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jueves, 4 de enero de 2024

La muerte y la restauración de la cultura cristiana de John Senior.


John Senior (1923-1999) fue un profesor católico romano que se desempeñó en varias universidades como profesor de humanidades, pero llego a ser reconocido cuando en la universidad de Kansas junto a dos colegas llamados Dennis Quinn y Franck Nelick realizaron un programa conocido como “programa de humanidades integradas”. Este programa tenía la característica que los 3 profesores conversaban acerca de la verdad, la belleza y el bien citando literatura de todo tipo y los alumnos no debían escribir nada sino solamente escuchar lo que ellos hablaban. Este programa fue tan exitoso que mucha gente iba a querer inscribirse para poder participar y termino con muchas conversiones al catolicismo romano[1]. Algunas de las ideas del exitoso programa de John Senior y sus colegas quedaron plasmados en dos de sus libros que tenemos en español que se llaman: La muerte de la cultura cristiana[2] y la restauración de la cultura cristiana[3]. Estos dos libros resumen gran parte de las ideas de John Senior y al leerlos uno puede darse cuenta a que se refería Senior con la cultura cristiana y como ella podría ser restaurada. Estos libros contienen muchas reflexiones profundas sobre la cultura (¡Y una multitud de interesantes citas!) el cual nos haría muy bien leer como protestantes. Sin embargo, lo que pretendo hacer en esta entrada es solo reflexionar en un tema de los múltiples temas que examina John Senior pues creo que su análisis de la perdida de la cultura en general nos podría ayudar mucho como protestantes acerca de la crisis cultural que enfrentamos y reflexionar sobre algunas soluciones. Observamos en primer lugar algunas citas del libro de la muerte de la cultura cristiana.

La literatura es el buey de la cultura, su bestia de carga. Sin ella no tenemos forma de transportar la cultura. Hoy en día todos sufrimos penosamente de un amplio vacío que nos deja a merced del primer fraude que se sale de los márgenes de nuestra especialidad, el cual, decorado con frases extranjeras y gotas diseminadas de imágenes exóticas, se presenta a sí mismo como el nuevo diluvio, y allí tenemos sobre las ruinas de la cultura real el triunfo de la ignorancia, el nuevo barbarismo que se presenta como el eje del hombre de confianza enciclopédica que engaña a la mayoría de la gente la mayoría del tiempo y que muy frecuentemente, rodeado de tontos aduladores, se engaña a sí mismo, añadiendo de ese modo una sinceridad desagradable a la decadencia general. Pagina 75

La crisis en la educación es en realidad el resultado de una devastación cultural general, y nada más que una genuina restauración puede servir para lograr una mejora real. Esto no es cuestión de metodologías: es un asunto profundamente filosófico, histórico, religioso y personal, que llega hasta las raíces de nuestra civilización y de nosotros mismos. Debilitados como estamos, debo decir a los profesores y padres: ¡Mirad! El enemigo está a las puertas, estáis a punto de ser invadidos o en todo caso sufriréis una serie de incursiones vandálicas de parte de las hordas bárbaras, empujadas hacia las universidades desde los institutos de investigación y el gobierno federal; y desde las universidades hacia las escuelas secundarias; y todo el recorrido hasta la “guardería maternal”, la nursery y, si fuese posible, el seno materno. Pagina 89

El primer paso tranquilo pero definitivo, en una genuina reforma de la educación, es que los padres y los profesores deben leer. Comenzando ellos mismos, cualquiera sea el lugar en que estén y el estado de su propia desolación, deben leer. No los cien libros más grandes, o aquéllos que creen que deben leer, sino cualquier buen libro que haya a mano; y comenzando con él, llegar no sólo a quererlo, sino a conocerlo y amarlo, y entonces directamente leer otro y otro. pagina 96

Para John Senior el primer problema de la cultura es que hemos perdido el trasladar la cultura por medio de los padres y educadores comprometidos con la lectura de la literatura clásica. La literatura clásica tiene la característica de poder trasmitir esos valores con la cual toda la cultura occidental fue permeada pero que ahora cada parece más exiliada con una nueva cultura “barbárica”. Por tanto, un factor importante para poder restaurar la cultura cristiana es volver a poner en practica esta trasmisión de la cultura a través de la familia y los educadores que tengan esta visión integral de la educación para la vida. Observemos ahora algunas citas del libro de la restauración cristiana.

¿Y qué decir de la lectura en el hogar? Ya nadie lee. El movimiento en favor de los «grandes clásicos» lanzado por la generación que nos ha precedido no pudo alcanzar su cometido. No por culpa de los libros. Ellos eran, como bien decía Matthew Arnold, “lo mejor que se ha pensado y dicho”, pero del mismo modo que el vino se pierde en botellas agrietadas, los libros se perdieron en espíritus que ya no sabían leer. Con otra comparación, la semilla ha germinado, pero el terreno estaba agotado. La fecundidad de las ideas de Platón, de Aristóteles, de san Agustín, de santo Tomás no se pueden manifestar sino es en el terreno de una imaginación saturada de fábulas y de cuentos de hadas, de historias y poemas, romances y aventuras -Grimm, Andersen, Stevenson, Dickens, Scott, Dumas y tantos otros buenos libros. La tradición occidental, que asimiló todo lo mejor del mundo greco-romano, nos ha dado una cultura en la cual la fe se desarrolla sanamente. Desde la conversión de Constantino esta cultura se transformó en cristiana. Las inteligencias y las voluntades germinan en este terreno que es apto para todos los estudios literarios y científicos, incluida la teología sin la cual todos lo demás son inhumanos y destructores. El atleta inculto y el esteta decadente sufren los vicios opuestos a las virtudes que Newman llama del gentleman. Cualquiera que estudie las letras o las ciencias, desde un punto de vista especulativo o práctico, descubrirá que un poco de cultura general significan un salto decisivo. Crecerá como una planta desnutrida que, repentinamente, es fertilizada y regada. Pagina 22-23

Para concluir, los exhorto a hacer una experiencia: lean, en voz alta si es posible, los buenos libros ingleses, desde los cuentos de Mother Goose hasta la novelas de Jane Austen. No es necesario hacer una lista: un clásico es una obra de la cual todo el mundo conoce el nombre. Y, por la noche, reunidos en torno al piano, canten las canciones tradicionales. Sí, la música alimenta el amor, y la música, en sentido amplio, es un signo específico de la civilización humana. Si nos hemos cocinado en la olla familiar de la imaginación cristiana, habremos aprendido por absorción a escuchar este lenguaje, esta misteriosa música del Esposo. Comenzaremos a amarnos los unos a los otros como Él nos ama. Y veremos finalmente, al término de esta noche oscura, a la Estrella de la Esperanza que brilla al comienzo de la mañana. Veremos porque amaremos -Ubi amor ibi oculus- pero solamente con su ayuda: Rosa mystica, Turris Davidica, Domus aurea, Stella matutina... Estrella de la mañana. Página 52.

Para John Senior la restauración de la cultura cristiana tiene mucha relación con la lectura de los grandes clásicos y que muchos de ellos podrían ser leídos en familia. Pero ¿Quiénes hacen eso en la actualidad? ¿Acaso los padres cristianos le ven una importancia a eso? ¿No es mejor que los hijos solo aprendan la Biblia y el plan de salvación? ¿Qué importancia tiene todo esto de leer los “grandes clásicos”? Yo creo que hay muchos problemas de fondo que para que como protestantes entendamos la importancia de esto, pero solo quiero señala dos en los cuales podríamos pensar.

En primer lugar, tenemos el problema de la lectura. Es bien sabido los lamentables porcentajes de baja lectura y comprensión que tenemos en nuestro país. Esto no excluye del problema a los cristianos protestantes pues es muy fácil de comprobar que al preguntarle a un protestante promedio ¿Qué estás leyendo de la Biblia? Te va a responder que “algo de aquí” o “algo de allá” pero con ninguna claridad lo cual es un indicativo de que no lee la Biblia de forma sistemática. Así que si tenemos problemas con leer el libro vivo ¿Qué nos hace pensar que leeremos otros libros? Hay muchas personas que a veces dicen que les gustaría que sus hijos pudieran leer ¡Pero ellos mismos como padres ni siquiera leen! Otros se excusan en cosas tan simples como “no me gusta leer” o “me quedo dormido cuando leo” a lo cual me gustaría decirles que ojalá les pasara lo mismo viendo películas o largas series de la cuales hablan con un gran entusiasmo.

En segundo lugar, hemos perdido la ley natural. La ley natural fue algo muy común en todas las tradiciones cristianas (romanas, ortodoxas y protestantes) pero por razones que no puedo entrar ahora se perdió en el protestantismo hasta el punto de verse como una doctrina que es contraria al protestantismo. Sin embargo, esta doctrina es muy importante porque nos ayuda a valorar la “verdad, belleza y bondad” que podemos encontrar en toda la creación de Dios. Por ejemplo, en las Escrituras podemos encontrarnos a Pablo citando a autores paganos porque sabía que “toda verdad es verdad de Dios” y que ella se puede apreciar incluso en la literatura no cristiana. Si uno hace un breve recorrido por la patrística, los teólogos medievales y los teólogos protestantes clásicos podrá encontrar con relativa facilidad abundantes citas de Sócrates, Aristóteles, Platón, Homero, Seneca, etc. La razón es porque los cristianos al creer en la ley natural les permite ver lo que bueno, bello y verdadero que hay en literaturas no cristianas. Es por eso que John Senior pudo cautivar a sus alumnos pues les citaba filosofía, novelas, poesía, arte, música y les mostraba como todo esto conducía a Dios, pero cuando no tienes la ley natural de tu lado simplemente te vuelves dualista. Piensa por un momento ¿Cuántos cristianos leen novelas, poesía, filosofía? ¿No es acaso que muchos han sido enseñados que estas cosas son del “mundo”? Es por esto que John Senior puede ser un buen referente a la hora no solo de conocer la ley natural, sino que aplicar la ley natural a nuestros propios contextos pues solo así podremos salir de la muerte de la cultura cristiana a la restauración de la cultura cristiana.



[1] https://infovaticana.com/2018/04/16/john-senior-un-hombre-excepcional-que-toco-la-vida-de-muchos/

[2] https://www.amazon.com/-/es/John-Senior/dp/8417407480

[3] https://www.amazon.com/-/es/JOHN-SENIOR/dp/8417407081


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