Apologética
evidencialista[1]
El evidencialismo, como su nombre lo indica, se concentra
en la comprobación fáctica de las afirmaciones del cristianismo. Si la Biblia
ha de considerarse con total seriedad, tiene que ser posible examinar sus
afirmaciones fácticas, a fin de comprobar si coinciden con la investigación
histórica, arqueológica, antropológica, geográfica y con los hallazgos de otras
disciplinas afines. Los evidencialistas presentan su caso como si fuera un caso
jurídico y aplican criterios legales para evaluar la evidencia. Igual que la
apologética clásica, el evidencialismo depende de la probabilidad. Se analizan
todos los hechos y se formulan hipótesis para ofrecer la mejor explicación
posible.
John Warwick Montgomery explica:
«Los historiadores deben tomar decisiones permanentemente
-y por cierto, todos nosotros también y el único camino adecuado es guiarse por
la probabilidad, puesto que la certeza absoluta solo existe en el campo de las matemáticas
y la lógica pura, donde, por definición, uno no encuentra realidades de hecho.
[ ... ] Si resulta que en la probabilidad encontramos sustento para estas
afirmaciones[ ... ], entonces debemos actuar a favor de tales afirmaciones».
Además de Montgomery, otros destacados defensores de este
método son Gary Habermas, Clark Pinnock, y Josh McDowell, quien es, quizás, la
figura más representativa. El valor del evidencialismo como instrumento sólido
para la defensa de la fe creció en el siglo x1x y comienzos del xx, de manera
simultánea, con los avances de la arqueología cientifica y del interés de esta
ciencia por explorar la región del Mediterráneo y el Oriente Medio. Los
hallazgos de manuscritos antiguos contribuyeron enormemente a incrementar
nuestro conocimiento de los textos bíblicos originales. Las inscripciones
descubiertas durante las excavaciones arqueológicas confirmaron datos de
carácter histórico que se encuentran en la Escritura, y además, se descubrieron
sitios donde habían ocurrido hechos registrados en la Biblia. La investigación
de la resurrección despertó particular interés, como es fácil imaginar. Los
descubrimientos continúan sucediéndose, lo cual les permite a los
evidencialistas aumentar el caudal de datos a su disposición.
Un ejemplo clásico de la apologética evidencialista es el
libro de Josh Macdowell “Evidencia que demanda un veredicto[2]”.
Tal como lo dice el nombre se presenta la evidencia respecto al cristianismo y
finalmente se debe extraer una conclusión (“veredicto”) de ella. Esto supone
“neutralidad” en aquel que ejecuta el juicio.
Este libro está dividido en 4 partes. La
primera parte se llama “Los argumentos a favor de la Biblia”. Cuando analiza la
singularidad de la Biblia dice:
“La
evidencia aquí presentada no comprueba que la Biblia es la Palabra de Dios.
Pero para mí señala con toda claridad que la Biblia es singularmente superior a
todos los demás libros[3]”.
Después de analizar los datos respecto a la
historicidad del Nuevo testamento el concluye:
“Después de que yo
traté de destrozar la historicidad y la validez de las Escrituras, llegué a la conclusión
de que la Biblia es históricamente confiable. Si uno descarta la Biblia considerándola no confiable, entonces
uno debe descartar casi toda la literatura de la antigüedad. Uno de los
problemas con los que me enfrento constantemente es el deseo de parte de muchos
de aplicar un requisito o prueba a la literatura secular y uno diferente a la
Biblia. Uno debe aplicar la misma prueba, sea que la literatura bajo
investigación sea secular o religiosa. Habiendo hecho esto, creo que podemos
sostener las Escrituras en nuestras manos y decir: "La Biblia es digna de
confianza e históricamente confiable[4]"
La segunda parte se llama “Los argumentos a favor de
Jesucristo”. Cuando analiza la
“historicidad de Jesús” dice:
“La evidencia es
concluyente. Jesús vivió realmente entre nosotros y realizó obras poderosas, de
modo que hasta las fuentes hostiles y no cristianas lo confirman. Los
escépticos en cuanto a la historicidad de Jesús simplemente están equivocados[5]”
Después de analizar las evidencias respecto a la resurrección
concluye:
“El veredicto ha sido
entregado. La decisión es clara. La evidencia habla por sí misma. Dice
claramente: ¡CRISTO CIERTAMENT E HA RESUCITADO[6]!”
La tercera parte se llama “Los argumentos a favor y en
contra del Cristianismo”. Cuando analiza si la Biblia es inspirada por Dios
dice:
“¿Qué es lo que
significa el análisis que acabamos de hacer para la persona promedio de hoy?
¿Tengo o no tengo una Biblia que es la inspirada e inerrante Palabra de Dios?
¿Puedo estar confiado en que aquello que leo en la Biblia viene ciertamente de
Dios? La respuesta es un vigoroso: "¡Sí!". La Biblia que tenemos hoy
es la Palabra inspirada de Dios. Los descubrimientos arqueológicos recientes
han confirmado que las Biblias que tenemos hoy tienen una transmisión certera
de lo que existió hace 2.000 años. Simplemente tenemos una transmisión en
nuestro lenguaje corriente de las Escrituras inspiradas por Dios, que
originalmente fueron escritas en arameo, hebreo y griego[7]”
Cuando analizar las normas básicas para interpretar el
texto del antiguo testamento dice:
“En lugar de comenzar
nuestros estudios bíblicos con la presuposición de que el Antiguo Testamento
está lleno de errores, muchas contradicciones y errores textuales notables,
nuestro estudio debería incluir un examen meticuloso del texto hebreo a la luz
de la arqueología moderna y del conocimiento actual de las culturas del antiguo
Cercano Oriente en el tercer milenio a. de J.C[8]”
La cuarta parte se llama “La verdad o las consecuencias”
en donde da respuesta a las diversas filosofías que se oponen al cristianismo
como el postmodernismo, escepticismo, agnosticismo, misticismo, etc.
Pero podemos ver que este libro busca mostrar las
“evidencias” que el cristianismo da para que la persona que es realmente “neutral”
admita que el cristianismo tiene evidencia y es razonable creer en él. Un
ejemplo de esta manera de ver las cosas lo podemos encontrar en 1 Juan 1:1-4.
[1]
Alguna información es sacada de Guia Holman de Apologética Cristiana. Doug
Powell. Capitulo 14 Metodología.
[2]
https://ibautistavictoria.files.wordpress.com/2013/07/josh-mcdowell-evidencia-que-exige-un-veredicto-libro-completo.pdf
[3]
Josh Macdowell. Evidencia que demanda un veredicto. Página 18.
[4]
Josh Macdowell. Evidencia que demanda un veredicto. Página 82.
[5]
Josh Macdowell. Evidencia que demanda un veredicto. Página 165.
[6]
Josh Macdowell. Evidencia que demanda un veredicto. Página 330.
[7]
Josh Macdowell. Evidencia que demanda un veredicto. Página 403.
[8]
Josh Macdowell. Evidencia que demanda un veredicto. Página 474
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