Pensar el mundo a través de las Escrituras...

lunes, 25 de marzo de 2019

La disciplina de la oración



Edward Mckendree Bounds fue un cristiano que habiendo ejercido 3 años como abogado fue finalmente llamado a ser predicador de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur. Es conocido por escribir libros acerca de la oración llamados “El predicador y la oración”, “La oración y los hombres de oración” “El propósito de la oración.[1]” En su libro el “poder de la oración” escribe[2]:


“Esta verdad urgente y vital es vista con descuido por la gente de nuestra época, lo que es tan funesto para la obra de Dios como sería arrancar el sol de su esfera, pues produciría oscuridad, confusión y muerte. Lo que la iglesia necesita hoy día, no es maquinaria más abundante o perfeccionada, ni nuevas organizaciones ni métodos más modernos, sino hombres que puedan ser usados por el Espíritu Santo: hombres de oración, poderosos en la oración. El espíritu Santo no pasa a través de métodos sino de hombres. No desciende sobre la maquinaria, sino sobre los hombres. No unge a los planes sino a los hombres: los hombres de oración”

Una de las disciplinas con las cuales todos los cristianos hemos luchado es la vida de oración y es a la vez el lugar donde encontramos más consuelo y poder de Dios para luchar contra el pecado. Martin Lutero escribió sobre la oración y los cristianos[3]

“Así como la ocupación de los sastres es hacer ropa y la de los zapateros es reparar zapatos, de igual manera, la ocupación de los cristianos es orar”

La oración en la Biblia
En las Escrituras vemos que nuestro Señor Jesucristo suponía que sus discípulos iban a orar. Mateo 6:5-8

“Cuando ores, no seas como los hipócritas”

“Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto”

“Cuando ustedes oren, no sean repetitivos, como los paganos que piensan que por hablar mucho serán escuchados”

Jesús también enseño parábolas acerca de la “necesidad de orar siempre” (Luc 11:1-13; 18: 1-14) Los apóstoles siguiendo el ejemplo de Jesucristo enseñaron la importancia de la oración en varias de las cartas del Nuevo testamento. Efesios 6:18-20

“Oren en todo tiempo con toda oración y suplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos. Oren también por mí, para que cuando hable me sea dado el don de la palabra y dé a conocer sin temor el misterio del evangelio, del cual soy embajador en cadenas. Oren para que lo proclame sin ningún temor, que es como debo hacerlo”

Colosenses 4:2-4

“Dedíquense a la oración y sean constantes en sus acciones de gracias. Oren también por nosotros, para que demos a conocer el misterio de Cristo, por lo cual también estoy preso. Oren para que pueda proclamarlo como debo hacerlo.

1 Tesalonicenses 5:17

“Oren sin cesar”
1 Timoteo 2:1-2

“Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad”

En las Escrituras no solo tenemos mandatos acerca de orar sino ejemplos de personajes bíblicos que oraron y Dios respondió a su petición. Podemos verla la oración del esclavo de Abraham el cual oró al Señor y su oración fue contestada  (Gen 24:12-26) La oración de Ana (1 Sam 1:11-20) la oración de Salomón (1 Rey 3:5-15) la oración de Elías (1 Rey 18: 36- 39; Stgo 5:17-18)  la oración de Esdras (Esdras 9) La oración de Daniel (Dan 9) las oraciones de Pablo (Rom 1:9-11; Efe 1:15-23) las oraciones de nuestro Señor Jesucristo (Mc 1:35)

Como podemos observar en las Escrituras hay muchos mandatos y ejemplos acerca de la disciplina de la oración. Hay cristianos que leen libros sobre la oración, escuchan sermones sobre la oración e incluso se asombran de las experiencias que otros hermanos cuentan sobre la oración, pero nada de eso sirve si realmente no oran. Andrew Murray[4] fue un ministro africano que escribió bastante sobre la oración y dijo[5]:

“Leer un libro sobre la oración, escuchar conferencias y hablar sobre ella es bueno, pero no le enseñará a orar. No se consigue nada sin ejercicio, sin práctica. Yo podría escuchar a un profesor de música tocar la música más bella durante un año, pero eso no me enseñará a tocar un instrumento”

¿Por qué cosas debemos orar[6]?

En una ocasión los discípulos le pidieron a Jesús que le enseñará a orar así como Juan le enseño a sus discípulos y por tanto Jesús les dio como modelo de oración el “Padre nuestro” (Luc 11:1-4; Mt 6:9-13) Esta oración modelo nos da un lineamiento en cuanto a cómo podemos orar y a que debemos dar énfasis al orar.

En primer lugar en nuestras oraciones debemos enfatizar que Dios es nuestro Padre que nos ha aceptado por medio de la obra perfecta de Cristo (Efe 1:6; Rom 8:15; Gal 4:1-6)

En segundo lugar en nuestras oraciones debemos enfatizar que Dios es santo por tanto tememos y nos maravillamos de su santidad (Isa 6:3; Apo 4:8; Sal 96:9)

En tercer lugar en nuestras ocasiones debemos enfatizar la venida del reinado de Dios a la tierra (Mt 4:17; 6:33)

En cuarto lugar en nuestras oraciones debemos enfatizar que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo (Mt 26:39; Jn 6:18)

En quinto lugar debemos enfatizar en nuestras oraciones que Dios nos provea del pan diario (Luc 9:16-17; Jn 6:35; )

En sexto lugar debemos enfatizar en nuestras oraciones que Dios nos perdone como nosotros perdonamos a los demás (Luc 17: 3-4; Col 3:13)

En séptimo lugar debemos enfatizar que Dios nos libre de tentaciones y del mal (1 Cor 10:13; Stgo 1:12)

En las cartas de Pablo podemos ver cuáles son las cosas que el Apóstol Pablo enfatizaba para orar. En la carta a los Romanos ora por el ministerio (Rom 15: 30-33) En la carta a los Efesios Pablo ora por sabiduría, conocimiento y compresión de los hermanos por la riquezas de su gracia (Efe 1:15-23) por compresión de su amor (Efe 3:14-21) por la proclamación del evangelio (Efe 6:18-20) En la carta a los Filipenses ora por la comunión de los creyentes y los frutos de justicia (Fil 1:3-11) En la carta a los Colosenses por el crecimiento del evangelio entre ellos (Col 1:3-14) En las cartas a Tesalónica el ora dando gracias a Dios por el ejemplo de ellos (1 Tes 1:2-10; 3:9-13) y por cómo han enfrentado el sufrimiento (2 Tes 1:3-12) 

¿Cómo debemos orar?

Jesús nos enseñó que debemos orar a solas (Mt 6:6) y que podemos seguir el modelo que él nos dejó en el Padre nuestro. Pero además de eso una de las maneras efectivas de mantener nuestras mentes en la oración y no caer en la divagación de muchos pensamientos sin concentrarnos en la oración es combinar la meditación bíblica con la oración. Leamos lo que algunos puritanos tenían que decirnos sobre esto. Richard Baxter en su clásico libro el pastor renovado (o reformado) escribió[7]:

“En nuestras meditaciones, entremezclar el soliloquio y la oración, a veces hablando a nuestro propio corazón y a veces a Dios, es, por lo que entiendo, el paso más alto que podemos dar en esta obra celestial. No debemos imaginar que sería bueno dedicarse tan solo a la oración y dejar de lado la meditación, pues son deberes diferentes y ambas se tienen que realizar. Necesitamos de una tanto como de la otra, y, por tanto, nos perjudicaremos si descuidamos a cualquiera de las dos. Además, la combinación de ambas como la música, será más cautivadora, ya que una sirve para darle vida a la otra. Hablarnos a nosotros mismos durante la meditación debe proceder a hablarle a Dios en oración”

El puritano Thomas Manton escribió sobre esto:[8]

“La meditación es un tipo de deber intermedio entre la Palabra y la oración, y considera a ambas. La Palabra alimenta la meditación y la meditación alimenta la oración. Estos deberes siempre deben ir de la mano; la meditación debe ir después de oír y preceder a la oración. Oír y no meditar es infructuoso. Podemos oír y oír, pero es como meter cosas en una bolsa con agujeros. […] Es una imprudencia orar y no meditar. Lo que asimilamos mediante la Palabra, lo digerimos con la meditación y lo liberamos en la oración. Estos tres deberes deben ser ordenados de manera que ninguno excluya a otro. Las oraciones de los hombres son infértiles, áridas y débiles porque ellos no se ejercitan en sus pensamientos santos”

El puritano William Bridge escribió sobre esto[9]:

“Como es la hermana de la lectura, también es la madre de la oración. Aunque el corazón del hombre este muy poco dispuesto a la oración, si tan solo entra en la meditación de Dios y en las cosas de Dios, su corazón pronto dará como resultado la oración […] Comience leyendo u oyendo. Continúe con la meditación; termine con la oración

Por tanto una de las cosas sanas que podemos para orar de forma adecuada es orar mediante en las Escrituras. Otra de las maneras en las cuales podemos orar es orando unos con otros. El apóstol Santiago escribió en 5:16:

“Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva”

También otras de las maneras de orar es orar juntos como iglesia. El libro de los Hechos nos cuenta acerca de estas reuniones de oración (Hechos 1:14; 2:42; 4:24; 12:5) Por tanto como cristianos debemos procurar reunirnos a orar como iglesia de forma constante. Además debemos recordar que todo este énfasis en la oración es porque Dios quiere que oremos para veamos como el responde manera amorosa y soberana responde a estas peticiones. Mateo 7:7-11

“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes si su hijo le pide pan le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡Cuánto más su Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan!  

Charles Spurgeon comenta sobre esto[10]

“No puedo imaginar que usted atormente a sus hijos entusiasmándolos con un deseo que no tiene la intención de satisfacer. Sería algo muy mezquino ofrecer limosnas a los pobres, y luego, cuando ellos extendieran la mano para recibirlas, usted se burlará de su pobreza negándoselas. Seria sumar crueldad a las miserias de los enfermos si los llevaran al hospital y los abandonaran allí para que murieran desatendidos y desamparados. Cuando Dios lo guía a orar, él quiere que usted reciba”

Consejos para orar

Planifique orar.  Una de las cosas en la cuales más fallamos es en planificar la oración, pues pensamos que se dará naturalmente. John Piper escribe sobre esto[11]:

“A menos que yo esté muy equivocado, uno de los principales motivos por el que tantos hijos de Dios no tenemos una vida de oración significativa no es tanto porque no la queramos, sino porque no la planificamos. Si usted quiere irse cuatro semana de vacaciones, no se levanta un domingo en la mañana y dice ¡Oigan! ¡Vámonos hoy! No tendrá nada preparado. No sabrá a donde ir. No tiene nada planeado. Pero así es como muchos nos comportamos con la oración. Nos levantamos día tras día y nos damos cuenta de que los momentos significativos de oración deberían ser parte de nuestra vida, pero no tenemos nada preparado. No sabemos a dónde ir. No tenemos nada planeado. Sin tiempo, sin lugar, sin procedimiento. Todos sabemos que lo opuesto a planificar no es el maravilloso caudal de experiencias profundas y espontaneas en la oración. Lo opuesto a planificar es la rutina. Si no planea las vacaciones, probablemente se quedará en casa y mirará televisión. El caudal natural no planificado de la vida espiritual se hunde hasta lo más profundo de los altibajos. Hay una carrera por correr y una lucha por pelear. Si quiere que su vida de oración se renueve, debe planificar para verlo ocurrir.

Ore persistentemente. Los cristianos solemos rendirnos muy rápidamente cuanto estamos buscando al Señor en oración, pero debemos ser persistentes en ella. George Muller escribe sobre esto[12]:  

“La gran falla  de los hijos de Dios es que no continúan en la oración, no insisten en la oración, no perseveran. Si desean alguna cosa para la gloria de Dios, deberían orar hasta conseguirla. ¡Oh, qué bueno, tierno, misericordioso y condescendiente es Aquel con quien tenemos relación! ¡Él me ha dado, indigno como soy, inmensamente más de todo lo que le había pedido o imaginado!

Siga el modelo del Padre nuestro para orar. La oración modelo que nos dejó Jesucristo es perfecta para todas las peticiones de nuestra oración.


[1] https://www.clie.es/autor/edward-mckendree-bounds
[2] E. M. Bounds. El poder de la oración. Página 2.
[3] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 90
[4] https://www.clie.es/autor/andrew-murray
[5] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 94
[6] Dos libros para estudiar la oración de Jesús y las oraciones del Apóstol Pablo. John Smed. Siete días de oración con Jesús. Donald Carson. Un llamamiento a la renovación espiritual.
[7] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 97
[8] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 97
[9] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 98      
[10] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 106.
[11] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 107
[12] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Página 108   


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viernes, 15 de marzo de 2019

Recomiendo Efigies Bautistas de Alfredo Rodríguez.



En 1922 la casa de Bautista de Publicaciones publicada un libro Alfredo S. Rodríguez y García llamado “Efigies Bautistas”. La efigie es “una imagen o  representación de una persona[1]” por lo que el libro quiere decir que las biografías de los personajes que aparecen en este libro representan a la denominación Bautista. Este libro contiene 25 personajes bautistas que han influenciado de manera considerable en nuestra denominación. En una época como la nuestra en donde hay tanta ignorancia respecto a lo que significa ser “bautista” sería bueno leer un libro de biografías de grandes bautistas como este. A continuación les dejó algunos fragmentos de los personajes que en mi opinión son los más relevantes de la obra bautista.

John Bunyan (1628-1688)

Bunyan fue también grande como predicador. Llegó a ser el primero entre los de su época, aunque, como ya hemos dicho, aquellos eran los días de los grandes predicadores. Como predicador Bunyan fue en su tiempo lo que Spurgeon fue en el suyo. Ambos tuvieron por igual gran fama, elocuencia arrolladora, carácter humilde, anhelo incensante y profundo de ganar almas para Cristo; ambos predicaron a verdaderas multitudes, tan grandes eran las congregaciones que afluían a oírlos. El sabio inglés John Owen fue una vez a oírle predicar, y cuando Carlos II le expresó, su admiración porque un hombre de sus conocimientos hubiese ido a oír "la charla" de un miserable calderero, Owen respondió: "Con mucho gusto daría todo mi saber por el gran poder de ese hombre. Su gran éxito como predicador se debió probablemente y aparte de la influencia divina, al hecho de que siempre, como dicen sus biógrafos, hablaba de los textos más sencillos y de los asuntos más vitales y de mayor actualidad, y a que, a semejanza de Spurgeon, no temía redargüir de pecado a sus oyentes. Sus sermones tenían muy poco de la miel de la contemporización, y mucha de la hiel de la verdad. Libro Efigies Bautistas. Página 81-82

Benjamin Keach (1640-1704)

En su tiempo hubieron grandes discusiones sectarias en Inglaterra, y Keach, como buen campeón de la verdad, no dejó de romper muchas lanzas en pro de las doctrinas bíblicas que sostenían y sostienen los bautistas. A esto se debe la publicación de su libro: "El Instructor de la Niñez," en el cual defendía, con gran claridad y poder, las doctrinas que tanto amaba, a la vez que contestaba con argumentos bíblicos y lógicos, las insultantes palabras de un tal Burkitt que se había complacido en insultar y denigrar a los bautistas, en su deseo de sostener la insostenible práctica del bautismo de niños inconscientes. Libro Efigies Bautistas. Página 86

John Hart (1706-1779)

Es muy agradable saber que nuestros gloriosos antepasados, los grandes hombres de la denominación bautista, no solamente fueron profundos teólogos, elocuentes predicadores, eruditos exégetas, sino que a la par con todo .esto, fueron constantes defensores de toda noble causa, y que derramaron su sangre en pro de la libertad humana, cualquiera que haya sido la forma de esclavitud en que se encontraran los humanos. Este honrado patricio, este hombre eminente, este consagrado bautista, tuvo el honroso privilegio de ser, en unión de Wáshington y aquella pléyade de grandes patriotas, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, pasando así su nombre, escrito de su puño y letra, a 1a posteridad, en uno de los documentos más famosos de la historia de la humanidad. Libro Efigies Bautistas. Página 88, 91.

Guillermo Carrey (1761-1834)

El nombre de Carey permanece en la historia como el del hombre de mayores conocimientos lingüísticos de los tiempos modernos; y su labor literaria, como la mayor que puede realizar un simple mortal. Nuestro biografiado preparó y publicó nueve magníficos diccionarios y gramáticas de las lenguas orientales; y veinticinco versiones de porciones bíblicas. "En 30 años Carey y sus compañeros hicieron accesible la Palabra de Dios a la tercera parte del mundo.  Y esto no es todo : antes de la muerte de Carey en Serampore se publicaron 212,000 ejemplares de las Escrituras, en 40 diferentes lenguas habladas por 330 millones de personas." De esta manera facilitó Carey la labor de los misioneros que han ido a la India después que él, y no solamente la de los misioneros, sino también la de muchos hombres eminentes que han podido realizar profundos estudios orientalistas porque Carey les preparó el terreno. Libro Efigies Bautistas. Página 100-101

Andrew Fuller (1754-1815)

Pero Fúller no solamente se hizo notable por su labor en pro de la obra misionera, sino que también se distinguió por su profunda y magnífica obra literaria. Su gran reputación como escritor profundo se extendió rápidamente por su país y por el extranjero, al extremo de que a la hora de su muerte, su nombre era muy conocido y estimado no sólo en el Antiguo continente, sino también en el nuevo. Su labor literaria fué enorme, y sus libros resultan tan profundos, tan didácticos, que todas las denominaciones leen sus escritos con gran interés, dándoles el mayor valor. Las principales obras que brotaron de su prolífera y brillante pluma, son las siguientes: "Los Sistemas Calvinista y Sociniano examinados y comparados en lo que respecta a su tendencia moral" y "El Evangelio su propio Testigo ; o la Santa y Divina Armonía de la Religión Cristiana, comparada con la Inmoralidad y el Absurdo del Deísmo." Estas dos obras son magníficas en todo sentido, colocando a su autor a la altura de los mayores teólogos y expositores bíblicos. Libro Efigies Bautistas. Páginas 105-106

Adoniram Judson (1788-1850)

Este viaje fue para Judson de grandes recuerdos, por cuanto que en él cambiaron por completo sus opiniones sobre algunas importantes cuestiones eclesiológicas. A este respecto dice la Sra. Sofía Titterington: "Durante el viaje sucedieron cosas extrañas. Judson comenzó a estudiar las enseñanzas escriturarias con respecto al bautismo, a fin de estar en condiciones de poder contestar a los argumentos de sus hermanos bautistas de Serampore y también para poder justificarse al bautizar (rociar) a los niños de los futuros convertidos. Con gran sorpresa por su parte, su estudio no fue muy confortante. Contra su voluntad se convenció de que los bautistas tenían la razón; que los creyentes eran solamente los sujetos propios, y la inmersión el acto divinamente mandado del bautismo." Pero no termina todo aquí: La Sra. Judson, independientemente de su esposo, había llegado a la misma conclusión, al convencimiento de que la única forma bíblica de bautismo era la inmersión, y que solamente debían ser bautizados los creyentes. ¿Fue la casualidad, la ciega casualidad, la que hizo posible este cambio de opiniones en estos dos esposos? ¿O fue la providencia, o la voluntad de Dios, la que hizo a estos esposos ver de qué lado estaba la verdad? Nosotros, que creemos· en la providencia, en la providencia sabia de Dios, contestamos negativamente a la primera pregunta y afirmativamente a la segunda. A su llegada a Serampore, los esposos Judson pidieron el bautismo a los ministros bautistas; y el 8 de septiembre de 1812, el Sr. Ward sumergió a estos esposos en las simbólicas aguas, de acuerdo con su fe y con el mandato de Cristo. Libro Efigies Bautistas. Páginas 111-112

Juan G. Ocken (1800-1884)

Y toda esta obra es, directa o indirectamente, la gran obra de un gran hombre, llamado Juan Gerardo Oncken hombre a quien Dios eligió como instrumento útil en sus manos, fortaleciéndolo, inspirándolo, bendiciéndolo, para que desempeñara una tan importante parte de trabajo en su viña. En realidad, la labor de Oncken fue tan intensa y tanta extensión tuvo, que su nombre va estrechamente unido a la historia del comienzo y desenvolvimiento del trabajo bautista en Alemania en forma tal que·para estudiar la vida de este consagrado obrero del Señor, hay necesidad de estudiar la historia de las misiones alemanas. Juan Gerardo Oncken murió en Hamburgo en 1884, habiendo sido pastor de la iglesia de dicho lugar por espacio de cincuenta años, siendo grandemente querido dentro y fuera de su país. Hoy se le llama generalmente y con mucha razón, "el apóstol de Alemania. Libro Efigies Bautistas. Páginas 128-129.

Mateo T. Yates (1819-1888)

Yates continuó su trabajo, "sembrando con lágrimas y recogiendo con alegría," hasta que el Señor se sirvió llamarlo a su seno en 1888. Este trabajo fue efectuado en medio de las más grandes dificultades, por espacio de cuarenta y tres años, y su resultado fue bendecido por el Señor, dándole muchos conversos y haciéndole uno de los hombres más estimados de Shanghai. No obstante la intensidad del trabajo misionero de nuestro biografiado, realizó una magnífica labor literaria. Vertió el Nuevo Testamento al chino y además preparó y publicó un diccionario chino-inglés y una gramática que intituló "Primeras Lecciones en Chino." Así trabajó para evitar que los misioneros que vinieran después tropezaran con las grandes dificultades con que él había tropezado en el aprendizaje del idioma. Mateo T. Yates fué un gran hombre que realizó una gran obra. Su nombre es timbre de gloria en las páginas de la historia de nuestra denominación, tanto como en las páginas de la historia de las misiones modernas. Libro Efigies Bautistas. Páginas 136-137

Charles Spurgeon (1834-1892)

Que Spurgeon era el más grande predicador de su época es cuestión aceptada, y de ahí que se le llamara "el príncipe de los predicadores". Con razón ha dicho el Dr. B. H. Carroll: "Spurgeon era preeminentemente un predicador. Predicó, quizás, más sermones que ningún otro hombre; fueron a oirle más personas que las que jamás fueron a oir a otro predicador alguno; sus sermones han sido y son leídos por más personas que los de cualquier otro predicador; sus sermones, más que los de cualquier otro hombre han sido causa de la conversión de mayor número de personas". Sus sermones de los que tenemos en español unas pocas docenas, son característicos por su sencillez y por su sabor bíblico, al mismo tiempo que por su poder de persuasión. En ellos no se entretenía en hojarascas, redundando en lo menos importante con perjuicio de lo primordial, sino que hablaba directamente a la conciencia de su auditorio. Libro Efigies Bautistas. Páginas 144-145

John A. Broadus (1889-1895)

“A la terminación de la guerra, el horizonte del seminario se presentaba más negro que nunca; llegando todos a pensar que sería imposible volver a abrir sus puertas, ni sostenerse. Sin embargo, en la reunión que para tratar sobre el particular tuvieron los profesores, después de haber estudiado el asunto bajo todos sus aspectos, el Dr. Broadus dijo a sus compañeros: "Supongamos que tranquilamente decidamos que el seminario muera, pero que nosotros muramos antes". Y los cuatro profesores llegaron a esta decisión, de morir antes de que el seminario muriese. En consecuencia, las puertas del seminario fueron abiertas nuevamente el día 1 de noviembre de ese mismo año (1865), contando solamente con siete estudiantes. A este respecto dice el Dr. Robertson: "En Homilética el Dr. Broadus sólo tenía un estudiante, y era ciego. Pero era muy natural del Dr. Broadus el dar a este estudiante la mejor enseñanza posible. La cuidadosa preparación de un curso de estudio para este estudiante ciego, le llevó a escribir 'La Preparación y Predicación del Sermón'. Libro Efigies Bautistas. Páginas 175-176

Augusto H. Strong (1836-1921)

Pero, a más de gran maestro y de gran predicador, nuestro ilustre biografiado brilló preeminentemente como escritor. Es muy difícil encontrar aunados en una sola personalidad, el don de buen orador y el de buen escritor; porque, generalmente, el que escribe bien no es gran orador, o vice versa. Pero · esta rareza se encontró en Augusto H. Strong. Con la misma galanura, con igual belleza, con idéntico poder que hablaba, también escribía. Fue un buen escritor, no solamente porque escribió mucho, sino porque escribió mucho bueno; no solamente mucha cantidad, sino mucha cantidad de gran calidad. Todas sus obras son bien conocidas y bien apreciadas en el mundo teológico, en y fuera de los Estados Unidos. Su obra sobre "Teología Sistemática", en tres gruesos volúmenes, es un verdadero monumento, altamente apreciado y ampliamente usado en, y fuera, de los Estados Unidos. Con respecto a este libro y a la personalidad de nuestro biografiado, se cuenta la siguiente anécdota: se dice que Strong fue invitado a predicar en una Iglesia Presbiteriana, de la que era pastor un anciano teólogo. Al comenzar el servicio y al presentar éste a nuestro Presidente a la congregación, entre otras cosas, dijo lo siguiente: "En mi extensa biblioteca sólo cuento con dos obras de teólogos bautistas, que son magníficas; son estas obras las de Strong Pepper" (Strong significa "fuerte" y Pepper, "pimienta"). El anciano predicador, al unir de esta manera los nombres de los dos grandes teólogos bautistas, · quiso dar a entender lo que eran estas dos obras -"pimienta fuerte". Y, efectivamente, el libro de Strong es "fuerte", y hasta pudiéramos decir "pimienta fuerte", desde el punto de vista denominacional; pero no hay dudas de que es un magnífico texto de Teología. Libro Efigies Bautistas. Páginas 229-230
















[1] https://dle.rae.es/?id=EPalPkE

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miércoles, 13 de marzo de 2019

La disciplina de la meditación bíblica



Cuando las personas hablan de meditación lo primero que se nos viene a la mente es técnicas de meditación para la relajación, para la energía interna, para el desapego, para “disolver” el yo, etc. Todas estas ideas están íntimamente conectadas con la “Nueva Era[1]”. Lamentablemente muchos cristianos han desechado la idea de meditar porque piensan que proviene de este movimiento, pero las Escrituras nos mandan a meditar en el Señor y todos los cristianos a través de los siglos han meditado.

¿Qué es la meditación? Según la Real académica española la meditación se define como “Pensar atenta y detenidamente sobre algo.[2]” Basados en esta definición podemos pensar que la meditación bíblica es pensar atenta y detenidamente sobre las obras de Dios en el mundo y su Palabra. Richard Foster comenta en su libro “Celebración de la disciplina” sobre lo que significaba para los autores bíblicos[3].

“La disciplina de la meditación por cierto les era conocida a los autores de las Escrituras. La Biblia utilizada dos palabras hebreas distintas para trasmitir la idea de la meditación. En conjunto estas palabras aparecen en la Biblia unas 58 veces. Son palabras con significados diversos: escuchar la palabra de Dios, reflexionar en las obra de Dios, repasar las acciones de Dios, meditar la ley de Dios, entre otras cosas”

Donald S. Whitney define la meditación como[4]

“El pensamiento profundo en las verdades y realidades espirituales reveladas en las Escrituras, o en la vida desde una perspectiva bíblica, con el objeto de entender, practicar y orar. La meditación va más allá de escuchar, leer, estudiar y aun de memorizar”

Joel Beeke en su libro “La espiritualidad puritana y reformada” escribe sobre la definición de la meditación lo siguiente[5]:

“La palabra “meditar” o “musitar” significa “pensar en” o “reflexionar”. “En mi meditación se encendió el fuego dijo David (Sal 39:3) también significa “murmurar entre dientes, hacer sonido con la boca… implica lo que expresamos hablándonos a nosotros mismos”. Esta meditación supone recitarse a sí mismo, en tono bajo, pasajes de las Escrituras que se han memorizado”

Como podemos ver la meditación bíblica es un esfuerzo reflexivo acerca de lo que las Escrituras nos enseñan para poder apropiarnos de ellas y aplicarlas a cada situación en particular de nuestra vida. El puritano Thomas Watson escribe sobre la diferencia entre estudiar sobre una verdad y meditar sobre esa verdad[6].

“El estudio es el descubrimiento de una verdad, la meditación es la mejora espiritual de una verdad; uno busca el filón de oro[7], el otro saca el oro. El estudio es como un sol de invierno que tiene poco calor e influencia; la meditación…funde el corazón cuando esta helado y lo hace derramarse en lágrimas de amor”

La meditación en la Biblia

En las Escrituras tenemos ejemplos y mandatos acerca de la meditación. Por ejemplo tenemos a Isaac el cual iba meditar al campo. Génesis 24:63

“Era la hora de la tarde, e Isaac había salido al campo, para meditar. Pero al levantar los ojos, vio que se acercaban los camellos”

David cuando sufría desvelos en las noches se ponía a dedicar en el Señor. Salmos 63:6

“Al pensar en ti recostado en mi lecho, al meditar en ti durante mis desvelos”

Cuando los pastores llegaron donde Jesús había nacido y le contaron todo lo que los ángeles habían anunciado sobre él, María meditaba sobre esto. Lucas 2:19

“Pero María guardaba todo esto en su corazón, y meditaba acerca de ello”

También tenemos mandatos directos de las Escrituras para meditar en ellas. Por ejemplo a Josué se le ordeno meditar en las Escrituras en todo tiempo. Josué 1:8

“Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo saldrá bien”

El salmo 1 nos habla de los beneficios que produce esta meditación bíblica.

“Que, por el contrario, se deleita en la ley del Señor, y de día y de noche medita en ella. Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos; llegando el momento da su fruto, y sus hojas no se marchitan. ¡En todo lo que hace prosperará!

David es alguien que meditaba constantemente en la ley de Dios y expresaba como disfrutaba hacerlo. Salmos 119: 15, 23, 27, 97, 99, 148

“Siempre medito en tus mandamientos y fijo mi atención en tus sendas”

“Los magnates se reunieron para condenarme, pero este siervo tuyo meditaba en tus estatutos.

“Hazme entender como andar en tus mandatos para que medite yo en tus maravillas”

“¡Cuanto amo yo tus enseñanzas! ¡Todo el día medito en ellas!”

“Entiendo más que mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación”

“Me mantengo despierto toda la noche para meditar en tus mandatos”

Como cristianos debemos meditar en las Escrituras porque ellas nos mandan a meditar y también porque al meditar en las Escrituras somos beneficiados espiritualmente. El puritano Thomas Watson escribió[8]:

“Un cristiano sin meditación es como un soldado sin armas o un trabajador sin herramientas. Sin la meditación, las verdades de Dios no permanecerán con nosotros. El corazón es duro y la memoria olvidadiza y, sin la meditación todo está perdido”

Los métodos para meditar

Hemos visto que en las Escrituras hay ejemplos y mandatos de meditar en las Escrituras para la pregunta que debemos resolver ahora es ¿Cómo debemos meditar en las Escrituras? ¿Existe algún método para hacerlo? En realidad no hay un solo método para hacerlo sino que hay varios métodos para hacerlo. Quizás la forma más simple es tomar un pasaje que está leyendo o memorizando y meditar acerca de él. Pero también existen otras formas un poco más amplias de realizar la meditación de las Escrituras[9].

1) Rescriba el texto con sus propias palabras. Por ejemplo de Hechos 2:42 se podría escribir que los cristianos aprendían juntos, pasaban el tiempo juntos, comían juntos y oraban juntos.

2) Formule un principio de texto. ¿Qué enseña? Por ejemplo de Mateo 6:9-13 se puede extraer la idea de que Jesús les enseña a sus seguidores a orar.

3) Piense una imagen del texto. ¿Qué imagen lo explica? Lucas 13:18-21 usa dos ilustraciones para comparar el reino de Dios.

4) Aplique el texto. ¿Cómo responder a este texto? ¿Qué querrá Dios que yo haga como consecuencia de mi encuentro con esa parte de la palabra de Dios?

5) Pregunte de qué manera el texto señala al evangelio. Lucas 24:27 enseña que toda la Escritura habla de Cristo por tanto tenemos autoridad bíblica para ver a Cristo en toda la Escritura.

6) Averigüe que pregunta se responde o que problema se resuelve en el texto. Por ejemplo si meditamos en “Jesús lloro” (Jn 11:35) Podríamos preguntar ¿Por qué Jesús lloró? ¿Cuál el problema que hizo llorar a Jesús?

7) Cree una expresión artística del texto[10]. Jonathan Edwards solía hacer esto en sus meditaciones con las Escrituras el cual cantaba sus reflexiones. Por tanto se podría hacer un poema, cantar o pintar algo respecto a la meditación bíblica.

8) Pregunte como le hable el texto a su problema o interrogante actual. Por ejemplo si tiene un problema con las finanzas debería buscar principios bíblicos que nos ayude a ordenar esta área.

9) El método de Joseph Hall (1574-1656) fue un devoto anglicano que escribió un libro muy influyente llamado el arte de la divina meditación en cual enseñaba a hacer un número de preguntas al texto para sacar toda su riqueza. Las preguntas son ¿En que estas meditando? (defina o describa lo que es) ¿Cómo se divide o que partes la componen? ¿Qué lo ocasiona? ¿Qué produce esto; es decir cuáles son los frutos o efectos? ¿Cuál es lugar, ubicación o uso? ¿Cuáles son sus cualidades y suplementos? ¿Qué es lo contrario, contradictorio o diferente a esto? ¿Qué se compara a esto? ¿Cuáles son los títulos o sus nombres? ¿Cuáles son los testimonios o ejemplos de las Escrituras al respecto?

Consejos prácticos para meditar

1) Medite frecuentemente. Es meditar puedes darse en diversos contextos. Si es que memorizas un texto puedes mantenerlo en mente durante el día y meditar en Él.

2) Elija una hora e intente mantenerla. El tener una hora fija para meditar puedes ayudar a algunas personas de horarios fijos, pero quienes tienen horarios flexibles en sus trabajos pueden ser un poco más complejos. Pero si es posible mantener una hora fija es mejor porque siempre te traerá a la memoria que debes meditar.

3) Tenga en lo posible donde anotar. La meditación traerá a tu mente muchos pensamientos y lo mejor es tener un lápiz y cuaderno (o el celular) para tener donde anotar todo lo que piensas.

4) Medita hasta deleitarte. Por nuestra naturaleza pecaminosa al principio esto parecerá pesado y tedioso pero con el tiempo esto se vuelve una experiencia enriquecedora en Cristo porque estás sacando la miel del panal.




[1] Para una breve descripción de la “Nueva Era” https://mercaba.org/DicEC/M/movimientos_no_cristianos_y_new.htm
[2] https://dle.rae.es/?id=OmL7iih
[3] Richard J. Foster. Celebración de la disciplina. Página 35
[4] Donald. S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana. Páginas 51-52
[5] Joel Beeke. La espiritualidad puritana y reformada. Página 60
[6] Joel Beeke. La espiritualidad puritana y reformada. Página 63
[7] “Masa metalífera o pétrea que rellena una antigua quiebra de las rocas de un terreno. Materia, negocio, recurso, del que se espera sacar gran provecho” https://dle.rae.es/?id=HvyQmz4
[8] Joel Beeke. La Espiritualidad Puritana y Reformada. Página 64
[9] Donald S. Whitney. Disciplinas Espirituales para la vida cristiana enumera 17 métodos para meditar en las Escrituras pero aquí solo uso alguno.
[10] Entre los puritanos hubo debates respecto al límite de la meditación pues para algunos solo debía estar limitado a la palabra de Dios y para otros se podía usar la imaginación para meditar ver la discusión en Joel Beeke. La Espiritualidad Puritana y Reformada. Página 61-62

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