Pensar el mundo a través de las Escrituras...

jueves, 7 de junio de 2018

Lucas 11:1-2 Aprendiendo a orar, parte 1




La oración era un elemento fundamental del pueblo de Dios a través de todas las generaciones. Desde el principio de las Escrituras vemos que el pueblo de Dios “invocaban el nombre de Dios” (Gen 4:26) como los hombres oraban a Dios y el Señor se comunicaba con ellos (Abraham Gen 20:7; Isaac Gen 27:29; Moisés Dt 9:26). También podemos ver a los sacerdotes orando bendiciones para el pueblo (Num 6:22-27) o las acciones de gracias del pueblo al ofrecer las primicias y los diezmos (Dt 26:5-10) y hombres de Dios orando por el pueblo (Esdras 9; Daniel 9) Dentro de todas estas oraciones, también podemos encontrar una diversidad de motivos por los cuales se oraba. Por ejemplo habían 1) oraciones de adoración a Dios, 2) oraciones de arrepentimiento, 3) oraciones de agradecimiento, 4) oraciones de peticiones, 5) oraciones de intercesión.

1. “Venid adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” Salmos 95:6

2. “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” Salmos 51:10

3. “Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia” Salmos 118:1

4. “Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a Jehová misericordia” Salmos 142:1

5. “Y Moisés oró por el pueblo” Números 21:7

Como podemos ver la oración ha sido algo central en el pueblo de Israel, es por eso que desde temprano el judaísmo trato de ordenar la vida a partir de las oraciones que se llevaban a cabo durante el día. Hay un libro que se llama “Sidur” que es el libro de oraciones de los judíos y que tenía por propósito ordenar sistemáticamente los tiempos de oración[1]. Por ejemplo tenemos la oración de la mañana en donde la persona al despertar debía orar lo siguiente:

MODÉ - Te agradezco, Rey vivo y Eterno, que me has devuelto mi alma con misericordia. Grande es Tu fidelidad.
BARUJ - Tú que eres Bendito, Eterno, Señor nuestro, Rey del Universo, que nos has santificado con Tus preceptos, y nos ordenaste el lavado de las manos.
BARUJ - Tú que eres Bendito, Eterno, Señor nuestro, Rey del Universo, que has formado al hombre con sabiduría y creaste en él vías y conductos. Conocido y sabido es ante Tu trono de gloria que si un solo órgano quedara obstruido o abierto, no sería posible existir ni siquiera una sola hora. Tú eres Bendito, Eterno, que curas a toda criatura y haces maravillas[2].

Esto puede tener una buena intención al principio pero luego se puede convertir en una repetición sin sentido y vacía tal como los fariseos lo hacían. En Mateo 6:5-8 Jesús condena 2 actitudes las cuales se repiten con el tiempo debido a nuestro corazón pecaminoso. En primer lugar la actitud hipócrita de orar en público para que los otros hombres nos vean y piensen que nosotros somos muy espirituales. El problema allí no es orar en público, sino buscar la aprobación de los hombres en vez de Dios.  En segundo lugar los fariseos al orar usaban mucha  “vanas repeticiones” y “la palabrería”. Esto no quiere decir que repetir sea malo necesariamente sino que ellos pensaban que al repetir y usar palabras rebuscadas Dios les iba a escuchar más. Esto debe llevar a examinarnos y pensar ¿Cuánto oramos a Dios? ¿Cómo oramos a Dios? ¿Deberíamos crear un sistema de oraciones como los judíos? ¿Estamos orando por los motivos correctos? ¿Cómo sabemos que no estamos cayendo en vanas repeticiones y palabrerías vacías? Esto solamente podemos aprenderlo si dejamos que nuestro Señor Jesucristo nos enseñe por medio de las Escrituras como deberíamos orar nosotros correctamente delante de su presencia.

Lucas 11:1a Mirando el ministerio de Jesús

En este verso tenemos una descripción muy breve pero importante del ministerio de Jesús. Uno de los discípulos observa que Jesús estaba orando en un lugar, se consideraba descortés o impío interrumpir a una persona cuando estaba orando así que solamente podía observarlo hasta que terminará[3]. Esta actitud de Jesús no era algo novedoso en su ministerio ya que el evangelio de Marcos desde el principio nos describe la vida oración del Señor:

“Levantándose muy de mañana, siendo aun muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba” Marcos 1:35

Jesús comenzaba su ministerio y su día con oración, esto no significa que la única manera aceptable para orar es la mañana, pues Jesús oraba en todo tiempo (incluso cuando fue bautizado Lucas 3:21-22) más bien tiene que ver con que Jesús lo hacía de mañana porque era un tiempo tranquilo para estar en la comunión con su Padre. Cada uno conoce los tiempos que Dios les ha provisto en la vida, por tanto cada uno de nosotros somos responsables de cultivar nuestra vida de oración según esos tiempos. Dios diseño la oración para que tengamos comunión con él y dependamos de su poder. ¿No es evidente nuestra poca comunión con el Padre y la dependencia de su poder cuando ya pecamos? Nosotros que siempre luchamos con él pecado creemos que un montón de normas van a impedir el apetito por el pecado, pero no será así. Solamente dejaremos de tener apetito por el pecado cuando nuestra sed y hambre este saciadas en la voluntad de Dios. ¿Buscas la comunión con Dios? ¿Anhelas pasar tiempo en su presencia? ¿Tienes deseos de conocerlo más? La oración es la prueba máxima de nuestra espiritualidad:

“Es la actividad más sublime del alma humana, y por lo tanto es al mismo tiempo la prueba máxima de la verdadera condición espiritual del hombre. No hay nada que diga tanto la verdad sobre nosotros como cristianos que nuestra vida de oración... En última instancia, por lo tanto, el hombre descubre la condición real de su vida espiritual cuando se examina en privado, cuando está a solas con Dios... ¿Y no sabemos todos lo que es descubrir que, de algún modo, tenemos menos que decirle a Dios cuando estamos solos que cuando estamos en la presencia de los demás? No debería ser así; pero lo es a menudo. Así que cuando dejamos la esfera de las actividades y los tratos externos con otras personas, y estamos a solas con Dios, es que realmente sabemos dónde nos encontramos en el sentido espiritual[4]” Martin Llord Jones

El evangelio de Lucas nos da muchos detalles interesantes de esta vida de oración que Jesucristo tenía en su ministerio.

“Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos,  y oraba” Lucas 5:15-16

Jesús había comenzado su ministerio predicando el evangelio (Luc 4:18-19) y haciendo muchos milagros (4:31-5:11) Lo cual hacia que Cristo estuviera muy ocupado respecto a su trabajo de predicar y sanar, sin embargo aun así Cristo se apartaba a lugares desiertos a orar. Vivimos en una cultura hiperocupada en que el tiempo es escaso y donde todos tenemos muchos que hacer, pero la pregunta es si todos lo que hacemos ¿Es igualmente de importante? Nuestras preguntas como creyentes deben ser ¿Tenemos tanto que hacer y el orar no es un hacer importante en nuestra vida? ¿Cómo nuestro Señor Jesucristo el cual estaba muy ocupado encontraba tiempo para orar? Cuando nos presentemos delante de Dios vamos a ver que gran parte de lo que llamamos “estar ocupados” no era tan realmente prioritario como pensábamos.

“En aquellos días él fue al monte a orar, y paso la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamo apóstoles” Lucas 6:12-13

Como vimos Jesús pasaba muy ocupado en su ministerio (Lucas 5:17-6:11) pero cuando tenía que tomar una decisión tan importante como escoger a los doce discípulos que serian los apóstoles el paso la “noche orando a Dios”. Aunque él era el Dios encarnado siempre buscaba la dirección de su padre en cada decisión que tomaba. La oración para nosotros como creyentes tiene el propósito de depender de Dios y a la vez de buscar su dirección cuando tomamos decisiones importantes en la vida.  Hay un sin número de decisiones importantes en la vida en las cuales debemos decidir, pero antes de decidir debemos buscar la dirección de Dios en oración. ¿Realmente oras en cada decisión importante que vas tomar o simplemente confías en tu propio criterio? ¿Realmente buscas la voluntad de Dios cuando te enfrentas a una decisión difícil o simplemente se basas en tu propia opinión? Los discípulos al haber observado como Jesús iba a su Padre en cada momento importante de su ministerio, ellos quería aprender a ser como el maestro en la vida de oración. Si queremos aprender de la oración debemos observar en las Escrituras como nuestro Señor Jesucristo vivía su vida de oración ¿Quieres ser como Cristo? Entonces debes depender totalmente de la oración para cada situación en tu vida.

Lucas 11:1b Enséñanos a orar

Una de las primeras peticiones de este discípulo que observaba a Jesús después de orar fue pedirle al Señor que les enseñará a orar. Al igual como todo maestro de la época Juan el bautista había tenido discípulos (1 Juan 1:35; Luc 7:18) y a ellos le había enseñado muchas cosas entre las cuales estaba el orar. Por tanto los discípulos del Señor querían ser enseñados de la misma manera. Una de las cosas que los cristianos suponemos en muchas ocasiones es que ya sabemos orar. Pero ¿acaso no es cierto que cuando escuchamos nuestras oraciones y vemos el modelo de la oración de Jesús no se parecen mucho? ¿Acaso no es cierto que cuando escuchamos nuestras oraciones y vemos las oraciones del Apóstol Pablo no se parecen mucho? El problema es que la mayoría de nuestras peticiones están basadas en la búsqueda de nuestra propia satisfacción y no en la gloria de Dios. En palabras de Santiago 4:3

“Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”

El foco principal en nuestras oraciones son nuestras propias necesidades, por supuesto Dios no es que no se interese en nuestras necesidades pero no es lo prioritario, lo prioritario es la gloria de Dios y cuando descansamos en la gloria de Dios entonces nuestras necesidades son satisfechas porque están en la voluntad perfecta de Dios. Es por esto mismo que necesitamos ser enseñados por el Señor a orar conforme a su voluntad, tal como nos enseña 1 Juan 5:14.

“Y esa es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, el nos oye” 

El Señor es quien nos va a enseñar a orar conforme a su voluntad. Pero ¿Cómo lo hará si Jesucristo físicamente ya no está? ¿Cómo es que los discípulos del Señor actualmente son enseñados? Por medio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es quien está con nosotros (Jn 14:16) es quien nos enseña y recuerda todas las cosas (Jn 14:26) Él es quien da testimonio de Cristo (Jn 15:26) Él es quien nos convence de pecado, justicia y juicio (Jn 16:7-11) Él es quien nos guía a toda verdad (Jn 16:13-15) y también es él quien nos enseña a orar. Esto nos dice Pablo en Romanos 8:26

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”

Las otras traducciones dicen “con gemidos que no puede expresarse en palabras” (NVI y NTV) ¿A qué se refiere esto? Se refiere a la experiencia que todo creyente a tenido alguna vez en su vida de oración. Cuando algún creyente está pasando por alguna prueba o alguna tentación y va al Señor a orar para pedirle que Dios le ayude con esto pero resulta que finalmente termina solamente alabando al Señor por lo que es. ¿Cómo podemos explicar esto? Podemos explicarlo diciendo que el Espíritu Santo es quien está obrando en nuestros corazones y cada vez que vamos al Señor en oración el Espíritu Santo esta guiando nuestras oraciones a su voluntad de una manera que ni siquiera comprendemos.

Lucas 11: 2 Padre Nuestro que estás en los cielos

Jesús después de escuchar la petición de este discípulo le comienza a enseñar como un creyente debe orar. Cuando él le dice que deben decir esta oración cuando se dirigen al Padre no les está diciendo que repitan literalmente cada palabra pues si no estaría contradiciendo la idea de repeticiones vanas. Más bien les está enseñando un modelo con los elementos esenciales cuando dirigirse a Dios en oración. La primera frase de estos elementos es el “Padre nuestro que estás en los cielos”. Esta era un frase con la cual el mismo Jesús se refería a Dios como “Padre” (Mt 11:25; Luc 22:42; 23:46) Esto inmediatamente nos habla de una relación de Padre con un hijo. Un hijo sin duda se va a referir a su Padre con esa cercanía. Una de las enseñanzas más malvadas respecto a Dios Padre es la idea de la paternidad universal de Dios, como que Dios es Padre de todas las personas en el mundo, aun es enseñada por herejías como el universalismo (que todo el mundo será salvo) Charles Spurgeon ya advertía sobre esta doctrina demoniaca[5]:

“Tal como les he advertido antes, han de aborrecer la doctrina de la paternidad universal de Dios, pues es una mentira y un profundo engaño. Primero, asesta puñaladas al corazón de la doctrina de la adopción enseñada en la Escritura, pues ¿cómo puede Dios adoptar a los hombres, si ya todos son Sus hijos? En segundo lugar, asesta puñaladas al corazón de la doctrina de la regeneración, que es ciertamente enseñada en la Palabra de Dios. Ahora, es por la regeneración y por la fe que nos convertimos en hijos de Dios, pero ¿cómo podría ser eso si ya fuéramos hijos de Dios? ¿Cómo podría Dios dar a los hombres el poder de convertirse en Sus hijos si ya tuvieran ese poder? No crean en esa mentira del diablo, antes bien, crean en esta verdad de Dios: que Cristo y todos los que están en Cristo mediante una fe viva, pueden regocijarse en la Paternidad de Dios”

Las Escrituras nos dicen con claridad que aunque Dios es el creador de toda la humanidad, el no es el Padre de toda la humanidad, pues hay hijos de Dios e hijos del Diablo (Jn 8:44; 1 Juan 3:1) Por otro lado el Pueblo de Israel igual sabia que el Dios que escogió a Abraham y su descendencia era su Padre

“Ahora pues, Jehová, tu eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros” Isaías 64:8

El pueblo de Israel sabía que Jehová era su Padre y reconocían que él los había escogido y los estaba formando por medio de todos los procesos y pruebas que el pueblo iba a experimentar ¿No es acaso lo mismo con nosotros que fuimos escogidos y estamos siendo formados por su mano amorosa? por tanto lo veían como el Padre de la nación (2 Cro 29:10). Dios Padre es muy contrario a lo que se cree comúnmente (que Dios es airado y vengativo en el AT) pues en las Escrituras es presentado como un padre compasivo

 “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen” Salmos 103:13

¿No es acaso esta la misma visión de Jesús cuando dice que hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan le va a dar una piedra (Mt 7:9)? Dios Padre es alguien compasivo para con nosotros siendo paciente al vernos muchas veces revelándonos ante su voluntad y no siguiendo sus pasos. Además Dios se muestra cercano al estar preocupado por los débiles de la sociedad a tal punto que se muestra como Padre protector de ellos.

“Padre de huérfanos y defensores de viudas es Dios en su santa morada” Salmos 68:5

Por supuesto este no es único versículo en el cual se muestra a Dios preocupado por los débiles de las sociedad ya que da un sin número de versículos respecto a esto (Dt 26:12-13) El Dios Padre no solamente es compasivo y cercano sino que además es un Padre guiador.

“Irán con lloro, más con misericordia los haré volver, y los haré andar juntos a arrojos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por Padre, y Efraín es mi primogénito” Jeremías 31:9

Como hijos amados del Padre necesitamos la guía y el pastoreo continuo de un Padre amoroso. Pero esto supone que los hijos deben buscar honrar a su Padre. El Padre confronta a su pueblo cuando ellos no le obedecen

“El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si pues, soy yo padre ¿Dónde está mi honra? Y si soy señor ¿Dónde está mi temor? Dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menosprecias mi nombre. Malaquías 1:6

Por lo tanto el pueblo de Israel sabia de un Dios cercano, compasivo, guiador y que exigía obediencia a sus hijos, pero aunque ellos sabían todo esto jamás se imaginaban que ese Padre iba a enviar a su hijo, el cual era “el resplandor de su gloria, la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:3) y en palabras de Juan 1:1

“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida”

Ese Padre que estaba en los cielos se había manifestado por medio de su hijo en la tierra ¿Puede existir algo más glorioso para los discípulos del Señor? Ciertamente los discípulos de la época y los apóstoles experimentaron al Señor en su presencia física. ¿Eso significa que Dios es alguien lejano porque no los experimentamos físicamente nosotros? Por supuesto que no. Por medio de la obra de Cristo y el poder del Espíritu Santo nosotros podemos acércanos y experimentar una cercanía muy intima con Dios.

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos: ¡Abba Padre! Romanos 8:15
“Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba Padre! Gálatas 4:6

Ahora no solamente vemos a un Padre compasivo, cercano, guiador de un pueblo sino que ahora vemos a un Padre compasivo que envió a su hijo a morir en la cruz del calvario, a un Padre cercano que sacrifico a su escogido y aun Padre que nos guía por medio del Espíritu Santo en nuestros corazones. Ya no solo le decimos “Padre” sino que ahora con toda confianza venimos ante su presencia y le decimos “Papito” ¡Es una cercanía increíble! ¿Por qué entonces querremos pasar lejos de nuestro Padre celestial? ¿Por qué no nos acercamos y disfrutamos de su presencia llena de amor y de misericordia? ¿No es asombroso que podemos acércanos a un Dios soberano, todopoderoso y santo solo al arrodillarnos y buscar su presencia?

Esto es lo primero y más esencial que debemos aprender cuando oramos y es que nos estamos dirigiendo a nuestro Padre por medio de la obra de nuestro Señor Jesucristo. ¿Tienes tú ese privilegio de acercarte a él? ¿Ya eres hijo de Dios y no del diablo? ¿Puedes acercarte y sentirte amado? ¿Puedes acercarte y confiar en sus promesas? Si es así ¿Por qué no pasas más tiempo en su gracia?







[1] http://www.mesilot.org/esp/sidur/sidurspanish.pdf
[2] Ibíd. Página 6.
[3] Craig Keener. Comentario Cultural de Lucas. Página 215.
[4] Citado por John MacArthur. A solas con Dios. Página 6.
[5] http://www.spurgeon.com.mx/sermon2311.pdf

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