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lunes, 25 de marzo de 2019

La disciplina de la oración



Edward Mckendree Bounds fue un cristiano que habiendo ejercido 3 años como abogado fue finalmente llamado a ser predicador de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur. Es conocido por escribir libros acerca de la oración llamados “El predicador y la oración”, “La oración y los hombres de oración” “El propósito de la oración.[1]” En su libro el “poder de la oración” escribe[2]:


“Esta verdad urgente y vital es vista con descuido por la gente de nuestra época, lo que es tan funesto para la obra de Dios como sería arrancar el sol de su esfera, pues produciría oscuridad, confusión y muerte. Lo que la iglesia necesita hoy día, no es maquinaria más abundante o perfeccionada, ni nuevas organizaciones ni métodos más modernos, sino hombres que puedan ser usados por el Espíritu Santo: hombres de oración, poderosos en la oración. El espíritu Santo no pasa a través de métodos sino de hombres. No desciende sobre la maquinaria, sino sobre los hombres. No unge a los planes sino a los hombres: los hombres de oración”

Una de las disciplinas con las cuales todos los cristianos hemos luchado es la vida de oración y es a la vez el lugar donde encontramos más consuelo y poder de Dios para luchar contra el pecado. Martin Lutero escribió sobre la oración y los cristianos[3]

“Así como la ocupación de los sastres es hacer ropa y la de los zapateros es reparar zapatos, de igual manera, la ocupación de los cristianos es orar”

La oración en la Biblia
En las Escrituras vemos que nuestro Señor Jesucristo suponía que sus discípulos iban a orar. Mateo 6:5-8

“Cuando ores, no seas como los hipócritas”

“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto”

“Cuando ustedes oren, no sean repetitivos, como los paganos que piensan que por hablar mucho serán escuchados”

Jesús también enseño parábolas acerca de la “necesidad de orar siempre” (Luc 11:1-13; 18: 1-14) Los apóstoles siguiendo el ejemplo de Jesucristo enseñaron la importancia de la oración en varias de las cartas del Nuevo testamento. Efesios 6:18-20

“Oren en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos. Oren también por mí, para que cuando hable me sea dado el don de la palabra y dé a conocer sin temor el misterio del evangelio, del cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame sin ningún temor, que es como debo hacerlo”

Colosenses 4:2-4

“Dedíquense a la oración y sean constantes en sus acciones de gracias. Oren también por nosotros, para que demos a conocer el misterio de Cristo, por lo cual también estoy preso. Oren para que pueda proclamarlo como debo hacerlo.

1 Tesalonicenses 5:17

“Oren sin cesar”
1 Timoteo 2:1-2

“Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad”

En las Escrituras no solo tenemos mandatos acerca de orar sino ejemplos de personajes bíblicos que oraron y Dios respondió a su petición. Podemos verla la oración del esclavo de Abraham el cual oró al Señor y su oración fue contestada  (Gen 24:12-26) La oración de Ana (1 Sam 1:11-20) la oración de Salomón (1 Rey 3:5-15) la oración de Elías (1 Rey 18: 36- 39; Stgo 5:17-18)  la oración de Esdras (Esdras 9) La oración de Daniel (Dan 9) las oraciones de Pablo (Rom 1:9-11; Efe 1:15-23) las oraciones de nuestro Señor Jesucristo (Mc 1:35)

Como podemos observar en las Escrituras hay muchos mandatos y ejemplos acerca de la disciplina de la oración. Hay cristianos que leen libros sobre la oración, escuchan sermones sobre la oración e incluso se asombran de las experiencias que otros hermanos cuentan sobre la oración, pero nada de eso sirve si realmente no oran. Andrew Murray[4] fue un ministro africano que escribió bastante sobre la oración y dijo[5]:

“Leer un libro sobre la oración, escuchar conferencias y hablar sobre ella es bueno, pero no le enseñará a orar. No se consigue nada sin ejercicio, sin práctica. Yo podría escuchar a un profesor de música tocar la música más bella durante un año, pero eso no me enseñará a tocar un instrumento”

¿Por qué cosas debemos orar[6]?

En una ocasión los discípulos le pidieron a Jesús que le enseñará a orar así como Juan le enseño a sus discípulos y por tanto Jesús les dio como modelo de oración el “Padre nuestro” (Luc 11:1-4; Mt 6:9-13) Esta oración modelo nos da un lineamiento en cuanto a cómo podemos orar y a que debemos dar énfasis al orar.

En primer lugar en nuestras oraciones debemos enfatizar que Dios es nuestro Padre que nos ha aceptado por medio de la obra perfecta de Cristo (Efe 1:6; Rom 8:15; Gal 4:1-6)

En segundo lugar en nuestras oraciones debemos enfatizar que Dios es santo por tanto tememos y nos maravillamos de su santidad (Isa 6:3; Apo 4:8; Sal 96:9)

En tercer lugar en nuestras ocasiones debemos enfatizar la venida del reinado de Dios a la tierra (Mt 4:17; 6:33)

En cuarto lugar en nuestras oraciones debemos enfatizar que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo (Mt 26:39; Jn 6:18)

En quinto lugar debemos enfatizar en nuestras oraciones que Dios nos provea del pan diario (Luc 9:16-17; Jn 6:35; )

En sexto lugar debemos enfatizar en nuestras oraciones que Dios nos perdone como nosotros perdonamos a los demás (Luc 17: 3-4; Col 3:13)

En séptimo lugar debemos enfatizar que Dios nos libre de tentaciones y del mal (1 Cor 10:13; Stgo 1:12)

En las cartas de Pablo podemos ver cuáles son las cosas que el Apóstol Pablo enfatizaba para orar. En la carta a los Romanos ora por el ministerio (Rom 15: 30-33) En la carta a los Efesios Pablo ora por sabiduría, conocimiento y compresión de los hermanos por la riquezas de su gracia (Efe 1:15-23) por compresión de su amor (Efe 3:14-21) por la proclamación del evangelio (Efe 6:18-20) En la carta a los Filipenses ora por la comunión de los creyentes y los frutos de justicia (Fil 1:3-11) En la carta a los Colosenses por el crecimiento del evangelio entre ellos (Col 1:3-14) En las cartas a Tesalónica el ora dando gracias a Dios por el ejemplo de ellos (1 Tes 1:2-10; 3:9-13) y por cómo han enfrentado el sufrimiento (2 Tes 1:3-12) 

¿Cómo debemos orar?

Jesús nos enseñó que debemos orar a solas (Mt 6:6) y que podemos seguir el modelo que él nos dejó en el Padre nuestro. Pero además de eso una de las maneras efectivas de mantener nuestras mentes en la oración y no caer en la divagación de muchos pensamientos sin concentrarnos en la oración es combinar la meditación bíblica con la oración. Leamos lo que algunos puritanos tenían que decirnos sobre esto. Richard Baxter en su clásico libro el pastor renovado (o reformado) escribió[7]:

“En nuestras meditaciones, entremezclar el soliloquio y la oración, a veces hablando a nuestro propio corazón y a veces a Dios, es, por lo que entiendo, el paso más alto que podemos dar en esta obra celestial. No debemos imaginar que sería bueno dedicarse tan solo a la oración y dejar de lado la meditación, pues son deberes diferentes y ambas se tienen que realizar. Necesitamos de una tanto como de la otra, y, por tanto, nos perjudicaremos si descuidamos a cualquiera de las dos. Además, la combinación de ambas como la música, será más cautivadora, ya que una sirve para darle vida a la otra. Hablarnos a nosotros mismos durante la meditación debe proceder a hablarle a Dios en oración”

El puritano Thomas Manton escribió sobre esto:[8]

“La meditación es un tipo de deber intermedio entre la Palabra y la oración, y considera a ambas. La Palabra alimenta la meditación y la meditación alimenta la oración. Estos deberes siempre deben ir de la mano; la meditación debe ir después de oír y preceder a la oración. Oír y no meditar es infructuoso. Podemos oír y oír, pero es como meter cosas en una bolsa con agujeros. […] Es una imprudencia orar y no meditar. Lo que asimilamos mediante la Palabra, lo digerimos con la meditación y lo liberamos en la oración. Estos tres deberes deben ser ordenados de manera que ninguno excluya a otro. Las oraciones de los hombres son infértiles, áridas y débiles porque ellos no se ejercitan en sus pensamientos santos”

El puritano William Bridge escribió sobre esto[9]:

“Como es la hermana de la lectura, también es la madre de la oración. Aunque el corazón del hombre este muy poco dispuesto a la oración, si tan solo entra en la meditación de Dios y en las cosas de Dios, su corazón pronto dará como resultado la oración […] Comience leyendo u oyendo. Continúe con la meditación; termine con la oración

Por tanto una de las cosas sanas que podemos para orar de forma adecuada es orar mediante en las Escrituras. Otra de las maneras en las cuales podemos orar es orando unos con otros. El apóstol Santiago escribió en 5:16:

“Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva”

También otras de las maneras de orar es orar juntos como iglesia. El libro de los Hechos nos cuenta acerca de estas reuniones de oración (Hechos 1:14; 2:42; 4:24; 12:5) Por tanto como cristianos debemos procurar reunirnos a orar como iglesia de forma constante. Además debemos recordar que todo este énfasis en la oración es porque Dios quiere que oremos para veamos como el responde manera amorosa y soberana responde a estas peticiones. Mateo 7:7-11

“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes si su hijo le pide pan le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡Cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan!  

Charles Spurgeon comenta sobre esto[10]

“No puedo imaginar que usted atormente a sus hijos entusiasmándolos con un deseo que no tiene la intención de satisfacer. Sería algo muy mezquino ofrecer limosnas a los pobres, y luego, cuando ellos extendieran la mano para recibirlas, usted se burlará de su pobreza negándoselas. Seria sumar crueldad a las miserias de los enfermos si los llevaran al hospital y los abandonaran allí para que murieran desatendidos y desamparados. Cuando Dios lo guía a orar, él quiere que usted reciba”

Consejos para orar

Planifique orar.  Una de las cosas en la cuales más fallamos es en planificar la oración, pues pensamos que se dará naturalmente. John Piper escribe sobre esto[11]:

“A menos que yo esté muy equivocado, uno de los principales motivos por el que tantos hijos de Dios no tenemos una vida de oración significativa no es tanto porque no la queramos, sino porque no la planificamos. Si usted quiere irse cuatro semana de vacaciones, no se levanta un domingo en la mañana y dice ¡Oigan! ¡Vámonos hoy! No tendrá nada preparado. No sabrá a donde ir. No tiene nada planeado. Pero así es como muchos nos comportamos con la oración. Nos levantamos día tras día y nos damos cuenta de que los momentos significativos de oración deberían ser parte de nuestra vida, pero no tenemos nada preparado. No sabemos a dónde ir. No tenemos nada planeado. Sin tiempo, sin lugar, sin procedimiento. Todos sabemos que lo opuesto a planificar no es el maravilloso caudal de experiencias profundas y espontaneas en la oración. Lo opuesto a planificar es la rutina. Si no planea las vacaciones, probablemente se quedará en casa y mirará televisión. El caudal natural no planificado de la vida espiritual se hunde hasta lo más profundo de los altibajos. Hay una carrera por correr y una lucha por pelear. Si quiere que su vida de oración se renueve, debe planificar para verlo ocurrir.

Ore persistentemente. Los cristianos solemos rendirnos muy rápidamente cuanto estamos buscando al Señor en oración, pero debemos ser persistentes en ella. George Muller escribe sobre esto[12]:  

“La gran falla  de los hijos de Dios es que no continúan en la oración, no insisten en la oración, no perseveran. Si desean alguna cosa para la gloria de Dios, deberían orar hasta conseguirla. ¡Oh, qué bueno, tierno, misericordioso y condescendiente es Aquel con quien tenemos relación! ¡Él me ha dado, indigno como soy, inmensamente más de todo lo que le había pedido o imaginado!

Siga el modelo del Padre nuestro para orar. La oración modelo que nos dejó Jesucristo es perfecta para todas las peticiones de nuestra oración.


[1] https://www.clie.es/autor/edward-mckendree-bounds
[2] E. M. Bounds. El poder de la oración. Página 2.
[3] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 90
[4] https://www.clie.es/autor/andrew-murray
[5] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 94
[6] Dos libros para estudiar la oración de Jesús y las oraciones del Apóstol Pablo. John Smed. Siete días de oración con Jesús. Donald Carson. Un llamamiento a la renovación espiritual.
[7] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 97
[8] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 97
[9] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 98      
[10] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 106.
[11] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 107
[12] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 108   


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