfermedades, catástrofes, etc. Pero una diferencia fundamental con los incrédulos es que nosotros comprendemos que la razón de todas estas desgracias es el mundo caído (Gen 3) Uno de los primeros registros bíblicos que tenemos sobre esto es cuando Abraham pierde a su esposa Sara y llora por ella.  Génesis 23:2-3

“Y murió Sara en Quiriat Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Abraham fue a llorar por Sara y hacer duelo por ella. Cuando Abraham dejo de llorar a su muerta, fue hablar con los hititas.

Esta es la experiencia universal de los seres humanos cuando se ven enfrentados a la muerte de un ser queridos llorar por él, incluso Jesucristo lloro por Lázaro cuando lo vio muerto (Jn 11:35) Pero la diferencia radica en que nosotros como cristianos no nos entristecemos como quienes no tienen esperanza sino que sabemos si aquel puso la confianza en Jesucristo esta con el Señor y nos volveremos a encontrar. 1 Tesalonicenses 4:13-14

“Hermanos, no queremos que ustedes se queden sin saber lo que pasará con los que ya han muerto, ni que se pongan tristes, como los que no tienen esperanza. Así como creemos que Jesús murió y resucitó así también Dios levantará con Jesús a los que murieron en él”

Por tanto aunque lloramos juntos en esto, la respuesta que tenemos frente a la muerte es algo muy diferente a la respuesta que ellos tienen respecto a la muerte ya que nosotros sabemos que por medio de la obra de Cristo la muerte fue vencida y tenemos esperanza en él. Lo que como cristianos nos preocupa más que la muerte física es la muerte espiritual que quienes mueren van a enfrentar, el juicio del Señor. Nuestro lamento más profundo viene de ver como el mundo es destruido por su pecado y juzgado por Dios con juicios temporales y eternos por ello. Lucas 19:41-44

“Ya cerca de la ciudad, Jesús lloro al verla y dijo: ¡Ah sí por lo menos hoy pudieras saber lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos. Porque van a venir sobre ti días, cuando tus enemigos levantaran un cerco a tu alrededor y te sitiaran. Y te destruirán por completo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán piedra sobre piedra, por cuanto no te diste cuenta del momento en que Dios vino a visitarte”

¿Cuántos realmente cuando vemos a las personas destruidas por sus pecados? ¿Cuántos lloramos cuando vemos toda la miseria y dolor que produce el pecado en el mundo? ¿Cuánto lloramos por este mundo caído y constante destrucción? ¿Cuánto oramos para que Dios tenga misericordia de ellos? ¿Es parte de nuestra oración?

¿Qué significa “los que lloran”?

El griego tiene nueve palabras diferentes que hablan de llorar y de las 9 palabras diferentes el uso de “llorar” aquí es el más fuerte, el más severo, el que expresa un dolor desde lo más profundo del alma. La palabra trasmite la idea de una agonía interior. Además la palabra es un participio presente que indica una acción continua. En otras palabras los que lloran aquí son que están llorando continuamente y por tanto también son quienes van a estar recibiendo consolación continuamente.[7] Pero en primer lugar veamos ¿Por qué están llorando continuamente? Por dos cosas. 1) Los cristianos están llorando continuamente por los pecados del pueblo.  2) Los cristianos están llorando continuamente por sus propios pecados.

1) Los cristianos están llorando continuamente por los pecados del pueblo.

En este punto podemos ver dos ejemplos de las Escrituras que nos ilustran de forma perfecta este llorar por los pecados del Pueblo. El primer ejemplo lo encontramos en la oración intercesora de Esdras por los pecados del pueblo en donde él se incluye en todas las afirmaciones que hace de pecar. Esdras 9:6-7; 10:1

“Y dije: Dios mío confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza y nuestros delitos han crecido hasta el cielo. Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por tras iniquidades nosotros, nuestros reyes, y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy en día”

“Mientras oraba Esdras y hacia confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él, una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba todo el pueblo amargamente”

El segundo ejemplo lo podemos encontrar en la oración intercesora de Daniel por el pueblo. Daniel 9:3-6

“Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra”

Estas mismas oraciones de Esdras y Daniel deberían ser las oraciones que como cristianos hacemos por otros cristianos que vemos que están pecando. Nuestro lamento por ver que el pueblo de Dios debe ser tan profundo como lo expresa el salmista. Salmos 119:136

“De mis ojos brota el llanto a mares, porque hay gente que no obedece tu ley”

Los cristianos a través de los siglos han visto la importancia orar e interceder por todo el cuerpo de Cristo y que muchas eso ha traído un arrepentimiento colectivo. Ante la tragedia que como cristianos estamos enfrentando en general no podemos simplemente pensar “ellos están mal” “nosotros estamos bien” “ellos están pecando” “nosotros no”. Pero ¿Acaso no debemos interceder por el pueblo de Dios como si nosotros también hubiéramos pecado? ¿No se incluyeron acaso Esdras y Daniel en estas oraciones? ¿No deberíamos llorar y lamentarnos por la condición del cristianismo en la actualidad? ¿No debería dolernos cuando vemos que el evangelio es blasfemado y burlado? ¿No debería provocar celos en nuestro corazón por el nombre de Dios? El que no lo hagamos demuestra la frialdad de nuestro corazón por el pueblo de Dios.

2) Los cristianos están llorando continuamente por sus propios pecados.

Pero una de las razones por las cuales los cristianos constamente es por nuestros pecados. Cuando nosotros reconocemos que somos “pobres en Espíritu” pasamos inmediatamente a “llorar por nuestra miseria espiritual”. Charles Spurgeon comenta sobre esta bienaventuranza[8]:

"Estos parecen encontrarse en una peor condición que la de los pobres en espíritu, pues "lloran". Ellos se encuentran en una etapa superior, aunque parecieran estar en una etapa inferior. La manera de subir en el reino es hundir el yo. Estos hombres se duelen por el pecado, y son probados por los males de los tiempos; pero para ellos es provisto un futuro de descanso y regocijo. Los que se ríen se lamentarán, pero los que son afligidos cantarán. ¡Cuán gran bendición es la aflicción, pues provee el espacio para que el Señor administre el consuelo! Nuestras aflicciones son bendecidas, pues son nuestros puntos de contacto con el Consolador divino. La Bienaventuranza se lee como una paradoja, pero es verdadera, como lo podemos atestiguar muchos de nosotros. Nuestras horas de lamentación nos han proporcionado más consuelo que nuestros días de júbilo."

Cuando David pecó con Betsabé él se arrepentía profundamente por su pecado y escribía. Salmos 51:1-4

“Dios mío, por tu gran misericordia, ¡Ten piedad de mí!; por tu infinita bondad, ¡Borra mis rebeliones! Lávame más y más de mi maldad; ¡límpiame de mi pecado! Reconozco que he sido rebelde; ¡mi pecado esta siempre ante mis ojos! Contra ti, y solo contra ti he pecado; ¡ante tus ojos he hecho lo malo! Eso justifica plenamente tu sentencia, y demuestra que tu juicio es impecable”

Cuando Pedro negó al Señor la Escritura nos dice que Pedro llora amargamente (Luc 22:62) Pablo mismo sintió maldad de su propio corazón y escribió en Romanos 7:24

“¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

La realidad nuestra es que aunque hablemos acerca del pecado, la miseria espiritual y digamos que lloramos en general el cristianismo no está llorando por los pecados. Porque esto no se trata de hablar del tema de la miseria espiritual con otros hermanos sino que se trata de experimentarla de forma privada con el Señor. El misionero americano David Brainerd[9] fue uno de los que experimentaban continuamente esta miseria en privado con el Señor y escribió mucho de eso en su famoso diario[10].

“Me di cuenta de que toda mi infelicidad viene del hecho de que soy un pecador. Con resignación podría dar la bienvenida a todas las otras pruebas; pero el pecado pesó sobre mí; porque Dios me descubrió la corrupción de mi corazón. Así que me fui a la cama con el corazón pesado, porque yo era un pecador, aunque no dudaba en absoluto del amor de Dios. ¡Oh, que Dios “purificará toda mi escoria y me quitará mi pecado” haciéndome diez veces más refinado[11]

“Nunca antes sentí tanto el maldito orgullo de mi corazón, como la terquedad de mi voluntad. ¡Que miserable soy! No podía someterme a nada y humillarme en el polvo. ¡Oh que Dios me humillará! Me sentía como un pecador, todo el día, que no tuve ningún consuelo. Tenía mucho temor, que por la estupidez no perdiera el beneficio de estas pruebas. ¡Oh que en ellas fuese santificada mi alma! Pero nada parecía tocarme sino esto: que yo era un pecador[12]

“Me di cuenta de la iniquidad de mi corazón, y desee huir de mí mismo. Nunca antes pensé que había tanto orgullo espiritual en mi alma. Me sentía casi presionado a morir con mi propia vileza ¡Oh que cuerpo de muerte hay en mí! Señor, libera mi alma. ¡Oh el caminar más cerca con Dios, es el cielo más dulce que se puede disfrutar en la tierra[13]!

Esto es lo mismo por la cual nosotros como cristianos deberíamos llorar ¿Has experimentado esta tristeza santa que te lleva al arrepentimiento? ¿Cuánto has llorado delante de la presencia de Dios por la persistencia de tu pecado? ¿Cuánto has luchado delante de Dios por el odia hacia tu pecado? ¿Qué tanto has anhelado la santificación delante del Señor? ¿No es cierto que la iglesia actual no parece manifestar muy poco de este lamento? Todo lo que la iglesia actual parece querer mostrar que los cristianos debemos ser personas “alegres, simpáticas, felices”. Con esto no estoy diciendo que los cristianos debamos ser tristes y amargados, lo que estoy diciendo es que para realmente tener gozo del Señor debemos experimentar en primer lugar el arrepentimiento. En las Escrituras vemos una y otra vez que el verdadero gozo llega cuando el verdadero arrepentimiento llega. El gozo verdadero no es algo que se pueda fabricar, no algo que logres saltando, gritando o yendo a muchas conferencias, esto solo se logra cuando realmente el pecado es amargo y cuando Cristo es dulce.

Porque ellos recibirán consolación Mateo 5:4b

La palabra para “consolación” aquí es “parakeleo” la cual tiene una variedad de significados como “rogar, alentar, amonestar, animar.[14]” y por tanto se usa en varios textos como “consolar” (Mt 2:18; Luc 16:25; Hch 15:32) Esta es la misma palabra que se usa para el Espíritu Santo (“ayudador Jn 14:16) Por tanto la idea del pasaje es que los que lloran constantemente van a recibir consuelo constantemente. ¿Qué es lo que consuela a los lloran? Dios es quien nos consuela. 2 Corintios 1:3-6

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están sufriendo, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así también por el mismo Cristo abunda nuestra consolación. Si nosotros sufrimos, es para que ustedes reciban consolación y salvación; si somos consolados, es para que ustedes reciban consuelo y puedan soportar como nosotros cuando pasen por los mismos sufrimientos”

Pablo nos muestra que Dios es nuestro consolador y que esa misma consolación que Dios nos da es para que nosotros consolemos a otros que estén sufriendo. Pero además de que Dios mismo nos consuela en nuestras debilidades y tribulaciones también nos consuelan las promesas de Dios. Como vimos los cristianos lloramos al ver la condición del mundo caído de las lágrimas el sufrimiento y la tragedia que existen, pero tenemos profecías que nos hablan que eso se acabará en algún momento para siempre.  Isaías 66:17-19; Apocalipsis 21:1

“¡Fíjense bien! ¡Ya estoy creando nuevos cielos y nueva tierra! De los primeros, nadie volverá acordarse, ni los traerá más a la memoria. Al contrario ustedes se alegraran y regocijaran siempre en lo que voy a crear. Estoy para crear una Jerusalén alegre y un pueblo gozoso. Yo me alegraré con Jerusalén; me gozaré con mi pueblo, y nunca más volverán a oírse en ella voces de llantos ni de clamor”

“Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya. Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descendía del cielo de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su esposa. Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres, el vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios será su Dios. Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.

¡Que maravillosas promesas tenemos aquí! Ahora sin nos fijamos con atención la restauración de todas las cosas tiene relación con la “ciudad santa” Jerusalén la ciudad de Dios y con esto se refiere a la Jerusalén celestial (Apo 12:17) que tanto el mundo caído como el pueblo de Dios que peca será completamente restaurado por la mano de Dios ¿No es asombroso? Ya no habrá más lloros por la destrucción del pecado en el mundo y en la iglesia.

Pero aún más consuelo podemos obtener al recordar que la restauración del mundo y de la iglesia incluye la restauración de nuestros cuerpos, la resurrección de nuestros cuerpos sin pecado en lo que en la teología cristiana se llama la “glorificación”. Pablo escribe en 1 Corintios 15:51-55

Presten atención, que les voy a contar un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Pues la trompeta sonará, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que lo corruptible se vista de incorrupción, y lo mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto, que es corruptible, se haya vestido de incorrupción, y esto, que es mortal, se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: «Devorada será la muerte por la victoria». ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?

Todas estas asombrosas promesas nos traen consolación a quienes lloramos por este mundo caído, por la iglesia cuando cae en pecado y por nuestro propio pecado. Y todo esto posible gracias a la obra de Jesucristo quien fue el único que lloro, no por sus propios pecados, sino por los pecados de otros y fue a la cruz en nuestro lugar. Las Escrituras lo describen como quien llora y sufre. Isaías 53:3

“Será despreciado y desechado por la humanidad entera. Será el hombre más sufrido, el más experimentado en el sufrimiento. ¡Y nosotros no le daremos la cara! ¡Sera menospreciado! ¡No lo apreciaremos!

Por tanto podemos decir que Jesucristo fue quien más lloro y sufrió en este mundo por el pecado de los demás. El sufrió de tal manera por el pecado de los demás que no solo lloro y sufrió sino que murió por los pecados de su pueblo para satisfacer la ira divina y así nosotros pudiéramos encontrar la salvación. Isaías 53:11

“Vera el fruto de su propia aflicción, y se dará por satisfecho. Mi siervo justificará a muchos por medio de su conocimiento, el mismo llevará las iniquidades de ellos”




[1] http://diariodelcauca.com.co/noticias/internacional/muertos-las-brasas-tragedia-por-enorme-incendio-que-dejo-8-502359
[2] https://laverdadnoticias.com/mundo/TRAGEDIA-Mueren-siete-ninos-totalmente-calcinados-en-Canada-su-casa-se-incendio-20190220-0121.html
[3] http://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2019/02/18/full/cuerpo-principal/1/
[4] https://albertmohler.com/2019/02/11/reality-sexual-abuse-hits-home-happened-now/
[5] John Stott. El sermón del monte. Página 41
[6] https://www.elmostrador.cl/agenda-pais/2019/02/15/aumento-de-vih-en-chile-este-es-un-problema-que-es-de-chile-y-que-esta-en-la-base-de-no-tener-educacion-sexual/
[7] John Macarthur. Comentario a Mateo. Página 210, 214.
[8] http://www.spurgeon.com.mx/sermonsegbien.html
[9] http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_brainerdd
[10] https://diariosdeavivamientos.files.wordpress.com/2018/10/el-diario-de-david-brainerd-la-vida-de-david-brainerd-diarios-de-avivamientos-2018.pdf
[11] El diario de David Brainerd. Página 55.
[12] El diario de David Brainerd. Página 56
[13] El diario de David Brainerd. Página 56
[14] Diccionario Strong página 63.

Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Podcast

Con tecnología de Blogger.