Martin
Lutero escribió en 1520 uno de sus textos más importantes llamado “a la nobleza cristiana de la nación alemana
acerca del mejoramiento del Estado cristiano[1]”. En este texto Martin
Lutero se propone a atacar y derribar “tres murallas” romanistas las cuales la
iglesia católica romana a engañado a los cristianos. La primera muralla es la
de lo sagrado secular en donde solamente ellos tenían la autoridad sobre todo y
el poder secular no podía hacer nada porque ellos tenían la autoridad
“sagrada”. La segunda muralla era que solamente ellos podían interpretar las
Escrituras y la tercera muralla era que solo el Papa podía invocar un concilio[2]. La más importante es la
primera, porque derriba las dos siguientes. Martin Lutero escribe:
“Se ha establecido que el
Papa, los obispos, los sacerdotes y los monjes sean llamados el estado
eclesiástico; y los príncipes, los señores, los artesanos y los agricultores,
el estado secular. Es una mentira sutil y un engaño. Que nadie se asuste y esto
por la consiguiente causa: todos los cristianos son en verdad de estado
eclesiástico y entre ellos no hay distingo, sino sólo a causa del ministerio,
como Pablo dice que todos somos un cuerpo, pero que cada miembro tiene su
función propia con la cual sirve a los restantes[3]”
“Del mismo modo, los que
ahora se llaman eclesiásticos o sacerdotes, obispos o papas, no se distinguen
de los demás cristianos más amplia y dignamente que por el hecho de que deben
administrar la palabra de Dios y los sacramentos. Esta es su obra y función.
Así la autoridad secular tiene en la mano la espada y el azote para castigar a
los malos y proteger a los buenos. Un zapatero, un herrero y un labrador tienen
cada uno la función y la obra de su oficio. No obstante, todos son igualmente sacerdotes y obispos
ordenados, y cada cual con su función u obra útil y servicial al otro, de modo
que de varias obras , todas están dirigidas hacía una comunidad para favorecer
al cuerpo y al alma, lo mismo que los miembros del cuerpo todos sirven el uno
al otro[4]”
Martin
Lutero iba a redescubrir una de las ideas que como creyentes debemos siempre
volver a pensar y ver sus implicancias, esto es el “sacerdocio de todos los
creyentes”. Este principio iba a ser compartido por todas las confesiones
cristianas que iban a desarrollarse posteriormente[5], pero con los años este
concepto iba a irse de un extremo al otro. Por ejemplo algunos grupos cristianos
entienden el sacerdocio de todos los creyentes como todos que todos pueden
enseñar y no hay requisitos ni están limitado solamente a los hombres. Pero
esta visión es distorsión del sacerdocio de todos los creyentes ya que el Señor
establece con claridad los requisitos de quienes deben guiar a la iglesia (1
Tim 3.1-11) Lo que Lutero quería afirmar es que todos los creyentes tenemos un
llamado o una vocación con la cual servimos al reino de Dios.
El llamado a trabajar en la
creación de Dios
Esto
comienza desde el momento en que Dios creó al hombre y a la mujer para que
ellos administraran la creación. Esto es claro cuando leemos los imperativos generales
que usa Génesis 1:28 para hablar de lo que los hombres debían hacer.
“Y los bendijo Dios y les dijo;
Fructificad y multiplicaos; llenad
la tierra y sojuzgadla y señoread en los peces del mar, en las
aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”
Hay
otras versiones que usan las palabras “gobiernen sobre ella. Reinen sobre los
peces del mar” (NTV) “llenen la tierra y sométanla; Dominen los peces del mar”
(NVI) “La pongan bajo su dominio. Que dominen a los peces del mar” (TLS)
aludiendo a la autoridad que Dios le ha dado al hombre para administrar la
creación que él les ha otorgado.
Este
llamado se vuelve a un más específico cuando Dios crea a Adán y lo pone en el
jardín para que “labrara y guardase” (Gen 2:15) y además que trabajará
poniéndole nombre a los animales que Dios había creado (Gen 2:19) Dios crearía
a Eva para que fuera la ayuda idónea en este trabajo de administrar la creación[6]. Ambos están llamados por
el Señor a administrar sabiamente lo que él es ha otorgado para su gloria. El
comienzo de esto es su vida personal, luego la familia y se extiende a todo lo
demás. Con esto podemos ver que Dios creó el trabajo como algo bueno que los
seres humanos hacen para glorificar a Dios. Una de las características de los
pueblos paganos del mundo antiguo era que venían el trabajo como una “maldición
de los dioses”, mientras que la revelación bíblica la presentaba como una
bendición del Señor[7].
En varias culturas a través de la historia humana se ha visto desde esta
perspectiva el trabajo, llevando a considerarlo como un mal necesario[8]. ¿No es acaso esta la
visión de tus compañeros de trabajo? ¿No escuchas esas quejas de las personas
que ven el trabajo como algo terrible cuando dicen por fin es viernes?
Además
cuando revisamos las Escrituras nos encontramos con una diversidad de trabajos
que se realizan en la obra de Dios. Por ejemplo que hicieron las ropas a los
sacerdotes (Ex 28.3) los jueces (Jue 2:16) y reyes que reinaron en Israel (1
Sam 10:1), los coperos (Neh 1:11) y perfumistas (Ex 30:25) los obreros,
canteros, albañiles, carpinteros que construyeron el templo (1 Cro 22:15).
Estos son algunos de los trabajos que se hicieron para la gloria de Dios. ¿Por
qué habría que ser diferente hoy en día? ¿Acaso no pueden existir jueces,
coperos, albañiles, carpinteros que hagan su trabajo para la gloria de Dios?
Lamentablemente
también hay cristianos que creen que el trabajo es una consecuencia de la caída
en vez de verlo como una bendición del Señor para glorificarle. Otros pueden
decir que creen que es una bendición del Señor pero al no realizarlo bien,
actúan igual que los mundanos que ven el trabajo como un “castigo” o “mal
necesario”. Pero uno de los mayores problemas dentro del cristianismo es pensar
que solamente aquellos que trabajan como ancianos y diáconos en las iglesias
locales son quienes están trabajando para el Señor. Por supuesto esto es
importante, pero si solamente esto es importante ¿Por qué no todas las personas
se vuelven ancianos, diáconos y dejan sus trabajos? ¿Por qué preocuparse por
seculares como el trabajo? La razón es que el trabajo no es algo secular, sino
que es algo sagrado que hace para la gloria de Dios. Una escritora cristiana
llamada Dorothy Sayers escribió un ensayo llamado ¿Por qué trabajar? En el cual
reflexiono[9]:
“Es asunto de la
iglesia es reconocer que la vocación secular, como tal, es sagrada. Los
cristianos, y particularmente el clero cristiano, deben comprender en sus
cabezas que cuando un hombre o mujer tiene un llamado a un puesto particular en
el trabajo secular, esa es vocación tan verdadera como si él o ella fuera
llamado a un trabajo religioso específico. No es adecuado para la
iglesia asentir a la noción de que la vida del hombre está dividida entre el
tiempo que pasa en el trabajo y el tiempo que pasa sirviendo a Dios. Debe ser
capaz de servir a Dios en el trabajo, y el trabajo en sí mismo debe ser
aceptado y respetado como un medio de creación divina. En nada la iglesia ha perdido tanto su
percepción de la realidad como en su error en entender y respetar la vocación
secular. Ella ha dejado que el trabajo y la religión sean departamentos
separados, y está asombrada de encontrar que, como resultado, el trabajo
secular del mundo se ha tornado en puro egoísmo y fines destructivos, y que la
mayor parte de los trabajadores inteligentes del mundo se han convertido en
profanos o, cuando menos, desinteresados en la religión.
¿Pero resulta acaso sorprendente?
¿Cómo puede alguien mantenerse interesado en una religión que parece no tener
que ver con nueve décimos de nuestras vidas? El enfoque de la iglesia a un
carpintero inteligente está usualmente confinado a exhortarle a que no se
embriague ni ande desordenadamente en su tiempo libre, y que venga a la iglesia
los domingos. Lo que la iglesia debería estar diciéndole es que la primera
exigencia que su religión pone sobre él es que haga buenas mesas.
Nosotros
como cristianos debemos entender que el trabajo es una vocación o un llamado a
glorificar a Dios allí. En otras palabras, el trabajo que Dios nos ha dado es
el pulpito que tenemos para predicar acerca de la salvación a otros. Nuestros
antepasados cristianos acuñaron un término en latín que se llamaba “Coram Deo[10]”.
Coram quiere decir “pupila de ojo” “cara a cara” “en presencia de uno” “En
presencia de” y “Deo” es Dios. Por tanto la frase significa que siempre mi vida
está delante de Dios. Con esto querían decir que todo trabajo es adoración a
Dios, todo verdadero trabajo que hace para la gloria de Dios es sagrado.
La obediencia del Siervo como a Cristo
(Efesios 6:5)
Todo
esto es lo que Pablo tiene en mente cuando escribe que los siervos deben obedecer
a sus amos. La palabra para siervos es esclavo[11]
(gr doúlos). Por tanto a lo que se refiere Pablo a es que los esclavos de la
época debían obedecer a sus amos. La palabra obedecer significa estar bajo
alguien subordinado,[12]
es la misma palabra que uso cuando hablo de obedecer a los padres (Efe 6:1-3) Los
esclavos de la cultura griega y romana no tenían derechos legales y eran
tratados como bienes. Había mucho maltrato y eran muy pocos los esclavos tenían
condiciones buenas condiciones de vida. De forma interesante la Biblia no
condena la esclavitud de la época pero si llama en otras partes de las
Escrituras que el trato debía ser digno (Ex 21:16; 26, 27; Lv 25:10; Dt 23:15; 16).
Los esclavos deben obedecer a sus amos terrenales como temor y temblor, este
temor y temblor no es un miedo a ellos sino un respeto a ellos. La única
clausula para desobedecer a estos amos terrenales seria que al igual que como
en los casos anteriores mandaran a hacer algo que fuera contrario a la voluntad
de Dios. La motivación por la cual ellos deben obedecerle y servirles no por
los amos mismos sino por un sincero servicio a Cristo.
Al
igual que en el contexto del matrimonio y de los hijos, la única forma de ser
un creyente lleno del Espíritu Santo es obedeciendo estos mandatos de
someterse, porque al fin y al cabo no es al amo a quien te sometes sino a
Cristo. Aunque en la actualidad no existe la esclavitud este principio se
aplica a nuestros jefes terrenales que tenemos. Esto podría parecernos
impresionante en una cultura donde los jefes siempre son vistos como enemigos,
pero para nosotros como cristianos es que hacemos nuestro trabajo muy bien
porque lo hacemos para la gloria de Dios. Esto por supuesto va a ser
malinterpretado por nuestros compañeros de trabajo los cuales van a decir que
somos “chupamedias[13]”
(como decimos en Chile) con los jefes pero debemos siempre mantenernos firmes
en la obediencia a Cristo y explicar la razón de porque actuamos así.
Recuerdo
haber oído la historia de aquel jefe que tuvo entre sus trabajadores a un
cristiano que trabajaba de forma muy excelente y que cuando él se fue de su
empresa se lamentaba mucho que se fuera. Cuando el busco alguien para
reemplazarlo en su puesto uno de los requisitos es que fuera “cristiano” porque
creía que todos los cristianos eran así. Espero que no se haya decepcionado,
pero ciertamente este cristiano dejo un testimonio impecable cuando se fue de
aquella empresa.
Por
tanto las preguntas que debemos hacernos es ¿Estamos realizando nuestro trabajo
para la gloria de Dios? ¿Haces tu trabajo pensando que sirves a Cristo? ¿Cuándo
realizas tu trabajo entiendes que estas adorando a Dios con lo que haces o
tienes la visión mundana que el trabajo es un mal necesario? Si hoy mismo te
fueras de la empresa donde trabajas ¿Podría tu empleador que tienes un
testimonio ejemplar? Recordemos que nuestro Señor Jesucristo además de ser un
excelente predicador fue también un excelente carpintero porque él como el Dios
encarnado hacia todo de forma perfecta para agradar a su Padre. El dijo “Y
Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Mientras nosotros en este mundo debemos
trabajar también para su gloria.
No
sirviendo al ojo (Efe 6:6-7)
El
trabajo no solamente debe hacerse de forma excelente como algo sagrado que
haces para el Señor, sino que además no deben realizarse “al ojo” como para los
hombres, sino para el Señor. Pablo repite esto mismo en Colosenses 3:22:
“Siervos, obedeced en todo a vuestros
amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino con corazón sincero temiendo a Dios”
Esta
amonestación se da porque la tentación que todos nosotros tenemos es vamos a
querer ser aceptados y bien vistos solo por los hombres o por nuestros jefes,
pues el reconocimiento es inmediato. Pero somos llamados a trabajar con la
motivación de solamente hacer nuestro trabajo bien solamente porque no “vean
bien” sino que en muchas ocasiones será servir de forma excelente solo ante los
ojos de Dios. Déjenme ponerle un ejemplo de las Escrituras. Cuando uno lee y
analiza la vida de José se queda impresionado con la forma diligente en que él
realizaba su trabajo. Después que él fue vendido por sus hermanos y como Dios estaba
con él y en todo lo que hacia Dios lo prosperaba él se gano la aprobación de
Potifar y lo dejo encargado de toda su casa. La tentación vino cuando la esposa
de Potifar le pedía que se acueste con ella y siendo acusado injustamente (y a
pesar de su excelente trabajo) fue llevado a la cárcel (Gen 39:1-20) Estando en
la cárcel y como Dios estaba con él se le encargo el trabajo de estar encargado
de todos los presos (Gen 39:21-23) Luego José interpretaría los sueños de Faraón
y eso lo llevaría a ser el segundo al mando en Egipto en donde realizaría su
trabajo de forma excelente (Gen 41:37-40) Si analizamos la vida de José podemos
ver varias cosas acerca de su trabajo. Primero el realizo siempre su trabajo
para la gloria de Dios, por eso siempre lo hacía excelente. Segundo, a pesar de
hacer bien su trabajo en ocasiones las consecuencias no son buenas porque los
que están alrededor tuyo no tienen esa misma motivación tuya y en ocasiones
deberemos pagar el costo por ello. Tercero,
vas a enfrentar tentaciones en tu trabajo donde van a poner jaque tus
convicciones acerca de no robar, mentir o engañar. Por tanto deberás mantenerse
firme en tus posiciones a pesar de las consecuencias que eso signifique porque
vives por la fe en el Señor. Cuarto, Dios honro finalmente a José, llevándolos
del dolor a ser un hombre que tiene un lugar importante para la gloria de Dios.
Antes
de dedicarme a pastorear tuve varios trabajos. El primero mas “formal” fue en
una carnicería en Antofagasta en la cual consistía en cargar y descargar
camiones con bandejas de carne. Era un trabajo duro en el cual no podías ser
lento, era un trabajo de acción y riesgo. Al principio era lento y torpe, pero
con el tiempo fui aprendiendo. Recuerdo haber pasado mis primeros meses
sufriendo por las 12 horas de trabajo y en ocasiones sin comer. Tenía un
compañero de trabajo que hacia bien su trabajo cuando estaba el jefe, pero
cuando no lo estaba no hacia bien su trabajo. Yo era su ayudante y me trababa
como alguien que no trabajaba bien a los “ojos del jefe”. Por supuesto esto era
difícil de tolerar, pero se lo deje al Señor y poco a poco fui mejorando mucho
en mi forma de trabajar hasta dominar de forma completa mi trabajo. Mi
tentación era mostrarme como buen trabajador a los ojos del jefe y acusar a mi
compañero de trabajo, sin embargo me mantuve firme en hacer bien mi trabajo y
dejarle a Dios lo que pasará. Cuando llego al final mi contrato me retire de
ese trabajo, pero después me llamaron para ofrecerme contrato indefinido y con
dinero porque dijeron que era buen trabajador.
Otro
trabajo que tuve en Antofagasta fue trabajar en el aseo de una universidad en
el centro de la ciudad. Allí tenía varios compañeros a los cuales les pude
predicar mientras trabajamos. Una de las tentaciones en ese trabajo era “sacar
la vuelta” ya que no había un jefe mirándote a todo instante, muchos de mis
compañeros me decían que no era necesario esforzarse tanto ya que el jefe no
estaba, a lo que yo simplemente ignoraba y seguía haciendo mi trabajo. Había
una señora que adulta y que necesitaba ayuda para mover sillas y que yo
aprovecha el tiempo libre para ayudarle con eso y predicarle del Señor, me daba
cuenta que algunos no les gustaba que hiciera eso porque ella era alguien
problemática. Luego que termino mi contrato también decidí retirarme porque me
vendría a Valparaíso, pero también se me ofreció quedarme porque había sido un
“buen trabajador”. Todo eso lo atribuí solamente a la gracia de Dios en mi
vida. La única motivación que existía en mi en esos trabajos no era simplemente
ganar dinero y tener sustento, sino glorificar al Señor con un trabajo que el
honré. Ahora no creo que crean que en todos los trabajos que tuve lo hice bien,
sino que vean que el motivo para trabajar es “servir de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres”. Nuestra
motivación debe ser obedecer y honrar a Cristo a pesar de nuestras debilidades
y tentaciones que enfrentemos en el trabajo.
La recompensa por el buen trabajo (Efe
6:8)
Hay
cristianos que les cuesta aceptar que Dios va a dar recompensas y castigos a
los cristianos según cada cual administre lo que Dios le dio, pero eso se
enseña claramente en las Escrituras (1 Cor 3:11-15) y para ilustrar esto
Jesucristo conto una parábola en Lucas 19:11-27 para corregir la idea que
tenían los discípulos acerca de que Dios iba a establecer su reino
inmediatamente. El ilustra por medio de esta parábola que el hombre noble que
se va lejos es él y que deja a sus siervos minas (una moneda griega) para que
las trabajen. El primero multiplico el dinero ganando 10 minas más y el Señor
le felicito y le dio recompensa (Luc 19:16-17) el segundo gano 5 minas más le
felicito y le dio recompensa (Luc 19:18-19) el tercero la guardo y no hizo nada
con ella y por tanto fue juzgado (Luc 19:20-27) El punto de la enseñanza es que
Dios no ha dado un capital inicial para negociar en este mundo para su gloria.
Dios nos da dado capacidades, inteligencia, creatividad, bienes o cualquier
otra cosa para que nosotros lo usemos para la expansión de su reino y si no
hacemos eso vamos a responder delante de Dios por ello.
Una de
las cosas que pocos cristianos saben en estos tiempos es que los “padres de la
ciencia[14]”
como el astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler (1571- 1630) el físico,
astrónomo y filosofo italiano Galileo
Galilei (1564- 1642) el físico, inventor y matemático ingles Isaac Newton
(1642-1727) eran cristianos que realizaron sus trabajos científicos para la
gloria de Dios. El famoso músico de la música clásica Johann Sebastián Bach
(1685-1750) escribía sus todas sus obras firmando “Soli deo gloria” porque el
realizaba su trabajo para la gloria de Dios. Otros creyentes que se pueden
destacar son escritores de novelas y libros como C.S Lewis o filósofos como Blas Pascal. El punto es que
es todos ellos comprendieron que los talentos dados por Dios para que su nombre
sea glorificado por medio de esto. La pregunta es ¿Comprendes tu el llamado que
tienes delante de Dios? ¿Sabes que debes usar todo lo que haces para la gloria
de Dios? Debemos sacarnos la noción de la mente que solo trabajamos para “ganar
dinero”, sino que trabajamos para que en la excelencia de nuestro trabajo
glorifiquemos al creador.
Entonces
tu estas pensando, “está bien haré mejor mi trabajo para glorificar a Dios”,
“está bien realizaré mi trabajo con mayor creatividad para honrar a Dios”. Pero
esto no se trata lo que tú haces, se trata de lo que Dios ya hizo en la cruz
del calvario.
“Entonces le dijeron: ¿Qué debemos
hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo:
Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Juan 6:28-29
[1]
http://escriturayverdad.cl/wp-content/uploads/ObrasdeMartinLutero/15171520/1520ALANOBLEZACRISTIANADELANACIONALEMANA.pdf
[2]
Martin Lutero. A la Nobleza cristiana. Página 3.
[3]
Ibíd.
[4]
Martin Lutero. A la Nobleza cristiana. Página 4-5
[5]
Un breve estudio sobre el desarrollo posterior de esta doctrina https://openoureyeslord.files.wordpress.com/2017/10/shogren_el-sacerdocio-de-todos-los-creyentes.pdf
[6]
Un libro para analizar este rol de la mujer https://chalcedon.edu/resources/books/empoderada
[7]
Comentario del Contexto cultural de la Biblia. Página 22
[8]
Darrow Miller y Marit Newton. Vida, Trabajo y Vocación. Capitulo 2.
[9]
http://estudiosevangelicos.org/ensayo-por-que-trabajar/
[10] Darrow Miller y Marit Newton. Vida,
Trabajo y Vocación. Capitulo 5
[11]
Concordancia Strong. Página 23.
[12]
Concordancia Strong. Página 89
[13]
https://sigificadoyorigen.wordpress.com/2010/04/19/chupar-las-medias
[14]
https://es.aleteia.org/2015/12/10/kepler-galileo-y-newton-cientificos-que-creian-en-dios/
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