Pensar el mundo a través de las Escrituras...

lunes, 4 de marzo de 2019

Bienaventurados los mansos Mateo 5:5



Esta es la tercera bienaventuranza que Jesucristo estaba enseñando y como hemos visto todas ellas están conectadas una con otras. Por tanto después de una bienaventuranza brota naturalmente la siguiente. Por ejemplo vimos que una persona que es “pobre en Espíritu” ve su propia miseria espiritual delante de Dios y debido a su reconocimiento en el pecado es que “hereda el reino de los cielos”. Al ver su propia miseria espiritual “llora” constantemente por ella y recibe constantemente “consolación” por ello. Podemos decir que las dos primeras bienaventuranzas tenían que ver mayormente con la relación del pecador con Dios (reconocer mi propia pecaminosidad y llorar por ella) pero esta tiene que ver mayormente con mi relación con el prójimo, ya que la mansedumbre se revela en medio de otros[1].

Esta idea de mansedumbre que Jesús estaba predicando a sus discípulos era totalmente contraria al pensamiento religioso de la época que tenían la nación de Israel. El pensamiento judío de que el Mesías llegara y destruyera a los demás imperios venía desarrollándose desde la época en la cual los judíos estuvieron sometidos a los griegos y la revolución de los Macabeos les permitió tener ciertos años de independencia[2].  Esto duro hasta el año 63 A.C de Cristo cuando el general romano Pompeyo anexo Palestina a Roma y por tanto quedaron bajo el Imperio Romano. Aunque Roma era mucho más tolerante y respetuoso con las creencias de los pueblos que conquistaba o que estaban sometidos a Roma a los judíos no les gustaba estar sometido a ningún imperio pagano.

Todos los grupos religiosos de la época tenían el mismo anhelo respecto al Mesías pero tenían distintas formas de reaccionar ante el problema de la opresión pagana. Para los Fariseos aquellos que trabajaban para el Imperio eran unos terribles pecadores que eran blasfemos y traicioneros de la patria como los recaudadores de impuestos. Para los Saduceos los cambios podrían venir por arreglos políticos que se pudieran hacer con los romanos. Para los zelotes el camino era realmente el camino militar, la revolución armada que destruya al opresor de Roma. Por tanto cuando Jesús llega a ninguno de estos grupos les parecía que el fuera el Mesías y mucho menos que su mensaje de “mansedumbre” fuera parte del plan del Mesías para derrocar al imperio de Roma.

Para todos estos grupos la idea de “mansedumbre” suena a debilidad, timidez, cobardía, pasividad. El orgullo religioso de los fariseos, la ambición de los Saduceos y la violencia de los Zelotes no les permitía ver que la mansedumbre era algo bueno y parte del reino de los cielos. Este pensamiento llegaría a su clímax cuando después de varias rebeliones judías contra el imperio Romano el general Tito en el año 70 D.C atacaría la ciudad de Jerusalén y aplastaría completamente la rebelión asesinando a miles y destruyendo toda la ciudad. Este sería un juicio profetizado por Jesús y un momento terrible para la historia de Israel. Pero aunque esto es algo que enfrentó el pueblo de Israel no es solamente algo exclusivo de ellos ya que varias filosofías a través de la historia de la humanidad han destacado que la forma de cambiar el mundo es mediante una revolución violenta o por lo menos con una agresividad que impacte el mundo. ¿Cuáles han sido los resultados de todo esto? Sangrientas guerras, millones de asesinados, ciudades destruidas, millones de heridos que quedan sin familias. Pero aun así nuestro mundo y nuestra cultura siguen pensando de la misma manera, que la mansedumbre no es un camino valido, sino que lo que necesitamos es fuerza, carácter, actitud, valentía, agresividad, etc.

¿Qué significa mansedumbre, manso?

Por tanto la primera pregunta que debemos formularnos es ¿Qué es mansedumbre? ¿Qué significa ser manso?  La palabra manso viene de “praos” que significa básicamente “suave”, “blando”, “humilde”, “considerado”, “cortes”[3]. Por eso varias versiones traducen este verso como “dichosos los humildes” (NVI; TLA; NTV; NBLH; DHH) El termino se usaba para decir que los animales salvajes podrían ser domesticados por un domador. Pero en el sentido humano alude a ser apacible, dócil, sumiso. Esta definición no significa que manso tenga que ver con ser débil, cobarde, sin carácter o fuerza ya que las mismas Escrituras nos describen a Jesús como alguien manso y humilde. Mateo 11:29

“Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma; porque mi yugo es fácil y mi carga es liviana”

Y Jesucristo no fue alguien débil, cobarde, sin carácter ni fuerza sino al contrario. El confronto a los fariseos con carácter y desafío sus enseñanzas con valentía, pero esto no hizo que dejará de ser manso. Las Escrituras nos muestran que como cristianos debemos ser mansos. Pablo escribe a los Efesios que vivamos como dignos del llamamiento de Dios que hemos recibido. Efesios 4:2

“Y que sean humildes y mansos, y tolerantes y pacientes unos con otros”

Cuando les escribe a los Colosenses el los llama a vestirse como escogidos de Dios. Colosenses 3:12

“Por lo tanto como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia”

A Tito le escribió que quienes estén bajo su liderazgo deben mostrar mansedumbre con todos los hombres. Tito 3:2

“Que no difamen a nadie, ni sean pendencieros, sino amables; que muestren toda mansedumbre para con todos los hombres”

Tenemos algunos ejemplos en las Escrituras de quienes fueron realmente mansos por la gracia de Dios. Por ejemplo José fue alguien que fue odiado por sus hermanos a tal punto que fue vendido como un esclavo a Egipto en donde enfrento muchos momentos difíciles en su vida.  Cuando Dios en su providencia lo puso como segundo al mando en Egipto y sus hermanos llegaron a pedirle ayuda él podría fácilmente vengarse con todo el poder que tenía. Jamás iba a tener una oportunidad como esa, pero en vez de eso él se había convertido en un hombre manso que no buscaba la venganza sino que les explicaba que había entendido todo como un propósito de Dios (Gen 45:5) luego cuando su padre murió los hermanos tenían miedo de José y el nuevamente le reitero no es su trabajo juzgar lo que hicieron sino simplemente ver como Dios obro en todo eso (Gen 50:20) Otro ejemplo lo vemos en Moisés quien fue llamado por Dios para guiar al pueblo a la liberación de la esclavitud de Egipto (Ex 3:10) El pueblo pecaba de forma reiterada contra el Señor y él se molestaba por eso (Ex 32:19) y en otras ocasiones el pueblo completo se rebelaba contra Moisés murmurando u oponiéndose a su liderazgo (Num 14:1; 16:1-3) ¿Y qué es lo que hacía Moisés? Iba delante de la presencia de Dios e incluso intercedía por ellos (Num 14:10-19) Es por eso que la Escritura nos dice que Moisés era “un hombre muy humilde. En toda la tierra no había nadie más humilde que él” (manso RV60)

¿Cómo saber si soy realmente manso?

Hasta ahora hemos establecido que significa ser manso, pero no hemos visto ¿Cómo se si realmente soy alguien manso? Martin Llord Jones lo describió de una manera precisa en su comentario al sermón del monte[4]:

“La mansedumbre es básicamente tener una idea adecuada de uno mismo, la cual se manifiesta en la actitud y conducta que tenemos respecto a los otros… El que es verdaderamente manso es el que vive sorprendido de que Dios y los hombres puedan pensar tan bien de él y lo traten tan bien como lo tratan”

Por tanto podemos decir que en primer lugar alguien manso es alguien que se tiene una idea adecuada de uno mismo y no se ofende por si otros piensan mal de él. Por ejemplo Charles Spurgeon dijo en una ocasión[5]:

“Si un hombre piensa mal de ti, no te enojes con él, porque tú eres peor de lo que él piensa”

Una de las cosas de nosotros como cristianos es que no tenemos ningún problema es reconocer que somos pecadores, incluso hay algunos cristianos que casi encuentran un deleite en llamarse constantemente “miserables”. Pero lo interesante es cuando otros te dicen pecador. Cuando otros me confrontan diciéndome que estoy pecando y eso se debe a que soy un pecador hay dentro de nosotros una resistencia natural que no quiere admitir tal acusación, más bien nos gustaría golpear a quien se atreve a llamarme pecador a mí. ¿No es cierto que por naturaleza no nos guste que nos llamen la atención? ¿No sientes esa resistencia cuando alguien te exhorta?

En segundo lugar alguien manso es alguien que vive sorprendido del trato de Dios y los hombres sobre él. Él sabe que es un pecador y que es amado por Dios. Por ejemplo el misionero americano David Brainerd sabía que era amado por Dios pero a la vez se sorprendía del trato de las personas con él como predicador[6]

“Mi corazón se dolía cuando alguien demostraba algún respeto por mí. ¡Ay! Pensé ¡Cuan tristemente tales personas estaban equivocadas acerca de mí! ¡Que desgraciadamente decepcionados quedarían si me conocieran por dentro!...Mi alma se entristecía por la congregación por estar allí para oír predicar a un perro muerto como yo. Me sentía infinitamente endeudado para con el pueblo, y ansié que Dios los recompensará con las recompensas de su gracia”

Brainerd estaba sorprendido de la consideración que tenían hacia él y pensaba que sin duda había alguien mejor que él para predicar la palabra de Dios a su pueblo. ¡Esto es lo que experimenta un hombre realmente manso! ¿Yo debo predicar? ¿Yo voy a enseñar? ¿Yo soy llamado por Dios? Y se ve abrumado por este sublime llamado. Le cuesta trabajo creerlo. Este ha sido el sentimiento general de los conocidos predicadores que han sido llamados a predicar el evangelio. ¿Cómo es posible que un hombre como yo deba predicar las Escrituras? 

En tercer lugar un hombre manso es un alguien humilde ya que reconoce que todo le ha sido dado por la gracia de Dios. No se considera superior a los demás, no está buscando demostrar que con sus dones es mejor que otros, no está buscando decir cuáles son sus derechos. Simplemente se comprende como un hijo de Dios amado por Dios que esta para servir a los hermanos en Cristo. Es alguien que alegremente puede “lavar los pies de los demás” sin ni siquiera anunciar que hará eso. Él se siente completamente cómodo con las palabras de Pablo a los Filipenses 2:3 

“No hagan nada por contienda o vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismos”. 

¿Es esa tu decisión al servir en la iglesia? ¿Es ese tu sentir cuando sirves a los hermanos? ¿Anhelas hacer todo para la gloria de Dios incluso si nadie te ve?

En cuarto lugar un hombre manso es un hombre paciente y perdonador. Alguien que es manso no está preocupado de sus interés por tanto no busca amar a los hermanos basado en sus intereses. No es alguien que dice “No me relacionaré con este hermano porque no es de mi interés” sino que simplemente ama a los demás. Tampoco es alguien que anda a la defensiva, he conocido hermanos que se ofenden por qué no lo saludan o porque los saludan mucho o porque no les hablan o les hablan poco ¿No revela eso que siempre estamos pensando en nosotros mismos? Aquel que es manso simplemente si lo ofenden lo perdona ¡Incluso ni se da cuenta si lo ofenden porque él no es centro!  Él puede tener aceptar el hecho de que lo ofendan y puede perdonarlos rápidamente debido a que no guarda ningún rencor en su corazón. Él se siente cómodo con lo que dice 1 Pedro 2:21-23

“Y ustedes fueron llamados para esto. Porque también Cristo sufrió por nosotros, con lo que nos dio un ejemplo para que sigamos sus pasos. Cristo no cometió ningún pecado ni hubo engaño en su boca. Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando sufría, no amenazaba, sino que remitía su causa al que juzga con justicia”

Un hombre manso completamente libre de preocuparse por lo que piensan de él y se sorprende como lo ha tratado Dios y como los hombres lo tratan. Es alguien que sirve con humildad que es paciente y fácil perdonador contra las ofensas que realizan contra su persona.

Ellos heredarán la tierra

La Escritura nos dice que son bienaventurados los mansos porque ellos van a heredar la tierra. La idea de herencia tiene una  larga historia en la Biblia. En Antiguo testamento se usa muchas veces la idea de “posesión o herencia” y tiene que ver tanto con la “tierra prometida” o “las herencias familiares”. En el caso de la tierra prometida Dios le había dicho pueblo de Israel que iba a tomar posesión o herencia de la tierra prometida. Éxodo 23:30:
Los echaré de tu presencia poco a poco, hasta que te múltiples y tomes posesión de la tierra”

Y esta promesa se ve cumplida cuando Josué conquista la tierra prometida y se reparte entre las tribus. Josué 11:23

“Josué tomo posesión de toda la tierra, en conformidad con lo que el Señor le había dicho a Moisés, es decir, que se la entregaría como herencia a Josué  y a los israelitas; y este la distribuyó según las tribus, y hubo paz en la tierra

Esta tierra no podía venderse a perpetuidad pues era una herencia de Dios para el pueblo (Lv 23:24) Si es que se había “vendido” se debía recuperar en el año de Jubileo (Lv 25:13) El año de Jubileo era un año sagrado en los cuales todo se lo se había “vendido” o “prestado” volvía a la tribu original (Lv 25:10) En el caso de las herencias familiares el primogénito es quien recibía una porción doble de todo (Dt 21:15-17) en el caso de no haber hombres, las mujeres debían recibir la herencia (Num 27:1-11; Josué 17:3-5)

En el Nuevo testamento Jesús siendo Hijo de David, hijo de Abraham (Mt 1:1) es el legítimo heredero del trono mesiánico. De él se dice en el Salmos 2:8

“Pídeme que te dé las naciones como herencia y tuyos serán los confines de la tierra”
Y por tanto todos los que estamos en Cristo somos sus hermanos y por ende los coherederos con Cristo. Romanos 8:17

“Y si somos hijos, somos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”

Entonces ¿Qué significa “heredarán”? Estrictamente significa recibir por suerte. Luego en un sentido más general, poseerse de, recibir como propio, obtener.[7] Esto significa que el ciudadano del reino de Dios tiene derecho a la posesión por la gracia de Dios. Cuando Mateo escribe que “ellos heredarán la tierra” está citando las Escrituras de Salmos 37:11

“Pero los humildes heredarán la tierra y disfrutaran de gran bienestar”

Este es un salmo muy interesante ya que habla varias veces que los justos en contraste con los malvados van a “heredar la tierra” (Sal 37:3, 9, 22, 29, 34) Como vimos que para los judíos no era algo ajeno pensar en términos de heredar la tierra y que incluso ellos estaban a la espera de la llegada del Mesías el cual destruiría a los paganos y los exaltaría a ellos y podrían heredar la tierra para siempre. ¿Es entonces posible pensar que los cristianos vamos a heredar la tierra? Claro que sí. Recordemos que los cristianos que lloran van a recibir consolación porque el Señor no solamente va transformarnos en cuerpos glorificados (1 Cor 15: 51-58) sino que además el Señor va a redimir la tierra completamente (Apo 21:1-4)

¿Cómo saber si realmente soy un heredero?

Todas estas maravillosas promesas del evangelio son solamente verdadera para si realmente son un heredero verdadero y legitimo del reino de Dios. Por tanto ¿Cómo sabes si realmente eres un heredero? En primer lugar si has entregado todo tú ser a Cristo. Marcos 8:34-35

“Luego llamo a la gente y a sus discípulos, y les dijo: “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, lo salvará”

Alguien que es un heredero del reino de Dios simplemente se entrega por completo al Señor porque sabe que la vida se encuentra en Jesucristo. Uno comprende que Jesucristo es el dueño de todas las cosas y sabe que todos los tesoros del conocimiento están escondidos en Cristo (Col 2:3) Por tanto un heredero del reino de Dios encuentra absurdo vivir para sí mismo y no para el evangelio.

En segundo lugar si vives como un peregrino en este mundo. 1 Pedro 2:11

“Amados hermanos como si ustedes fueran extranjeros y peregrinos, les ruego que se aparten de los deseos pecaminosos que batallan contra el alma”

Alguien que es heredero de Cristo comprende que el mundo y sus deseos pasaran (1 Jn 2:17) comprende que la vida en este mundo como una neblina que en un momento aparece y luego desaparece (Stgo 4:14) Por tanto sabe que no tiene sentido “acumular tesoros en la tierra” porque aquí todo se va a corromper y acabar (Mt 6:19) ¿Estas aferrado a este mundo? ¿Estás aferrado a las cosas que este mundo te puede ofrecer? ¿Estás aferrado a tus posesiones?

En tercer lugar si estás dispuesto a sufrir en el evangelio. Filipenses 1:29

“Porque, por causa de Cristo, a ustedes les es concedido no solo creer en él, sino también padecer por él”

Los cristianos sabemos que al creer en Jesucristo nos vamos a enfrentar con tentaciones, pruebas, persecuciones, problemas, etc. pero en medio de todas estas dificultades nos vamos a gozar por sufrir por causa del reino de Dios (Hechos 5: 40-41) ¿Estás dispuesto a sufrir por el evangelio? ¿A enfrentar la persecución? ¿A morir por el Señor si es su voluntad? ¿A ser ridiculizado, burlado, ignorado por causa del Evangelio?

Solo hay uno perfectamente Manso

Al ver la definición y los ejemplos de ser manso nos damos cuenta inmediatamente que ninguno de nosotros puede ser manso. Ser manso no es algo natural de una cierta personalidad o temperamento, la mansedumbre es fruto del Espíritu que Dios da (Gal 5:23) Pero solamente siendo manso podremos “heredar la tierra”. ¿Cómo lo haremos entonces? Lo haremos reconociendo nuestra incapacidad y siendo “pobres en Espíritu” y “llorando” por nuestra incapacidad y poniendo toda nuestra confianza en el único que fue verdaderamente Manso. El único que aunque pensaron mal de él en él nunca hubo ningún mal, aunque él fue despreciado entre los hombres él les amó. Él fue perfectamente humilde, paciente y perdonador. Fue llevado escupido, rechazado, ignorado, burlado y jamás dijo ninguna palabra en su contra sino que expreso “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23:24) Él fue perfectamente manso, él fue Jesucristo el único que puede salvarnos y librarnos de nuestra condenación para hacernos nacer a una vida, a la vida eterna, a la vida de mansedumbre.















[1] Donald Carson. El sermón del monte. Páginas 24-25.
[2] Todo esto se encuentra en los libros de Macabeos.
[3] John Macarthur. Comentario a Mateo. Página 223. John Stott. El sermón del monte. Página 44
[4] Martin Llord Jones. Páginas 34-35
[5] https://josuebarrios.com/frases-charles-spurgeon/
[6] David Brainerd. El Diario. Página 74.
[7] Diccionario Vine. Página 419.

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