Cuando
Jesús termina el sermón del monte muchas personas están admirada, impresionadas
o asombradas por la manera en la cual el Señor había enseñado todas las cosas
que los escribas también habían intentado enseñar pero no lo habían hecho con
la misma autoridad que Jesucristo lo había hecho (Mt 7:28-29) Y ahora Jesús se propone a mostrar todo lo que había
enseñado en el sermón del monte de forma práctica. Varios comentaristas han
dicho que el sermón del monte son los dichos o palabras de Jesús y los milagros
de Jesús que hay en esta sección son las obras u actos de Jesús[1]. Si observamos con cuidado
el capítulo 8 y 9 de Mateo nos vamos a encontrar con 9 milagros de Jesús que
son sanidades, control de la naturaleza o exorcismos que él va a realizar a
diversas personas como un leproso, un hombre enfermo, la suegra de Pedro y
otros enfermos, calmar la tempestad, endemoniados, paralíticos, enfermo de
muerte y mudos (aunque algunos sostienen que hay 10 milagros)
Esto toma mayor sentido si consideramos que el
evangelio de Juan está construido a partir de señales que manifestaban que las
obras de Jesús manifestaban su divinidad. Por ejemplo en varias ocasiones
cuando Jesús era criticado por hacer milagros el respondía que el había venido
hacer las obras del Padre y que serían juzgado por no creer en las obras del
Padre.
“Y es
que el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que él hace; y mayores obras que
estas le mostrara, para el asombro de ustedes” Juan 5:20
“Pero
yo cuento con un testimonio mayor que el de Juan, y son las obras que el Padre
me dio par que llevara a cabo. Las obras mismas que yo hago son las que dan
testimonio de mí, y de que el Padre me ha enviado” Juan 5:36
“Jesús
les respondió: Ya se lo he dicho, y ustedes no creen; pero las obras que yo
hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mi” Juan 10:25
“Si no
hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si la hago, crean a las obras,
aunque no me crean a mí, para que sepan y crean que el Padre está en mí, y que
yo estoy en el Padre”
“Si yo
no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían
pecado; pero ahora las han visto y nos han aborrecido tanto a mi como mi Padre”
Juan 15:24
Por tanto, al igual que Jesús lo había hecho con las
palabras en el sermón del monte ahora con los hechos manifestaba quien era
realmente él.
Mucha
gente sigue a Jesús Mateo 8:1
Jesús comenzó a predicar y llamo a Pedro, Andrés,
Jacobo y Juan para que lo siguieran (Mateo 4:12-22) Luego de eso Jesús recorría
toda Galilea y su fama se difundió. Así nos relata el final del capítulo 4:25
“Y lo
seguía mucha gente de Galilea, de Decapolis, de Jerusalén, de Judea y del otro
lado del Jordán”
Y también comienza Jesús viendo una multitud (Mateo
5:1) antes de subir al monte y empezar el sermón del monte. Al terminar el
sermón el “desciende del monte” y vemos que la “gente que se admiraba” (Mt
7:29) y luego a lo largo de los evangelios que la “gente rodeaba a Jesús” (Mt
8:18) y que Jesús al seguir con su ministerio de predicación y sanidad él
tendría compasión de las multitudes. Mateo 9:35-36
“Jesús
recorría todas las ciudades y las aldeas, y enseñaba en las sinagogas de ellos,
predicaba el evangelio del reino y sanaba toda enfermedad y toda dolencia del
pueblo. Al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”
Los evangelios nos muestran que las personas seguían a
Jesús por diversas razones. Algunos pensaban que sería el libertador militar
que los libraría de la opresión de Roma por eso querían hacerlo rey (Jn 6:15)
otros lo seguían porque pensaban que iba a solucionar todos los problemas
materiales (Jn 6:26) y probablemente algunos pensaban que él venía a eliminar
la pobreza del mundo (Jn 12:4-8) Estos pensamientos no son exclusivamente del
primer siglo ya que en la actualidad las personas también siguen a Jesús por
estas razones o por otras. En la actualidad hay personas que sufren alguna
enfermedad y hay falsos maestros enseñando que Jesús va a sanarles todas las
enfermedades que tengan de forma inmediata pero aunque Jesús puede hacerlo él no
está obligado a hacerlo y ni siquiera es lo central del evangelio. Hay otros
que tienen problemas matrimoniales o con los hijos y piensan que al acercarse a
Jesús van a poder resolver sus problemas pero no se dan cuenta que el verdadero
problema lo tienen en su corazón que necesita ser transformado por el
evangelio. O puedes ser que tú que estas sentado y escuchando la predicación
del evangelio de forma constante consideres a Jesús como un simple ejemplo
moral o un gran maestro pero en realidad no te has dado cuenta quien es
realmente Jesucristo ¿Por qué sigues a Jesús? ¿Qué esperas de el? ¿Cómo sabes
que no lo sigues solamente por lo que él te puede dar y no por quien es
realmente?
El
leproso se acerca Mateo 8:2
La lepra es una enfermedad infecciosa crónica,
caracterizada principalmente por síntomas cutáneos y nerviosos, sobre todo
tubérculos, manchas, ulceras y anestesias.[2] La misma palabra “lepra
viene de la palabra griega “lepos o lepis” que significa escama. Algunos creen
que la lepra del mundo antiguo es igual a la enfermedad de Hansen en la
actualidad[3], pero no todos están
seguros que sea lo mismo. Sin embargo ambas son muy similares. William
Hendriksen describe como era la lepra en el mundo antiguo.[4]
“La
enfermedad que en la actualidad llamamos lepra generalmente empieza con dolor
en ciertas zonas del cuerpo. Luego sigue el entumecimiento de miembros. Pronto
la piel pierde su color original en aquellos puntos. Comienza a engrosarse, a
ponerse brillante y escamosa… a medida que progresa la enfermedad, los lugares
donde la piel se ha engrosado llega a tener llagas sucias y ulceras provocadas
por un pobre riego sanguíneo. La piel, especialmente alrededor de los ojos y de
las orejas, comienza a formar protuberancias con profundos surcos entre las
hinchazones, de tal modo que el rostro de la persona afectada comienza a
parecerse a la cara de un león. Los dedos se caen o son absorbidos; los dedos
de los pies se ven afectados de la misma manera. Se caen las cejas y las
pestañas. Ya ahora se puede ver que la persona en esta lamentable condición
leprosa. Al tocar con el dedo también se puede palpar. Aun se puede oler,
porque el leproso emite un olor muy desagradable. Además, en vista del hecho
que el agente productor de la enfermedad frecuentemente ataca también la
laringe, la voz del leproso adquiere aspereza. “Su garganta adquiere ronquera,
y ahora no solamente puede palpar, ver y oler al leproso, sino también se puede
oír su desagradable voz. Y si usted permanece con él durante un tiempo, puede imaginar
un sabor peculiar en la boca, probablemente provocado por el olor. Todos los
sentidos de una persona sana captan la presencia de la lepra”
En el Antiguo testamento las personas con lepras
debían ser examinadas por el sacerdote para proteger al pueblo. Levítico
13:43-46
“El
sacerdote lo examinara, y si la hinchazón de la llaga blanca o rojiza en su
calva o en su anti calva tiene el aspecto de la lepra de piel, entonces ese
hombre esta leproso y es inmundo. Así lo declara el sacerdote. Es impuro por la
llaga que tiene en la cabeza. La persona leprosa y llagada se vestirá con
andrajos y andara con la cabeza descubierta, y cubriéndose la boca gritara:
“¡Impuro! ¡Impuro!”. Mientras la llaga permanezca en él, será impuro y vivirá
solo y fuera del campamento”
Las personas con lepra sufrían la exclusión social
debido a su enfermedad, pero además sufrían la exclusión moral debido a que se
comenzó a pensar que las personas con lepras (u otras enfermedades) eran
maldecidas por Dios. Esto lo podemos ver en los argumentos que los amigos de
Job los cuales le dicen que si Job estaba sufriendo era por algún pecado que el
había realizado (Job 4:7; 8:20; 11:6) y también lo vemos cuando los discípulos
del Señor preguntan a Jesús acerca de un ciego que si era ciego por causa del
pecado de sus padres o de su propio pecado y el Señor responde que por ninguna
de las dos maneras sino solamente para que la gloria de Dios se manifestara (Jn
9:2) La teología de los maestros de la ley había llevado estos mandatos
ceremoniales al extremo que los leprosos o cualquier persona con otra
enfermedad eran visto como personas maldecidas por Dios y a las cuales ni
siquiera se les podía dirigir la palabra.
Las Escrituras nos dicen que el leproso se acercó a
Jesús y a partir del versículo 2 podemos ver 3 maneras en las cuales el leproso
se acercó a Jesús. En primer lugar el
leproso se acercó con confianza. Es probable que el leproso haya visto de
lejos o escuchado por testimonio de otras personas lo que Jesucristo hacía.
Sabiendo que los escribas, fariseos y maestros de la ley veían a las personas
como el cómo maldecidas por Dios y jamás se acercarían el ya había visto u oído
que Jesús se acercaba a las personas más excluidas y pecadoras de la sociedad. Debido
a eso el leproso tuvo confianza para acercarse a Cristo pues creía que él no lo
iba a rechazar como era la común entre las personas de su época. Esto nos dice
algo muy extraordinario acerca del evangelio y es que en el evangelio no hay
raza mayor que otra, no hay estrato social mayor que otro, no hay sexo mayor
que otro. Gálatas 3:27-29
“Porque
todos ustedes, los que han sido bautizados en Cristo, están revestidos de
Cristo. Ya no hay judío, ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni
mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de
Cristo, ciertamente son linaje de Abraham y, según la promesa, herederos”
Nuestra sociedad vive constantemente preocupada por
los excluidos sociales y hay grupos religiosos que luchan porque no hayan
excluidos sociales[5].
Esto es algo bueno de hacer pero se equivocan cuando piensan que esto se va
eliminar por nuestras propias fuerzas ya que esto solamente puede ser producido
por el evangelio. Aunque nuestro mundo viva en desconfianza y exclusión el uno
al otro en Cristo podemos encontrar confianza para acércanos a él. Hebreos 4:16
“Por
tanto, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para cuando necesitemos ayuda”
En
segundo lugar el leproso se acercó con reverencia. Al acercarse a Jesús lo primero que hizo el leproso es
que se “arrodillo ante él y le dijo: Señor”. La palabra para arrodillarse allí
es la palabra griega “proskuneo” que se traduce generalmente como “adorar” (Mt
2:2; 4:9; 10; Jn 4:20-24; Hch 7:23; Apo 4:10; 19:10) la actitud de reverencia
se ve desde el principio cuando él se acerca a Jesús. Pero además de
arrodillarse delante de Jesús él lo llamo “Señor”. Los discípulos usaron la
palabra “Señor” como sentido de respeto en algunas ocasiones (Mt 18:21; 26:22)
como también en el sentido de Señor de todas las cosas (Rom 10:9; 1 Cor
8:6) Por tanto podemos pensar que el leproso tenía un leve entendimiento de
quien era Jesucristo. Tal vez comprendía que se estaba acercando al Mesías
redentor que había sido prometido en las Escrituras del Antiguo testamento.
Cuando vemos algunos registros de las personas que se acercaron o encontraron
con Dios vemos que todos ellos se encontraban con reverencia delante de Dios.
¿Recuerdan el encuentro de Moisés con Dios? La Escritura nos dice que Moisés
cubrió su rostro porque tuvo miedo de mirar a Dios (Exo 3:6) ¿Recuerdan el
encuentro de Isaías con Dios? Él se sintió de labios inmundos delante de su
presencia (Isa 6:5) ¿Recuerdan el encuentro de Pedro con Jesús en la pesca
milagrosa? Pedro cayo se rodillas y le dijo a Jesús que se apartara de un
hombre pecador como él (Lc 5:8)
Nadie
de nosotros puede quedar indiferente cuando comprende quien es verdaderamente
Jesucristo. Ninguno de nosotros va delante de Dios para jactarse de todo lo bueno
que ha hecho o de todas las grandes obras que ha realizado para él. Alguien que
ha sido transformado por Dios y comprendido que es un leproso pecador que ha
quebrantado toda la ley de Dios y ha hecho todo lo contrario de lo que el
mandando se presenta delante del Señor con reverencia a reconocer su gracia y
misericordia. ¿Así es como te presentas a Dios? ¿Así es como te diriges ante el
Señor? ¿Es esa la actitud de tu corazón?
En
tercer lugar el leproso se acercó con humildad y fe. El leproso al estar frente a la grandeza de Jesús
pidió humildemente que si él quería podría limpiarlo. El leproso no llego con
exigencias delante de Cristo pues eso sería absurdo pues él no tenía ninguna
obligación de sanarlo. Pero además de humildad el leproso se acercó con fe pues
¿Cómo sabía el que Jesús podía sanarlo? ¿Cómo era posible curar una enfermedad
que no tenía cura? ¿En qué basada su afirmación para pedirle a Jesús algo así?
El leproso tenia fe en lo que había visto y oído de la persona de Jesucristo y
es por eso al tener fe en el cree que es posible que él lo sane de forma
inmediata.
Esto es muy interesante si lo ponemos en contraste con
esa falsa enseñanza de algunos maestros que sostienen que tú puedes exigirle
cosas a Dios, que podemos declarar o mandar a Dios a que cumpla nuestras
peticiones. ¿Quiénes somos nosotros para pedirle a eso al soberano Señor? O
también al ponerlo contraste con las personas que enseñan que tú no puedes ser
sanado porque no tienes suficiente fe pues lo que vemos aquí es que no es la
suficiente fe lo que salva o sana sino la fe en Cristo y la soberana voluntad
de Dios de hacerlo o no y eso lo sabía el leproso. ¿Acaso diríamos que era
injusto Dios sino sanaba al leproso? Para nada. ¿Cómo te acercas a Cristo? ¿Te
acercas en humildad reconociendo tu debilidad? ¿Te acercas con fe sabiendo que
él va actuar conforme a su soberana voluntad? ¿Son tus oraciones un reflejo de
eso?
Jesús
muestra misericordia Mateo 8:3
A través del evangelio de Mateo podemos ver que
Jesucristo siempre tuvo misericordia de las personas (Mt 9:36; 14:14; 15:32;
20:34; 23:23) y eso es porque Dios es un Dios misericordioso. Éxodo 34:6
“Luego
el Señor paso por delante de Moisés y proclamo: ¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios
misericordioso y clemente! ¡Lento para la ira y grande en misericordia y
verdad!
El leproso vino con confianza, reverencia, humildad,
fe y encontró en Jesucristo misericordia. Este versículo nos dice que el Señor
extendió la mano y lo toco. Algunos autores han sugerido que Jesucristo
quebranto la ley de Dios cuando realizo esto debido a que la ley decía que no
debía tocarse a un leproso. Yo creo que esto no tiene sentido cuando Jesús
mismo había sostenido que él no había venido abrogar la ley y los profetas (Mt
5:17) y además en el versículo siguiente el obedece la ley mandando al leproso
a ver al sacerdote (Mt 8:4) ¿Cómo Jesús podría quebrantar la ley de Dios para
luego obedecer la ley de Dios? Lo que yo veo es que Jesucristo hizo esto para
contrastar la teología de los escribas y fariseos que decían que los leprosos
eran malditos y no podían acercarse a ellos ni tocarlos debido a esto. Lo que Jesús
quebranto fue la interpretación rabínica y legalista que ellos hacían respecto
a la ley de Dios.
Por tanto cuando Jesús extiende la mano y toca al
leproso hace algo muy radical para la religión de la época ¡Se ensucia
ceremonialmente y públicamente con maldecido por Dios y excluido por la
sociedad! Jesús ha ensuciado sus manos con la de un pecador. Esta actitud
misericordiosa de Jesús se repite constantemente cuando toca a las personas
para sanarlas.
“Cuando
Jesús le toco la mano, la fiebre se le quito” Mateo 8:15
“Pero
luego de despedir a la gente, el entro y tomo de la mano a la niña, y ella se
levantó” Mateo 9:25
“Entonces
les toco los ojos, y les dijo: que se haga con ustedes conforme a su fe” Mateo
9:29
El toque de Jesús era totalmente poderoso y sanador de
tal forma que se nos dice del leproso que después de que Jesús lo toco “Y al instante su lepra desapareció” La
sanidad fue inmediata, completa y directa sin ningún truco de por medio sino
simplemente a Jesucristo manifestando el poder que tiene sobre vencer cualquier
tipo de enfermedad que oprima al hombre. Algo importante a recordar es que
Jesucristo puede sanar a las personas de cualquier dolencia si es su voluntad.
He conocido a personas que me han dicho que han sido sanadas de forma milagrosa
por Dios y por eso creen en Dios. Pero muchas de esas personas jamás se dan
cuenta que ser sanado de una enfermedad no es suficiente. No se dan cuenta que
Jesucristo no solo vino a sanar a las personas sino que vino a salvar a las
personas de la muerte eterna. En una ocasión Jesús sano a 10 leprosos pero
solamente uno de ellos volvió (Luc 17:11-19) ¿Qué dijo el Señor sobre el que
volvió? Lucas 17:19
“Y al
samaritano le dijo: Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”
Esto nos muestra que no es suficiente tener noches de
milagros y cosas por el estilo lo que necesitamos es día tras día predicación
del evangelio que les muestre a las personas su condición y su necesidad de
Cristo. La lepra es una perfecta ilustración de cuál es nuestra condición delante
de Dios, nosotros creemos que estamos bien delante de Dios, vivimos nuestra
vida pensando que todo lo que hacemos está bien. Pero la verdad es que
condición delante de Dios es como un leproso, llenos de llagas por el pecado,
el olor que sale de nosotros es a putrefacción por el pecado. Nuestra carne se
está pudriendo cada día a causa del pecado y nuestra muerte está próximo a
llegar. Lo peor de todo es que es la condición en la cual pasaremos la
eternidad sin Dios. Pero de pronto oímos de un Jesús que puede salvarnos de
nuestra desesperada condición, él puede limpiarnos de nuestra lepra
espiritual. Entonces vamos delante de su
presencia reconociendo nuestra lepra. Nos acercamos con confianza, reverencia,
humildad y fe creyendo que él puede salvarnos. Pensamos ¿Acaso Jesús mirara a
un leproso como yo? ¿Querrá el salvarme de mi miserable condición? Y el con
amor extiende su mano y nos salva. ¡De forma milagrosa transforma nuestra
naturaleza leprosa a una naturaleza limpia! ¿No es esto algo impresionante? ¿Ser
amado por Dios de esta manera?
Jesús
cumple la ley y manda a no decir nada al leproso Mateo 8:4
Después de esta milagrosa sanidad de Jesús él le dice
al leproso que cumpla lo que la ley exigía en el Antiguo testamento. Levítico
14:1-4
“El
Señor hablo con Moisés y le dijo: Esta es la ley para el leproso, cuando sea
declarado limpio: será llevado ante el sacerdote; quien saldrá del campamento
para examinarlo. Si el sacerdote ve que el leproso ha sanado de la plaga de
lepra, ordenara que se tomen dos aves vivas y puras, maderas de cedro, grana e
hisopo, para el que se purifica”
Como Jesús mismo había dicho el no había venido a
anular la ley o los profetas sino a cumplir la ley de Dios y él lo realizaba
con hechos concretos. Para la teología cristiana reformada es importante
reconocer la triple distinción que hacemos respecto a la ley. La ley moral que
sigue que sigue vigente (los 10 mandamientos) la ley ceremonial que Jesús
cumplió perfectamente pero que los cristianos ya no usamos y la ley ceremonial
que fue dada para el Israel nacional y que fue anulada por Cristo. Por tanto
como cristianos sabemos que Cristo fue el único que cumplió la ley de forma
perfecta, pero que eso no anula el beneficio que tiene la ley para nuestra
santificación. Jesús mismo uso la ley cuando evangelizo (Mt 19:16-22) y el
apóstol Pablo nos dijo que la ley es buena, santa y justa (Rom 7:12) por tanto
los cristianos históricamente no han rechazado la ley como aplicable a los
cristianos que nos lleva a ver que somos incapaces de vivir según ella y que
por eso necesitamos cada la obra perfecta de Jesucristo.
Un mandato que Jesús le da al leproso es que no le
cuente a nadie sobre la sanidad que ha realizado con él. ¿Por qué Jesús da este
mandato tan extraño? Se han sugerido 4 posibles respuesta.
La
primera dice que Jesús le
prohibió hablar al leproso para que fuera revisado por el sacerdote para que se
dieran cuenta que realmente estaba sanado y así no pudieran objetarle a Jesús
como un falso milagro.
La segunda
dice que Jesús le ordeno que no dijera nada para no alterar el orden del
imperio pues así pensarían que él venía a ser un nuevo rey y pensarían que
traería una revolución.
La
tercera dice que Jesús no
quería ser conocido como un simple milagrero y no como el Mesías redentor que
venía a traer el evangelio.
La
cuarta dice que no sería
correcto que Jesús alentara su aclamación durante su tiempo de humillación.
Aunque me siento más convencido por la primera y la
segunda creo que puede haber algo de verdad en la tercera y cuarta.
El
leproso da testimonio de Jesús
El evangelio de Mateo termina de forma abrupta esta
historia y pareciera que no pasa nada más. Pero el evangelio de Marcos nos da
un poco más de detalles de lo que sucede con el leproso. Marcos 1:45
“Pero
una vez que aquel hombre se fue, dio a conocer ampliamente lo sucedido, y de
tal manera lo divulgo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ninguna
ciudad, sino que se quedaba afuera, en lugares apartados. Pero aun así, de
todas partes la gente acudía a el”
Jesús le había mandado al leproso a que no dijera nada
por alguna de las razones que señalamos arriba pero su corazón estaba tan
agradecido que no pudo contenerse y tuvo que contar todo lo que Jesús había
hecho. Ahora la única diferencia entre nosotros y el leproso no es su lepra.
Nosotros al igual que el leproso estábamos llenos de pecado y un día escuchamos
acerca de un tal Jesús. Entonces comenzamos acercarnos con confianza,
reverencia, humildad y fe creyendo que este Jesús podía transformar nuestra
vida ¡Y así lo hizo! ¡Limpio nuestra vida de pecado en una vida limpia!
¡Entendió su misericordia sobre nosotros! Por decirlo de alguna manera tomo
nuestra lepra para que nosotros podamos ser limpios. ¿No es increíble? ¿Cuál es
entonces nuestra diferencia con el leproso? Es que a él se le prohibió contar
sobre lo que Jesús había hecho y a nosotros se nos manda a contarlo. Nuestros
corazones agradecidos deben contar lo que Cristo ha hecho en nosotros.
[1]
William Barclay. Mateo. Página 155. Michael J Wilkins. Comentario bíblico con
aplicación de Mateo. Página 334.
[2] http://lema.rae.es/drae2001/srv/search?id=UYG5hmxNYDXX2inJgfp8
[3] https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/infecciosas/lepra.html
[4]
William Hendriksen. Mateo. Página 293.
[5] https://www.hogardecristo.cl/noticias/la-realidad-de-la-exclusion-en-chile/
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