Pensar el mundo a través de las Escrituras...

viernes, 15 de marzo de 2019

Recomiendo Efigies Bautistas de Alfredo Rodríguez.



En 1922 la casa de Bautista de Publicaciones publicada un libro Alfredo S. Rodríguez y García llamado “Efigies Bautistas”. La efigie es “una imagen o  representación de una persona[1]” por lo que el libro quiere decir que las biografías de los personajes que aparecen en este libro representan a la denominación Bautista. Este libro contiene 25 personajes bautistas que han influenciado de manera considerable en nuestra denominación. En una época como la nuestra en donde hay tanta ignorancia respecto a lo que significa ser “bautista” sería bueno leer un libro de biografías de grandes bautistas como este. A continuación les dejó algunos fragmentos de los personajes que en mi opinión son los más relevantes de la obra bautista.

John Bunyan (1628-1688)

Bunyan fue también grande como predicador. Llegó a ser el primero entre los de su época, aunque, como ya hemos dicho, aquellos eran los días de los grandes predicadores. Como predicador Bunyan fue en su tiempo lo que Spurgeon fue en el suyo. Ambos tuvieron por igual gran fama, elocuencia arrolladora, carácter humilde, anhelo incensante y profundo de ganar almas para Cristo; ambos predicaron a verdaderas multitudes, tan grandes eran las congregaciones que afluían a oírlos. El sabio inglés John Owen fue una vez a oírle predicar, y cuando Carlos II le expresó, su admiración porque un hombre de sus conocimientos hubiese ido a oír "la charla" de un miserable calderero, Owen respondió: "Con mucho gusto daría todo mi saber por el gran poder de ese hombre. Su gran éxito como predicador se debió probablemente y aparte de la influencia divina, al hecho de que siempre, como dicen sus biógrafos, hablaba de los textos más sencillos y de los asuntos más vitales y de mayor actualidad, y a que, a semejanza de Spurgeon, no temía redargüir de pecado a sus oyentes. Sus sermones tenían muy poco de la miel de la contemporización, y mucha de la hiel de la verdad. Libro Efigies Bautistas. Página 81-82

Benjamin Keach (1640-1704)

En su tiempo hubieron grandes discusiones sectarias en Inglaterra, y Keach, como buen campeón de la verdad, no dejó de romper muchas lanzas en pro de las doctrinas bíblicas que sostenían y sostienen los bautistas. A esto se debe la publicación de su libro: "El Instructor de la Niñez," en el cual defendía, con gran claridad y poder, las doctrinas que tanto amaba, a la vez que contestaba con argumentos bíblicos y lógicos, las insultantes palabras de un tal Burkitt que se había complacido en insultar y denigrar a los bautistas, en su deseo de sostener la insostenible práctica del bautismo de niños inconscientes. Libro Efigies Bautistas. Página 86

John Hart (1706-1779)

Es muy agradable saber que nuestros gloriosos antepasados, los grandes hombres de la denominación bautista, no solamente fueron profundos teólogos, elocuentes predicadores, eruditos exégetas, sino que a la par con todo .esto, fueron constantes defensores de toda noble causa, y que derramaron su sangre en pro de la libertad humana, cualquiera que haya sido la forma de esclavitud en que se encontraran los humanos. Este honrado patricio, este hombre eminente, este consagrado bautista, tuvo el honroso privilegio de ser, en unión de Wáshington y aquella pléyade de grandes patriotas, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, pasando así su nombre, escrito de su puño y letra, a 1a posteridad, en uno de los documentos más famosos de la historia de la humanidad. Libro Efigies Bautistas. Página 88, 91.

Guillermo Carrey (1761-1834)

El nombre de Carey permanece en la historia como el del hombre de mayores conocimientos lingüísticos de los tiempos modernos; y su labor literaria, como la mayor que puede realizar un simple mortal. Nuestro biografiado preparó y publicó nueve magníficos diccionarios y gramáticas de las lenguas orientales; y veinticinco versiones de porciones bíblicas. "En 30 años Carey y sus compañeros hicieron accesible la Palabra de Dios a la tercera parte del mundo.  Y esto no es todo : antes de la muerte de Carey en Serampore se publicaron 212,000 ejemplares de las Escrituras, en 40 diferentes lenguas habladas por 330 millones de personas." De esta manera facilitó Carey la labor de los misioneros que han ido a la India después que él, y no solamente la de los misioneros, sino también la de muchos hombres eminentes que han podido realizar profundos estudios orientalistas porque Carey les preparó el terreno. Libro Efigies Bautistas. Página 100-101

Andrew Fuller (1754-1815)

Pero Fúller no solamente se hizo notable por su labor en pro de la obra misionera, sino que también se distinguió por su profunda y magnífica obra literaria. Su gran reputación como escritor profundo se extendió rápidamente por su país y por el extranjero, al extremo de que a la hora de su muerte, su nombre era muy conocido y estimado no sólo en el Antiguo continente, sino también en el nuevo. Su labor literaria fué enorme, y sus libros resultan tan profundos, tan didácticos, que todas las denominaciones leen sus escritos con gran interés, dándoles el mayor valor. Las principales obras que brotaron de su prolífera y brillante pluma, son las siguientes: "Los Sistemas Calvinista y Sociniano examinados y comparados en lo que respecta a su tendencia moral" y "El Evangelio su propio Testigo ; o la Santa y Divina Armonía de la Religión Cristiana, comparada con la Inmoralidad y el Absurdo del Deísmo." Estas dos obras son magníficas en todo sentido, colocando a su autor a la altura de los mayores teólogos y expositores bíblicos. Libro Efigies Bautistas. Páginas 105-106

Adoniram Judson (1788-1850)

Este viaje fue para Judson de grandes recuerdos, por cuanto que en él cambiaron por completo sus opiniones sobre algunas importantes cuestiones eclesiológicas. A este respecto dice la Sra. Sofía Titterington: "Durante el viaje sucedieron cosas extrañas. Judson comenzó a estudiar las enseñanzas escriturarias con respecto al bautismo, a fin de estar en condiciones de poder contestar a los argumentos de sus hermanos bautistas de Serampore y también para poder justificarse al bautizar (rociar) a los niños de los futuros convertidos. Con gran sorpresa por su parte, su estudio no fue muy confortante. Contra su voluntad se convenció de que los bautistas tenían la razón; que los creyentes eran solamente los sujetos propios, y la inmersión el acto divinamente mandado del bautismo." Pero no termina todo aquí: La Sra. Judson, independientemente de su esposo, había llegado a la misma conclusión, al convencimiento de que la única forma bíblica de bautismo era la inmersión, y que solamente debían ser bautizados los creyentes. ¿Fue la casualidad, la ciega casualidad, la que hizo posible este cambio de opiniones en estos dos esposos? ¿O fue la providencia, o la voluntad de Dios, la que hizo a estos esposos ver de qué lado estaba la verdad? Nosotros, que creemos· en la providencia, en la providencia sabia de Dios, contestamos negativamente a la primera pregunta y afirmativamente a la segunda. A su llegada a Serampore, los esposos Judson pidieron el bautismo a los ministros bautistas; y el 8 de septiembre de 1812, el Sr. Ward sumergió a estos esposos en las simbólicas aguas, de acuerdo con su fe y con el mandato de Cristo. Libro Efigies Bautistas. Páginas 111-112

Juan G. Ocken (1800-1884)

Y toda esta obra es, directa o indirectamente, la gran obra de un gran hombre, llamado Juan Gerardo Oncken hombre a quien Dios eligió como instrumento útil en sus manos, fortaleciéndolo, inspirándolo, bendiciéndolo, para que desempeñara una tan importante parte de trabajo en su viña. En realidad, la labor de Oncken fue tan intensa y tanta extensión tuvo, que su nombre va estrechamente unido a la historia del comienzo y desenvolvimiento del trabajo bautista en Alemania en forma tal que·para estudiar la vida de este consagrado obrero del Señor, hay necesidad de estudiar la historia de las misiones alemanas. Juan Gerardo Oncken murió en Hamburgo en 1884, habiendo sido pastor de la iglesia de dicho lugar por espacio de cincuenta años, siendo grandemente querido dentro y fuera de su país. Hoy se le llama generalmente y con mucha razón, "el apóstol de Alemania. Libro Efigies Bautistas. Páginas 128-129.

Mateo T. Yates (1819-1888)

Yates continuó su trabajo, "sembrando con lágrimas y recogiendo con alegría," hasta que el Señor se sirvió llamarlo a su seno en 1888. Este trabajo fue efectuado en medio de las más grandes dificultades, por espacio de cuarenta y tres años, y su resultado fue bendecido por el Señor, dándole muchos conversos y haciéndole uno de los hombres más estimados de Shanghai. No obstante la intensidad del trabajo misionero de nuestro biografiado, realizó una magnífica labor literaria. Vertió el Nuevo Testamento al chino y además preparó y publicó un diccionario chino-inglés y una gramática que intituló "Primeras Lecciones en Chino." Así trabajó para evitar que los misioneros que vinieran después tropezaran con las grandes dificultades con que él había tropezado en el aprendizaje del idioma. Mateo T. Yates fué un gran hombre que realizó una gran obra. Su nombre es timbre de gloria en las páginas de la historia de nuestra denominación, tanto como en las páginas de la historia de las misiones modernas. Libro Efigies Bautistas. Páginas 136-137

Charles Spurgeon (1834-1892)

Que Spurgeon era el más grande predicador de su época es cuestión aceptada, y de ahí que se le llamara "el príncipe de los predicadores". Con razón ha dicho el Dr. B. H. Carroll: "Spurgeon era preeminentemente un predicador. Predicó, quizás, más sermones que ningún otro hombre; fueron a oirle más personas que las que jamás fueron a oir a otro predicador alguno; sus sermones han sido y son leídos por más personas que los de cualquier otro predicador; sus sermones, más que los de cualquier otro hombre han sido causa de la conversión de mayor número de personas". Sus sermones de los que tenemos en español unas pocas docenas, son característicos por su sencillez y por su sabor bíblico, al mismo tiempo que por su poder de persuasión. En ellos no se entretenía en hojarascas, redundando en lo menos importante con perjuicio de lo primordial, sino que hablaba directamente a la conciencia de su auditorio. Libro Efigies Bautistas. Páginas 144-145

John A. Broadus (1889-1895)

“A la terminación de la guerra, el horizonte del seminario se presentaba más negro que nunca; llegando todos a pensar que sería imposible volver a abrir sus puertas, ni sostenerse. Sin embargo, en la reunión que para tratar sobre el particular tuvieron los profesores, después de haber estudiado el asunto bajo todos sus aspectos, el Dr. Broadus dijo a sus compañeros: "Supongamos que tranquilamente decidamos que el seminario muera, pero que nosotros muramos antes". Y los cuatro profesores llegaron a esta decisión, de morir antes de que el seminario muriese. En consecuencia, las puertas del seminario fueron abiertas nuevamente el día 1 de noviembre de ese mismo año (1865), contando solamente con siete estudiantes. A este respecto dice el Dr. Robertson: "En Homilética el Dr. Broadus sólo tenía un estudiante, y era ciego. Pero era muy natural del Dr. Broadus el dar a este estudiante la mejor enseñanza posible. La cuidadosa preparación de un curso de estudio para este estudiante ciego, le llevó a escribir 'La Preparación y Predicación del Sermón'. Libro Efigies Bautistas. Páginas 175-176

Augusto H. Strong (1836-1921)

Pero, a más de gran maestro y de gran predicador, nuestro ilustre biografiado brilló preeminentemente como escritor. Es muy difícil encontrar aunados en una sola personalidad, el don de buen orador y el de buen escritor; porque, generalmente, el que escribe bien no es gran orador, o vice versa. Pero · esta rareza se encontró en Augusto H. Strong. Con la misma galanura, con igual belleza, con idéntico poder que hablaba, también escribía. Fue un buen escritor, no solamente porque escribió mucho, sino porque escribió mucho bueno; no solamente mucha cantidad, sino mucha cantidad de gran calidad. Todas sus obras son bien conocidas y bien apreciadas en el mundo teológico, en y fuera de los Estados Unidos. Su obra sobre "Teología Sistemática", en tres gruesos volúmenes, es un verdadero monumento, altamente apreciado y ampliamente usado en, y fuera, de los Estados Unidos. Con respecto a este libro y a la personalidad de nuestro biografiado, se cuenta la siguiente anécdota: se dice que Strong fue invitado a predicar en una Iglesia Presbiteriana, de la que era pastor un anciano teólogo. Al comenzar el servicio y al presentar éste a nuestro Presidente a la congregación, entre otras cosas, dijo lo siguiente: "En mi extensa biblioteca sólo cuento con dos obras de teólogos bautistas, que son magníficas; son estas obras las de Strong Pepper" (Strong significa "fuerte" y Pepper, "pimienta"). El anciano predicador, al unir de esta manera los nombres de los dos grandes teólogos bautistas, · quiso dar a entender lo que eran estas dos obras -"pimienta fuerte". Y, efectivamente, el libro de Strong es "fuerte", y hasta pudiéramos decir "pimienta fuerte", desde el punto de vista denominacional; pero no hay dudas de que es un magnífico texto de Teología. Libro Efigies Bautistas. Páginas 229-230
















[1] https://dle.rae.es/?id=EPalPkE

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