Pensar el mundo a través de las Escrituras...

domingo, 17 de diciembre de 2017

El ministerio pastoral y sus desafíos parte 2

El pastor como padre (Efe 6:4; Col 3:21)
El pastor debe no solamente ser un esposo que ama a su esposa como “Cristo amo a la iglesia” sino que además debe “gobernar su casa” y eso incluye que “tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad” (1 Tim 3:4) para cumplir esta responsabilidad dada a los padres, Pablo escribió instrucciones generales sobre este tema.

El primer mandato es “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos” (RV 1960) “Padres no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten” (Col 3:21) ¿Por qué los padres podrían provocar a ira o enojo a sus hijos? Cuando Pablo escribió esta carta, los padres, y específicamente el hombre gobernaba la familia con mucha autoridad y rigidez. Los deseos de la esposa o sus hijos rara vez eran considerados, todos debían hacer lo que el “padre” decía. Por lo que el fácilmente abusaba de su autoridad. El padre “provocaba a ira o enojo” “irritaba” a sus hijos cuando es demasiado estricto o no satisface las necesidades de sus hijos. Cuando un padre llena de reglas o trabajos como a un esclavo simplemente está provocando rechazo en el corazón de su hijo. Él le va a obedecer pero no va a llegar a su corazón.

El padre que no escucha a su hijo, que no juega o comparte con él, que lo castiga no porque transgreda la palabra de Dios, sino que lo molesta porque “está cansado” o lo manda a cosas y le dice que debe hacerlo porque simplemente es “su papa” está abusando de su autoridad. La autoridad de los padres, proviene cuando se está sometido a la cabeza que es Cristo.

¿Qué cosas puede irritar o desalentar a los hijos? Las criticas. Como padres debemos ser cuidadosos con nuestras críticas hacía nuestros hijos porque ellos están aprendiendo y creciendo, por lo que debemos ser pacientes con ellos y no “exasperarlos”  porque si no se desalientan (Col 3:21) otra cosa que irrita a los hijos es la severidad excesiva. Probablemente algunos de nosotros han experimentado un trato duro por parte de los padres como golpes físicos. Pero esto va creando un resentimiento profundo en los niños que se castiga excesivamente. Otra cosa que irrita es la inconsecuencia. No debe haber nada más terrible para un niño un padre le diga que haga ciertas cosas y después vea a su padre practicándolas, porque esto crea una confusión para él. Un padre debe ser consecuencia con lo cree y enseña a sus hijos. Y finalmente otra cosa que irrita a los hijos es el favoritismo. Este fue el pecado de Isaac y Sara (Gen 25:28) El favoritismo es un pecado bastante complicado porque tiende a crear resentimientos profundos en un hijo contra sus padres. Los padres cristianos debemos evitar todas estas prácticas para que no “irritemos a nuestros hijos”.

Después de ver lo que el pasaje dice sobre lo que no debemos hacer,  ahora debemos ver lo que si deben hacer.  “Criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (RV 1960) “Sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (NVI) la palabra “criar” viene del latín “creare” habla de “engendrar, producir” tiene la idea de “dar de comer hasta la madurez” o “alimentar y cuidar”. Por tanto los padres criar y guiar a sus hijos con ternura hacia la madurez.

Para guiar a sus hijos a la madurez lo primero que debemos hacer es “disciplinarlos”. Es importante saber que la disciplina bíblica siempre es restaurativa. Dios disciplina a sus hijos con el fin que sus hijos se arrepientan de sus pecados (Hebreos 12:5-11; Apo 3:9; Mt 18:15-22; 1 Cor 5:1-13) la disciplina da sabiduría (Prov 12:1) es una expresión de amor (Prov 10:13; 13:24; 22:15; 23:13-14) la disciplina ayuda al muchacho (Prov 19,18; 29:15,17) toda esta disciplina supone dominio propio (1 Cor 9:24-27) y disciplinar a los hijos por pecar y no por mis gustos personales. También es importante disciplinar explicando porque se le ha disciplinado.

Lo segundo que debemos hacer para guiar a los hijos a la madurez es “amonestar en el Señor” (RV 1960) “instrucción del Señor” (NVI) Este mandato supone que los padres deben estar enseñando constantemente a sus hijos en las situaciones cotidianas (Exo 12:25-27; 13:14-16; Dt 4:9; 6:6-9) El libro de Proverbios es una fuente de mucha sabiduría. Los padres deben enseñar a sus hijos sabiduría y temor de Dios (Prov 1:1-7) la obediencia (3:1-4) el apartarse de tu propia sabiduría (3:5-8) el honrar a Dios con los bienes (3:9-10) alejarse de la mujer extraña (Prov 5:1-14; 24-35; 7:1-27) a deleitarse con su esposa (Prov 5:15-23) tener cuidado con las palabras (Prov 6:1-5) contra la pereza (Prov 6:6-11;20:4;  21:25; 26:13-14) Los padres deben enseñarle sobre que Dios es Santo (Isa 6:3; Apo 4:8) que ellos han quebrando la ley de Dios y están condenados (Rom 3:9-23) Por tanto deben arrepentirse y poner su confianza en él (Rom 3:24-25)

El tiempo con la familia


La responsabilidad que tiene el pastor con la familia es vital, ya que ella como “la primera iglesia” refleja el carácter del pastor y su capacidad de guiar. Por tanto para que el pueda llevar a cabo “amar a su esposa como Cristo amo a la iglesia” y “criar a los hijos en disciplina y amonestación” el pastor debe tener tiempo para su familia. Parte de la agenda importante del pastor debe ser pasar tiempo en familia, pues de lo contrario no estará cumpliendo su eficazmente su llamado como esposo y padre. 

Eclesiastés 3:1-8 dice:
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;  tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;  tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;  tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz”

La enseñanza obvia de estos versos es “Hay un tiempo adecuado para todo en la vida” por tanto es importante agendar el tiempo juntos en familia. Es por eso que para el pastor tiene importancia las “vacaciones” ya eso se da para que pueda dedicar tiempo al cuidado de su familia.

El pastor debe tener un carácter piadoso con creyentes y no creyentes


La tercera cualidad que el pastor debe mostrar para estar calificado al ministerio pastoral es que el tenga un carácter piadoso con creyentes y no creyentes. El debe tener un carácter piadoso con los creyentes porque él debe “predicar con el ejemplo” y con los no creyentes porque así muestra la credibilidad del evangelio para con ellos. Los requisitos que debe tener un pastor es que debe ser sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso, amable, apacible, no avaro, no neófito y que tenga buen testimonio con los de afuera. Podemos ver brevemente cada uno de los requisitos.

En primer lugar, él pastor debe ser “sobrio” (NVI moderado) también puede entenderse como templado[1]. Esto quiere decir que el pastor es una persona que vive una vida profunda espiritualmente. Esta lleno del fervor espiritual y es equilibrado en todos los sentidos. En segundo lugar, él pastor debe ser “prudente” o “dueño de sí” (NVI sensato) esto quiere decir que es un hombre que tiene dominio propio. El no se deja dominar por impulsos repentinos ni pierde el control en circunstancias complejas. Esto es muy importante porque dentro de la comunidad de creyentes a veces surgen problemas que prueban mucho el dominio propio.  En tercer lugar, él pastor debe ser “decoroso” (NVI respetable) la idea más básica de la palabra es “orden”. Esto quiere decir que el pastor debe ser “decoroso” en todos los sentidos posibles para no poner “tropiezo” sobre los hermanos. En cuarto lugar, él pastor debe ser “hospedador” literalmente “amigo de los extranjeros”. La hospitalidad es muy importante en un pastor porque demuestra de forma práctica el amor de Dios y la capacidad de abrir la puerta de desconocidos. En quinto lugar, él pastor debe ser “apto para enseñar” (NVI Capaz de enseñar) es interesante que esta es la única habilidad que se le pide al pastor, todos los demás requisitos son de carácter. Esto presupone que el pastor es alguien que siempre está estudiando, aprendiendo y profundizando en las Escrituras para poder explicarlas cada día mejor. En sexto lugar, el pastor no es dado al vino (NVI no debe ser borracho), esto significa literalmente “estar al lado del vino”. El pastor no puede ser alguien que se emborracha o tiene problemas con el alcohol, ya que manifestaría su propio dominio en su vida. En séptimo lugar, el pastor no puede ser pendenciero (NVI peleador) literalmente “no uno que da golpes”. El pastor no puede ser una persona belicosa o iracunda que está dispuesto a solucionar los problemas con golpes.  En octavo lugar, el pastor no debe ser codicioso de ganancias deshonestas (NVI amigo del dinero). El pastor debe estar alejado de toda práctica de enriquecerse por medio de ganancias deshonestas. El no puede estar en el ministerio por dinero porque eso evidenciaría inmediatamente que no está llamado por Dios.  En noveno lugar, el pastor debe ser amable. Esto quiere decir que el pastor debe ser conciliador, considerado, que está dispuesto a ceder en sus derechos con tal de no provocar problemas al avance del evangelio. En decimo lugar, el pastor debe ser “apacible” literalmente “renuente a pelear”. El pastor no busca conflictos y busca resolver las cosas de forma apacible sin entrar en un conflicto con los demás. En undécimo lugar, el pastor no debe ser neófito (NVI Un recién convertido) No es bueno que un pastor sea un recién convertido porque puede enorgullecerse de forma muy rápida y terminar desviándose él y la congregación. Es necesario que sea maduro y entendido de las Escrituras y en la práctica de la piedad. Y finalmente es necesario que el pastor tenga buen testimonio con los de afuera (no creyentes) ¿Por qué? Porque el mundo está observando la iglesia y las personas que guían la iglesia debe ser ejemplares en su vida cristiana.

Estos son los requisitos que Dios exige para los aspirantes al ministerio pastoral. El pastor debe mostrar el ejemplo en su vida en comunidad con los creyentes en todos los sentidos. Así como también debe mostrarse como ejemplo al mundo que rechaza el evangelio del Señor.

El pastor  y sus responsabilidades eclesiales


Hay cinco términos distintivos que se refieren al ministerio pastoral.[2] Anciano (Presbyteros) que enfatiza la administración y dirección de la iglesia (Hechos 15:6; 1 Tim 5.17; Stgo 5.14; 1 Ped 5:1-4) Obispo o supervisor  (episcopos) que enfatiza la guía, el cuidado y el liderazgo en la iglesia (Hch 20: 28; Fil 1:1; 1 Tim 3:2-5; Tit 1:7) Apacentador o pastor (Poimen) que enfatiza la posición de liderazgo y autoridad, así como la guía y la provisión (1 Ped 2:25; 5:3-2) Predicador (Kerux) que enfatiza la proclamación bíblica del evangelio y la enseñanza al rebaño (Rom 10:14; 1 Tim 2:7; 2 Tim 2:11) Maestro (didaskalos) enfatiza la responsabilidad de la instrucción y exposición de las Escrituras, tanto instructiva (1 Tim 2:7) como correctiva (1 Cor 12:28-29)

Estos 5 términos apuntan a las 5 principales responsabilidades que tiene el pastor delante de su congregación. Vimos que primer término apunta a la responsabilidad en la administración y dirección de la iglesia. El pastor es quien debe guiar a la congregación por medio de la palabra a saber hacia donde están yendo. La filosofía del ministerio que tenga el pastor es lo que va a determinar hacia donde se dirige la iglesia.

El segundo término tiene que ver con la guía y el liderazgo de la iglesia. El modelo que Jesús presento para guiar es el servicio (Juan 13:1-) las personas deben ver en el pastor la disposición de sacrificarse en el servicio por otros. El debe estar dispuesto a ser en ocasiones adecuada y no adecuadas. El ministerio pastoral no tiene horario por lo que debes estar sabiamente dispuesto a servir en los momentos más adversos.

El tercer término alude a “pastor o pastorear”. Este es el término más conocido sobre la labor del ministerio pastoral. El pastor es quien debe guiar al rebaño por medio de su ejemplo y alimentarlo con buenos pastos (predicación), también debe protegerlos de los “lobos” que son los falsos maestros que buscan destruirles con su falsa enseñanza.

El cuarto término tiene que ver la labor evangelistica que tiene el pastor. Pablo le escribió a Timoteo que haga labor de “evangelista” (2 Tim 4:5) por tanto todo pastor debe estar también realizando contantemente labor evangelistica por medio de sus predicación o de las visitaciones que realiza.

Y el quinto término alude a la labor de maestro que tiene el pastor. El pastor es quien debe ser “apto para enseñar” porque gran parte de su tarea proviene de la enseñanza. Debe ayudarle a su grey a amar la palabra de Dios y explicarle de forma clara y sencilla lo que ella significa para sus vidas.

Entonces podemos decir que el pastor debe administrar y guiar a la iglesia, debe ejemplicar un liderazgo de servicio, debe pastorear a las ovejas, debe hacer obra de evangelista y enseñar constantemente la palabra de Dios.

El pastor y los conflictos[3]

Debido a que vivimos en un mundo caído, el pastor va a enfrentar diversos problemas en su vida familiar y eclesial, y el debe estar capacitado para poder enfrentar esos diversos problemas que vayan surgiendo en el camino. La forma  más efectiva de enfrentar los conflictos es que el pastor le enseñe a su congregación cuales son los principios bíblicos que enseñan cómo resolver los conflictos en la iglesia. El principio general que tenemos en las Escrituras respecto a los conflictos se encuentra en Mateo 18: 15-20

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.  Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.  Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”
Estos versos nos muestran un proceso de cómo debe ser tratado en la iglesia. El primer paso para resolver un conflicto entre dos hermanos es que ellos lo conversen en forma privada y busquen llegar a un acuerdo.  Esto quiere decir que ambos deben conversar del problema y procurar que nadie más sepa de la problemática, para evitar rumores sobre el problema. En el caso que ellos no puedan revolverlo ni llegar a un acuerdo, entonces se avanza al siguiente paso. El segundo paso es que si no hay podido llegar a un acuerdo lleva “dos o tres testigos” ¿Por qué? Porque así ellos podrán evaluar con claridad el problema y ver quien tiene la razón respecto al problema que enfrentan. Si se dan cuenta que realmente hay un hermano practicando un pecado y no quiere admitirlo, los testigos deben con mansedumbre mostrarse su pecado y llamarlo a que se arrepienta. Suponiendo que la persona no quiere admitir su pecado, entonces esto será llevado a la iglesia. Fijémonos que en primer lugar se hace todo lo posible porque el problema se resuelva en privado y en segundo lugar se hace todo lo posible porque el hermano reconozca su pecado en privado y sea restaurado. El espíritu de esto es lo Pablo nos dice en otras partes de las Escrituras.
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre” (Gá. 6:1).

“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” (Ef. 5:11).

Pero como este hermano no ha querido resolver este conflicto en privado, entonces debe ser tratado en la asamblea.  El tercer paso es decirlo a la iglesia, la idea es tratar el problema del pecado del hermano en cuestión y los testigos pueden hablar en la asamblea de que se trata el problema. Ahora que toda la congregación sabe acerca del problema, ella en conjunto debe exhortar al hermano a que abandone su pecado. También es recomendable que en este paso el pastor ya está involucrado en este problema tratando de mostrarle con amor que el esta pecando.  En el caso que aquel hermano no quiera reconocer su pecado entonces se avanza al último paso. El cuarto y último paso es “tenerlo por gentil y publicano” ¿Qué significa esto? Significa que aquel hermano debe ser apartado de la membresia de creyentes. El puede tener plena comunión con los demás hermanos porque esta abiertamente viviendo un pecado. Un ejemplo claro de esto lo demos en 1 Cor 5:1-13 donde aquel que está practicando ese pecado es separado de la comunión.  ¿Cuál es el propósito de todo esto? El propósito es que el hermano se arrepienta y sea restaurado en la comunión.
Si los pastores enseñan estos principios generales a la congregación, entonces será mucho mejor para los miembros resolver los conflictos porque sabrán los “pasos” a seguir en caso de cualquier problema. Por otro lado se les encomienda a los pastores a “amonestar” a todo aquel que no cause divisiones o no viva como un cristiano.
“Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Más no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” (2 Tes 3:14-15)

“Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio” (Tito 3:10-11)

“Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene á Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo.  Si alguno viene á vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡bienvenido!” (2 Juan 1:9-10)

El pastor debe estar dispuesto a exhortar a aquellos que estén viviendo de forma pecaminosa, a aquellos que estén causando divisiones y también a aquellos que no perseveran en la doctrina cristiana. El pastor debe estar preparado espiritualmente para cualquier tipo de conflicto, pues “no tenemos lucha contra carne ni sangre” (Efe 6:12)

Bibliografía.

Ascol, T. (Ed.). (2011). Querido Timoteo, Cartas al ministerio pastoral. Carolina del Norte, EE.UU: Editorial: Publicaciones Faro de Gracia.

Baxter R. (1656). El pastor reformado.

Hendriksen, W. (2006). Comentario Bíblico a 1 y 2 Timoteo y Tito. Grand Rapids, EE.UU: Editorial Libros Desafío.

Leeman, J. (2013). La disciplina en la iglesia. España: 9Marks & Editorial Peregrino.

MacArthur, J. (2005). El ministerio pastoral. Barcelona, España: Editorial Clie.

Piper, J. (2010). Hermanos, no somos profesionales. Barcelona, España: Editorial: Clie.

Spurgeon, C. (2006). Discurso a mis estudiantes. El paso, EE.UU: Casa Bautista de Publicaciones, decimosexta edición.

Tripp, P. (2014). El llamamiento peligroso. Carolina del Norte, EE.UU: Editorial Publicaciones Faro de Gracia.








[1] William Hendriksen. Comentario Bíblico a 1 y 2 Timoteo y Tito. Páginas 101-110.
[2] John MacArthur. El ministerio pastoral. Editorial Clie. Año 2005. Páginas 60-61
[3]Jonathan Leeman. La disciplina en la iglesia. Editorial 9 Marcas. 
Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Podcast

Archivo del Blog

Con tecnología de Blogger.

Blog Archive