Pensar el mundo a través de las Escrituras...

miércoles, 12 de junio de 2019

Jesús y los derechos Mateo 5:38-42



En la historia de la humanidad han existido muchos momentos en donde se han violado los “derechos humanos” de las personas en guerras, asesinatos, persecuciones etc. Es por eso que en Abril del año 1945 se reunieron 51 delegados de distintas naciones para formar lo que se conoce como las “Naciones Unidas[1]”. Tres años después de la formación de esta organización mundial la comisión redacto un documento conocido como la “declaración universal de los derechos humanos[2]”. Esta declaración buscaba que las personas fueran respetadas en su dignidad, derechos, libertad y seguridad. Articulo 1 y 3[3]

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de  razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”

“Toda individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”

Podemos decir que estos derechos como libertad, dignidad, derechos, libertad y seguridad son buenos porque tienen gran influencia del cristianismo aunque no lo reconozcan pero a la vez podemos decir que aunque es una declaración internacional ella no es obedecida en todo el mundo y nunca lo será debido a que vivimos en mundo caído donde se cometen todo tipo de injusticia. En la historia de nuestro país hemos enfrentado momentos en donde los derechos humanos han sido violados por diversos sectores políticos pero que en la actualidad se han transformado en un discurso recurrente de las personas para avalar sus “derechos humanos”. Por ejemplo cuando se discute sobre el aborto se usan los “derechos humanos de la mujer” para argumentar, cuando se discute el matrimonio homosexual o la adopción homosexual se usan los “derechos humanos” para argumentar tal parece que poner cualquier discusión en “derechos humanos” se convierte en una mantra con la cual toda discusión se termina. Esta tendencia de convertir todo en derechos humanos se ve con claridad en la vida de las personas las cuales siempre están reclamando “sus derechos”. Si hasta tenemos un cristianismo formado por esta mentalidad que “declarada” y “decreta” sus derechos como hijo de Dios. Pero como siempre el cristianismo es contrario a las enseñanzas del Mundo Jesús nos mostrara por medio de estas enseñanzas que no se trata de “nuestros derechos” sino se trata de la “negación de ellos” para vivir conforme a su voluntad. Para interpretar correctamente los pasajes que siguen hay que recordar que Jesús no había venido abolir la ley o los profetas sino a cumplir. Él había venido a decirle a sus seguidores que él esperaba una justicia en ellos mayor que la de los fariseos y escribas (Mt 5:17, 20) esa justicia era la del corazón. Por eso no era suficiente la obediencia de la ley de forma externa, sino que era necesaria la obediencia del corazón (Mt 5:22, 28, 32, 34)

Ojo por ojo diente por diente; No resistan al que es malo. Mateo 5:38-39

Al igual como en las otras ocasiones Jesucristo quiere corregir lo que las personas han “oído” respecto a la interpretación de la ley de Dios que los rabinos han trasmitido al pueblo. Los rabinos habían enseñado que se debía pagar “ojo por ojo y diente por diente” los ataques personales que se hacían contra las personas pero ¿Enseñaba esto esté versículo? Este texto se encuentra tres veces en el Antiguo testamento en Éxodo 21:23-25; Levítico 24:19-20; Deuteronomio 19:21

“Pero en caso de muerte, se pagara vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe”

“Al que hiera a su prójimo se le infligirá el mismo daño; rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente. Según el daño que cause a otro, será el daño que recibirá”

“No tengas compasión de nadie. Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie”

¿Qué significaban estos pasajes? Si uno revisa el contexto de cada uno de estos pasajes se dará cuenta que estos mandatos no fueron dados para la venganza personal sino que fueron dados para impartir justicia por medio de los jueces a la hora del castigo justo. Dios había dado estos mandatos exactamente porque el riesgo de la venganza personal es algo muy vivo en el corazón de los seres humanos caído debido al pecado que vive en nosotros. La venganza personal estaba condenado en las Escrituras. Levítico 19:18; Proverbios 20:22

“No te vengues, ni guardes rencor contra los hijos de tu pueblo”

“Nunca digas: ¡me voy a vengar! Mejor deja que el Señor lo haga por ti!

Por tanto los rabinos habían tomado esta parte de la ley y la habían distorsionado complemente de su sentido original para avalar la venganza personal. Es interesante que aun algunas personas en nuestra sociedad usen este versículo para justificar la venganza personal. Ahora hay que recordar que el Nuevo testamento sigue el mismo parámetro ya que Dios nos prohíbe vengarnos personalmente pero deja que el gobierno civil pueda dar el pago adecuado al castigo. Romanos 12:19; Romanos 13:4

“No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actué la ira de Dios, porque está escrito: “Mia es la venganza, yo pagare dice el Señor”

“Pues la autoridad está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces si debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al servicio de Dios para darle su merecido al que hace lo malo”

Esta distinción que hace las Escrituras entre el no vengarse personalmente y la responsabilidad del gobierno civil que tiene de castigar al malo debe mantenerse para que no caigamos en errores de interpretación como lo hizo el famoso escritor ruso León Tolstoi (1828-1910) el cual interpreto todos estos mandatos como un llamado al pacifismo en donde no resistir al malo significaba que no existieran soldados, policías, jueces porque no debíamos resistirnos al mal.[4] En otras palabras que si alguien hace un mal contra mi o contra otro debo simplemente dejarlo porque no debo resistir al malo y poner la otra mejilla. Esta es sin duda una mala interpretación del pasaje al cual nos estamos refiriendo. Porque si por ejemplo yo soy alguien de las fuerzas armadas y uso armas si la ley de mi país lo permite y veo a alguien que está haciendo el mal es mi responsabilidad moral ante Dios actuar frente a esta persona porque eso es amar al prójimo. De igual manera si soy una persona común y corriente y veo que le están haciendo daño a otra persona o alguien de mi familia es mi responsabilidad moral ante Dios protegerla porque eso es amar al prójimo. Lo que Jesucristo quiere enseñarnos aquí es buscar renunciar a nuestros propios derechos, prestigio, intereses o dignidad. Es un llamado a la renuncia del “yo”.

Renunciando a mi dignidad Mateo 5:39

Como en las ocasiones anteriores Jesucristo corrige la interpretación de los rabinos diciendo que “Pero yo les digo: No resistan al que es malo” (RVC) Pero yo digo: No resistan a la persona mala (NTV) Pero yo les digo: No resistan al que le haga mal” (NVI). Jesús siendo el Dios encarnado tiene la autoridad para hacer esto (Mt 5:28-29) Lo primero que le dice Jesús es que no resistamos al malo en el sentido de vengarnos en nuestros conflictos personales que era como los fariseos interpretaban estos pasajes. Jesús no está enseñando que no nos opongamos al mal como interpretaba Tolstoi pues Jesús se opuso al mal que se practicaba en el templo (Mt 21:12: Jn 2:15) Pablo se opuso a la hipocresía de Pedro (Gal 2:11)  los miembros de la iglesia deben oponerse al pecado reprendiéndole o excomulgando de la iglesia (Mt 18:15-17; 1 Cor 5:13) y el gobierno civil debe oponerse al mal castigándolo (Rom 13:4; 1 Ped 2:13-14) Por tanto es obvio que no se refiere a resistir a todo el mal lo cual sería impracticable en la realidad.

Jesús para ilustrar su punto usa una ilustración que para los judíos del primer siglo tendría un claro sentido para ellos. Para los judíos un golpe en la mejilla era un algo insultante y humillante que atentaba contra la dignidad de las personas (Mt 26:67-68; Mc 14:65; Jn 18:22) En una cultura donde el “honor y la vergüenza” eran los valores máximos, la abofeteada en el rostro era la máxima vergüenza contra la persona y el trato más despreciable que se le podía dar[5]. Recordemos además que la parte “derecha” para los judíos era la parte más importante del cuerpo que ellos consideraban (Mt 5:30) Por tanto Jesús está diciendo que “si alguien quiere humillarte, despreciarte, tratar indignamente deja que lo haga, no solo una vez sino dos veces”. El escuchar esto de Jesús debe haber sido algo que dejo totalmente sorprendidos a los discípulos que escuchaban. Un ejemplo de ello fue un evangelista llamado Billy Fray el cual siendo minero borracho y dado a la vida desenfrenada se convirtió al Señor y cuando un hombre que odiaba a Billy sabiendo que se había convertido se acercó a Billy y lo golpeo y Billy simplemente no reacciono y dijo “Que Dios te perdone como yo te perdono” esto haría reflexionar al hombre y finalmente se convertiría al Señor. Otro ejemplo podemos verlo en el caso en el misionero Hudson Taylor estando a la orillas del rio le hizo señas a un bote para que lo llevara. En el bote había un hombre que no reconoció a Hudson y cuando el barco se estaba acercando lo empujo fuertemente y el cayo al barro. Hudson sin problemas se puso de pie y se subió al bote. Luego que aquel que lo había empujado reconoció que era Hudson se sorprendió mucho que él no haya hecho nada en su contra él y eso llevo a Hudson a explicarle lo que hay en el para poder comportarse de esa manera.[6] ¿Reaccionaríamos de la misma manera nosotros? ¿Seriamos capaces de realmente poner la otra mejilla en casos como estos? Los psicólogos dicen que la dignidad tiene relación con el “reconocimiento social, el autoestima, el respeto y la imagen propia.[7]” Con esto en mente podemos preguntarnos ¿Qué sucede en tu corazón cuando el reconocimiento social con otros es menguado o excluido? En otras palabras ¿Cuándo no eres aceptado en un grupo por supuestamente ser liberal o legalista? ¿Qué sucede en tu corazón cuando sientes que otra persona ha distorsionado “tu imagen” o tus palabras diciendo cosas que realmente no eres? ¿Te ofende?  ¿Qué sucede en tu corazón cuando te miran en menos, te miran como poco inteligente, hábil, capaz? ¿No es cierto que nos sentimos atacados? ¿No es cierto que nos sentimos menospreciados? ¿Y qué pasaría si Cristo nos dice: deja que esto sucede no solo una vez, sino dos veces? ¿Estarías dispuesto? Sino es así ¿Por qué no? ¿Qué hay en tu corazón? ¿Por qué proteges tanto tu dignidad? ¿No será que acaso tú “dignidad” descansa en obra tuyas y no en la obra de Cristo?

Renunciando a mis derechos Mateo 5:40

El segundo ejemplo de Jesús habla de quien quiera probar pleito por quitar la túnica hay que dejarle igual la capa. Este ejemplo nos habla de que las personas en el Imperio romano tenían una prenda interior (la túnica) y una prenda exterior (la capa) y que el pleito por cualquiera de ellas conducía al reclamo legal[8]. Las mismas Escrituras hablaban de esto. Éxodo 22: 26-27

“Si recibes como prenda el vestido de tu prójimo, deberás devolvérselo al ponerse el sol. Porque ¿Cómo podrá dormir, si eso es lo único que tiene para cubrirse? Y si el me pide ayuda, yo lo atenderé, porque soy misericordioso”

Aquí Jesús no está pensando en un robo de la ropa sino que cuando una persona debía dinero y no tenía con que pagar el tribunal pedía que se pagara con ropa. El tribunal podía exigir que dejara la  túnica pero no podía pedir que también dejara la capa, pero si alguien estaba realmente preocupado por no dejar con resentimientos a su adversario (por no poder pagar la deuda) era capaz de dejar la capa de forma voluntaria. Lo que Jesús está diciendo es que hay ocasiones en los cuales hay que renunciar a tus derechos con tal de glorificar a Dios. Hay que tener claro que Jesús no está diciendo que debes renunciar todo el tiempo a tus derechos pues hay ocasiones en los cuales debes usarlo por el bien del reino de Dios. Por ejemplo el Apóstol Pablo uso su derecho de ciudadanía romana para predicar el evangelio (Hechos 16:37) como también en otras ocasiones se negó a usar su derecho de ser sostenido por los hermanos para no provocar problemas (1 Cor 9:12) Pablo trata un asunto similar entre los hermanos de Corinto donde varios se estaban acusando unos a otros en los tribunales romanos reclamando sus derechos a lo que el Apóstol escribe. 1 Corintios 6:7

“Sin duda, ya es bastante grave que haya pleitos entre ustedes. ¿No sería mejor pasar por alto la ofensa? ¿No sería mejor dejar que los defrauden?

Tienen razón en que tienen derechos y que la otra persona puede estar equivocada pero en este caso en donde el testimonio del evangelio está en juego ¿No será mejor simplemente renunciar a tus derechos? Esto suena radical a nuestra mentalidad de “tienes derechos” pero pensemos en el ejemplo del misionero norteamericano Jim Eliott[9]. Jim Eliott fue un misionero que junto a otros hermanos fueron a la selva de Ecuador para predicar el evangelio al pueblo Huaorani. Como norteamericanos ellos usaban armas y podían usar el derecho de defenderse en el caso de un ataque del pueblo indígena, pero ellos desde el principio decidieron no hacer eso sino solamente disparar para asustarlos. Ellos fueron cruelmente asesinados por ellos dejando de lado no solo su derecho a la defensa propia sino su propia vida por predicar el evangelio. ¿Seriamos capaces de renunciar a todos nuestros derechos por predicar el evangelio? ¿Hay algún derecho como la propiedad, la seguridad, la estabilidad, la comodidad que defendamos tanto que no seriamos capaces de abandonar por el evangelio? Una de las cosas que no pensamos comúnmente es que los apóstoles se presentaban como “esclavos de Cristo” (Rom 1:1) Esto quiere decir que nosotros como cristianos somos esclavos del Señor. Somos esclavos por amor de su gran bondad y misericordia. ¿No debería llevarnos eso a querer estar más aferrado a la gracia del Señor?

Renunciando a mi libertad Mateo 5:41

El tercer ejemplo de Jesús habla de que si alguien te obliga a llevar una carga una milla vayas dos millas. Este ejemplo tenía relación con que los soldados romanos tenían el derecho legal de poder pedirle a las personas llevar cosas o incluso trabajar sin pagarles[10]. La medida de una milla equivale a más o menos un kilómetro, es por eso que algunas versiones de la Biblia traducen como “kilometro” (NVI; NTV) El ejemplo de esto lo vemos cuando Simón de Cirene es obligado a llevar la cruz de Jesús (Mt 27:32; Mc 15:21) El principio aquí es que debes estar dispuesto a renunciar a tu libertad para hacer más de lo que la ley obliga sino hacer más de lo que ella pide. Los judíos de aquella época entendían con claridad el mensaje de Jesús ya que muchos de ellos apenas podían soportar las leyes romanas y más bien habían grupos revolucionarios que querían destruir al imperio romano por considerarlo pagano. Pero Jesús estaba diciéndoles que no solamente obedecieran las leyes romanas sino que además hicieran mucho más allá de ellas. Un escritor cristiano anónimo escribió una carta conocida el día de hoy como la “carta a Diogneto” en donde resume como los cristianos vivían bajo las leyes de la época de forma ejemplar[11].

“Obedecen las leyes establecidas, y sobrepasan las leyes en sus propias vidas. Aman a todos los hombres, y son perseguidos por todos. No se hace caso de ellos, y, pese a todo, se les condena. Se les da muerte, y aun así están revestidos de vida”

Los cristianos no debemos ser conocidos por ser personas contenciosas contra las leyes de los países, no debemos simplemente obedecer las leyes a regañadientes sino que debemos hacerlo por amor al Señor. También nuestra libertad se pone a prueba cuando no solo debemos llevar nuestras cargas sino también la de nuestros hermanos como Pablo nos escribe en Gálatas 6:2

“Sobrelleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo”  

El llevar la carga del hermano requiere tiempo, paciencia, acompañamiento y por tanto renunciar a tu “libertad”. ¿Estarías dispuesto a renunciar a tu “libertad” por llevar la carga del hermano? Hay otras ocasiones en donde tu libertad cristiana debe ser usada con cuidado para no ofender a otros hermanos (Rom 15:1-2) ¿Estarías dispuesto a esto o prefieres enfatizar tu libertad cristiana y sin considerar el daño contra tus hermanos?

Renunciando a mis posesiones Mateo 5:42

El cuarto ejemplo de Jesús tiene que ver con que quien pida hay que darle y quien pida prestado no hay rehusárselo. Las Escrituras tenían varios mandatos de dar a los necesitados y de no cobrarle intereses por la ayuda. Deuteronomio 15:7-11

“Cuando en alguna de tus ciudades, en la tierra que el Señor tu Dios te da, alguno de tus compatriotas se encuentre necesitado, no endurezcas tu corazón ni aprietes el puño para no ayudar a tu compatriota pobre. Al contrario, abre tu mano con generosidad y préstale lo que le haga falta. Ten cuidado de no abrigar en tu corazón pensamientos perversos, ni digas: Ya está cerca el año séptimo, el de la condonación de deudas”, y veas con malos ojos a tu compatriota necesita y no les des; porque el podrá clamar al Señor y este pecado contara contra ti. No dejes de darle, ni seas mezquino de corazón cuando les des, porque por ello el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas y en todo lo que emprendas. En la tierra nunca faltaran menesterosos; por eso yo te ordeno que abras tu mano y ayudes en tu tierra a tus compatriotas, y a los pobres y necesitados”

La ley exigía que debíamos darle a los necesitados pero el punto de Jesús aquí iba más profundo, iba al corazón de la actitud de dar. Debemos dar no solo por obligación sino que debemos dar con gozo en el corazón para quienes lo necesiten. Por supuesto no significa que debemos dar a todas las personas sin analizar cada situación. El teólogo Donald Carson cuenta como él conocía a un estudiante de la universidad de Cambridge quedo en la quiebra porque tomo este mandamiento sin pensar en cada caso en el cual daba, así que muchas personas le fueron a pedir porque él decía que simplemente cumplía el mandato de Jesús.[12] Debemos ser cuidadosos con interpretar el pasaje de estas maneras absurdas que lleven a destruir nuestra vida y de nuestra familia. El punto de Jesús aquí es ¿Te cuesta dar? ¿Te cuesta ayudar al prójimo o a los pobres de la iglesia? ¿Te cuesta ofrendar con un corazón alegre? ¿Das como los fariseos o como la viuda pobre? Conozco a cristianos que enfatizan tanto la propiedad privada que pareciera que sus posesiones son todo para ello pero ¿Quién te dio las posesiones que tienes? ¿No es acaso Dios? ¿Y que si Dios nos manda a dar todo lo que poseemos para él? ¿Lo haríamos? El famoso George Mueller solía decir: “Hubo un día en que morí totalmente a George Mueller y sus opiniones, sus preferencias, sus gustos su voluntad. Morí al mundo, a su aprobación y censura. Morí a la aceptación o la culpa, incluso de mis hermanos y amigos. Y desde entonces he estudiado solamente para mostrarme aprobado por Dios[13]” ¿Tienes tú la misma actitud ante las posesiones y todo lo que eres?

Cristo renuncio a su dignidad, derecho, libertad y posesiones por amor

Una de las cosas sorprendentes del evangelio es que el mismo Salvador renuncio a su dignidad, derecho, libertad y posesiones por amor al Padre y a sus escogidos. Esto lo podemos ver durante todo su ministerio en la tierra y que queda perfectamente resumido por el Apóstol Pablo en Filipenses 2:5-11

“Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, quien, siendo en forma de Dios, no estimo ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomo forma de siervo, y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humillo a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exalto hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo del a tierra; y toda la lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre”

Si renunciamos a nuestra dignidad no es que perdemos nuestra dignidad sino que la encontramos en Cristo. Si renunciamos a nuestros derechos no es que lo perdemos sino que lo encontramos en Cristo. Si renunciamos a nuestra libertad no es que la perdamos sino que la encontramos en Cristo. Si renunciamos a nuestras posesiones no es que la perdamos sino que la encontramos en Cristo. ¿Estás dispuesto a abandonarte? ¿A dejar todo por Cristo? Es por eso que el llamado de Cristo sigue siendo. Mateo 10:38-39

“El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallara”




[1] https://www.un.org/es/sections/about-un/overview/index.html
[2] https://www.unidosporlosderechoshumanos.mx/what-are-human-rights/brief-history/the-united-nations.html
[3] https://www.humanium.org/es/ddhh-texto-completo/#
[4] John Stott. El sermón del monte. Página 123-124. Donald Carson el Sermón del Monte. Página 62.
[5] Craig Keener. Comentario Cultural del Nuevo testamento. Página 52
[6] Martin Llord Jones. El sermón del monte. Páginas 178-179.
[7] https://www.psicologia-online.com/que-hacer-cuando-pisan-tu-dignidad-188.html
[8] Craig Keener. Comentario cultural del Nuevo testamento. Página 53.
[9] https://www.inspirationalchristians.org/evangelists/jim-elliot-biography/
[10] Craig Keener. Comentario Cultural del Nuevo testamento. Página 53
[11] https://www.primeroscristianos.com/carta-a-diogneto/
[12] Donald Carson. El sermón del monte. Página 64.
[13] John MacArthur. Comentario a Mateo. Página 425.

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