Pensar el mundo a través de las Escrituras...

martes, 19 de enero de 2016

La Biblia y el Estado

Estudiar una confesión de fe es bastante beneficioso para los creyentes de la congregación, ya que les ayuda a entender de forma sistematizada que es lo que creen. Pero no solamente les ayuda a ellos, sino que también ayuda a quien expone a profundizar más en lo que las Escrituras enseñan en algún tema en particular. Esto ha sido lo que me ha sucedido cuando he llegado a la sección “Las autoridades civiles”  de la confesión bautista de 1689.  Sin duda nuestra confesión es distinta a la visión que expone la confesión de fe de Westminster respecto a las autoridades civiles. Por eso mismo es que el teólogo presbiteriano Charles Hodge en su comentario a la confesión de Westminster puede hacer comentarios como este:

“Porque como Gobernador providencial del mundo, Dios usa del gobierno, como de un instrumento para promover los grandes fines de la redención y para el establecimiento de su reino en este mundo[1]


Sin duda podemos afirmar que el gobierno ha sido providencia de Dios (parte del decreto permisivo de Dios) pero afirmar que Dios ha usado el gobierno para “promover los grandes fines de la redención y para el establecimiento de su reino en el mundo” es desconocer lo que las Escrituras enseñan sobre el Estado. Gran parte del problema de esta visión, que es popular entre el mundo evangélico y reformado por igual, es porque solamente toman Romanos 13:1-5 y 1 Pedro 2:13-14 de forma aislada. Es sabido que para interpretar cualquier pasaje de las Escrituras debemos tomar todo el consejo de Dios revelado en su santa palabra. Entonces ¿Qué nos dice la Biblia sobre el Estado?. Para comenzar sería bueno hacer una distinción entre “gobierno” y “Estado”. El gobierno son las personas que dirigen una nación (Generalmente por un cierto tiempo) según una Ley establecida. Por ejemplo en los primeros 7 libros de la Biblia vemos distintos gobiernos en el pueblo de Israel. No hay un Estado centralizado que les dice a los pueblos como deben guiarse en sus vidas. Simplemente ellos son gobernados por la palabra de Dios, o sea por Dios. Este es por supuesto el caso de Israel, ya que las otras tribus o “naciones” son gobernadas por las supuestas leyes dadas por sus supuestos dioses. El Estado en cambio es un ente abstracto, que tiene una visión de vida y por esa visión de vida gobierna a una nación. Por tanto gobierno y nación no son lo mismo necesariamente, pero cualquier manera, para no confundir, usaré el término intercambiablemente. En la Biblia no existe un Estado centralizado que “gobierna” a las personas para el “bien público”. Todo esto cambia cuando llegamos a 1 Samuel Capitulo 8, donde esta la primera implementación del Estado. Conocemos la historia: El pueblo de Israel solicita un rey para que los gobierne, abandonando así el gobierno que Dios para con ellos. Pero Dios les dice cuales serian las consecuencias de escoger a un rey:

Samuel comunicó entonces el mensaje del Señor a la gente que le estaba pidiendo un rey. 11 Les explicó:
—Esto es lo que hará el rey que va a ejercer el poder sobre ustedes: Les quitará a sus hijos para que se hagan cargo de los carros militares y de la caballería, y para que le abran paso al carro real. 12 Los hará comandantes y capitanes, y los pondrá a labrar y a cosechar, y a fabricar armamentos y pertrechos. 13 También les quitará a sus hijas para emplearlas como perfumistas, cocineras y panaderas. 14 Se apoderará de sus mejores campos, viñedos y olivares, y se los dará a sus ministros, 15 y a ustedes les exigirá una décima parte de sus cosechas y vendimias para entregársela a sus funcionarios y ministros. 16 Además, les quitará sus criados y criadas, y sus mejores bueyes y asnos, de manera que trabajen para él. 17 Les exigirá una décima parte de sus rebaños, y ustedes mismos le servirán como esclavos. 18 Cuando llegue aquel día, clamarán por causa del rey que hayan escogido, pero el Señor no les responderá.


El rey o reyes que iba a tener el pueblo de Israel simplemente los oprimirían con imposición militar, con trabajo extra, les robaría a sus hijas, les robaría sus tierras, les cobraría altos impuestos para dárselas a los suyos, etc. En sencillas palabras, la elección de un rey, le traería mucha opresión al pueblo de Israel por medio del robo. ¿No es acaso esto lo que paso en los reinos del norte y el sur? Los 20 reyes que tuvo el reino del norte no hubo ningún buen rey y de los 20 que tuvo el sur, podríamos decir que solo 10 fueron “buenos”. O sea de los 40 reyes que tuvo el reino dividido 30 fueron malos y tan solo 10 fueron tal “buenos”. Esto indica que el Estado en general en las Escrituras es malo. Si pensamos en el Nuevo testamento la situación es peor, el Imperio Romano era quien gobernaba en aquella época ¿Podríamos decir que fue un buen Estado? A la luz de todo esto ¿Cómo podemos afirmar que el Estado existe para promover los grandes fines de la redención y del reino de Dios en el mundo? Si pensamos en los Estados del siglo XX la situación es aún peor, ya que los Estados marxistas asesinaron a millones de personas, restringieron la libertad y la libre expresión. El Estado sin duda ha sido instrumento de Dios, como todo en la creación, pero han sido mayormente para juzgar al mundo  y no para “promover” el reino de Dios.


Entonces ¿estaban locos Pablo y Pedro cuando escribieron estas palabras, pensando que ellos estaban bajo el imperio del sanguinario Nerón? Pues no, no lo estaban. Ellos escribieron estos mandatos para someterse al Estado no de forma absoluta, sino de forma condicional. De la misma manera que el mandato a someterse de la esposa al marido es condicional, ya que si el marido ordena algo que es pecaminoso a la esposa, ella no debe someterse. Respecto al Estado es similar, nosotros nos sometemos al Estado solamente cuando el Estado está promoviendo algo que no es contrario a la voluntad de Dios. No podemos someternos a llamar “matrimonio” a la unión entre homosexuales o a estar a favor del aborto. La idea de algunos cristianos de someterse a todo lo que dice el Estado es una mala interpretación de este pasaje. (Además de peligrosa) Por ejemplo hay iglesias que creen que el 18 de Septiembre debe cantarse el himno nacional en el culto porque “deben honrar a nuestras autoridades o nuestra nación” eso es francamente un error. Otros dicen que si uno no participa de las votaciones de nuestro país esta deshonrando a Dios (lo cual sería pecado). Otros cristianos creen que tenemos que rendir cuenta al Estado por el dinero de nuestra iglesia porque eso dice “la ley”. Todos estos ejemplos prácticos muestran como la interpretación de Romanos 13, es torcido para decir que nosotros debemos someternos a toda ordenanza del Estado. Por supuesto esto no significa que debemos ser revolucionarios o armar una campaña contra el Estado, sino que debemos ser sabios en este tema y someternos al Estado porque Dios lo ordena. Pero también debemos ser cuidadosos en creer que esto significa someterse a todo mandato del Estado de forma acrítica. Sin duda debemos cuestionar algunas cosas que el Estado promueve y en nuestra libertad de conciencia debemos determinar si someternos o no (como por ejemplo pagar altos impuestos que sabemos que van para promover una visión falsa y satánica del matrimonio o del sexo)


Ahora, es importante preguntarse ¿Cuál es entonces el Rol del Estado en la Biblia? En la Biblia vemos que el Estado debe tener una política reactiva o defensiva. Esto quiere decir que el gobierno debe preocuparse de proteger la vida, la propiedad y la libertad de las personas. En la Biblia tenemos ejemplos de estas 3 cosas. Las personas que le quitaban la vida a otros debían pagar con la suya (Gen 9:6). El asesinato debe pagarse con pena de muerte (Ex 21:12) El robo en la Biblia igual está claramente condenado, pues atenta contra la propiedad de otro. Fíjense que dos de los 10 mandamientos están relacionados con ello. “No robaras” (Ex 20:15) robar obviamente es atentar contra la propiedad privada de otro. “No codiciaras la casa de tu prójimo ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de su prójimo” (Ex 20:17) codiciar, es el deseo de querer adquirir lo del otro, ya sea por engaños o por la fuerza. Las personas que le robaban a otros de su propiedad debían pagar con los robaban, o sea restituir lo robado (Ex 22:1) La libertad de las personas igual es algo común en las Escrituras. Hacer negocios (ningún Estado regulo a Abraham, Job) o educar a sus hijos con plena libertad siempre y cuando sea según la voluntad de Dios (Dt 6:6-9).  ¿De dónde hemos sacado que el Estado debe regular nuestros negocios, imponernos su curriculum (pagano) en la educación de nuestros hijos, y darnos supuesta salud “publica y calidad”? Todas estas ideas no están por ninguna parte en las Escrituras. ¿De dónde provienen entonces? Proviene de la visión humanista del marxismo.


La mayoría de los cristianos en Latinoamérica serian realmente sorprendidos si supieran que la mayoría de las cosas que “creemos” sobre el Estado o las políticas públicas, es una agenda pagana contraria a las Escrituras. La raíz del problema proviene de pensar que necesitamos como cristianos un “Estado de Bienestar”. ¿Qué es un Estado de bienestar? El estado de bienestar un estado que provee los servicios en cumplimiento con los derechos sociales de una nación. Esta teoría supone que los derechos sociales de los ciudadanos son el derecho a la alimentación, educación, salud y vivienda. ¿Pero son estos “derechos sociales” algo que revela el Señor en su palabra? Para nada. Es más el Estado de bienestar está basado en un supuesto igualitarismo marxista utópico. El Estado de bienestar está basado en el robo legalizado, le cual se lleva a cabo mediante altos impuestos a los ciudadanos. Para que estos impuestos no se noten, ellos llevan distintos nombres “bienes raíces”, “contribuciones”, “permisos”, “deberes”, “aranceles”, “multas”, “peajes”, “citaciones”, etc. Estos nombres son solo eufemismos para ocultar lo que realmente son: un robo. El Estado justifica este robo argumentando que él le provee cosas a las ciudadanos como “salud  pública”, “educación gratis” “subsidios de casa”, etc.  Pero en el fondo lo único que se logra a través de este Estado de bienestar es crear un grupo de burócratas que se enriquecen a costa de los altos impuestos de los ciudadanos,  y los servicios que producen son muy malos, ¿Recuerdan lo que decía 1 Sam 8, no es acaso exactamente lo que pasa hoy respecto al Estado? ¿Acaso no es algo evidente que el Estado roba  nuestras cosas con altos impuestos? ¿Qué chileno puede decir sinceramente que tenemos una salud, educación o casas de calidad? Generalmente nos damos cuenta que lo provee el Estado es miserable. Ningún cristiano debería recibir tales “beneficios” del Estado”, por el simple hecho de que provienen de dinero robado. El recibir estas cosas del Estado es pecaminoso, por lo que ningún cristiano debería estar involucrado en ello.


El Estado para muchas personas es el verdadero salvador de sus vidas, el mesías que viene a “liberarlos” de la injusticia del mundo. La agenda del Estado es el reino de Dios para el mundo. Por eso mismo muchos adoran al Estado de forma a crítica sin cuestionar sus mecanismos de adquirir el dinero para “proveer los servicios” (Salud, educación, casas).  Realmente es sorprendente ver como muchos cristianos sin darse cuenta viven en una cultura pecaminosa y adoran al Dios pagano de este siglo llamado “Estado de bienestar”.




[1] Charles Hodge. Comentario a la confesión de Westminster. Pág. 273.  
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