En
1922 la casa de Bautista de Publicaciones publicada un libro Alfredo S. Rodríguez
y García llamado “Efigies Bautistas”. La efigie es “una imagen o representación de una persona[1]” por lo que el libro
quiere decir que las biografías de los personajes que aparecen en este libro
representan a la denominación Bautista. Este libro contiene 25 personajes
bautistas que han influenciado de manera considerable en nuestra denominación. En
una época como la nuestra en donde hay tanta ignorancia respecto a lo que
significa ser “bautista” sería bueno leer un libro de biografías de grandes
bautistas como este. A continuación les dejó algunos fragmentos de los
personajes que en mi opinión son los más relevantes de la obra bautista.
John Bunyan (1628-1688)
Bunyan fue también grande como
predicador. Llegó a ser el primero entre los de su época, aunque, como ya hemos
dicho, aquellos eran los días de los grandes predicadores. Como predicador
Bunyan fue en su tiempo lo que Spurgeon fue en el suyo. Ambos tuvieron por
igual gran fama, elocuencia arrolladora, carácter humilde, anhelo incensante y
profundo de ganar almas para Cristo; ambos predicaron a verdaderas multitudes,
tan grandes eran las congregaciones que afluían a oírlos. El sabio inglés John
Owen fue una vez a oírle predicar, y cuando Carlos II le expresó, su admiración
porque un hombre de sus conocimientos hubiese ido a oír "la charla"
de un miserable calderero, Owen respondió: "Con mucho gusto daría todo mi
saber por el gran poder de ese hombre. Su gran éxito como predicador se debió
probablemente y aparte de la influencia divina, al hecho de que siempre, como
dicen sus biógrafos, hablaba de los textos más sencillos y de los asuntos más
vitales y de mayor actualidad, y a que, a semejanza de Spurgeon, no temía
redargüir de pecado a sus oyentes. Sus sermones tenían muy poco de la miel de
la contemporización, y mucha de la hiel de la verdad. Libro Efigies Bautistas.
Página 81-82
Benjamin Keach (1640-1704)
En su tiempo hubieron grandes
discusiones sectarias en Inglaterra, y Keach, como buen campeón de la verdad,
no dejó de romper muchas lanzas en pro de las doctrinas bíblicas que sostenían
y sostienen los bautistas. A esto se debe la publicación de su libro: "El
Instructor de la Niñez," en el cual defendía, con gran claridad y poder,
las doctrinas que tanto amaba, a la vez que contestaba con argumentos bíblicos
y lógicos, las insultantes palabras de un tal Burkitt que se había complacido
en insultar y denigrar a los bautistas, en su deseo de sostener la insostenible
práctica del bautismo de niños inconscientes. Libro Efigies Bautistas. Página
86
John Hart (1706-1779)
Es muy agradable saber que nuestros
gloriosos antepasados, los grandes hombres de la denominación bautista, no
solamente fueron profundos teólogos, elocuentes predicadores, eruditos
exégetas, sino que a la par con todo .esto, fueron constantes defensores de
toda noble causa, y que derramaron su sangre en pro de la libertad humana, cualquiera
que haya sido la forma de esclavitud en que se encontraran los humanos. Este
honrado patricio, este hombre eminente, este consagrado bautista, tuvo el
honroso privilegio de ser, en unión de Wáshington y aquella pléyade de grandes
patriotas, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de los
Estados Unidos, pasando así su nombre, escrito de su puño y letra, a 1a
posteridad, en uno de los documentos más famosos de la historia de la
humanidad. Libro Efigies Bautistas. Página 88, 91.
Guillermo Carrey (1761-1834)
El nombre de Carey permanece en la
historia como el del hombre de mayores conocimientos lingüísticos de los
tiempos modernos; y su labor literaria, como la mayor que puede realizar un
simple mortal. Nuestro biografiado preparó y publicó nueve magníficos diccionarios
y gramáticas de las lenguas orientales; y veinticinco versiones de porciones
bíblicas. "En 30 años Carey y sus compañeros hicieron accesible la Palabra
de Dios a la tercera parte del mundo. Y
esto no es todo : antes de la muerte de Carey en Serampore se publicaron
212,000 ejemplares de las Escrituras, en 40 diferentes lenguas habladas por 330
millones de personas." De esta manera facilitó Carey la labor de los
misioneros que han ido a la India después que él, y no solamente la de los misioneros,
sino también la de muchos hombres eminentes que han podido realizar profundos
estudios orientalistas porque Carey les preparó el terreno. Libro Efigies
Bautistas. Página 100-101
Andrew Fuller (1754-1815)
Pero Fúller no solamente se hizo notable
por su labor en pro de la obra misionera, sino que también se distinguió por su
profunda y magnífica obra literaria. Su gran reputación como escritor profundo
se extendió rápidamente por su país y por el extranjero, al extremo de que a la
hora de su muerte, su nombre era muy conocido y estimado no sólo en el Antiguo
continente, sino también en el nuevo. Su labor literaria fué enorme, y sus
libros resultan tan profundos, tan didácticos, que todas las denominaciones
leen sus escritos con gran interés, dándoles el mayor valor. Las principales
obras que brotaron de su prolífera y brillante pluma, son las siguientes:
"Los Sistemas Calvinista y Sociniano examinados y comparados en lo que
respecta a su tendencia moral" y "El Evangelio su propio Testigo ; o
la Santa y Divina Armonía de la Religión Cristiana, comparada con la
Inmoralidad y el Absurdo del Deísmo." Estas dos obras son magníficas en
todo sentido, colocando a su autor a la altura de los mayores teólogos y
expositores bíblicos. Libro Efigies Bautistas. Páginas 105-106
Adoniram
Judson (1788-1850)
Este viaje fue para
Judson de grandes recuerdos, por cuanto que en él cambiaron por completo sus
opiniones sobre algunas importantes cuestiones eclesiológicas. A este respecto
dice la Sra. Sofía Titterington: "Durante el viaje sucedieron cosas
extrañas. Judson comenzó a estudiar las enseñanzas escriturarias con respecto
al bautismo, a fin de estar en condiciones de poder contestar a los argumentos
de sus hermanos bautistas de Serampore y también para poder justificarse al bautizar
(rociar) a los niños de los futuros convertidos. Con gran sorpresa por su
parte, su estudio no fue muy confortante. Contra su voluntad se convenció de
que los bautistas tenían la razón; que los creyentes eran solamente los sujetos
propios, y la inmersión el acto divinamente mandado del bautismo." Pero no
termina todo aquí: La Sra. Judson, independientemente de su esposo, había
llegado a la misma conclusión, al convencimiento de que la única forma bíblica
de bautismo era la inmersión, y que solamente debían ser bautizados los
creyentes. ¿Fue la casualidad, la ciega casualidad, la que hizo posible este
cambio de opiniones en estos dos esposos? ¿O fue la providencia, o la voluntad
de Dios, la que hizo a estos esposos ver de qué lado estaba la verdad?
Nosotros, que creemos· en la providencia, en la providencia sabia de Dios,
contestamos negativamente a la primera pregunta y afirmativamente a la segunda.
A su llegada a Serampore, los esposos Judson pidieron el bautismo a los
ministros bautistas; y el 8 de septiembre de 1812, el Sr. Ward sumergió a estos
esposos en las simbólicas aguas, de acuerdo con su fe y con el mandato de
Cristo. Libro
Efigies Bautistas. Páginas 111-112
Juan G. Ocken (1800-1884)
Y toda esta obra es, directa o
indirectamente, la gran obra de un gran hombre, llamado Juan Gerardo Oncken hombre
a quien Dios eligió como instrumento útil en sus manos, fortaleciéndolo,
inspirándolo, bendiciéndolo, para que desempeñara una tan importante parte de
trabajo en su viña. En realidad, la labor de Oncken fue tan intensa y tanta
extensión tuvo, que su nombre va estrechamente unido a la historia del comienzo
y desenvolvimiento del trabajo bautista en Alemania en forma tal que·para
estudiar la vida de este consagrado obrero del Señor, hay necesidad de estudiar
la historia de las misiones alemanas. Juan Gerardo Oncken murió en Hamburgo en
1884, habiendo sido pastor de la iglesia de dicho lugar por espacio de
cincuenta años, siendo grandemente querido dentro y fuera de su país. Hoy se le
llama generalmente y con mucha razón, "el apóstol de Alemania. Libro
Efigies Bautistas. Páginas 128-129.
Mateo T. Yates (1819-1888)
Yates continuó su trabajo,
"sembrando con lágrimas y recogiendo con alegría," hasta que el Señor
se sirvió llamarlo a su seno en 1888. Este trabajo fue efectuado en medio de
las más grandes dificultades, por espacio de cuarenta y tres años, y su
resultado fue bendecido por el Señor, dándole muchos conversos y haciéndole uno
de los hombres más estimados de Shanghai. No obstante la intensidad del trabajo
misionero de nuestro biografiado, realizó una magnífica labor literaria. Vertió
el Nuevo Testamento al chino y además preparó y publicó un diccionario
chino-inglés y una gramática que intituló "Primeras Lecciones en
Chino." Así trabajó para evitar que los misioneros que vinieran después
tropezaran con las grandes dificultades con que él había tropezado en el aprendizaje
del idioma. Mateo T. Yates fué un gran hombre que realizó una gran obra. Su
nombre es timbre de gloria en las páginas de la historia de nuestra
denominación, tanto como en las páginas de la historia de las misiones
modernas. Libro Efigies Bautistas. Páginas 136-137
Charles Spurgeon (1834-1892)
Que Spurgeon era el más grande
predicador de su época es cuestión aceptada, y de ahí que se le llamara
"el príncipe de los predicadores". Con razón ha dicho el Dr. B. H.
Carroll: "Spurgeon era preeminentemente un predicador. Predicó, quizás,
más sermones que ningún otro hombre; fueron a oirle más personas que las que
jamás fueron a oir a otro predicador alguno; sus sermones han sido y son leídos
por más personas que los de cualquier otro predicador; sus sermones, más que
los de cualquier otro hombre han sido causa de la conversión de mayor número de
personas". Sus sermones de los que tenemos en español unas pocas docenas,
son característicos por su sencillez y por su sabor bíblico, al mismo tiempo
que por su poder de persuasión. En ellos no se entretenía en hojarascas,
redundando en lo menos importante con perjuicio de lo primordial, sino que
hablaba directamente a la conciencia de su auditorio. Libro Efigies Bautistas.
Páginas 144-145
John A. Broadus (1889-1895)
“A la terminación de la guerra, el
horizonte del seminario se presentaba más negro que nunca; llegando todos a
pensar que sería imposible volver a abrir sus puertas, ni sostenerse. Sin
embargo, en la reunión que para tratar sobre el particular tuvieron los profesores,
después de haber estudiado el asunto bajo todos sus aspectos, el Dr. Broadus
dijo a sus compañeros: "Supongamos que tranquilamente decidamos que el
seminario muera, pero que nosotros muramos antes". Y los cuatro profesores
llegaron a esta decisión, de morir antes de que el seminario muriese. En
consecuencia, las puertas del seminario fueron abiertas nuevamente el día 1 de
noviembre de ese mismo año (1865), contando solamente con siete estudiantes. A
este respecto dice el Dr. Robertson: "En Homilética el Dr. Broadus sólo
tenía un estudiante, y era ciego. Pero era muy natural del Dr. Broadus el dar a
este estudiante la mejor enseñanza posible. La cuidadosa preparación de un
curso de estudio para este estudiante ciego, le llevó a escribir 'La Preparación
y Predicación del Sermón'. Libro Efigies Bautistas. Páginas 175-176
Augusto H. Strong
(1836-1921)
Pero, a más de gran maestro y de gran
predicador, nuestro ilustre biografiado brilló preeminentemente como escritor.
Es muy difícil encontrar aunados en una sola personalidad, el don de buen
orador y el de buen escritor; porque, generalmente, el que escribe bien no es
gran orador, o vice versa. Pero · esta rareza se encontró en Augusto H. Strong.
Con la misma galanura, con igual belleza, con idéntico poder que hablaba,
también escribía. Fue un buen escritor, no solamente porque escribió mucho,
sino porque escribió mucho bueno; no solamente mucha cantidad, sino mucha
cantidad de gran calidad. Todas sus obras son bien conocidas y bien apreciadas
en el mundo teológico, en y fuera de los Estados Unidos. Su obra sobre
"Teología Sistemática", en tres gruesos volúmenes, es un verdadero
monumento, altamente apreciado y ampliamente usado en, y fuera, de los Estados
Unidos. Con respecto a este libro y a la personalidad de nuestro biografiado,
se cuenta la siguiente anécdota: se dice que Strong fue invitado a predicar en
una Iglesia Presbiteriana, de la que era pastor un anciano teólogo. Al comenzar
el servicio y al presentar éste a nuestro Presidente a la congregación, entre
otras cosas, dijo lo siguiente: "En mi extensa biblioteca sólo cuento con
dos obras de teólogos bautistas, que son magníficas; son estas obras las de
Strong Pepper" (Strong significa "fuerte" y Pepper, "pimienta").
El anciano predicador, al unir de esta manera los nombres de los dos grandes
teólogos bautistas, · quiso dar a entender lo que eran estas dos obras
-"pimienta fuerte". Y, efectivamente, el libro de Strong es
"fuerte", y hasta pudiéramos decir "pimienta fuerte", desde
el punto de vista denominacional; pero no hay dudas de que es un magnífico
texto de Teología. Libro Efigies Bautistas. Páginas 229-230
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