Hay hermanos que no evangelizan porque tienen miedo de
hacerlo o se sienten inseguros de lo que deben decir. Yo mismo experimente este
miedo cuando me convertí y tenía miedo predicar porque no sabía cómo hacerlo. Pero
¿En qué descansan todos estos miedos? Estos miedos descansan en que estamos
confiando en nosotros mismos y no en el poder del evangelio (Rom 1:6)
“Yo
no sirvo para predicar” Si realmente has nacido de nuevo y eres
cristiano, Dios te ha dado gracia para poder predicar. Puede ser que no seas un Apóstol
Pedro o Pablo, pero puedes ser un Andrés (Juan 1:40-42; 12:20-22) pues todo
cristiano debe dar fruto (Mt 13:23)
“Yo
soy débil” Hay hermanos que dirán que ellos son débiles y no pueden
predicar, pero el Señor se perfecciona en nuestras debilidades (2 Cor 12:9)
“Yo
soy cobarde” Hay hermanos que reconocen que sinceramente
son cobardes. Es bueno confesar ese pecado, pero un cristiano tiene el poder
del Espíritu Santo en él (2 Tim 1:7)
“Tengo
miedo que me rechacen” Hay hermanos que tienen miedo al rechazo
y por tanto dicen que no predican porque no quieren ser rechazados, pero hay que tener claro que en realidad no te rechazan a ti, sino a Cristo (Jn 1:11; Luc 17:25) además, parte de ser cristiano es sufrir por el nombre de Cristo (Mt 5:10; Rom 8:17)
“No sé
qué decir o no sé que responder” Hay algunos hermanos que dicen
que no saben que decir o no saben que responder cuando les preguntan cosas. Si
alguien no sabe que decir es porque entonces ¡No conoce el evangelio! Porque
los cristianos por naturaleza conocemos algo del evangelio. Por supuesto
podemos seguir perfeccionando nuestra presentación del evangelio, pero lo que
necesitas es estudiar profundamente el tema (Jn 5.39) Para poder responder a las
objeciones que las personas hacen debes estudiar más y así conocer la cosmovisiones que las personas tienen.
“Me
da vergüenza predicar” Esto es más común cuando uno empieza
como cristiano, pero con los años esto debe ir menguando. Pues si has crecido en
la fe y aun tienes miedo debemos recordar las palabras de Jesús (Mc 8:38; Luc
9.26)
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