Esta
es la tercera bienaventuranza que Jesucristo estaba enseñando y como hemos
visto todas ellas están conectadas una con otras. Por tanto después de una
bienaventuranza brota naturalmente la siguiente. Por ejemplo vimos que una
persona que es “pobre en Espíritu” ve su propia miseria espiritual delante de
Dios y debido a su reconocimiento en el pecado es que “hereda el reino de los
cielos”. Al ver su propia miseria espiritual “llora” constantemente por ella y
recibe constantemente “consolación” por ello. Podemos decir que las dos
primeras bienaventuranzas tenían que ver mayormente con la relación del pecador
con Dios (reconocer mi propia pecaminosidad y llorar por ella) pero esta tiene
que ver mayormente con mi relación con el prójimo, ya que la mansedumbre se
revela en medio de otros[1].
Esta
idea de mansedumbre que Jesús estaba predicando a sus discípulos era totalmente
contraria al pensamiento religioso de la época que tenían la nación de Israel.
El pensamiento judío de que el Mesías llegara y destruyera a los demás imperios
venía desarrollándose desde la época en la cual los judíos estuvieron sometidos
a los griegos y la revolución de los Macabeos les permitió tener ciertos años
de independencia[2].
Esto duro hasta el año 63 A.C de Cristo
cuando el general romano Pompeyo anexo Palestina a Roma y por tanto quedaron
bajo el Imperio Romano. Aunque Roma era mucho más tolerante y respetuoso con
las creencias de los pueblos que conquistaba o que estaban sometidos a Roma a
los judíos no les gustaba estar sometido a ningún imperio pagano.
Todos
los grupos religiosos de la época tenían el mismo anhelo respecto al Mesías
pero tenían distintas formas de reaccionar ante el problema de la opresión
pagana. Para los Fariseos aquellos que trabajaban para el Imperio eran unos
terribles pecadores que eran blasfemos y traicioneros de la patria como los
recaudadores de impuestos. Para los Saduceos los cambios podrían venir por
arreglos políticos que se pudieran hacer con los romanos. Para los zelotes el
camino era realmente el camino militar, la revolución armada que destruya al
opresor de Roma. Por tanto cuando Jesús llega a ninguno de estos grupos les
parecía que el fuera el Mesías y mucho menos que su mensaje de “mansedumbre” fuera
parte del plan del Mesías para derrocar al imperio de Roma.
Para
todos estos grupos la idea de “mansedumbre” suena a debilidad, timidez,
cobardía, pasividad. El orgullo religioso de los fariseos, la ambición de los
Saduceos y la violencia de los Zelotes no les permitía ver que la mansedumbre
era algo bueno y parte del reino de los cielos. Este pensamiento llegaría a su
clímax cuando después de varias rebeliones judías contra el imperio Romano el
general Tito en el año 70 D.C atacaría la ciudad de Jerusalén y aplastaría
completamente la rebelión asesinando a miles y destruyendo toda la ciudad. Este
sería un juicio profetizado por Jesús y un momento terrible para la historia de
Israel. Pero aunque esto es algo que enfrentó el pueblo de Israel no es solamente
algo exclusivo de ellos ya que varias filosofías a través de la historia de la
humanidad han destacado que la forma de cambiar el mundo es mediante una
revolución violenta o por lo menos con una agresividad que impacte el mundo.
¿Cuáles han sido los resultados de todo esto? Sangrientas guerras, millones de
asesinados, ciudades destruidas, millones de heridos que quedan sin familias.
Pero aun así nuestro mundo y nuestra cultura siguen pensando de la misma
manera, que la mansedumbre no es un camino valido, sino que lo que necesitamos
es fuerza, carácter, actitud, valentía, agresividad, etc.
¿Qué significa mansedumbre,
manso?
Por
tanto la primera pregunta que debemos formularnos es ¿Qué es mansedumbre? ¿Qué
significa ser manso? La palabra manso
viene de “praos” que significa básicamente “suave”, “blando”, “humilde”,
“considerado”, “cortes”[3]. Por eso varias versiones
traducen este verso como “dichosos los humildes” (NVI; TLA; NTV; NBLH; DHH) El
termino se usaba para decir que los animales salvajes podrían ser domesticados
por un domador. Pero en el sentido humano alude a ser apacible, dócil, sumiso. Esta
definición no significa que manso tenga que ver con ser débil, cobarde, sin
carácter o fuerza ya que las mismas Escrituras nos describen a Jesús como alguien
manso y humilde. Mateo 11:29
“Lleven mi yugo sobre ustedes y aprendan
de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma;
porque mi yugo es fácil y mi carga es liviana”
Y
Jesucristo no fue alguien débil, cobarde, sin carácter ni fuerza sino al
contrario. El confronto a los fariseos con carácter y desafío sus enseñanzas
con valentía, pero esto no hizo que dejará de ser manso. Las Escrituras nos
muestran que como cristianos debemos ser mansos. Pablo escribe a los Efesios
que vivamos como dignos del llamamiento de Dios que hemos recibido. Efesios 4:2
“Y que sean humildes y mansos, y
tolerantes y pacientes unos con otros”
Cuando
les escribe a los Colosenses el los llama a vestirse como escogidos de Dios.
Colosenses 3:12
“Por lo tanto como escogidos de Dios,
santos y amados, revístanse de entrañable misericordia, de benignidad, de
humildad, de mansedumbre y de paciencia”
A
Tito le escribió que quienes estén bajo su liderazgo deben mostrar mansedumbre
con todos los hombres. Tito 3:2
“Que no difamen a nadie, ni sean
pendencieros, sino amables; que muestren toda mansedumbre para con todos los
hombres”
Tenemos
algunos ejemplos en las Escrituras de quienes fueron realmente mansos por la
gracia de Dios. Por ejemplo José fue alguien que fue odiado por sus hermanos a
tal punto que fue vendido como un esclavo a Egipto en donde enfrento muchos
momentos difíciles en su vida. Cuando
Dios en su providencia lo puso como segundo al mando en Egipto y sus hermanos
llegaron a pedirle ayuda él podría fácilmente vengarse con todo el poder que
tenía. Jamás iba a tener una oportunidad como esa, pero en vez de eso él se
había convertido en un hombre manso que no buscaba la venganza sino que les
explicaba que había entendido todo como un propósito de Dios (Gen 45:5) luego
cuando su padre murió los hermanos tenían miedo de José y el nuevamente le
reitero no es su trabajo juzgar lo que hicieron sino simplemente ver como Dios
obro en todo eso (Gen 50:20) Otro ejemplo lo vemos en Moisés quien fue llamado
por Dios para guiar al pueblo a la liberación de la esclavitud de Egipto (Ex
3:10) El pueblo pecaba de forma reiterada contra el Señor y él se molestaba por
eso (Ex 32:19) y en otras ocasiones el pueblo completo se rebelaba contra
Moisés murmurando u oponiéndose a su liderazgo (Num 14:1; 16:1-3) ¿Y qué es lo
que hacía Moisés? Iba delante de la presencia de Dios e incluso intercedía por
ellos (Num 14:10-19) Es por eso que la Escritura nos dice que Moisés era “un
hombre muy humilde. En toda la tierra no había nadie más humilde que él” (manso
RV60)
¿Cómo saber si soy realmente
manso?
Hasta
ahora hemos establecido que significa ser manso, pero no hemos visto ¿Cómo se
si realmente soy alguien manso? Martin Llord Jones lo describió de una manera
precisa en su comentario al sermón del monte[4]:
“La mansedumbre es básicamente tener una
idea adecuada de uno mismo, la cual se manifiesta en la actitud y conducta que tenemos
respecto a los otros… El que es verdaderamente manso es el que vive sorprendido
de que Dios y los hombres puedan pensar tan bien de él y lo traten tan bien
como lo tratan”
Por
tanto podemos decir que en primer lugar alguien
manso es alguien que se tiene una idea adecuada de uno mismo y no se ofende por
si otros piensan mal de él. Por ejemplo Charles Spurgeon dijo en una ocasión[5]:
“Si un hombre piensa mal de ti, no te
enojes con él, porque tú eres peor de lo que él piensa”
Una
de las cosas de nosotros como cristianos es que no tenemos ningún problema es
reconocer que somos pecadores, incluso hay algunos cristianos que casi
encuentran un deleite en llamarse constantemente “miserables”. Pero lo
interesante es cuando otros te dicen pecador. Cuando otros me confrontan
diciéndome que estoy pecando y eso se debe a que soy un pecador hay dentro de
nosotros una resistencia natural que no quiere admitir tal acusación, más bien
nos gustaría golpear a quien se atreve a llamarme pecador a mí. ¿No es cierto
que por naturaleza no nos guste que nos llamen la atención? ¿No sientes esa
resistencia cuando alguien te exhorta?
En segundo lugar
alguien manso es alguien que vive sorprendido del trato de Dios y los hombres
sobre él. Él sabe que es un pecador y que es amado por Dios. Por ejemplo el
misionero americano David Brainerd sabía que era amado por Dios pero a la vez
se sorprendía del trato de las personas con él como predicador[6]
“Mi corazón se dolía cuando alguien
demostraba algún respeto por mí. ¡Ay! Pensé ¡Cuan tristemente tales personas
estaban equivocadas acerca de mí! ¡Que desgraciadamente decepcionados quedarían
si me conocieran por dentro!...Mi alma se entristecía por la congregación por
estar allí para oír predicar a un perro muerto como yo. Me sentía infinitamente
endeudado para con el pueblo, y ansié que Dios los recompensará con las
recompensas de su gracia”
Brainerd
estaba sorprendido de la consideración que tenían hacia él y pensaba que sin
duda había alguien mejor que él para predicar la palabra de Dios a su pueblo.
¡Esto es lo que experimenta un hombre realmente manso! ¿Yo debo predicar? ¿Yo
voy a enseñar? ¿Yo soy llamado por Dios? Y se ve abrumado por este sublime llamado.
Le cuesta trabajo creerlo. Este ha sido el sentimiento general de los conocidos
predicadores que han sido llamados a predicar el evangelio. ¿Cómo es posible
que un hombre como yo deba predicar las Escrituras?
“No hagan nada por contienda o vanagloria.
Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como
superiores a sí mismos”.
¿Es esa tu decisión al servir en la iglesia? ¿Es
ese tu sentir cuando sirves a los hermanos? ¿Anhelas hacer todo para la gloria
de Dios incluso si nadie te ve?
En cuarto lugar un
hombre manso es un hombre paciente y perdonador. Alguien que es manso no está
preocupado de sus interés por tanto no busca amar a los hermanos basado en sus
intereses. No es alguien que dice “No me relacionaré con este hermano porque no
es de mi interés” sino que simplemente ama a los demás. Tampoco es alguien que
anda a la defensiva, he conocido hermanos que se ofenden por qué no lo saludan
o porque los saludan mucho o porque no les hablan o les hablan poco ¿No revela
eso que siempre estamos pensando en nosotros mismos? Aquel que es manso
simplemente si lo ofenden lo perdona ¡Incluso ni se da cuenta si lo ofenden
porque él no es centro! Él puede tener
aceptar el hecho de que lo ofendan y puede perdonarlos rápidamente debido a que
no guarda ningún rencor en su corazón. Él se siente cómodo con lo que dice 1
Pedro 2:21-23
“Y ustedes fueron llamados para esto.
Porque también Cristo sufrió por nosotros, con lo que nos dio un ejemplo para
que sigamos sus pasos. Cristo no cometió ningún pecado ni hubo engaño en su
boca. Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando sufría, no
amenazaba, sino que remitía su causa al que juzga con justicia”
Un
hombre manso completamente libre de preocuparse por lo que piensan de él y se
sorprende como lo ha tratado Dios y como los hombres lo tratan. Es alguien que
sirve con humildad que es paciente y fácil perdonador contra las ofensas que
realizan contra su persona.
Ellos heredarán la tierra
La
Escritura nos dice que son bienaventurados los mansos porque ellos van a
heredar la tierra. La idea de herencia tiene una larga historia en la Biblia. En Antiguo
testamento se usa muchas veces la idea de “posesión o herencia” y tiene que ver
tanto con la “tierra prometida” o “las herencias familiares”. En el caso de la
tierra prometida Dios le había dicho pueblo de Israel que iba a tomar posesión
o herencia de la tierra prometida. Éxodo 23:30:
“
Los echaré de tu presencia poco a poco,
hasta que te múltiples y tomes posesión de la tierra”
Y
esta promesa se ve cumplida cuando Josué conquista la tierra prometida y se
reparte entre las tribus. Josué 11:23
“Josué tomo posesión de toda la tierra,
en conformidad con lo que el Señor le había dicho a Moisés, es decir, que se la
entregaría como herencia a Josué y a los
israelitas; y este la distribuyó según las tribus, y hubo paz en la tierra
Esta
tierra no podía venderse a perpetuidad pues era una herencia de Dios para el
pueblo (Lv 23:24) Si es que se había “vendido” se debía recuperar en el año de
Jubileo (Lv 25:13) El año de Jubileo era un año sagrado en los cuales todo se
lo se había “vendido” o “prestado” volvía a la tribu original (Lv 25:10) En el caso
de las herencias familiares el primogénito es quien recibía una porción doble de
todo (Dt 21:15-17) en el caso de no haber hombres, las mujeres debían recibir
la herencia (Num 27:1-11; Josué 17:3-5)
En
el Nuevo testamento Jesús siendo Hijo de David, hijo de Abraham (Mt 1:1) es el
legítimo heredero del trono mesiánico. De él se dice en el Salmos 2:8
“Pídeme que te dé las naciones como
herencia y tuyos serán los confines de la tierra”
Y
por tanto todos los que estamos en Cristo somos sus hermanos y por ende los
coherederos con Cristo. Romanos 8:17
“Y si somos hijos, somos también
herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”
Entonces
¿Qué significa “heredarán”? Estrictamente significa recibir por suerte. Luego
en un sentido más general, poseerse de, recibir como propio, obtener.[7] Esto significa que el
ciudadano del reino de Dios tiene derecho a la posesión por la gracia de Dios. Cuando
Mateo escribe que “ellos heredarán la tierra” está citando las Escrituras de
Salmos 37:11
“Pero los humildes heredarán la tierra y
disfrutaran de gran bienestar”
Este
es un salmo muy interesante ya que habla varias veces que los justos en
contraste con los malvados van a “heredar la tierra” (Sal 37:3, 9, 22, 29, 34)
Como vimos que para los judíos no era algo ajeno pensar en términos de heredar
la tierra y que incluso ellos estaban a la espera de la llegada del Mesías el
cual destruiría a los paganos y los exaltaría a ellos y podrían heredar la
tierra para siempre. ¿Es entonces posible pensar que los cristianos vamos a
heredar la tierra? Claro que sí. Recordemos que los cristianos que lloran van a
recibir consolación porque el Señor no solamente va transformarnos en cuerpos
glorificados (1 Cor 15: 51-58) sino que además el Señor va a redimir la tierra
completamente (Apo 21:1-4)
¿Cómo saber si realmente soy
un heredero?
Todas
estas maravillosas promesas del evangelio son solamente verdadera para si
realmente son un heredero verdadero y legitimo del reino de Dios. Por tanto
¿Cómo sabes si realmente eres un heredero? En
primer lugar si has entregado todo tú ser a Cristo. Marcos 8:34-35
“Luego llamo a la gente y a sus
discípulos, y les dijo: “Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, y tome
su cruz y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo
el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, lo salvará”
Alguien
que es un heredero del reino de Dios simplemente se entrega por completo al
Señor porque sabe que la vida se encuentra en Jesucristo. Uno comprende que
Jesucristo es el dueño de todas las cosas y sabe que todos los tesoros del
conocimiento están escondidos en Cristo (Col 2:3) Por tanto un heredero del
reino de Dios encuentra absurdo vivir para sí mismo y no para el evangelio.
En segundo lugar si
vives como un peregrino en este mundo. 1 Pedro 2:11
“Amados hermanos como si ustedes fueran
extranjeros y peregrinos, les ruego que se aparten de los deseos pecaminosos
que batallan contra el alma”
Alguien
que es heredero de Cristo comprende que el mundo y sus deseos pasaran (1 Jn
2:17) comprende que la vida en este mundo como una neblina que en un momento
aparece y luego desaparece (Stgo 4:14) Por tanto sabe que no tiene sentido
“acumular tesoros en la tierra” porque aquí todo se va a corromper y acabar (Mt
6:19) ¿Estas aferrado a este mundo? ¿Estás aferrado a las cosas que este mundo
te puede ofrecer? ¿Estás aferrado a tus posesiones?
En tercer lugar si
estás dispuesto a sufrir en el evangelio. Filipenses 1:29
“Porque, por causa de Cristo, a ustedes
les es concedido no solo creer en él, sino también padecer por él”
Los
cristianos sabemos que al creer en Jesucristo nos vamos a enfrentar con
tentaciones, pruebas, persecuciones, problemas, etc. pero en medio de todas
estas dificultades nos vamos a gozar por sufrir por causa del reino de Dios (Hechos
5: 40-41) ¿Estás dispuesto a sufrir por el evangelio? ¿A enfrentar la
persecución? ¿A morir por el Señor si es su voluntad? ¿A ser ridiculizado,
burlado, ignorado por causa del Evangelio?
Solo hay uno perfectamente
Manso
Al
ver la definición y los ejemplos de ser manso nos damos cuenta inmediatamente
que ninguno de nosotros puede ser manso. Ser manso no es algo natural de una
cierta personalidad o temperamento, la mansedumbre es fruto del Espíritu que
Dios da (Gal 5:23) Pero solamente siendo manso podremos “heredar la tierra”.
¿Cómo lo haremos entonces? Lo haremos reconociendo nuestra incapacidad y siendo
“pobres en Espíritu” y “llorando” por nuestra incapacidad y poniendo toda
nuestra confianza en el único que fue verdaderamente Manso. El único que aunque
pensaron mal de él en él nunca hubo ningún mal, aunque él fue despreciado entre
los hombres él les amó. Él fue perfectamente humilde, paciente y perdonador.
Fue llevado escupido, rechazado, ignorado, burlado y jamás dijo ninguna palabra
en su contra sino que expreso “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”
(Lc 23:24) Él fue perfectamente manso, él fue Jesucristo el único que puede
salvarnos y librarnos de nuestra condenación para hacernos nacer a una vida, a
la vida eterna, a la vida de mansedumbre.
[1]
Donald Carson. El sermón del monte. Páginas 24-25.
[2]
Todo esto se encuentra en los libros de Macabeos.
[3]
John Macarthur. Comentario a Mateo. Página 223. John Stott. El sermón del
monte. Página 44
[4]
Martin Llord Jones. Páginas 34-35
[5] https://josuebarrios.com/frases-charles-spurgeon/
[6]
David Brainerd. El Diario. Página 74.
[7]
Diccionario Vine. Página 419.
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