Pensar el mundo a través de las Escrituras...

jueves, 31 de octubre de 2019

La responsabilidad de los padres en la educación de los niños Efesios 6:4


Carlos Peña es rector de la universidad Diego Portales y conocido columnista en el diario “El mercurio” el cual se le invito a una entrevista en canal 13 para analizar la situación del país y en uno de sus primeros comentarios él dijo:

“Yo pienso que la generación que nació en los años 90, esa generación que hoy día que estará cercana a los 30 o entre 30 o 40 años, es una generación que por causas que habrá que dilucidar tiene la sensación que los que ellos sienten como certeza subjetiva acerca de lo que es verdadero o correcto es un principio valido de acción social sin ninguna deliberación. La convicción que basta sentir algo como injusto para que entonces sea injusto sin ninguna mediación ni deliberación racional de ningún tipo”  

Este análisis es muy acertado cuando se intenta interpretar el sentimiento que muchos jóvenes tienen en nuestra cultura y la pregunta que surge es ¿De dónde sacaron esa idea los jóvenes de los años 90? ¿De quienes obtuvieron esa idea? Yo pienso que puede haber muchas respuestas a esta pregunta pero creo que muchas de esas ideas provienen de la educación que le dieron o la falta de ella. No hay duda que para los no creyentes la responsabilidad de la educación es del jardín, de la escuela, del liceo, de la universidad pero casi nada de los padres. Pero para nosotros como cristianos sabemos que la educación les corresponde a los padres. Entonces ¿Quiénes educaron a los niños en los años 90? ¿Fueron realmente los padres? ¿Qué hicieron los padres de los años 90, educaron a sus hijos conforme a las Escrituras o simplemente dejaron el peso de la educación a la enseñanza de la escuela dominical? ¿Quiénes están educando a tus hijos actualmente? Estas son preguntas incomodas para todos nosotros porque no nos hemos esforzado lo suficiente en educar a nuestros hijos.  El libro de “Teología de la familia” editado por Jeff Pollard y Scott Brown en sus primeras páginas nos dice:[1]

“Tenemos que recuperar la convicción de que el propósito de Dios para la familia y sus instrucciones para ella constituyen un aspecto vital de la vida en la actualidad. Tenemos que confirmar en nuestra generación que Dios creo a la familia como un elemento muy importante en el cumplimiento de su propósito eterno. Primero, Dios creo a la familia para dar estructura y orden a los seres humanos, los cuales hizo a su imagen y semejanza. Segundo, la familia es la institución encargada de enseñar y preparar a los hijos para las iglesias, comunidades, culturas y naciones. Tercero, Dios creo a la familia con el fin de pasar el evangelio de una generación a otra. Por último, Dios diseño a la familia para ser una demostración viva de diversos aspectos de la gloria del evangelio y también personificar las verdades bíblicas”

Este libro nos recuerda que sino recuperamos este aspecto básico del cristianismo que es la familia como algo fundamental en el plan de Dios para trasmitir el evangelio a las próximas generaciones entonces sufrirá la iglesia y el mundo de igual manera con una generación que no conoce a Dios. Los frutos de esto se ven en nuestra sociedad. La delincuencia esta desatada con todos los saqueos y ataques a casa que se está enfrentando muchas personas. La mayoría de la juventud actual cree que todo es un derecho social y que el estado debe proveerle de todas las cosas. ¿De dónde vivieron todas esas ideas? ¿Cómo es que los jóvenes aceptan esa visión de la vida sin problemas? Nos gustaría decir que ese pensamiento es solo de no creyentes pero tenemos “cristianos” avalando todas estas prácticas hoy en día.

Efesios 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”

Pablo nos ha mostrado que una persona llena del Espíritu Santo habla de las Escrituras, canta al Señor, da gracias por todo lo que él ha hecho en su vida y se somete unos a otros en el temor del Señor (Efe 5:18-21) y estos mismos principios se han aplicado a la esposa sometiéndose a su esposo como a Cristo y al esposo amando a su esposa como Cristo amo a la iglesia (Efe 5:22-33). También vemos que los hijos debían obedecer a los padres porque esto es justo, esto es lo que dice la ley de Dios y esto trae promesas del Señor (Efe 6:1-3)

Debemos rechazar las actitudes no bíblicas de criar ¿Por qué? Porque esas actitudes pueden provocar “ira” sobre nuestros hijos (Col 3:21). La palabra “ira” (Gr. Parorgizo) significa “encolerizarse, enfurecerse, arder en ira.[2] Otras versiones traducen “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (NVI) Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor (NTV)

Pero ¿Qué cosas pueden producir que nuestros hijos se creen con esa ira en sus corazones? Hay muchas cosas que podríamos nombrar, pero nombraremos las más comunes.  Los padres pueden provocar a ira a sus hijos con exceso de protección.  La protección por nuestros hijos es buena, pero la sobreprotección produce finalmente niños inseguros. Una vez conocí a una hermana que tenía un nieto que teniendo aproximadamente 12 años de edad aun lo trataba como un niño pequeño y ¡hasta lo bañaba! (Laban Gen 29:26; 31: 43) 

Los padres pueden provocar a ira sus hijos por la falta de protección.  La falta de protección y guía por parte de los padres puede crear niños inseguros, pero más peor aún son los hijos que desobedientes a los padres que no consideran para nada su voz. Muchos de los niños “rebeldes” que andan en el mundo en nuestra época son debido a esto.

“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová” 1 Samuel 2:12

“Pero Elí ya era viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y como dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; más si alguno pecare contra Jehová, ¿Quién rogará por él?  Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir” 1 Samuel 2:22-25

Los padres pueden provocar a ira sus hijos cuando tienen hijos favoritos. El tener un niño más favorito que otro simplemente va a provocar los celos y las molestas comparaciones que hacen daño. Imagino que muchos de nosotros hemos visto o escuchado frases como “Tú querías más a mi hermano que a mi” o “tú preferías más a mi hermano que a mí”

“Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; más Rebeca amaba a Jacob” Génesis 25:28

Los padres pueden provocar a ira sus hijos cuando son indiferentes con ellos. Esto es muy parecido a la desobediencia, pero tiene que ver con estar presente como padre pero no corregir la conducta de sus hijos. Por ejemplo el Rey David fue alguien así con su hijo Adonias y su hijo Absalon, los cuales finalmente terminaron rebelándose contra él.

“Entonces Adonias hijo de Haguit se rebeló diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él. Y su Padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle; ¿Por qué haces así? Además, este era de muy hermoso parecer; y había nacido después de Absalon” 1 Reyes 1:5-6

Los padres pueden provocar a ira sus hijos cuando aplican castigo físico excesivo. El castigo físico es parte de la disciplina establecida por Dios. Pero debe ser usada con dominio propio, sabiduría y cuando hay una desobediencia abierta contra el padre. Aquellos que solo limitan la disciplina al castigo físico están equivocados.

“La vara y la corrección dan sabiduría; más el muchacho consentido avergonzará a su madre” Proverbios 29:15

Entonces estimados hermanos ¿Estamos practicando algunos de estos métodos no bíblicos para enseñarles a nuestros hijos? ¿Te das cuenta que practicar el exceso o la falta de protección produce hijos rebeldes contra el Señor? ¿Te das cuenta como el favoritismo y la indiferencia los destruye? ¿Puedes ver como tu falta de dominio propio y sabiduría al aplicar un castigo excesivo porque simplemente molesta tus deseos egoístas aleja a tu hijo de tu corazón? Es muy importante considerar estas preguntas porque la práctica de todos estos métodos no solo alejan a tu hijo de tu vida, sino que además alejan a tu hijo de la única esperanza que es el evangelio. Nosotros como padres se nos ha encomendado que la tarea más sublime que tenemos es guiar a nuestros hijos ante el único y santo salvador y aplicar métodos pecaminosos puede terminar destruyendo a tu hijo.

Efesios 6:4 “sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”

Después de considerar todo lo que los Padres no deben hacer respecto a cómo criar a los hijos, pues esto provocaría la ira de ellos. Ahora Pablo pasa al aspecto positivo de la crianza que es criarlos “en la disciplina y amonestación del Señor”. La palabra “disciplina” (Gr. Paideia) denota la formación dada a un niño, incluyendo la instrucción, disciplina y corrección[3] Esta palabra incluye la disciplina corporal. La palabra amonestación (Gr Nouthesia) significa poner en mente, amonestar, exhortar. Es la instrucción de palabra tanto si es de aliento como de reprensión o reproche.[4] Hay autores que la consideran como palabras sinónimas pero tienen sutiles diferencias como que “disciplina” incluye el castigo físico. Generalmente cuando pensamos en “disciplina” se nos viene a la mente el castigo físico y aunque eso está incluido en estas palabras es solamente una parte de la disciplina. Lo primero que debemos hacer cuando vamos a criar a nuestros hijos es la comunicación con ellos.

La comunicación con nuestros hijos

Uno de los problemas en nuestra cultura es la comunicación. En la antigüedad en Chile el padre se destaca por no comunicarse con sus hijos y aunque esto ha cambiado levemente ahora tenemos el problema de la tecnología. Tanto padre e hijos no se comunican en la vida cotidiana porque es reemplaza por la televisión, el computador o el celular. Pero lo que la Biblia supone es una enseñanza cotidiana que incluye una comunicación cotidiana y dinámica entre Padres e hijos.

“Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñaras a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” Deuteronomio 4:9

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” Deuteronomio 6:6-9

Como podemos ver esta es una descripción cotidiana de la vida con tus hijos “cuando estás en casa” “andando por el camino” “al levantarse” toda ocasión de la vida es un momento apropiado para enseñarle a los hijos. Esto supone que los padres deben pasar tiempo con tus hijos, es sorprendente que hay padres que no pasen tiempo con sus hijos jugando, hablando o caminando con ellos. ¿Cómo se supone que enseñes a tus hijos sino pasas tiempo con tus hijos? En el mundo antiguo esta era un poco más fácil pues la madre pasaba trabajando solamente en casa y el padre después de cierta edad trabajaba con su hijo lo cual facilitaba de alguna manera la comunicación.

Pero en la cultura actual se nos va a presionar mostrándonos que esto no es tan importante e incluso muchos padres caen en eso. Por ejemplo es común hoy en día que la mayoría de los padres trabaje fuera del hogar y cuando llegan quieren descansar y evitar la molestia de comunicarse con sus hijos. La solución en muchos casos es ponerle en la televisión para que dejen de molestar. Luego que pasan los años seguimos el mismo juego y lo reemplazamos con el celular y luego cuando llegan a mayor edad nos preguntamos ¿Por qué nuestros hijos no se comunican conmigo? La respuesta es simple tu nunca les enseñaste a comunicarse contigo en lo cotidiano. Es por eso que el ideal bíblico es que la esposa trabaje en su casa y el hombre trabaje fuera de ella, pero aun así es posible que el hombre no se comunique con sus hijos. Lo que debemos hacer es planificar tiempo con nuestros hijos.

El pastor Voddie Baucham cuenta como él aprendió esta lección. En una ocasión él fue invitado a predicar en una importante conferencia de pastores de los Bautistas del Sur[5].  Esta era una oportunidad única e incomparable en la vida pues estaría compartiendo con reconocidos pastores y seria escuchado por millones de personas. Pero en ese mismo día su hijo iba a participar en una competencia de pianos y era muy importante para su hijo que su padre estuviera allí. Él tuvo que decidir entre la invitación más importante para él o lo más importante para su hijo. El decidió llamar y cancelar su presencia en la conferencia para estar con su hijo. Esto es tener una visión bíblica sobre qué cosas son más importantes para nosotros a la hora de comunicarnos y participar de la vida de nuestros hijos. La mayoría de los padres pierde a sus hijos en esta etapa de la vida porque cree que no son cosas importantes en la vida.

La comprensión de tus hijos

El dedicar tiempo a estar con nuestros hijos nos llevara a conocer a nuestros hijos. El es un ser humano creado a imagen de Dios (Gen 1:26-28) único y diferente como ningún otro. Así que como imagen de Dios y como pecador necesita ser comprendido y corregido en su pecado. El pecado de un niño es pecado ante el Señor pero él no comprende de forma clara eso, por tanto debe ser escuchado para ser comprendido y corregido. Por tanto en primer lugar es importante que escuchemos a nuestros hijos. 

“Al que responde palabra antes de oír; le es fatuidad y oprobio” Proverbios 18:13

“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” Santiago 1:9

Para ser comprensivos en sus pecados y en su luchas diarias debemos escuchar a nuestros hijos. Por ejemplo supón que tienes dos hijos y que uno le pega al otro. Generalmente reaccionamos diciendo ¿Por qué le pegaste a tu hermana? La respuesta será “no sé” y luego probablemente le castigo. ¿Por qué el niño no responde? Porque el aún no tienen la suficiente reflexión para entender por qué el pego a su hermana. Por tanto lo que necesitas allí es buscar algunas otras preguntas que ayuden a tu hijo a entender porque reacciono así y peco golpeando a su hermana.  Tú debes ser quien escuche y guie a sus hijos a comprender la gravedad del pecado.

En segundo lugar es importante que respondamos las preguntas de nuestros hijos.  Un niño por naturaleza hará preguntas y ellos van a preguntas muchas cosas como ¿Por qué esto es así? O ¿Por qué haces estas cosas? Las mismas Escrituras dan por sentado esto.

“Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito. Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró. Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón” Éxodo 12:24-25

En tercer lugar es importante discernir las luchas que tenga nuestros hijos. Debido a que nuestros hijos son pecadores por naturaleza van a luchas con algún pecado en particular. Hay niños que van a luchar particularmente con el egoísmo, les cuesta mucho compartir y nosotros debemos mostrarles que compartir es importante porque es la voluntad de Dios.

“El alma generosa será prosperada; y el que saciaré, el también será saciado” Proverbios 11:25

Otros luchan con el orgullo por tanto se les debe enseñar la humildad es la voluntad de Dios.

“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes esta la sabiduría” Proverbios 11:2

Recuerdo en una ocasión que una hermana me contaba que su hija sentía “asco” por personas gordas y una vez estando en la mesa dijo que podía estar sentada con esta asquerosa gorda. ¿De donde aprendió eso? Pues es parte de su vanidad pecaminosa que debe ser corregida lo más pronto posible.

En cuarto lugar se debe instruir a nuestros hijos en todos los sentidos. La instrucción para nuestros hijos es algo muy variado que incluye el enseñarle a orar como el Señor le enseño a sus discípulos (Luc 11:1) o animarlos en sus momentos de dificultad (Sal 46:1-3) o enseñares porque es tan importante la sabiduría y la inteligencia que Dios da (Prov 2:1-5) Esto te dará inigualables oportunidades para advertir sobre el confiar solamente en Dios (Prov 3:5-8) sobre el dar (Prov 3:9-10) la fornicación (Prov 5:1-17) y el deleite sexual en el matrimonio (Prov 5:18-19) La falsedad (Prov 6:1-5) la pereza (Prov 6:11) Los proverbios son un arsenal de Sabiduría de Dios para nuestros hijos.

El uso de la vara

Hay personas que al escuchar esto se la “vara” asocian inmediatamente con el uso de la violencia en cualquier sentido, pero esto no tiene nada que ver el uso adecuado y bíblico de la vara. La Biblia nos habla en varias ocasiones de corrección (Prov 12:1; 13:1;  23:12)

“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” Proverbios 13:24

“Castiga a tu hijo en tanto hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo” Proverbios 19:18

“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma” Proverbios 29:17

Parte de instruir en la disciplina y amonestación del Señor está el castigar a los hijos. El no castigar a nuestros hijos es no amarlo en verdad porque uno disciplina al hijo porque lo ama. Pero la pregunta es ¿Cómo debemos castigarlos? En este punto muchos cristianos aplican métodos que los “expertos” nos enseñan cómo decirle al niño que no podrá ver televisión, irse al cuarto, dejarlo a solas o simplemente no darle lo que quiere. Pero ¿Es esa la manera que el Señor nos revela en su palabra? El Señor nos revelo el uso de la vara (Prov 10:13; 26:3)

“La necedad está ligada en el corazón del muchacho, más la vara de la corrección la alejará de él” Proverbios 22:15

“No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol” Proverbios 23:13-14

“La vara y la corrección dan sabiduría; más el muchacho consentido avergonzará a su madre” Proverbios 29:15

Hoy en día hay cristianos que quieren evitar la clara implicancia de estos pasajes. Por tanto van argumentar que el uso de la vara era solo para esos tiempos pero no para los nuestros, o que la vara se usaba solamente para guiar a los niños y no para castigarlos. Pero ¿es esto realmente así? Veamos. La palabra “vara” significa “echar ramas, brote o literalmente vara[6]” y como se usa de diversas maneras en las Escrituras tiene un sin número de significados[7] como rama (Gen 30:37; Jer 1:11)  como apoyo que llevaban los viajeros ya sean pastores o ancianos (Gen 32:10; Mr 6:8) también la usaban los pastores para contar sus ovejas pasando por debajo (Lv 27:32; Ez 30:37) como palo que llevaban los soldados (1 Sam 14:27; 2 Sam 23:21) los pastores lo usaban como guía y protección (Mi 7:14) en algunos casos era símbolo de autoridad “vara de Moisés” (Exo 4:20) o servía para medir (Eze 40:3; Apo 11:1) Por tanto podemos que la idea de la vara esta por todas las Escrituras y en esta ocasión se está usando claramente como aplicándolas como castigo a los hijos.
Entonces lo que Dios nos está diciendo, es algo que los cristianos quieren evitar escuchar en esta época que es que Dios nos está llamando a castigar a nuestros hijos con vara.

Por supuesto hay objeciones a la práctica de este castigo como “amo a mis hijos demasiado para castigarlos” pero fíjate que las Escrituras nos dice que castigar a tu hijo es realmente amarlo. Si Dios nos dejará pecar sin ninguna consecuencia y eso nos llevará a la destrucción ¿Acaso podríamos decir que el realmente nos ama? El castigo con vara tiene dos propósitos, uno librarlo de la vergüenza que producirá a los padres y dos librarlo del camino al infierno. 

Otra objeción es pensar que el castigarlo de esta manera va provocar que él sea más violento. Este es un argumento muy común entre los “expertos de familia”. Si analizan con cuidado lo que se está diciendo en esta frase es que el niño lo vuelve más violento el trato de los padres y que no es violento por naturaleza. ¿Cómo explicaran estos expertos la violencia de esta generación que ha rechazado esta forma de castigo? Es claro que es una mentira lo que dicen. Otros padres después de probarlo un par de veces creen que esta manera de castigar no funciona.  Pero cuando uno se acerca a los padres para ver como la aplican se dará cuenta de que hay inconsistencia al aplicarla, hay ira al aplicarla o no hay efectividad al aplicarla. Por tanto no es culpa de esta manera sino de la mala manera de aplicarla.

La verdadera razón de porque los padres no practican esta manera es porque se han acostumbrado a aceptar las mentiras de la cultura y rechazar lo que la Biblia nos dice. El problema es que los padres cristianos pueden prestar mayor atento al experto de moda que les diga como criar a sus hijos que a las Escrituras. En el fondo las mentiras de Satanás han sembrado la incredulidad respecto a las Escrituras. Pero si tú crees realmente en las Escrituras, si confías en ellas como la revelación del Señor entonces al practicar este castigo de forma bíblica verás los frutos que la misma Biblia dice respecto a tus hijos.

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” Hebreos 12:11

El uso adecuado de la vara

Es posible usar mal la vara y castigar a tu hijo de una manera abusiva ¿Qué quiero decir eso? Que antes de la vara debe venir la comunicación, antes de la vara debe venir el conocer a tus hijos para saber cuándo realmente te está desobedeciendo para aplicar la disciplina. Cuando vayas aplicar la disciplina a tu hijo hay tres cosas de las cuales debes poner mucha atención. 

La primera cosa que debes poner atención es que debes aplicar el castigo explicándole a tu hijo que al haber desobedecido a ti ha hecho algo mucho más grave que es desobedecer la ley de Dios.

“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” 1 Juan 3:4

Tú no puedes aplicarle castigo a tu hijo porque te molesta cuando estás viendo televisión o estás haciendo algo que te entretiene y tu hijo te interfiere pues eso sería aplicar el castigo por tus propios deleites y no por haber quebrando la ley de Dios, por tanto en esos casos tú vas a ser quien peque contra Dios.

La segunda cosa importante es que jamás debes aplicar el castigo cuando tú estás enojado con tu hijo.

“Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios” Santiago 1:20

El aplicar el castigo estando enojado con tu hijo hará que no te enfoques en que él ha pecado contra Dios y no contra ti. Además puede golpear a tu hijo de una forma excesiva y puedes terminar pecando más tú que tu hijo. Si tu hijo ha pecado y te enojado es mejor que esperes calmarte antes de aplicar el castigo. Esta práctica requiere mucho dominio propio que es un fruto del Espíritu (2 Tim 1:7)

La tercera cosa importante es que antes y después de aplicarle el castigo debes decirle que haces esto porque amas a Dios y a él. El propósito que tiene el castigo es la restauración de la persona. Cuando una persona es excomulgada de la iglesia (Mt 18:17) es que esta persona al ser expulsada de la comunión con los creyentes se sienta lejano de sus amados hermanos y del Señor y llegue a reconocer su pecado con un arrepentimiento de corazón. En el caso de un niño es lo mismo lo que buscamos no es la conducta externa sino que el corazón del niño se acerque al Señor y antes de aplicarle la disciplina le explicas porque lo haces y después de la disciplina lo abrazas y le dices que lo amas.

Imaginemos un ejemplo. Supongamos que a tu hijo (a) le dices que no tome algo que en otras ocasiones le has dicho que no tome, entonces nuevamente le dices “hijo te he dicho en otras ocasiones que no tomes eso” entonces el simplemente insiste y lo toma. Entonces tú debes tomar a tu hijo ponerlo en tus rodillas (si es que hay otras personas debes irte a una habitación donde estés a solas con él) y decirle: “hijo has desobedecido mi voz y eso es pecar contra el Señor, por tanto como él te ama y yo también debo castigarte”. Después de bajarle el pañal y darle unas palmadas debes decirle que haces esto porque amas al Señor y a él y abrazarlo y comenzar todo de nuevo.  Como pueden ver aquí no hay ni enojo, ni ira, ni te enojas porque hizo algo contra ti, sino que simplemente le expones las razones de porque los castigas y lo haces confiando en que esto irá acercando su corazón a lo del Señor y va a ir entendiendo lo que es obediencia.


[1] Editado por Jeff Pollard y Scott Brown. Teología de la familia. Página 17 (PDF)
[2] https://dle.rae.es/?id=M5vXGGX
[3] Diccionario Vine. Página 285
[4] Diccionario Vine. Página 53
[5] Voddie Baucham. Patrimonio espiritual. Pagina 61
[6] Concordancia Strong. Página 128.
[7] Diccionario Certeza. Pagina 1376

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