El
pastor como padre (Efe 6:4; Col 3:21)
El pastor debe no solamente ser un esposo que ama a su
esposa como “Cristo amo a la iglesia” sino que además debe “gobernar su casa” y
eso incluye que “tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad” (1 Tim 3:4)
para cumplir esta responsabilidad dada a los padres, Pablo escribió
instrucciones generales sobre este tema.
El primer mandato es “Y vosotros, padres, no provoquéis a
ira a vuestros hijos” (RV 1960) “Padres no exasperéis a vuestros hijos, para
que no se desalienten” (Col 3:21) ¿Por qué los padres podrían provocar a ira o
enojo a sus hijos? Cuando Pablo escribió esta carta, los padres, y
específicamente el hombre gobernaba la familia con mucha autoridad y rigidez.
Los deseos de la esposa o sus hijos rara vez eran considerados, todos debían
hacer lo que el “padre” decía. Por lo que el fácilmente abusaba de su
autoridad. El padre “provocaba a ira o enojo” “irritaba” a sus hijos cuando es
demasiado estricto o no satisface las necesidades de sus hijos. Cuando un padre
llena de reglas o trabajos como a un esclavo simplemente está provocando
rechazo en el corazón de su hijo. Él le va a obedecer pero no va a llegar a su
corazón.
El padre que no escucha a su hijo, que no juega o
comparte con él, que lo castiga no porque transgreda la palabra de Dios, sino
que lo molesta porque “está cansado” o lo manda a cosas y le dice que debe
hacerlo porque simplemente es “su papa” está abusando de su autoridad. La
autoridad de los padres, proviene cuando se está sometido a la cabeza que es
Cristo.
¿Qué cosas puede irritar o desalentar a los hijos? Las
criticas. Como padres debemos ser cuidadosos con nuestras críticas hacía
nuestros hijos porque ellos están aprendiendo y creciendo, por lo que debemos
ser pacientes con ellos y no “exasperarlos”
porque si no se desalientan (Col 3:21) otra cosa que irrita a los hijos
es la severidad excesiva. Probablemente
algunos de nosotros han experimentado un trato duro por parte de los padres
como golpes físicos. Pero esto va creando un resentimiento profundo en los
niños que se castiga excesivamente. Otra cosa que irrita es la inconsecuencia. No debe haber nada más terrible para
un niño un padre le diga que haga ciertas cosas y después vea a su padre
practicándolas, porque esto crea una confusión para él. Un padre debe ser
consecuencia con lo cree y enseña a sus hijos. Y finalmente otra cosa que irrita a los hijos es el favoritismo.
Este fue el pecado de Isaac y Sara (Gen 25:28) El favoritismo es un pecado
bastante complicado porque tiende a crear resentimientos profundos en un hijo
contra sus padres. Los padres cristianos debemos evitar todas estas prácticas
para que no “irritemos a nuestros hijos”.
Después de ver lo que el pasaje dice sobre lo que no
debemos hacer, ahora debemos ver lo que
si deben hacer. “Criadlos en disciplina
y amonestación del Señor” (RV 1960) “Sino críenlos según la disciplina e
instrucción del Señor” (NVI) la
palabra “criar” viene del latín “creare” habla de “engendrar, producir” tiene
la idea de “dar de comer hasta la madurez” o “alimentar y cuidar”. Por tanto
los padres criar y guiar a sus hijos con ternura hacia la madurez.
Para guiar a sus hijos a la madurez lo primero que
debemos hacer es “disciplinarlos”. Es importante saber que la disciplina
bíblica siempre es restaurativa. Dios disciplina a sus hijos con el fin que sus
hijos se arrepientan de sus pecados (Hebreos 12:5-11; Apo 3:9; Mt 18:15-22; 1
Cor 5:1-13) la disciplina da sabiduría (Prov 12:1) es una expresión de amor (Prov
10:13; 13:24; 22:15; 23:13-14) la disciplina ayuda al muchacho (Prov 19,18;
29:15,17) toda esta disciplina supone dominio propio (1 Cor 9:24-27) y
disciplinar a los hijos por pecar y no por mis gustos personales. También es
importante disciplinar explicando porque se le ha disciplinado.
Lo segundo que debemos hacer para guiar a los hijos a la
madurez es “amonestar en el Señor” (RV 1960) “instrucción del Señor” (NVI) Este mandato supone que los padres
deben estar enseñando constantemente a sus hijos en las situaciones cotidianas
(Exo 12:25-27; 13:14-16; Dt 4:9; 6:6-9) El libro de Proverbios es una fuente de
mucha sabiduría. Los padres deben enseñar a sus hijos sabiduría y temor de Dios
(Prov 1:1-7) la obediencia (3:1-4) el apartarse de tu propia sabiduría (3:5-8)
el honrar a Dios con los bienes (3:9-10) alejarse de la mujer extraña (Prov
5:1-14; 24-35; 7:1-27) a deleitarse con su esposa (Prov 5:15-23) tener cuidado
con las palabras (Prov 6:1-5) contra la pereza (Prov 6:6-11;20:4; 21:25; 26:13-14) Los padres deben enseñarle
sobre que Dios es Santo (Isa 6:3; Apo 4:8) que ellos han quebrando la ley de
Dios y están condenados (Rom 3:9-23) Por tanto deben arrepentirse y poner su
confianza en él (Rom 3:24-25)
El tiempo con la familia
La responsabilidad que tiene el pastor con la familia es
vital, ya que ella como “la primera iglesia” refleja el carácter del pastor y
su capacidad de guiar. Por tanto para que el pueda llevar a cabo “amar a su
esposa como Cristo amo a la iglesia” y “criar a los hijos en disciplina y
amonestación” el pastor debe tener tiempo para su familia. Parte de la agenda
importante del pastor debe ser pasar tiempo en familia, pues de lo contrario no
estará cumpliendo su eficazmente su llamado como esposo y padre.
Eclesiastés 3:1-8 dice:
“Todo tiene su tiempo, y
todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo
de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar,
y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo
de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de
abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo
de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de
hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de
paz”
La enseñanza obvia de estos versos es “Hay un tiempo
adecuado para todo en la vida” por tanto es importante agendar el tiempo juntos
en familia. Es por eso que para el pastor tiene importancia las “vacaciones” ya
eso se da para que pueda dedicar tiempo al cuidado de su familia.
El pastor debe tener un
carácter piadoso con creyentes y no creyentes
La tercera cualidad que el pastor debe mostrar para estar
calificado al ministerio pastoral es que el tenga un carácter piadoso con
creyentes y no creyentes. El debe tener un carácter piadoso con los creyentes
porque él debe “predicar con el ejemplo” y con los no creyentes porque así
muestra la credibilidad del evangelio para con ellos. Los requisitos que debe
tener un pastor es que debe ser sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto
para enseñar, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso, amable, apacible,
no avaro, no neófito y que tenga buen testimonio con los de afuera. Podemos ver
brevemente cada uno de los requisitos.
En primer lugar, él pastor debe ser “sobrio” (NVI
moderado) también puede entenderse como templado[1]. Esto
quiere decir que el pastor es una persona que vive una vida profunda
espiritualmente. Esta lleno del fervor espiritual y es equilibrado en todos los
sentidos. En segundo lugar, él pastor debe ser “prudente” o “dueño de sí” (NVI
sensato) esto quiere decir que es un hombre que tiene dominio propio. El no se
deja dominar por impulsos repentinos ni pierde el control en circunstancias
complejas. Esto es muy importante porque dentro de la comunidad de creyentes a
veces surgen problemas que prueban mucho el dominio propio. En tercer lugar, él pastor debe ser “decoroso”
(NVI respetable) la idea más básica de la palabra es “orden”. Esto quiere decir
que el pastor debe ser “decoroso” en todos los sentidos posibles para no poner
“tropiezo” sobre los hermanos. En cuarto lugar, él pastor debe ser “hospedador”
literalmente “amigo de los extranjeros”. La hospitalidad es muy importante en
un pastor porque demuestra de forma práctica el amor de Dios y la capacidad de
abrir la puerta de desconocidos. En quinto lugar, él pastor debe ser “apto para
enseñar” (NVI Capaz de enseñar) es interesante que esta es la única habilidad
que se le pide al pastor, todos los demás requisitos son de carácter. Esto
presupone que el pastor es alguien que siempre está estudiando, aprendiendo y
profundizando en las Escrituras para poder explicarlas cada día mejor. En sexto
lugar, el pastor no es dado al vino (NVI no debe ser borracho), esto significa
literalmente “estar al lado del vino”. El pastor no puede ser alguien que se
emborracha o tiene problemas con el alcohol, ya que manifestaría su propio
dominio en su vida. En séptimo lugar, el pastor no puede ser pendenciero (NVI
peleador) literalmente “no uno que da golpes”. El pastor no puede ser una
persona belicosa o iracunda que está dispuesto a solucionar los problemas con
golpes. En octavo lugar, el pastor no
debe ser codicioso de ganancias deshonestas (NVI amigo del dinero). El pastor
debe estar alejado de toda práctica de enriquecerse por medio de ganancias
deshonestas. El no puede estar en el ministerio por dinero porque eso
evidenciaría inmediatamente que no está llamado por Dios. En noveno lugar, el pastor debe ser amable.
Esto quiere decir que el pastor debe ser conciliador, considerado, que está
dispuesto a ceder en sus derechos con tal de no provocar problemas al avance
del evangelio. En decimo lugar, el pastor debe ser “apacible” literalmente
“renuente a pelear”. El pastor no busca conflictos y busca resolver las cosas
de forma apacible sin entrar en un conflicto con los demás. En undécimo lugar,
el pastor no debe ser neófito (NVI Un recién convertido) No es bueno que un
pastor sea un recién convertido porque puede enorgullecerse de forma muy rápida
y terminar desviándose él y la congregación. Es necesario que sea maduro y
entendido de las Escrituras y en la práctica de la piedad. Y finalmente es
necesario que el pastor tenga buen testimonio con los de afuera (no creyentes)
¿Por qué? Porque el mundo está observando la iglesia y las personas que guían
la iglesia debe ser ejemplares en su vida cristiana.
Estos son los requisitos que Dios exige para los
aspirantes al ministerio pastoral. El pastor debe mostrar el ejemplo en su vida
en comunidad con los creyentes en todos los sentidos. Así como también debe
mostrarse como ejemplo al mundo que rechaza el evangelio del Señor.
El pastor y sus responsabilidades eclesiales
Hay cinco términos distintivos que se refieren al
ministerio pastoral.[2] Anciano
(Presbyteros) que enfatiza la administración y dirección de la iglesia (Hechos
15:6; 1 Tim 5.17; Stgo 5.14; 1 Ped 5:1-4) Obispo o supervisor (episcopos) que enfatiza la guía, el cuidado
y el liderazgo en la iglesia (Hch 20: 28; Fil 1:1; 1 Tim 3:2-5; Tit 1:7)
Apacentador o pastor (Poimen) que enfatiza la posición de liderazgo y
autoridad, así como la guía y la provisión (1 Ped 2:25; 5:3-2) Predicador
(Kerux) que enfatiza la proclamación bíblica del evangelio y la enseñanza al
rebaño (Rom 10:14; 1 Tim 2:7; 2 Tim 2:11) Maestro (didaskalos) enfatiza la
responsabilidad de la instrucción y exposición de las Escrituras, tanto
instructiva (1 Tim 2:7) como correctiva (1 Cor 12:28-29)
Estos 5 términos apuntan a las 5 principales
responsabilidades que tiene el pastor delante de su congregación. Vimos que
primer término apunta a la responsabilidad en la administración y dirección de
la iglesia. El pastor es quien debe guiar a la congregación por medio de la
palabra a saber hacia donde están yendo. La filosofía del ministerio que tenga
el pastor es lo que va a determinar hacia donde se dirige la iglesia.
El segundo término tiene que ver con la guía y el
liderazgo de la iglesia. El modelo que Jesús presento para guiar es el servicio
(Juan 13:1-) las personas deben ver en el pastor la disposición de sacrificarse
en el servicio por otros. El debe estar dispuesto a ser en ocasiones adecuada y
no adecuadas. El ministerio pastoral no tiene horario por lo que debes estar
sabiamente dispuesto a servir en los momentos más adversos.
El tercer término alude a “pastor o pastorear”. Este es
el término más conocido sobre la labor del ministerio pastoral. El pastor es
quien debe guiar al rebaño por medio de su ejemplo y alimentarlo con buenos
pastos (predicación), también debe protegerlos de los “lobos” que son los
falsos maestros que buscan destruirles con su falsa enseñanza.
El cuarto término tiene que ver la labor evangelistica
que tiene el pastor. Pablo le escribió a Timoteo que haga labor de
“evangelista” (2 Tim 4:5) por tanto todo pastor debe estar también realizando
contantemente labor evangelistica por medio de sus predicación o de las
visitaciones que realiza.
Y el quinto término alude a la labor de maestro que tiene
el pastor. El pastor es quien debe ser “apto para enseñar” porque gran parte de
su tarea proviene de la enseñanza. Debe ayudarle a su grey a amar la palabra de
Dios y explicarle de forma clara y sencilla lo que ella significa para sus
vidas.
Entonces podemos decir que el pastor debe administrar y
guiar a la iglesia, debe ejemplicar un liderazgo de servicio, debe pastorear a
las ovejas, debe hacer obra de evangelista y enseñar constantemente la palabra
de Dios.
El pastor y los conflictos[3]
Debido a que vivimos en un mundo caído, el pastor va a
enfrentar diversos problemas en su vida familiar y eclesial, y el debe estar
capacitado para poder enfrentar esos diversos problemas que vayan surgiendo en
el camino. La forma más efectiva de
enfrentar los conflictos es que el pastor le enseñe a su congregación cuales
son los principios bíblicos que enseñan cómo resolver los conflictos en la
iglesia. El principio general que tenemos en las Escrituras respecto a los
conflictos se encuentra en Mateo 18: 15-20
“Por tanto, si tu hermano
peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado
a tu hermano. Más si
no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres
testigos conste
toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la
iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en
el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.
Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en
la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre
que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos”
Estos versos nos muestran un proceso de cómo debe ser tratado en
la iglesia. El primer paso para resolver un conflicto entre dos hermanos es que
ellos lo conversen en forma privada y busquen llegar a un acuerdo. Esto quiere decir que ambos deben conversar del
problema y procurar que nadie más sepa de la problemática, para evitar rumores
sobre el problema. En el caso que ellos no puedan revolverlo ni llegar a un
acuerdo, entonces se avanza al siguiente paso. El segundo paso es que si no hay
podido llegar a un acuerdo lleva “dos o tres testigos” ¿Por qué? Porque así
ellos podrán evaluar con claridad el problema y ver quien tiene la razón
respecto al problema que enfrentan. Si se dan cuenta que realmente hay un hermano
practicando un pecado y no quiere admitirlo, los testigos deben con mansedumbre
mostrarse su pecado y llamarlo a que se arrepienta. Suponiendo que la persona
no quiere admitir su pecado, entonces esto será llevado a la iglesia. Fijémonos
que en primer lugar se hace todo lo posible porque el problema se resuelva en
privado y en segundo lugar se hace todo lo posible porque el hermano reconozca
su pecado en privado y sea restaurado. El espíritu de esto es lo Pablo nos dice
en otras partes de las Escrituras.
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros
que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre” (Gá. 6:1).
“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas,
sino más bien reprendedlas” (Ef. 5:11).
Pero como este hermano no ha querido resolver este conflicto en
privado, entonces debe ser tratado en la asamblea. El tercer paso es decirlo a la iglesia, la
idea es tratar el problema del pecado del hermano en cuestión y los testigos
pueden hablar en la asamblea de que se trata el problema. Ahora que toda la
congregación sabe acerca del problema, ella en conjunto debe exhortar al
hermano a que abandone su pecado. También es recomendable que en este paso el
pastor ya está involucrado en este problema tratando de mostrarle con amor que
el esta pecando. En el caso que aquel
hermano no quiera reconocer su pecado entonces se avanza al último paso. El
cuarto y último paso es “tenerlo por gentil y publicano” ¿Qué significa esto?
Significa que aquel hermano debe ser apartado de la membresia de creyentes. El
puede tener plena comunión con los demás hermanos porque esta abiertamente
viviendo un pecado. Un ejemplo claro de esto lo demos en 1 Cor 5:1-13 donde
aquel que está practicando ese pecado es separado de la comunión. ¿Cuál es el propósito de todo esto? El
propósito es que el hermano se arrepienta y sea restaurado en la comunión.
Si los pastores enseñan estos principios generales a la
congregación, entonces será mucho mejor para los miembros resolver los
conflictos porque sabrán los “pasos” a seguir en caso de cualquier problema. Por
otro lado se les encomienda a los pastores a “amonestar” a todo aquel que no
cause divisiones o no viva como un cristiano.
“Si alguno no obedece a lo
que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él,
para que se avergüence. Más no
lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” (2 Tes 3:14-15)
“Al hombre que cause
divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y
está condenado por su propio juicio” (Tito 3:10-11)
“Cualquiera que se rebela, y no
persevera en la doctrina de Cristo, no tiene á Dios: el que persevera en la doctrina
de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene á vosotros, y
no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido!” (2
Juan 1:9-10)
El pastor debe estar dispuesto a exhortar a aquellos que
estén viviendo de forma pecaminosa, a aquellos que estén causando divisiones y
también a aquellos que no perseveran en la doctrina cristiana. El pastor debe
estar preparado espiritualmente para cualquier tipo de conflicto, pues “no
tenemos lucha contra carne ni sangre” (Efe 6:12)
Bibliografía.
Ascol, T. (Ed.). (2011). Querido Timoteo, Cartas al ministerio pastoral. Carolina del Norte,
EE.UU: Editorial: Publicaciones Faro de Gracia.
Baxter R. (1656). El
pastor reformado.
Hendriksen, W. (2006). Comentario Bíblico a 1 y 2 Timoteo y Tito. Grand Rapids, EE.UU:
Editorial Libros Desafío.
Leeman, J. (2013). La
disciplina en la iglesia. España: 9Marks & Editorial Peregrino.
MacArthur, J. (2005). El
ministerio pastoral. Barcelona, España: Editorial Clie.
Piper, J. (2010). Hermanos,
no somos profesionales. Barcelona, España: Editorial: Clie.
Spurgeon, C. (2006). Discurso
a mis estudiantes. El paso, EE.UU: Casa Bautista de Publicaciones,
decimosexta edición.
Tripp, P. (2014). El
llamamiento peligroso. Carolina del Norte, EE.UU: Editorial Publicaciones
Faro de Gracia.
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