R. C
Sproul comenzaba su clásico libro “grandes doctrinas de la Biblia” con la frase
“Cada cristiano es un teólogo. Siempre
estamos aprendiendo sobre los temas relativos a Dios. No todos somos teólogos
en el sentido profesional o académico, pero si somos teólogos para bien o para
mal[1]”
Cuando
nos casamos traemos a nuestros matrimonios crianzas diferentes, gustos
diferentes, caracteres diferentes, tradiciones diferentes, opiniones diferentes
y en ocasiones también teológicas diferentes.
Recuerdo
que en mis primeros años de seminarista fui invitado a almorzar por unos
hermanos y mientras nos subíamos para ir a su casa comenzó a darse una
discusión teológica sobre los roles del matrimonio. La esposa sostenía que él
nunca la escuchaba respecto a lo que ella le decía y el sostenía que ella en
verdad debería someterse a la opinión de él. Mientras discutían los ánimos
fueron aumentando respecto a quien tenía la razón y cada uno de ellos parecía
hacer una fundamentación bíblica del tema. En ese momento recordaron que estaba
yo en el auto y como era seminarista tal vez podría responder a la pregunta
¿Quién tenía la razón o quien estaba interpretando correctamente las
Escrituras? Esta discusión muestra que
todos traemos nuestras teologías al altar y que si no tenemos un buen
entendimiento bíblico respecto a cómo llevar una buena relación matrimonial y
como enfrentar los problemas todo será un caos.
Las
Cartas de Efesios y Colosenses escritas por Pablo desde la cárcel en Roma nos
proveen de valiosa revelación de Dios para extraer de ellas los principios
bíblicos para el matrimonio.[2] Hay muchas personas que
afirman creer en las Escrituras pero hay que hablar de matrimonio o de crianzas
a los hijos buscan otra fuente de información que les provea respuesta al
matrimonio o la crianza de Hijos. Por supuesto las Escrituras no nos responden
a toda pregunta que tengamos acerca del
matrimonio o los hijos pero si nos proveen principios para vivir nuestro
matrimonio.
Contexto de Efesios
La carta de los Efesios capítulo 1 comienza
con el saludo introductorio común del Apóstol Pablo (Efe 1:1-2) en la cual nos
muestra todas las bendiciones espirituales que hemos tenido en Cristo Jesús.
Hemos sido escogidos antes de la fundación del mundo (Efe 1:3-4) adoptados como
hijos para su gloria (Efe 1:5-6) redimidos por su obra (Efe 1:7-10) herederos y
sellados por su Espíritu (Efe 1:11-14) Luego Pablo ora para que nosotros
tengamos el entendimiento sobre todas estas cosas (Efe 1:15-23) Los matrimonios
tienen muchos proyectos o anhelos juntos que tienen ver con adquirir cosas como
casas, autos o dejarle algo a los hijos pero ¿Ha considerado que somos ricos
con todas las bendiciones en Cristo Jesús? ¿Qué hemos sido enriquecidos con
toda su obra perfecta?
En el capítulo 2 se
nos dice que estábamos muertos en delitos y pecados y como estando muertos en
ello la misericordia de Dios salvo por medio de su preciosa gracia para que
hagamos buenas obras (Efe 2:1-10) Nos recuerda como estábamos separados de Dios
y como por medio de Cristo podemos reconciliarnos con Cristo. Como estábamos
“lejos” y ahora estamos “cerca”, como se derrumbó la pared intermedia de
separación y ahora creo una nueva humanidad en Cristo. Ahora tenemos acceso a
Dios, somos parte de la familia de Dios, somos parte del mismo edificio (Efe
2:11-22) ¿Hemos considerado como Dios los libro de su esclavitud del pecado y
les mostro misericordia? ¿Practicamos las buenas obras en sus nuestros
matrimonios? ¿Recordamos que ambos son parte de la misma familia?
En el capítulo 3 Pablo
nos habla del plan que Dios ha desarrollado y como se le ha dado a conocer a él
por medio del evangelio por lo cual él se arrodilla y se asombra del gran amor
de Dios para con nosotros. Pide al Señor que nos ayude a comprender ese tan
profundo e increíble amor. ¿Qué tanto oran como matrimonio por tratar de
comprender este profundo amor en Cristo? ¿Qué tanto experimentan mutuamente el
amor de Cristo en su matrimonio?
En el capítulo 4 se nos
dice que debemos ser humildes y pacientes unos con otros en amor. Que debemos
madurar hasta llegar a la estatura perfecta en Cristo Jesús para que no andemos
llevados por cualquier viento de doctrina (Efe 4:1-16) Luego nos llama a
despojarnos de nuestra antigua naturaleza para vivir bajo la nueva naturaleza
en Cristo Jesús (Efe 4:17-32) ¿Qué tan humildes y pacientes somos entre el uno
y el otro en el matrimonio? ¿Qué tanto maduramos juntos en el Señor? ¿Qué tan
consciente estamos de que el proceso de Santificación está actuando en nosotros
cada día?
En el capítulo 5 se
nos llama a ser imitadores de Dios. El imitar a Dios tiene que ver con vivir en
amor entre nosotros y no hablar de ningún tipo de impureza sexual u
obscenidades. Más bien debemos vivir como hijos de la luz rechazando cualquier
práctica relacionada con el pecado. Debemos aprovechar el tiempo, vivir de
forma sabia y no necia y no embriagarnos de vino sino estar llenos del Espíritu
Santo. ¿Hay alguna conversación o práctica sexual obscena en el matrimonio?
¿Usan el tiempo para vivir de forma sabia y no necia como matrimonio?
Cultivar la sumisión mutua
Efesios 5:21
Esta
exhortación está en medio de otros mandatos que Pablo está describiendo después
de hacer el contraste entre estar controlado por el vino a estar dominado por
el Espíritu Santo (Efe 5:18) El primer
resultado de estar lleno del Espíritu Santo es el hablar y cantar con
salmos en toda circunstancia. Hechos 16:25
“A la medianoche, Pablo y Silas oraban y
cantaban himnos a Dios, mientras los presos los escuchaban”
El segundo resultado de
estar lleno del Espíritu Santo es ser agradecidos en todo momento. 1
Tesalonicenses 5.18
“Den gracias a Dios en todo, porque esta
es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”
El tercer resultado es
cultivar la sumisión mutua en el temor del Señor. “Sométanse
unos a otros, por reverencia a Cristo” (NVI) “Es más, sométanse unos a otros
por reverencia a Cristo” (NTV) “Estén sujetos los unos a los otros por reverencia
a Cristo”. Las palabras que se usan en las distintas versiones es
“Sumisión, someterse, sujetarse” ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que
debemos someternos a unos a otros como un matrimonio cristiano. O sea el tema
de la sumisión no es un tema de mujeres, es un tema de cristianos. A todos los
cristianos se nos llama a someternos a las autoridades civiles (Rom 13:1-7; 1 Ped
2:13-14) a todos los cristianos se nos llama a someternos a nuestros pastores (Hebreos
13: 17) y a todos los cristianos se nos llama a someternos a unos a otros. La
sumisión comienza con tener un carácter humilde y reconocer que no siempre
tengo la razón en todo. Romanos 12:3
“Por la gracia que me es dada, digo a cada
uno de ustedes que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino
que piensa de si con sensatez, según la medida de fe que Dios repartió a cada
uno”
El
pastor James Angel James escribió un texto llamado “deberes mutuos de esposos y
esposas” en donde enumera varias formas prácticas de someterse el uno al otro
en el matrimonio. En general pensamos que el hombre solamente debe amar a su
esposa y que la esposa debe respetar al marido pero antes de verlos
específicamente debemos ver que ambos deben amarse y respetarse mutuamente.
El amor mutuo
“Si quieren preservar el amor, asegúrense
de aprender con la mayor exactitud, los gustos y desagrados el uno del otro, y
esforzarse por abstenerse de lo que sea fastidioso para el otro, por más
pequeño que sea… Si quieren preservar el amor, eviten con cuidado hacer repetidamente
la distinción entre lo que es mío y lo que es tuyo porque esto ha sido la causa
de todas las leyes, todas las demandas judiciales y todas las guerras del mundo[3]
El respeto mutuo.
“Por lo tanto, en la conducta conyugal,
debe haber un respeto muy evidente e invariable, aun en lo pequeño. No hay que
andar buscando faltas ni examinar con un microscopio lo que no se puede
esconder, ni decir palabras duras de reproche, ni groserías de desprecio, ni
humillantes, ni de fría desidia. Tiene que haber cortesía sin ceremonias,
civilidad sin formalismos, atención sin esclavitud. En suma, debe existir la
ternura del amor, el apoyo de la estima y todo con buena educación[4].
Cuando
nos casamos debemos reconocer que nos casamos con un pecador y por tanto la
sumisión mutua debe estar basada en la paciencia con el otro y también la ayuda
o el servicio con el otro.
La paciencia mutua.
“Hemos de contraer matrimonio recordando
que estamos por unirnos a una criatura caída…El afecto no prohíbe, sino en
realidad demanda que, mutuamente, nos señalemos las faltas. Pero esto debe
haberse con toda la mansedumbre de la sabiduría, junto con la ternura del amor,
que no sea solo aumentemos el mal que estamos tratando de corregir o lo
sustituyamos por uno peor[5]”
La ayuda mutua.
“Me ha dolido ver la esclavitud de algunas
esposas devotas, trabajadoras y maltratadas. Después de trabajar todo el día
sin parar para su joven y numerosa familia, han tenido que pasar las últimas
horas del día solitarias, mientras que sus esposos, en lugar de llegar a casa
para alegrarse con su compañía o para darles aunque fuera media hora de
respiro, anda en alguna fiesta o escuchando algún sermón. Y después, estas
desafortunadas mujeres han tenido que despertar y quedarse en vela toda la
noche para cuidar a su hijo que está enfermo o inquieto, mientras el hombre al
que aceptaron como compañero en las buenas y en las malas duerme al lado,
negándose a sacrificar, aunque sea una hora de descanso, para darle un poco de
reposos a sus esposas agotadas. Hasta las criaturas irracionales se avergüenzan
de hombres como estos porque es bien sabido que el pájaro macho se turna para
quedarse en el nido durante el periodo de incubación, a fin de darle tiempo a
la hembra para renovar sus fuerzas comiendo y descansando, y la acompaña en su
búsqueda de alimento y alimenta a los pichones cuando pian. Ningún hombre
debería pensar en casarse si no está preparado para compartir, hasta donde
pueda, la carga de las tareas domésticas de su esposa[6]”
Un
matrimonio debe estar basado en estos principios para que haya una buena
relación y glorifiquen al Señor en todo.
El sometimiento y respeto de
la esposa Efesios 5:22-24
Después
de observar que hay una sumisión mutua en Cristo entre ambos ahora pasamos a lo
específico que Dios ha establecido en su palabra para esposas y esposos. El
mandato que nos dice el versículo 22 es que las esposas “honren a sus esposos, como honran al Señor” (RVC) “Esposas sométanse a
sus propios esposos como al Señor” (NVI) “Para las esposas, eso significa:
sométase cada una a su marido como al Señor” (NTV) ¿Por qué se deben
someter las esposas a los maridos? El versículo 23 nos da la razón.
“Porque el esposo es cabeza de la mujer”
(RVC) “Porque el esposo es cabeza de su esposa” (NVI) “Porque el marido es
cabeza de la esposa” (NTV)
Por tanto la primera manera de honrar o
sométete a tu esposo es reconociendo su liderazgo. La
palabra para cabeza es “Kefalé[7]” y se usa para Cristo (Col
1:18; 2:10, 19) como para el marido.
“Y sometió todas las cosas bajo sus pies,
y lo dio por cabeza sobre todas las cosas al a iglesia” Efesios 1:22
“sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” Efesios 4:15
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la
cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza
de Cristo” 1 Corintios 11:3
En los
últimos años ha existido un intento de reinterpretación de la palabra cabeza
diciendo que Pablo se refiere aquí a la cabeza como “origen” o “fuente”. Esto
quiere decir que todos los pasajes que leímos se estarían refiriendo a que
Cristo es la fuente u origen de la iglesia y que el marido es la fuente u
origen de la mujer. Ellos argumentan que entonces la idea de “cabeza” no tiene
nada que ver con autoridad. Pero el contexto de los pasajes, y el uso de la
palabra griega para cabeza “Kefale” indica claramente que cabeza si se refiere
a alguien con autoridad y no simplemente a la “fuente” u “origen”[8] Wayne Grudem y John Piper
en su libro 50 preguntas cruciales sobre la masculinidad y feminidad escriben[9]:
“Creemos que es significativo que en la
antigua literatura griega haya más de cuarenta ejemplos del uso de la palabra “cabeza”
(kephalé) en este contexto, y en cada uno de ellos la persona que es llamada
“cabeza” está en una posición de autoridad sobre la otra persona o sobre el
grupo. La persona a quien se le llama “cabeza” no es la “fuente” de otra
persona o grupo en ninguno de estos ejemplos. Así que este significado es poco
probable y no tiene ejemplos claros que lo sustenten”
Si
vamos a Génesis 2 veremos que el hombre fue creado primero para cultivar y
cuidar el jardín, pero además se le dio el mandato de no comer del árbol del
conocimiento del bien y del mal (Gen 2:15-17) luego Eva fue creada de su
costilla y fue seducida por Satanás y ella comió del fruto y le dio a el (Gen
3:6) Pero luego del pecado Dios llama a Adán a rendir cuentas primero (Gen
3:10-12) Luego Pablo nos dice que el pecado entro por “Adán” y no por Eva (Rom
5:12) y para confirmar todo esto Pablo escribe en 1 Timoteo 2:13-14
“Porque primero fue formado Adán y después
Eva; y el engañado no fue Adán, sino que la mujer, al ser engañada, incurrió en
transgresión”
Hermanas
reconocer el liderazgo de tu esposo es reconocer que este es el diseño dado por
Dios. Yo no sé si aquí se escucha pero en Valparaíso se escucha mucho la lucha
contra el “patriarcado”. Esta idea de la filosofía feminista ya ha entrado en
algunas teologías liberales y va a querer entrar en la iglesia sutilmente. Hace
tiempo escribí que la Biblia es patriarcal y ciertamente lo es, pero esto no es
algo negativo como generalmente se muestra el patriarcado ha sido diseñado por
Dios desde el principio.
La segunda manera de honrar o someterte a
tu esposo es respetando el liderazgo de tu esposo. Desde
la caída las esposas tienen la tentación de rebelarse contra el liderazgo del
esposo y una de las maneras es no respetando el liderazgo del esposo. Hay una
autora llamada Shaunti Feldhahn que escribió un libro llamado “Solo para
mujeres, lo que necesitas saber sobre la vida íntima de los hombres” la cual
concluye en su estudio que una de las cosas que más necesitan los hombres es
respeto.[10]
Es por eso que este mismo principio esta reiterado y ampliado un poco más en 1
Pedro 3:1-2; 5-6
“Así que ustedes las esposas, respeten a
sus esposos, a fin de que los que no creen a la palabra, puedan ser ganados más
por la conducta de ustedes que por sus palabras, cuando ellos vena su conducta
casta y respetuosa”
“Porque así era la belleza de aquellas
santas mujeres que en los tiempos antiguos esperaban en Dios y mostraban
respeto por sus esposos. Por ejemplo, Sara obedecía a Abraham y lo llamaba
señor. Y ustedes son sus hijas, si hacen el bien y viven libres de temor”
Lo
interesante de estos versículos son dos cosas. Primero que el respeto de las esposas a los esposos es
evangelistico. Los no creyentes verán que las mujeres no son irrespetuosas con
sus maridos ni los tratan mal delante de otras personas sino que hay un
respecto por ellos. Segundo que el
respeto es más que las acciones externas, pues el ejemplo que cita Pedro es un
ejemplo donde Sara fue llamo señor en su corazón reconociendo que su sumisión
era interna (Gen 18:12) Hermanas ¿Te gustaría predicar el evangelio desde tu
matrimonio? ¡Respeta a tu marido! ¿Te sometes solamente a él externamente?
¿Acaso no sabes que Dios ve el corazón, ve las intenciones que hay en ti?
La tercera manera de honrar o someterte a
tu esposo es siguiendo el ejemplo de la iglesia. Pablo
usa aquí una analogía y digo “analogía” porque la analogía significa “relación
de semejanzas entre cosas distintas.[11]” El esposo no es igual a
Cristo en su autoridad pero es una comparación para mostrarnos como deberían
someterse las esposas a sus esposos. El esposo es cabeza de la mujer de la
misma manera que Cristo es la cabeza de la iglesia. Por tanto así como la iglesia
se somete voluntariamente a Cristo, o sea por amor a su salvador, de la misma
manera la esposa debe someterse a su esposo como un símil de salvador. La
última frase de honrar o someterse a su esposo en “todo” no se refiere a todo
lo que sea que al esposo se le ocurra sino todo lo que sea conforme al “temor
de Dios” (Efe 5:21) Si la iglesia vive sometida a Cristo ¿Por qué la esposa no
vive sometida a su esposo?
Richard
Stelee (1629-1692) fue un reconocido pastor puritano que escribió sobre el
respeto que las esposas debían tener con el esposo.
“El gran deber de toda esposa es respetar
a su propio esposo. Tiene también muchas otras obligaciones que son mutuas,
pero ella se caracteriza por esto. Esta es su calificación principal como
esposa. No importa cuanta sabiduría, erudición y gracia tenga ella, si no
respeta a su esposo, no puede ser buena esposa[12]
“Aun si su esposo es ignorante,
igualmente, ella debe valorar la excelencia de su posición, siendo que el
Espíritu Santo lo ha descrito como “imagen y gloria de Dios (1 Cor 11:7) sea
como sea que él se ve así mismo o como lo vean los demás, para su esposa es una
persona sin igual. Si lo estimo cuando lo acepto como esposo, debe seguir
estimándolo[13]”
El amor sacrificial del esposo
Efesios 5:25-31, 33
Después
de ver el mandato que Dios dio a las esposas y como se puede aplicar a la vida
de cada uno ahora veamos lo que el Apóstol Pablo escribió para los esposos. El
mandato es amar a la esposa.
“Esposos, amen a sus esposas, así como
Cristo amo a la iglesia y entrego a si mismo por ella para santificarla” (RVC)
“Esposos, amen a su esposas, así como Cristo amo a la iglesia y se entregó por
ella para hacerla santa” (NVI) “Para los maridos, esto significa: Ame cada uno
a su esposa tal como Cristo amo a la iglesia. El entrego su vida por ella a fin
de hacerla santa” (NTV)
La
palabra para “amar” aquí es “Agapao” que viene de “ágape” y que constituye la
palabra característica esencial del cristianismo. Esta palabra se usa para
describir la naturaleza de Dios (1 Juan 4:8) el amor de Dios hacia su hijo (Jn
17:26) el amor de Dios al mundo en general (Jn 3:16) el amor de Dios por sus
escogidos (Jn 14:21) el amor que los creyentes deben tenerse entre sí[14] (Jn 13:34) En la
carta de efesios esta palabra se usa 8 veces. Cristo nos mostró su gran amor al
salvarnos (Efe 2:8) se nos llama a andar en amor (Efe 5:2) y la gracia de Dios
está con quienes aman al Señor (Efe 6:24) Por lo que es evidente que el amor es
algo muy importante en el cristianismo.
Al
igual que las esposas, los esposos son pecadores que van buscar excusas para
justificarse y no querer amar a sus esposas como Cristo manda. Ellos dirán como
Adán en la caída “la mujer que me diste” (Gen 3:12) y no van a querer asumir su
responsabilidad respecto a lo que ha mandado el Señor. La definición del amor
en las Escrituras es contraria a la definición que el mundo tiene respecto al
“amor” (1 Corintios 13:4-7) En el mundo amar esta simplemente basado en la
emoción pero para nosotros como cristianos es una convicción. Sabemos que
debido al pecado que habita en nosotros amar no es algo fácil.
La primera manera de amar a tu esposa es
con paciencia.
Imagina
has tenido un día de mucho trabajo y llegas a tu casa donde pretendes descansar y
resulta que tu esposa se siente mal y quiere hablar de lo malo de su día, tu
casa no está ordenada, la comida no está preparada y los niños anda por allí
dando vueltas ¿Qué es lo sientes? Impaciencia. Probablemente vas a querer
reaccionar con impaciencia, pero debes tener paciencia y responder con bondad
¿Por qué? Porque Dios nos manda a amar de esa manera. El amar es sufrir
teniendo paciencia y sufriendo por cosas que en ocasiones no son agradables,
esto es realmente amar. La impaciencia genera que seamos ásperos con nuestras
esposas pero eso también nos impide la Escritura. Colosenses 3:19
“Maridos, amad a vuestras mujeres, y no
seáis ásperos con ellas”
La segunda manera de amar a tu esposa es
con comprensión y cuidado. Relacionarse es siempre difícil y en
ocasiones debido a nuestro pecado y a la torpeza de no entender que nuestras
esposas son diferentes a nosotros no somos sabios en como relacionarnos con
ellas. El apóstol Pedro escribió 3:7
“De la misma manera, ustedes los esposos
sean comprensivos con ellas en su
vida matrimonial. Hónrenlas, pues como mujeres son más delicadas, y además son coherederas con ustedes del don de la
vida. Así las oraciones de ustedes no encontraran ningún estorbo”
Vemos
dos cosas en este pasaje. Como esposos debemos ser comprensivos con nuestras
esposas. Por ejemplo van a ver cosas que a nuestras esposas le molesten y
nosotros podemos reaccionar de forma dura con ellas sin tener empatía por lo
que están enfrentando pero Dios nos llama ser comprensivos con ellas. Otro
problema que podemos tener es cuando los hombres tratamos a nuestra esposa como
si fuera un amigo y no somos delicados con ella. El actuar de esta manera hace
que nuestras oraciones no lleguen delante de la presencia de Dios. Hermanos
¿Qué tan comprensivos somos con nuestras esposas? ¿Qué tan cuidadosos somos de
ella cada día?
La tercera manera de amar a tu esposa es
con entrega. Pablo
nos dice que Jesucristo amo a la iglesia “entregándose por ella”. Por tanto, el
estándar que se le exige al marido no es solamente ser un esposo amoroso, sino
que además ser un esposo entregado. La palabra “entregado” (Gr. Paradidomi)
significa rendirse, ceder, trasmitir[15] en esta misma carta
se usa una vez más aparte de estos pasajes (Efe 4:19) En el libro de Romanos se
usa en el sentido de ser entregados a la doctrina (Rom 6:17) y en el sentido de
que Dios entrego a su hijo en la cruz[16] (Rom 8:32) Pero
¿Cómo se entregó Cristo por su iglesia y como se debe entregar el esposo a su
esposa? Mateo 20:25-28
“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis
que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son
grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será
así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro
servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro
siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos”
Jesucristo
siendo el rey de gloria, el Señor y cabeza de iglesia se hizo hombre y vivió
entre los hombres para servir a su iglesia. El lavo los pies a los discípulos
para mostrarle de forma práctica como debían servirse unos a otros (Jn
13:13-15) la muestra del servicio de Cristo fue evidente durante todo su
ministerio. Ahora si Cristo es el mayor ejemplo de servicio para nosotros, un
esposo que es cabeza de su mujer no tendrá problemas con servir a su esposa.
La cuarta manera de amar a tu esposa es
santificándola. Cristo murió por la iglesia y se entregó por
ella para que el propósito de ella fuera santificarse. La palabra santo (Gr.
Jagios) significa fundamentalmente “separado” y por ello en su sentido moral y
espiritual separado del pecado y consagrado para Dios.[17] En la misma carta de
Efesios se le llama “separados” a los cristianos (Efe 1:2) y se nos dice que
ellos han sido predestinados en Cristo para ser santos (Efe 1:4 separados o
consagrados) Dios ha constituido pastores maestros para perfeccionar a los
santos (Efe 4:12) y debemos vivir con santos (Efe 5:3) Por tanto lo que hace
Cristo al salvarnos es santificarnos constantemente para que en su segunda
venida su amada iglesia sea presentada por él “sin mancha ni arruga”. Pero
¿Cómo nos santifica Cristo ahora? Cristo nos está santificando por medio de su
palabra. El Espíritu Santo actúa por medio de su palabra.
“Santificarlos en tu verdad, tu palabra es
verdad” Juan 17:17
Es
probable que toda esta figura que usa el apóstol Pablo en este pasaje se
refiera al lavamiento prenupcial que se hacía en la época. Después de este
lavamiento la novia era perfumaba, ungida y adornada con vestimentas nupciales.
En el judaísmo, la ceremonia de bodas también llego a ser llamada la “santificación
de la novia”, o a sea estar separada para el marido. Después de la preparación
de la novia el siguiente paso en un casamiento judío era la salida de la novia
de su casa paterna hacia la del novio. Esta era una presentación “gloriosa”
(“radiante, resplandeciente”) de la novia frente al novio[18]
Pablo
se está refiriendo con esto al día final cuando la iglesia sea presentada de
forma gloriosa, sin mancha ni arruga, delante del Novio (Jesús). Pero ¿Qué
relación tiene esto con el esposo? La relación que tiene es que al esposo se le
ha dado encomendado la gloriosa tarea de santificar a su esposa. ¿Y qué
herramientas él debe usar para cumplir con esta tarea? En primer lugar, él debe ser un esposo
piadoso. Una esposa sabe eso, las esposas ven a sus maridos y observan
si realmente nosotros somos piadosos. Un hombre piadoso se disciplina en la
piedad.
“Desecha las fábulas profanas y de viejas.
Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es
provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida
presente, y de la venidera” 1 Timoteo 4:7-8
Un
esposo piadoso ve la oración como prioridad porque su Señor lo veía
así (Mar 6:46; Luc 5:16; 22:41; Jn 17:1-26) y ve el estudio de la palabra
como prioridad porque el Señor lo mando (Jn 5:39) es por eso que yo siempre he
mantenido la opinión que todo hombre debe estudiar en un seminario o si tiene
la disciplina de estudiar solo las Escrituras lo haga. Pero no se trata solo de
orar y estudiar, sino que además debe obedecer las Escrituras.
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” Santiago 1:22
Podrás
leer y escuchar constantemente estas palabras, pero si no las obedecerás
realmente no serás mejor que un fariseo hipócrita. Por tanto el esposo debe
orar, leer y obedecer las Escrituras para ser un ejemplo de santificación para
su esposa.
En segundo lugar, él debe ser quien guie
espiritualmente la adoración familiar. La herramienta de
santificación para la esposa es la palabra de Dios. Por lo que el esposo debe
estar preparado en las Escrituras. El esposo no solamente debe vivir su vida
espiritual a solas, sino que debe hacerlo de forma familiar. El bautista Arthur
Pink escribió lo siguiente respecto a la adoración familiar.
“Un antiguo escritor bien dijo: “Una
familia sin oración es como una casa sin techo, abierta y expuesta a todas las
tormentas del Cielo.” Todas nuestras comodidades domésticas y las misericordias
temporales que tenemos proceden del amor y la bondad del Señor, y lo mejor que
podemos hacer para corresponderle es reconocer con agradecimiento, juntos, su
bondad para con nosotros como familia. Las excusas para no cumplir este sagrado
deber son inútiles y carecen de valor. ¿De qué nos valdrá decir, cuando
rindamos cuentas ante Dios por la mayordomía de nuestra familia, que no
teníamos tiempo ya que trabajábamos sin parar desde la mañana hasta la noche?
Cuanto más urgentes son nuestros deberes temporales, más grande es nuestra
necesidad de buscar socorro espiritual. Tampoco sirve que el cristiano alegue
que no es competente para realizar semejante tarea: los dones y talentos se
desarrollan con el uso y no con descuidarlos[19]”
William
Gourge (1575-1653) fue un poderoso predicador puritano el cual escribió acerca
del llamado que tiene los maridos a amar a sus esposas.
“Los maridos deben amar a sus esposas, aun cuando no hubiere en ellas
nada que los mueva a amarlas, fuera del hecho de que son sus esposas. Si,
aunque no puedan esperar nada de ellas en el futuro. El verdadero amor respeta
al objeto que ama y considera el bien que le puede hacer, en lugar de esperar
el bien que pueden recibir del objeto de su amor porque el amor no busca lo
suyo (1 Cor 13:5) el amor de Cristo debiera impulsar aún más a los esposos para
hacer todo lo que esté en su poder, a fin de amarlas sin reservas. Entonces,
será cierto que viven con sus esposas sabiamente (1 Pe 3:7) y su amor se
parecer
[1] R.
C Sproul. Grandes doctrinas de la Biblia. Prefacio.
[2]
Donald Carson y Douglas Moo. Una introducción al Nuevo testamento. Página 431.
[3]
Editado por Jeff Pollard y Scott T. Brown. Una teología de la familia. Página
159 (PDF)
[4]
Editado por Jeff Pollard y Scott T. Brown. Una teología de la familia. Página
160 (PDF)
[5]
Editado por Jeff Pollard y Scott T. Brown. Una teología de la familia. Página
161 (PDF)
[6]
Editado por Jeff Pollard y Scott T. Brown. Una teología de la familia. Página
162(PDF)
[7]
Diccionario Strong. Pagina 46.
[8]
Para ver la discusión y una respuesta revisar el libro Revovering Biblical
Manhood and Womanhood. Paginas 425-468
[9] Wayne Grudem y John Piper. 50
preguntas cruciales sobre la masculinidad y feminidad. Página 30.
[10] https://clcchile.com/product/solo-para-mujeres-tapa-rustica-suave-shaunti-feldhahn-autor-9780789922977-25685
[11] https://dle.rae.es/?id=2Vt6TRt
[12]
Editado por Jeff Pollard y Scott T. Brown. Una teología de la familia. Página
173 (PDF)
[13] Editado
por Jeff Pollard y Scott T. Brown. Una teología de la familia. Página 173 (PDF)
[14] Diccionario Vine. Página 49
[15] Diccionario Strong. Página 63.
[16] Diccionario Vine. Página 330.
[17] Diccionario Vine. Página 812.
[18] Comentario del contexto cultural.
Craig Keener. Página 548
[19] https://chapellibrary.org:8443/pdf/books/fwo2s.pdf
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