Pensar el mundo a través de las Escrituras...

miércoles, 10 de abril de 2019

Bienaventurados los de limpio corazón Mateo 5:8



El filósofo y teólogo danés Soren Kierkegaard escribió un ensayo llamado “la pureza de corazón es querer una sola cosa[1]” basado en la carta de Santiago 4:8, en donde el argumenta que la contradicción del pecado consiste en que cuando deseamos algo pecaminoso, no solo estamos escogiendo ese pecado sino una multitud de pecados que nos llevaran a un camino sin fin de pecados[2]

“El placer, el honor, la riqueza y el poder y todo lo que tiene este mundo para ofrecer parece una sola cosa. Pero en realidad no lo es… Por lo tanto cuando un hombre escoge una sola cosa ya sea placer, honor, riqueza o poder en realidad no ha escogido una sola cosa sino una variedad de cosas. Y una persona que anhela de esta manera no solo tiene una mentalidad doble sino que está en desacuerdo con su propio deseo. Porque un hombre así quiere primero una cosa y luego inmediatamente quiere lo contrario, porque la unidad del placer es una trampa y un engaño. Es la diversidad de placeres que él quiere. Así que cuando el hombre de quien estamos hablando se había complacido finalmente se disgustó, se cansó y se sació. Incluso todavía desea una cosa - ¿qué era lo que deseaba? Deseaba nuevos placeres; su alma debilitada se enfureció, de modo que deseaba descubrir algo nuevo”

La interpretación de Soren Kierkegaard es interesante ya que nos muestra como el desear el pecado abre la puerta a una multitud de pecado que jamás sacia. La razón de todo esto, es que el problema viene del corazón. Una de las características del cristianismo es que a diferencia de otras religiones es una religión del corazón. Jesucristo por medio de las bienaventuranzas nos ha estado hablando todo el tiempo acerca del corazón. Cada una de las bienaventuranzas apunta al corazón. Cuando nos habla de “pobres en Espíritu” nos habla de personas quebrantadas en su corazón, cuando nos habla de llorar nos habla de personas que lloran por su pecado y por el otros en su corazón, cuando nos habla de mansos no habla de creyentes que son mansos de corazón, cuando nos habla de hambre y sed de justicia es un anhelo profundo del corazón y cuando nos habla de misericordia, es algo que nace en el corazón del hombre.  Y ahora en la sexta bienaventuranza nos habla que son “Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios” (RC60; RVC) “Dichosos los de limpio corazón porque ellos verán a Dios” (NVI) “Dios bendice a los que tienen un corazón puro, porque ellos verán a Dios” (NTV)

El corazón en la Biblia

En nuestra cultura las personas cuando hablan acerca del “corazón” generalmente hacen alusiones a los sentimientos y en algunas otras ocasiones de forma metafóricamente aludiendo al ser de la persona como cuando hablan de “escuchar el corazón”. En el antiguo testamento la palabra “corazón” aparece 860 veces y alude a todo lo que la persona es (Heb Leb) El corazón es el centro de las emociones, conocimiento, sabiduría, conciencia, carácter moral[3]. En la Biblia se usa en varios sentidos como que de él  es “la fuente de vida” en Proverbios 4:23

“Cuida tu corazón más que otra cosa, por él es la fuente de la vida”

O cuando hace contraste entre lo externo y lo interno 1 Samuel 16:7:

 “Pero el Señor le dijo: No te dejes llevar por su apariencia ni por su estatura, porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón”

Por tanto cuando se habla de corazón en el Antiguo testamento se está aludiendo al ser de la persona con sus pensamientos, emociones, voluntad, conocimiento, etc. En el Nuevo testamento el corazón es el lugar de toda la actividad mental y moral del hombre incluyendo los elementos racionales como emocionales[4]”. En otras palabras la palabra corazón se usa para describir todo el ser del hombre. Mateo 9:4 y Romanos 2:15

“Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? (RV60)

“y de esa manera demuestran que llevan la ley escrita en su corazón, pues su propia conciencia da testimonio, y de sus propios razonamientos los acusarán o defenderán”

Por tanto a través de todas las Escrituras vemos que el corazón se refiere a todo el ser del hombre y solo a una parte de él. De manera unánime las Escrituras afirman que el corazón del hombre es “malo”. Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Mt 15:19

“El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer solo el mal”

“El corazón es engañoso y perverso, más que todas las cosas. ¿Quién puede decir que lo conoce?

“Porque del corazón salen los malos deseos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias.”

Nuestros corazones son tan malvados que podemos pecar en nuestras palabras, pensamientos, motivaciones, intenciones o acciones. Por eso Pablo manda a no actuar pecaminosamente con nuestras palabras. Colosenses 3:9

“No se mientan los unos a los otros pues ya ustedes se han despojado de la vieja naturaleza, y de sus hechos”

El Señor aborrece el “adorarlo” cuando nuestro corazón está en pecado. O sea cuando nosotros hacemos las cosas con una motivación pecaminosa. Esto él dijo a su pueblo. Amos 5:21-24

“Yo aborrezco sus fiestas solemnes. ¡No las soporto, ni me complacen sus reuniones! Cuando me ofrezcan sus ofrendas y holocaustos, no los recibiré, ni miraré los animales engordados que me presentan como ofrendas de paz. Alejen de mí la multitud de sus cantos. No quiero escuchar las melodías de sus liras. Prefiero que fluya la justicia como el rio y que el derecho mane como un impetuoso arroyo”

Por tanto cualquier buena obra que yo realice se puede convertir en pecaminosa si no la hago con la motivación correcta (la gloria de Dios) y para la edificación de la iglesia. Por ejemplo yo puedo orar, predicar, ayudar a otros hermanos por el simple hecho del interés propio o para el aplauso o reconocimiento de él.

La limpieza o pureza en la Biblia

Otra de las palabras que Jesucristo usa aquí es la “limpieza”. En el antiguo testamento la raíz de esta palabra aparece unas 200 veces y alude a estar limpio y puro.[5] La palabra se usa comúnmente para describirlo todo el tipo de purificaciones que Dios mandaba a su pueblo. Tenemos por ejemplo la purificación de los sacerdotes (Lev 8:5-13) la comida limpia y sucia, la purificación de la mujer después del parto, la lepra, los cadáveres, el flujo de menstruación o semen y la higiene en general. Levítico 11: 46-47; 12:2; 13:59; 14:54-57; 15:32-33; Deuteronomio 23:13

“Esta la ley acerca de las bestias, de las aves, y de todo ser vivo que se mueve en las aguas, y de todo animal que se arrastra por la tierra, para establecer la diferencia entre lo puro e impuro, y entre los animales que se pueden comer y los que no se pueden comer”
“Habla con los hijos de Israel, y diles: Cuando una mujer conciba y dé a luz un varón, se quedará impura siete días, como cuando está en los días de su menstruación”

“Esta es la ley para la plaga de la lepra en vestidos de lana o de lino, o en urdimbres, tramas, o cualquier otro objeto de cuero, para que puedan ser declarados puros o impuros”
“Esta es la ley acerca de toda plaga de lepra o de tiña, y de lepra del vestido y de la casa, y acerca de la hinchazón, la erupción y de la mancha blanca, para enseñar al pueblo lo es puro y lo que es impuro. Esta es la ley acerca de lepra”

“Esta es la ley para que el que se vuelve impuro por tener flujo, o de tener una emisión de semen; para la que tiene su menstruación y para él tiene flujo, sea varón o hembra, y para el hombre que se acuesta con una mujer en estado de impureza”

“Entre tu equipo debes llevar también una estaca para que, cuando vayas a ese lugar apartado, hagas un hoyo allí y puedas cubrir tu excremento antes de volver”

En el Nuevo testamento hay varias palabras para “limpio” pero la que se usa aquí alude a estar libres de deseos corrompidos o de culpa.[6] En la época de Jesús algunos de estos mandatos acerca de la pureza aún eran practicados por el pueblo, especialmente por los fariseos. La diferencia era que los fariseos habían extendido estos mandatos a otras áreas de la vida y habían impuesto la “tradición de los ancianos” como si fueran igual que los mandatos de las Escrituras (Mt 15:3-9) además habían hecho de estos mandamientos ceremoniales un fin en sí mismo excluyendo a todos los pecadores como leprosos, ciegos, mudos, etc. como gente maldita que no conoce la ley y por tanto no digna de recibir misericordia de Dios (Jn 7:49) El énfasis en la pureza externa había tomado mayor importancia que la pureza del corazón (Mt 23:24-28)

Ahora la pregunta que debemos hacernos es ¿Cómo nosotros que tenemos un corazón malo podremos llegar a ser “limpios de corazón”? ¿Cómo nosotros que tenemos malas intenciones, motivaciones y deseos podemos ser “limpios de corazón”? ¿Cómo nosotros que somos de labios inmundos podemos ser “limpios de corazón”? ¿Cómo nosotros que somos leprosos, ciegos, muertos, mudos espiritualmente podemos llegar a ser sanados de nuestra profunda enfermedad del pecado?

Las respuesta que propone el mundo son 1) Haciendo las cosas con “buen corazón” Ciertamente hay personas que creen que pueden realizar las cosas que hacen por una buena motivación pero la Escritura nos dice que si algo que hacemos y que no es para la gloria de Dios entonces lo que hacemos es pecaminoso. Generalmente la gente que actúa así ignora una realidad profunda y esa realidad es que el “corazón es engañoso”. Un filántropo se siente bien ayudando a otros, pero la pregunta es ¿Por qué se siente bien? ¿Qué justificada ese sentimiento de bien?  

2) Siendo una persona moralmente correcta. Es lamentable pero hay mucha gente que crece en la iglesia y cree que el evangelio equivale a “ser moralmente correcto” que todo se reduce a “portarse bien” o hay gente más adulta que recuerda que la iglesia y el mundo “no eran tan terribles en el pasado” todo esto está basado en no comprender la profundidad de la maldad del corazón. ¿Cuántos de nosotros hemos conocido a una persona que parece tan respetuosa y recta y de pronto descubrimos un terrible pecado sobre él? ¿O cuando de nosotros hemos conocido a hermanos que enfatizan de manera legalista el vivir la santidad y luego nos enteramos de su lamentable situación en pecado? El corazón humano no engaña pensando que siendo una persona moralmente correcta exteriormente es suficiente pero en realidad no lo es. 

3) Siendo una persona profundamente religiosa. Hay otras personas que creen que la solución es ser una persona profundamente religiosa pero podríamos decir ¿Acaso no eran profundamente religiosas las personas pedófilas de la iglesia católica romana? ¿Acaso no son religiosas las personas que matan a otros en nombre de Dios? ¿Acaso no son religiosas las personas que engañan a otras por dinero? Siempre recuerdo la idea de Martin Llord Jones que decía que solemos mirar a un borracho en la calle y decir “He aquí un pecador” pero no solemos pensar que quienes están predicando para su propia vanagloria sea un pecador ¡Es aún más terrible!  Por tanto como Proverbios 20:9 podemos decir “No hay nadie que pueda afirmar que su corazón está limpio de pecado”

Entonces si ninguna de estas cosas son la respuesta a ser limpios de corazón ¿Cómo es que somos limpios de corazón? Las promesas acerca de Israel son maravillosas pues muestran como Dios limpia a su pueblo. Ezequiel 36:25,29.

“Esparciré agua limpia sobre ustedes, y ustedes quedarán limpios de todas sus impurezas, pues los limpiaré de todos sus ídolos”

“Yo los limpiaré de todas sus impurezas, y haré que venga el trigo, y lo multiplicaré para que no pasen hambre”

Estas imágenes son tan vivas que me recuerdan a cuando trabaje haciendo aseo y siempre recordaba la limpieza que Dios hace a nuestras vidas cuando limpiaba el piso y veo como Jesucristo derrama el agua pura de su redención en nosotros. Tal vez uno mismo puede pensar esto cuando limpia un auto o una ventana llena de polvo y puede ver como el agua pura limpia la suciedad. Es por eso que Tito 3:5 nos dice:

“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”

Solo Jesucristo puede limpiar de la mancha destructiva del pecado, de la suciedad permanente de nuestra maldad. Solo purificarnos de nuestra iniquidad. Es por eso que somos “bienaventurados” por un cordero sin macha ni contaminación” nos ha limpiado de nuestra condición pecaminosa. ¿No es maravilloso?

La Biblia nos manda a limpiarnos

Es por esto que las Escrituras nos llaman a los creyentes a limpiarnos de toda nuestra maldad en Jesucristo. No debemos engañarnos pensando que no tenemos pecado, sino que debemos asombrarnos cada día de su gracia e ir en busca de su perdón. 1 Juan 1:9

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”

El anhelo de un corazón regenerado siempre será el ser limpiado de su maldad y gritaremos en nuestra alma al igual que David “Dios mío, ¡Crea en mi un corazón limpio! (Sal 51:10) Además las promesas de Dios son siempre algo que nos anima a limpiarnos del pecado. 2 Corintios 7:1

“Amados míos, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, y perfeccionemos en la santidad y en el temor de Dios”

Si somos creyentes justificados por la gracia de Dios no temamos acercarnos a Jesucristo cada vez que pecamos porque su gracia es infinita, su bondad es profunda, su amor inmenso

Ellos verán a Dios Mateo 5:8

La promesa de esta bienaventuranza es que quienes son de corazón limpio van a “ver a Dios”. Esta frase ha sido parte de diversas opiniones entre los comentaristas cristianos. Por ejemplo para contrastar solo a dos opiniones diferentes Juan Calvino habla de ver a Dios en el cielo[7] y John Gill afirma que veremos a Dios aquí en la tierra en esta vida disfrutando de la comunión con Dios[8]. En las Escrituras tenemos algunos ejemplos de “ver a Dios”. Cuando Moisés le pidió a Dios poder ver su gloria el Señor le dijo que podría ver sus espaldas pero no su rostro porque si no podría seguir viviendo (Exo 33:18-23) Cuando Job había sido probado por Dios y finalmente Dios se revela a él con preguntas que no puede responder él dice:

“Yo había oído hablar de ti, pero ahora mis ojos te ven” (Job 42:5)

El evangelio de Juan afirma que nadie ha visto al Padre ni oído su voz (Jn 1:18; 5:37) y Jesucristo nos dice que quien lo ha visto a él ha visto al Padre (Jn 14:9) ¿Qué conclusión podemos sacar de toda información que nos da la Escritura? Creo al igual como otros predicadores[9] que la referencia aquí es similar a lo que las demás bienaventuranzas. O sea que podemos ver a Dios ahora parcialmente y que podremos ver a Dios en la eternidad plenamente.

1) ¿Cómo podemos ver a Dios ahora? Lo podemos ver en los sucesos de la historia. Todo en este mundo está dirigido y gobernado por Dios y solo alguien de limpio corazón que ha sido regenerado por el Señor puede comprenderlo. Por ejemplo las personas se angustian y se afligen por un sin número de cosas que pasan en el mundo como hambre, miseria, dictaduras, terremotos, etc. pero aunque nosotros podemos angustiarnos al mirar con los ojos de la fe podemos ver que a pesar de todo el pecado Dios está dirigiendo todas las cosas. Además de eso lo vemos diariamente en nuestra vida. Vemos la providencia de Dios y el amor de Dios en su palabra y disfrutamos de su comunión y vemos como a pesar de nuestro pecado sus promesas se cumplen y nos ama y nos deleitamos en esas verdades. Pero nunca debemos olvidar las palabras del Apóstol Pablo en 1 Corintios 13:12
“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”(RV60)

2) ¿Cómo veremos a Dios en el futuro? Cuando seamos redimimos completamente y nuestro cuerpo de pecado ya no exista más (1 Cor 15:51-58) y el mundo sea totalmente restaurado del pecado y la maldad entonces la promesa de Apocalipsis es que veremos a Dios. Apocalipsis 22:3-5

“Allí no habrá maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en medio de ella, y sus siervos lo adorarán y verán su rostro, y llevarán su nombre en la frente. Allí no volverá a haber noche; no hará falta luz de ninguna lámpara ni de la luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará. Y reinarán por los siglos de los siglos”



[1] https://www.casadellibro.com/ebook-la-pureza-de-corazon-es-querer-una-sola-cosa-ebook/9788494919510/7258433
[2] Versión gratis en ingles https://www.religion-online.org/book/purity-of-heart-is-to-will-one-thing/
[3] Diccionario Vine. Páginas 72-73
[4] Diccionario Vine. Página 209.
[5] Diccionario Vine. Página 177
[6] Diccionario Vine. Página 500                                                                                    
[7] https://www.studylight.org/commentaries/cal/matthew-5.html
[8] https://www.studylight.org/commentaries/geb/matthew-5.html
[9] Me refiero a Martin Llord Jones. El Sermon del monte. Página 66.

Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Podcast

Archivo del Blog

Con tecnología de Blogger.

Blog Archive