Las migraciones son desplazamientos geográficos de individuos o
grupos los cuales se mueven por un sin números de razones como causas
políticas, sociales o económicas[1]. Las
migraciones han sido parte de toda la historia humana, es tanto así que
podríamos decir que la mayoría de la humanidad ha sido migrante en algún
momento de su historia. Las migraciones
más conocidas en la historia de la humanidad han sido algunas como la migración de griegos
y fenicios, los cuales navegaron el mediterráneo y crearon las primeras
ciudades y la primera migración de campo a la ciudad. Otra migración importante
se dio cuando el imperio romano fue invadido por los pueblos “barbaros” y terminaron
tomando a Roma. Después del descubriendo de América (1492) las migraciones
siguieron expandiéndose por conquistar el “nuevo mundo”. Unos años después se
iba a dar una de las migraciones cristianas más famosas, la migración de los
“padres peregrinos” en Estados Unidos[2]. Chile
también tiene una larga historia con las migraciones, desde el siglo 19 hacia
adelante hemos tenido llegada de Árabes, Palestinos, Ingleses, Italianos, etc.
Quizás las más conocidas son las oleadas
migratorias de colones alemanes que llegaron a la ciudad de Valdivia y
Llanquihue.[3]
Cuando vamos a las Escrituras nos encontramos que ellas también
nos relatan las diversas migraciones que el pueblo de Dios ha tenido que
experimentar. Podemos comenzar pensando
en Abraham el cual no tenía tierras y vivió siempre como un “extranjero y
forastero” (Gen 23:4) luego podemos recordar las grandes migraciones que se
produjeron a Egipto por causa del hambre en tiempos de José (Gen 42) o como el mismo
pueblo de Dios hizo que el pueblo de Dios emigrará de Egipto al desierto (Éxodo
15) es por esta razón que Dios cuando le daba los mandatos como
“Y no angustiaras al extranjero” (Exo 23:9)
“tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amaras como a ti mismo”,
“No lo oprimirás” (Dt 23:16)
“No torcerás el derecho del extranjero” (Dt 24:17)
“Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero” (Dt 27:19)
La razón
generalmente era “Ya que extranjeros
fuisteis en la tierra de Egipto” (Exo 23:9).
Todos estos movimientos
migratorios suponía algo muy valioso para el mundo antiguo y también debería
serlo para nosotros: El compartir con los hermanos y la hospitalidad.
Hemos estado analizando lo que el Apóstol Pablo nos escribe
respecto a los deberes que como cristianos tenemos. El capítulo 12 de esta
carta comienza llamándonos a ser “transformados por medio de la renovación de
nuestro entendimiento” y esto significa que nos viviremos como el mundo. En los
versos 9-12 hemos visto varias “marcas” que los que realmente nos decimos
cristianos deberíamos tener. La primera marca que vimos es que un cristiano
debe amar sin fingimiento. Esto significa que cualquier “apariencia de piedad”
que no fuera un amor genuino con nuestros hermanos es pecaminosa. La segunda
marca que vimos es que un cristiano debe ser diligente y no perezoso. Un
cristiano diligente es cuidado en realizar todas las cosas que Dios le ha
puesto en el camino con esmero. La tercera marca que vimos es que un cristiano
debe servir al Señor con fervor. El fervor significa hacer todo el servicio con
pasión por la gloria de Dios. La cuarta marca que vimos es que el cristiano se
goza en la esperanza. Sabemos que en Cristo tenemos la esperanza de gloria que
es su segunda venida y la transformación de nuestros cuerpos, en cuerpos
glorificados. La quinta marca es el cristiano que sufre para la gloria de Dios.
La sexta marca es el cristiano que persevera en la oración.
Hay que aclarar que ninguna de estas marcas es realizada por medio
de nuestras obras, sino que es el Espíritu Santo el cual va trabajando en
nosotros para ir creciendo en su gracia cada día. Ahora vamos a ver otras dos
“marcas” más que los cristianos debemos mostrar como creyentes. Pablo pone en
este pasaje “compartir con las necesidades de los santos” y “la práctica de la
hospitalidad”. Veremos cómo debemos afrontar cada una de ella como cristianos.
“Compartiendo para las necesidades de los
santos” Romanos 12:13
Una de las cosas que las migraciones crean son necesidades y
cuando los creyentes experimentan necesidades son los mismos creyentes quienes
deben estar dispuesto a ayudar a otros creyentes. La palabra que aquí se traduce como
“compartir” (koinonéo) proviene de la palabra Koinonia y quiere decir “hacer
partícipe”, “compartir con otros”, “ayudar”[4]. Es por
eso que las otras versiones traducen este verso como “Estén listos para ayudar”
(NTV) “Ayuden a los hermanos” (NVI). La idea es simplemente que los cristianos
debemos ayudar a otros hermanos en la fe en sus necesidades. ¿Cuáles eran las
razones por la que los cristianos necesidades? En general tenían que ver con la
migración obligada, o sea la persecución. Jesús les dijo:
“Entonces os entregaran a tribulación, y os
mataran, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre” Mateo
24:9
Al igual como Jesucristo fue perseguido por los romanos y los
judíos, los cristianos iban a experimentar esta misma persecución. Solo al
mirar rápidamente el libro de Hechos nos encontramos con que Pedro y Juan son
perseguidos por predicar el evangelio (Hechos 4:21-22; 5:17-42) Esteban es
perseguido (Hechos 6-7) y todos los cristianos por causa de la persecución
realizada por Saulo son esparcidos por todos los lugares predicando el
evangelio de Dios. Podríamos pensar que
esto es algo alejado de nosotros pero podemos pensar en un ejemplo muy cercano,
como lo que está pasando en Bolivia con el nuevo código penal[5]. Resulta que el artículo
88 del nuevo código penal es ambiguo y se puede interpretar como que quien
predica el evangelio puede irse a la cárcel de 7 a 12 años. Si esto llega a pesar es evidente que habrá
“migraciones de ese país por persecución” pues no se podrá predicar libremente
el evangelio y nuevas personas llegaran a nuestro país.
Entonces ¿Qué debemos hacer los creyentes? Las Escrituras nos dice
que debemos “compartir para las
necesidades de los santos”. Si llegan hermanos de otros países y tenemos
las bendiciones materiales dadas por Dios para ayudar debemos hacerlo. Esta fue
la práctica de la iglesia primitiva:
“Todos los que habían
creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas; y vendían sus
propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada
uno” Hechos 2:44-45
“Así que no había entre
ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las
vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los
apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad” Hechos
4:34-35.
Después de leer estos versos siempre hay que aclarar que esto no
tiene que ver con comunismo. Y esto se puede ver porque el pasaje contradice
varias creencias comunistas. Por ejemplo ellos tenían propiedad privada, por
eso vendían “sus propiedades y sus bienes”. El cristianismo jamás ha prohibido
la propiedad privada. También podríamos preguntarnos ¿Qué hacían ricos en su
sistema comunista? Pues eso no tiene sentido, pues en el comunismo todos deben
ser iguales. Pero como sea lo que nos está diciendo el pasaje es que ellos
VOLUNTARIAMENTE vendían sus propiedades y bienes para cumplir con el
mandamiento de compartir con los hermanos necesitados. Uno de los hermanos
necesitados del primer siglo era los “misioneros”. Ellos eran los predicadores
itinerantes de los cuales Jesús dijo que aquellos que los ayuden iban a recibir
recompensas.
“El que a vosotros recibe,
a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por cuanto es
profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto
es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera
que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es
discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa” Mateo 10:40-42
Por tanto era muy importante para los creyentes estar dispuestos
ayudar a los hermanos. Hoy en día aunque las circunstancias han cambiado los
problemas de de las migraciones por causas de las persecuciones han disminuido
(aunque seguramente existen en lugares alejados) quizás podríamos decir que
algunos hermanos escapan por otras razones como sistemas totalitarios o miseria
económica y también necesitan ser ayudados. Los cristianos en el primer siglo
estuvieron dispuestos a reunir una ofrenda para los pobres (Romanos 15:18-25) y
de la misma manera nosotros como creyentes los cuales disfrutamos de una cierta
“estabilidad” debemos correr el riesgo de ayudar a quienes necesitan de nuestra
ayuda. Porque así se manifiesta el amor cristiano en nuestras vidas. ¿Cómo
podrías decir que mora el Espíritu Santo en ti sino estas dispuesto a ayudar a
los hermanos en dificultad?
“Practicando la hospitalidad” Romanos 12:13
Generalmente las migraciones enfrentan varios peligros, pero en el
mundo antiguo esos peligros eran mucho mayores que los de ahora ya que al no
existir “hoteles” “residenciales” o lugares donde quedarse la persona que se
movía de un lugar a otro sin tener donde llegar simplemente tenía varias
opciones para morir como ser comido por las bestias, ser asaltado y asesinado o morir por frio y
hambre. Por tanto la cultura del medio oriente dependía mucho de la
“hospitalidad”. La palabra hospitalidad (Gr. Filonexia) es literalmente “amor
por los extraños” o “amor por los extranjeros[6]. Las
otras versiones de la Biblia traducen “Estén siempre dispuestos a brindar
hospitalidad” (NTV) “Practiquen la hospitalidad” (NVI) Por tanto al igual como
los cristianos debemos “compartir en las necesidades de los santos” también
debemos ser hospitalarios con ellos. Pero ¿Con quienes debemos ser
hospitalarios los cristianos? En primer
lugar debemos ser hospitalarios con nuestros hermanos en la fe.
“Hospedaos los unos a los
otros sin murmuraciones” 1 Pedro 4:9
Muchos creyentes experimentaban persecución y recurrían a la
hospitalidad de los hermanos, pero somos pecadores algunos de los podrían estar
“murmurando” contra ellos. El apóstol nos exhorta a hacerlo sin murmuración,
sino hacerlo para la gloria de Dios. Hay varios ejemplos en los hermanos fueron
hospitalarios:
“Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. Y al
día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los
hermanos de Jope”. Hechos 10:23
“Y vinieron también con nosotros de Cesarea
algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Masón, de Chipre,
discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos” Hechos 21:16
“En aquellos lugares había propiedades del hombre
principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente
tres días” Hechos 28:7
Durante los viajes misioneros de Pablo él fue muchas veces hospedado por
los hermanos, es por eso que el siempre que podía le agradecía a los hermanos
(2 Timoteo 1:16-18) Es probable que tu pienses que entonces vas a esperar que
algún misionero o predicador venga a tu casa para que puedas ser hospitalario.
Pero no es así, el ser hospitalario es con nuestros hermanos. Esto es algo tan
simple como cuando conoces a nuevo hermano en la fe y comienzas a conversar con
él y tu deseo de conocer al hermano y mostrarle el amor de Dios es tan grande
que le invitas a tu casa para compartir con él y mostrarle hospitalidad.
¿Cuántas veces has hecho algo así? ¿No es cierto que el cristianismo actual ha
perdido esa cercanía de lo cotidiano? La hospitalidad cristiana revela también
cuanto estamos preocupándonos de nuestros hermanos y no simplemente de nuestros
propios asuntos.
En segundo lugar los ancianos de la iglesia deben
ser hospitalarios.
“Pero es necesario que el obispo sea
irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso,
HOSPEDADOR, apto para enseñar” 1 Timoteo 3:2
“sino HOSPEDADOR, amante de lo bueno, sobrio,
justo, santo, dueño de sí mismo” Tito 1:8
Dentro de los requisitos de ancianos esta el ser hospedador (gr Xenizo)
Esta palabra significa el “recibir como huésped u simplemente hospedador[7]”. Esto
debe ser así por dos razones fundamentales. La primera razón es que el anciano
o pastor siempre está enseñando, si uno va a la casa del pastor él podrá ver
como en su vida en lo cotidiano, podrá ver cómo se relaciona con su esposa,
como cría a sus hijos y como incentiva la vida piadosa en su hogar. Esto se va
dar a través de la hospitalidad, donde se puede ver como es la vida del
anciano. La segundo razón es la cercanía que tenga con las personas. No sé
cuantas veces he escuchado que el anciano o pastor es una especie de persona
intocable con la cual no se pueden cruzar muchas palabras. Esto me parece
asombroso pensando que los ancianos son siervos del Señor y no arcángeles
intocables. Nuestro Señor Jesucristo y los apóstoles estaban cercanos a las
personas. La hospitalidad logra esa cercanía de hogar que en un contexto de
culto a veces no se encuentra. Por esto es importante que el anciano sea
hospitalario.
En tercer lugar, debemos ser hospitalarios no
solamente con nuestros hermanos sino con los extraños y desconocidos. Como
vimos esto es lo que literalmente significa la palabra hospitalidad “amor por
los extraños”.
“Amado, fielmente te
conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los
desconocidos, los
cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en
encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.
Porque ellos salieron por amor del nombre de Él, sin aceptar
nada de los gentiles. Nosotros, pues, debemos acoger a
tales personas, para que cooperemos con la verdad” 3 Juan
5-8
Juan elogia la práctica de la hospitalidad en el anciano Gayo ya que él
ha prestado servicio a los hermanos, pero especialmente a los desconocidos. Y
todos los hermanos daban testimonio de este amor que el había demostrada a cada
uno de los predicadores o misioneros itinerantes que eran acogidos en su hogar.
Generalmente cuando se habla de esto se pregunta si acaso no es arriesgado
acoger en tu hogar a un total desconocido. Mi respuesta ante eso es que si lo
es, pero además agrego la pregunta si ¿No es acaso arriesgado vivir en este
mundo como cristiano? ¿No es acaso arriesgado seguir a Cristo? ¿No es acaso
arriesgado tomar la cruz y seguirlo? ¿No es acaso arriesgado “poner la otra
mejilla”? ¿No es arriesgado “no
vengarnos nosotros mismos”? ¿No es arriesgado vivir por la fe? Cuál es mi punto
entonces; que la vida cristiana es arriesgada, que mostrar amor es arriesgado.
Por tanto el argumentar que una cosa que Dios ha mandado sea arriesgada es no
confiar en la guía soberana del Señor.
En cuarto lugar, la hospitalidad es un
instrumento de Dios para cumplir sus propósitos.
“No os olvidéis de la hospitalidad, porque por
ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” Hebreos 13:2
Lo que nos dice el autor de hebreos es que debemos siempre practicar la
hospitalidad, pues nunca sabemos a quién estamos hospedando. En otras palabras,
cuando hospedamos a alguien, estamos participando del propósito de Dios por el
cual el nos dió un hogar, recursos y bienes para compartirlos. La referencia hace
alusión a los personajes del antiguo testamento que sin saberlo hospedaron
ángeles. Entre ellos tenemos a Abraham y Sara (Gen 18:1-3) Lot (Gen 19.1,2)
Gedeón (Jueces 6:11-24) y Manoa (Jueces 13:6-20). Si tomamos solamente el
ejemplo de hospitalidad en Abraham podemos aprender varios principios (Gen 18).
En
primer lugar, Abraham recibe a los tres varones con entusiasmo (Gen 18:1-5)
¿Hay en nuestros corazones un deseo por servir a los hermanos o a desconocidos
para mostrarle el amor de Dios? ¿Puede ver acaso un “método” más claro de
evangelización en donde se muestra el amor de Dios?
En segundo lugar Abraham y Sara preparan la comida y Abraham come con
ellos (Gen 18:6-8) vemos que Sara hace los panes y Abraham hace el asado y
les trae la comida y comen Abraham come junto con los varones. Ambos participan
de la preparación de la comida para sus invitados.
En tercer lugar Abraham conversa con ellos (Gen 18:9-16) mientras
ellos comen los que Abraham y Sara le han traído ellos le dan un mensaje a
Abraham. Fijémonos que esta son las dinámicas que se dan cuando personas son
hospedadas por otras.
Una de las cosas que no debemos olvidar que es que Sodoma y Gomorra no
solamente fueron destruidos por las prácticas sexuales de fornicación
heterosexual y homosexual (Judas 7) sino que además por su falta de
hospitalidad.
“He aquí que esta fue la
maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de
ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del
menesteroso. Y se
llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las
quité” Ezequiel 16:49-50
La falta de hospitalidad es un pecado aborrecible a Dios porque no
muestra la misericordia, amor y gracia de Dios, sino que el egoísmo, la
mezquindad y la indiferencia con el prójimo y esto ofende al Señor. El
evangelio de Juan 1:10-11 nos dice que Jesucristo vino al mundo que fue creado
por él. Jesus es quien te da la vida, el aire, el alimento, las relaciones
familiares, el trabajo, la casa, las amistades, etc. Y sin embargo el hombre en
vez de recibirlo y ser hospitalario con él, ellos lo rechazan, ignorando
sus enseñanzas, burlándose de sus palabras, escupiéndole en su rostro y
finalmente llevándole a la cruz. Esa es la hospitalidad que el mundo le ofrece,
esa la hospitalidad que tu y yo le debamos a nuestro Señor, pero el amo al mundo de tal forma que murió,
resucito y venció a la muerte y al pecado y ahora todo aquel que cree, todo
aquel que confiesa su nombre es salvo.
[1]
http://dle.rae.es/?id=PE38JXc
[2]
https://www.muyhistoria.es/contemporanea/articulo/grandes-migraciones-de-la-historia-hacia-la-tierra-prometida
[3]
http://www.dibam.cl/Recursos/Contenidos/Museo%20Hist%C3%B3rico%20Nacional/archivos/Migrantes.doc3.pdf
[4]
Diccionario Vine. Página 174
[5]
https://www.anajure.org.br/nota-publica-sobre-el-nuevo-codigo-de-sistema-penal-de-bolivia/
[6]
Diccionario Vine. Página 435.
[7]
Diccionario Vine. Página 434.
0 comentarios:
Publicar un comentario