La lectura y el estudio de las Escrituras son
fundamentales para la vida espiritual del creyente. Pero para poder extraer aún
más riquezas de las Escrituras es necesario volver a practicar la disciplina de
la memorización bíblica. Jerry Bridges[1]
dijo[2]:
“Estoy muy consciente
de que la memorización de las Escrituras han caído en desuso ampliamente en
nuestros días…Pero permítanme decir con la mayor gracia y firmeza que me sea
posible: No podemos buscar la santidad eficazmente sino almacenamos la Palabra
de Dios en nuestra mente, donde el Espíritu Santo pueda utilizar para
transformarnos. Sé que requiere esfuerzo y que a veces es desalentador cuando
no podemos recordar exactamente un versículo que nos hemos esforzado mucho por
aprender de memoria. Sin embargo, la verdad es que todas las formas de disciplina
demandan esfuerzo y con frecuencia son desalentadoras. Pero la persona que
persevera en cualquier disciplina, a pesar del gran esfuerzo y los momentos
desalentadores, cosecha el premio que la disciplina tienen la intención de
producir”
Hay personas que rechazan la disciplina de la
memorización porque la ven como una tortura para las personas que tienen “mala
memoria” o porque tuvieron malas experiencias en la escuela o simplemente
piensan que el ejercicio de la memorización como algo mecánico. Pero como
cristianos debemos entender que nuestras experiencias (buenas o malas) no son
la norma y que la memorización bíblica no es una memorización mecánica sino que
relevante para la vida.
La
memorización en las Escrituras
El mundo en la antigüedad tramita todas sus enseñanzas
principalmente de forma oral y debido a eso la memorización tenía una
importancia relevancia en los pueblos. En el pueblo de Israel se practicaba de
esta misma manera Deuteronomio 6:1-9
Éstos son los mandamientos, estatutos y
decretos que el Señor su Dios me ordenó que les enseñara, para que los pongan
por obra en la tierra de la cual van a tomar posesión. Para que todos los
días de tu vida, tú, Israel, y tus hijos, y los hijos de tus hijos, teman al Señor
su Dios y cumplan todos los estatutos y mandamientos que yo les mando cumplir,
para que sus días sean prolongados. Oye, Israel, y asegúrate de
ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y
te multipliques, tal y como el Señor y Dios de tus padres te lo ha prometido.
Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es uno. Y amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus
fuerzas. Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y
se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y
cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Las
atarás en tu mano como una señal, y las pondrás entre tus ojos como frontales, y
las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Si
miramos con atención vemos que en el verso 7 nos llama a “repetir y hablar” las
enseñanzas de Dios en todo tiempo y en el verso 8 vemos que debían ponerla
escrita en todo lugar para que no la olviden. Estos versículos suponen una
práctica de memorización y repetición continua para enseñarles a nuestros
hijos. También nos revela algo que todos vamos a experimentar y es que no
siempre tendremos una biblia abierta para leer las Escrituras a la hora de
enseñar a nuestros hijos sino que debemos conocer las Escrituras de memoria
para enseñarles. Por ejemplo recuerdo[3] que Paul Tripp cuenta en
que en una ocasión tenia de invitado a una persona a su casa y le pide a sus
hijos que realicen una tarea y para ayudarles a cumplir esa tarea les dice
¿Recuerdan lo que dice Efesios 6:1? Y ellos inmediatamente realizan lo que le
pide su padre
Jesucristo
siendo Dios mismo encarnado memorizo las Escrituras y las uso en momentos de
tentaciones. Mateo 4:1-11
“Luego Jesús fue llevado por el Espíritu
al desierto, para ser tentado por el diablo. Después de haber ayunado
cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. El tentador se le acercó, y
le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.» Jesús
respondió: «Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios.» Entonces el diablo lo llevó a la santa
ciudad, lo puso sobre la parte más alta del templo, y le dijo: «Si eres
Hijo de Dios, lánzate hacia abajo; porque escrito está: »“A sus ángeles mandará
alrededor de ti”, y también: “En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces
con piedra alguna.”» Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al
Señor tu Dios”.» De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto. Allí le
mostró todos los reinos del mundo y sus riquezas, y le dijo: «Todo esto te
daré, si te arrodillas delante de mí y me adoras.» Entonces Jesús le dijo:
«Vete, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo
servirás.”» Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles vinieron y lo
servían”
Jesús
en esta ocasión para combatir las tentaciones de Satanás cito tres veces las
Escrituras. En el verso 4 cito a Deuteronomio 8:3. En el verso 7 cito a
Deuteronomio 6:16 y en el verso 10 cito a Deuteronomio 6:13. Por tanto esto
quiere decir que Cristo conocía las Escrituras de memoria. Recuerdo la historia
de uno de mis “lideres” en mis primeros años de cristiano el cual me dijo como
había sido librado de la tentación de una mujer que lo estaba tentando
sexualmente. Él dice que cuando estaba en ese difícil momento vinieron a su
mente las palabras memorizadas de Hebreos 13:4 “Todos ustedes deben honrar el matrimonio, y ser fieles a sus cónyuges;
pero a los libertinos y a los adúlteros los juzgará Dios”. Y después de
recordarlas y leérselas se fue del lugar. Por tanto debemos tener memorizadas
las Escrituras para no pecar como dice el salmo 119:11 “En mi corazón he atesorado tus palabras para no pecar contra ti”
Pablo
escribió varias exhortaciones a las iglesias y entre esas estaba este mandato
que escribió en Colosenses 3:16
“La palabra de Cristo habite ricamente
en ustedes. Instrúyanse y exhórtense unos a otros con toda sabiduría: canten al
Señor salmos, himnos y canticos espirituales, con gratitud en el corazón”
Para
que habite ricamente la palabra de Cristo en nosotros y podamos exhortarnos
mutuamente es necesario que conozcamos de memoria grandes porciones de las
Escrituras. Dawson Trotman fue el fundador y organizador de un ministerio
conocido como los navegantes[4] los cuales se dedican a
predicar y discipular a otros marineros en alta mar. Cuando Dawson se convirtió
a Cristo manejaba un camión y durante sus viajes el memorizaba pasajes
bíblicos. Se dice que durante su primer año de convertido memorizo sus primeros
mil versículos[5].
Las
Escrituras nos mandan a que estemos siempre preparados para dar testimonio de
fe a las personas que no creen en el evangelio. 1 Pedro 3:15
“Al contrario, honren en su corazón a
Cristo, como Señor, y manténganse siempre listos para defenderse, con
mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que
hay en ustedes”
Por
eso es que la Escritura dice el Espíritu Santo nos va recordar todas las cosas
(Jn 14:26) pero sino memorizamos las Escrituras ¿Qué nos va a recordar el
Espíritu Santo? También nos dice que cuando estemos bajo persecución el Señor
nos dará lo que tenemos que hablar (Mt 10:19-20) ¿De dónde nos dará el Espíritu
Santo palabras sino de las mismas Escrituras que conocemos y memorizamos?
Cuando uno revisa los discursos de Pedro después del Pentecostés se puede con
claridad como ellos citaban las Escrituras abundantemente al predicar (Hechos
2:17-21; 25-28; 34-35) y esto es porque Pedro había leído y memorizado las Escrituras
que el Espíritu Santo uso en su momento. Cuando tenemos la oportunidad de
hablar con personas que no conocen el evangelio podemos citarles las Escrituras
de memoria para explicarles el evangelio.
Dallas Willard[6]
fue un profesor de Filosofía y pastor Bautista escribió respecto a la
memorización[7]:
“Memorizar la Biblia
es absolutamente fundamental para la formación espiritual. Si tuviera que
escoger entre todas las disciplinas de la vida espiritual, escogería la memorización
de la Biblia, porque es un medio fundamental para llenar nuestra mente con lo
que ella necesita. Este libro de la ley no se apartará de tu boca. ¡Es allí
donde lo necesitas! ¿Cómo llega a tu boca? A través de la memorización”.
Charles R. Swindoll[8] es
un pastor muy conocido por sus mensajes
bíblicos y el escribió respecto a la memorización[9]:
“En práctica, no
conozco ninguna otra actividad más gratificante en la vida cristiana que la de
memorizar las Escrituras… ¡Ningún otro ejercicio paga mayores dividendos
espirituales! Se fortalecerá tu vida de oración. Tu testimonio será más preciso
y mucho más efectivo. Tus actitudes y perspectivas comenzarán a cambiar. Tu
mente llegará a ser más alerta y atenta. Aumentará tu confianza y seguridad. Tu
fe se consolidará”.
Consejos
prácticos para memorizar las Escrituras[10]
En primer lugar lo que necesitamos para memorizar las Escrituras es que
al igual que leerlas necesitamos un plan de acción para memorizar. En internet
se pueden encontrar diversos planes de memorización bíblica[11]
En segundo lugar debemos hacer una lista de los versículos bíblicos que
vamos a memorizar (según el plan escogido) y busquemos formas creativas de
llevarnos con nosotros para recordarlos durante el día. Por ejemplo si los
escribimos en tarjetas los llevamos con nosotros en el bolsillo y durante
diversos momentos del día sacamos la tarjeta y la leemos y memorizamos. También
podemos anotarlo en el celular (ponerle alarma) y leerlo varias veces en el día
para memorizarlo mejor.
En tercer lugar busque memorizar los versículos tal y como están en las
Escrituras (dependiendo de la versión bíblica que use) Una tentación común
cuando se empieza es solamente recordar la “idea central” del pasaje y no el
pasaje en sí mismo como también evitar el libro y capitulo. Todo esto debe
estar incluido para ser una memorización eficaz.
En cuarto lugar, busque alguien con quien rendir cuentas respecto a su
memorización. Si hacemos esto solo la tentación va hacer ya que nadie nos
supervisa entonces no buscaremos realmente cumplir con nuestro plan de
memorización, en cambio si alguien que nos ayude a rendir cuentas podremos
hacerlo mejor.
[1] http://editorialperegrino.com/jerry-bridges/
[2]
Citado por Donald S. Whitney. Disciplinas espirituales para la vida cristiana.
Página 50
[3]
Esto lo leí en su libro “Pastoreando el corazón del niño” pero no recuerdo la
página.
[4] https://www.navigators.org/about/history/
[5]
Citado por Donald. S Whitney. Disciplinas espirituales para la vida cristiana. Página
47.
[6] http://dwillard.org/about
[7] https://www.desiringgod.org/articles/why-memorize-scripture?lang=es
[8] https://www.insight.org/about/chuck-swindoll
[9] https://www.desiringgod.org/articles/why-memorize-scripture?lang=es
[10]
Estos consejos son sacados de Donald S. Whitney. Disciplinas espirituales para
la vida cristiana. Páginas 47-50
[11] https://www.bible.com/es/search/plans?q=Planes%20para%20memorizar%20la%20Biblia
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