1 Corintios 12:12-27
El teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer escribió un libro
llamado “vida en comunidad” en donde reflexiona acerca de la importancia de la
comunión cristiana como hermanos. En sus primeras páginas él escribe esto[1]:
“El que desea obtener
más de lo que Cristo ha fundado entre nosotros no anhela la hermandad cristiana
sino que va en busca de cualquier experiencia extraordinaria de comunidad que
le fue negada en otra parte; aporta deseos confusos e impuros a la hermandad
cristiana. Es precisamente en este aspecto donde la hermandad cristiana se ve
amenazada, casi siempre ya desde sus principios mismos, por el más grave
peligro, por el envenenamiento más intimo, a saber; por la confusión de la
hermandad cristiana con el ideal de comunión piadosa; por la amalgama del deseo
natural del corazón religioso por la comunión con la realidad espiritual de la
hermanad cristiana. Innumerables veces, la comunión cristiana se ha quebrado
por vivir de acuerdo con un ideal. Precisamente el cristianismo serio que por
primera vez se ve colocado dentro de una convivencia cristiana, traerá a la
misma con frecuencia una imagen muy determinada de su modo de concebirla y hará
cuanto esté en su poder para convertir esa imagen en realidad. Pero la gracia
de Dios hace fracasar rápidamente todos los sueños de esta índole. La gran
desilusión que nos depara el otro, los cristianos en general, y en el mejor de
los casos, también nosotros mismos, no dejará de subyugarnos con tanta certeza
como Dios quiere conducirnos hacia la autentica comunidad cristiana.
La advertencia de Bonhoeffer radica en que los creyentes
podemos tener un “ideal de comunión cristiana” que nos va a impulsar a forzar
la “comunión ideal” que nosotros tenemos en nuestras mentes y no llegar a
comprender que la comunión cristiana ya existe en el cuerpo de Cristo. En el
fondo nuestras buenas intenciones podrían terminar creando mayor división que
unión debido a que buscamos concretar nuestro ideal de comunión y no estamos
aceptándonos como hermanos.
1 Corintios 12:12-13 La
unión del cuerpo
Esto lo podemos ver en la comunidad de Corinto donde
ellos estaban “santificados en Cristo
Jesús” (1:2) Y Pablo insistía que no
había nada que les faltara “De tal manera
que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo” (1:7) Sin embargo, esto
no significa que ellos no tuvieran que arrepentirse y corregir muchas actitudes
carnales que tenían como por ejemplo las divisiones entre ellos (1:11-13) las
contiendas y disensiones (3:3) las acusaciones de unos contra otros delante de
los incrédulos (6:6) el tropezadero que eran para los hermanos débiles (8:9) o
la superioridad espiritual que algunos creían tener sobre otros por ciertos
dones. Todas estas cosas debían ser corregidas y Pablo escribió esta metáfora
del cuerpo para mostrarnos la comunión que tenemos como cristianos en Cristo y
como debemos corregir las actitudes carnales que tenemos sobre ella.
Después de enumerar las 9 “kharisma” (dones) dadas a los
Corintios Pablo termina afirmando que Dios da como él quiere estos dones (9) y
la conclusión es que así como el cuerpo es uno y tiene una diversidad de
miembros así mismo es el cuerpo de Cristo. Este cuerpo tiene una cabeza que es
Cristo (Efe 5:23; Col 1:18) Y el cuerpo tiene diferentes funciones de las
cuales hablo anteriormente cuando dijo que habían diversidad de dones, ministerios
y operaciones (4-6). Ahora, quiero que nos fijemos por un momento no solo en la
diversidad de dones que ya se nombraron, sino en la diversidad de trasfondo que
componían la iglesia de Corinto. En
primer lugar tenemos al judío. Los judíos eran celosos de la ley e incluso
muchos de ellos pensaban que para ser salvo era necesario circuncidarse (Hechos
15:1) seguramente en un principio muchos judíos creyentes siguieron esa idea
pero después de dieron cuenta de ese error. En segundo lugar tenemos al griego. A los griegos les interesaba
mucho la “sabiduría” (1 Cor 1:22) por eso les intereso cuando Pablo andaba en
Atenas y lo invitaron al areópago a escuchar sus nuevas ideas (Hechos 17:19).
Una de las principales ideas griegas era el dualismo entre el cuerpo y el alma,
Pablo combatió esta idea que estaba en Corinto (1 Cor 6:12-16) En tercer lugar tenemos al libre y esclavo.
Para entender estos dos tipos de personas debemos comprender que en el
primer siglo la esclavitud era algo normal que sustentaba la economía de Roma. Incluso
Pablo razono bajo esta lógica
“¿Fuiste llamado
siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre
procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado esclavo, liberto es del
Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo” 1
Corintios 7:21-22
Los hombres libres fácilmente podían menospreciar a los
esclavos de la congregación. Pero en Cristo las cosas eran diferentes, no
existían diferencias raciales, sociales, culturales y sexuales.
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay
varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” Gálatas 3:28.
¿Se pueden imaginar una
iglesia compuesta por esta diversidad de personas? ¿Se pueden imaginar las
diferencias y discusiones que pueden haber surgido? Esto era algo
revolucionario para la época, pero en Cristo somos todos iguales
espiritualmente. El versículo 13 nos dice exactamente esto. En primer lugar nos
dice que “Por un solo Espíritu fuimos
todos bautizados en un cuerpo”. Este bautismo de acá no debe confundirse
con el bautista de agua, pues a lo que se refiere es a la unión espiritual con
Cristo en su cuerpo (Rom 6:3-4). El bautismo se usa en las Escrituras de manera
literal (Para ver los dos usos Mateo 3:11) como metafórica (Mc 10:38) En
segundo lugar nos dice que “a todos se
nos dio de beber de un mismo Espíritu”. Esto quiere decir que los creyentes
han bebido de esta fuente inagotable que es Cristo Jesús y que ellos ahora
brotan ríos de agua viva (Jn 4:10; 7:37-38) Por tanto, estos creyentes de
diversos trasfondos (judíos, griego, libre y esclavo) todos ellos han sido
bautizados por el Espíritu Santo y todos ellos han bebido del Espíritu Santo.
Esto indicaría que desde el
momento en que el creyente creyó ya tiene comunión con los demás hermanos porque
esa comunión es creada por el Espíritu Santo. Han pensado alguna vez ¿Cómo
sería posible reunir a un judío, un griego, un libre y un esclavo por un
objetivo en común? La única respuesta a esto es que es una obra hecha por el
Santo Espíritu. Así como nosotros no
pudimos adquirir la salvación por nosotros mismos, así tampoco podemos tener
comunión porque sea algo natural en nosotros, sino que es algo que el Santo
Espíritu hace en nosotros. Todos los creyentes ya somos un cuerpo en Cristo,
por tanto ya tenemos comunión en Cristo.
1
Corintios 12:14-19 Los problemas de la comunión cristiana
Que tengamos comunión en
Cristo no significa que no existan problemas en la comunión cristiana. Esto es
bastante evidente si hacemos una lectura de toda la carta a los Corintios.
Pablo vuelve a enfatizar que el cuerpo es uno pero que los miembros son muchos
(14,20), aludiendo claramente a la diversidad de dones, ministerios y
operaciones que antes había nombrado (12:4.6)
Entonces pasa a usar
ilustraciones hipotéticas en donde dos miembros del cuerpo (el pie y la oreja)
expresan sus pensamientos. El pie piensa debido a que no es mano no es del
cuerpo y la oreja piensa que debido a que no es ojo no es del cuerpo. Ante
estos dos pensamientos la pregunta que se formula es ¿Por eso no será del
cuerpo? La respuesta obviamente es no, porque ambos son miembros del cuerpo y
ambos tienen diferentes funciones. Luego
Pablo ejemplifica diciendo que si todos fueran ojos u oídos entonces lo que
tendríamos en verdad no sería un cuerpo sino algo deforme. En el verso 19
pregunta si todos fueran un solo miembro ¿Dónde estaría el cuerpo? Por lo que
termina diciendo que Dios ha puesto a cada miembro en el cuerpo como él quiso
(18)
¿Qué es lo Pablo está
diciendo? Lo que está diciendo es que algunos hermanos estaban llegando a la
conclusión a que debido a que no tenían ciertos dones entonces ellos no eran
parte del cuerpo. Vamos a ejemplicarlo con los mismos dones que nombra
anteriormente (8-10). Supongamos que muchos en Corinto tenían el don de
“sabiduría y ciencia” entonces los demás comenzaron a pensar que debido a que
no tenía ese mismo don entonces ellos no tenían ninguna función en el cuerpo.
Por eso Pablo pregunta que si acaso yo no soy una parte del cuerpo ¿Eso hace
que yo no sea del cuerpo? Claro que no, simplemente tienes otra función que
cumplir en el cuerpo. Ahora si todos tuvieran el don de sabiduría, ciencia, fe,
sanidades, milagros, profecías, discernimiento de espíritus o interpretación de
lenguas ¿Dónde estaría el cuerpo? ¡El cuerpo no existiría! Esta visión de las
cosas por medio de algunos miembros de la iglesia estaba trayendo problemas de
comunión dentro de la iglesia.
Esta visión limitada del
cristianismo aun está viva entre los cristianos, y tenemos dos extremos. El
primer extremo son aquellos que se desaniman porque piensan que debido a que no
tienen un lugar “relevante” o “visible” para servir entonces no sirvo para nada
en el cuerpo. Están son las personas que razonan que si hay ancianos que prediquen
y enseñen ya no hay nada que hacer en la iglesia. El segundo extremo son
aquellos que piensan que porque ellos cumplen una función en el cuerpo,
entonces todo debería hacer lo mismo. Estas son las personas que creen que “todos debían visitar o evangelizar igual que
yo”. Ambos extremos son malos porque radican en el “orgullo espiritual”, en la
idea de creerse superior espiritualmente al otro. Pero ambos lados deben
comprender que Dios ha colocado a los miembros como él quiso (18) Las preguntas
retoricas que Pablo hace al final de este capítulo son bien importantes.
1
Corintios 12:29-30
“¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros?
¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas?
¿Interpretan todos?
Todas estas preguntas se
responden con un no, y aluden a la importancia de comprender que el cuerpo es
uno y los miembros son muchos, por lo tanto nadie puede sentirse inferior
porque no ha recibido un don que anhela ni nadie puede sentirse superior (o jactarse
espiritualmente) por pensar que todos deben actuar como el actúa con su don.
Cada cual responderá al Señor en el día del juicio respecto a cómo uso el
“talento” que el Señor le otorgo. Tenemos que dejar ese juicio en las manos del
Señor. Pero el tener estas actitudes va minando poco a poco la comunión
cristiana debido al orgullo espiritual que hay. Lo que como creyentes debemos
cultivar es la mutua dependencia y la unidad como cristianos, que nos apoyamos
unos a otros en el peregrinaje de esta vida.
1
Corintios 12:20-24 La necesidad de los miembros débiles
Pablo comienza esta sección
recordando una vez más que los miembros son varios pero que el cuerpo es uno
(20) Nuevamente Pablo sigue esta ilustración hipotética en donde la el ojo le
dice a la mano que no la necesita y la cabeza le dice a los pies que no la
necesita. Entonces el nos dice que los miembros “más débiles” son los más
necesarios y los que parecen “menos digno” son lo que más dignamente debemos
tratar.
Lo que Pablo nos está
diciendo por medio de estas ilustraciones del cuerpo es que algunos miembros de
la iglesia de Corinto quieren independizarse de las demás parte del cuerpo.
Ellos tienen la arrogancia de decir “No te necesito” “Ni tengo necesidad de
vosotros”. ¿Cuál era la razón? La razón es que ellos creían que podían
funcionar en el cuerpo sin la necesidad del otro hermano. Siguiendo el contexto
del libro es probable que los que Pablo se refiere aquí sean a los que tenían
el don de lenguas y se jactaban de tener “revelaciones” de Dios por tanto
pensaban no necesitar al resto del cuerpo. Por lo que Pablo anima a que si
quieren dones espirituales que sean los que más edifiquen a la iglesia.
“Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales,
procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia”. (1 Cor 14:12)
Lamentablemente esto se da
en el cristianismo actual de igual manera por los hermanos carismáticos que
enfatizan y miden la espiritualidad por si uno habla en lenguas o no. ¿No es
acaso lo mismo que Pablo está corrigiendo aquí que por creerse superiormente
digas al hermano no te necesito? Una de las cosas más terribles que podemos
llegar a pensar es que no necesitamos a nuestros hermanos en el peregrinaje
cristiano. Esa es una actitud farisaica pensar que apartándome de los demás
seré mejor espiritualmente. En otros círculos cristianos se enfatiza la frase
“la salvación es personal” y claro que lo es, pero la vida cristiana es en
comunidad.
Ahora fijémonos como esta
actitud hace daño ya que considera que los hermanos “débiles” no son
necesarios. Los miembros fuertes son la son el ojo y la mano, pero los miembros
débiles no dice cuales son. Algunos piensan que se refiere a los pies y el
vientre[2]
ya que los “vestimos más dignamente” puede aludir a los zapatos o a la ropa de
la época. Mientras que otros piensan que la referencia es a los órganos sexuales, ya que “vestimos más
dignamente” son “menos decorosos”.[3]
Pero como sea, el punto de Pablo es que
a los miembros débiles del cuerpo son los más necesarios, que debemos vestir
más dignamente y tratar con más decoro.
Esta es una clara
advertencia que para aquellos que se consideran más espirituales y fuertes
deben ser cuidadosos con los hermanos débiles. Fijémonos en una exhortación
previa que Pablo había enseñado a los Corintios (1 Cor 8:1) Pablo está enseñando que todos sabemos que los
ídolos no son nada y que la comida que se sacrifica a los ídolos es simplemente
comida. Sin embargo hay hermanos que tienen “conciencia débil” y que si ven a
un cristiano comiendo se esa carne se puede dañar por lo que Pablo concluye:
“Pero procurad que esta libertad vuestra no venga
a ser tropezadero para los débiles, porque si alguien te ve a
ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar dedicado a los
ídolos, la conciencia de aquél, que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo
sacrificado a los ídolos? Y
así, por tu conocimiento, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su
débil conciencia, contra Cristo pecáis. 13 Por
lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne
jamás, para no poner tropiezo a mi hermano” 1 Corintios 8:9-13
¿Te crees
realmente fuerte espiritualmente? ¿Crees que has crecido espiritualmente? ¿Qué
tal tu relación con los hermanos débiles en la fe? ¿Te preocupas por ello? ¿Te
acercas a ellos, convives con ellos, te relacionas con ellos? La actitud que
tenemos hacia nuestros hermanos revela nuestra espiritualidad.
Por tanto
los miembros del cuerpo que parecen más débiles o “despreciables” según mí
punto de vista “espiritual” son tan importantes para Dios como alguien que
tiene “grandes dones”.
1
Corintios 12:25-26 La preocupación unos con otros
Si no actuamos como nos dice
la Escritura en nuestra vida en comunidad, esto inevitablemente va a traer
“desavenencia” (o división como dice NVI) lo que debemos hacer como cristianos
es preocuparnos unos por otros. Esta preocupación de unos por otros debe ser
tan normal y cotidiana que se pueden acompañar juntos en el dolor y se pueden
acompañar juntos en las alegrías. Cuando vemos el libro de Hechos podemos ver
claramente esto los creyentes perseveraban juntos en oración (1:14)
perseveraban juntos en la doctrina, en la comunión, en el partimiento del pan y
en la oraciones (2:42) compartían juntos en el templo y fuera del templo
comiendo (2:46) compartían las necesidades (4:32-33) cuando tuvieron que
escoger varones para que sirvieran a las mesas lo hicieron sin problemas porque
se conocían (6:3)
“El amor sea sin
fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra,
prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en
espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en
la oración; compartiendo para las necesidades de los
santos; practicando la hospitalidad” Romanos 12:9-13
De este versículo podemos sacar claramente algunas cosas
prácticas. Amar sinceramente al hermano. Lo cual significa conocerle y
relacionarse con él. Trabajar juntos en la obra con diligencia, fervor y gozo.
Sufrir juntos, perseverar juntos en oración. Ser hospitalarios unos a otros (lo
cual supone que se visitan)
“Hermanos, si alguno fuere
sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con
espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas
tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo. Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.
Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de
gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su
propia carga. El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa
buena al que lo instruye” Gálatas 6:1-6
De aquí podemos extraer exhortación mutua. Apoyarse mutuamente
(llevar las cargas) aprender juntos de la palabra. La pregunta es ¿Cómo podemos
decir que nos preocupamos unos con otros sinceramente si ninguna de estas cosas
hacemos? Si realmente tenemos comunión unos con otros, entonces en verdad vamos
a sufrir juntos y alegrarnos juntos porque:
!Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Salmos
133:1
¿Cuánto fue la última vez que oraste por tu
hermano? ¿Cuánto fue la última vez que compartiste con él? ¿Cuándo fuiste
hospitalario con él? ¿Cuándo fue la última vez que compartieron una
conversación juntos? ¿Cuándo se acompañaron en el dolor? ¿Cuánto le ayudaste en
algo? ¿Cuándo lo apoyaste en algo? ¿Cuándo fue la última vez que hablaron de su
vida espiritual, de sus luchas, de sus dolores, de sus dificultades? ¿No es
acaso tu hermano? ¿No creen que el mundo también está en nuestras vidas en esa
área? ¿Somos acaso un club de socios? ¿Somos un club de amigos o somos
realmente hermanos?
1
Corintios 12:27 El cuerpo de Cristo
Pablo termina esta
exposición con esta declaración de que nosotros somos cuerpos de Cristo y cada
uno es un miembro de ese cuerpo. Pero ¿Por qué debemos amarnos? ¿Cuál debe ser
nuestra motivación? La motivación es obedecer los mandatos de Dios y
glorificarle mostrando al mundo su amor ¿Cómo?
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como
yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:34-35
Debemos amarnos porque Jesús
nos amó, nos amo dándose en la cruz del calvario por cada uno de nosotros y por
el hermano que tenemos a nuestro lado.
[1]
Dietrich Bonhoeffer. Vida en Comunidad. Página 17.
[2]
Comentario exegético y explicativo de la Biblia. Volumen II. Página 434.
[3]
Comentario Bíblico con aplicación NVI. 1 Corintios Craig Blomerg. Página 295.
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