Pensar el mundo a través de las Escrituras...

viernes, 23 de marzo de 2018

Las marcas de un cristiano: El amor. Romanos 12:9-10


La carta a los Romanos escrita por el Apóstol Pablo es casi una teología sistemática en donde aborda todos los temas respecto a la salvación[1]. Comienza con los saludos, las acciones de gracia y el tema que va abordar en la carta (Rom 1:1-17) El primer tema es la justificación por la fe (Rom 1:18-4:25) en donde presenta la universalidad del pecado en los gentiles y en los judíos. Por tanto toda la humanidad está bajo el juicio de Dios y solamente podemos ser salvos por la fe en la obra de Cristo y no por nuestras obras. Pablo lo ejemplifica por medio de algunos personajes del Antiguo testamento (Abraham, David). El segundo tema es la seguridad proporcionada por el evangelio (Rom 5:1-8:39) Debido que hemos sido salvos por la obra de Cristo, ahora somos libres de la esclavitud del pecado, de la esclavitud de la ley y del poder del pecado. Por tanto podemos servir con libertad a Cristo. El tercer tema es la relación del evangelio con Israel (Rom 9:1-11:36) En estos capítulos aborda la elección soberana de Dios y responde a las objeciones planteadas a esto. También el apóstol nos explica que hay un “Israel dentro de Israel” el cual será salvo. Debido a este maravilloso plan el Apóstol termina alabando al Señor por su plan impresionante. El cuarto tema es el poder transformador del evangelio (Rom 12:1-15:13) El poder del evangelio no es algo “teórico” o solamente información, el poder del Evangelio transforma cada área de nuestras vidas. Nos lleva a ser transformados en nuestros pensamientos y en nuestras acciones. Nos llama a la humildad, servicio y sana relación con los hermanos de la iglesia. Y finalmente el apóstol Pablo cierra la carta recordando por donde se ha expandido el evangelio y hablando hasta donde tiene como propósito llegar (Rom 15:14- 16:37).

Hoy veremos cómo el poder transformador del evangelio debe estar manifestándose cada día en nuestras vidas. Cada una de estas características que vemos en estos versos son “marcas de una verdadero cristiano”, esto quiere decir que todo cristiano a través de su vida cristiana debe manifestar de una u otra manera estas características, pues de lo contrario no se le podría catalogar como cristiano. La primera marca cristiana es el amor.

Romanos 12:1-8

Pablo comienza este capítulo rogando a los creyentes que en base a las misericordias que Dios ha dado se presenten delante del Señor como un sacrificio vivo a él. Esto significa presentarse con toda nuestra vida delante de Dios. Pablo lo desarrolla en el verso Dios llamándonos a “no conformarnos con este siglo” sino a “transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento” y así saber cuál es la voluntad de Dios en nuestras vidas. Luego Pablo dice que en base a la gracia del Señor nadie puede tener un alto concepto de si mismo porque todo es gracia de Dios (v3). Del verso 4 al 8 Pablo expone sobre el cuerpo de Cristo y sus diversos miembros, lo cuales cada uno tiene una función distinta que cumplir. Luego resalta los diversos dones que el dio a los miembros de la iglesia como el de profecía, fe, servicio, enseñanza, exhortación, misericordia, etc.

Romanos 12:9 El amor sincero.

La palabra que más destaca en estos pasajes es la palabra “amor” (Gr. Agape) Sabemos que esta es una palabra que se ha usado en toda la historia de la humanidad y se sigue usando con un sentido superficial. Como por ejemplo cuando que lo único que necesitan las personas es “amor” pero no definen que es el amor. El verdadero amor es el amor que Dios revelo en su hijo Jesucristo. El nos amo tanto que ha enviado a su hijo Jesucristo a la cruz del calvario para darnos salvación. Pablo habla de ese gran amor en esta misma carta.
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:8

Este maravilloso amor de Dios ha sido derramado en los corazones de los creyentes (Rom 5:5) es por eso que los cristianos podemos confiadamente saber que no hay nada que nos separa del amor de Dios (Rom 8:35) Pablo lo expreso claramente así:

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 8:38-39

Estos pasajes son increíbles para nosotros, pues nos están diciendo que este maravilloso amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones y que nada nos va poder quitar ese eterno amor dado por Dios a sus escogidos. Las implicancias de esto es que como cristianos podemos luchar con ideas como “creer que Dios no nos ama” o “no sentirnos amados”, “no ser capaces de amar”, sin embargo todas ideas provienen de corazones pecaminosos que han apartado su vista del amor de Dios, pues no hay nada que nos pueda separar del maravilloso amor de Dios. Lo mismo que le dijo al pueblo de Israel nos dice a nosotros que somos la Israel espiritual:

“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” Jeremías 31:3

El amor de Dios ha sido claro, visible, profundo, sincero. Pero ¿Dios nos ha dado su amor para que los disfrutemos  solamente nosotros en su presencia? No. El amor de Dios debe ser manifestado al mundo por medio de la predicación del evangelio. No hay forma clara de mostrar ese amor que predicar la verdad al mundo. ¿Realmente amas a tus seres queridos, a tus amigos, cercanos, conocidos? Entonces les predicarás la palabra de Dios. Esta es la forma más clara de mostrar el amor al mundo.

Pero lo que nos dice este pasaje es claro, nos dice que el amor sea sin fingimiento. Las otras versiones de la Biblia nos dice que “el amor debe ser sincero” (NVI) “No finjan amor a los demás” (NTV). El fingir “es dar a entender algo que no es cierto[2]”. Por lo que sería un acto de hipocresía delante de Dios. ¿Cómo sabemos que estamos “amando con fingimiento”? Cuando nuestras relaciones como hermanos son superficiales. Hay un sociólogo polaco llamado Zygmunt Bauman que escribió un libro llamado “Amor liquido[3]”. En este libro el plantea que las relaciones interpersonales en nuestra sociedad postmoderna se caracterizan por la falta de solidez, profundidad y compromiso, por tanto cada vinculo es visto como algo fugar, superficial y sin compromiso. ¿Creen que esa mentalidad no está en la iglesia cristiana hoy en día? Claramente esa mentalidad esta en el cristianismo y muchas veces es reforzada con el mensaje “espiritualista” de que la “salvación es personal” Por supuesto que lo es, pero la vida cristiana es comunitaria. Podríamos mostrar algunas de las formas cuando amamos fingidamente.

En primer lugar, amamos fingidamente cuando decimos amar al hermano pero en verdad lo aborrecemos (1 Juan 4:20-21) o cuando decimos amar al hermano, pero nuestros actos dicen lo contrario. (Santiago 2:15-16) Aquel que dice amar a Dios lo debe manifestar con el amor con los hermanos.

“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano” 1 Juan 4:20-21
“Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” Santiago 2:15-16
Esta actitud de amar solamente de palabra y no de hecho, nos transforma en personas hipócritas que no reflejamos el amor de Dios en forma práctica, en la necesidad de nuestros hermanos.
En segundo lugar, amamos fingidamente cuando nos creemos superiores que nuestros hermanos (Rom 12:3) Pablo advirtió esto de forma continua, pues algunos se creían sabios (1 Cor 3:18) otros eran arrogantes y orgullosos (1 Cor 4:7) otros se creían más espirituales por hablar en lenguas (1 Cor 13.4) Lo más terrible de esta actitud es crea una “apariencia de piedad”. El creerte superior a los hermanos es algo pecaminoso y extremadamente peligro para tu alma porque te lleva a engañarte. Creo que fue Martin Lord Jones quien  dijo que solemos pensar que cuando vemos un borracho en la calle decimos “he aquí un pobre pecador” pero no solemos pensar que cuando un hermano está en la iglesia y se presenta ante Dios como aquel fariseo que dice “te doy gracias porque no soy como estos hermanos”. El amar a los hermanos involucra humildad, como dice escribe Pablo “estimándolo como superior a ti mismo” (Fil 2:4) Esto no significa que no queramos ser cada día mejores espiritualmente para la gloria de Dios, significa que debemos ser pacientes con nuestros hermanos en el crecimiento espiritual que el Espíritu Santo está haciendo en ellos.
En tercer lugar, amamos fingidamente cuando no nos preocupamos realmente por nuestros hermanos. La Escritura presupone esa relación entre miembros, en la cual cuando un miembro padece, todos padecen con él y cuando un miembro se goza, todos se gozan con el (1 Cor 12:26) Se trata de una verdadera comunión y no de una seudo comunión en donde simplemente nos vemos en los cultos y cada cual sigue su vida. La palabra “comunión” alude a comunicación, participación, contribución, compañía. El sentido fundamental es participar en algo. Por tanto los creyentes participan juntos (o sea tienen comunión) en toda la vida[4]. La palabra comunión se usa en la Biblia en distintos contextos como ser compañeros de trabajo (Luc 5:10) persecución (Heb 10:33) sufrimiento (2 Cor 1:7). El amar realmente es que nos vivamos la vida juntos como hermanos y nos preocupemos unos por otros. ¿Cuánto fue la última vez que oraste por tu hermano? ¿Cuánto fue la última vez que hablaron? ¿Cuándo fue la última vez que intencionalmente se reunieron? ¿Cuándo fue la última vez de lo que sucedía en su vida? ¿Cuándo fue la última vez que conversaron de su vida espiritual?. En primera de Juan capitulo 1 y verso 18 nos dice:

“Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”
Luego Pablo nos exhorta diciendo que aborrezcamos lo malo y sigamos lo bueno, pero ¿Qué es lo malo y lo bueno aquí? ¿No es acaso lo que hemos descrito anteriormente? Lo malo es nuestro egoísmo, orgullo, frialdad, indiferencia hacía nuestros hermanos y lo bueno es servicio, humildad, preocupación y empatía hacia nuestros hermanos. Recordemos que nuestro Señor Jesucristo dijo que el gran mandamiento es amar a Dios y el siguiente es amar al prójimo.
“ Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:36-40”
Esto quiere decir que nuestra espiritualidad se ve reflejada en cómo vivimos como hermanos. Si nuestra vida espiritual en comunidad en mala, refleja que hay poco interés por ¡Cumplir el mandato más importante de Cristo! El amor es el reflejo de Dios en la tierra. Jesús también nos dijo que el mundo va a saber que somos sus discípulos cuando vean el amor que hay entre nosotros (Juan 13:35) esto es algo sumamente importante para nosotros.
Romanos 12:10 El amor familiar
Las tres palabras que se destacan en este verso son “fraternal”, “honra” y “prefiriéndonos”. La palabra “fraternal” (filadelfia) se usa propiamente para los hermanos de sangre. En nuestro idioma significa “un amor que es propio de hermanos[5]”. La palabra “honra” tiene relación con “estimar, respetar, mostrar aprecio por el otro[6]”. Y la palabra “prefiriéndonos” se ve como un sinónimo de honrar al hermano. Por lo que todas estas palabras suponen un amor íntimo entre ellos o una relación profunda entre ellos.  

En primer lugar, todos los creyentes tenemos un Padre que es Dios.

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1 Juan 3:1).

Esto nos muestra que no todo ser humano es hijo de Dios, sino solo aquel que ha a conocido a Cristo es quien es el verdadero hijo de Dios, o sea aquellos que poseen una relación personal con él.  Las demás personas son hijas del diablo (Jn 8:44)

En segundo lugar, todos los creyentes hemos sido predestinados para ser adoptados por medio de la obra de Cristo.

en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” Efesios 1:5

Esto significa que el ser parte de esta adopción fue parte del plan eterno del Señor y no de nuestras decisiones o fuerzas. Es maravilloso saber que toda la obra de la salvación descansa en el plan soberano del Señor.

En tercer lugar todos los creyentes heredamos las promesas en Cristo.

“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” Romanos 8:17

Los creyentes hemos sido salvos por la gracia de Dios para ser herederos de todas las promesas que el Señor nos da en su palabra. Pero esto no significa que la vida cristiana va a ser fácil en este mundo, pues este mundo odia al Señor, sino que simplemente que si sufrimos es porque seguimos los pasos de nuestro salvador. Pero finalmente seremos glorificados con él cuando regrese.

Debido a que los creyentes tenemos un mismo Padre, hemos sido adoptados por él y somos quienes vamos a heredar todas las cosas de ese Padre, eso nos convierte en hermanos. Y si somos hermanos eso significa que somos familia. Pablo lo dice así:

“Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” Gálatas 6:10

El debe cristiano es hacer el bien a todos, pero especialmente a la familia de la fe. Por tanto nuestro énfasis debe estar en relacionarnos constantemente con esta familia que juntos crezcamos en el Señor.

Todos nosotros nacimos en una familia donde se nos enseño cosas buenas o malas, se nos disciplino de forma correcta o incorrecta, algunos vivimos momentos más duros que otros, pero todos participamos en una familia donde en algunos casos hay fuertes vínculos y en otros escasos vínculos, pero nadie puede negar que son tu familia. Pero espiritualmente, debe haber un vínculo mucho más profundo pues el Espíritu Santo mora en cada uno de nosotros. Por tanto el nos va a ir enseñando a ser una familia conforme a la voluntad de Dios, el está trabajando en cada uno de nosotros. Pero ¿Qué cosas son las cuales debemos incentivar como familia de Dios entre nosotros? 

Lo  primero que debemos incentivar como familia de fe es la oración de unos por otros. Para poder poner en práctica la oración unos con otros es importante que exista una previa relación entre unos y otros.

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” Santiago 5:16

Lo segundo que debemos incentivar como familia de fe es la exhortación y estimulación en amor entre unos y otros. Esto es muy vital para el funcionamiento bíblico de una iglesia, no se puede esperar que el “pastor” o los ancianos hagan siempre esto. Me alegra mucho saber cuando he sabido de hermanos que han exhortados a otros sabiamente para mostrarles donde está su pecado. Esa es la idea de una iglesia sana.

“antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado” Hebreos 3:13

“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca” Hebreos 10:24-25

Lo tercero que debemos incentivar como familia de fe es el sometimiento mutuo en el Señor. Esto nos quiere decir que nadie es superior a otros en el Señor, sino que todos somos iguales. Tanto un hermano de muchos años, como un hermano de pocos años puede enseñarte algo y uno un creyente humildemente debe tomarlo con una enseñanza.

“Someteos unos a otros en el temor de Dios” Efesios 5:21

Como cristianos somos parte de una familia universal que es la familia de la fe, tenemos hermanos de diferentes culturas pero que todos adoran solamente al Señor. Pero Dios nos ha puesto en una iglesia local donde debemos manifestar nuestro amor concretamente entre nosotros. Por tanto habría que preguntarnos ¿Cuánto oro por mi hermano? ¿Cuándo exhorto y animo a mi hermano en la fe? ¿Estoy preocupado de ellos o estoy simplemente preocupándome de mis propias cosas? ¿Estoy preocupado por el cuerpo de Cristo y vivo afanado solamente por mi propia vida y problemas? Pero la máxima importancia de la manifestación del amor entre los cristianos no son los cristianos en sí mismo, sino que es la gloria de Dios. Jesús dijo:

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13.35
¿Por qué? Porque eso revela la gloria de Dios y la gloria de Dios es la relación del Dios trino en la eternidad, el cual en el mismo sentir Dios padre envía a su hijo a Dios hijo y muere y resucita por sus escogidos y Dios Espíritu Santo sella en el corazón de sus escogidos la salvación, manifestando así el perfecto amor y la santa comunión trinitaria.



[1] El bosquejo que sigo es de Douglas Moo. http://exegetica.net/bosquejos-biblicos/romanos/
[2] http://dle.rae.es/?id=Hy0mByr
[3] http://assets.espapdf.com/b/Zygmunt%20Bauman/Amor%20liquido%20(3071)/Amor%20liquido%20-%20Zygmunt%20Bauman.pdf
[4] Nuevo diccionario bíblico certeza. Página 267.
[5] http://dle.rae.es/?id=IQEwrM6
[6] http://dle.rae.es/?id=KdRS9Q6

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