Pensar el mundo a través de las Escrituras...

viernes, 29 de diciembre de 2017

Entendiendo la teología del pacto Presbiteriana: El sistema teologico

El pacto de redención

La teología del pacto Presbiteriana no es uniforme en todos sus detalles. Por ejemplo no todos están de acuerdo en el término “pacto de redención”. Incluso en la Confesión de Westminster no aparece este término. Sin embargo la mayoría de los teólogos Presbiterianos la admite.

“El pacto de redención es entre el Padre y el Hijo, hecho desde el pasado eterno. En éste “acordaron la redención de la raza humana; el Padre designó al Hijo como mediador, el Segundo Adán, cuya vida se daría por la salvación del mundo; el Hijo aceptó la comisión, prometió que haría la obra encomendada y cumpliría con la justicia obedeciendo la ley de Dios[1]


Loius Berhkof cree en “pacto de redención” y argumenta en su teología sistemática a favor de ella. En el plan de la salvación hubo una acuerdo entre el Padre y el hijo (Efe 1:4; 2 Tes 2:13; 2 Tim 1:9; Stgo 2:5) Cristo habla de promesas hechas al Padre antes de su venida y repetidamente se refiere a una comisión que el había recibido del padre (Jn 5:30; 6:38-40; 17:4-12) Cristo es la cabeza representativa (o federal) del pacto ( Rom 5:12-21; 1 Cor 15:22) Los elementos esenciales de un pacto están en el acuerdo entre el Padre y el hijo (las partes y la promesa Sal 2:7-9) Promesa garantizada (Hechos 13:33; Hebreos 1:5; 5:5) la tarea que el Padre le congio al hijo (Luc 22:29; Jn 6:38; 10:18; 17:4) Dos pasajes del AT relacionan la idea de pacto con el mesías (Sal 89:3; 2 Sam 7.12-14; Hebreos 1.5; Isa 42:6) El mesías habla de Dios como su Dios (Sal 22:1,2; Sal 40:8)

“Hay múltiples Escrituras que enfatizan la naturaleza eterna del plan de salvación (Ef. 1:3-14; 3:11; 2 Ts. 2:13; 2 Ti. 1:9; Stg. 2:5; 1 P. 1:2). Más aún, Cristo se refirió a su venida como una comisión (Jn. 5:30, 43; 6:38-40; 17:4-12). Cristo también se considera el representante de la raza humana, la cabeza del pacto (Ro. 5:12-21; 1 Co. 15:22)[2]

Por tanto la manera de argumentar a favor del “pacto de redención” seria que hubo un acuerdo eterno entre el Padre y el Hijo (Las partes y la promesa Efe 1:3; 2 Tim 1:9; Isa 42:6) Jesús habla seguido este “mandato” (acuerdo Jn 6:38-40; 10:18; 17:4) el seria la cabeza representativa o federal de lo que salvara (Rom 5:12; 1 Cor 15.22)  esto incluía una condición (cumplir la ley Mt 5:17-18; Gal 3:10,13) una pena (2 Cor 5:21) para salvar a sus escogidos.

“Si abrazamos simultáneamente la doctrina de la trinidad y la elección incondicional no está claro cual objeción podría ser levantada en principio a la descripción de este decreto divino en términos de un concepto de un pacto eterno entre las personas de la deidad[3]”  Michael Horton


El pacto de obras

La confesión de Westminster lo describe así[4]:

I. La distancia entre Dios y la criatura es tan grande, que aún cuando las criaturas racionales le deben obediencia como a su Creador, sin embargo, ellas no podrán nunca tener plenitud con El cómo su bienaventuranza o galardón, si no es por alguna condescendencia voluntaria por parte de Dios, habiéndole placido a Este expresarla por medio de su pacto. (1)
1. Job 9:32,33; Salmos 113:5,6; Hechos 17:24,25; Isaías 40:13-17; 1 Samuel 2:25; Salmos 100:2,3; Job 22:2,3; Job 35:7,8; Lucas 17:10.

II. El primer pacto hecho con el hombre fue un pacto de obras, (1) en el que se prometía la vida a Adán, y en éste a su posteridad, (2) bajo la condición de una obediencia personal perfecta. (3)
1. Gálatas 3:12.
2. Romanos 10:5; 5:12-20.
3. Génesis 2:17; Gálatas 3:10.

“Se le llama “pacto de vida” porque refleja la recompensa por la obediencia; además, se le llama “pacto de obras” porque las obras son la condición ligada a la promesa. Se puede definir como sigue: Dios hizo un pacto con Adán como cabeza federal (representante) de la raza humana, en el cual prometía bendecirlo con vida eterna si él obedecía; si desobedecía, sería juzgado con la muerte[5]

Charles Hodge en su comentario de la confesión de Westminster[6] expresa lo siguiente:

El análisis de un pacto da los elementos siguientes:—(a)- Las partes — (b)—la promesa.— (c)—las condiciones; (d)—La pena. Tratando de las partes nuestra Confesión enseña: Que en el primer pacto con la humanidad, Dios trató con Adán como con el representante de todos sus descendientes. Las partes son entonces Dios y Adán, representando este último a la raza humana. El que Adán obraba como representante de la humanidad de tal manera que ésta estaba interesada con él en el mérito o desmérito, en la recompensa o penalidad inherente a su conducta, ya hemos comprobado que es una doctrina tanto de la Escritura como de nuestra Confesión. Hablando de la naturaleza ulterior de este pacto, dicha Confesión enseña: Que la promesa era la de la vida; la condición, la de la perfecta obediencia, y la pena, la de la muerte.

A este pacto se le llama de varios modos según el aspecto bajo el cual se considera. Se le llama "pacto de obras" porque una obediencia perfecta era la condición, distinguiéndola así del pacto de gracia en el que nuestra salvación descansa sobre base diferente. También se le llama "pacto de vida", porque la vida era prometida bajo la condición de obediencia. Se le llama "pacto legal" porque exigía el cumplimiento literal de las demandas de la ley moral como la condición para alcanzar el favor de Dios. Este pacto en su esencia también era un pacto de gracia, porque en él se prometía bondadosamente la vida en la comunión con Dios, como una recompensa concedida bajo la condición de obediencia que justamente debía prestarse aun sin tal promesa. Sin embargo, era un pacto de ley y de obras si atendemos a las demandas y condiciones.

(1) El que la promesa del pacto era la de la vida puede probarse por —(a)—la naturaleza de la pena estipulada en los términos. Si a la desobediencia estaba ligada la muerte, a la obediencia lo estaría la vida—(b)—También se enseña claramente en muchos pasajes de la Biblia. Pablo dice, Rom. 10:5: "Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas viviré por días." Mat. 19:16, 17; Gal. 3:2; Lev. 18:5; Neh. 9:29. Que la vida que se prometía, no era la mera continuación de la existencia, es claro—(a)—Del hecho de que la muerte con la que el hombre fue amenazado no era la mera extinción de la existencia. La muerte intimada era la pérdida de la comunión con Dios. La vida que se ofrecía debía consistir entonces, tanto en la comunión divina como en el mejoramiento y felicidad resultante de ella.— (b)—Del hecho que la. mera existencia no era la única que estaba en riesgo. Era el carácter y no la existencia continuada lo que Dios hizo depender de la obediencia.— (c)—Porque las palabras vida y muerte se usan en la Escritura constantemente para distinguir estados espirituales, opuestos y definidos, que dependen de la relación que sostiene el alma con Dios Juan 5:24; 6:47; Rom. 6:13: 11:15; Efe. 2:1-3; 5:14; Rev. 3:1. (2) El que la condición del pacto era la de la obediencia perfecta, podemos verlo en el hecho de—(a)—que la ley divina no puede exigir nada menos. Todo lo recto por su misma esencia es obligatorio. Santiago dice que "cualquiera que hubiere guardado toda la ley y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todo." Sant. 2:10; Gal. 3:10; Deut. 27:26.— (b)—Puede verse también en el hecho de que la prohibición de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Cosa en sí misma indiferente, fue puesta como prueba de obediencia tan sencilla como absoluta y sin límites. (3) Se dice claramente que la pena estipulada en este pacto era la de la muerte. "Porque el día que de él comieres, morirás", Gen. 2:17. Esta palabra "morirás" se emplea para denotar un estado de existencia o la desunión entre el cuerpo y el alma, porque—(a)—hasta algunos siglos después de que murieron espiritualmente nuestros primeros padres, se verificó en ellos la terminación de la existencia terrena.— (b)—Porque las Escrituras hablan como de un estado de muerte al describir la condición moral y espiritual en que nacen los descendientes de Adán, y de la que son librados los creyentes por Cristo. Rev. 3:1; Efe. 2:1-5; 5:14; Juan 5:24. Esta muerte es la causa del desarrollo del pecado y la miseria, siendo estos últimos el resultado de haberse apartado el hombre de la única fuente de la vida. Invade a toda la persona, cuerpo y alma; y durará por todo el tiempo que la causa exista.

Por tanto aunque la palabra pacto no está en el texto, por los elementos pactuales podemos claramente ver que se trata de un pacto. La cabeza federal o representativa de toda la humanidad de este pacto era Adán (Rom 5:12; 1 Cor 15:22) Primero tenemos las partes que son entre Dios y Adán y la promesa consistía en que si Adán obedecía el pacto de obras entre él y Dios no moriría (Gen 2:16-17). La condición era la obediencia perfecta al mandato dado por Dios (Gal 3:10; Stgo 2:10) la pena si desobedecía era la muerte (“Ciertamente morirás”) debido a que Adán pecó todos morimos en él. En las Escrituras vemos se le llama pacto y  podemos decir que el pacto de obras sigue vigente ya por eso es condenado el ser humano, por no cumplir la ley de Dios (Lv 18.5; Rom 10:5; Gal 3:12)


El pacto de gracia

La confesión de Westminster lo describe así[7]:

III. El hombre, por su caída, se hizo incapaz para la vida que tenía mediante aquel pacto, por lo que agrado a Dios hacer un segundo pacto, (1) llamado comúnmente el Pacto de gracia, según el cual Dios ofrece libremente a los pecadores vida y salvación por Cristo, exigiéndoles la fe en EL para que puedan ser salvos, (2) y prometiendo dar su Espíritu Santo a todos aquellos que ha ordenado para vida, dándoles así voluntad y capacidad para creer.(3)
1. Gálatas 3:21; Romanos 8:3; Romanos 3:20,21; Isaías 42:6; Génesis 3:15.
2. Marcos 16:15,16; Juan 3:16; Romanos 10:6;9; Gálatas 3:11.
3. Ezequiel 36:26,27; Juan 6:44,45.

IV. Este pacto de gracia se propone con frecuencia en las Escrituras con el nombre de un testamento, con referencia a la muerte de Jesucristo el testador, y a la herencia eterna con todas las cosas que a ésta pertenecen y están legadas en este pacto. (1)
1.    Hebreos 9:15-17 y 7:22; Lucas 22:20; 1 Corintios 11:25.

“El pacto de gracia se hizo entre Dios y los elegidos: Él ofrece salvación a los pecadores elegidos en Cristo. (Los teólogos reformados postulan diferentes perspectivas sobre una de las partes del pacto: algunos sugieren que son “los pecadores”, otros que son “los pecadores elegidos en Cristo[8]”)

Charles Hodge en su comentario de la Confesión de Westminster[9] expresa lo siguiente:

“Habiendo Dios determinado salvar a los que había elegido de entre la masa caída de los descendientes de Adán, señaló a su Hijo para que se encarnará en nuestra naturaleza, y como el Cristo o Mediador Dios-Hombre, le consideró como al segundo Adán y como representante de la humanidad redimida y entró en un pacto con él y con su simiente. En este pacto, el Mediador asume para sí, en representación de su simiente elegida, las condiciones rotas del pacto antiguo de obras precisamente como Adán las dejó. Adán faltó a la obediencia y en consecuencia perdió la vida; pecó y por consiguiente cayó bajo la pena interminable de la muerte. Cristo sufrió la pena y así satisfizo, en representación de los elegidos, las demandas del antiguo pacto, y al mismo tiempo prestó una perfecta obediencia vicaria, la cual era la condición bajo la que se prometió originalmente la vida eterna a Adán Todo esto lo hizo Cristo como parte principal en aquel pacto y obrando en representación de su pueblo. Después de esto, en la administración misericordiosa de este pacto, Cristo el Mediador ofrece las bendiciones alcanzadas por él a todos los hombres, bajo la condición de la fe, esto es, él manda a todos los hombres que por la instrumentalidad de la fe alcancen tales bendiciones, y promete que los que así lo hagan, gozarán seguramente de ellas; y él como fiador y medianero de su pueblo asegura en los redimidos la fe y la obediencia para que nunca les falte. La Confesión de Fe en las secciones citadas, enseña que tal pacto es administrado por Cristo para su pueblo. La doctrina de la Escritura que es también la de nuestra Confesión puede sentarse en las proposiciones siguientes: 1ªQue la base de la Redención humana es un pacto o acuerdo personal entre el Padre representando a la Divinidad y el Hijo, quien en la plenitud del tiempo reuniría el elemento humano a su persona, y representaría a todos los elegidos como Mediador y como el que respondería por ellos. Las Escrituras enseñan claramente que el Padre y el Hijo han resuelto de común acuerdo—(a)—quiénes han de ser salvos;— (b)—qué debe hacer Cristo para que lo sean ; — ( c ) cómo debe hacerse la salvación personal; (d)—las bendiciones y ventajas que traerá la salvación; — (c)—y lo tocante a ciertas recompensas oficiales que serían alcanzadas por el Mediador como resultado de su obediencia. (1 ) Las Escrituras dicen que el Padre prometió al Mediador la salvación de su simiente como recompensa de los trabajos de su alma. Isa 53:6-7,10-11; Sal. 39:3-4. (2) Cristo se refiere con frecuencia a la comisión anterior que había recibido de su Padre. Juan 10:18; Luc. 22:29; y pide la recompensa estipulada sobre el cumplimiento de dicha comisión. Juan 17:4, 5. (3) Cristo asegura constantemente como Mediador, que su pueblo y la gloria esperada le serán dadas por su Padre como recompensa. 2 ª La promesa de este pacto era:—(1)—Toda la preparación que Cristo necesitaba para llevar a cabo su obra. Heb. 10:5; Isa. 43:1 7.— (2)—Toda la ayuda necesaria para su obra. Luc. 22;43.— (3)—Una recompensa gloriosa—(a)—en su propia persona "teantrópica" (Dios y hombre) como Mediador. Juan 5:22; Sal. 110:1.— (b)—En poner bajo su mano la administración universal de las gracias y bendiciones del pacto. Mat. 13:18; Juan 1:12; 7:39; 17:2; Act. 2:33—(c)—En la salvación de los elegidos, incluyendo todas las preparaciones de la gracia tanto generales como especiales, como la regereración, justificación, santificación, perseverancia y gloria. Tito 3:5, 6; Jer. 31:33; 32:40; Isa. 35:10; 53:10, 11. 3ª Las condiciones de este pacto eran—(1)—Que Cristo nacería de una mujer y sujeto a la ley. Ga] 4:4,5.— (2)—Que asumiría para sí, y en descargo de los elegidos que representaba, todas las condiciones quebrantadas del pacto de obras y todas las responsabilidades anexa- a él, Mat. 5:17, 18.— (a)—prestando la obediencia perfecta, que era la condición del antiguo pacto. Sal. 40:8; Isa. 42:21; Juan 8: 29; 9:4-5; Mat. 19:17, y—(b)—sufriendo la pena de la muerte que había atraído el quebrantamiento del pacto de obras. Isa. 53; II Cor. 5:21; Gal. 3:13; Efes. 5:2. 4ª Cristo como Rey Medianero, administra a su pueblo los beneficios de su pacto, y por su providencia y Espíritu hace que ellos reciban estas bendiciones conforme a su voluntad. Estos beneficios él los ofrece a todos los hombres en el Evangelio. Él los concede sin otra condición que el recibimiento de ellos. Pero en el caso de los elegidos, él obra fe en ellos, y como su fiador, está empeñado en hacer todo lo que depende de su agencia o se alcanza por su medio. En toda la esfera de nuestra experiencia vemos que cada deber cristiano es una gracia, pues sólo podremos llenar las condiciones de la fe y el arrepentimiento cuando nuestro fiador nos dé la capacidad para ello. Todas las gracias cristianas traen consigo deberes análogos. Digámoslo de una vez: Cristo alcanzó la salvación para nosotros, y nos la aplica; manda que hagamos nuestra salvación, y hace que podamos obedecerle; nos ofrece gracia y vida eterna bajo ciertas condiciones, y nos da tanto las condiciones como la gracia y la vida eterna. Él nos da lo que espera que tengamos. Nos pide lo que al mismo tiempo nos da. Vistos en Dios la fe y el arrepentimiento son dones del Hijo. Vistos en nosotros, son deberes y experiencias de la gracia, los primeros síntomas de la salvación—instrumentos por los que la salvación puede alcanzarse. Vistos en conexión con el pacto de gracia, son elementos de la promesa del Padre al Hijo, conforme a la obra medianera de éste. Vistos con referencia a la salvación, son el índice del principio de ella y las condiciones sino qua non de la conclusión de ésta. Según el modo como administra Cristo su pacto en la actualidad, este, bajo cierto aspecto es análogo a un testamento que se ejecutará cuando muera el testador. Así es que la palabra "testamento" en Heb. 9:16,] 7 representa bien el significado de la voz griega diatheke. Empero Cristo es un Mediador que siempre vive y siempre obra; el mismo ayer, hoy y por siempre, y por esta razón la palabra diatheke cuando se refiere a la administración del pacto, ha sido traducida "pacto" en lugar de "testamento". 2 Cor. 3:6-14; Gal. 3:15: Heb. 7:22; 12:24; 13:20.

Debido a que Adán no pudo cumplir el “pacto de obras”, tampoco su descendencia puede hacerlo (Rom 3:20; 8:3; 8) por lo que Dios ha establecido otro pacto llamado “el pacto de gracia” (Las partes son Dios Padre y Dios hijo)  en cual Cristo es la cabeza federal (Rom 5:12; 1 Cor 15:22) y la promesa de vida eterna es por medio de Cristo (Jn 3:16; 10: 28-29; 1 Juan 2:15; ) ya que el cumplió la condición de guardar la ley de forma perfecta (Mt 5:17-18; Hebreos 4:15; 1 Juan 3:5) y pago la pena de la muerte para darnos vida (2 Cor 5:21; Gal 3:13)


El pacto de gracia y las diversas dispensaciones

La confesión de Westminster lo define así[10].

Este pacto era ministrado de un modo diferente en el tiempo de la ley y en el del Evangelio. (1) Bajo la ley se ministraba por promesas, profecías, sacrificios, la circuncisión, el cordero pascal y otros tipos y ordenanzas entregados al pueblo judío; y todos señalaban al Cristo que había de venir, y (2) eran suficientes y eficaces en aquel tiempo por la operación del Espíritu Santo, para instruir y edificar a los elegidos en fe en el Mesías prometido, (3) por quien tenían plena remisión de pecado y salvación eterna. A este pacto se le llama el Antiguo Testamento. (4)
1. 2 Corintios 3:6-9.
2. Hebreos caps. 8, 9 y 10; Romanos 4:11; Colosenses 2:11,12; 1 Corintios 5:7.
3. 1 Corintios 10:1-4; Hebreos 11:13; Juan 8:56.
4. Gálatas 3:7,8,9,14.

Bajo el Evangelio, cuando Cristo la sustancia fue manifestado, (1) las ordenanzas por las cuales se ministra este pacto son: la predicación de la Palabra, la administración de los sacramentos del Bautismo y de la Cena del Señor; (2) y aún cuando son menos en número y ministradas con más sencillez y menos gloria exterior, sin embargo, en ellas el pacto se muestra a todas las naciones, así a los judíos como a los gentiles, (3) con más plenitud, evidencia y eficacia espiritual, (4) y se le llama el Nuevo Testamento. (5) Con todo, no hay dos pactos de gracia diferentes en sustancia, sino uno y el mismo bajo diversas dispensaciones. (6)
1. Colosenses 2:17.
2. Mateo 28:19,20; 1 Corintios 11:23-25.
3. Mateo 28:19; Efesios 2:15-19.
4. Hebreos 12:22-27; Jeremías 31:33,34.
5. Lucas 22:20.
6. Gálatas 3:14,16; Hechos 15:11; Romanos 3:21,22,23 y 30; Salmos 32:1 con Romanos 4:3,6,16,17,23 y 24; Hebreos 13:8

Charles Hodge en su comentario de la Confesión de Westminster[11] expresa lo siguiente: 

“El pacto administrado en las dos dispensaciones, es bajo todos aspectos el mismo en esencia.— (1)—Cristo era el Salvador de los hombres antes de su venida, y él salvó entonces bajo los mismos principios que lo hace ahora. "El cual fue muerto desde el principio del mundo." Rev. 13:8. "Una propiciación por los pecados pasados."Rom. 3:25. Heb. 9:15 Él fue prometido tanto a Adán como a Abraham como salvador del mundo. Gen. 3:15; 17:7; 22:18. Fue representado simbólicamente y profetizado por medio de tipos, por las diversas ceremonias y especialmente por el sistema de sacrificios en el templo. Col. 2:17; Heb. 10:1-10. Todos los profetas profetizaron de él como de un Salvador. Act. 10:13.— (2)—La fe era la condición para ser salvos bajo el antiguo pacto lo mismo que lo es ahora. Heb. 2:4; Sal 2:12. A los que son llamados en el Nuevo Testamento para que tengan fe en Jesucristo, se les presentan como modelos los creyentes del Antiguo.
Rom. 4. Heb. 11.— (3)—Las mismas promesas de misericordia y gracia espiritual y las bendiciones eternas concedidas en el antiguo son concedidas ahora. Comp. Gen. 17:7 con Mat. 22:32; y Gen. 22:18 con Gal. 3:16; véanse también Isa. 43:25; Sal. 16:51; 73:2426: Eze. 36:27; Job 19:25-27; Dan. 12:2-3. 2ª Bajo la antigua dispensación el pacto de gracia fue administrado con crecimiento progresivo de claridad y plenitud,— (a)—de Adan basta Abraham en la promesa hecha a la mujer, Gen. 3: 15; la institución del sacrificio sangriento y en las apariciones visibles y constantes de Jehová a su pueblo.— (b)—De Abraham hasta Moisés las promesas hechas a Abraham son más definidas, Gen. 17:7, 22:18; la iglesia es separada del mundo por un pacto especial cuyo sello es el sacramento de la circuncisión.— (c)—De Moisés hasta Cristo, el rito simple y primitivo del sacrificio se desenvuelve hasta llegar a ser el laborioso y significativo simbolismo del servicio en el templo; el pacto se enriqueció con promesas nuevas, la iglesia fue separada del mundo por nuevas barreras y sellada con el sacramento adicional de la Pascua. 3ª La dispensación actual es superior a la antigua—(a)—en que la antigua fue administrada por Moisés, que era un siervo; la presente es administrada visible y directamente por Cristo, quien es como hijo en su propia casa. Heb. 3: 5-6.— (b)—La verdad estaba oculta en parte, y en parte revelada en los tipos y símbolos. Ahora se revela bajo la forma de historia clara y de enseñanzas didácticas.— (c)—La antigua dispensación tuvo que ser aumentada grandemente, tanto cuanto podía ser por la encarnación de Cristo como por la misión del Espíritu Santo.— (d)—Aquella dispensación estaba sobrecargada con ceremonias carnales. La presente es espiritual.— (d)—Aquella estaba circunscrita a un pueblo. La presente quitando las barreras de 'as organizaciones nacionales, abarca a toda la tierra.— (f)—Aquel método de administración era preparatorio. El presente es final por lo menos en lo que concierne al orden actual del mundo. Sólo cederá el lugar a la administración eterna que hará el Cordero en los cielos nuevos y en la tierra nueva cuando sean reunidas todas las cosas, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra. Efes. 1:10. Mas de esto poco sabemos por ahora”

La teología del pacto Presbiteriana sostiene que la sustancia (o esencia) del pacto de gracia es siempre la misma y que se administra mediante varias dispensaciones (o a veces se dice “dos dispensaciones: Ley y Evangelio) Por tanto solo cambian los elementos internos pero el pacto de gracia es el mismo.  “[seré] tu Dios, y el de tu descendencia después de ti” (Gn. 17:7; cp. Jer. 31:33; 32:38-40; Ez. 34:23-31; 36:25-28; 37:26-27; 2 Co. 6:16-18; He. 8:10). El pacto de gracia es uno solo, o sea no son dos pactos (antiguo y nuevo) sino un solo y mismo pactos con los escogidos. Por tanto, es a partir de la continuidad de este pacto que se infiere el bautismo de infantes. El bautismo reemplaza a la circuncisión como señal del pacto (Col 2:11,12) Los niños siempre están incluidos en el pacto (Gen 17:7; 103;17-18; 105:6-11; Isa 59:21; Hechos 2:38-39) fueron bautizadas familias enteras (Hechos 16:15,33, 1 Cor 1:16) Es decir que el pacto de Gracia es atemporal y los pactos históricos (Noé, Abraham; Mosaico; Davídico; Nuevo pacto) son solo una administración diferente de este pacto. Por tanto ellos ponen el énfasis en la continuidad de la “sustancia” del pacto de gracia.

Objeciones a la teología del pacto presbiteriana[12]

La primera objeción sobre la teología del pacto presbiteriana es que introdujeron un lenguaje no bíblico en su sistema. Brian Adams escribió un artículo mostrando que la confesión de Westminster bebe de la filosofía de Aristóteles.[13]

“Los paidobautistas reformados introdujeron el concepto de sustancia y accidentes en la discusión de la teología del pacto y terminaron creando un lío de cosas bastante complicadas.
La distinción de sustancia/accidentes se remonta a Aristóteles. Un simple resumen:

Aristóteles hizo una distinción entre las propiedades esenciales y accidentales de una cosa. Por ejemplo, una silla puede estar hecha de madera o de metal, pero esto es accidental a su ser que es una silla: es decir, sigue siendo una silla sin importar el material del cual es hecha. Para poner esto en términos técnicos, un accidente es una propiedad que no tiene conexión necesaria con la esencia de la cosa que se describe.

Para tomar otro ejemplo, todos los solteros son solteros: esta es una propiedad necesaria o esencial de lo que significa ser soltero. Un soltero en particular puede tener el pelo castaño, pero esto sería una propiedad particular para ese individuo, y con respecto a su soltería sería una propiedad accidental”
Esta premisa de “sustancia” y “accidentes” es seguida por los teólogos presbiterianos.

“Ambos pactos son verdaderamente uno, aunque se administran de manera diferente... El pacto hecho con todos los padres está tan lejos de diferir de los nuestros en realidad y sustancia, que es en conjunto uno y el mismo: aunque la administración difiere”. Juan Calvino. La Institucion 2.10.

“Todo esto nos lleva a la conclusión de que la diferencia entre nosotros y los antiguos padres radica en los accidentes, no en la sustancia. En todos los personajes principales del Testamento o del Pacto estamos de acuerdo: las ceremonias y la forma de gobierno, en las que diferenciamos, son meras adiciones”. Juan Calvino  Comentario sobre Gálatas 4:1

“La nomenclatura del antiguo y nuevo pacto, espíritu y pueblo no surgió de la misma esencia (substantia) del pacto sino de ciertas cosas extranjeras y no esenciales (accidentibus) porque la diversidad de los tiempos recomendaba que esto, ahora que se añade de acuerdo a la [diferencia] del pueblo judío. Estas adiciones (accessere) no existían como cosas perpetuas y particularmente necesarias para la salvación, pero surgieron como cosas cambiantes según el tiempo, las personas y las circunstancias. El propio pacto podría continuar fácilmente sin ellos” Henry Bullinger

“Lo que cambia, por lo tanto, en la transición del A.T. al N.T. no es el pacto sino la forma o administración del pacto (2.11.13). Aquí es lo que uno puede describir como lenguaje aristotélico en el uso de la distinción entre sustancia y forma, que era común en la teología de la época de Calvino” J. V. Fesko.

“Cuando Calvino y los teólogos reformados posteriores emplean el lenguaje de la “sustancia” y “forma” o “accidentes” para referirse a las distintas administraciones de un pacto de gracia a través de la historia, están empleando una distinción de categoría tradicional de la filosofía de Aristóteles. “Sustancia” se refiere a “lo que hace algo lo que es”, “accidentes” se refiere a lo que pertenece “contingentemente” a algo” Cornelius Venema.

La segunda objeción a la teología del pacto presbiteriano es que ellos no pueden explicar la naturaleza federal que los niños no regenerados tienen en el pacto de gracia. Así los plantean autores Bautistas.

“Y así se levantan preguntas como: ¿Cuál es la naturaleza de la unión federal de personas no regeneradas, como se supone que son los hijos, con Jesucristo? ¿Cuál es la naturaleza de aquella unión federal con Jesucristo?  Se terminan mezclando las membresías que se excluyen mutuamente por medio de las cabezas federales excluyentes de Adán y de Cristo; así que, si una persona es no-regenerada en la administración del pacto de gracia tal persona está bajo la cabeza federal de Adán, porque ellos están bajo su maldición, la maldición del pecado pero, sin embargo, los tales están bajo el pacto de gracia, entonces ellos, de alguna manera, deben estar bajo la cabeza federal de Cristo, porque si no están bajo Su cabeza federal, ellos no tienen lugar dentro de Su pacto.  Entonces la pregunta se convierte en: ¿cómo ellos pueden estar envueltos bajo el pacto de obras y bajo el pacto de gracia al mismo tiempo? Y si ellos tienen una “unión federal no-regenerada” con Jesucristo, ¿cuál es la naturaleza de esa unión federal? Cuando la Escritura dice en Romanos 8:9 “pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él.” Y así, la pregunta permanece sin respuesta ¿cuál es la unión federal de una persona no-regenerada en el pacto de gracia con Jesucristo? Y la otra pregunta: ¿Permanecen ellos bajo la cabeza federal de Adán a pesar de estar bajo el pacto de gracia? Lo que significa permanecer bajo el pacto de obras y bajo el pacto de gracia al mismo tiempo. Nosotros podríamos afirmar que no se puede[14]

La tercera objeción a la teología del pacto es que ellos al afirmar que el pacto de gracia es siempre el mismo (en sustancia) y dos administraciones (Aristotélica) terminan perdiendo lo que las Escrituras nos dice sobre los pactos. Por ejemplo ellos afirman el pacto de Moisés (Abrahamico) es un pacto de gracia, cuando la Escrituras hacen claramente habla de dos pactos (Jer 31:31; 1 Cor 11:25; 2 Cor 3:6; Gal 4:24) y hace un contraste entre ambos (Hebreos 8:7-10)

La cuarta objeción es que la teología del pacto Presbiteriana y el dispensacionalismo cometen el mismo error tomando la promesa Abrahamico como norma para interpretarlo lo demás. Por ejemplo el dispensacionalismo dice que es una promesa para el Israel físico y debe cumplirse para Israel físico. La teología del pacto Presbiteriana toman el principio de la descendencia física del pacto abrahamico y lo aplican al nuevo pacto con la descendencia (Hechos 2:39; Col 2:11-12) Pero se olvidan que la escritura habla de la “circuncisión del corazón” (Dt 10:14-16; 30:6; Jer 4:4; Rom 2:25-28; 1 Cor 7:19; Gal 5:6) Por lo que caen en un literalismo similar a los dispensacionalistas.

La quinta es objeción es que la teología del pacto presbiteriana con su dogma “Un pacto de gracia y varias dispensaciones” (o dos) no es fiel a la “revelación progresiva de las Escrituras” (Hebreos 1:1-2) Ellos no ven que los pactos del antiguo testamento son prometidos (Efesios 2:12). Después de la caída del pacto de Obras Dios hace la primera promesa del pacto de gracia y este pacto revela que habrá alguien que aplastará la cabeza de la serpiente (Gen 3:15) Luego Dios hace un pacto con Noé (Gen 9:9) con Abraham (Gen 17:2) con David (2 Sam 23:5) Nuevo pacto (Jer 31:31) El nuevo pacto cumplido en Cristo (Mt 26:28; Mc 14:24; Luc 22:20; 1 Cor 11:25; 2 Cor 3:6) 

En el Antiguo pacto hay incrédulos y creyentes (La iniciación física (circuición) tenían la ley en tablas de piedras y se podía invalidaron el pacto con la desobediencia quiere decir que se podría quebrantar; Reino físico; tierra temporal) en el nuevo pacto (En el nuevo la iniciación era espiritual (circuncisión espiritual) La ley estaba escrita en el corazón, y el nuevo pacto no se podía quebrantar: Reino espiritual; tierra eterna)” Josef Urban.




[1] Paul Enns. Compendio de Teología Portavoz. Pagina. 466.
[2] Paul Enns. Compendio de teología Portavoz. Página 466.
[3] https://www.youtube.com/watch?v=unkcTMB3-Ak&t=2s
[4] http://www.iglesiareformada.com/Confesion_Westminster.html#anchor_21
[5] Paul Enns. Compendio de teología portavoz. Página 465.
[6] Charles Hodge. Comentario de la Confesión de Westminster. Páginas 112- 113.
[7] http://www.iglesiareformada.com/Confesion_Westminster.html#anchor_21
[8] Paul Enss. Compendio de teología Portavoz. Página 466.
[9] Charles Hodge. Comentario de la Confesión de Westminster. Páginas 114-117
[10] http://www.iglesiareformada.com/Confesion_Westminster.html#anchor_21
[11] Charles Hodge. Comentario a la Confesión de Westminster. Páginas 118—119.
[12] https://federalismo1689esp.wordpress.com/2016/12/26/federalismo-1689-vs-federalismo-westminster-pdf/
[13] https://federalismo1689esp.wordpress.com/2017/09/25/sustanciaaccidentes-sustanciasombras/
[14] https://www.youtube.com/watch?v=fHoxA4zDcs0 
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