Las
motivaciones para la evangelización[1]
Después de haber visto cuales son los “métodos” de
predicar el evangelio, ahora veremos cuáles fueron sus motivos para predicar el
evangelio. Cuando revisamos el nuevo testamento nos asombramos al ver la pasión
que ellos tenían por compartir el evangelio. ¿Qué es lo que los motivaba?
Veremos algunas de sus motivaciones.
El
primer motivo para la evangelización fue la gloria de Dios: Como
creyentes sabemos que todo lo que hacemos debe ser para la gloria de Dios (1
Cor 10:31) Por tanto la evangelización no se hace simplemente porque debemos
obedecer o porque tenemos compasión por las personas, sino que nuestra
principal motivación es la gloria de Dios. Pablo escribe el apostolado y la
obediencia de fe a las naciones es por amor a su nombre (Rom 1:8) John Stott
comenta sobre este pasaje lo siguiente:
“El motivo más
elevado para la obra misionera no es ni la obediencia a la Gran Comisión (por
importante que ésta sea), ni el amor por los pecadores que se pierden (por
fuerte que sea este incentivo, sobre todo cuando entendemos la ira de Dios…),
sino el celo, un celo fogoso y apasionado por la gloria de Jesucristo… Solo hay
un imperialismo que sea cristiano… y ése es el interés por su Majestad
Imperial, el Señor Jesucristo, y por la Gloria de su Imperio[2]”
El Apóstol Juan nos dice que los misiones salieron por
“amor del nombre” (3 Juan 1:7) Esa es la motivación debe existir en nosotros.
John Piper comenta lo siguiente sobre las misiones:
“Las misiones no son
el objetivo último de la Iglesia. El objetivo último es la adoración. Las
misiones existen porque no hay adoración. La adoración es el objetivo último, y
no las misiones, porque Dios es la realidad última, no el Hombre. Cuando esta
era se acabe, y los millones de redimidos se postren ante el trono de Dios, las
misiones dejarán de existir. Es una necesidad temporal. Pero la adoración
permanece para siempre[3]”
Por tanto la “gloria de Dios”, la “gloria a su nombre”
fue lo que motivo a los creyentes a predicar el evangelio. ¿Tenemos un profundo
deseo por glorificar a Dios? Si eso es así, eso se verá reflejado en la
evangelización
El
segundo motivo para la evangelización fue el amor de Cristo. Los
creyentes estaban infinitamente agradecidos por lo que Cristo había hecho en
sus vidas. Los apóstoles escribían maravillados ante el gran amor de Dios en
sus vidas.
Porque el amor de
Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos
murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino
para aquel que murió y resucitó por ellos.
2 Corintios 5:14
Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20
En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a
nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados,
si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie
ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en
nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:10-12
Los creyentes estaban tan asombrados por el gran amor de
Cristo que ellos vivían constantemente agradecidos por lo que Cristo había
hecho en sus vidas y por tanto ese amor les impulsaba a predicar a todas las
personas sobre lo que Cristo había hecho en ellos. ¿Es posible reconocer el
gran amor de Dios y no ser movido por ello a predicar el evangelio?
Lo
tercero que motivo a los cristianos fue el sentido de responsabilidad. Los
cristianos desde un comienzo se les había sido encomendado la tarea de predicar
el evangelio a toda criatura (Mt 28:18-20; Mc 16:15; Luc 24:45-49; Jn 20:21-23)
Pablo entiende que predicar el evangelio es una necesidad.
“Pues si anuncio el
evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y !!ay
de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena
voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido
encomendada” 1 Corintios 9:15-16
Los cristianos estaban muy conscientes de la
responsabilidad que tenían de predicar el evangelio en cualquier circunstancia
que Dios les pusiera (Hechos 8:4) Finalmente Dios va a juzgarnos a todos
nosotros según las obras que hayamos hecho (Hechos 20:26; 1 Cor 4:11-15) ¿No
nos consume el peso de la responsabilidad por predicar el evangelio?
Lo
cuarto que motivo a los cristianos fue la misericordia hacia las personas. Jesucristo
desde un principio había predicado y sanado a toda personas de sus dolencias (Mt
4:23; 9:35) también los había visto con misericordia como ovejas que no tenían
pastor (Mt 9:36) pero lo más importante es que el había venido a buscar y
salvar lo que se había perdido (Luc 19:10) Jesús sabía que si rechazaban su
mensaje de creer y arrepentirse (Mt 4:17) Caería sobre ellos la condenación (Mt
25:41, 46; Jn 3:36) Es por eso que Pablo estaba dispuesto a ir casa por casa
enseñando el evangelio (Hechos 20:19-21) y por tanto el estaba dispuesto a
sufrir por causa de los escogidos (2 Tim 2:10) ¿Cómo es posible que veamos a
nuestros familiares, amigos, conocidos y no estén incluidos en nuestras
oraciones por salvación? ¿Cómo es posible que hablemos todo el tiempo con las
personas sobre diversas cosas y no le hablemos de la importancia de la
salvación?
[1]Algunas
ideas son tomadas de Michael Green. La evangelización en la iglesia primitiva.
Páginas 417- 446
[2]
https://www.clie.es/wp-content/uploads/2014/12/9788482675145-alegrense-las-naciones-la-supremacia-de-dios-en-las-misiones-1capitulo.pdf
[3]
https://www.clie.es/wp-content/uploads/2014/12/9788482675145-alegrense-las-naciones-la-supremacia-de-dios-en-las-misiones-1capitulo.pdf
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