Pensar el mundo a través de las Escrituras...

viernes, 4 de mayo de 2018

Efesios 6:4 Padres llenos del Espíritu, parte 1


Hay varios estudiosos que van categorizando las generaciones en las cuales nacen las personas. Por ejemplo las personas nacidas entre 1920 al 1940 se le llaman la “generación silenciosa” la cual se caracterizaba por su fuerte apego a las instituciones como la familia, la iglesia y la escuela. Los nacidos entre 1946 al 1964 se le llaman  la generación baby boom” porque en esta generación hubo un crecimiento demográfico fuerte. En otras palabras esta generación tuvo muchos hijos. Los nacidos entre los 1960 al 1980 se les conoce como “la generación X”, algunos les llaman la “generación perdida” o “la generación apática” y se caracteriza por cuestionar  y romper relaciones por las autoridades establecidas (especialmente los padres). Muchos de estas generaciones experimentaron los cambios de pasar de las cartas al correo electrónico, del cassets al CD, de los videos juegos más sencillos a los más sofisticados. Los nacidos entre 1980 al 1993 se les conoce como la “generación Y” o “generación millennials”. Esta generación son personas que se adaptan rápidamente a los cambios porque sus vidas han estado rodeado de cambios. Muchos de ellos crecieron sin la guía de padres (padres separados) y pasaron de los teléfonos grandes a teléfonos inteligentes, del CD al USB hasta el almacenar en una nube. Ellos comenzaron chateando en Messenger y terminaron usando Facebook, pasaron del fotolog al instagram.  Un escritor llamado Simón Sinek describió a esta generación Millennials en 4 características[1]

La primera característica es que crecieron en estrategias de crianzas fallidas donde le dijeron en todo momento que eran especiales y podían obtener todo lo que querían (sus derechos). La segunda característica es la tecnología que los ha creado en adictivos y finalmente tiene problemas con la interacción en el mundo real (problemas relacionales) La tercera característica es la impaciencia. Esta generación ha sido creado en lo instantáneo por tanto le cuesta mucho enfrentar las situaciones complejas con paciencia.  La cuarta característica es la ambiente. El ambiente social en el cual vivimos no provee las herramientas para aprender la cooperación y la ayuda que no adquirieron durante su vida

Esta misma generación que acabamos de describir es la generación en la cual muchos de nosotros crecimos. Podríamos pensar que la iglesia ha sabido enfrentar a esta generación, pero la verdad es que lamentablemente ha sido lo contrario. Lo que ha hecho la iglesia generalmente es crear “pastores para niños” “pastores para jóvenes” y los famosos “ministerios juveniles” los cuales buscan de alguna manera reemplazar a los padres y apoyar a esos jóvenes que no han sabido interactuar con sus padres. Los padres cristianos ponen toda su esperanza en que su hijo se involucre lo más que pueda en la escuela dominical cuando niños y luego en el ministerio juvenil cuando joven. ¿Cuáles son los resultados de esto? Según algunas encuestas el 70 u 80% de los adolescentes abandonan la iglesia en el segundo año de la universidad. La ambigüedad teológica de los adolescentes es impresionante y el 85% de los adolecentes “nacidos de nuevo” no cree en la verdad absoluta.[2] Esto suena aún más terrible cuando Thom Rainer publico su investigación sobre los Bautista del sur y concluyó que “casi la mitad de los miembros de todas las iglesias puede no ser cristiana[3]

¿Qué está pasando entonces? Lo que está pasando es que los padres cristianos han abandonado su responsabilidad de criar a sus hijos. La cultura y la iglesia nos están mostrando que es mucho más cómodo enviar a nuestros hijos al jardín infantil, a la escuela, a la escuela dominical, a los ministerios juveniles y decir que ellos son los responsables por los hijos. Pero en verdad las Escrituras nos enseñan algo contrario a esto. Las Escrituras nos muestran quienes son los responsables de criar a nuestros hijos y eso son los padres. ¿Realmente nos preocupan nuestros hijos? ¿Realmente anhelamos que nuestros hijos conozcan al Señor? ¿Realmente comprendemos la responsabilidad que Dios nos ha delegado? ¿Amamos la vida de nuestros hijos? Entonces haremos todo el esfuerzo por practicar estos mandamientos que el Señor nos ha mandado.  Lo primero que tenemos que descartar para criar a nuestros hijos como el Señor manda es sacar de nuestros caminos los métodos que no son bíblicos.

Los métodos no bíblicos de crianza

Algunos autores cristianos[4] clasifican estos métodos no bíblicos de la siguiente manera. El primer método es el “no me fue tan mal”. Este método argumenta que como el hijo no es un drogadicto, alcohólico o ladrón entonces estuvo bien lo que hizo. Por ejemplo los padres que siguen este método son los padres que se enfurecen con sus hijos y le dicen que lo “tienen harto” y por tanto se enfurecen, se descontrolan, gritan y golpean a sus hijos. Algunos dicen que como sus padres les gritaban y le golpeaban de vez de en cuando por tanto está bien. Hay incluso cristianos que los justifican diciendo “mis padres me castigaban pero no quede traumado”.

El segundo método es el del soborno. Este método argumenta que se le debe sobornar a su hijo para que haga las cosas que sus padres piden. Por ejemplo si tu hijo no ordena la pieza sobórnalo comprándole un video nuevo u ofrécele dinero por si hace lo que pides o haz tu tarea esta semana y te llevaré de paseo. El problema con esto es que el niño no aprende que sus padres son quienes Dios ha puesto para guiarlo, además solo aprende a hacer las cosas por interés propio y como él es pecador, simplemente aumenta su forma pecaminosa de vida.

 El tercer método es la modificación de la conducta. Este es uno de los más populares pues se trata de que se recompensa por la conducta buena y se castiga por la conducta mala. Algunos pensaran ¿Y cuál es el problema con eso? No es necesariamente malo si solamente piensas que eso es todo. Pues lo que vas a crear va a ser un fariseo experto en mostrarse externamente como “buen niño” pero internamente no le interesa obedecer. 

El cuarto método es el emocionalismo. Este método se trata de decirles a los niños que cuando no hacen lo que obedecen que los padres los van a querer menos. Por ejemplo he visto en varias ocasiones esta actitud donde la niña o niño le piden algo a los padres y finalmente al no poder controlar su insistencia le dicen “lárgate, no te quiero ver. No te quiero. No te soporto”. Otros usan algo más sutil “me haces sentir mal cuando te portas así, hieres mis sentimientos”.

Todos estos métodos fallan porque no son bíblicos y no apuntan a lo que como padres debemos apuntar que es el corazón de nuestros hijos. Entonces ¿Cómo nos ganamos el corazón de nuestros hijos por medio de la crianza? Dios nos ha dado los principios bíblicos para eso.

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” Proverbios 4:23

Efesios 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”

Pablo nos ha mostrado que una persona llena del Espíritu Santo habla de las Escrituras, canta al Señor, da gracias por todo lo que él ha hecho en su vida y se somete unos a otros en el temor del Señor (Efe 5:18-21) y estos mismos principios se han aplicado a la esposa sometiéndose a su esposo como a Cristo y al esposo amando a su esposa como Cristo amo a la iglesia (Efe 5:22-33). También vimos la semana pasada que los hijos debían obedecer a los padres porque esto es justo, esto es lo que dice la ley de Dios y esto trae promesas del Señor (Efe 6:1-3) y ahora un pequeño vernos nos explica como los padres cristianos pueden ser llenos del Espíritu Santo.

No solo es importante descartar los métodos no bíblicos, sino que además debemos rechazar las actitudes no bíblicas de criar a nuestros hijos. ¿Por qué? Porque esas actitudes pueden provocar “ira” sobre nuestros hijos (Col 3:21). La palabra “ira” (Gr. Parorgizo) significa “encolerizarse, enfurecerse, arder en ira[5]”. Otras versiones traducen Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (NVI) Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor (NTV)

Pero ¿Qué cosas pueden producir que nuestros hijos se creen con esa ira en sus corazones? Hay muchas cosas que podríamos nombrar, pero nombraremos las más comunes.  Los padres pueden provocar a ira a sus hijos con exceso de protección La protección por nuestros hijos es buena, pero la sobreprotección produce finalmente niños inseguros. Una vez conocí a una hermana que tenía un nieto que teniendo aproximadamente 12 años de edad aun lo trataba como un niño pequeño y ¡hasta lo bañaba! (Laban Gen 29:26; 31: 43) 

Los padres pueden provocar a ira sus hijos por la falta de protección.  La falta de protección y guía por parte de los padres puede crear niños inseguros, pero más peor aun son los hijos que desobedientes a los padres que no consideran para nada su voz. Muchos de los niños “rebeldes” que andan en el mundo en nuestra época son debido a esto.

“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová” 1 Samuel 2:12
“Pero Elí ya era viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y como dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿Quién rogará por él?  Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir” 1 Samuel 2:22-25

Los padres pueden provocar a ira sus hijos cuando tienen hijos favoritos. El tener un niño más favorito que otro simplemente va a provocar los celos y las molestas comparaciones que hacen daño. Imagino que muchos de nosotros hemos visto o escuchado frases como “Tú querías más a mi hermano que a mi” o “tú preferías más a mi hermano que a mí”.

“Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; más Rebeca amaba a Jacob” Génesis 25:28

Los padres pueden provocar a ira sus hijos cuando son indiferentes con ellos. Esto es muy parecido a la desobediencia, pero tiene que ver con estar presente como padre pero no corregir la conducta de sus hijos. Por ejemplo el Rey David fue alguien así con su hijo Adonias y su hijo Absalon, los cuales finalmente terminaron rebelándose contra él.

“Entonces Adonias hijo de Haguit se rebelo diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él. Y su Padre nunca le había entristecido en todos sus días con decirle; ¿Por qué haces así? Además, este era de muy hermoso parecer; y había nacido después de Absalon” 1 Reyes 1:5-6

Los padres pueden provocar a ira sus hijos cuando aplican castigo físico excesivo. El castigo físico es parte de la disciplina establecida por Dios. Pero debe ser usada con dominio propio, sabiduría y cuando hay una desobediencia abierta contra el padre. Aquellos que solo limitan la disciplina al castigo físico están equivocados.

“La vara y la corrección dan sabiduría; más el muchacho consentido avergonzará a su madre” Proverbios 29:15

Entonces estimados hermanos ¿Estamos practicando algunos de estos métodos no bíblicos para enseñarles a nuestros hijos? ¿Te das cuenta que practicar el exceso o la falta de protección produce hijos rebeldes contra el Señor? ¿Te das cuenta como el favoritismo y la indiferencia los destruye? ¿Puedes ver como tu falta de dominio propio y sabiduría al aplicar un castigo excesivo porque simplemente molesta tus deseos egoístas aleja a tu hijo de tu corazón? Es muy importante considerar estas preguntas porque la práctica de todos estos métodos no solo alejan a tu hijo de tu vida, sino que además alejan a tu hijo de la única esperanza que es el evangelio. Nosotros como padres se nos ha encomendado que la tarea más sublime que tenemos es guiar a nuestros hijos ante el único y santo salvador y aplicar métodos pecaminosos puede terminar destruyendo a tu hijo.

Efesios 6:4 “sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”

Después de considerar todo lo que los Padres no deben hacer respecto a cómo criar a los hijos, pues esto provocaría la ira de ellos. Ahora Pablo pasa al aspecto positivo de la crianza que es criarlos “en la disciplina y amonestación del Señor”. La palabra “disciplina” (Gr. Paideia) denota la formación dada a un niño, incluyendo la instrucción, disciplina y corrección[6]. Esta palabra incluye la disciplina corporal. La palabra amonestación (Gr Nouthesia) significa poner en mente, amonestar, exhortar. Es la instrucción de palabra tanto si es de aliento como de reprensión o reproche[7]. Hay autores que la consideran como palabras sinónimas pero tienen sutiles diferencias como que “disciplina” incluye el castigo físico. Generalmente cuando pensamos en “disciplina” se nos viene a la mente el castigo físico y aunque eso está incluido en estas palabras es solamente una parte de la disciplina. Lo primero que debemos hacer cuando vamos a criar a nuestros hijos es la comunicación con ellos.

La comunicación con nuestros hijos

Como vimos anteriormente uno de los problemas en nuestra cultura es la comunicación. En la antigüedad en Chile el padre se destaca por no comunicarse con sus hijos y aunque esto ha cambiado levemente ahora tenemos el problema de la tecnología. Tanto padre e hijos no se comunican en la vida cotidiana porque es reemplaza por la televisión, el computador o el celular. Pero lo que la Biblia supone es una enseñanza cotidiana que incluye una comunicación cotidiana y dinámica entre Padres e hijos.

“Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñaras a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” Deuteronomio 4:9

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” Deuteronomio 6:6-9
Como podemos ver esta es una descripción cotidiana de la vida con tus hijos “cuando estás en casa” “andando por el camino” “al levantarse” toda ocasión de la vida es un momento apropiado para enseñarle a los hijos. Esto supone que los padres deben pasar tiempo con tus hijos, es sorprendente que hay padres que no pasen tiempo con sus hijos jugando, hablando o caminando con ellos. ¿Cómo se supone que enseñes a tus hijos sino pasas tiempo con tus hijos? En el mundo antiguo esta era un poco más fácil pues la madre pasaba trabajando solamente en casa y el padre después de cierta edad trabajaba con su hijo lo cual facilitaba de alguna manera la comunicación.
Pero en la cultura actual se nos va a presionar mostrándonos que esto no es tan importante e incluso muchos padres caen en eso. Por ejemplo es común hoy en día que la mayoría de los padres trabaje fuera del hogar y cuando llegan quieren descansar y evitar la molestia de comunicarse con sus hijos. La solución en muchos casos es ponerle en la televisión para que dejen de molestar. Luego que pasan los años seguimos el mismo juego y lo reemplazamos con el celular y luego cuando llegan a mayor edad nos preguntamos ¿Por qué nuestros hijos no se comunican conmigo? La respuesta es simple tu nunca les enseñaste a comunicarse contigo en lo cotidiano. Es por eso que el ideal bíblico es que la esposa trabaje en su casa y el hombre trabaje fuera de ella, pero aun así es posible que el hombre no se comunique con sus hijos. Lo que debemos hacer es planificar tiempo con nuestros hijos.
El pastor Voddie Baucham cuenta como él aprendió esta lección. En una ocasión el fue invitado a predicar en una importante conferencia de pastores de los Bautistas del Sur[8].  Esta era una oportunidad única e incomparable en la vida pues estaría compartiendo con reconocidos pastores y seria escuchado por millones de personas. Pero en ese mismo día su hijo iba a participar en una competencia de pianos y era muy importante para su hijo que su padre estuviera allí. El tuvo que decidir entre la invitación más importante para él o lo más importante para su hijo. El decidió llamar y cancelar su presencia en la conferencia para estar con su hijo. Esto es tener una visión bíblica sobre qué cosas son más importantes para nosotros a la hora de comunicarnos y participar de la vida de nuestros hijos. La mayoría de los padres pierde a sus hijos en esta etapa de la vida porque cree que no son cosas importantes en la vida.
La comprensión de tus hijos
El dedicar tiempo a estar con nuestros hijos nos llevara a conocer a nuestros hijos. El es un ser humano creado a imagen de Dios (Gen 1:26-28) único y diferente como ningún otro. Así que como imagen de Dios y como pecador necesita ser comprendido y corregido en su pecado. El pecado de un niño es pecado ante el Señor pero él no comprende de forma clara eso, por tanto debe ser escuchado para ser comprendido y corregido. Por tanto en primer lugar es importante que escuchemos a nuestros hijos. 
“Al que responde palabra antes de oír; le es fatuidad y oprobio” Proverbios 18:13
“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” Santiago 1:9
Para ser comprensivos en sus pecados y en su luchas diarias debemos escuchar a nuestros hijos. Por ejemplo supón que tienes dos hijos y que uno le pega al otro. Generalmente reaccionamos diciendo ¿Por qué le pegaste a tu hermana? La respuesta será “no sé” y luego probablemente le castigo. ¿Por qué el niño no responde? Porque el aun no tienen la suficiente reflexión para entender el porqué el pego a su hermana. Por tanto lo que necesitas allí es buscar algunas otras preguntas que ayuden a tu hijo a entender porque reacciono así y peco golpeando a su hermana.  Tú debes ser quien escuche y guie a sus hijos a comprender la gravedad del pecado.
En segundo lugar es importante que respondamos las preguntas de nuestros hijos.  Un niño por naturaleza hará preguntas y ellos van a preguntas muchas cosas como ¿Por qué esto es así? O ¿Por qué haces estas cosas? Las mismas Escrituras dan por sentado esto.
“Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Y cuando entréis en la tierra que Jehová os dará, como prometió, guardaréis este rito. Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas. Entonces el pueblo se inclinó y adoró. Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Jehová había mandado a Moisés y a Aarón” Éxodo 12:24-25
En tercer lugar es importante discernir las luchas que tenga nuestros hijos. Debido a que nuestros hijos son pecadores por naturaleza van a luchas con algún pecado en particular. Hay niños que van a luchar particularmente con el egoísmo, les cuesta mucho compartir y nosotros debemos mostrarles que compartir es importante porque es la voluntad de Dios.
“El alma generosa será prosperada; y el que saciaré, el también será saciado” Proverbios 11:25
Otros luchan con el orgullo por tanto se les debe enseñar la humildad es la voluntad de Dios.
“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes esta la sabiduría” Proverbios 11:2
Recuerdo en una ocasión que una hermana me contaba que su hija sentía “asco” por personas gordas y una vez estando en la mesa dijo que podía estar sentada con esta asquerosa gorda. ¿De donde aprendió eso? Pues es parte de su vanidad pecaminosa que debe ser corregida lo más pronto posible.
En cuarto lugar se debe instruir a nuestros hijos en todos los sentidos. La instrucción para nuestros hijos es algo muy variado que incluye el enseñarle a orar como el Señor le enseño a sus discípulos (Luc 11:1) o animarlos en sus momentos de dificultad (Sal 46:1-3) o enseñares porque es tan importante la sabiduría y la inteligencia que Dios da (Prov 2:1-5) Esto te dará inigualables oportunidades para advertir sobre el confiar solamente en Dios (Prov 3:5-8) sobre el dar (Prov 3:9-10) la fornicación (Prov 5:1-17) y el deleite sexual en el matrimonio (Prov 5:18-19) La falsedad (Prov 6:1-5) la pereza (Prov 6:11) Los proverbios son un arsenal de Sabiduría de Dios para nuestros hijos.
El único Padre perfecto
Tal vez después de escuchar todo esto venga pienses “no es posible que yo sea un buen padre” o tal vez “yo fui criado mal por mis padres por tanto es difícil tener un visión buena de la paternidad” o tal simplemente digas “yo soy un pecador así que no podré cumplir con esto” y todos en algún sentido luchamos con esto. Pero  de esto mismo es de lo que se trata el evangelio de reconocer nuestra incapacida y de darnos cuenta que no podemos cumplir el estándar de Dios por nuestras fuerzas. No es posible ser buenos padres por nuestras obras, no es posible ser buenos padres por nuestra capacidad. Solamente podemos ser “buenos padres” por el poder del Espíritu Santo. Solamente podemos ser buenos padres por el poder del Evangelio. Porque solamente él es Padre perfecto que envió a su hijo para darnos vida y salvarnos de nuestra perdición y para que ahora padres mostremos este mismo camino a nuestros hijos.






[1] https://www.youtube.com/watch?v=yKK5BwvTls8
[2] Voddie Baucham. El Patrimonio espiritual. Página 2-3
[3] Ibíd. Página 5.
[4] Me refiero a John MacArthur. Como ser Padres cristianos exitosos. Páginas 41-48. Tedd Tripp. Como pastorear el corazón de tu hijo. Páginas 61-73.
[5] Diccionario Strong. Página 65.
[6] Diccionario Vine. Página 285.
[7] Diccionario Vine. Página 53.
[8] Voddie Bauchman. Patrimonio espiritual. Página 61

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