Cuando
las personas hablan de meditación lo primero que se nos viene a la mente es
técnicas de meditación para la relajación, para la energía interna, para el
desapego, para “disolver” el yo, etc. Todas estas ideas están íntimamente conectadas
con la “Nueva Era[1]”.
Lamentablemente muchos cristianos han desechado la idea de meditar porque
piensan que proviene de este movimiento, pero las Escrituras nos mandan a
meditar en el Señor y todos los cristianos a través de los siglos han meditado.
¿Qué
es la meditación? Según la Real académica española la meditación se define como
“Pensar atenta y detenidamente sobre algo.[2]” Basados en esta
definición podemos pensar que la meditación bíblica es pensar atenta y
detenidamente sobre las obras de Dios en el mundo y su Palabra. Richard Foster
comenta en su libro “Celebración de la disciplina” sobre lo que significaba
para los autores bíblicos[3].
“La disciplina de la meditación por
cierto les era conocida a los autores de las Escrituras. La Biblia utilizada
dos palabras hebreas distintas para trasmitir la idea de la meditación. En
conjunto estas palabras aparecen en la Biblia unas 58 veces. Son palabras con
significados diversos: escuchar la palabra de Dios, reflexionar en las obra de
Dios, repasar las acciones de Dios, meditar la ley de Dios, entre otras cosas”
Donald
S. Whitney define la meditación como[4]
“El pensamiento profundo en las verdades
y realidades espirituales reveladas en las Escrituras, o en la vida desde una
perspectiva bíblica, con el objeto de entender, practicar y orar. La meditación
va más allá de escuchar, leer, estudiar y aun de memorizar”
Joel
Beeke en su libro “La espiritualidad puritana y reformada” escribe sobre la
definición de la meditación lo siguiente[5]:
“La palabra “meditar” o “musitar”
significa “pensar en” o “reflexionar”. “En mi meditación se encendió el fuego
dijo David (Sal 39:3) también significa “murmurar entre dientes, hacer sonido
con la boca… implica lo que expresamos hablándonos a nosotros mismos”. Esta
meditación supone recitarse a sí mismo, en tono bajo, pasajes de las Escrituras
que se han memorizado”
Como
podemos ver la meditación bíblica es un esfuerzo reflexivo acerca de lo que las
Escrituras nos enseñan para poder apropiarnos de ellas y aplicarlas a cada
situación en particular de nuestra vida. El puritano Thomas Watson escribe
sobre la diferencia entre estudiar sobre una verdad y meditar sobre esa verdad[6].
“El estudio es el descubrimiento de una
verdad, la meditación es la mejora espiritual de una verdad; uno busca el filón
de oro[7],
el otro saca el oro. El estudio es como un sol de invierno que tiene poco calor
e influencia; la meditación…funde el corazón cuando esta helado y lo hace
derramarse en lágrimas de amor”
La meditación en la Biblia
En
las Escrituras tenemos ejemplos y mandatos acerca de la meditación. Por ejemplo
tenemos a Isaac el cual iba meditar al campo. Génesis 24:63
“Era la hora de la tarde, e Isaac había
salido al campo, para meditar. Pero al levantar los ojos, vio que se acercaban
los camellos”
David
cuando sufría desvelos en las noches se ponía a dedicar en el Señor. Salmos
63:6
“Al pensar en ti recostado en mi lecho,
al meditar en ti durante mis desvelos”
Cuando
los pastores llegaron donde Jesús había nacido y le contaron todo lo que los
ángeles habían anunciado sobre él, María meditaba sobre esto. Lucas 2:19
“Pero María guardaba todo esto en su
corazón, y meditaba acerca de ello”
También
tenemos mandatos directos de las Escrituras para meditar en ellas. Por ejemplo
a Josué se le ordeno meditar en las Escrituras en todo tiempo. Josué 1:8
“Procura que nunca se aparte de tus
labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de
acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y
todo saldrá bien”
El
salmo 1 nos habla de los beneficios que produce esta meditación bíblica.
“Que, por el contrario, se deleita en la
ley del Señor, y de día y de noche medita en ella. Ese hombre es como un árbol
plantado junto a los arroyos; llegando el momento da su fruto, y sus hojas no
se marchitan. ¡En todo lo que hace prosperará!
David
es alguien que meditaba constantemente en la ley de Dios y expresaba como
disfrutaba hacerlo. Salmos 119: 15, 23, 27, 97, 99, 148
“Siempre medito en tus mandamientos y
fijo mi atención en tus sendas”
“Los magnates se reunieron para
condenarme, pero este siervo tuyo meditaba en tus estatutos.
“Hazme entender como andar en tus
mandatos para que medite yo en tus maravillas”
“¡Cuanto amo yo tus enseñanzas! ¡Todo el
día medito en ellas!”
“Entiendo más que mis maestros, porque
tus testimonios son mi meditación”
“Me mantengo despierto toda la noche
para meditar en tus mandatos”
Como
cristianos debemos meditar en las Escrituras porque ellas nos mandan a meditar
y también porque al meditar en las Escrituras somos beneficiados
espiritualmente. El puritano Thomas Watson escribió[8]:
“Un cristiano sin meditación es como un
soldado sin armas o un trabajador sin herramientas. Sin la meditación, las
verdades de Dios no permanecerán con nosotros. El corazón es duro y la memoria
olvidadiza y, sin la meditación todo está perdido”
Los métodos para meditar
Hemos
visto que en las Escrituras hay ejemplos y mandatos de meditar en las
Escrituras para la pregunta que debemos resolver ahora es ¿Cómo debemos meditar
en las Escrituras? ¿Existe algún método para hacerlo? En realidad no hay un
solo método para hacerlo sino que hay varios métodos para hacerlo. Quizás la
forma más simple es tomar un pasaje que está leyendo o memorizando y meditar
acerca de él. Pero también existen otras formas un poco más amplias de realizar
la meditación de las Escrituras[9].
1)
Rescriba el texto con sus propias palabras. Por ejemplo de Hechos 2:42 se
podría escribir que los cristianos aprendían juntos, pasaban el tiempo juntos,
comían juntos y oraban juntos.
2)
Formule un principio de texto. ¿Qué enseña? Por ejemplo de Mateo 6:9-13 se
puede extraer la idea de que Jesús les enseña a sus seguidores a orar.
3) Piense
una imagen del texto. ¿Qué imagen lo explica? Lucas 13:18-21 usa dos
ilustraciones para comparar el reino de Dios.
4) Aplique
el texto. ¿Cómo responder a este texto? ¿Qué querrá Dios que yo haga como
consecuencia de mi encuentro con esa parte de la palabra de Dios?
5)
Pregunte de qué manera el texto señala al evangelio. Lucas 24:27 enseña que
toda la Escritura habla de Cristo por tanto tenemos autoridad bíblica para ver
a Cristo en toda la Escritura.
6) Averigüe
que pregunta se responde o que problema se resuelve en el texto. Por ejemplo si
meditamos en “Jesús lloro” (Jn 11:35) Podríamos preguntar ¿Por qué Jesús lloró?
¿Cuál el problema que hizo llorar a Jesús?
7)
Cree una expresión artística del texto[10]. Jonathan Edwards solía
hacer esto en sus meditaciones con las Escrituras el cual cantaba sus
reflexiones. Por tanto se podría hacer un poema, cantar o pintar algo respecto
a la meditación bíblica.
8)
Pregunte como le hable el texto a su problema o interrogante actual. Por
ejemplo si tiene un problema con las finanzas debería buscar principios
bíblicos que nos ayude a ordenar esta área.
9)
El método de Joseph Hall (1574-1656) fue un devoto anglicano que escribió un
libro muy influyente llamado el arte de la divina meditación en cual enseñaba a
hacer un número de preguntas al texto para sacar toda su riqueza. Las preguntas
son ¿En que estas meditando? (defina o describa lo que es) ¿Cómo se divide o
que partes la componen? ¿Qué lo ocasiona? ¿Qué produce esto; es decir cuáles
son los frutos o efectos? ¿Cuál es lugar, ubicación o uso? ¿Cuáles son sus
cualidades y suplementos? ¿Qué es lo contrario, contradictorio o diferente a
esto? ¿Qué se compara a esto? ¿Cuáles son los títulos o sus nombres? ¿Cuáles
son los testimonios o ejemplos de las Escrituras al respecto?
Consejos prácticos para
meditar
1)
Medite frecuentemente. Es meditar puedes darse en diversos contextos. Si es que
memorizas un texto puedes mantenerlo en mente durante el día y meditar en Él.
2)
Elija una hora e intente mantenerla. El tener una hora fija para meditar puedes
ayudar a algunas personas de horarios fijos, pero quienes tienen horarios
flexibles en sus trabajos pueden ser un poco más complejos. Pero si es posible
mantener una hora fija es mejor porque siempre te traerá a la memoria que debes
meditar.
3)
Tenga en lo posible donde anotar. La meditación traerá a tu mente muchos
pensamientos y lo mejor es tener un lápiz y cuaderno (o el celular) para tener
donde anotar todo lo que piensas.
4) Medita
hasta deleitarte. Por nuestra naturaleza pecaminosa al principio esto parecerá
pesado y tedioso pero con el tiempo esto se vuelve una experiencia
enriquecedora en Cristo porque estás sacando la miel del panal.
[1] Para
una breve descripción de la “Nueva Era” https://mercaba.org/DicEC/M/movimientos_no_cristianos_y_new.htm
[2] https://dle.rae.es/?id=OmL7iih
[3]
Richard J. Foster. Celebración de la disciplina. Página 35
[4]
Donald. S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Páginas
51-52
[5]
Joel Beeke. La espiritualidad puritana y reformada. Página 60
[6]
Joel Beeke. La espiritualidad puritana y reformada. Página 63
[7]
“Masa metalífera o pétrea que rellena una antigua quiebra de las rocas de un
terreno. Materia, negocio, recurso, del que se espera sacar gran provecho” https://dle.rae.es/?id=HvyQmz4
[8]
Joel Beeke. La Espiritualidad Puritana y Reformada. Página 64
[9]
Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana enumera 17
métodos para meditar en las Escrituras pero aquí solo uso alguno.
[10]
Entre los puritanos hubo debates respecto al límite de la meditación pues para
algunos solo debía estar limitado a la palabra de Dios y para otros se podía
usar la imaginación para meditar ver la discusión en Joel Beeke. La
Espiritualidad Puritana y Reformada. Página 61-62
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