El
filósofo y teólogo danés Soren Kierkegaard escribió un ensayo llamado “la
pureza de corazón es querer una sola cosa[1]” basado en la carta de
Santiago 4:8, en donde el argumenta que la contradicción del pecado consiste en
que cuando deseamos algo pecaminoso, no solo estamos escogiendo ese pecado sino
una multitud de pecados que nos llevaran a un camino sin fin de pecados[2]
“El placer, el honor, la riqueza y el
poder y todo lo que tiene este mundo para ofrecer parece una sola cosa. Pero en
realidad no lo es… Por lo tanto cuando un hombre escoge una sola cosa ya sea
placer, honor, riqueza o poder en realidad no ha escogido una sola cosa sino
una variedad de cosas. Y una persona que anhela de esta manera no solo tiene
una mentalidad doble sino que está en desacuerdo con su propio deseo. Porque un
hombre así quiere primero una cosa y luego inmediatamente quiere lo contrario,
porque la unidad del placer es una trampa y un engaño. Es la diversidad de
placeres que él quiere. Así que cuando el hombre de quien estamos hablando
se había complacido finalmente se disgustó, se cansó y se sació. Incluso todavía
desea una cosa - ¿qué era lo que deseaba? Deseaba nuevos placeres; su
alma debilitada se enfureció, de modo que deseaba descubrir algo nuevo”
La
interpretación de Soren Kierkegaard es interesante ya que nos muestra como el
desear el pecado abre la puerta a una multitud de pecado que jamás sacia. La
razón de todo esto, es que el problema viene del corazón. Una de las
características del cristianismo es que a diferencia de otras religiones es una
religión del corazón. Jesucristo por medio de las bienaventuranzas nos ha
estado hablando todo el tiempo acerca del corazón. Cada una de las
bienaventuranzas apunta al corazón. Cuando nos habla de “pobres en Espíritu”
nos habla de personas quebrantadas en su corazón, cuando nos habla de llorar
nos habla de personas que lloran por su pecado y por el otros en su corazón,
cuando nos habla de mansos no habla de creyentes que son mansos de corazón,
cuando nos habla de hambre y sed de justicia es un anhelo profundo del corazón
y cuando nos habla de misericordia, es algo que nace en el corazón del
hombre. Y ahora en la sexta
bienaventuranza nos habla que son “Bienaventurados los de limpio corazón porque
ellos verán a Dios” (RC60; RVC) “Dichosos los de limpio corazón porque ellos
verán a Dios” (NVI) “Dios bendice a los que tienen un corazón puro, porque
ellos verán a Dios” (NTV)
El corazón en la Biblia
En
nuestra cultura las personas cuando hablan acerca del “corazón” generalmente
hacen alusiones a los sentimientos y en algunas otras ocasiones de forma
metafóricamente aludiendo al ser de la persona como cuando hablan de “escuchar
el corazón”. En el antiguo testamento la palabra “corazón” aparece 860 veces y
alude a todo lo que la persona es (Heb Leb) El corazón es el centro de las
emociones, conocimiento, sabiduría, conciencia, carácter moral[3]. En la Biblia se usa en
varios sentidos como que de él es “la
fuente de vida” en Proverbios 4:23
“Cuida tu corazón más que otra cosa, por
él es la fuente de la vida”
O
cuando hace contraste entre lo externo y lo interno 1 Samuel 16:7:
“Pero
el Señor le dijo: No te dejes llevar por su apariencia ni por su estatura,
porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el
hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el
corazón”
Por
tanto cuando se habla de corazón en el Antiguo testamento se está aludiendo al
ser de la persona con sus pensamientos, emociones, voluntad, conocimiento, etc.
En el Nuevo testamento el corazón es el lugar de toda la actividad mental y
moral del hombre incluyendo los elementos racionales como emocionales[4]”. En otras palabras la
palabra corazón se usa para describir todo el ser del hombre. Mateo 9:4 y
Romanos 2:15
“Y conociendo Jesús los pensamientos de
ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? (RV60)
“y de esa manera demuestran que llevan
la ley escrita en su corazón, pues su propia conciencia da testimonio, y de sus
propios razonamientos los acusarán o defenderán”
Por
tanto a través de todas las Escrituras vemos que el corazón se refiere a todo
el ser del hombre y solo a una parte de él. De manera unánime las Escrituras
afirman que el corazón del hombre es “malo”. Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Mt 15:19
“El Señor vio que era mucha la maldad de
los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón
eran siempre los de hacer solo el mal”
“El corazón es engañoso y perverso, más
que todas las cosas. ¿Quién puede decir que lo conoce?
“Porque del corazón salen los malos
deseos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los
falsos testimonios, las blasfemias.”
Nuestros
corazones son tan malvados que podemos pecar en nuestras palabras,
pensamientos, motivaciones, intenciones o acciones. Por eso Pablo manda a no
actuar pecaminosamente con nuestras palabras. Colosenses 3:9
“No se mientan los unos a los otros pues
ya ustedes se han despojado de la vieja naturaleza, y de sus hechos”
El
Señor aborrece el “adorarlo” cuando nuestro corazón está en pecado. O sea
cuando nosotros hacemos las cosas con una motivación pecaminosa. Esto él dijo a
su pueblo. Amos 5:21-24
“Yo aborrezco sus fiestas solemnes. ¡No
las soporto, ni me complacen sus reuniones! Cuando me ofrezcan sus ofrendas y
holocaustos, no los recibiré, ni miraré los animales engordados que me
presentan como ofrendas de paz. Alejen de mí la multitud de sus cantos. No
quiero escuchar las melodías de sus liras. Prefiero que fluya la justicia como
el rio y que el derecho mane como un impetuoso arroyo”
Por
tanto cualquier buena obra que yo realice se puede convertir en pecaminosa si
no la hago con la motivación correcta (la gloria de Dios) y para la edificación
de la iglesia. Por ejemplo yo puedo orar, predicar, ayudar a otros hermanos por
el simple hecho del interés propio o para el aplauso o reconocimiento de él.
La limpieza o pureza en la
Biblia
Otra
de las palabras que Jesucristo usa aquí es la “limpieza”. En el antiguo
testamento la raíz de esta palabra aparece unas 200 veces y alude a estar
limpio y puro.[5]
La palabra se usa comúnmente para describirlo todo el tipo de purificaciones
que Dios mandaba a su pueblo. Tenemos por ejemplo la purificación de los
sacerdotes (Lev 8:5-13) la comida limpia y sucia, la purificación de la mujer
después del parto, la lepra, los cadáveres, el flujo de menstruación o semen y
la higiene en general. Levítico 11: 46-47; 12:2; 13:59; 14:54-57; 15:32-33;
Deuteronomio 23:13
“Esta la ley acerca de las bestias, de
las aves, y de todo ser vivo que se mueve en las aguas, y de todo animal que se
arrastra por la tierra, para establecer la diferencia entre lo puro e impuro, y
entre los animales que se pueden comer y los que no se pueden comer”
“Habla con los hijos de Israel, y diles:
Cuando una mujer conciba y dé a luz un varón, se quedará impura siete días,
como cuando está en los días de su menstruación”
“Esta es la ley para la plaga de la
lepra en vestidos de lana o de lino, o en urdimbres, tramas, o cualquier otro
objeto de cuero, para que puedan ser declarados puros o impuros”
“Esta es la ley acerca de toda plaga de
lepra o de tiña, y de lepra del vestido y de la casa, y acerca de la hinchazón,
la erupción y de la mancha blanca, para enseñar al pueblo lo es puro y lo que
es impuro. Esta es la ley acerca de lepra”
“Esta es la ley para que el que se
vuelve impuro por tener flujo, o de tener una emisión de semen; para la que
tiene su menstruación y para él tiene flujo, sea varón o hembra, y para el
hombre que se acuesta con una mujer en estado de impureza”
“Entre tu equipo debes llevar también
una estaca para que, cuando vayas a ese lugar apartado, hagas un hoyo allí y
puedas cubrir tu excremento antes de volver”
En
el Nuevo testamento hay varias palabras para “limpio” pero la que se usa aquí
alude a estar libres de deseos corrompidos o de culpa.[6] En la época de Jesús
algunos de estos mandatos acerca de la pureza aún eran practicados por el
pueblo, especialmente por los fariseos. La diferencia era que los fariseos
habían extendido estos mandatos a otras áreas de la vida y habían impuesto la
“tradición de los ancianos” como si fueran igual que los mandatos de las
Escrituras (Mt 15:3-9) además habían hecho de estos mandamientos ceremoniales
un fin en sí mismo excluyendo a todos los pecadores como leprosos, ciegos,
mudos, etc. como gente maldita que no conoce la ley y por tanto no digna de
recibir misericordia de Dios (Jn 7:49) El énfasis en la pureza externa había
tomado mayor importancia que la pureza del corazón (Mt 23:24-28)
Ahora
la pregunta que debemos hacernos es ¿Cómo nosotros que tenemos un corazón malo
podremos llegar a ser “limpios de corazón”? ¿Cómo nosotros que tenemos malas
intenciones, motivaciones y deseos podemos ser “limpios de corazón”? ¿Cómo
nosotros que somos de labios inmundos podemos ser “limpios de corazón”? ¿Cómo
nosotros que somos leprosos, ciegos, muertos, mudos espiritualmente podemos
llegar a ser sanados de nuestra profunda enfermedad del pecado?
Las
respuesta que propone el mundo son 1)
Haciendo las cosas con “buen corazón” Ciertamente hay personas que creen
que pueden realizar las cosas que hacen por una buena motivación pero la
Escritura nos dice que si algo que hacemos y que no es para la gloria de Dios
entonces lo que hacemos es pecaminoso. Generalmente la gente que actúa así ignora
una realidad profunda y esa realidad es que el “corazón es engañoso”. Un
filántropo se siente bien ayudando a otros, pero la pregunta es ¿Por qué se
siente bien? ¿Qué justificada ese sentimiento de bien?
2)
Siendo una persona moralmente correcta. Es lamentable pero hay mucha gente
que crece en la iglesia y cree que el evangelio equivale a “ser moralmente
correcto” que todo se reduce a “portarse bien” o hay gente más adulta que
recuerda que la iglesia y el mundo “no eran tan terribles en el pasado” todo
esto está basado en no comprender la profundidad de la maldad del corazón.
¿Cuántos de nosotros hemos conocido a una persona que parece tan respetuosa y
recta y de pronto descubrimos un terrible pecado sobre él? ¿O cuando de
nosotros hemos conocido a hermanos que enfatizan de manera legalista el vivir
la santidad y luego nos enteramos de su lamentable situación en pecado? El
corazón humano no engaña pensando que siendo una persona moralmente correcta
exteriormente es suficiente pero en realidad no lo es.
3) Siendo una persona profundamente religiosa. Hay otras personas
que creen que la solución es ser una persona profundamente religiosa pero
podríamos decir ¿Acaso no eran profundamente religiosas las personas pedófilas
de la iglesia católica romana? ¿Acaso no son religiosas las personas que matan
a otros en nombre de Dios? ¿Acaso no son religiosas las personas que engañan a
otras por dinero? Siempre recuerdo la idea de Martin Llord Jones que decía que
solemos mirar a un borracho en la calle y decir “He aquí un pecador” pero no
solemos pensar que quienes están predicando para su propia vanagloria sea un
pecador ¡Es aún más terrible! Por tanto
como Proverbios 20:9 podemos decir “No
hay nadie que pueda afirmar que su corazón está limpio de pecado”
Entonces
si ninguna de estas cosas son la respuesta a ser limpios de corazón ¿Cómo es
que somos limpios de corazón? Las promesas acerca de Israel son maravillosas pues
muestran como Dios limpia a su pueblo. Ezequiel 36:25,29.
“Esparciré agua limpia sobre ustedes, y
ustedes quedarán limpios de todas sus impurezas, pues los limpiaré de todos sus
ídolos”
“Yo los limpiaré de todas sus impurezas,
y haré que venga el trigo, y lo multiplicaré para que no pasen hambre”
Estas
imágenes son tan vivas que me recuerdan a cuando trabaje haciendo aseo y
siempre recordaba la limpieza que Dios hace a nuestras vidas cuando limpiaba el
piso y veo como Jesucristo derrama el agua pura de su redención en nosotros.
Tal vez uno mismo puede pensar esto cuando limpia un auto o una ventana llena
de polvo y puede ver como el agua pura limpia la suciedad. Es por eso que Tito
3:5 nos dice:
“nos salvó, no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la
regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”
Solo
Jesucristo puede limpiar de la mancha destructiva del pecado, de la suciedad
permanente de nuestra maldad. Solo purificarnos de nuestra iniquidad. Es por
eso que somos “bienaventurados” por un cordero sin macha ni contaminación” nos
ha limpiado de nuestra condición pecaminosa. ¿No es maravilloso?
La Biblia nos manda a
limpiarnos
Es
por esto que las Escrituras nos llaman a los creyentes a limpiarnos de toda
nuestra maldad en Jesucristo. No debemos engañarnos pensando que no tenemos
pecado, sino que debemos asombrarnos cada día de su gracia e ir en busca de su
perdón. 1 Juan 1:9
“Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad”
El
anhelo de un corazón regenerado siempre será el ser limpiado de su maldad y
gritaremos en nuestra alma al igual que David “Dios mío, ¡Crea en mi un corazón
limpio! (Sal 51:10) Además las promesas de Dios son siempre algo que nos anima
a limpiarnos del pecado. 2 Corintios 7:1
“Amados míos, puesto que tenemos tales
promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, y
perfeccionemos en la santidad y en el temor de Dios”
Si
somos creyentes justificados por la gracia de Dios no temamos acercarnos a
Jesucristo cada vez que pecamos porque su gracia es infinita, su bondad es
profunda, su amor inmenso
Ellos
verán a Dios Mateo 5:8
La
promesa de esta bienaventuranza es que quienes son de corazón limpio van a “ver
a Dios”. Esta frase ha sido parte de diversas opiniones entre los comentaristas
cristianos. Por ejemplo para contrastar solo a dos opiniones diferentes Juan
Calvino habla de ver a Dios en el cielo[7] y John Gill afirma que
veremos a Dios aquí en la tierra en esta vida disfrutando de la comunión con
Dios[8]. En las Escrituras tenemos
algunos ejemplos de “ver a Dios”. Cuando Moisés le pidió a Dios poder ver su
gloria el Señor le dijo que podría ver sus espaldas pero no su rostro porque si
no podría seguir viviendo (Exo 33:18-23) Cuando Job había sido probado por Dios
y finalmente Dios se revela a él con preguntas que no puede responder él dice:
“Yo había oído hablar de ti, pero ahora
mis ojos te ven” (Job 42:5)
El
evangelio de Juan afirma que nadie ha visto al Padre ni oído su voz (Jn 1:18;
5:37) y Jesucristo nos dice que quien lo ha visto a él ha visto al Padre (Jn
14:9) ¿Qué conclusión podemos sacar de toda información que nos da la
Escritura? Creo al igual como otros predicadores[9] que la referencia aquí es
similar a lo que las demás bienaventuranzas. O sea que podemos ver a Dios ahora
parcialmente y que podremos ver a Dios en la eternidad plenamente.
1) ¿Cómo podemos ver a Dios ahora? Lo
podemos ver en los sucesos de la historia. Todo en este mundo está dirigido y
gobernado por Dios y solo alguien de limpio corazón que ha sido regenerado por
el Señor puede comprenderlo. Por ejemplo las personas se angustian y se afligen
por un sin número de cosas que pasan en el mundo como hambre, miseria,
dictaduras, terremotos, etc. pero aunque nosotros podemos angustiarnos al mirar
con los ojos de la fe podemos ver que a pesar de todo el pecado Dios está
dirigiendo todas las cosas. Además de eso lo vemos diariamente en nuestra vida.
Vemos la providencia de Dios y el amor de Dios en su palabra y disfrutamos de
su comunión y vemos como a pesar de nuestro pecado sus promesas se cumplen y
nos ama y nos deleitamos en esas verdades. Pero nunca debemos olvidar las
palabras del Apóstol Pablo en 1 Corintios 13:12
“Ahora vemos por espejo, oscuramente;
mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido”(RV60)
2) ¿Cómo veremos a Dios en el futuro? Cuando
seamos redimimos completamente y nuestro cuerpo de pecado ya no exista más (1
Cor 15:51-58) y el mundo sea totalmente restaurado del pecado y la maldad
entonces la promesa de Apocalipsis es que veremos a Dios. Apocalipsis 22:3-5
“Allí no habrá maldición. El trono de
Dios y del Cordero estará en medio de ella, y sus siervos lo adorarán y verán
su rostro, y llevarán su nombre en la frente. Allí no volverá a haber noche; no
hará falta luz de ninguna lámpara ni de la luz del sol, porque Dios el Señor
los iluminará. Y reinarán por los siglos de los siglos”
[1] https://www.casadellibro.com/ebook-la-pureza-de-corazon-es-querer-una-sola-cosa-ebook/9788494919510/7258433
[2]
Versión gratis en ingles https://www.religion-online.org/book/purity-of-heart-is-to-will-one-thing/
[3]
Diccionario Vine. Páginas 72-73
[4]
Diccionario Vine. Página 209.
[5]
Diccionario Vine. Página 177
[7] https://www.studylight.org/commentaries/cal/matthew-5.html
[8] https://www.studylight.org/commentaries/geb/matthew-5.html
[9] Me
refiero a Martin Llord Jones. El Sermon del monte. Página 66.
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