Pensar el mundo a través de las Escrituras...

miércoles, 22 de agosto de 2018

El poder de la lengua (Santiago 3:1-12)





Una de las primeras falsas enseñanzas que escuche cuando recién me convertí en Cristiano fue la idea de que lo declaras con tu boca tiene poder[1]. Por tanto yo podría declarar que quería ciertas cosas y debido a que mi boca tenia poder eso podría cumplirse si tenía “fe”. Esto podía llegar a extremos ridículos de no poder decir que “estas enfermo” porque estas declarando enfermedad para tu vida. Ninguna de estas enseñanzas tiene un sustento bíblico, pero esto no significa que nuestras palabras no tengan ninguna importancia o no tengan ningún impacto positivo o negativo según lo que decimos. Vivimos en una cultura llena de información donde las personas no tocan conciencia del uso adecuado de sus palabras, cada una de las personas puede decir lo que quiera en nombre de la libertad de expresión, pero nosotros como cristianos debemos ser sabios en el uso de estas palabras. El libro de Proverbios tiene mucho que decirnos a ser sabios que debemos ser en el uso de nuestras palabras.

“En las muchas palabras no falta pecado; más el que refrena sus labios es prudente” Proverbios 10:19

“Los labios del justo saben hablar lo que agrada; más la boca de los impíos habla perversidades” Proverbios 10:32

“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina” Proverbios 12:18

“Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos” Proverbios 16:24

Como podemos ver las Escrituras nos advierten del uso adecuado, sabio y prudente de las palabras es por eso que se afirma radicalmente que “La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y el que la ama comeré de sus frutos” (Proverbios 18:21) Las palabras que edifican traen “vida” pero las palabras necias son pecaminosas y por tanto traen “muerte”.

Santiago 3:1-2 No os hagáis maestros

El apóstol Santiago retoma un tema que él había abordado en el capítulo 1 de esta carta en donde había dicho que el hombre debe ser “pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” (1:19) y que “Si alguno se cree religioso entre vosotros y no refrena su lengua, sino que engaña a su corazón, la religión del tal es vana” (1:27) Pero ahora se va a dedicar a explicarlo de forma mucho más detallada. El tema trata del poder que tienen las palabras, lo que decimos puede ser usado para edificar o para destruir. Es por eso que el Apóstol Santiago aborda en primer lugar aplicándolo a los maestros, pues ellos son quienes más usan las palabras a la hora de enseñar y pastorear. El comienza hablando en el tono pastoral que lo caracteriza al decir “hermanos míos” (Stgo 1:2; 19; 2:1; 14). El llamado es a que no todos se hagan maestros porque recibirán mayor condenación. “No pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad” (NVI) “no muchos deberían llegar a ser maestros de la iglesia, porque los que enseñamos seremos juzgados de una manera más estricta” (NTV)

Recordemos que Santiago está escribiendo a una comunidad judía en donde se valoran mucho los maestros (Rabies) Un rabí era un persona sabia y respetada por la comunidad por tanto había muchos que les gustaba ser llamados maestros solamente por vanagloria (Mt 23:5-6) y probablemente muchos querían autonombrarse maestros en aquel lugar para ser respetados y conocidos por todos. Pero Santiago advierte la seriedad que significa ser maestros pues si los cristianos que no son maestros van a ser juzgados por todo lo que dicen (Mt 12:26) imagínense los maestros. Por tanto el autonombrarse maestros sin ser tener un llamado genuino del Señor ni ser reconocido por una iglesia local que confirme ese llamado es totalmente peligroso. Ya desde el Antiguo testamento podemos ver ejemplos de falsos maestros que engañan al pueblo por medio de palabras mentirosa. Jeremías 14:14

“Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni los mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón profetizan”

El Apóstol Santiago da como advertencia que aquellos que son maestros falsos (autonombrados) o verdaderos serán juzgados por todo lo que enseñan o afirman. Y esto no es solamente las enseñanzas oficiales (pulpito) sino también con todos los consejos o palabras que ellos den, por esto mismo es que posee tanta seriedad la enseñanza. Pero la advertencia de Santiago va mucho más allá pues nos dice que incluso no siendo falsos maestros que abiertamente decimos palabras mentirosas de igual manera podemos ofender a nuestros hermanos. Un verdadero maestro también puede ofender a las personas y la razón de ello es porque simplemente somos pecadores y todos hemos ofendido a alguna persona con nuestras palabras. Santiago nos dice que si nunca ha ofendido con sus palabras entonces el sería un “varón perfecto” ¿Quiere decir esto que si alguien controla su lengua sería totalmente perfecto? Algunos comentaristas optan por creer que se refiere a una persona que puede llegar a estar sin pecado, pero que esto no sucederá en esta vida. Otros piensan que se refiere a la madurez espiritual que una persona puede adquirir cuando controla la lengua[2] (Stgo 1:4) Pero cualquiera sea la opción que se tome la idea es que quien logrará controlar su cuerpo podría controlar todo su cuerpo. Por el contexto de la carta sabemos que habían muchas murmuraciones y juicios pecaminosos contra los hermanos (Stgo 4:11-12)

Por tanto las preguntas que podemos hacer son ¿Usamos nuestras palabras para prácticas pecaminosas como la murmuración y el juicio contra nuestros hermanos o  hacemos un uso sabio  y adecuado de nuestras palabras para la edificación del cuerpo de Cristo? ¿Somos personas de muchas palabras donde no falta el pecado o somos sabios en el uso adecuado de nuestras palabras? ¿Somos creyentes que dominamos nuestras palabras para hablar lo que agrada al Señor y no usándolas para hablar perversidades? ¿Son nuestras palabras el reflejo de la vida cristiana que trae edificación y medicina al hermano o son golpes de espada que golpean al hermano hasta destruirlo? Sabemos que de la abundancia del corazón habla la boca (Mt 12:34)

Santiago 3:3-5 Tres ilustraciones de la lengua

El apóstol Santiago ahora quiere ilustrar el uso de la lengua por medio de tres ilustraciones: el freno de los caballos, el timón del barco y el fuego. Las dos primeras son positivas y muestran como nosotros debemos controlar la lengua y la tercera es negativa y muestra como se puede destruir por medio de la lengua.

La primera ilustración de los caballos con riendas o frenos era muy usada en el mundo del medio oriente y por tanto conocidas por la mayoría de las personas[3]. Aun para nosotros quienes no hemos usado caballos es fácil de imaginar como el bocado o freno que se le pone a un caballo va a dirigirlo. Pero ¿Qué pasaría si no tuviéramos un bocado o un freno sobre el caballo? El caballo se volvería loco haciendo daño a quien lo monta y probablemente a quienes están cerca. De la misma manera que si no controlamos la lengua ella puede el bocado o freno podemos hacernos daño a nosotros mismos y los demás hermanos. ¿Hay visto a esas personas que dicen yo siempre digo lo pienso y no me importa lo que otros piensen sobre eso? Ese tipo de personas son poco sabias y son como una yegua suelta que hablan sin pensar y hacen daños a otras personas. Por tanto debemos ser como el Salmos 32:1 que dice:

“Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esta delante de mi”

La segunda ilustración es la de los barcos (Naves). Se dice que los judíos siempre le tuvieron respeto al mar porque ellos nunca fueron un pueblo marítimo[4]. Aunque esta nave o barca es movida por los grandes y fuertes vientos y por el oleaje feroz del mar el hombre puede dominar la nave por medio de un pequeño timón que puede dirigir la dirección del barco. Cuando un barco en el mundo antiguo perdía el control era casi imposible salvarse por lo que perdía toda esperanza de vivir como sucedió con el naufragio de Pablo dirigiéndose a Roma (Hechos 27:13-20) Así mismo es una lengua sin control, es como un barco descontrolado sin timón que va directamente al naufragio, o sea a la destrucción y muerte.

La tercera ilustración es la del fuego y es usada de forma negativa. Santiago comienza diciendo que la lengua es un miembro muy pequeño y sin duda tenía razón ya que mide aproximadamente 10 centímetros,[5] pero siendo tan pequeña ella se jacta de grandes cosas “Hace alarde de grandes hazañas” (NVI) “Que pronuncia grandes discursos” (NTV) Es la lengua arrogante a lo que llevaba a estos hermanos de esta iglesia a jactarse y mentir contra los demás (Stgo 3:14) Es la lengua arrogante la que llevada a los corintios a jactarse para decir  “Yo soy de Pablo” “Yo soy de Apolos” (1 Cor 1:12) o para decir “Yo tengo estos dones” u “Yo tengo estos otros” (1 Cor 12)  Es la misma lengua la que hoy día lleva a personas a decir “Yo estudie esto” “Yo estudie aquello” Simplemente manifestando una vanagloria por lo que tienen o lo que son. El apóstol Santiago nos dice que esta pequeña lengua puede encender enorme incendio forestal. Seguramente todos recordamos el “gran incendio de Valparaíso” ocurrido el 2014 el cual dejo 2.900 viviendas destruidas, 12.500 personas damnificadas y 15 personas fallecidas[6]. Este fue el incendio más grande de la historia de Chile debido a la magnitud de su destrucción, pues así mismo es la lengua cuando esta descontrolada. Ella comienza con una pequeña chispa pero luego se expande como un gran fuego devorador que destruye todo. En las Escrituras tenemos varios ejemplos de murmuración para poner en cuestionamiento la integridad o autoridad de la persona. Por ejemplo tenemos el caso María y Aarón que murmuran contra Moisés para cuestionar su integridad y autoridad (Num 12:1) contra Jesús murmuraron que el había nacido en fornicación para poder desacreditar su mensaje (Jn 8:41) así como también a Pablo lo acusaban de aprovecharse de los creyentes y así desacreditar sus enseñanzas (1 Cor 9:3)  Es por eso que las Escrituras llaman a que contra toda persona, incluyendo los ancianos se deben presentar dos o tres testigos (Mt 18:16; 1 Tim 5:19)

Jonathan Leeman en su libro la disciplina de la iglesia[7] cuenta la historia de una mujer llamada Ana que había sido parte de una iglesia sin membrecía por muchos años y cuando el nuevo pastor llega ve la necesidad de establecer una membrecía bíblica. Aunque toda la iglesia lo acepto sin problemas Ana y su marido no lo aceptaron y comenzaron a acumular resentimiento. Entonces un día Ana vio al nuevo pastor de la iglesia conversando y riendo con una mujer joven que no era su esposa en el supermercado y por tanto dedujo que el pastor tenía una aventura amorosa con esta mujer. Ana comenzó a esparcir el rumor hasta que llego a los ancianos de la iglesia los cuales le preguntaron si tenía pruebas de ello y ella dijo que no, entonces le pidieron que se arrepintiera del rumor y pidiera perdón al pastor por este pecado a lo que ella no accedió y siguió expandiendo el rumor.  Debido a la insistencia de Ana de murmuran con los hermanos sobre esto, finalmente ella fue simplemente tratada como una falsa conversa y se le prohibió tomar la cena (ya que no era miembro)

Casos así vamos a enfrentar como iglesias donde la murmuración comienza sutilmente pero luego se expande por toda la iglesia como un fuego. Vivimos en una cultura donde el “chisme, la murmuración y el pelambre” son cotidianos pero nosotros como cristianos no podemos permitirnos participar en esos pecados menos cuando se trata de miembros de la iglesia a la cual pertenecemos. Si nosotros tenemos alguna cosa que decirle a un hermano, ve y díselo cara a cara como ordena la Escritura (Mt 18:16) hablar mal de una persona (sea hermano o no) es pecaminoso ya es que es usar nuestra lengua como un fuego que destruye todo. Como cristianos debemos incluso rechazar cuando una persona viene a murmurarnos sobre otras personas si no hay hablando con aquella persona sobre el asunto. ¿Por qué hablar, murmurar o comentar sobre un hermano cuando uno puede preguntárselo en persona? Tal práctica debe ser eliminada de nuestra vida.

“El que anda en chismes descubre lo secreto; mas el espíritu fiel lo guarda todo” Proverbios 11: 13

Santiago 3:6-8 La destrucción de la lengua

El apóstol Santiago ahora aplica la ilustración de la lengua como fuego y muestra todo el daño y destrucción que puede producir. Después decirnos que es un fuego nos dice que “un mundo de maldad” porque 1) La lengua contamina nuestro ser. Lo que la lengua hace es que como es parte de todos los miembros de nuestro cuerpo, contamina todo nuestro ser con lo que afirma. Es por eso que Jesús afirmo que “Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre” (Marcos 7:20) Cuando te mantienes murmurando, pelando o hablando mal del alguien simplemente estás practicando el pecado y eso diría que tú no eres salvo porque un cristiano peca pero no practica el pecado (1 Juan 1:6)

 2) porque es una actitud del Satánica (del infierno) Luego nos dice que “inflama la rueda de la creación” que literalmente significa “el circulo de la vida”, en otras palabras significa que la contaminación de este pecado no le afecta solamente a el personal sino que se puede expandir por medio de las demás personas y contaminarlas. Por ejemplo si una persona te comienza a decir que tal persona es mentirosa, entonces tú ya no la vas a mirar con los mismos ojos sino que vas a estar pensando que si realmente es mentirosa. Ese comentario que aquella persona te dio (con o sin fundamento) ahora te ha contaminado a ti para pensar mal. Además nos dice que la lengua pecaminosa es “inflamada por el infierno” o sea que es “encendida o prendida por el fuego del infierno”. La palabra infierno aquí es una traducción de la palabra griega “Gehenna” (o valle de Hinon) que era el lugar de la época que se conocía como el vertedero donde se quemaban los desperdicios y donde el fuego estaba prendido todo el tiempo. Jesucristo lo uso varias veces como ilustraciones del infierno eterno (Mt 25:46). Lo que nos quiere decir Santiago es que usar nuestra lengua de esta manera es una actitud Satánica. ¿Por qué? Porque cuando se murmura se miente sobre la persona y Satanás es el padre de mentira (Jn 8:44) Satanás es quien acusa a los escogidos de Dios delante del Padre de todas las cosas (Zac 3:1-2) mientras que Jesucristo es nuestro abogado delante del Padre (Jn 2:1)

Santiago como buen judío recuerda la creación del Señor en Génesis 1:26-28 y el mandato de dominar la creación (sojuzgar, señorear) y nos dice que el hombre debe y puede dominar a toda bestia, ave, serpientes o seres del mar. El hombre en gran medida ha dominado durante la historia de la humanidad a toda la creación sometiéndolas para sus propósitos. Pero hay algo que no ha podido dominar y esto es su lengua. La lengua es un “mal que no puede dominarlo” es un veneno mortal que hace daño. El salmo 140:3 describe a la lengua de los hombres como una serpiente que contiene veneno ¡Así se malvado e incontrolable es la lengua del pecador!

Lo más impresionante de esto no es que el mundo le agrade estas prácticas ya que el mundo está enceguecido con el dios de este mundo (2 Cor 4:4) lo más impresionante es que cristianos les parezca interesante “disfrutar de esta práctica viendo programas que se dedican a esto” ¿Cómo podríamos como hijos de Dios participar en tales obras de la tinieblas? Más bien no deberíamos alejarnos de aquellos programas que difunden tales cosas. Así como también en nuestros trabajos es inevitable que se formen rumores de ciertas personas nosotros como cristianos debemos evitar tales prácticas porque son Satánicas. Como cristianos debemos aprender y entrenarnos en el uso sabio de nuestra lengua para evitar estas prácticas. Nuevamente el libro de Proverbios nos provee de muchos consejos sabios:

“El hipócrita con la boca daña a su prójimo; Más los justos son librados con la sabiduría” Proverbios 11:9

“El que guarda su boca guarda su alma. Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad” Proverbios 13:3

“Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus labios es entendido” Proverbios 17:28

Las personas que afirman decir lo que piensan simplemente y hacen daño a su prójimo son simplemente hipócritas. Como cristianos debemos guardar con sabiduría nuestras palabras para no dañar al prójimo.

Santiago 3:9-12 La lengua para bendición o maldición

El apóstol Santiago hace que pensemos si acaso tiene sentido por un lado alabar al Señor y por el otro lado maldecir a nuestros hermanos que han sido creados a imagen y semejanza de Dios (Gen 1:27) Todas las personas tienen dignidad debido a que poseen la imagen de Dios por tanto ¿Tiene acaso sentido decir que amo a Dios sin embargo maldigo a mi prójimo?  La relación con Dios se refleja en el trato que le damos a los demás hombres, pero específicamente a nuestros hermanos (1 Jn 3:10-11) Santiago nos dice que no es posible que de la misma boca procedan bendición y maldición ¿Por qué? Porque Jesús y los demás apóstoles nos enseñaron que así debe ser:

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” Mateo 5:44

“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis” Romanos 12:14

“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” 1 Pedro 3:9

Cuando hablamos mal de los demás de forma pecaminosa los estamos maldiciendo porque estamos denigrando a la persona.[8] Por tanto esto no es algo que los cristianos debamos hacer. Para concluir Santiago provee 3 ilustraciones con preguntas retoricas para que los judíos pensaran al respecto. El ejemplo del agua dulce y amarga, el ejemplo si la higuera puede producir aceitunas o si la vid puede producir higos obviamente tiene como respuesta que no. Es si nos preguntaran ¿Puede un cristiano vivir practicando la murmuración? ¿Puede un cristiano vivir practicando el chisme? ¿Puede un cristiano vivir juzgando a los hermanos todo el tiempo? Las respuestas obvia es que no, un cristiano puede caer en estos pecados, pero un cristiano no puede vivir todo el tiempo practicando este tipo de pecados.

La gracia en la boca de Jesús

Todos alguna vez hemos murmurado sobre algo o alguien sin saber lo suficiente y hemos pecado ante el Señor. La razón de eso es porque lo que decimos refleja el corazón que nosotros tenemos, un corazón pecaminoso. Pero en cambio podemos observar de forma profética como de nuestro Salvador Jesucristo solo brotaban “palabras de gracia”. Salmos 45:2

“Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramo en tus labios”

Las palabras Jesucristo siempre estuvieron llenas de gracia porque el traía la salvación por gracia y verdad (Jn 1:14) todos los que hemos pecado con palabras vanas palabras arrepintámonos y volvamos al Señor de las palabras de vida.





[1] https://contralaapostasia.com/2013/04/19/declara-confiesa-en-positivo-esto-es-biblico/
[2] Comentario Mundo Hispano de Santiago. Página 174. William Hendriksen Comentario de Santiago. Página 94. Comentario NVI de Santiago. Página 212.
[3] Craig Keener. Comentario Cultural del Nuevo testamento. Página 691
[4] William Hendriksen. Comentario a Santiago. Pagina 96.
[5] https://www.terra.com.br/vida-e-estilo/saude/salud-bucal/cuanto-mide-la-lengua-esa-y-otras-curiosidades,cb855d1b0a36c290e47cc65f744d0be4jsw5yfoz.html
[6] http://www.foxnews.com/world/2014/04/13/forest-fire-destroys-at-least-150-homes-sparks-evacuations-in-chilean-city.html
[7] Jonathan Leeman. La disciplina de la iglesia. Páginas 127-132.
[8] http://dle.rae.es/srv/fetch?id=O0XKKDz

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