En
el mundo actual hay muchas cosas por las cuales podemos llorar y lamentarnos
como cristianos. Si uno tan solo “googlea” podrá encontrarse en esta semana con
tragedias como incendios en Asia en donde murieron 81 personas calcinadas[1] o en Canadá donde una
familia perdió a sus 7 hijos en un incendio de su casa considerándose como más
letal en la historia de su país[2] o tal vez podemos
acercarnos lo suficiente a nuestro país y nuestra región donde dos personas murieron
ahogadas en Laguna verde[3]. Estas tragedias hacen que
nosotros permanezcamos en silencio y lloremos en compañía de quienes han
sufrido. Además de estas tragedias también lloramos cuando vemos la rebeldía de
este mundo contra el diseño de Dios promoviendo filosofías como la fornicación,
el aborto, la homosexualidad y las injusticias que se comete contra el prójimo
y termina destruyendo sus vidas.
Pero
también lloramos no solamente por las tragedias y el pecado que el mundo
practica sino que también lloramos y nos lamentamos por el pecado que la
iglesia práctica. Un informe de investigación masivo revelo una terrible verdad
entre los Bautistas del Sur en donde se reportaron 700 víctimas de abuso sexual
entre las iglesias bautistas del sur[4]. El articulo revelo dos
patrones escalofriantes entre los bautistas del sur: 1) La realidad del abuso
sexual cometido por pastores de las iglesias bautistas y 2) la poca voluntad de
las iglesias por investigar las afirmaciones hechas por las victimas de tales
abusos. Se han intentado dar muchas explicaciones de porque ha sucedido esto
pero dos que veo claramente son 1) Los cristianos no estamos obedeciendo
realmente lo que la Palabra de Dios no enseña sobre las consecuencias del
pecado sexual. 2) El juicio de Dios ha llegado a la casa de Dios. 1 Pedro
4:17-18
“Ya es tiempo de que el juicio comience
por la casa de Dios; y si comienza primero por nosotros, ¿Cómo será el fin del
os que no obedecen el evangelio? Además si el justo con dificultad se salva ¿en
dónde quedarán el impío y el pecador?
¿Y
qué de nuestra condición espiritual? ¿No deberíamos llorar también por nuestro
propio pecado? ¿No deberíamos lamentarnos por no estar viviendo conforme a la
voluntad de Dios? ¿No deberíamos regar con lágrimas que nuestros pecados estén
delante de Dios? ¿No deberíamos llorar por todas estas situaciones? ¿Por ver
como el mundo caído experimenta las consecuencias del pecado como las
tragedias, muertes, hambre, miseria, etc.? ¿No debemos deberíamos llorar al ver
al mundo rebelándose contra el diseño de Dios y morir en su intento de vivir en
sus pecados? ¿No deberíamos llorar por la condición de la iglesia? ¿Por su poco
testimonio al mundo? ¿Por qué el evangelio es blasfemado y la iglesia
debilitada?
Bienaventurados los que
lloran Mateo 5:4ª
Esta
segunda bienaventuranza se trata de llorar y puede ser traducida como “dichosos
los que lloran” (NVI) “Dios bendice a los que lloran” (NTV) “Dichosos los que
sufren” (DHH) o “felices los infelices.[5]” Esto suena inmediatamente
como una paradoja ya que para el mundo el ser “bienaventurado” “dichoso” o
“feliz” no es quien llora sino quien ríe. Una de las cosas que el mundo intenta
evitar de todas las formas posibles el dolor ya que según la filosofía de este
mundo quien menos sufre es feliz. La idea del mundo siempre es olvídense de los
problemas, denle la espalda, hagan todo lo posible por evitarlos y busquen lo
que les cause satisfacción y placer porque solo eso los hará felices. Incluso
en la pregunta del mal que se plantea ¿Por qué Dios permite el sufrimiento, el
dolor, las dificultades, las tragedias, las injusticias? Esta de fondo la de
idea que el sufrimiento, el dolor, las dificultades, las tragedias, injusticias
y la muerte son siempre algo van a impedir mi felicidad plena. En la versión de
Lucas de esta Bienaventuranza Jesús advirtió sobre esta actitud. Lucas 6:25
“Ay de ustedes, los que ahora ríen,
porque habrán de llorar y lamentarse”
Esto
quiere decir que mientras nosotros estemos llorando por el mundo caído, el
avance del pecado en nuestro mundo y la lucha que enfrentamos cada día en
nuestros corazones el mundo va a estar celebrando por el avance del pecado
aunque de igual manera va a tener que enfrentar los juicios temporales del
pecado como por ejemplo el aumento de Sida en nuestros país[6]. Hay una cosa en la cual
cristianos y no cristianos vamos a
llorar juntos que es la muerte, que llega por medio de accidentes,
enfermedades, catástrofes, etc. Pero una diferencia fundamental con los
incrédulos es que nosotros comprendemos que la razón de todas estas desgracias
es el mundo caído (Gen 3) Uno de los primeros registros bíblicos que tenemos
sobre esto es cuando Abraham pierde a su esposa Sara y llora por ella. Génesis 23:2-3
“Y murió Sara en Quiriat Arbá, que es
Hebrón, en la tierra de Canaán. Abraham fue a llorar por Sara y hacer duelo por
ella. Cuando Abraham dejo de llorar a su muerta, fue hablar con los hititas.
Esta
es la experiencia universal de los seres humanos cuando se ven enfrentados a la
muerte de un ser queridos llorar por él, incluso Jesucristo lloro por Lázaro
cuando lo vio muerto (Jn 11:35) Pero la diferencia radica en que nosotros como
cristianos no nos entristecemos como quienes no tienen esperanza sino que
sabemos si aquel puso la confianza en Jesucristo esta con el Señor y nos
volveremos a encontrar. 1 Tesalonicenses 4:13-14
“Hermanos, no queremos que ustedes se
queden sin saber lo que pasará con los que ya han muerto, ni que se pongan
tristes, como los que no tienen esperanza. Así como creemos que Jesús murió y
resucitó así también Dios levantará con Jesús a los que murieron en él”
Por
tanto aunque lloramos juntos en esto, la respuesta que tenemos frente a la
muerte es algo muy diferente a la respuesta que ellos tienen respecto a la
muerte ya que nosotros sabemos que por medio de la obra de Cristo la muerte fue
vencida y tenemos esperanza en él. Lo que como cristianos nos preocupa más que
la muerte física es la muerte espiritual que quienes mueren van a enfrentar, el
juicio del Señor. Nuestro lamento más profundo viene de ver como el mundo es
destruido por su pecado y juzgado por Dios con juicios temporales y eternos por
ello. Lucas 19:41-44
“Ya cerca de la ciudad, Jesús lloro al
verla y dijo: ¡Ah sí por lo menos hoy pudieras saber lo que te puede traer paz!
Pero eso ahora está oculto a tus ojos. Porque van a venir sobre ti días, cuando
tus enemigos levantaran un cerco a tu alrededor y te sitiaran. Y te destruirán
por completo, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán piedra sobre
piedra, por cuanto no te diste cuenta del momento en que Dios vino a visitarte”
¿Cuántos
realmente cuando vemos a las personas destruidas por sus pecados? ¿Cuántos
lloramos cuando vemos toda la miseria y dolor que produce el pecado en el
mundo? ¿Cuánto lloramos por este mundo caído y constante destrucción? ¿Cuánto
oramos para que Dios tenga misericordia de ellos? ¿Es parte de nuestra oración?
¿Qué significa “los que
lloran”?
El
griego tiene nueve palabras diferentes que hablan de llorar y de las 9 palabras
diferentes el uso de “llorar” aquí es el más fuerte, el más severo, el que
expresa un dolor desde lo más profundo del alma. La palabra trasmite la idea de
una agonía interior. Además la palabra es un participio presente que indica una
acción continua. En otras palabras los que lloran aquí son que están llorando
continuamente y por tanto también son quienes van a estar recibiendo
consolación continuamente.[7] Pero en primer lugar
veamos ¿Por qué están llorando continuamente? Por dos cosas. 1) Los cristianos
están llorando continuamente por los pecados del pueblo. 2) Los cristianos están llorando continuamente
por sus propios pecados.
1) Los cristianos están
llorando continuamente por los pecados del pueblo.
En
este punto podemos ver dos ejemplos de las Escrituras que nos ilustran de forma
perfecta este llorar por los pecados del Pueblo. El primer ejemplo lo
encontramos en la oración intercesora de Esdras por los pecados del pueblo en
donde él se incluye en todas las afirmaciones que hace de pecar. Esdras 9:6-7;
10:1
“Y dije: Dios mío confuso y avergonzado
estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades
se han multiplicado sobre nuestra cabeza y nuestros delitos han crecido hasta
el cielo. Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran
pecado; y por tras iniquidades nosotros, nuestros reyes, y nuestros sacerdotes
hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a
cautiverio, a robo y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy en día”
“Mientras oraba Esdras y hacia
confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él,
una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba todo el
pueblo amargamente”
El
segundo ejemplo lo podemos encontrar en la oración intercesora de Daniel por el
pueblo. Daniel 9:3-6
“Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole
en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice
confesión diciendo: Ahora Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas
el pacto y la misericordia con los que aman y guardan tus mandamientos; hemos
pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente y hemos sido rebeldes,
y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos
obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros
reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra”
Estas
mismas oraciones de Esdras y Daniel deberían ser las oraciones que como
cristianos hacemos por otros cristianos que vemos que están pecando. Nuestro
lamento por ver que el pueblo de Dios debe ser tan profundo como lo expresa el
salmista. Salmos 119:136
“De mis ojos brota el llanto a mares,
porque hay gente que no obedece tu ley”
Los
cristianos a través de los siglos han visto la importancia orar e interceder
por todo el cuerpo de Cristo y que muchas eso ha traído un arrepentimiento
colectivo. Ante la tragedia que como cristianos estamos enfrentando en general
no podemos simplemente pensar “ellos están mal” “nosotros estamos bien” “ellos
están pecando” “nosotros no”. Pero ¿Acaso no debemos interceder por el pueblo
de Dios como si nosotros también hubiéramos pecado? ¿No se incluyeron acaso
Esdras y Daniel en estas oraciones? ¿No deberíamos llorar y lamentarnos por la
condición del cristianismo en la actualidad? ¿No debería dolernos cuando vemos
que el evangelio es blasfemado y burlado? ¿No debería provocar celos en nuestro
corazón por el nombre de Dios? El que no lo hagamos demuestra la frialdad de
nuestro corazón por el pueblo de Dios.
2) Los cristianos están
llorando continuamente por sus propios pecados.
Pero
una de las razones por las cuales los cristianos constamente es por nuestros
pecados. Cuando nosotros reconocemos que somos “pobres en Espíritu” pasamos
inmediatamente a “llorar por nuestra miseria espiritual”. Charles Spurgeon
comenta sobre esta bienaventuranza[8]:
"Estos parecen encontrarse en una
peor condición que la de los pobres en espíritu, pues "lloran".
Ellos se encuentran en una etapa superior, aunque parecieran estar en una etapa
inferior. La manera de subir en el reino es hundir el yo. Estos hombres se
duelen por el pecado, y son probados por los males de los tiempos; pero para
ellos es provisto un futuro de descanso y regocijo. Los que se ríen se
lamentarán, pero los que son afligidos cantarán. ¡Cuán gran bendición es la
aflicción, pues provee el espacio para que el Señor administre el consuelo!
Nuestras aflicciones son bendecidas, pues son nuestros puntos de contacto con
el Consolador divino. La Bienaventuranza se lee como una paradoja, pero es
verdadera, como lo podemos atestiguar muchos de nosotros. Nuestras horas de
lamentación nos han proporcionado más consuelo que nuestros días de
júbilo."
Cuando
David pecó con Betsabé él se arrepentía profundamente por su pecado y escribía.
Salmos 51:1-4
“Dios mío, por tu gran misericordia,
¡Ten piedad de mí!; por tu infinita bondad, ¡Borra mis rebeliones! Lávame más y
más de mi maldad; ¡límpiame de mi pecado! Reconozco que he sido rebelde; ¡mi
pecado esta siempre ante mis ojos! Contra ti, y solo contra ti he pecado; ¡ante
tus ojos he hecho lo malo! Eso justifica plenamente tu sentencia, y demuestra
que tu juicio es impecable”
Cuando
Pedro negó al Señor la Escritura nos dice que Pedro llora amargamente (Luc
22:62) Pablo mismo sintió maldad de su propio corazón y escribió en Romanos
7:24
“¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de
este cuerpo de muerte?
La
realidad nuestra es que aunque hablemos acerca del pecado, la miseria espiritual
y digamos que lloramos en general el cristianismo no está llorando por los
pecados. Porque esto no se trata de hablar del tema de la miseria espiritual
con otros hermanos sino que se trata de experimentarla de forma privada con el
Señor. El misionero americano David Brainerd[9] fue uno de los que experimentaban
continuamente esta miseria en privado con el Señor y escribió mucho de eso en
su famoso diario[10].
“Me di cuenta de que toda mi infelicidad
viene del hecho de que soy un pecador. Con resignación podría dar la bienvenida
a todas las otras pruebas; pero el pecado pesó sobre mí; porque Dios me
descubrió la corrupción de mi corazón. Así que me fui a la cama con el corazón
pesado, porque yo era un pecador, aunque no dudaba en absoluto del amor de
Dios. ¡Oh, que Dios “purificará toda mi escoria y me quitará mi pecado”
haciéndome diez veces más refinado[11]”
“Nunca antes sentí tanto el maldito
orgullo de mi corazón, como la terquedad de mi voluntad. ¡Que miserable soy! No
podía someterme a nada y humillarme en el polvo. ¡Oh que Dios me humillará! Me
sentía como un pecador, todo el día, que no tuve ningún consuelo. Tenía mucho
temor, que por la estupidez no perdiera el beneficio de estas pruebas. ¡Oh que
en ellas fuese santificada mi alma! Pero nada parecía tocarme sino esto: que yo
era un pecador[12]”
“Me di cuenta de la iniquidad de mi
corazón, y desee huir de mí mismo. Nunca antes pensé que había tanto orgullo
espiritual en mi alma. Me sentía casi presionado a morir con mi propia vileza
¡Oh que cuerpo de muerte hay en mí! Señor, libera mi alma. ¡Oh el caminar más
cerca con Dios, es el cielo más dulce que se puede disfrutar en la tierra[13]!
Esto
es lo mismo por la cual nosotros como cristianos deberíamos llorar ¿Has
experimentado esta tristeza santa que te lleva al arrepentimiento? ¿Cuánto has
llorado delante de la presencia de Dios por la persistencia de tu pecado?
¿Cuánto has luchado delante de Dios por el odia hacia tu pecado? ¿Qué tanto has
anhelado la santificación delante del Señor? ¿No es cierto que la iglesia
actual no parece manifestar muy poco de este lamento? Todo lo que la iglesia
actual parece querer mostrar que los cristianos debemos ser personas “alegres,
simpáticas, felices”. Con esto no estoy diciendo que los cristianos debamos ser
tristes y amargados, lo que estoy diciendo es que para realmente tener gozo del
Señor debemos experimentar en primer lugar el arrepentimiento. En las
Escrituras vemos una y otra vez que el verdadero gozo llega cuando el verdadero
arrepentimiento llega. El gozo verdadero no es algo que se pueda fabricar, no
algo que logres saltando, gritando o yendo a muchas conferencias, esto solo se
logra cuando realmente el pecado es amargo y cuando Cristo es dulce.
Porque ellos recibirán consolación
Mateo 5:4b
La
palabra para “consolación” aquí es “parakeleo” la cual tiene una variedad de
significados como “rogar, alentar, amonestar, animar.[14]” y por tanto se usa en
varios textos como “consolar” (Mt 2:18; Luc 16:25; Hch 15:32) Esta es la misma
palabra que se usa para el Espíritu Santo (“ayudador Jn 14:16) Por tanto la
idea del pasaje es que los que lloran constantemente van a recibir consuelo
constantemente. ¿Qué es lo que consuela a los lloran? Dios es quien nos
consuela. 2 Corintios 1:3-6
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, quien nos
consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos
consolar a los que están sufriendo, por medio de la consolación con que
nosotros somos consolados por Dios. Porque así como abundan en nosotros las
aflicciones de Cristo, así también por el mismo Cristo abunda nuestra
consolación. Si nosotros sufrimos, es para que ustedes reciban consolación y
salvación; si somos consolados, es para que ustedes reciban consuelo y puedan
soportar como nosotros cuando pasen por los mismos sufrimientos”
Pablo
nos muestra que Dios es nuestro consolador y que esa misma consolación que Dios
nos da es para que nosotros consolemos a otros que estén sufriendo. Pero además
de que Dios mismo nos consuela en nuestras debilidades y tribulaciones también
nos consuelan las promesas de Dios. Como vimos los cristianos lloramos al ver
la condición del mundo caído de las lágrimas el sufrimiento y la tragedia que
existen, pero tenemos profecías que nos hablan que eso se acabará en algún momento
para siempre. Isaías 66:17-19; Apocalipsis
21:1
“¡Fíjense bien! ¡Ya estoy creando nuevos
cielos y nueva tierra! De los primeros, nadie volverá acordarse, ni los traerá
más a la memoria. Al contrario ustedes se alegraran y regocijaran siempre en lo
que voy a crear. Estoy para crear una Jerusalén alegre y un pueblo gozoso. Yo
me alegraré con Jerusalén; me gozaré con mi pueblo, y nunca más volverán a
oírse en ella voces de llantos ni de clamor”
“Vi entonces un cielo nuevo y una tierra
nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y
el mar tampoco existía ya. Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
descendía del cielo de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su
esposa. Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía:
Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres, el vivirá con ellos, y ellos
serán su pueblo, y Dios será su Dios. Dios enjugará las lágrimas de los ojos de
ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las
primeras cosas habrán dejado de existir.
¡Que
maravillosas promesas tenemos aquí! Ahora sin nos fijamos con atención la
restauración de todas las cosas tiene relación con la “ciudad santa” Jerusalén
la ciudad de Dios y con esto se refiere a la Jerusalén celestial (Apo 12:17)
que tanto el mundo caído como el pueblo de Dios que peca será completamente
restaurado por la mano de Dios ¿No es asombroso? Ya no habrá más lloros por la
destrucción del pecado en el mundo y en la iglesia.
Pero
aún más consuelo podemos obtener al recordar que la restauración del mundo y de
la iglesia incluye la restauración de nuestros cuerpos, la resurrección de
nuestros cuerpos sin pecado en lo que en la teología cristiana se llama la
“glorificación”. Pablo escribe en 1 Corintios 15:51-55
Presten atención, que les voy a contar
un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados en un
instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Pues la
trompeta sonará, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros
seremos transformados. Porque es necesario que lo corruptible se vista de
incorrupción, y lo mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto, que es
corruptible, se haya vestido de incorrupción, y esto, que es mortal, se haya
vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: «Devorada
será la muerte por la victoria». ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
Todas
estas asombrosas promesas nos traen consolación a quienes lloramos por este
mundo caído, por la iglesia cuando cae en pecado y por nuestro propio pecado. Y
todo esto posible gracias a la obra de Jesucristo quien fue el único que lloro,
no por sus propios pecados, sino por los pecados de otros y fue a la cruz en
nuestro lugar. Las Escrituras lo describen como quien llora y sufre. Isaías
53:3
“Será despreciado y desechado por la
humanidad entera. Será el hombre más sufrido, el más experimentado en el sufrimiento.
¡Y nosotros no le daremos la cara! ¡Sera menospreciado! ¡No lo apreciaremos!
Por
tanto podemos decir que Jesucristo fue quien más lloro y sufrió en este mundo
por el pecado de los demás. El sufrió de tal manera por el pecado de los demás
que no solo lloro y sufrió sino que murió por los pecados de su pueblo para
satisfacer la ira divina y así nosotros pudiéramos encontrar la salvación.
Isaías 53:11
“Vera el fruto de su propia aflicción, y
se dará por satisfecho. Mi siervo justificará a muchos por medio de su
conocimiento, el mismo llevará las iniquidades de ellos”
[1] http://diariodelcauca.com.co/noticias/internacional/muertos-las-brasas-tragedia-por-enorme-incendio-que-dejo-8-502359
[2] https://laverdadnoticias.com/mundo/TRAGEDIA-Mueren-siete-ninos-totalmente-calcinados-en-Canada-su-casa-se-incendio-20190220-0121.html
[3] http://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2019/02/18/full/cuerpo-principal/1/
[4] https://albertmohler.com/2019/02/11/reality-sexual-abuse-hits-home-happened-now/
[5]
John Stott. El sermón del monte. Página 41
[6] https://www.elmostrador.cl/agenda-pais/2019/02/15/aumento-de-vih-en-chile-este-es-un-problema-que-es-de-chile-y-que-esta-en-la-base-de-no-tener-educacion-sexual/
[7]
John Macarthur. Comentario a Mateo. Página 210, 214.
[8] http://www.spurgeon.com.mx/sermonsegbien.html
[9] http://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?codigo=bio_brainerdd
[10] https://diariosdeavivamientos.files.wordpress.com/2018/10/el-diario-de-david-brainerd-la-vida-de-david-brainerd-diarios-de-avivamientos-2018.pdf
[11]
El diario de David Brainerd. Página 55.
[12]
El diario de David Brainerd. Página 56
[13]
El diario de David Brainerd. Página 56
[14]
Diccionario Strong página 63.
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