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jueves, 28 de diciembre de 2017

Entendiendo la teología del pacto Presbiteriana: Definición e Historia



Para entender la teología del pacto Presbiteriana se deben leer los siguientes libros: La teología sistemática de Hernan Bavink[1]; Luis Berhof[2] y Charles Hodge[3]. Luego tenemos libros más específicos como El pacto de Gracia de John Murray[4], el pacto de gracia de W Hendriksen[5] y El Bautismo sacramento del pacto de gracia de Pierre CH Marcel[6].

La historia de la teología del pacto[7].

Charles Ryrie[8] relata el origen de la teología del pacto.

La teología del pacto sistematizado es reciente. Esa no era la doctrina expresa de la Iglesia primitiva. Dicha doctrina nunca fue enseñada por los líderes de la Iglesia durante la Edad Media. Ni aun fue mencionada por los principales líderes de la reforma. En verdad, la teología del pacto como sistema no es más antigua que el dispensacionalismo. Esto no quiere decir que no es bíblica, pero sí disipa la noción de que ésta ha sido, a través de la historia de la Iglesia, el guardián antiguo de la verdad que solamente en tiempos recientes ha sido atacada por el dispensacionalismo. No se hizo ninguna referencia a la teología del pacto en ninguna de las grandes declaraciones doctrinales hasta la Confesión de Westminster en 1647, y aun así en dicha Confesión la teología del pacto no había sido tan plenamente desarrollada como lo fue más tarde por teólogos reformados. La teoría del pacto (o federal) surgió esporádica y aparentemente de manera independiente en el siglo XVI. Los primeros promotores del punto de vista del pacto fueron los reformadores que se opusieron al estricto predestinarianismo de los reformadores de Suiza y Francia. La teología del pacto no aparece en los escritos de Lutero, Zuinglio, Calvino o Melanchtón, aun cuando discutieron profusamente las doctrinas afines del pecado, la depravación, la redención, etc. Ellos tuvieron toda oportunidad de incorporar la idea del pacto, pero no lo hicieron. Es verdad que Calvino, por ejemplo, habló acerca de la continuidad de la revelación redentiva y de la idea de un pacto entre Dios y Su pueblo, pero eso no era la teología del pacto. De la única forma en que puede descubrirse dicho sistema en los escritos de los principales reformadores es haciendo lo que ha hecho uno de los teólogos del pacto al no limitar la expresión «teología del pacto» a «la más completamente desarrollada teología del pacto del siglo XVI». Las primeras señales de la idea del pacto o federal se encuentran en los reformadores secundarios como Andrés Hyperius (1511-1564), Kaspar Olevianus (1536-1587) y Rafael Eglinus (1559-1622). William Ames (1576-1633), quien sirvió en Inglaterra y en Holanda y fue uno de los maestros de Cocceius, enseñó el pacto de las obras. Hasta la época de Johannes Cocceius (1603-1669) ninguna enseñanza de la teología del pacto se había extendido y sus exponentes eran hombres cuya influencia era definidamente secundaria a la de los grandes reformadores de la época y quienes estaban protestando el estricto predestinarianismo de aquellos reformadores. Cocceius, un alemán, fue influenciado por las enseñanzas de Melanchtón. Su preparación tuvo lugar en la menos estricta escuela de pensamiento acerca de la predestinación. Como maestro en Holanda, estaba muy preocupado con los problemas del arminianismo, por un lado, y las duras formas del calvinismo riguroso, por el otro. Quería encontrar una fórmula para llevar la teología de regreso a la Biblia y encontrar allí sus doctrinas en lugar del calvinismo estricto de su época. Pertenecía indiscutiblemente al grupo reformado, pero deseaba, junto con otros, encontrar la manera de contrarrestar el muy debatido punto de vista de la predestinación que prevalecía en aquel tiempo.

“La gran meta de su vida era conducir la teología de regreso a la Biblia, como su única fuente de vida, y suplirla con un fundamento vital, recogido de la misma Biblia. Creía que había encontrado tal base en la idea de un doble pacto de Dios con el hombre (foedus naturale, ANTES, y foedus gratia, DESPUÉS de la caída). De modo que se convirtió en el autor de la teología federal, que hizo del desarrollo histórico de la Revelación el principio gobernante de la investigación teológica, y de la teología como sistema; de esa manera se convirtió en el fundador de una teología puramente bíblica (como una historia de la redención). Se adhirió lo más posible a la teología de la predestinación, pero dicha adhesión era simplemente mecánica. Esta no es la idea de la elección de gracia, sino de una guía de gracia, la que predomina en la totalidad de su sistema.

Cocceius dejó registrada su posición en un libro publicado en 1648. (La obra escrita por Poiret sistematizando el dispensacionalismo fue escrita en 1687.) Cocceius expuso el concepto de los dos pactos, el de las obras y el de la gracia. En ambos  expresó él— el hombre tenía una parte y una responsabilidad que cumplir. El hizo de estos pactos la base, los antecedentes y la sustancia de todos los tratos de Dios con el hombre para su redención. De modo que la contribución de Cocceius fue un detallamiento y una sistematización de la idea de los pactos, dando una parte más prominente al hombre, en contraste con el predestinarianismo riguroso de su época, y haciendo la idea del pacto la categoría gobernante de toda la Escritura. Aunque Cocceius fue el sistematizador de la teología del pacto, no puede considerársele por completo el padre de la misma. No solamente aparecieron algunas de las ideas de la teología del pacto en escritores anteriores como hemos señalado, sino que también el pacto de las obras y el de la gracia de la Confesión de Westminster fueron publicados un año antes que la obra de Cocceius apareciese. Los pactos que aparecen en la Confesión de Westminster son usados más bien como las divisiones generales del propósito de Dios; en Cocceius la idea recibió «una extensión y un desarrollo sistemático que la llevó a un lugar de importancia en la teología que anteriormente no poseía. Esta no solamente fue hecha por él la idea principal en su sistema..., sino que en su tratado el desarrollo total de la historia sagrada está gobernado por ese pensamiento».

Pero cualquier buen resultado derivado de la obra de Cocceius en su contraataque de los excesos del calvinismo de su tiempo tuvo una corta duración. Hermán Witsius (1636-1708) fue el principal responsable de extender el concepto del pacto de la gracia hacia la eternidad. El comparó la idea del pacto con los decretos y la extrema posición predestinaría contra la cual Cocceius protestaba. El grupo cocceiuano repudió las ideas de Witsius, pero éstos ganaron la aceptación de los teólogos del pacto posteriormente. La asociación del pacto de la gracia con los decretos eternos hizo que algunos introdujesen un tercer pacto, el de la redención, hecho en la eternidad pasada entre las personas de la Deidad como base del pacto de la gracia. Pero éste fue un desarrollo posterior de la estructura del Pacto y no se encuentra ni en Cocceius ni en la Confesión de Westminster. La teología del pacto vino a América con los puritanos, a través de los escritos de Francisco Turretin y Hermán Witsius, y fue popularizada en el Nuevo Mundo por medio de las obras de Juan Cotton y otros. Sin embargo, aunque la idea del pacto de la gracia fue mencionada frecuentemente, no había ningún acuerdo en cuanto a los aspectos prácticos de la doctrina, especialmente concerniente a la posición de los niños. Esto produjo el llamado pacto intermedio, stoddardeanismo, prácticas dudosas en las iglesias y un cambio de la creencia del sacrificio sustitucionario a las teorías gubernamentales y morales. La oposición a estas teorías no ortodoxas surgió en los escritos de Carlos y A. A. Hodge de Princeton.

Resumiendo, la teología del pacto es un desarrollo doctrinal posterior a la reforma. Tuvo sus comienzos como una reacción al calvinismo extremista, pero pronto fue desviado hasta hacérsele un sirviente del calvinismo. La declaración respecto al pacto hecha en la Confesión de Westminster está sin desarrollar; fue Cocceius quien desarrolló la idea y Witsius quien la hizo una categoría gobernante en la interpretación bíblica. Pero la teología del pacto como es enseñada hoy es un desarrollo de la teología de los reformadores (quienes no enseñaron un sistema del pacto), las enseñanzas de Cocceius y de la Confesión de Westminster. La teología del pacto no es la teología de los reformadores ni es hoy lo que era cuando fue originalmente introducida.

Aunque pueden haber algunas exageraciones respecto a la tesis de Ryrie lo que él dice es que la teología del pacto como sistema es reciente. Esto no significa que nunca se haya hablado de “pacto en la historia de la iglesia” o que nunca hayan existido intentos temprano de sistematizar en la historia de la iglesia[9]. Simplemente significa que como un sistema acabado no existió sino hasta la época de postreforma.

John Murray en su libro “El pacto de gracia[10]” incluye a Juan Calvino en el comienzo de la historia de la teología del pacto. “El pacto hecho con los padres, lejos de diferir sustancialmente es idéntico al nuestro. Solo difiere en su administración.” Yo por mi parte expreso mis dudas.


Johann Heinrich Bullinger (1504-1575) siguió a Ulrico Zuinglio en el liderazgo de la Reforma en Zurich. Bullinger, al igual que los otros reformadores, defendía la autoridad de las Escrituras y predicó la doctrina bíblica que también se publicó. Escribió ampliamente, sus obras llegan a los 150 volúmenes. Fue un influyente líder de la Iglesia reformada, sólo segundo a Calvino en autoridad.
Fue el único autor de la Segunda Confesión Helvética de 1566, donde se daba una declaración clara de la fe reformada. También tuvo su papel en el desarrollo de la teología del pacto: enseñó la representación federal de la salvación en el Compendio de la religión cristiana.


Johannes Wollebius (1586-1629) el cual enseñó Nuevo Testamento en Basilea, Suiza, publicó un Compendio de la teología cristiana en 1626, en el cual abrazaba la teología reformada. Wollebius enseñaba que Dios hizo un pacto de obras con Adán; en este pacto Dios gobernaba al hombre antes de la caída. Wollebius definió el pacto de obras como se ha definido usualmente: “la promesa de la vida eterna por la obediencia y la amenaza de muerte por la desobediencia”. Wollebius veía en los dos árboles del huerto los sacramentos del pacto de obras. También enseñó sobre el pacto de gracia, un pacto de la misericordia de Dios posterior a la caída. El pacto de gracia, extendido a todas las eras después de la caída, es mediado por Cristo. Wollebius se refería a dos administraciones: el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento cubría tres etapas: de Adán a Abraham, de Abraham a Moisés y de Moisés a Cristo. La nueva administración es el período posterior a la venida de Cristo. Enfatizó cinco diferencias entre las dos administraciones. Los sacramentos del pacto de obras son la circuncisión y la ceremonia de la pascua en el Antiguo Testamento; el bautismo y la Cena del Señor en el Nuevo Testamento.


William Ames (1576-1633) fue un teólogo puritano, erudito y bien reputado en Inglaterra y Holanda. Se opuso vigorosamente al arminianismo y participó en el sínodo de Dort. Al igual que Wollebius, Ames enseñaba el pacto de obras establecido antes de la caída. Sin embargo, también afirmaba que el pacto de obras, universal en su alcance, continuó después de la caída. Su cumplimiento dependía de la obediencia del hombre para con Dios. Algunos teólogos subsumían la continuación del concepto de pacto bajo el pacto de la ley, en vez de sugerir que pertenecía al pacto de obras.

Ames enseñó un pacto de gracia posterior a la caída, pero prefería llamarlo “testamento” porque estaba relacionado con la muerte de Cristo. Ames vio a Dios como el único participante del pacto de gracia. Enseñó la suficiencia universal del pacto, pero también su aplicación limitada a quienes Dios dirigía. Ames entendía también que el pacto de gracia abarcaba todas las eras posteriores a la caída. Enseñó que el pacto de gracia comprendía dos administraciones: el Antiguo y el Nuevo Testamento; el Antiguo cubría dos eras: antes de Moisés y después de Moisés; el Nuevo Testamento también cubría dos eras: desde Cristo hasta el final del mundo y el final como tal. En el final se alcanzaría el propósito del pacto: la gloria de Dios y la salvación del hombre. La señal del pacto de gracia es el bautismo; por lo tanto, es necesario el bautismo de los niños.


Johannes Cocceius (1603-1669) enseñó en Bremen, Franeker y Leiden. Fue líder en el desarrollo de la teología del pacto. Se expresó claramente en sus escritos. Enfatizó la teología exegética y bíblica, en la cual reconocía la necesidad de una teología derivada de las Escrituras, tal como los reformadores la habían practicado. Cocceius enseñó que Dios entró en un pacto de obras con Adán. Este pacto le permitió a Adán disfrutar de comunión y amistad con Dios. Cocceius enseñaba que, en el pacto de obras, Adán representaba a toda la raza humana. Si Adán obedecía a Dios, llegaría a conocer y sentir su propio bien; si le desobedecía, se precipitaría de cabeza en el mal o la muerte. El árbol de la vida era el “sacramento de la ciudad celestial y de la vida eterna”, según Cocceius. Como Cristo es vida, el árbol de la vida simboliza al Hijo de Dios. Adán se hizo culpable por su pecado, perdió su comunión con Dios, la esperanza de la vida eterna, la gracia espiritual, la rectitud, la autoridad sobre las criaturas y la vida física. Cocceius enseñó una base universalista para el pacto de gracia. Dios resolvió mostrar su misericordia inexpresable y “emplear un sufrimiento y bondad inefables hacia la raza humana”. Pero ello fue a través de un mediador que pudiera expiar el pecado. La muerte de Cristo era “garantía efectiva ya desde su inicio, aun antes que el Hijo, en vista de este mérito suyo en el futuro, hubiera cumplido su voto de redención. Aunque el Hijo aún no había arrancado la culpa del pecado, éste ya no se imputaba a la humanidad”. Esto se convirtió en un punto controversial para Cocceius. También distinguió el “doble tiempo”; el primero era el Antiguo Testamento, “a la espera de Cristo”, y el otro era el Nuevo Testamento, “de fe revelada en Cristo”. Pero Cocceius enfatizaba que, tanto en la era del Antiguo como del Nuevo Testamento, las personas siempre se salvaban por gracia.


Hermann Witsius (1636-1708) aclaró aún más la teología del pacto. Definió el pacto de las obras como “el acuerdo entre Dios y Adán, creado a imagen divina, como cabeza y príncipe de toda la raza humana, por medio del cual Dios le promete felicidad y vida eterna si él obedece perfectamente todos los preceptos, y añade la amenaza de muerte si Adán peca en el detalle más ínfimo; y Adán estuvo de acuerdo con esta condición”. La definición incorpora gran parte de la teología del pacto: Adán, como cabeza representativa de la raza humana; el pacto de obras, con la promesa de vida eterna si hay obediencia, y la amenaza de muerte si hay desobediencia. Witsius explicó también los resultados del pacto y la solución de Dios.
Los preceptos del pacto… atan a uno y a todos en cualquier estado a una ejecución perfecta de deberes; (2) la vida eterna prometida por el pacto no puede obtenerse bajo una condición distinta a la obediencia perfecta en cada uno de los detalles; (3) la desobediencia no escapa al látigo de Dios y la muerte es siempre el castigo del pecado. Sin embargo, estos axiomas no excluyen al patrocinador, que cumple la petición en lugar del hombre al pagar la pena y cumplir la condición.

Así, aunque el hombre estuviera bajo sentencia de muerte, Dios aporta una solución. El nuevo pacto de gracia hace visibles las inescrutables riquezas de la sabiduría divina “mucho más claramente que si el antiguo pacto hubiera tenido un buen final para el hombre”. Witsius lo describió como un pacto entre Dios y Cristo, donde la promesa se le hace a Cristo (Gá. 3:17).

La Confesión de Westminster

Una de las primeras declaraciones de la teología del pacto es la Confesión de Westminster de 1647. Allí encontramos la afirmaciones que el pacto de gracia es uno en sustancia bajo diversas dispensaciones[11].


La Biblia es pactual

La palabra pacto es del hebreo “Berith” y se usa 284 veces en el Antiguo testamento. En el nuevo testamento la palabra griega es “Diatheke” y se usa 37 veces. Han existido diferentes definiciones de pacto, aquí vamos nombrar algunas:[12]

Henry Bullinger “En el singular, la palabra pacto (diatheke) significa acuerdo convenio promesa”

Ursino “En general un pacto es un convenio o acuerdo entre dos partes que lo integran por el que contrae, en virtud del mismo, y bajo ciertas condiciones, un vinculo u obligación con vistas a lo que se da o se recibe; o esto se añaden unos signos o prendas para solemne testimonio y confirmación de que el convenio y la promesa se guardaran inviolablemente”
John Preston “Un pacto es un convenio, acuerdo u obligación mutuos”

William Perkins “El pacto de gracia es un convenio establecido entre Dios y el hombre tocante a la reconciliación eterna y vida eterna a través de Cristo”

Peter Van Mastricht “Un pacto denota un acuerdo (consensus) entre Dios y su pueblo, por el que Dios promete beatitud y estipula obediencia”

Francisco Turretin “Una alianza de Gracia entre Dios (el ofendido) y el hombre (el ofensor) estatuida en Cristo, y en la que Dios, a través de Cristo, ofrece gratuitamente al hombre remisión de pecados y salvación; y esté, confiando en la misma gracia promete fe y obediencia”

Herman Witsius “Es un acuerdo entre Dios y el pecador elegido; Dios declara su libre buena voluntad en lo que atañe a la salvación eterna y en todo lo que ella se subordina; esta salvación, por y a través de Cristo el mediador, ha ser gratuitamente otorgada a quienes están en el pacto; y el hombre, a través de una fe sincera, da su consentimiento al beneplácito divino”

William Hendriksen: “El pacto de gracia es aquel arreglo entre Dios trino y su pueblo por el cual Dios  promete amistad y por lo tanto salvación completa y libre a su pueblo sobre la base de la expiación vicaria de Cristo el mediador del pacto y ellos en gratuidad prometen vivir para él[13]

Louis Berhkof: “En las Escrituras la palabra hebrea para pacto siempre es “berith”, una palabra de dudosa derivación. La opinión más general es que se deriva del verbo hebreo “barah”, (cortar) y contiene, por tanto, un recuerdo de la ceremonia que se menciona en Génesis 15:17. Sin embargo, algunos prefieren pensar que se deriva de la palabra asiria “verita”, que significa atar. Esto señalaría desde luego al pacto como un compromiso. Para la construcción de la doctrina no tiene gran importancia conocer el origen de la palabra. “Berith” puede indicar un acuerdo mutuo voluntario (bilateral), pero también una disposición o arreglo impuesto por una de las partes a la otra (unilateral). Su significado exacto no depende de la etimología de la palabra, ni del desarrollo histórico del concepto, sino simplemente de las partes interesadas. En la medida en la que una de estas partes está subordinada y tiene menos que decir, el pacto adquiere carácter de disposición o arreglo impuesto por una de esas partes a la otra. “Berith” pues se convierte en sinónimo de “choq” (estatuto u ordenanza definidos), Ex. 34:10; Isa. 59: 21; Jer. 31: 36; 33:20; 34:13. Naturalmente, cuando Dios establece un pacto con el hombre este carácter unilateral es muy evidente, puesto que Dios y el hombre no son partes iguales. Dios es el Soberano que impone sus ordenanzas sobre sus criaturas. En la septuaginta la palabra “berith” se traduce “diatheke”, en cada uno de los pasajes en donde ocurre, con excepción de Deut. 9:15; (marturion) y I Reyes 11:11 (entole). La palabra “diatheke” se reduce a este uso, excepto en cuatro pasajes. Este uso de la palabra parece muy peculiar en vista del hecho de que no es la palabra griega usual para pacto sino que realmente denota una disposición, y consecuentemente también un testamento. La palabra ordinaria para pacto es suntheke ¿Intentaron los traductores sustituir la idea con otra idea? Evidentemente no, porque en Isa. 28: 15 usan las dos palabras como sinónimas y allí diatheke significa claramente un pacto o un convenio. De aquí que no hay duda de que atribuyeran a diatheke el significado de convenio. Pero queda la pregunta, ¿por qué de una manera tan general evitan el uso de suntheke y la sustituyen por una palabra que denota una disposición más bien que un convenio? Con toda probabilidad la razón se encuentra en el hecho de que en el mundo griego la idea de pacto expresada por suntheke estaba basada en gran parte sobre la igualdad legal de las partes, de tal manera que no se podía sin una modificación considerable incorporar esta palabra en el sistema de pensamiento bíblico. La idea de que la prioridad pertenece a Dios en el establecimiento del pacto y de que El, soberanamente impone su pacto al hombre estaba ausente de la palabra griega usual. De aquí que se llegara a sustituir la palabra (suntheke) por otra en la que este significado fuera muy notable, (diatheke). De esta manera la palabra diatheke, como otras muchas palabras, recibió un nuevo significado cuando se convirtió en vehículo del pensamiento divino. Este cambio es importante en relación con el uso de la palabra en el Nuevo Testamento. Ha habido considerable diferencia de opinión respecto a la traducción propia de la palabra, pues en la mitad, aproximadamente, de los pasajes en que ocurre, en las versiones holandesa y autorizada, se traduce por "pacto", en tanto que en la otra mitad se traduce por "testamento". La Versión Revisada Americana, sin embargo, la traduce “pacto” invariablemente, excepto en Hebreos 9:16, 17. No es pues sino natural que surja la pregunta: ¿Cuál es el significado de la palabra en el Nuevo Testamento? Algunos pretenden que siempre tiene el significado clásico de disposición 2 o testamento, en tanto que otros sostienen que significa testamento en algunos lugares, pero en la gran mayoría de los pasajes la idea de pacto es notablemente importante. Sin duda esta es la idea correcta[14]

Pero la afirmación más aceptada hasta el día de hoy es la de Meredith G. Kline[15]: “El pacto es un compromiso con sanciones divinas entre un señor y un siervo.[16]

Aunque esta definición es correcta a la luz del contexto se le debe añadir los elementos de un pacto que Charles Hodge[17] señala. Un pacto incluía: una promesa, una condición, una pena y las partes. En la Biblia tenemos pactos unilaterales (Dios con el hombre) Bilaterales (dos acuerdan un pacto), condicionales e incondicionales. Podemos ver los unilaterales hizo pacto con el hombre (Noé Gen 9:9 Abraham Gen 17:2 confirmado en Isaac Gen 26.3 y Jacob 28:13-14; Moisés Exo 19:5; David (2 Sam 7; 23:5; Sal 89:3-4) El nuevo pacto (Jeremías 31:31) cumplido en Jesucristo (Mt 26:28; Mc 14:24; Luc 22:20; 1 Cor 11:25; 2 Cor 3:6)

Luego vemos los Bilaterales. Los hombres hicieron pactos entre los hombres (Abraham y Abimelec Gen 21:27; Jacob y Labán Gen 31:44; David y Jonathan 1 Sam 18:3; 20:16; David y Abner 2 Sam 3:12-13; 1 Rey 20:34; Oseas 12:1;) los hombres hicieron pacto con el pueblo (Josué 24:25; David 2 Sam 5:3; Salomón 1 Reyes 5:12; Sedequias Jer 34:8) Pacto entre Jehová, el rey y el pueblo (2 Rey 11:17; 2 Cro 23:16) Pacto entre un hombre y Dios (Josias 2 Cro 34:31; Job 31:1;) Pacto entre el pueblo y Dios (Esdras 10:3). El pueblo hace un pacto con David 2 Sam 5:3; 1 Cro 11:3)  Por esto que el matrimonio es visto como un pacto (Mal 2:14; Prov 2:17) porque hay un compromiso de unidad y sujeción delante de Dios (Efe 5:21-33). Por eso también la membrecía de la iglesia se presenta como un pacto porque hay un compromiso de unión y sujeción delante de Dios (Hechos 2:41, 47; Mt 18:15-19)

Es evidente que la Biblia esta llenos de pactos. Por tanto, lo que la teología del pacto (presbiteriana y Bautista)  hace es explicar los pactos bíblicos en tres pactos[18]. El pacto de redención (o eterno) el pacto de obras y el pacto de gracia, que en el fondo son lo mismo.

“Aunque esta distinción tiene a su favor declaraciones bíblicas, no se sigue de esto que haya dos pactos separados e independientes, contradictorios al pacto de obras. El pacto de gracia y el de redención son dos modos o faces de un mismo pacto evangélico de misericordia[19]



[1] https://www.editoraculturacrista.com.br/loja/livro/dogmatica-reformada-841
[2] https://www.amazon.com/Teologia-Sistematica-Spanish-Louis-Berkhof/dp/0939125064
[3] https://www.amazon.es/Teologia-sistematica-Charles-Hodge/dp/8482675508
[4] http://editorialperegrino.com/tienda/doctrinas-de-la-gracia-/698-el-pacto-de-la-gracia-9789063114985.html
[5] https://clcchile.com/product/el-pacto-de-gracia-hendriksen
[6] https://clcchile.com/product/el-bautismo-pierre-ch-marcel-autor-40
[7] Paul Enns. Compendio de Teología Portavoz. Páginas 462-464.
[8] Charles Ryrie. Dispensacionalismo hoy. Páginas 103-105.
[9] Tengo pendientes dos libros que leer al respecto. Herman Witsius. Economy of the Covenants Between God and Man. Andrew A. Woolsey. Unidade e Continuidade na teología da Alianca.
[10] John Murray. El pacto de Gracia. Páginas 3-4
[11] http://www.iglesiareformada.com/Confesion_Westminster.html#anchor_21
[12] John Murray. El pacto de Gracia. Páginas 7- 10.
[13] William Hendriksen. El Pacto de gracia. Página 19.
[14] Louis Berhkof. Teología sistemática. Páginas 313-314
[15] http://www.meredithkline.com/klines-works/by-oath-consigned/
[16] https://federalismo1689esp.wordpress.com/2017/01/10/teologia-biblica-del-pacto-bautista-reformado/
[17] Charles Hodge. Teología sistemática. Páginas 387-390.
[18] Louis Berhkof. Teología sistemática. Páginas 317-318. Hay ciertas discusiones sobre cuántos pactos son, algunos argumentan que es un solo pacto (El pacto de redención) y otros que son dos (Redención y gracia)
[19] Louis Berhkof. Teología sistemática. Página 316. 
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