Debido a que el interés por la Confesión de Fe de 1689
está creciendo dentro de los algunos Bautistas, esta exposición de la Confesión
de Fe de 1689 ayudará mucho a quienes quieren comprender mejor su contexto, las
fuentes y los distintivos Bautistas Reformados. Samuel E. Waldron es el
director de Covenant Baptist Theological Seminary y profesor de Teología
Sistemática. Es también uno de los pastores de la iglesia Grace Reformed
Baptist Church en Owensboro (Kentucky). Waldron recibió una licenciatura en Letras
por parte de la Universidad Cornerstone, una maestría en Teología por parte del
Grand Rapids Theological Seminary, y un doctorado en filosofía por parte de
Southern Baptist Theological Seminary. Desde 1977 hasta el 2001 fue pastor de
la iglesia Reformed Baptist Church of Grand Rapids (Michigan), además el ha
escrito diversos libros sobre la teología
Bautista Reformada[1].
Este libro es recomendable por tres
razones esenciales. En primer lugar, porque argumenta a partir de la
legitimidad y el uso de las Confesiones. Algo que sin duda ha desaparecido del
escenario de la Iglesia Bautista Chilena. En segundo lugar, porque nos muestra
cual fue el contexto histórico y las fuentes que se usaron para esta confesión.
Y en tercer lugar, porque desarrolla
punto por punto la Teología Bautista Reformada y muestra cuáles son las
diferencias con la teología de los Congregacionalistas y Presbiterianos.
La
legitimidad y el uso de las confesiones
Aunque este punto está en la
introducción del libro, es muy importante de analizar si es legítimo o no usar
confesiones y cuáles son las razones para hacerlo, especialmente cuando la
Iglesia Bautista contemporánea ha abandonado esta práctica histórica. El autor
de esta defensa es Robert Paul Martin,[2]
el cual es pastor de la iglesia Reformed Baptist Chuch en Seattle. El primer argumento
es que la iglesia es “columna y baluarte de la verdad” (1Tim 3.15) por tanto
esto quiere decir que la verdad le fue confiada a su iglesia, por lo que ella
tiene el propósito de conservar la verdad, defenderla contra sus enemigos y
propagarla. Pero si la iglesia no define que es la verdad, entonces ¿Qué va a
defender? El dice que “la iglesia ha
publicado confesiones de fe, una actividad que históricamente ha considerado como
un medio legitimo para el cumplimiento de su deber”[3].
El muestra que históricamente la iglesia ha tenido concilios donde se han
establecido declaraciones teológicas que son usadas como confesiones de la
ortodoxia cristiana. El dice lo siguiente:
“Una
confesión de nuestra lealtad a la Biblia no es suficiente. Las negaciones más
radicales de la verdad bíblica coexisten frecuentemente con un profesado
reconocimiento de la autoridad y el testimonio de la Biblia. Cuando los hombres
utilizan las palabras mismas de la Biblia para promover la herejía, cuando la
Palabra de verdad es pervertida para servir la error, nada menos que una
confesión de fe sirve públicamente para trazar las líneas divisorias entre la
verdad y el error”[4]
Esto nos muestra que no es suficiente
decir “creo en la Biblia” sino que debemos como iglesia definir qué cosas de la
Biblia creemos y una confesión de fe, es el instrumento adecuado para hacerlo. Robert
nos dice que la confesión es un instrumento útil para la enseñanza pública de
la congregación, además de ser un breve tratado teológico que facilita
grandemente el conocimiento de las doctrinas esenciales del cristianismo.
El segundo argumento que él propone es
que las confesiones sirven como norma publica de comunión y disciplina. Si la
iglesia va guardar la unidad del Espíritu (Efe 4:3) debe tener una unidad
doctrinal en la cual basarse. Ningún miembro de una iglesia que no tiene
confesión podría ser acusado de “falta de unidad” si enseña alguna cosa
contraria a lo que se cree, pues no hay definición de cuáles son sus creencias.
Robert dice lo siguiente:
“Y
todo hombre sabio, antes de unirse a una iglesia, deseara saber cuál es su
credo. Tiene derecho a saber lo que cree la iglesia, y la iglesia tiene derecho
a saber lo que cree él. Ahora bien, tener un credo no publicado como prueba de
comunión es un desorden, por no decir que es deshonesto”
Una iglesia sin confesión, no tendrá un
filtro teológico para los aspirantes a la membresia, como tampoco tendrá una
base teológica de comunión entre los miembros. En cambio el tener confesión
ayuda en la comunión de la congregación, pues habrá una fe común en la cual se
puede promover la comunión. Además, en el caso de diferencias teológicas, la
confesión es un instrumento que ayuda a resolverlas, o en el caso de falsas
doctrinas es un instrumento para aplicar disciplina.
El tercer argumento es propone Robert es
que la confesiones de fe sirven como norma para evaluar a los ministros de la
palabra. Los ministros de la palabra de Dios deben ser hombres fieles (2 Tim
2:2) “retenedores de la palabra fiel como ha sido enseñada para que también
puedan exhortar con sana enseñanza” (Tito 1:9) En estos tiempos donde la “sana
doctrina” escasea entre los Bautistas en muy importante tener algún elemento de
prueba para los predicadores. Roberto dice:
“Una
confesión de fe hace relativamente fácil para la iglesia inquirir acerca de la
ortodoxia doctrinal de una persona en el amplio campo de la verdad bíblica. Sin
una confesión de fe, la evaluación que hace una iglesia de sus ministros es
fortuita y superficial en el mejor de los casos; y la iglesia estará en gran
peligro de imponer las manos a neófitos y herejes, todo porque no mide los
candidatos al ministerio con una norma amplia y profunda”[5]
Si queremos que las iglesias Bautistas no sean engañadas
y guiadas por lobos vestidos de ovejas, lo que ella deben hacer es evaluar a
los candidatos a pastores por medio de una confesión de fe. La iglesia que no
tiene una confesión de fe, está expuesta cualquier engaño doctrinal de una
manera más fácil que una que la tiene.
Y el cuarto argumento que propone Robert es las
confesiones contribuyen a un sentido de continuidad histórica. Una de las cosas
más perdidas en el pueblo Bautista es la “identidad” y esto se debe que no
conocen su historia confesional. Por ejemplo muy pocos Bautistas saben que la
práctica de las confesiones fue algo muy común en la historia. Tan solo por
nombrar algunas como la Confesión de Fe
de 1644[6],
la Confesión de New Hampshire[7] y la
Confesión de Filadelfia[8] es
más que suficiente para darnos cuenta que esta práctica fue común entre los
Bautistas y hoy casi no existe. B.H Carroll decía:
“Una iglesia con poco
credo es una iglesia con poca vida. Cuantas más doctrinas divinas puedan acordar
una iglesia, tanto mayor será su poder y más amplia su utilidad. Cuanto menos
sean sus artículos de fe, tanto menos serán sus vínculos de unión y cohesión.
El clamor moderno “menos credo, mas libertad” es una degeneración para pasar de
los vertebrados a las medusas, que implica menos unidad y menos moralidad, y
significa más herejía: solamente la denuncia y la corrige. Si se deja fuera el
credo, el mundo cristiano se llenara de herejía indetectable y sin corregir,
pero sin duda, mortal”[9]
El
contexto y las fuentes de la confesión
Esta sección se encuentra en el “APENDICE A”[10]
del libro, pero es de suma importancia comprender un poco del contexto en la
cual se desarrollo esta confesión y cuáles son las fuentes de esta confesión.
Esta confesión nos enseña el origen reformado y puritano de los Bautistas
Particulares o Reformados. Waldron nos dice que es sabido que las Iglesia
Bautistas Particulares surgieron en Inglaterra y que fueron iglesias puritanas
separatistas conocidas como congregacionalistas e independientes. Los puritanos
eran un grupo muy diverso entre los cuales estaban los Presbiterianos los
cuales se identificaban doctrinalmente con la Confesión de Westminster[11] y
defendían el gobierno Presbiteriano y el bautismo infantil. Los
Congregacionalistas que se identificaban
doctrinalmente con la Confesión de Saboya, e insistían en la independencia de
cada iglesia local, rechazando así el sistema de gobierno Presbiteriano, pero a
la vez aceptando el bautismo infantil. Y finalmente los Bautistas Particulares,
los cuales se identificaban doctrinalmente con la Confesión de 1689 y defendían
la independencia de cada iglesia local y el bautismo de creyentes (o adultos).
Aun así hay algunos grupos que intentan negar la validez de que los Bautistas
Particulares sean reformados. Waldron dice lo siguiente:
“Es simplemente la
ignorancia histórica o el prejuicio teológico lo que hace que algunos nieguen
que los Bautistas puedan ser reformados. Tanto si esa objeción procede de los
que están en las denominaciones reformadas tradicionales o de los que están en
círculos Bautistas, no pueden soportar la luz del examen histórico”[12]
Esto quiere decir que hay muchas personas que parecen
ignorar el contexto histórico donde los Bautistas Particulares nacieron, pues
su propia teología revela su unidad con la doctrina reformada. Pero la verdad
es que el rechazo de reconocer a los Bautistas Particulares como reformados
proviene generalmente del prejuicio teológico, debido a que los Bautistas no
aceptan el paidobautismo (Bautismo infantil)
Habiendo explicado brevemente el contexto histórico en el
cual se desarrollo la confesión, Waldron nos dice cuales fueron las fuentes de
la Confesión de Fe de 1689. El enumera cuatro. 1) La Confesión de Westminster
2) La Confesión de Saboya 3) La Confesión de fe Bautista de 1644 (o Primera
Confesión de Fe) 4) Los trabajos del anciano William Collins (y otras
contribuciones de la reunión general de 1677)
Hay muchas personas que argumentan pensando que la
Confesión de Fe de 1689 es una “copia” de la Confesión de Westminster, pero
Waldron dice que eso es un error ya que esta Confesión tuvo una combinación de estos
4 documentos. Ahora, hay varios puntos importantes a considerar que
generalmente también son muy ignorados. En primer lugar, los Bautistas
Particulares ya eran confesionales antes que los Presbiterianos, pues la
Confesión de Westminster fue publicada en 1646 y los Bautistas Particulares ya
tenían una confesión en 1644. En segundo lugar, la idea de que la fuente
principal de la Confesión Bautista fue la Confesión de Westminster es falsa,
pues Waldron demuestra que su fuente principal fue la Confesion de Saboya,
probablemente por su cercanía teológica en puntos como la independencia de la
iglesia. Y en tercer lugar, los Bautistas Particulares, no buscaban la “novedad
teológica” así que siguieron a Saboya y Westminster en sus declaraciones
teológicas correctas y editaron lo que pensaron que eran errores. Finalmente
Waldron nos recuerda el admirable trabajo del anciano William Collins, el cual
fue el principal responsable de combinar y crear la Confesión de Fe Bautista de
1677 que fue publicada en 1689. Waldron
saca lecciones importantes después de analizar este enorme trabajo de nuestros
padres Bautistas. Podemos ver que aunque ellos no buscaban la “novedad
teológica” y respetaban el trabajo de otros hermanos en la fe, ellos no eran
simples “copistas” sino que tenían un propio juicio respecto a lo que las
Escrituras revelan. Podemos destacar en ellos el inmenso trabajo teológico que
realizaron para dejarnos con una rica herencia Bautista Reformada de cual ahora podemos disfrutar, y
de la cual lamentablemente muy pocos Bautistas conocen.
Los
distintivos teológicos de los Bautistas y sus diferencias con Presbiterianos y Congregacionalistas.
Después de pensar porque es legitimo el uso de
confesiones y poner esta confesión en el contexto histórico y revelar cuáles
son sus fuentes, podemos examinar su teología. Lo primero que se puede decir
respecto a la Teología de esta Confesión
Bautista es que difiere de varias teologías en sus numerosas
afirmaciones. Waldron nos recuerda sobre el capitulo 1 lo siguiente:
“Necesitamos
recordarnos a nosotros mismos que sus aseveraciones se forjaron en el fuego de
las controversias históricas. Esto es particularmente cierto tocante al
capítulo 1. Cada una de sus siete aseveraciones principales (Su necesidad,
identidad, autoridad, suficiencia, claridad, disponibilidad, finalidad)
contradice el dogma Católico Romano correspondiente. Además, en dos casos al menos se niegan las
pretensiones radicales Anabaptistas en cuanto a revelaciones directas y el don
de profecía”[13]
Entonces el capitulo 1 lo que hace es desechar la idea Católico
Romana que la Iglesia es la autoridad y pone a las Escrituras como la máxima
autoridad. Como también se aleja de las doctrinas de algunos Anabaptistas que
sostenían poseer revelación directa y profecías. Esto muestra cual ha sido la
posición histórica de la Iglesia Bautista ante este tipo practicas carismáticas
que lamentablemente abundan en la iglesia Bautista. También si las iglesias
Bautistas estudiaran con mayor profundidad este capítulo evitarían que muchos
liberales y neo-ortodoxos estuvieran en sus filas.
El capitulo 2 no hay mucho que agregar pues toda la
cristiandad, incluido la Iglesia Católico Romana ha estado de acuerdo con la
trinidad. En el capítulo 3 es el capitulo base para la Teología Reformada. A
diferencia de los Bautistas Generales, donde Dios no es absolutamente soberano
ni ha decretado todo acontecimiento, los Bautistas Particulares o Reformados,
creemos que Dios es Soberano y ha decretado todo lo que pasa y a escogido a su
pueblo antes de la fundación del mundo (Efe 1:4) Waldron va respondiendo una a
una las objeciones comunes que existen respecto al decreto de Dios[14].
El
capitulo 4, 5 y 6 tratan sobre la creación, la providencia y la caída del
hombre y siguen la interpretación histórica sobre estos puntos. En el caso del capítulo 4 se discute
particularmente la interpretación de que si los días son de 24 horas o grandes
etapas de tiempo. En el caso del capítulo 6, se introduce la Teología del Pacto
Bautista Reformada y Waldron explica la relevancia que ella ha tenido. Además,
se enfatiza el primer punto soteriológico de la teología reformada “la
depravación total del hombre”. En estos puntos los Bautistas Reformados estamos
de acuerdo con los Congregacionalistas y Presbiterianos.
El capítulo 7 de
esta confesión es particularmente importante, ya que este punto es la que nos
divide con los Presbiterianos y Congregacionalistas. La confesión de
Westminster tiene en este punto 6 afirmaciones[15],
mientras que la Bautista solo tiene 3[16]. Waldron
comienza tratando la pertinencia teológica del “pacto de gracia”. El muestra
que tanto los Presbiterianos como los Bautistas Particulares creen en el pacto
de gracia, que en términos sistemáticos quiere decir que ambos creen en la
teología del pacto. Pero algo muy importante de recordar, es que la formulación
de la teología del pacto Bautista es distinta a la formulación Presbiteriana. Ambos
creen en el pacto de obras, pero difieren en su entendimiento del pacto de
gracia. Para los Presbiterianos es simplemente dos administraciones del pacto
de Gracia en donde la sustancia (gracia) es la misma. Pero para los Bautistas
el pacto de Gracia es un pacto que se va revelando progresivamente en los otros
pactos históricos a través de las Escrituras. Esto quiere decir que para los
Presbiterianos hay plena continuidad, pero para los Bautistas hay continuidad y
discontinuidad. Waldron observa[17]:
“El párrafo 3 de la
confesión Bautista es una declaración admirable. El enfoque de la confesión de
Westminster está en la unidad del Pacto de gracia. Solo sus ordenanzas o
sacramentos externos cambian bajo el evangelio. La Confesión Bautista no limita
artificialmente el desarrollo del Pacto de gracia a meros cambios en su
administración o sacramentos externos. Más aun, no limita su consideración de
la revelación del Pacto de gracia a una presentación doble (y algo limitada) de
las administraciones que hacen el antiguo y Nuevo pacto sobre el Pacto de
gracia. Por el contrario introduce la idea de revelación progresiva, comenzando
con Adán, avanzando mediante “pasos adicionales
hasta completarse” la “plena revelación” del Pacto de gracia en el Nuevo
testamento. La presentación de la Confesión de Fe Westminster tiende a
minimizar la diversidad del proceder de Dios en los pactos y pierde de vista el
progreso en las características de la comunidad del pacto. La presentación de la Confesión Bautista, con
su uso de la idea de revelación progresiva, proporciona un equilibrio entre la
unidad y la diversidad y una perspectiva más amplia del proceder de Dios en los
pactos”
Las implicancias teológicas de esta diferente forma de
ver el Pacto de gracia son claramente eclesiológicas, especialmente en el tema
del Bautismo. Los Bautistas Reformados argumentaban contra el paidobautismo a
partir del Pacto de Gracia.
El capitulo 8 es casi idéntico a la Confesión de
Westminster, pero añade los últimos donde párrafos “aplica los oficios de
Cristo”. Este capítulo es una exposición sobre Cristo como mediador, en donde
se tratan sus oficios como Profeta, Rey y Sacerdote. Además se analiza la
naturaleza de Cristo tanto divina como humana.
Del capítulo 9 al 18 se expone la perspectiva reformada
respecto al libre albedrio y al orden de la salvación (Ordus Salutis). En el
capítulo 10 llamado el llamamiento eficaz, se expone el tema de la salvación de
los niños. En el párrafo 3 la confesión afirma que solo los “niños escogidos
serán salvos”. Esta frase ha tenido diferentes interpretaciones entre los
Bautistas Particulares.
En el capítulo 19 se expone la ley de Dios. Muchos
bautistas actuales son antinomianos, pero los Bautistas Particulares tenían
claro que la ley moral de Dios sigue estando vigente en sus 10 mandamientos
para todo el mundo. El capitulo 20 fue
tomado por los Bautista de la confesión de Saboya, ya que este no aparece en la
confesión de Westminster. Según Waldron[18]
la razón de este capítulo era:
“El contenido del
capítulo indica el error que se contempla menospreciaba la necesidad de la
revelación especial contenida en las Escrituras para la salvación”
El capitulo 21 es fue muy importante para los
Congregacionalistas y los Bautistas, ya que ambos suprimieron el cuarto párrafo
de la confesión de Westminster que atabaca la libertad de conciencia[19].
Waldron explica[20]:
“Los bautistas en la
confesión de 1689 y los congregacionalistas antes que ellos en la declaración
de Fe de Saboya, suprimieron este párrafo porque en sus declaraciones
posteriores, la confesión de Fe de Westminster enseñaba que debía haber una
sola iglesia estatal presbiteriana y que el gobierno civil tiene el deber de
suprimir la herejía. La herejía se definía como cualquier publicación o
mantenimiento de opiniones que el gobierno (presbiteriano) creyeran contrarias
de la naturaleza o a los principios conocidos del cristianismo”
Es por esta razón que los Bautistas serian conocidos como
los “campeones de la libertad de conciencia” porque ellos no creían en
“iglesias estatales” que regularan la conciencia de las personas, cada cual era
libre para creer o rechaza el evangelio.
El capitulo 22 sostiene lo que se conoce en la teología
reformada como el “principio regulador del culto cristiano”. Los Bautistas
Particulares sostuvieron junto con los Presbiterianos y los
congregacionalistas, este principio de hacer en el culto solamente lo que Dios
había mandado. Por tanto, en el culto cristiano no se podía introducir ningún
elemento que estuviera explícitamente mandado en las Escrituras. Este capítulo
rechaza el catolicismo romano y todas sus prácticas idolátricas del culto, como
el principio normativo sostenido por los anglicanos. También sostiene el “día
de reposo cristiano” en cual debe ser observado con toda la preparación del
corazón y dedicado al Señor en adoración plena. Los actuales cultos Bautistas
son generalmente centrados en el hombre o en lo que “sirve” porque desconocen
este fundamental principio bíblico.
Los capitulo 23 y 24 rechazan algunas creencias
Anabaptistas. Por ejemplo el capitulo 23 trata sobre los juramentos legítimos.
La mayoría de anabaptistas sostenían que no se debía jurar en ningún ocasión,
interpretando de manera errada algunas Escrituras (Mt 5:34-37; Stgo 5:12) Pero
la confesión no da la argumentación bíblica para rechazar tal idea. Por otro
lado el capitulo 24 trata de las
autoridades civiles y rechaza la noción de los anabaptistas de ver al gobierno
civil como Satanás, sino que las ve como instituida por Dios. También rechaza
las ideas anabaptistas del pacifismo y
de que un cristiano no puede tener un cargo en el gobierno civil. Sin embargo
no solo tuvieron que rechazan a los anabaptistas en este punto, sino también la
interpretación que la confesión de Westminster hacia respecto al gobierno civil[21]. Waldron observa[22]:
“Los bautistas fueron
los primeros cristianos reformados que sostuvieron la libertad religiosa. Casi
todas las demás denominaciones reformadas en los Estados Unidos han llegado a
sostener la libertad religiosa, pero han tenido que cambiar las confesiones de
Westminster y Belga para hacerlo. Los Bautistas no tuvieron que cambiar sus
ideas para sostener este gran punto. Siempre lo han sostenido”.
Los Bautistas Particulares desde el principio rechazaron
la idea de que el gobierno civil dictará las creencias o regulará la adoración
religiosa. Por tanto, el gobierno civil tiene su esfera en la cual trabajar y
la iglesia tiene su esfera en la cual trabajar, esto es el esbozo de lo que
llevo a ser después la doctrina Bautista de la “separación de iglesia-Estado”.
El capitulo 25 desarrolla el tema del matrimonio.
Argumenta de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer y que sus
propósitos son la ayuda mutua, la multiplicación y el evitar la impureza.
Además dice que solamente los cristianos deben casarse en el Señor, esto es con
creyentes, y termina hablando de que el matrimonio no debe llevarse a cabo
dentro de grados de consanguinidad. Lo curioso de este punto es no tenga una
referencia acerca del divorcio y el nuevo matrimonio. En este punto me parece
sorprendente que Waldron sostenga acríticamente la posición de Westminster[23] y
no de ningún indicio de que dentro de la teología Bautista han existido
diversas perspectivas respecto al divorcio y nuevo matrimonio[24]. Yo creo que la principal razón de porque los
Bautistas no adoptaron una posición oficial respecto al divorcio es porque no
existía acuerdo entre ellos.
En el capítulo 26 se desarrolla la eclesiología Bautista,
este es el punto en el que con mayor fuerza diferimos de las demás tradiciones
cristianas, ya sean católicas romanas, presbiterianas, anglicanas, luteranas,
etc. El capitulo comienza explicando la diferencia entre la iglesia invisible y
visible. Hay que advertir que en este punto hay bautistas que no están de
acuerdo con la clasificación reformada de “invisible y visible[25]”.
Luego nos dice que toda iglesia local puede caer en impurezas y error y que la
cabeza de la iglesia es Cristo. Del párrafo 5 al 7 se sostiene el
congregacionalismo afirmando que en cada miembro esta el “poder” dado por
Cristo. Del párrafo 8 al 11 se sostiene que cada iglesia debe tener ancianos y
diáconos y que es responsabilidad de la congregación sostener adecuadamente a
los ancianos que se dedican a tiempo completo a la enseñanza y predicación. Del
párrafo 12 al 14 se habla de la obligación de los creyentes e congregarse y
estar juntos. Este capítulo termina de forma magistral afirmando la comunión,
fraternidad, consejo y trabajo juntos. Aunque este capítulo es “muy
bautista” Waldron advierte[26]:
“El capítulo 26 de la
Confesión de 1689 es uno de los capítulos en que esta difiere más abiertamente
de la Confesión de Westminster. El capítulo titulado “De la Iglesia” en la
Confesión de Fe de Westminster tiene 6 párrafos, mientras que en la Confesión
de 1689 tiene quince párrafos. La doctrina de la iglesia separa a los puritanos
bautistas de los puritanos presbiterianos. Los bautistas sin embargo no eran
los únicos que difirieron de la Confesión de Fe de Westminster sobre esta
cuestión. Muchos de los párrafos en este capítulo se derivan de declaraciones parecidas en una plataforma de política
eclesiástica publicada por la declaración de Fe de Saboya por los puritanos congregacionalistas en
1658. Las ideas que se hallan en este capítulo no son, por tanto,
exclusivamente de los Bautistas sino ideas propugnadas por tales puritanos
congregacionalistas como Thomas Goodwin, John Owen, John Cotton y Jonathan
Edwards. Solo la idea de colocarlas en la Confesión es particular a los
bautistas”.
El capitulo 30 trata acerca de la comunión de los santos
y argumenta que al estar unidos a Cristo como cabeza entonces también
deberíamos estar unidos a los miembros de la iglesia que son el cuerpo de
Cristo. Cada uno de los santos están
obligados a mantener el compañerismo, la comunión y ayudar al prójimo según sus
necesidades. Este capítulo termina haciendo una observación interesante
respecto a que compartir con los demás no anula el derecho de propiedad
privada. Esta parece ser una referencia a los anabaptistas que habían negado la
posibilidad de tener propiedad privada.
Del capítulo 27 al 30 se tratan las dos ordenanzas
establecidas por Cristo. El catolicismo Romano habla de 7 sacramentos y la
tradición reformada habla de dos sacramentos. Respecto a que si se le debería
llamar “sacramento” u “ordenanza” Waldron opina que se trata solamente de
discusiones meramente de palabras que la Biblia condena. [27]
Yo no estoy de acuerdo con su opinión, pues creo que la palabra “sacramento”
trae confusión y no le hace justicia a la clara “ordenanza que Dios mando”. La
primera ordenanza es el Bautismo. El capitulo argumenta que solamente una
persona que se arrepiente y tiene fe en el Señor puede recibir esta ordenanza.
La persona que ha profesado a Cristo debe ser bautizada en inmersión. En este
punto nos distanciamos de Congregacionalistas, Presbiterianos y Anglicanos que
creen en el Bautismo de infantes. La segunda ordenanza es la Cena del Señor. El
capitulo 30 comienza definiendo que fue una ordenanza mandada por el Señor y
luego rechaza todos los errores introducidos por el catolicismo Romano. Dentro
de los círculos Bautistas hay debates sobre si la Cena significa un simple
memorial o tiene alguna relación espiritual[28]. Leyendo el párrafo 1 y 7 me parece que el
capitulo se inclina por la segunda opinión. También existe debate sobre si la
cena del Señor debería ser “abierta, cerrada o semi cerrada”. A mí me parece
que en el párrafo 8 argumenta “Semi cerrada[29]”.
Finalmente los capítulos 31 y 32 tratan sobre la
escatología cristiana. En el capítulo 31 se argumenta que después que uno muere
las almas de los justos van inmediatamente a la presencia de Dios y las almas
de los malvados van al infierno. Nos dice que solamente existen esos dos
“lugares” y ningún otro lugar. Esto lo hace atacando la creencia católica
Romana de algún otro lugar. Luego argumenta que cuando el Señor regrese
nuestros almas se unieran a nuestros cuerpos y seremos transformados en cuerpos
glorificados, mientras que los impíos serán resucitamos para condenación
eterna. En el capítulo 32 se argumenta que Dios ha establecido un día para
juzgar al mundo y que la salvación de sus escogidos es para la alabanza de su
gloria y la condenación de los réprobos es para la alabanza de su justicia.
Como hemos podido ver la exposición de la Confesión
Bautista de Fe de 1689 de Samuel E. Waldron es un comentario que nos ayudará a
redescubrir las maravillosas doctrinas bíblicas que los Bautistas Particulares
sostuvieron y enseñaron en cada una de las iglesias. En estos tiempos donde las
iglesias Bautistas han caído en la superficialidad, pragmatismo y relativismo
doctrinal es importarte volver a nuestras raíces teológicas. En este sentido
este es un libro que aporta mucho a la reflexión teológica histórica que
nuestros antepasados Bautistas desarrollaron.
[1]
http://www.theopedia.com/samuel-e-waldron
[2]
https://banneroftruth.org/us/about/banner-authors/robert-p-martin/
[3]
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Samuel E. Waldron. Página 17
[4]
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Samuel E. Waldron. Página 19
[5] Exposición de la Confesión Bautista de Fe de
1689. Samuel E. Waldron. Página 30.
[6]
http://www.reformedreader.org/ccc/1644spanish.htm
[7]
http://www.riquezasdegracia.com/node/24
[8]
https://iglesiando.com/2012/07/14/una-confesion-olvidada/
[9]
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Samuel E. Waldron. Página 25
[10]
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Samuel E. Waldron. Página
583-593.
[11]
http://www.iglesiareformada.com/Confesion_Westminster.html
[12]
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Samuel E. Waldron. Página
591
[13]
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Samuel E. Waldron. Página 43
[14]
Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Samuel E. Waldron. Página
99-102
[15]
http://www.presbiterianoreformado.org/estandares/cfw.php#head7
[16]
http://www.chapellibrary.org/files/archive/pdf-spanish/lbcos.pdf
[17]
Samuel E. Waldron. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Página
157.
[18]
Samuel E. Waldron. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Página
337.
[19]
http://www.presbiterianoreformado.org/estandares/cfw.php#head1
[20] Samuel E. Waldron. Exposición
de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Página 351.
[21]
http://www.presbiterianoreformado.org/estandares/cfw.php#head1 “Los gobernantes
civiles no pueden tomar para él la administración de la Palabra y de los
sacramentos, o el poder de las llaves del Reino de los Cielos,
y sin embargo tienen autoridad y es su deber hacer lo necesario para que la paz
y la unidad sean mantenidas en la iglesia, para que la verdad de Dios se
mantenga pura y entera, para que todas las blasfemias y herejías sean
suprimidas, todas las corrupciones y abusos en la adoración y la disciplina
sean impedidas o sean reformadas, y todas las ordenanzas de Dios sean
debidamente establecidas, administradas y cumplidas. Y
para el mejor cumplimiento de todo ello tienen la potestad de convocar Sínodos,
estar presentes en ellos y asegurar que cuanto en ellos se decida sea de
acuerdo con la mente de Dios”
[22]
Samuel E. Waldron. Exposición de la
Confesión Bautista de Fe de 1689. Página 403.
[23]
Samuel E. Waldron. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Página
414.
[24]
John Piper en su libro “Pacto matrimonial” defiende que nunca es válido el
divorcio y las segundas nupcias. W.E Best en su libro “Hombre y Mujer, una
verdad bíblica” defiende algo similar a Piper.
[25]
Por ejemplo La iglesia Neotestamentaria W. R. Downing. Capitulo 3.
[26]
Samuel E. Waldron. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Página
426-427.
[27]
Samuel E. Waldron. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Página
465.
[28]
Un libro para explorar este debate http://www.zondervan.com/cuatro-puntos-de-vista-sobre-la-santa-cena
[29]
Esto fue debate entre importantes Bautistas Particulares. http://imagenbautista.cl/historiabautista/john-bunyan-1628-1688/
0 comentarios:
Publicar un comentario