Hoy en día hay muchos factores culturales que influyen en las personas para evitar los compromisos. Y uno de los compromisos en que muchos cristianos pecan es el no congregarse de forma regular el día del Señor (Hebreos 10:25) Aquí no me estoy refiriendo a los hermanos o hermanas que por necesidad o misericordia tengan que trabajar o ayudar al prójimo en alguna cosa urgente del momento, sino a los cristianos que por poca diligencia y pereza no asisten a la adoración pública.
El primer factor que influye para esta
actitud es el consumismo. Algunas personas ven a la iglesia con
los lentes del consumismo buscando una iglesia donde se pueda “consumir
enseñanza” pero no se tenga que comprometer a la supervisión de nadie ni a la
dificultad de relacionarse con nadie de forma profunda. Para la mente
consumista lo más fácil es mantener una asistencia irregular en donde cuando
necesite consumir un poco de doctrina venga a escuchar a la iglesia.
El segundo factor que influye para esta
actitud es el relativismo doctrinal. Algunas personas conocen las
doctrinas de la gracia pero después de un cierto tiempo pueden cambiar de
opinión y por tanto se van moviendo de iglesia en iglesia. Otros simplemente no
le gustan la forma en que el predicador predica o están en desacuerdo con un
punto con él y simplemente no puede tolerar la diferencia y por tanto se mueve
a otra iglesia. Estas personas tienen un relativismo doctrinal constante y nunca
están definidos acerca de lo que creen.
El tercer factor que influye para esta
actitud es el rechazo a rendir cuentas. Algunas personas rechazan la
idea de rendir cuentas unos por otros. Ellos nunca quieren confrontar a nadie o
ser confrontados por otros acerca de su vida espiritual. Muchos menos creen que
los ancianos deben meterse en la vida privada de las personas. Esta es una
visión estrictamente individualista acerca del cristianismo.
Sin
embargo Dios redimió a su pueblo para que juntos lo adoraran, entregándose el
uno por el otro (no consumiendo del otro) apoyándose doctrinalmente (no
evadiendo las Escrituras) y llevando las cargas unos a otros (rindiendo
cuentas)
¿Qué
es adoración publica?
Hemos
visto que la adoración significa atribuirle el valor adecuado a Dios[1] y que por tanto involucra actos humanos
reverenciales a Dios.[2] La palabra “publico”
significa perteneciente o relativo a todo el pueblo. Común del pueblo o ciudad.
Conjunto de las personas que participan de unas mismas aficiones o con
preferencias concurren a un determinado lugar. Conjunto de las personas
reunidas en determinado lugar para asistir a un espectáculo o con otro fin
semejante.[3] Por tanto podemos definir
la adoración pública como la adoración en conjunto que realizamos para
glorificar a Dios y edificarnos como su pueblo. Mediante esta adoración
experimentamos muchos beneficios espirituales que generalmente no pensamos. David
Clarkson fue un puritano colega de John Owen que reflexiono sobre la adoración
pública[4]. El escribió[5]:
“Las cosas más maravillosas hechas en el
mundo actualmente se originaron en los mandatos públicos [es decir, en la adoración
publica], aunque su cotidianidad y su naturaleza espiritual las hagan parecer
menos maravillosas… Aquí, el Señor les trasmite vida a unos huesos secos, y
resucita a los muertos de su tumba y del sepulcro del pecado…Aquí, los muertos
escuchan la voz del Hijo de Dios y de sus mensajeros, y los que la escuchan
viven de verdad. Aquí, les da vista a los que nacieron ciegos; el efecto del
evangelio predicado es abrir los ojos de los pecadores y llevarlos de la
oscuridad a la luz. Aquí, él sana con una palabra a las almas enfermas, que de
otra manera serian incurables para la máxima ayuda de los hombres y de los
ángeles… Aquí, desaloja a Satanás y expulsa espíritus inmundos del alma de los
pecadores que durante mucho había estado poseídos por ellos. Aquí, él derriba
principados y potestades, vence a los poderes de las tinieblas todo el curso de
la naturaleza del alma de los pecadores, hace que las cosas viejas pasen y que
todas sean hechas nuevas. Estas son maravillas, y se les consideraría como tal
si no fuera la obra común del ministerio público. Ciertamente, es verdad que el
Señor no se ha limitado a obrar estas cosas maravillosas solamente en público;
pero el ministerio público es el único medio a través del cual él las realiza”
En
la adoración pública experimentamos muchas cosas que muchas veces no nos
detenemos a pensar.
La
adoración publica en las Escrituras
Los
términos que se usan para hablar adoración pública en el Antiguo testamento son
“reunirse”, “congregarse”, “asambleas”. Vemos un ejemplo de reunir al pueblo
cuando Dios llama a Moisés y le dice que le comunique al pueblo su propósito.
Éxodo 19:3-8
“El Señor llamó a Moisés desde el monte,
y Moisés subió para hablar con Dios. Y Dios le dijo: Habla con la casa de
Jacob: diles lo siguiente a los hijos de Israel: “Ustedes han visto lo que he
hecho con los egipcios, y como los he tomado a ustedes, y los he traído hasta
mi sobre alas de águila. Si ahora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi
pacto, serán mi tesoro especial por encima de todos los pueblos porque toda la
tierra me pertenece. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y un pueblo
santo. Estas mismas palabras les dirás a los hijos de Israel. Moisés volvió y
llamó a los ancianos del pueblo, y en su presencia expuso todas las palabras
que el Señor les había mandado decir y todo el pueblo respondió al unísono:
Haremos todo lo que el Señor ha dicho”
En
esta reunión Dios hablo con Moisés en medio humo, relámpagos y truenos y el
pueblo estaba atemorizado (Exo 20:18) El
término de “asamblea” se usa en varios contextos como cuando hacen asamblea
para guerras, conflictos, deliberaciones, juicios o reuniones religiosas.[6] En esta ocasión solo nos
referiremos a las “asambleas solemnes” con propósito religioso. Por ejemplo
tenemos las fiestas solemnes que Dios había establecido para el pueblo de
Israel el cual se reunía a adorarle. Levítico 23:1-2
“El Señor hablo con Moisés y le dijo:
Habla a los hijos de Israel y diles que deben proclamar mis fiestas solemnes
como santas convocaciones en mi honor. Estas son mis fiestas”
Los
versículos que siguen proceden a describir la fiesta de la pascua, la fiesta de
los panes sin levadura (o primicias) la fiesta del pentecostés (cosecha o
semanas) la fiesta de las trompetas, la fiesta de los tabernáculos. Todas estas
fiestas implicaban una adoración pública al Señor. Después del cautiverio el
pueblo se alegraba de volver a celebrar estas fiestas solemnes y leer el libro
de la ley. Nehemías 8:18
“Durante siete días celebraron la fiesta
con toda solemnidad, y el octavo día se reunieron en una asamblea solemne,
conforme a lo establecido. Y todos los días, desde el primero hasta el último,
Esdras leía el libro de la ley”
El
término “congregación” significa reunión o grupo de personas reunidas con un
propósito común. Se asemeja mucho a los términos griegos sobre sinagoga e
iglesia.[7] Generalmente Dios usaba a
un siervo para congregar a Israel y darles mandamientos, para momentos
especiales (consagración) y presentar sacrificios Éxodo 35:1; Levítico 8:1-5;
9:1-5
“Moisés convocó a toda la congregación
de los hijos de Israel y les dijo: Esto es lo que el Señor les manda hacer”
“El Señor hablo con Moisés y le dijo:
Toma a Aarón y sus hijos, junto con las vestiduras, el aceite de la unción, el
becerro de la expiación, los dos carneros, y el canastillo de los panes sin
levadura, y reúne a toda la congregación a la entrada del tabernáculo de
reunión. Moisés hizo lo que el Señor le mando, y se reunió la congregación a la
entrada del tabernáculo de reunión. Allí le dijo a la congregación: Esto es lo
que el Señor ha ordenado hacer”.
“A los ocho días, Moisés llamo a Aarón y
a sus hijos, y a los ancianos de Israel. A Aarón le dijo: Toma la vacada de
becerro para la expiación y un carnero para holocausto, sin defecto, y ofrécelos
delante del Señor. Hablo luego con los hijos de Israel, y diles que tomen un
macho cabrío para expiación, y un becerro y un cordero de un año, sin defecto,
para holocausto, y que sacrifiquen delante del Señor un buey y un carnero como
sacrifico de paz, y una ofrenda amasada con aceite, porque hoy el Señor se
mostrará ante ustedes. Toda la congregación llevo al tabernáculo de reunión
todo lo que Moisés ordenó que se llevara y luego fueron y se presentaron
delante del Señor”
En
el Nuevo testamento se evidencia de que la vida cristiana no se vive solo ya
que usa varias metáforas que aluden a eso como “rebaño” (Hch 20; 28) “cuerpo”
(1 Cor 12:12) “templo” (Efe 2:21) “familia” (Efe 2:19). Por tanto en el NT se
da por sentado el reunirse o congregarse como hermanos para tratar asuntos de
disciplina, reuniones de oración o cultos públicos Mateo 18:20; Hechos 4:31;
20:7; 1 Corintios 14:26
“Porque donde dos o tres se reúnen en mi
nombre, allí estoy yo, en medio de ellos”
“Cuando
terminaron de orar, el lugar donde estaban congregados se sacudió, y todos
fueron llenos del Espíritu Santo y proclamaban la palabra de Dios sin ningún
temor”
“El primer día de la semana los
discípulos se reunieron para partir el pan y Pablo estuvo enseñándoles. Pero
como tenía que salir al día siguiente, alargó el discurso hasta la medianoche”
“Imagínense a toda la iglesia reunida en
un solo lugar, y que llegue alguien que sepa poco de la fe cristiana, o que se
incrédulo, y oiga hablar en lenguas extrañas ¿Acaso no pensará que ustedes
están locos?
Como
pueblo de Dios tenemos la obligación de congregarnos como hermanos para la
gloria de Dios y la edificación del cuerpo de Cristo. Nuestra confesión de fe
lo expresa bien en el punto 27.2 donde trata acerca “De la comunión de los
santos[8]”
“Los santos, por su profesión, están
obligados a mantener entre sí un compañerismo y comunión santos en la adoración
a Dios y en el cumplimiento de los otros
servicios espirituales que tiendan a su edificación mutua, así como ayudarse
unos a otros en las cosas externas según su posibilidades y necesidades”
Los propósitos de la
adoración publica[9]
La
adoración pública tiene varios propósitos que tienen que ver con glorificar a
Dios y edificarnos como hermanos.
El primer propósito de la adoración pública
es juntarnos para adorar a Dios. Lo que nos une como cristianos
no es que tengamos los mismos gustos e intereses en cada cosa, sino que todos hemos sido redimidos por Cristo (Efe 2:11-22) y por tanto somos un pueblo que
quiere adorar juntos al Señor y glorificarlo en todo (1 Cor 10:31) Como pueblo
de Dios queremos escuchar la voz de Dios por medio de su palabra leída, orada,
predicada y cantada. En este punto se podría resumir todo pero vamos a ir
viéndolo más detalladamente
El segundo propósito de la adoración
pública el aprender juntos de las Escrituras. Una
de las primeras prácticas de la iglesia primitiva fue aprender juntos acerca de
la palabra de Dios los cuales “se mantenían fieles a las enseñanzas de los
apóstoles” (Hch 2:42) y muchos de ellos “examinaban las Escrituras para ver si
era cierto lo que se les anunciaba” (Hch 17:11)
El tercer propósito de la adoración
pública el participar juntos de las ordenanzas. Las
dos ordenanzas que Dios ha establecido para su iglesia son el bautismo y la
cena del Señor (Mt 26:26-29; 28:18-20) Cuando los cristianos nos reunimos
juntos y participamos de ellas experimentamos la gracia de Dios en nuestros
corazones juntos como hermanos (Hch 2:42)
El cuarto propósito de la adoración
pública es el orar unos por otros. La oración es un elemento
esencial en la vida cristiana, pero cuando oramos unos por otros experimentamos
mayor gracia del Señor (Hechos 2:42; Stgo 5:16)
El quinto propósito de la adoración
pública el estimularnos en las buenas obras. El propósito de
congregarse no es solamente estar con el Señor, sino que es además es tenernos
en cuenta y animarnos en buenas obras (Hebreos 10:24-25)
Consejos para la adoración
publica
1) Prepare su corazón para la adoración
pública. Hay cristianos que afirman que el servicio estuvo “bueno”
o “malo” dependiendo de la percepción que tengan de él. Pero ¿Cuánto prepararon
su corazón para abrirlo a la predicación de la palabra? ¿O cuanto divago su
mente mientras se exponía la palabra de Dios?
2) Esfuerce en ordenar todos los otros
asuntos con anterioridad.
3) Disfrute de la adoración en conjunto.
[1]
Donald S. Whitney. Disciplinas espirituales para la vida cristiana. Página 114.
[2]
Daniel I. Block. A Dios sea la Gloria. Una teología bíblica de la adoración.
Página 26
[3] http://lema.rae.es/drae2001/srv/search?id=McVNSEjtKDXX2OjA2N9s
[4] https://banneroftruth.org/us/about/banner-authors/david-clarkson/
[5]
Donald S. Whitney. Disciplinas espirituales para la vida cristiana. Páginas
122-123
[6]
Diccionario Vine. Página 25.
[7]
Diccionario Vine. Página 65
[8] https://chapellibrary.org:8443/pdf/books/lbcos.pdf
[9] https://s3.amazonaws.com/churchplantmedia-cms/arbca_carlisle_pa/5--los-medios-de-gracia--binder-2013-01-22.pdf
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